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CAPÍTULO VI = LA TREGUA

Arthur Bramson esperó a Ginny Taylor afuera de las oficinas del departamento de policía de la ciudad. Se entrevistarían con el Detective Liam Cooper, encargado del caso de desapariciones dentro de la clínica de Sandra Stainer. Ginny llegó del brazo de su prometido y ambos saludaron al señor Bramson, quién los recibió con una enorme sonrisa.

-Perdón por el retraso, Arthur – Dijo Ginny – Estoy muy nerviosa y esperé un poco hasta tranquilizarme.

-Está bien, Ginny – Comentó Arthur sujetándola de las manos – El detective Cooper nos está esperando.

Ginny se alejó de ahí, mientras que su prometido esperaba sentado afuera de la estación. La chica caminó del brazo del señor Bramson y juntos entraron en la oficina de Liam, quién los esperaba sentado en su escritorio, junto con otro par de agentes.

-¡Bienvenidos! – Exclamó al verlos entrar – Tomen asiento, por favor.

Ginny titubeó un poco, Arthur la miró y asintió, tratando de que la chica se tranquilizara. Cooper notó el miedo en los ojos de la joven y le pidió a sus compañeros que abandonaran la habitación, para que la joven se sintiera menos presionada.

-Lo siento – Murmuró Ginny – Aún me da pavor estar entre la gente, aunque lo he estado llevando poco a poco.

-No se preocupe, señorita Taylor – Dijo Liam – Ellos estarán al tanto de su declaración, junto con nuestra fiscal. Tome asiento y comience a hablar cuando lo considere prudente.

Ginny asintió y se sentó, colocando las manos en su regazo, guardó silencio por unos instantes y miró a los ojos a Arthur Bramson, quién de nuevo la alentó a hablar. Ella se mojó los labios con la lengua y comenzó con su declaración.

-La Doctora Sandra Steiner es un monstruo – Dijo de golpe – Ella no es lo que aparenta, creo que es capaz de destruir al mismísimo demonio si se lo propone. Es cruel, no tiene sentimientos y disfruta haciendo sufrir a los otros. Estar en su supuesta clínica de rehabilitación arrebata la cordura; si no estás loco, ella logra llevarte hasta el límite.

-Lo comprendo – Comentó el Detective – Pero Ginny, háblame de las chicas desaparecidas.

-En realidad yo conocí sólo a una – Respondió la chica – Se llamaba Monica Estevez y padecía anorexia. La doctora Steiner la obligaba a comer, en lugar de ayudarla a salir de su problema, la torturaba como ella sabe hacerlo, de manera verbal, con insultos horribles, gritos y a veces, golpes. Cuando nosotras nos "portábamos mal", por decirlo así; nos castigaba sin comer por varios días – Murmuró Ginny – Pero a Monica la obligaba a comer montones de comida e incluso llegó a golpearla si no comía. Monica empeoraba cada día. Ella era muy tímida, y un día me dijo que no lo soportaba, que estaba harta, cansada de la doctora; trató de comunicarse con su familia, pero Steiner se lo impidió. A los dos días la encontraron muerta, se ahorcó con su sostén en el jardín de la clínica. La doctora nos obligó a guardar silencio, amenazándonos y les dijo a sus padres que Monica había huido. No sé qué sucedió con su cuerpo, pero parece que lo ocultó en el jardín, detrás de la fuente. La enfermera López es su cómplice, ella la cubre y obedece como un perro guardián – Finalizó Ginny.

Cooper tenía el bolígrafo entre sus dedos, lo hacía girar y girar, escuchando atentamente las palabras de la chica. Sandra Steiner era una asesina, una psicópata, estaba muy mal de la cabeza. No debían permitir que esa clínica siguiera en funcionamiento. Debían buscar esos restos. Con la declaración de la joven podían conseguir una orden para catear la clínica y arrestar a esas mujeres. El detective se inclinó, apoyando sus brazos en el escritorio.

-¿Sabes algo más sobre las otras desapariciones? – Preguntó Liam – Rumores de las demás compañeras.

-Hablaban mucho de un par de casos – Dijo Ginny – Sobre Anne Jones y Melissa Sanders; decían que Sandra las había encerrado en una de las habitaciones del pasillo cuatro y que supuestamente las había olvidado ahí. Las chicas estaban muertas cuando las sacaron. Yo la verdad no sé qué tan cierto sea eso – Comentó encogiéndose de hombros.

-No te preocupes, Ginny – Exclamó el Detective – Tarde o temprano la verdad saldrá a la luz y si esos casos son ciertos, nos encargaremos de averiguarlo. Ahora dime, ¿qué es lo que sabes respecto a Lyna Bramson?

Ginny tragó grueso y se tensó, miró a Arthur, quién le dedicó una sonrisa. En realidad, Arthur sólo estaba con ella como apoyo, pues Cooper deseaba entablar la conversación con la chica. Pasó su vista hasta llegar al detective y bajó la mirada.

-Yo me fui antes de que Lyna desapareciera – Respondió después de un rato de silencio – Pero Sandra la trataba muy mal, ya que Lyna se negaba a obedecerla y someterse a su voluntad. Ella fue secuestrada por un tipo ruso, según sé – Dijo la chica – No habló mucho al respecto, sólo sé que Lyna estaba enamorada de un chico llamado James Barnes y que esperaba salir pronto de la clínica para reunirse con él. He hablado con ella y parece que está con James; ¿en dónde? ¡No lo sé! Sólo sé que está feliz. La última vez que hablamos, me comentó que tenía la sospecha de estar embarazada – Murmuró y miró a Arthur – Perdón si no te lo dije antes, Arthur, pero no lo recordaba.

-¿Entonces crees que voy a ser abuelo? – Preguntó el señor Bramson con emoción.

-Es casi seguro, Arthur – Sonrió Ginny – En realidad me alegro mucho de que Lyna haya escapado de ese infierno y ahora se encuentre con James.

-Entonces, doctor Bramson – Intervino Liam Cooper – Lo de su hija Lyna...

-Lo arreglaré yo por mi cuenta – Comentó el Doctor – Creo que ese asunto es algo más personal, por ahora, me gustaría que se concentrara en lo que la señorita Taylor acaba de confesar.

-Eso haré, doctor – Dijo el detective Cooper – Gracias a lo que Ginny acaba de decirme, es seguro que nuestra fiscal consiga rápidamente una orden para entrar en la clínica y revisar el sitio del que la chica nos habló. También conseguiremos una orden de arresto contra López, Hart y Steiner.

-¡La enfermera Hart es inocente! – Gritó Ginny rápidamente – Ella.... – Guardó silencio – Ella era buena, nos ayudaba, nos daba consejos y trataba de hacer nuestra estancia más llevadera – Dijo la joven – A ella no le hagan nada, ¡por favor! – Suplicó juntando sus manos y mirando al detective.

-Ella ocultó esos horrores – Respondió el hombre – Se mantuvo silenciosa y eso la convierte en cómplice – Dijo Cooper – Pero si coopera, quizá su condena sea menor.

Ginny asintió y volvió su rostro hacia Arthur Bramson para mirarlo y sonreír. El padre de Lyna también sonrió satisfecho, ¡por fin se iba a hacer justicia! Y esa horrible mujer recibiría su bien merecido castigo. Ambos se despidieron del detective y le agradecieron por todo mientras abandonaban el departamento de policía.

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Zemo golpeó con fuerza la pared y maldijo entre dientes. El jodido de Rumlow lo había traicionado, ¡pero era de esperarse! No se había fiado de él, sólo lo había puesto a prueba, conocía su relación con la Agente Sharon Carter y estaba seguro que ambos correrían a ayudar a sus amigos en apuros. Zemo conocía mucho de esa gente, los había estado estudiando, vigilando e investigando hasta llenarse de ellos, respirar y vivir sólo por su deseo de venganza. Pero acababa de dar con su escondite y pronto les haría una visita; quizá solo a la mujer, a esa mujer que había conquistado al Soldado del Invierno. Teniéndola a ella, lograría que él accediera a todas sus peticiones e hiciera lo que a él se le viniera en gana. Como matar a Tony Stark, por ejemplo, ya que ese era su deseo más grande.

El hombre regresó al auto y sujetó el volante con fuerza, ¡necesitaba llevarles ventaja! ¿Pero cómo dar con esa base? Había estudiado montones de viejos archivos de HYDRA, pero en ninguno se hablaba de ese lugar. Tenía que volver a revisarlos a conciencia, punto por punto, ¡seguramente había pasado algo por alto! Si lograba dar con la ubicación, ahí podría tenderles una trampa. Sonrió satisfecho y se ajustó las gafas para echar andar el auto y desaparecer antes de que alguien reparara en su presencia.

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James corría intentando alcanzar a Lyna, la chica gritaba y lo llamaba pidiendo que la ayudara. Dos Soldados la custodiaban, mientras que los otros tres le cerraban el paso, ellos no le permitirían que la salvara. Volvió a escuchar el llanto de la joven y se lanzó contra esos tres Soldados del Invierno para tratar de abrirse paso entre ellos; le fue imposible, eran muy fuertes y lo único que consiguió fue que lo lastimaran severamente. Se levantó tambaleante y cubierto de sangre. James respiraba con dificultad y apretó los puños, lanzó golpes, pero no ocurrió nada, ellos se había esfumado, incluso Lyna no estaba ahí y él se encontraba solo.

-¿Lyna? – Preguntó llamando a su chica – Nena, ¿dónde estás?

No hubo respuesta, sólo escuchó el sonido de un auto estrellándose y frente a él aparecieron los rostros de los padres de Stark, mientras que Tony lo señalaba, llamándolo asesino. Bucky gritó y de pronto sintió una mano suave y cálida sobre su piel. Se incorporó y su puño izquierdo quedó a escasos centímetros del rostro de Lyna. La chica también había gritado y lo miraba con los ojos llenos de terror.

-¡Oh, mierda! – Murmuró James - ¡No de nuevo! – Exclamó bajando su mano y tratando de tranquilizarse - ¡Mi amor, lo siento, yo...!

No terminó su frase, pues Lyna retrocedió instintivamente y él suspiró: - Lo siento – Repitió bajando la mirada – Tuve una pesadilla, fue muy extraño. Aunque sé que no debí reaccionar así. Pero estos sucesos me han puesto a la defensiva, descontrolándome.

Lyna lo miró de nuevo, el rostro de James reflejaba angustia y miedo. Ella también estaba sintiendo miedo. Esa noche James había estado muy intranquilo, diciendo incoherencias o frases que ella no lograba a entender. Se movía demasiado sobre la cama y lanzaba patadas y golpes al aire. La chica se acercó a él y lo tomó entre sus brazos para consolarlo, ¡hubiera deseado que sólo se tratara de una pesadilla! Desgraciadamente, esa era su realidad y debían vivir con ello, siendo perseguidos.

-¡Esto es terrible! - gimió la mujer - ¿Hasta cuándo viviremos así? Huyendo siempre y escondiéndonos de todo para que no puedan hacernos daño.

-¡No lo sé! – respondió James – Quizá hasta que yo muera y deje de ser una amenaza para todos. Cuando yo desaparezca podrás vivir tranquila y sin la zozobra de sentirte perseguida o estar ocultándote de todos.

Lyna cerró los ojos y se acurrucó en el pecho de James. ¡Lo amaba! Y si tenía que seguir huyendo y ocultándose lo haría. Pero no podía hacerse a la idea de que Bucky ya no estuviera a su lado.

-Tú no eres ninguna amenaza, tú eres bueno. ¡Lo siento, no debí haber dicho esas cosas! – dijo Lyna ocultando su rostro en el pecho del soldado – Has sabido controlarte y... - pero fue interrumpida por James.

-Hasta ahora, pero Zemo intentará someterme y no quiero pensar en lo que pueda suceder si eso pasa. Si yo caigo en sus manos volveré a convertirme en un arma, en un títere y ya no tendré razón de mí, sólo obedeceré sus órdenes. – exclamó James besando la frente de Lyna.

-Pero eso no va a pasar, no lo vamos a permitir. – dijo Lyna – Vamos a ser fuertes los dos, por nuestro hijo – Murmuró colocando sus manos sobre su vientre - Nadie va a someterte, ni a torturarte, ¡ya no! Nadie te obligará a hacer algo que no quieras. ¡Ya no serás el Soldado del Invierno!

James no dijo nada, acarició los cabellos de Lyna y la abrazó. Intentaría mantenerse fuerte por él, para que así su familia pudiera ser feliz y tener paz. Zemo no lo iba a usar, ¡no está vez! Lyna tenía razón, nadie iba a arrebatarle su voluntad.

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Rumlow se encontraba sentado en la sala junto al Capitán América y el Agente Barton, quienes jugaban ajedrez. Su móvil sonó e inmediatamente atendió a la llamada, pues se trataba de la Agente Sharon Carter.

-¿Qué sucede, muñeca? – dijo Brock y esbozó una sonrisa.

-Deja de llamarme así, Rumlow. – respondió Sharon – Hay algo que debes saber, ¿están los chicos contigo?

-Sólo Barton y tu novio Rogers – río Crossbones – Los esposos seguramente están "descansando".

-Hace unos minutos hablé con Tony Stark – dijo la rubia – Parece que ha entendido las cosas y desea unirse a nosotros. Me acompañará a tu casa, ya que tiene intenciones de hacer las paces.

-¿Qué? - gritó Rumlow - ¿Qué Stark qué? – preguntó levantándose de un salto, mientras Barton y el Capitán lo miraban sorprendidos – No es cierto, me estás mintiendo. ¿Es una broma, verdad?

-No, no es una broma y estamos a punto de llegar a tu casa. – exclamó la Agente – Así que pon a todos sobre aviso, especialmente a Bucky. ¡No debe llevarse sorpresas desagradables!

Rumlow sonrió de medio lado y terminó la llamada. Steve y Clint lo observaban con detenimiento esperando a que les dijera algo. En eso momento aparecieron en la sala Lyna y James, así que Brock aprovechó para darles a conocer la noticia.

-Acabo de recibir una llamada de Sharon y me alegra que todos estén aquí. – dijo el hombre – Tengo noticias no muy agradables, especialmente para ti Sargento Barnes.

-¿Qué te dijo Sharon, Brock? – preguntó Steve Rogers poniéndose de pie – Mencionaste a Stark mientras hablabas con ella.

-Sharon me dijo que había hablado con Stark – respondió Rumlow – Ellos vienen para acá, Tony quiere hacer una tregua. Según Sharon, parece que Stark ha entendido las cosas.

-No lo sé Rick, parece falso – murmuró Barton mirando a James - ¿O tú qué opinas Buck?

-No tengo idea, esto me acaba de caer como balde de agua helada. – dijo el Sargento – Pero vamos a esperar a Stark, no hay que bajar la guardia pues de él se puede esperar todo.

-Concuerdo con Buck – Dijo Steve frotándose la frente – No sé qué pensar respecto a todo esto. Ojalá Tony haya recapacitado – Comentó el Capitán y se dejó caer sobre el sillón – Mientras lo averiguamos, mantengamos los ojos bien abiertos.

Lyna miró a Bucky, el hombre estaba pálido y sujetaba su mano con fuerza. La chica le dedicó una sonrisa y paseó la mano por su pecho para tratar de tranquilizarlo. Él sintió sus caricias y la miró también, dedicándole una media sonrisa. La puerta sonó y Lyna también se puso tensa. No quería que hubiera otra pelea, ni discusiones ni nada que alterara la paz del momento. Tomó a Bucky del brazo y lo llevó hasta el sillón, obligándolo a que se sentara. Steve los imitó y Barton hizo otro tanto, pero colocó su arco sobre sus piernas.

-¡Baja las armas! – Le ordenó Lyna – Tony viene en son de paz.

El agente rodó los ojos y ocultó su armamento bajo el sillón de la sala. Steve asintió y esperó a que quién quiera que fuera entrara en la casa. Escuchaba a Rumlow hablar en el recibidor; pudo distinguir la voz de Sharon y ¡la de Stark! Era imposible no tensarse, ni sentir cómo todos se ponían a la defensiva.

-¡Qué sorpresa, señor Stark! – Exclamó Brock – Bienvenido a mi humilde hogar – Dijo mientras le extendía la mano.

Tony estrechó su mano y observó la estancia. Era un sitio muy sobrio y elegante; demasiado ostentoso para Brock Rumlow, sin embargo, no pudo ver a nadie más por ahí aunque trato de buscarlos a todos con la mirada. Sonrió a medias y preguntó: - ¿Dónde están los demás, Rumlow?

-En la sala – Comentó – Te están esperando, Stark. Los acabo de poner sobre aviso.

-¿Y cómo reaccionaron? – Preguntó Sharon.

-Todo bien, Agente Carter – Respondió guiñando un ojo – Pasemos a la sala para hablar, ¿de acuerdo?

Sharon y Stark asintieron, mientras seguían a Brock hasta la sala dónde se encontraba el resto del equipo, quienes al verlos entrar se pusieron de pie, a excepción de James, él permaneció sentado, pero los observaba. Tony miró a cada uno, hasta detenerse en James, lo miró con desagrado y resentimiento, mientras que apretaba los puños, conteniéndose a duras penas. Buck también lo contempló, sosteniéndole la mirada y desafiándolo por medio de ella.

-¡Hola! – Sonrió Sharon intentando bajar la tensión del ambiente - ¿Cómo se encuentran?

Nadie respondió, el silencio se estaba tornando incómodo. Si no cambiaban esa actitud, nunca llegarían a nada. Brock les hizo una seña, pidiéndoles que se sentaran para poder hablar, llamó a su mayordomo y pidió bebidas para todos. Él también se acomodó en un sillón y cruzó la pierna mientras se recargaba en el respaldo.

¿Y bien? – Preguntó tratando de sonar casual y dirigiéndose a Tony – Sharon me dijo que habías hablado con ella.

-Así es – Comentó Tony - Me habló sobre la amenaza de los Soldados del Invierno y me dijo que tan peligrosos podrían llegar a ser si el tal Zemo logra controlarlos.

-Nunca podrá controlarlos – Exclamó Bucky – No tienen control, no obedecen órdenes. Fue casi imposible someterlos y encerrarlos.

-¿Así que lo que planea ese loco está fuera de su alcance? – Preguntó Stark mirándolo directamente - ¿Cómo fue que HYDRA lograron crear semejantes máquinas de matar? – Continuó interrogándolo.

Bucky apretó los puños y cerró los ojos antes de continuar hablando: - En 1991, HYDRA supo que Howard Stark había creado un Suero del Súper Soldado desarrollado originalmente por Abraham Erskine – Murmuró Buck – Ellos lo deseaban, para crear su propio ejército. A mí se me ordenó recuperar el suero y matar a los Stark. Había un traidor dentro del círculo en el que Howard se movía y en el gobierno también. Él se encargó de dar detalles de su ubicación y yo bueno... ¡ya saben el resto! El suero se aplicó en cinco personas, obteniendo resultados impresionantes, pero poco satisfactorios debido a lo difícil que era controlarlos, así que fueron confinados en Siberia – Murmuró apretando los labios.

Tony lo escuchaba con atención, tenía los ojos entrecerrados, analizando la situación. Reflexionó durante un instante sobre la actitud de James y de cómo se aferraba a Lyna, buscando tranquilidad y apoyo en ella.

-¿Y sabes en dónde está esa base? – Dijo Tony - ¿Podremos destruirlos antes de que Zemo se nos adelante?

-Claro, yo conozco perfectamente esa zona. He estado recuperando mis recuerdos y podré llevarlos hasta allá – Respondió Bucky - ¿Te vas a unir? – Le preguntó.

-Por supuesto – Exclamó Stark – Y me encargaré de que Thor y Hulk también lo hagan. El equipo debe regresar a ser lo de antes, ¿no lo creen? – Dijo mientras miraba a Steve y a Barton.

-Me alegra que no haya resentimientos, Tony – Murmuró Steve.

-Porque no los hay, ¿verdad? – Intervino Barton – Espero que no trames nada en contra de James, Tony.

-¡Por supuesto que no! – Se quejó Stark – He estado pensando las cosas y no es conveniente estar en pleito eterno por algo que ya pasó y que ya no tiene solución. Mis padres están muertos y ya no volverán a la vida. Las cosas sucedieron por algo, así que lo que realmente importa ahora es mantener la paz y trabajar en equipo, como siempre lo hemos hecho.

-¿Entonces es una tregua? – Preguntó Bucky poniéndose de pie.

-Así es – Murmuró Stark imitándolo y extendiendo su mano - ¡Bienvenido a los Vengadores, Sargento Barnes! – Dijo Tony con efusividad mientras estrechaba la mano de James Barnes.

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Holy Crap! Esto se puso interesante, ¿no lo creen? Se vienen cosas bastante intensas; por ejemplo con Sandra Stainer... Zemo ya sabe que fue traicionado y seguramente va a enterarse de algo que había pasado por alto. Hay mucho aún por descubrir a lo largo de esta tercera temporada. Espero sus comentarios. Gracias por todo.

#MaryCruz

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