CAPÍTULO TRES: ATRAPADOS SEGUNDA PARTE
Tony se encontraba inmerso en la construcción de su nueva armadura, necesitaba trabajar, tenía tanto en mente y poco tiempo para hacerlo. Además de su trabajo como líder en Industrias Stark, estaba su compromiso con los Vengadores. La voz de JARVIS parecía escucharse lejana para Stark, que no se detenía a escuchar nada que no fueran sus propios pensamientos. Se incorporó para descansar su espalda y fue en ese momento que escuchó con claridad la voz de su asistente.
-¡Señor Stark! – Dijo JARVIS - ¿Acaso no me escucha? Desde hace cinco minutos estoy diciendo que el señor Bramson está en la línea del teléfono. Que es urgente.
-¡Pásame la llamada, por favor! – Exclamó inmediatamente y JARVIS obedeció.
-¡Tony! – Dijo la voz nerviosa de Arthur Bramson – Lyna está en peligro, ¡tienes que ayudarme, por favor!
-¡Tranquilo, Arthur! – Respondió Stark con preocupación - ¿Qué sucede? No comprendo.
-¡Mi niña fue secuestrada por gente de HYDRA! – Exclamó el hombre - Ekaterina Záitseva está detrás de todo esto.
-¿La loca? – Preguntó el ingeniero – Se suponía estaba exiliada en la Siberia Rusa, ¡no me digas que falló la misión!
-¡Sí! – Gritó el hombre - ¡Han asesinado a todos!
La sangre de Tony se heló y en su rostro se reflejó la preocupación, ¿acaso SHIELD no había estado pendiente de la situación? ¿Cómo era posible que esa misión que se había planeado a la perfección hubiera fallado? Él se los había advertido, ¡no debían mandar civiles a ese lugar! Pero el gobierno no había aprobado su propuesta de enviar a los Vengadores como parte de la seguridad del convoy.
-¡Esto es muy grave, Arthur! – Exclamó Iron Man - ¿Estás seguro? ¿No es una trampa? ¿Qué es lo que quiere la Doctora Záitseva? – Preguntó lanzando las interrogantes en una sola emisión de voz.
-Ekaterina quiere la horrible mutación que hizo del virus de la gripe – Suspiró Arthur – Quería usarla como arma bacteriológica, ¡pero se lo impedimos! Fue despedida y exiliada, mantenida bajo estricta vigilancia, pero escapó y se unió a HYDRA. Hemos estado detrás de ella...
-¡Y nadie nos dijo nada! – Lo interrumpió Tony con molestia – Yo me negué a enviar a esa gente, ¡se los advertimos y SHIELD hizo caso omiso de nuestras palabras!
-Quizá cometimos un error – Comentó Arthur – Pero las consecuencias han sido más graves de lo que esperaba. Mi hija está en peligro, se encuentra en manos de esa gente y del Soldado del Invierno.
-¿El Soldado del Invierno? – Preguntó Stark con sorpresa – Esto no va a gustarle nada a Steve, él lo ha estado buscando desde la última vez que lo vio y se enfrentó a muerte con él. – Dijo pensativo - ¡Reúnete con nosotros en la torre y ahí hablaremos! Hazlo cuanto antes.
Tony terminó la llamada e inmediatamente pidió a JARVIS que convocara a los Vengadores a una reunión de suma importancia. No debían dejar que la Doctora Záitseva se saliera con la suya y mucho menos que le hiciera daño a Lyna, esa jovencita risueña y carismática a la que Stark le tenía un cariño profundo.
**********
Steve Rogers y el Doctor Banner entraron en la sala donde Stark y el resto del equipo los estaban esperando. Junto a ellos se encontraba un hombre mayor que al parecer se encontraba desesperado. Steve se sentó en la silla que Tony le indicó y cuando todos tomaron sus lugares y se guardó silencio, hizo la primera pregunta.
-¿A qué se debe esta reunión, Tony? – preguntó Steve con interés, pues había tenido que botar una misión muy importante en la Sierra Leona.
-Se trata de tu amigo, James Buchanan Barnes. – exclamó Tony – O mejor dicho, ¡el Soldado del Invierno!
-¿Qué es lo que pasa con Buck? – exclamó Steve bastante sorprendido, pues desde hacía varios meses se encontraba en busca de James - ¿Se encuentra bien?
-¡De maravilla! Está pasando unas súper vacaciones en el desierto siberiano, secuestrando chicas lindas y matando inocentes voluntarios dispuestos a ayudar a la gente de Tungur. – respondió Stark con mucho sarcasmo.
-¿Cómo? – preguntó Bruce – Espera, ¿estás diciendo que la misión de salvamento se vino abajo?
-¿Qué no se suponía que ese convoy iba custodiado por SHIELD y el ejército ruso? – exclamó el agente Barton.
-Se suponía – respondió Tony – Pero todos sabemos la forma en la que la gente de HYDRA se mueve y supongo que entre ese grupo de personas se encontraba un traidor, quién dio la ubicación exacta. – dijo Stark – Pero eso no es lo que importa ahora – exclamó el millonario pasando su mano por el cabello.
-Y según tú – Intervino Thor - ¿Qué es lo importante ahora?
-Que todos están muertos – Dijo Tony – Fueron asesinados, mientras que Lyna, hija de Arthur Bramson, líder de la OMS – Añadió señalando al anciano – Fue secuestrada por el amigo de Steve.
-¡Eso no puede ser cierto! – Dijo Steve bastante alterado.
-¡Es verdad! – Exclamó Arthur Bramson hablando por primera vez - La misma Ekaterina Záitseva me lo confirmó.
-¿Y ella quién es? – Preguntó Thor.
- Záitseva es una doctora Rusa, genio de la biotecnología e investigadora de la OMS. Ella se encargaba de estudiar y mantener a raya los virus nuevos que se descubrían. – Intervino Bruce Banner – Era una mujer muy talentosa, ¡todos tenían confianza en ella! Hasta que se obsesionó al descubrir una mutación del virus de la gripe, la cual mata en cuestión de segundos. Lo estudió, lo modificó hasta crear un nuevo virus el EZ262 – Exclamó con una sonrisa amarga – Se volvió loca ante tal descubrimiento, que llegó a llamarlo "mi tesoro" y así se refería a él.
-¡Una lunática cualquiera! – Comentó Barton – Enferma de poder que se le botó la canica al tener esa arma de destrucción entre sus manos. La recuerdo bien, fui uno de sus custodios, cuando la trasladamos a Siberia. Gritaba, gritaba y gritaba, imploraba por su tesoro, ¡quería tener en sus manos a su tesoro!
-Pero escapó, o alguien le ayudo a escapar – Dijo Arthur Bramson – Se unió a HYDRA y experimenta con humanos. Ha acabado con pueblos enteros en Siberia, ¡no ha habido modo de detenerla!
-Y ellos encontraron a Bucky y lo están usando, como utilizan a esas pobres personas indefensas – Dijo Steve levantándose de su asiento - ¿Qué esperamos? ¡Vamos por ellos!
-No tan rápido, solado – Exclamó Bruce – Ekaterina no es tan tonta, puede estar loca, pero estúpida no es. Necesitamos trajes especiales, ¡ella sabe de virus! Y ataca con virus.
-¡Tu amigo el grandote no los necesita y Thor tampoco! – Exclamó Stark – Ellos son inmunes, pero nosotros sí, tiene razón Bruce – Comentó el genio – Debo trabajar en esos trajes especiales para todos, ¡dame una semana y los tendré listos!
-¡Pero mi hija no puede esperar una semana! – Gritó Arthur Bramson – Mi hija morirá a manos de ese hombre, del Soldado del Invierno.
-Hable con Ekaterina – Dijo Steve Rogers – Pídale prorroga de una semana y nosotros actuaremos y liberaremos a su hija. También salvaremos a Bucky, para que ya no sea usado como un arma.
-De acuerdo, confío en ustedes – Suspiró Bramson – Porque son los únicos que pueden ayudarme. Mañana hablaré con ella y le pediré el tiempo que ustedes me han dicho, pero ¡por favor! Dense prisa, mi hija no resistirá, ¡tú la conoces mejor que nadie, Tony!
-Descuida, Artie – Sonrió Stark – Te prometo que encontraremos a tu hija sana y salva, la rescataremos y castigaremos a los responsables de esta atrocidad, incluido al Soldado del Invierno, ¡ya lo verás! Ese asesino estará muy pronto encerrado en la prisión de la Bóveda.
-¿Qué no sería mejor una rehabilitación? – Preguntó Bruce.
-Yo pienso como Bruce, ¡deberíamos rehabilitar a Bucky! Él podría ser de ayuda para todos nosotros – Intervino Steve Rogers.
-¡NO! – Gritó Tony tajantemente - ¡Ese asesino debe pagar por sus crímenes! Lo encerraremos en la Bóveda y... ¡NO SE HABLE MÄS DEL ASUNTO! – Dijo Stark saliendo de la sala junto a Arthur Bramson.
Rogers los miró alejarse y después le dedicó una mirada a Banner, Thor y Barton. La idea de rehabilitar a Bucky era buena, él tenía la esperanza de que su amigo pudiera reintegrarse a la sociedad y que formara parte del equipo, pero Tony no lo veía así, pensaba muy diferente. El Capitán suspiró y miró cómo los demás también dejaban la sala. Bruce le puso la mano en el hombro, pero no dijo nada, sólo lo apretó de forma amistosa y lo dejó a solas, sumido en sus pensamientos.
**********
Lyna intentaba separarse de la boca del Soldado, estaba resintiendo la falta de aire y esa fuerza con la que se aferraba a ella le hacía daño. De nuevo la tenía apretada contra su cuerpo, como queriéndose fundir dentro de ella. La chica trataba de empujarlo, pero era imposible, era muy fuerte como una muralla de hierro.
-¡No me sueltes, por favor! – Exclamó Bucky separándose un poco de los labios de Lyna.
-No lo haré – Suspiró – Pero, por favor, trata de relajarte o terminare hecha pedazos por la fuerza de tu abrazo.
Él hombre volvió a suavizar el abrazo y la atrajo de nuevo hacia él para besarla suavemente, Lyna le echó los brazos al cuello y se dejó llevar por ese beso tan suave como el terciopelo y tan delicado como la porcelana. Ella pareció elevarse por los aires y cerró sus ojos para disfrutar de la intensidad de ese momento. Los labios del soldado eran suaves y ese beso la estaba transportando a la gloria, aunque tenía un ligero sabor a alubias.
Lentamente, el beso fue in crescendo, las manos de Bucky sujetaron su trasero, pegándola a su cuerpo, Ella podía sentir la dureza de su pecho aplastando sus senos por encima de su ropa. La lengua del hombre penetró su boca y colisionó con la suya mientras las manos de Lyna jugaban con su cabello halándolo suavemente. Dentro del Soldado, un deseo primitivo estaba naciendo, una necesidad reprimida, suprimida durante tanto tiempo y ese contacto, aunque breve, era intenso y lo había excitado hasta el límite.
De manera súbita y brusca, Bucky se separó de Lyna, quién le dedicó una mirada de confusión y excitación. El hombre dibujó la silueta de su rostro con la punta de su dedo metálico y descendió hasta su cuello, sujetándolo de manera firme. Lyna ahogó un grito y pensó que moriría, pero Bucky sólo la lanzó sobre el colchón y saltó sobre ella, como una fiera sobre su presa.
Lyna respiraba con dificultad, pues la mano metálica del soldado seguía presionando su cuello, ¡estaba segura de que iba a matarla! Pero no fue así, esa poderosa garra la soltó y se aferró al cuello de su camiseta térmica para rasgarla de un fuerte jalón. De la boca de Lyna se escapó un gemido, mezclado con un grito. ¡Ese sujeto estaba loco! Bucky la miró con lujuria, la necesitaba, iba a poseerla, ¡deseaba a esa mujer! Dio otro tirón y el sostén de Lyna salió hecho pedazos de su cuerpo. El soldado se incorporó un poco para admirar la desnudez de ese torso femenino. La piel de Lyna se erizó ante esa mirada tan intensa y penetrante. Volvió a lanzar otro gemido y, de forma involuntaria, arqueó la espalda para ofrecer sus pechos.
El soldado continuaba mirándola, los ojos de Lyna estaban clavados en los suyos, el pecho de la chica subía y bajaba por la agitación, las mejillas estaban encendidas, el pelo castaño revuelto sobre el colchón y esos pezones endurecidos lo tentaban a hacer tantas cosas con ellos. El hombre dejó escapar un sonido gutural y le sujetó las muñecas para levantarlas mientras él se lanzaba sobre sus senos, chupándolos y mordisqueando sus pezones.
El cuerpo de Lyna se retorcía debajo de Bucky al sentir cómo la lengua y la incipiente barba del hombre rozaban sus senos. ¡Estaba gozando de ese placer! Era como una tortura mezclada con pasión; a pesar de no conocer a ese hombre y a sabiendas que estaba con él en contra de su voluntad, lo deseaba, no podía evitarlo. Desde que lo vio plantarse delante de ellos, amenazándolos, algo en él llamó su atención y ya no pudo quitarle los ojos de encima. Ansiaba que la poseyera, haciéndola gritar de puro placer y erotismo.
Las manos del Soldado soltaron sus muñecas y él se incorporó para masajear esos senos hinchados y enrojecidos por sus besos. La espalda de la joven volvió a arquearse, pidiendo más y más. Incitándolo a que la hiciera suya, que no se detuviera y siguiera dándole placer, ¡lo necesitaba, deseaba tenerlo entre sus piernas! De la garganta de Lyna se escapó un sonoro suspiro, cuando la mano de metal pellizcó su pezón derecho, ¡estaba helado! Pero esa sensación la excitó más y volvió a arquearse en súplica silenciosa.
La hebilla del cinturón de la chica fue desprendida y poco después, el pantalón que ella llevaba salió disparado por los aires y cayó en un rincón de la habitación. Bucky la miraba como poseído. Estaba disfrutando de verla gozar, de ver cómo se retorcía antes sus caricias, de cómo le ofrecía su cuerpo y le exigía en silencio que la tomara de una buena vez. Bucky se despojó de la ropa que cubría su cuerpo, hasta quedar completamente desnudo delante de Lyna que lo miraba con satisfacción y deleite, mordiendo sus labios y rozando apenas su piel desnuda con las yemas de sus dedos.
Las manos del Soldado dibujaron la silueta de la mujer, comenzando por su cabeza, la acarició, deslizándose por su cuello, hombros y pasó a sus senos, apretándolos con fuerza, mientras que Lyna se quejaba y gemía. Sus manos se deslizaron por las costillas de la mujer, deteniéndose en sus caderas; llevándose consigo sus bragas, retirándolas por sus piernas, hasta dejarlas en el piso de la habitación. Lyna tenía los ojos cerrados, estaba muy mareada por la excitación al experimentar esa doble temperatura, por un lado, la mano derecha y caliente del hombre; y por el otro, su mano helada de hierro, lo que le provocaba deliciosos estremecimientos.
¡Sentir su suave piel bajo sus manos y observar los gestos en la cara de Lyna lo estaban llevando al borde de la enajenación! El Soldado se inclinó sobre la mujer y la besó de manera tórrida, sujetándola por las caderas y obligándola a balancearse, frotando su cuerpo contra el suyo. Lyna posó sus manos en la ancha y musculosa espalda del Soldado del Invierno y clavó sus dedos en su carne, sintiendo cómo el sexo duro y caliente del hombre se friccionaba contra su vientre.
Ambos gemían a la par, Lyna sentía cómo la humedad brotaba de su sexo, parecía que iba a derretirse, sus caderas se meneaban, pero ¡necesitaba más! Eso ya no era suficiente; ella se quejó y musitó un "por favor" al tiempo que los dientes de Bucky mordieron brutalmente su labio inferior y fueron arrastrándose por su piel, deteniéndose exactamente frente a sus muslos cerrados. Bucky frotó las palmas de sus manos sobre ellos y de un tirón los separó, logrando que un nuevo grito de gusto saliera de los labios entreabiertos de Lyna. El hombre se inclinó besando la parte interna de sus piernas y contempló con ojos famélicos el sexo rosado, húmedo y palpitante de la mujer. Posteriormente, su ancha lengua se deslizó por la intimidad. Lyna bufó y colocó sus manos sobre los hombros masculinos y echó la cabeza hacia atrás, encantada con esa fricción de su lengua sobre su clítoris.
El soldado chupaba con placer y estiró su mano para apretar uno de los senos de Lyna, las caderas de la joven subían y bajaban mientras gemía descontroladamente, ¡no sabía por cuánto tiempo iba a soportar eso! Un nuevo clamor nació en Lyna cuando un par de fríos dedos metálicos acariciaron su humedad, empapándose de sus fluidos. Lentamente, uno de ellos entró en ella; la espalda de Lyna se arqueó, permitiéndole mayor acceso y poco después, otro más se enterró en su ser, para moverse, mientras su lengua no dejaba de dibujar círculos o bien, sus dientes mordían su clítoris hinchado. Los movimientos de la boca y dedos de Bucky fueron más agresivos, al tiempo que las caderas de Lyna se unían a ellos. Los dedos de la joven se crisparon sobre los fuertes hombros del Soldado, lanzando un potente grito, convulsionando y corriéndose en la boca del hombre.
El cuerpo de Lyna temblaba ante esa fuerza descomunal que la había hecho gozar y la había transportado hasta las montañas de la locura, pero anhelaba otro tipo de contacto y parecía que el Soldado se estaba tomando su tiempo para dárselo, pues continuaba limpiando los restos de su orgasmo. Él se incorporó, dedicándole una mirada feroz y voraz y Lyna se estremeció ante ello, esa mirada también le decía que ese hombre necesitaba más y como ella, tampoco estaba del todo satisfecho.
La empujó con su cuerpo para devorar su boca en un tórrido beso que le exigía más, despertando de nuevo esa excitación en sus cuerpos. De nuevo tocó su cuerpo con urgencia, arrancándole gemidos de dolor mezclados con dicha y gozo. El soldado se puso de rodillas delante de ella y la jaló por las caderas, separando sus piernas. Ella lo miró con ojos suplicantes, llenos de deseo y se arqueó, para ofrecerse otra vez, invitándolo a llenarla. Bucky sonrió triunfante y sujetó su pene erecto para deslizar su punta por toda la feminidad de Lyna, ella abrió los ojos de golpe ante esa caricia y clavó sus uñas en el colchón.
Un quejido ahogado se escapó de la boca de Lyna cuando, otra vez, el sexo de James se deslizó por la entrada de su vagina y él dibujó círculos sobre su clítoris. Ella gritaba y se arqueaba de placer, disfrutando de esa deliciosa tortura, hasta que, sin esperarlo, su mano izquierda la tomó por el cuello, obligándola a mirarlo e incorporarse.
-¡Me perteneces! – Dijo el hombre con voz gruesa y con un timbre erótico.
-Para siempre – Respondió Lyna sin pensarlo y con un hilo de voz.
Bucky la embistió con fuerza y la chica gritó, al tiempo que un par de lágrimas brotaron de sus ojos ya que él era un poco grande para ella, los dedos de la mujer arañaron su espalda y mordió su cuello cuando él comenzó a moverse dentro de la joven. Lyna se acopló poco a poco a sus movimientos y lo siguió, mientras ese dolor se transformaba en placer. La espalda de ella se arqueó, balanceando las caderas con erotismo, trazando pequeñas espirales y él entraba y salía de su cuerpo, gozando de la fricción de sus sexos. A pesar que el viento rugía con fuerza, cimbrando los cristales de las ventanas de la casa, parecía que de un momento a otro estos se estrellarían saltando en pedazos; ellos estaban ajenos a todo, desconectados del tiempo y del espacio, centrados únicamente en su propio placer, disfrutando de esa intima unión, deliciosa y a la vez mágica.
La boca del hombre mordió uno de los senos de la chica y ella lanzó un chillido, mezcla de gozo y dolor, pero se mantuvo firme, balanceándose al mismo compás que el cuerpo de Bucky le dictaba. El soldado deslizó su mano por su nuca y la atrajo hacia él para besarla con frenesí y lujuria.
-Quiero que te corras conmigo dentro – Exclamó contra sus labios – Quiero que estalles al mismo tiempo que yo.
Lyna se rió y asintió, abrazándolo con fuerza para volver a besarlo, juntos continuaron con su acto sexual; hasta que esa delgada línea entre la realidad y la cordura se rompió, liberando sus cuerpos y lanzándolos fuera de este mundo, disfrutando de la dicha que los embargó al experimentar ese orgasmo doble.
Ambos cayeron exhaustos sobre el colchón, respirando entrecortadamente, Lyna aún permanecía abrazada al cuerpo del Soldado del Invierno y, paulatinamente, sus cuerpos recuperaron su aplomo y vigor. La joven se apretaba contra el pecho de Bucky, a la espera de una caricia o una palabra de su parte. ¡No obtuvo nada! El hombre la hizo a un lado, levantándose del colchón para tomar su ropa y comenzar a vestirse, sin siquiera mirarla, ¡mucho menos sonreírle! El soldado caminó hasta una silla vieja que estaba en un rincón de la estancia y se sentó ahí, como si nada hubiera pasado.
Los ojos de Lyna se llenaron de lágrimas, él había roto el encanto de ese hechizo, haciéndola sentir peor que basura. La muchacha se hizo un ovillo, envolviéndose en la manta y cubriendo su rostro con ambas manos, mientras fuertes sollozos sacudían su cuerpo.
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¡Ay, ay, ay! ¡Qué cosas, qué cosas! Hubo mucho fondue en este capítulo y espero que en los siguientes también haya más. Ese Soldadito es muy ardiente, pero le falta tacto para tratar a Lyna. Además, los Vengadores aparecerán en esta historia, ellos tratarán de detener a la loca de Ekaterina Záitseva y buscarán a Lyna y al Soldado del Invierno. ¿Qué creen que vaya a pasar? No se pierdan esta historia; muchas gracias por leer y no olviden dejar sus comentarios e impresiones. ¡Hasta mañana, bebés!
#MaryCruz
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