Capítulo 14: Culpable
Dos meses después...
Observé la antigua habitación de Jo. Estaba vacía, habíamos sacado todo lo que me recordaba a ella, pero aun la sentía cerca. Caminé a mi habitación y miré los resultados. Había pasado toda la mañana moviendo los muebles, sintiendo la necesidad de olvidar mi vida pasada.
La puerta sonó y corrí para abrirla.
—Hola —sonrió Ian.
—Hola —sonreí también.
—¿Cómo te fue en la sesión de hoy? —preguntó, esperando alguna mejora.
—Como siempre —respondí.
Los ataques de pánico empezaron a ser mucho más frecuentes desde aquel día, y aunque asistiera a las sesiones con la psicóloga todos los días, no veía ningún cambio.
—Todo estará bien, es cuestión de tiempo —me abrazó.
Él no sabía la verdadera razón de mis pesadillas. Nunca confesé mis verdaderos planes con Kyle, nunca le mencioné que me había enamorado de él. Ian había dado por sentado que Kyle pretendía llevarme en contra de mi voluntad y yo dejé que lo creyera. Muy pocas veces tocábamos el tema, pues él sabía lo doloroso que era para mí, aunque no lo entendiera.
Pocos días después de la captura de Kyle, Ian había venido a visitarme para sugerir que asistiera a terapia e insistió en que dejara de llamarlo Tim. Fue entonces cuando las visitas empezaron a ser un poco más frecuentes.
Él se preocupaba genuinamente por mí, probablemente porque se sentía culpable, pero yo también me sentía en deuda con él. Yo pensaba traicionarlo y él estuvo en cada crisis, en cada ataque, en cada pesadilla. Ambos habíamos pasado por situaciones complejas, ambos habíamos fingido ser alguien que no éramos y al menos él entendía eso.
—Llamaron del juzgado —avisó. Yo lo miré —Decretaron la sentencia y lo trasladarán en una semana —seguí cocinando para ocultar mi expresión —Solo quería que lo supieras. Se va a hacer justicia Bianca.
—Gracias, por decirme —respondí. Mi cabeza sabía cómo debía sentirse al respecto, pero mi cuerpo no.
En las sesiones, la psicóloga intentaba darme razones para entender que Kyle no me amaba en realidad, que yo no lo amaba, que todo lo que sentía era producto del maltrato que había experimentado.
Ella explicó que mis sentimientos venían de una respuesta de supervivencia. Al parecer, Kyle me había manipulado tanto que, sin darme cuenta, había empezado a formar un vínculo de afinidad con él, solo para sobrevivir...
Cada una de sus palabras me revolvía el estómago.
Yo sabía que le había fallado a Kyle, pero todos parecían decirme lo contrario. Aquello me hacía dudar si la del problema efectivamente era yo o los demás estaban equivocados.
~ Recuerdos de Bianca ~
—Bianca, fuiste manipulada para sentirte así. No debes olvidar eso. Él te alejó de todo lo que tenías hasta que tu única salvación fue él. Te hizo creer que eso era amor, pero no lo es. Este síndrome es muy común en personas que vivieron situaciones como la tuya, no debes sentirte mal por eso —explicó la psicóloga. En mi cabeza intentaba repasar cada momento, intentando descifrar si mis sentimientos eran alguna ilusión como decía ella.
—Pero...yo no fui secuestrada, mi vida nunca estuvo en real peligro. Kyle nunca hubiera hecho nada para dañarme... —respondí.
~
Con la tostada y el café en la mano corrí escaleras abajo para llegar a tiempo a la sesión. No me demoraría tanto si caminaba rápido, pues el edificio quedaba a tan solo siete minutos de mi departamento. Al llegar, vi a las personas de siempre en la sala de espera; el chico ansioso que no dejaba de moverse, la pareja que parecía no soportarse y la anciana que tejía un chaleco.
Después de saludarlos con una sonrisa, toqué la puerta y Mónica me recibió.
—¿Cómo te has sentido? —preguntó alegre.
—Mejor, hice una remodelación en el departamento —comenté mientras tomaba asiento.
—¡Que bien! Estás deshaciéndote de los recuerdos dolorosos, es un paso importante —respondió. Odiaba que me hablara como si fuera una niña en proceso de aprendizaje.
—Cuéntame, ¿Cómo te hizo sentir esa remodelación? —empezó. Yo revolví mis manos antes de responder.
—Diferente —ella asintió, esperando el resto —Es como fingir que nada pasó. Es...irreal —continué. Ella tomó su libreta y empezó a escribir.
—Entonces, ¿qué sería lo real para ti? —preguntó. Una vez que empezaba a preguntar no había escapatoria.
—Que Kyle acaba de ser sentenciado y que Jo no va a volver —dije y esperé a que terminara de anotar.
—¿Y que hay de Ian? ¿Él es real o irreal para ti? —preguntó. Esa respuesta la sabía muy bien, pero era incapaz de decirla en voz alta.
Llevaba más de un mes en terapia y no notaba ningún cambio, no me sentía ni un poco mejor. Seguía asistiendo solo porque Ian tenía esperanzas de verme feliz y no me atrevía a quitarle eso.
Incapaz de quedarme sola en casa, desvié mi camino y paseé por las calles aledañas. Todo había cambiado, me había ido por casi un año y ya no reconocía mi propio vecindario. Las viejas cafeterías habían sido reemplazadas por unas nuevas y los parques por fin habían obtenido la iluminación por la que tanto habíamos peleado. Observé a la gente a mi alrededor y me sentí como una persona más, volviendo del trabajo, con problemas y una vida normal, pero no era así. Por dentro, extrañaba a un delincuente y deseaba volver a una casa llena de prostitutas solo para volver a estar con él.
Pamela. Leandra. Sofía. ¿Qué había pasado con ellas?
Crucé el semáforo y mi teléfono sonó como si Ian quisiera reprenderme por mis pensamientos.
—¿Dónde estás? —se alarmó.
—Salí a caminar.
—Es peligroso que salgas sola a esta hora Bianca, debes avisarme —reclamó, más exasperado de lo normal —¿Qué tan lejos estás? Iré a buscarte.
—¿Estás en mi casa? Llegaré en unos minutos —dije.
—¿Dónde estás? —insistió. Ian nunca estaba de mal humor, algo ocurría.
—En el parque de la esquina —respondí, pero no obtuve respuesta. En un par de minutos el auto de Ian apareció por la calle.
Subí a toda prisa y me acerqué para saludarlo, pero yo tenía razón: algo le pasaba.
—¿Estás bien? —me preocupé. Él desvió la mirada y confesó.
—Kyle escapó durante el traslado —soltó. Entonces sentí un remolino de sensaciones mientras me esforzaba por escuchar el resto —No vuelvas a salir sin avisarme Bianca. Vendrás a casa conmigo hasta que lo encuentren.
—¡No!, no me iré de mi casa —respondí. Si Kyle venía a buscarme, no sería fácil explicarle mi amistad con Ian.
—Bianca, no sabemos si estás en peligro. No te quedarás sola en casa —insistió.
—No me iré de mi casa Ian —repetí. Él me miró frustrado.
—Entonces déjame quedarme contigo —dijo. Si esa era la única opción, no me quedaba más que aceptar. Entonces asentí.
—¿No hay rastros de él? —pregunté, pero él negó.
—No quiero que te preocupes, estarás bien —dijo, sin saber lo que pasaba por mi cabeza realmente.
El alivio que sentía por el escape de Kyle me hacía sentir culpable. En ningún momento sentí miedo, sabía que, si venía a buscarme, no me haría daño. Tenía mucho por explicarle y necesitaba hacerle entender que no lo había traicionado, pero si no venía por mí, ¿Cómo lo encontraba yo a él?
Una vez en casa, Ian tomó las sabanas de mi closet para extenderlas sobre el sofá. En las últimas semanas, él había insinuado más de una vez sus sentimientos hacia mí, pero yo evadía la situación cambiando el tema de conversación o interrumpiéndolo justo cuando el ambiente se tornaba incómodo.
Ian era un hombre completamente distinto a Tim. Muchas veces desconfié de su gran habilidad para fingir, pero él mencionó una y otra vez que era parte de su trabajo. Tenía que aceptar que Ian me proporcionaba cierta seguridad que lograba tranquilizarme, pero también sabía que no debía aprovecharme de eso.
—¿Quieres un té? —pregunté antes de ir a dormir.
—No —sonrió desde el sofá —Quiero que descanses, mañana tienes terapia de nuevo.
—Como todos los días —respondí en el camino hacia mi habitación. Él sabía lo que opinaba de la terapia —Nos vemos mañana.
Una vez en mi habitación, me acerqué a la ventana con la taza en mis manos. Desde que llegué, acostumbraba a sentarme en ella cada noche, intentando recordar la ventana de mi antigua habitación, pero aquí la vista era muy distinta, era más normal y con más vida. Observé a las personas caminar y busqué en cada cara, pero si Kyle venía por mí no sería tan imprudente como para caminar por las calles de mi vecindario.
~ En sueños ~
Sus dedos bajaron por mi espalda y mi piel se erizó en el camino. Volteé a verlo y disfruté de su media sonrisa. El sonido del mar inundaba la habitación y las sábanas tenían su olor, pero de pronto el cielo se nubló y los truenos se hicieron evidentes. Me levanté de la cama para asomarme en el balcón, pero una ola se levantó, amenazando con estrellarse contra nosotros. Intenté gritar, intenté advertirle, pero no lograba despegar mi mirada de la ola. Justo cuando estaba por aterrizar, lo vi. Yacía inconsciente en el suelo, rodeado por un charco de sangre. Corrí hacia él desesperada, pero noté que mis manos estaban llenas de sangre. Yo había hecho eso.
~
Desperté agitada, tensa y con mis mejillas humedecidas por las lágrimas. Restregué mi cara para despertarme por completo e intenté calmar mi respiración. Ian no había escuchado nada, seguía durmiendo profundamente en la sala.
Caminé hasta el baño y lavé mi cara. Había tenido esa misma pesadilla una y otra vez desde que volví y siempre despertaba igual de afectada. Entré al baño y las lágrimas brotaron nuevamente. Tapé mi cara y ahogué el llanto en mis manos, no quería que Ian me escuchara.
Mi cabeza tenía una mezcla de pensamientos que iban y venían. Por un lado, Mónica insistía en que recordara todo el daño que Kyle me había hecho a mí y a muchas otras personas, pero por otro, quería salir corriendo y encontrarlo para subir a ese helicóptero y olvidarme de todo.
Intentaba repetir las afirmaciones que practicábamos en terapia, pero nada lograba calmarme. Lo único que necesitaba era que Kyle viniera a sacarme de esta pesadilla, pero aquello me hacía pensar que tal vez me había vuelto loca.
**
Bianca está confundida entre lo que siente y lo que DEBERÍA sentir, ¿Ustedes qué sienten ahora?👀
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