Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Student and Teacher (Part II)


Continuación.

Creyó que con el pasar del tiempo se le calmaría, que tan solo todo sería una repentina faceta. La típica etapa cliché de sentir algo de atracción hacia una figura de autoridad que vez todos los días. Una como Tu jefe, tu superior...tu profesor en el caso que estamos relatando, pero no fue así, nunca se fue esa sensación de alegría y revoltijo en el estómago. Golpeándolo desde su interior, hasta invadir cada centímetro de su cuerpo.

Movía su pierna en un tic nervioso, sin poder controlarla. Peinándose los cabellos de su cabeza con los dedos de sus manos, estresado, mirando su cabeza hacia abajo, detallado con lentitud la mesa de su puesto. Su expresión demostraba cansancio, delatándolo por mucho las ojeras de sus ojos. Ni siquiera en su casa se sentía normal. Aquel...individuo lo ha penetrado tan profundo en su ser, que ya no pasaba minuto alguno en el que no pensaba en él.

Era lo primero que pensaba por las mañanas, y lo último que recordaba en las noches.

Se preocupó...

Se debatió seriamente en visitar a una terapeuta.

No le parecía normal ese exagerado grado de obsesión. Supuso que tal vez, pensar y hablar sobre ese tema le ayudaría a calmar sus nervios, pero no tenía tiempo, ni el suficiente dinero como para costearse un Doctor. Lo mejor que tenía a su alcance era la consejera estudiantil, así que no se puso más obstáculos en el camino, he impartió derecho al salón de maestros, sabía que a ese horario se tomaba un descanso en dicha oficina, por ende decidió tomar un permiso al profesor de español quien estaba en su clase.

Salió con calma en su mirada, pero se moría de los nervios por dentro. Compartir un poco de lo que le estaba pasando últimamente hizo que se sentirá tan nervioso como temeroso, pero respiro profundo, tocando la portería de madera un par de veces. Se escuchó una voz femenina darle la autorización de entrar, era ella, la que posiblemente podría ayudarlo con su embolada cuestión mental.

Paso en silencio, con una cara neutral y...¡Que lo trague la tierra!

Además de estar la concejal, estaba el responsable de toda su incertidumbre ahí, parado en un esquina del salón, con la mirada atenta a una cafetera quien llenaba su taza de la misma bebida. Lee se paralizo de inmediato, pasándole por la cabeza por un momento que se estaba quedando sin aire.

—Joven Stone ¿Que se le ofrece? — hablo feliz la mujer, sentada en una silla con una sonrisa en su cara.

Apenas la mujer nombro al chico hizo que la atención del otro docente se levantara. Haciendo que por uno segundos alejara su vista de donde estaba para visualizar a la maestra y a su estudiante mejor calificado; solo para volver su vista al aparato electrodoméstico.

Lee tiembla, se arrepintió de haber venido, pero ya estaba y no podía dar vuelta atrás.

—H-Hola...señorita...Jones...ha-a...— quedo por un momento sin pensamientos, vaya que lo estaba comiendo los nervios —Y-Yo...vine a...a pedirle, una consulta...por favor — suspiro a lo bajo en lo último con tanto rubor en sus mejillas.

—Oh si claro. Por supuesto — asintió la mujer —Dime a qué hora y-

—¡Ahg por la ciencia, este café es una bazofia! — hablo en alto y con desagrado el hombre de vestimenta oscura, interrumpiendo sin querer a la mujer —...me disculpo, pero...en serio, no prueben este horrible...elixir muy mal compuesto — seguía quejando el hombre, botando su baso al bote de basura, refunfuñando en su cabeza. Vaya que paso un tiempo que había probado una taza de un buen café, pero eso tenía por confiarse en una institución de educación regular.

—Ok...como decía. Puedo atenderte hoy. Tu solo dime la hora — propuso.

—Hee bueno...no sé si hoy pueda — hablo rascándose la cabeza, tenía muchos quehaceres universitarios y, no sabía si en alguno de ellos podría salir del salón —Tengo...algunos exámenes así que...esta algo dudoso — hablo con algo de pena.

—Puede usar mi horario — hablo otra vez, era el hombre del fondo. La mujer voltea a verlo, haciendo que Lee hiciera lo mismo, pero ahora apretando su boca y abriendo con enorme asombro sus ojos —El estudiante es bueno y, uno de los que siempre termina de primero, apenas concluya su hoja de trabajo podrá irse con su asesoría — hablo sentando en la mesa con algo de pereza.

—Oh, eso me parece muy bien, gracias, profesor. ¿Qué dice usted, Stone? — pregunto volteando a mirar al chico.

Este antes de contestar, leda una corta pero, detenida mirada a su maestro, quien también lo hacía pero, demostrando una clara y simple relajación, eso y con algo de aburrimiento. Hasta que se dio cuenta que debía de responder de una vez.

—Sí, sí, si — contesto rápido, asintiendo muchas veces, para agradecerle por su tiempo y marcharse.

Ni siquiera se había alejado de todo cuando su interior se dejó caer por lo ocurrido. Definitivamente ese hombre le ponía su mundo de cabeza.

Intentó no pensar más en eso, acción totalmente fracasada, teniendo aquella imagen de su docente en la cabeza.

Todavía se seguí preguntando ¡¿Por qué le pasaba esto?! Necesitaba ayuda y rápido, pero, de cierta forma no era del todo su culpa.

Era la de él. Él y su... alta y prominente figura, si vestimenta elegante, su bien e perfecta cabellera peinada, sus ojos serios y penetrantes, su bigote anormalmente magnífico y, ni hablemos de su intelecto.

Lee no se había dado cuenta cuando involuntariamente sonrió encantado, llegando hacer una expresión algo boba e ida. El calor incremento en su rostro, rodando su mano con su mejilla al sentirse así de raro, podría serlo, pero vaya que sí se sentía bien.

El día pasó con algo de rapidez, haciendo que llegará la hora de la última materia. Se habló así mismo en su cabeza. Reclamándose y haciéndose saber que debería de comportarse y no caer ante lo que normalmente estaba padeciendo.

Cuando su clase preferida empezó, su examen también. Evitando ver su profesor lo menos que podía. No tenía duda alguna, pero su cabeza le gritaba que lo hiciera, hizo casa omiso, moviendo su cabeza de un lado a otro, desvaneciendo sus ganas de hacerlo, y así fue. Guardando todas sus fuerzas para continuar con su trabajo. Tardó tan solo 15 minutos, opinando por su propia cuenta que había tardado menos si no fuera peleado con su conciencia de que debería de terminar lo más pronto posible y no darle la mirada al originario de su problema emocional.

No obstante, ahora sí se venía lo verdaderamente difícil. Tener que levantarse con su hoja en mano...y dársela a Robotnik. Pan comido para cualquier, cualquier...que no sea él.

Se levantó en silencio. Caminando con toda la discreción que podía, sin embargo, la mirada de algunos de sus compañeros fue irresistible en hacerse, siguiendo su pasó e intentar aparentar toda la tranquilidad del mundo; algo difícil si solo te ponías a temblar, sudando de los nervios mientras le entregaba la hoja al hombre del libro de ciencias en mano.

—Presuroso cómo siempre...señor Stone — dijo su profesor, tomando el pedazo de papel con los ejercicios resueltos. Le dio una ojeada rápida, dejando la misma en su escritorio. Arrecostadose otra vez en su silla para volver a su lectora —Ya puede retirarse para que la descolocada de la maestra Jones empiece a tratar su problema mental — habló sin importarle mucho. Colocando su vista otra vez en su libro.

El joven azabache asiente. Sudado y nervioso. Retrocediendo con la mayor cautela, como si no quisiera llamar el más mínimo de la atención del mayor. Algo erróneo al salir corriendo apresurado a la puerta, chocando con la misma para abrirla y volverla a cerrar apenas tuvo la oportunidad.

Salió como alma que se lleva la muerte, sin detener sus pies hasta llegar a la oficina de la consejera. Apenas entro la saludo, sentándose en su silla frente de su escritorio.

—Bien, Stone...cuéntame los indicios de tu intranquilidad — hablo la mujer con una agradable sonrisa, entrelazando sus dedos para apollar sus manos en la mesa.

El chico traga saliva. Nervioso y preocupado, ni siquiera pensó muy bien lo que debía decir para no ser muy directo.

—B-Bueno...he de decir que...ciento un enorme cosquilleo en mi interior — alego el joven algo apenado, mientras que la señora escribía en su cuaderno de apuntes lo que relataba. El chico prosigue —También...siento...un infernal calor, sudoración y una inmensa carga de nervios cuando estoy cerca de...una persona en específico — hablo siendo lo más sutil que se le podía ser.

Así fue síntoma por síntoma, dejando la libreta de la docente con una variedad de señales. No se necesitaba ser un genio para llegar a una conclusión lógica.

—Bueno...por lo que puedo alegar estas neológicamente bien — sonrió la mujer con confianza —Solo estás enamorado — afirmo.

Eso fue como un gran empujón hacia la perdición para el chico. Sospechaba que podría ser eso, pero vaya que si le temía a saber la verdad.

—Eso...es imposible. Digo...yo no debería...— las palabras entrecortadas del joven junto con el ataque de pánico que sufría era evidencia de su novato sentimiento que padecía.

—Veo que es la primera vez que te pasa algo así, pero no tienes porque decir que es imposible. Eres un humano de carne y órganos. Con alma, que siente dolor, alegría, así mismo como el amor — aclaro con buenos sentimientos la chica.

—No es eso — se dejó a batir, restregando sus manos en su rostro —Me refiero a que...— se tomó un par de segundos el joven para pensar —no debería...es que...la persona...tal vez no sea...moralmente correcto — se encogió de hombros el chico, apenado como incómodo..

—Ya veo — dijo a la vez que pensaba la mujer con un ligero aire de curiosidad, pero sabía mantenerse al marguen —No intentare indagar más en tus temas personales, joven — aclaro mirando al chico de cabellera negra, haciendo que este se tranquilizara un poco —pero debe de saber que no hay medicamento para el amor ¿Lo sabe no?

—Si — contesto cabizbajo.

—Lo único que te puedo recetar es, ser sincero contigo mismo, y con la persona que sientes afecto, así, si no llegan a nada...al menos sentirás una liberación personal interna al ya desahogar lo que guardas por dentro — decreto con seguridad la mujer, todo sin dejar su amabilidad aparte —Ahora le pregunto, chico...¿Sabe lo que debe hacer?

—Si...pero quiero una segunda opción — miro a la mujer con ojos suplicantes —No puedo...decírselo — dijo con tristeza en su rostro —dígame como puedo hacer para deshacerme de este sentir, o al menos controlarlo, lo que sea — hablo casi desesperado.

La mujer apretó los labios, meditando las opciones que tiene a su alcance.

—Ok...— hablo en un suspiro — la meditación sirve mucho para encontrar tu paz mental, inténtalo y, si vez mejorías, síguela practicándola y, veras que ya no tendrás problema alguno — atestiguo la fémina como segunda alternativa.

—Gracias, profe — sonrió el chico con notoria alegría —lo hare — dijo levantándose de la silla para salir de la oficina.

—Pero ten en cuenta esto, Lee... — inmovilizo al chico con sus palabras — no hay secreto entre cielo y tierra, y tarde o temprano lo que tanto escondemos siempre sale a la luz...solo intenta tomártelo de la mejor manera cuando ese día llegue — dijo advirtiendo al estudiante.

Lee con ahora una pisca de preocupación asiente, cerrando al fin la puerta para salir de una vez.

El trayecto de la asesoría a su salón fue más rápido de lo que pensó, así como su charla, todavía faltaba diez minutos para la salida. No le quedaba de otra que volver a entrar y esperar la hora, pero tenía que volver a verlo. A él. Ese hombre que tanta emociones y preocupaciones forma en él, pero al fin lo vio como algo bueno. Podía poner a prueba la meditación que anunció la docente, era una buena práctica a la vez que corta. No lo pensó más y toco un par de veces para tomar el picaporte con su mano y entrar, pero sin si quiera de que pudiera hacer algo la puerta ya se había abierto ante su presencia, su sangre le bajo a los pies. Fue su profesor favorito quien lo hizo, paralizando al pobre estudiante.

—¿Tan rápido? Parece que no fue mucho o solo exagero la magnitud de su problema — hablo algo entrañado como desinteresado.

—H-He..siii, siii — hablo sonriendo, intentando encontrar su lugar feliz en su cabeza —Pude...soltar varias cosas — volvió a sonreír para apaciguar sus nervios, siguiendo en busca de su paz.

—Como sea — simplifico aparentemente despegado al tema —Vaya siéntese, dejare una tarea al final del examen — informo señalando el interior del salón, esto hizo que el chico no lo pensara mucho y solo caminara a su asiento, sintiendo la mirada de su profesor; mirada que lo comía por dentro, sin embargo, le gustaba verla.

Se sentó, y su profesor hizo lo mismo, dejo de mirarlo, moviendo su cabeza de un lado a otro, suspiro buscando relajación, se pondría de inmediato a poner en práctica su posible salvación.

Cerró sus ojos, inhalando por su nariz y, exhalando por la boca, pensado en lo que fuera de su agrado.

Pensó en diversas cosas y personas: Café, el amor de su madre, su casa, su vida, su aburrida pero tranquila vida, la universidad, la robótica, su enseñanza, quien la imparte, su profesor, ¡Su atrayente profesor! ¡NO!. Abrió los ojos con desilusión y asombro. No sirvió de nada su primer intento, respirando con lago de rapidez.

—Oye Lee, dame la después N-18 — le hablo uno de sus compañeros a lo bajo al joven.

El chico frunce el ceño, no le agradaba la idea de hacer trampa y, mucho menos uno de los que tenía fama por ser un bravucón, el más que nadie lo ha comprobado por sus abusos.

—No empieces, Chad — hablo mal encarado el joven, no estaba de humor para aguantar ahora las cantaletas de sus compañeros inferiores de manera intelectual, pero el chico de cuerpo corpulento no se daría por vencido tan fácil. Tomo una hoja de papel, solo para arrojársela al chico, un gruñido de desagrado salió de su boca, volviendo a sus pensamientos de calma, sin embargo, se le hacía cada vez más difícil al sentir otro trozo de papel tronar en su cuello.

—Ya basta~ — hablo entre dientes con fastidio, lo agarraron en un muy mal momento.

—Habla entonces, nerd — volvió con su burla con una rápida bola de papel, con su mano la esquivo que chocara con su cara. Para su desgracia le dio un muy fuerte manotazo, haciéndola volar por otra parte del salón.

Como si el propio destino estuviera en su contra callo nada más y nada menos que en el cabeza de su profesor. Reboto encima de su cabello, haciendo que la pluma que tenía en su mano se rompiera por la evidente fuerza que ejerció por la ira que corría en su ser, con una cara casi inexpresiva, para cambiar automáticamente a una completamente seria como enojada, levantándose de su silla para hablar.

—¡¿Quién de ustedes bulliciosos ingenuos se atrevió a desafiar mi autoridad de esta forma?! — pregunto al responsable del papel a todo pulmón de rabia en su salón.

Los dedos índices de los estudiantes no se hicieron esperar al apuntar al pobre estudiante de tes morena.

—¡¿Qué?! — resoplo con sorpresa, él no lo hizo, no al menos de manera consiente.

—¡Detención! — sentencio el hombre con seriedad, aun con su voz elevada, solo que ahora sonaba un poco más tranquila, pero llena de coraje.

....

......

.........

Que mal inicio para poder sacarse su profesor de la cabeza.

No fue justo, para nada. No siguió discutiendo de lo ocurrido o podría empeorar. Solo le quedo que agachar la cabeza a tangarse todo el enojo que se contenía y que quería escapar, pero su fuerza de voluntad era más grande. Debía de comportarse, se lo repetía una y otra vez. Así le cueste eso en su registro perfecto por una sanción de castigo.

Las clases concluyeron, haciendo que Stone saliera del salón junto con el resto de sus compañeros, solo para alejarse y seguir su camino al salón de Detención. Nunca había estado castigado, se sentía tan raro, e injusto, pero quería verle algo bueno...tal vez la soledad del salón junto con su silencio podría aprender a controlar la meditación que debía seguir mejorando.

En medio del salón vacío, con solo la compañía de las sillas y un enorme pizarrón con las palabras "Detención" escritas en el, suspiro con calma, llenándose la boca con aire y soltando lo con la misma tranquilidad, siguió eso por uno cuantos segundos, llegando a un minuto, todo hasta que escucho la puerta abrirse.

—Si sigues haciendo eso prensare que estas sufriendo un periodo de tiempo con contracciones — hablo una voz. Aquella voz que tanto se había vuelto su adicción.

Casi se ahoga entre sus bocanas de aire, tosiendo con asombro como por sorpresa.

—¡P-P-Pro-Pro...fesor...!— hablo más que inquieto. Su gesto de exaltación era evidente y notorio —¡¿Q-Qué hace...usted aquí?! — pregunto como si fuera algo loco, incluso ilegal.

El hombre tal solo se limitó a darle una mirada desinteresada al muchacho, entrando con sus cosas a mano, cerrando la puerta detrás de su espalda.

—Creí que por el coeficiente de tu intelecto podría deducir mi participación en este salón — afirmo con clara obviedad. Un silencio surgió entre ambos. Solo hasta que volvió a romperlo el mayor —Yo seré quien dirige por esta semana la sección de sanción — hablo obviado con sumo fastidio.

El estudiante suspira preocupado. Ahora ¿Cómo podría olvidar su para nada apropiado sentimiento por él si literalmente la pasara las últimas horas junto a su maestro a solas?

Dejo caer su cara en la mesa. Esto no se podía poner peor...pero vaya que sí.

Alzo su vista, ruborizándose al detectar la mirada penetrante de su superior.

"¿Por qué a mí?" — se seguía lamentándose en su cabeza. La mirada de decepción de su maestro seguía, se veía molesto, ya sabía porque, sentía que debía de decir algo.

—...yo no lance esa bola de papel — confeso intentando aclarar su defensa.

El de bigote entre cierra todavía más su mirada, provocando un delicado puchero analítico.

—Lo sé — manifestó con simpleza.

—¡¿Qué?! — se sentó recto de la impresión —Y...¿Por qué me castigo? — pregunto descolocado.

El mayor vuelve a suspirar, como si estuviera cansado, o buscando los términos correctos, pasando sus dedos enguantados por sus ojos, aclarándose la vista.

—Detecte tu discusión. Mi traumatismo o lesión de varios años no afectó gravemente mi Glaucoma como para llegar a la ceguera total — hablo recordando algo del pasado, transformándolo en su presente. El chico frunce el ceño extrañado —Lo que digo es...que eres un blandengue — hablo insultándolo.

El joven parpadeo un par de veces. Ciertamente no sabía cómo reaccionar a todo eso.

—Si lo sabe, entonces...¿Qué hago yo aquí?...¿Qué hace usted aquí? — volvió a interrogarlo, buscando sacarle información.

El hombre rueda los ojos, a veces dudaba si en serio este muchacho era el prodigio de la universidad.

—Porque quería hablar contigo — afirmo sentándose bien en la silla, quedando frente a frente en la misma distancia que conservaban de los pupitres al escritorio —Y no estoy en la humillante categoría de "consejero" como para pedirte unos minutos de tus horarios de clases, ni muchos menos desperdiciar los míos — seguía en su aclaratoria —Así que vi una mejor oportunidad que la verdadera belleza de "corregimiento" puede hacer y favorecerte a ti en tu recorrido a la justicia propia.

El joven inclina la cabeza un poco, pensando con un algo más de claridad.

—¿U-Usted...quiere...ayudarme...a mí? — pregunto con la pena al máximo —...¿Por qué? — seguía cuestionando sus acciones.

Ivo se toma unos segundo antes de proseguir.

—Porque me recuerdas a alguien. Alguien que también era un enclenque, débil y alfeñique joven, de los que no sabía ni siquiera como levantar el puño para devolver el golpe — hablo levantándose de su asiento, caminando conciso, despacio, seguro y lento al estudiante —Y como todo semilla que tarda en florecer...yo seré el jardinero que te regara para que salga de una vez por todas tu brote — hablo acechando casi de manera intimidante, apoyando sus manos en la mesa del joven que irreflexiblemente retrocedía su rostro con su cara ardiendo. Ivo se aleja, levantándose recto con sus manos atrás —Desperdicias mucho potencial — aclaro serio —y porque no hay nada más deleitable que ver a un abusivos caer — sonrió de manera malevolente.

Stone se rectificó muchas vece si ese comportamiento era adecuado en profesores, la clara respuesta era "No"...pero vaya que fue incapaz de negarse.

—Ahora. Lección N-1 de cualquier mente maestra, y es que no lo ataques de frente, ni mandes a otros hacerlo por ti — dicto sentando de vuelta en su silla —haz un efecto domino...y que las piezas por si solas vayan cayendo — sonrió con maldad en su mirada.

Por muy mal que se escuche o se entienda, eso hizo que el corazón de Lee palpitara con más fulgor. Teniendo que respirar profundamente para relajarse.

Esto no era parte de sus planes para olvidar a su maestro, pero conversar y que lo ayudara de alguna forma, así que ese dolor que tanto estaba acomodando se aplacara un poco, tan solo algo.

Un nuevo día llegaba, y una nueva mentalidad también. Lee se prometió a él y a su profesor que no volvería a ser víctima de otro abuso, y lo demostraría. Tan solo basto un par de minutos.

—Oye Stonto, ni creas que me olvide de ti por lo ocurrido ayer — hablo tronándose los dedosde forma amenazadora el joven corpulento.

Stone ve su momento...el resultado fue impactante.



[...]



—¡¿De verdad mandaste al hospital a tu agresor?! — le cuestiono con una clara muestra de asombro.

Ambos volvieron a detención esa misma tarde, por motivos ya pronto explicados.

—Si...— hablo algo cohibido —tan solo le metí mi pie cuando corrió hacia mí y, cayó al suelo...luego a las escaleras...luego más escaleras y, eso fue todo lo que paso — sonrió algo apenado —usted lo dijo...efecto domino — recalco lo que con anterioridad dijo el hombre.

—JA, y que buena forma de usarla a tu favor. Sin culpa, ni encierros. Eso sí es de estrategas — de alguna forma felicito al joven —A mí me tuvieron que meter a un tribunal, salí victorioso pero tú, al menos estas solo en detención — seguía entre cargadas el hombre.

Otra vez ese punzada en su pecho...alcanzo gran intensidad apenas escucho la risa de Robotnik. Sonido que nunca se cansaría de escuchar.

—Aprendes rápido...que sea mi consejo para ti algo que te ayude en tu camino. Paso por paso — aclaro para volver a su semblante serio —así que...si ya hablamos sobre tu fuerza oculta y, de defender lo que quieres, ya puede retirarte.

El estudiante abre sus ojos atónito. Se notaba de alguna forma que si quería ayudarle, pero por mucho que su cabeza se sintiera incomoda al estar otra vez en el salón de castigos, su corazón se tranquilizaba al estar junto con él.

—Oh...buen yo...estaba pensando si...podría aconsejarme demás cosas...y como paga yo podría hacer cosas por usted — propuso el joven con vergüenza pero, sin arrepentirse.

Ivo alza una ceja.

—No creo que alguien de tu calibre podría ayudarme en algo — hablo con superioridad, pero el joven tenía un az bajo su manga.

—¿Recuerda el café que odio en el salón de profesores? — fue la pregunta que hizo que otra puerta más entre ellos se abriera —Puedo solucionar eso.

El maestro duda, pero acepta.

El siguiente día Stone se levantó mucho más temprano de lo que acostumbraba. Nunca antes le había puesto tanta atención hacia un latte, pero esa bebida seria su posible boleto a una confianza un poco más fuerte. Hizo todo con tanta precisión que pareciera ser un barista recién graduado.

Llegando su facultad atrapo a su profesor, respirando profundamente para llenarse de valor y saludarlo.

—Buenos días, profesor — hablo el joven, acercándose a la figura de su maestro quien con algo de aburrimiento mañanero le devolvió el saludo —Le tengo lo que le prometí — mostro el vaso con el contenido caliente.

—¿De verdad crees que con una sonrisa y una simple bebida vas hacer que simplemente te diga "sí, claro, quédate conmigo mientras yo hago otras cosas"? — hablo mofando y con sarcasmo, tomando el vaso del joven con su mano derecha, lo examino por unos segundos, así para darle el primer sorbo con algo de desconfianza.

Lee traga grueso con nerviosismo, haciendo que las palmas de sus manso sudara. Su expresión de preocupación paso una más tranquila apenas vio como si estaba disfrutando el profesor de sucreación . Siguiendo ingiriendo de su bebida caliente.

—...no apruebo tu método persuasivo pero...si me gustaría una que otra veces de estos — hablo volviendo a tomar del termo.

Su plan salió a la perfección. Sonriendo con gusto al detallar que seguía disfrutando de su café.

—Bien pero, si quieres más consejos de mi parte, vas a tener que hacer más que solo entregarme esto — recalco el de la gabardina negra.

Stone asintió un sinfín de veces. Esto para Robotnik fue más que raro, pero sí que valía la pena por probar aquella bebida que admitía que se volvería más adelante adicto.

No era grandes cosas. Stone preguntaba incognitas sobre la materia que Robotnik impartía, haciendo que cada una de sus clases privadas le trajera su paga ya antes mencionada que era el café, esto mientras la alegría de Lee crecía con el paso el tiempo.

Olvido por completo la sugerencia de su cabeza y el meditar, tan solo se dejaba llevar ante la alegría y buen despertar.

—¡Adiós, mama. Te veo luego. Me voy a clases! — se despedía el joven estudiante de los mil ánimos como siempre.

—¡Hijo espera! Hoy es Sábado — le cuestiono la mujer a su hijo.

—Lo se mamá, pero tengo una clase privada con mi profesor, Robotnik, me ayuda mucho para no tener ninguna dificultad en mi clase — hablo el chico.

—Pero tú nunca has tenido dificultades — seguía contradiciendo a su hijo quien ahora puso una cara algo sorprendida —¿Me estás diciendo toda la verdad? — pregunto la señora con los brazos cruzados.

Lee sonríe con algo de nervios.

—C-Claro mamá, con gusto tu puedes llamarlo y confirmar mi paradero — se encogió de hombros el chico aparentando relajado.

—En realidad...me preocupa más que el también forme parte...y no me quieras contar — arqueo una ceja la señora, sonriendo perspicaz.

Stone ya se sentía acorralado, buscándose cualquier excusa para salir corriendo de su casa.

—¡Oh, mira la hora, es súper tarde! ¡Debo hirme, adiós mami, te amo! — se despido a toda velocidad. Provocando una que otras risas para la señora, le gustaba ver a su hijo en ese estado, solo que le molestaba tener que esperar que algún día el chico escupiera lo que debía de decir.

Ahora estaba corriendo con toda la fuerza que daba sus piernas, acercándose a un prado algo alejada de la civilización. Muy callado y tranquilo. En el lugar ya estaba Ivo, mirando su reloj de muñeca con fastidio.

—Muchachos — dijo refiriéndose a la mala fama que tiene los jóvenes de llegar tarde. Dio una relajante bocanada de aire, relajándose con el paisaje que tenía. No era fan de la naturaleza, pero lo que estaba a punto de hablar con el joven era de alto grade de confianza que decidió hacerlo en un lugar más privado.

Escucho algo vibrar, era su teléfono celular, supuso por un momento que se trataba de su acompañante retrasado, su cara de pokerface paso hacer una de sorpresa.

—Ahg...otra vez usted — corto la llamada con fastidio. Ese ser sí que era una verdadera piedra en el zapato.

Escucho pisadas acercándose, junto con una respiración exaltada. Supo de inmediato quien era, guardando su celular por precaución.

—¡Lo siento, lo siento! ¡Sé que es tarde!...mucho tráfico — hablo cansado el joven, acercándose a su maestro. Este le dio una mirada severa- Odiaba los retrasos.

—Más te vale que tu demora haya valido la pena — se cruzó de brazos con enojo en sus ojos.

—P-Por supuesto — asintió entregándole lo que él ya sabía lo que quería. Le dio su termo de su bebida mañanera, eso sí que lo tranquilizo; haciendo que ambos se sentaran un una bancas de madera con su mesa incluida.

—Y de que me orientara ahora, profesor —pregunto sacando su libreta con emoción —¿Hoy hablaremos sobre la unificación de la teoría de la gravedad?

—Stone...no estamos en la universidad. Llámeme por Doctor o lo que sea, me agobia que me llame como un simple docente — confeso con desagrado, continuando con la bebida que tanta estaba amando.

—Oh...de acuerdo...y hamm...¿Usted en realidad es Doctor Doctor? — pregunto curioso.

—Conservo cinco doctorados ¿Usted qué cree? — hablo con arrogancia.

—Ya veo — contesto asombrado —¿Puedo preguntarle algo?

—Estamos aquí para eso...habla — ordeno.

—Si...usted es de una mente brillante, con más doctorados que cualquiera...¿Por qué es profesor? — interrogo curioso el joven. Mirando atentamente al sujeto.

Este vuelve a beber de su termo, saboreando el dulce sabor del su latte antes de contestar.

—Eso es algo de relevancia de lo que quería hablar contigo hoy — revelo serio.

Lee siente algo de sorpresa como asombro en su cuerpo. Prestando la más mínima atención en su profesor.

—Necesito dos manos extra para solidar una pieza de extrema urgencia para mí, confió en que carecerás de preguntas que posiblemente o no serán respondidas al final de la fabricación de mi cometido...¿Puedo contar contigo? — pregunto examinante.

Lee movió su cabeza en un desbloqueo mental e hipnótico, sintiendo aquellas mariposas que creyó que estaba controlando, pero que a veces lo golpeaban sin aviso previo cada vez que su profesor hacia algo parecido a lo que acababa de pasar.

—S-Si. Por supuesto, Doctor — sonrió seguro, asintiendo con la cabeza.

El más grande le devuelve la sonrisa.

—Empecemos entonces — al hablar saco entre sus cosas un conjunto sin fin de herramientas en miniatura, pues la pieza era compleja pero, muy pequeña para lo que estaba pensando el joven —Con las enseñanzas básicas que te di creo que estas más que capacitado para que sepas lo que debes pasarme, sostener, pegar y muy posiblemente intentar apagar con el primer indicio que veas de una anomalía — desembrollo, señalándolo con su dedo índice.

El moreno vuelve asentir, pasando prácticamente toda la mañana y tarde en eso. Fue un éxito, y como Stone lo prometió no hizo pregunta alguna, Se veía que era el motor para algo lleno de potencia pero de microscópica altura.

—Fue un gran trabajo, Doctor — anuncio el joven feliz, pues a aunque llevaron casi diez horas enteras en su modelo, la paso de maravilla. Nunca se cansaría de escuchar su voz salir componentes, formulas, fracciones y resultados tan maravillosos que casi parecía surreal.

Llegando incluso a suspirar sin querer un par de veces. Al detallarlo con más cercanía, eso y el hecho de que estaban solos intensificaba más sus sentimientos.

—Lo mismo digo — aclaro satisfecho —Ahora podré terminar mi proyecto personal — suspiro con aire de alivio —Pude hacerlo por mi propia cuenta...pero era más rápido con alguien a lado y, más con tus cafes, no desaprovecharía la oportunidad —aclaro sonriente. Lee sonríe con él, sintiendo por décima vez ese calor que tanto lo acompañaba cada vez que estaba con él —Pero no creas que por ayudarme en esto pasaras mi materia así de fácil — bromeo como si fuera un mal estudiante, haciendo que ambos rieran.

—No necesito eso como recompensa — hablo con un tono de voz algo bajo, pero sí que perceptible.

—¿No? ¿Entonces qué? — pregunto con una pizca de curiosidad.

No supo cómo lo hizo, y que clase de embrujo se había hecho como para lograr lo que hizo.

Mando al diablo sus moralidades, y las reglas de la sociedad. Todo eso en un solo segundo, uno que solo le costó tomar a manera desprevenida a su profesor por su rostro con ambas manos, poniéndose de puntillas para alcanzar su cara, y con ello sus labios. Dándole un corto, temeroso pero significativo beso.

El profesor mediante la acción tan sorpresiva por su alumno no le correspondió, pero tampoco se alejó. Frunciendo sus labios si acaso un poco cuando Lee se separó un poco, casi o peor de estupefacto que él por lo que acababa de hacer.

Si la pena no lo carcomió antes de hacer eso, ahora sí lo hizo cuando ambos se miraron las caras con rubores que nunca antes llegaron a experimentar.



Continuara.







Wow, pero que inactividad la mía.

Ok les hablare sin rodeos. Fui aceptada en una universidad fuera de mi estado, por ende me tocara vivir por mi cuenta, con ayuda de mis familiares claro, todo normal y demás, pero cambiaran muchas cosas. Pues aparte de que pronto comenzare la universidad, no tendré tiempo para actualizar seguido. Ya de por si actualizaba lento, pues ahora empeorara por esta situación, pero bueno, es el precio si quiero cumplir mis sueños.

Como sea, solo quiero decirles que les prometo que seguiré actualizando, solo que más lento por mi nueva situación de vivienda, pero yo siempre buscare tiempo para ustedes y para esta bella pareja.

Como siempre espero que les haya gustado. Voten, comenten, o propongan cosas si quieren, por mi siempre que los satisfacen todo bien :D

Ya con todo esto aclarado, me despido. Nos veremos pronto. Adiós ;3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro