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Personality Change

One Shot 27.


—¡Admirad, mi más leal perro faldero! — anunció de la nada Robotnik. Provocando que el pobre chico de esmoquin negro por poco tumbara la pila de hojas que tenía en su escritorio.

—¿Qué pasa, Doctor? — pregunto curioso. Emocionándose al ver como su jefe mostraba su más recién invento.

—Stone...dime...¿Alguna vez has querido cambiar a alguien? — le cuestionó con un tono profundo, esto extraño al Agente, pero más que extrañarlo lo emociono internamente, soltando una ligera risa nerviosa.

—No señor ¿Por qué? — hablo extrañado.

Ivo se aleja, demostrando todavía mejor su tuvo de ensayo con un contenido sospechosamente brillante.

—Esto es mi nueva creación — la muestra con orgullo la ya mencionada formula —La personalidad del individuo se conforma a través de los procesos temporales o cambios progresivos del funcionamiento total, no solo de madurez orgánica, sino también de la integración del cambio constitucional con lo aprendido. Aquí como puedes ver he conformado y contorsionado mensures con propiedades suficientes para atacar y doblar los factores biológicos, como la genética, la evolución, la forma particular en un funcionamiento del cerebro y la manera en incide el comportamiento — explico con una galardonada sonrisa.

—Wow. Eso es fantástico, ¿Pero cuál es su propósito? — le indagaba la curiosidad.

—El patoso acéfalo, engreído y mediocre presidente con complejo de homo habilis me tiene hasta la aponeurosis epicraneana — se expresó con clara rabia —Por ese motivo pretendo "cordialmente" darle algo que tenga de mi confección para que cambie su identidad y, ver los posibles resultados más afables para mi ser — sonrió con aquella tétrica sonrisa que ponía secretamente a su ayudante los pelos de punta de una manera pasional, provocando que este último esbozara una nerviosa sonrisa de manera casi involuntaria.

Fue así como el plan del lunático científico se puso en marcha.

Ellos irían a la base central secreta, formulando un plan no necesariamente elaborado pero, vaya que si era funcional.

El Doctor camina de una forma común, como siempre lo haría cuando se veía en la estricta obligación de pasar por aquellos fastidiosos pasillos para él, teniendo en el otro lado a su Agente con la otra parte de la elaboración anticipada más importante.

—Señor, disculpe — hablo haciendo una pequeña referencia Stone antes de pasar a la oficina del presidente de la Agencia de GUM.

—¿Qué ocurre, Agente? — le pregunto extrañado, por lo general cuando lo veía era solo por los motivos de mensajes que le dejaba Robotnik.

—El Doctor desea verlo por un corto momento hacia el pasillo de descanso — formulo serio el hombre de tez morena.

—¿Porque él no se acerca de una vez a mí? — empezó a encontrar agujeros en su elaboración, algo que ya se veía venir.

—Dice que es un tema de extrema urgencia y, que si no quiere que pierda la cabeza se apresure, por favor — siguió insistiendo con aires de complicidad el ayudándote.

El presidente de cabello canoso resopla. Lo único que le faltaba. Que su más brillante y codiciado Doctor con tendencias de dominador haga de las suyas por un mero capricho. No teniendo de potra que cambiando a paso firme a lado de su secuaz que lo dirigía hacia su persona.

—Más les vale que sea muy importante, estaba en medio de algo de completa de índole — advierte. Mirando de reojo al joven azabache que tiene a su lado.

Stone asiente sonriendo, pensando en lo contento que se pondría su jefe al ver que cumplió con cada una de sus especificaciones. La idea de un elogio se volvía tan decadente como real. Suspiro en su cabeza.

Teniendo al loco de remate a tan solo unos centímetros de ellos, doblando una esquina, con una jeringa saliendo disimuladamente de su guante, asomándose lo menos posible para no ser percibido. Escuchando con claridad la voz de Stone para hacerle saber de qué se aproximaban.

Para su seguridad y más disimulo escogió un lugar en donde no se encontraba casi a ningún cuerpo de seguridad, y fue tarea fácil el jaquear algunas cámaras para que se apagara por un breve tiempo.

—No entiendo porque Robotnik a veces se empeña de ponerme los días de cuadritos — se seguí quejando el viejo.

Stone tan solo le seguía la conversación, intentando seguir con la plática con tal de hacer saber a su señor que estaban a prácticamente nada de llegar. Procurando de que el presidente estuviera del lado de la pared, lo más cerca del Doctor.

Un mal movimiento de los acontecimientos salió para la desgracia del equipo del mal, faltando solo un paso para que todo esto culminara el señor se dio cuenta de que su mal calzado estaba de sujetado, arrodillándose a medio paso de donde estaba aproximándose, dejando caminar al Agente solo tan solo un par de pasos. Mencionadas zancadas fueron más que suficientes para ser presa de lo que ninguno de los dos deseaba.

El Doctor sin haberse dado cuenta y no mirar antes que nada para que el presidente no se diera cuenta de quien lo cambio, fue esa una mala decisión. El Agente y el Doctor se miraron con horror al ver como aquella aguja perforo el cuello del joven moreno. Abriendo sus bocas al verse prisioneros de la confusión de Robotnik y distracción de Stone.

Este último cierra de apoco sus ojos, cayendo en un profundo sueño en los brazos de Robotnik, entrando en pánico por completo sin soltarlo. Todo paso tan rápido que ni siquiera se molestos en gritar, resoplar o mencionar palabra alguna, simplemente estaba en un estado casi en shock.

—Listo — hablo el vejete, satisfecho de sus zapatos perfectamente amarrados, mira al frente como estaba la persona que lo buscaba...pero con una imagen muy extraña —¿Robotnik para que me buscaba?...¿Y qué demonios le ocurre al Agente Stone?— pregunto algo extrañado. Contemplando el cuerpo inerte del hombre que momentos antes estaba hablando con él.

—Él....hamm...— buscaba la excusa perfecta —...no ha injerido su sustancia nutritiva en el horario apropiado — se rio nervioso.

—Ook...?— hablo con duda el del cabello canoso —¿Y a qué se debe su petición de verme? — pregunto con algo de irritabilidad.

Robotnik gruñe, su plan ya se había caído al callo hace tiempo, intentar salir lo más rápido posible y verificar que su Agente estuviera bien era la tarea más crucial ahora.

—¡No hay tiempo, vetusto. El Agente Stone necesita de mi ayuda para que sus funcionalidades básicas vuelvan a su estado normalmente activo — se excusa con rapidez. Caminando lo mejor que pudo a la vez que veloz. Cargando a su empleado como un saco de papas en su hombro.

El presidente más que indignado por su pérdida de tiempo vuelve a su trabajo, esperando que el Agente se recuperara, vaya que le pareció muy raro ese cambio tan repentino de los acontecimientos. Miro tan bién a Stone que juraría que estaba más fuerte y sano que nunca, eso sí le pareció muy extraño. A fin de cuentas, estaba con unos de los mejores Doctores de toda la nación, no preocupándose en lo absoluto.

El Doctor vuelve a la van negra, con un revoltijo de pura emociones negativas. Irritación, frustración, preocupación, exaltación y un sin fin de sentires parecidos a lo}as anteriores.

—¡Maldición, maldición, maldición! — gritaba entrando al laboratorio —¡Una sola cosa, Stone. Una sola e insignificante cosa y ni siquiera pudiste hacer bien! — regañaba a su Agente inconsciente que no escuchaba nada de lo que le decía.

Tiro de un manotazo una cantidad considerable de planos y cosas que había en una mesa, siendo una camilla improvisada. Acostando al chico en la misma.

Suspiro exaltado, despeinado y cansado, frunciendo el ceño por el desperdicio de fórmula que hizo al no seguir al pie de la letra sus indicaciones.

"Llévalo a mí que apenas sienta la presencia de cualquier ser siendo de ustedes dos, lo apuñalare con esto que no será y no será ni de cerca de lo que es ese ahora ese vejestorio" — fueron exactamente sus palabras aceptadas por el Agente.

—¡Stone, Stone! — lo llamaba, miviendo sus hombros y su cara, gritando su nombre en su rostro, sin tener reacción alguna del mismo —¡Maldición! — exclamo con una perfecta combinación de miedo e ira. Corrió hacia el botiquín de primeros auxilios, abriéndolo de golpe para tomar lo primero que se le viniera para esto. Tomo con sus guantadas manos las sales de amoniaco que estaba presentes, partiéndolas y acercándolas hacia el ducto respiratorio de Lee —¡Maldita sea, Agente. Déjese de general a mi perfecto cerebro una cortisol a causa de la epinefrina que me provocas!

Fue hay como si el Agente lo escuchara. Abriendo los ojos de golpe para respirar profundo y algo jadeante. Fue ahí cuando Robotnik sintió que el aire le volvía a los pulmones.

—¡Por toda la ciencia, casi provocas que mi órgano muscular autocontrolado sufriera de un paro cardiaco, imbécil! — lo reprendió estando todavía en su lado.

La mirada confusa de Stone pasó hacer a una casi tan seria como la del Doctor.

—Como sea. No fui yo el idiota que fallo con el blanco — por más sorprendente que fuera, quedaron esas palabras con las que respondió el Agente. Exaltando a Robotnik de inmediato.

—¡¿Qué insensatez me esta impugnando?! — frunció su ceño, enfureciendo más a su mirada al punto de querer golpear al joven que todavía estaba sentado en la camilla repentina.

—Lo que oyó, ¡Señor! — uso un tono tan sarcástico en la última palabra, tonalidad que nunca antes había escuchado en su asistente y mucho menos hacia su persona, extrañándolo demasiado.

Antes de que siquiera el Doctor le respondiera como quería se detuvo al recordar lo ocurrido.

Era evidente...

Su nueva e inusitada forma de contestarle no era nada más que su fórmula haciendo su labor.

Mascullo en su boca, apretando sus dientes con tal de calmarse y encontrar una solución.

—¡Bien Stone! — se aclaró la garganta —Como era de esperarse mi formula funciono a la perfección, pero ahora tenemos un problema contigo por eso, así que por al amor a las células, intenta actuar lo más normal o parecido posible a cómo eres para intentar solucionarte o encontrar una cura para tu estado de ánimo — sentencio Ivo. Sobándose la cien para apaciguar cualquier mal pensamiento de disgusto con todo esto.

—Me da igual — verbalizó de la manera más despegada que le salió, ajustándose el nudo de su corbata para levantarse de su asiento y volver al trabajo.

—Bien — asiente el Doctor, todavía con aquella incomodidad de no tener la verdadera esencia de lo que fue su asistente.

Volvió a estudiar los componentes, buscando la variante en retroceso o de ver si todo esto tenía un tiempo límite, pero para ser franco, no quería esperar para eso, debía de ser lo más pronto que se le fuera.

Tal vez las patentes se curaban de diferentes formas para diferentes organismos y personalidades. Las variantes de como siquiera debería de empezar eran tantas que ya se comenzaba a estresar.

—¡Agente, hágame mi café! — ladro en una orden.

Stone sin ninguna expresión sobresaliente o relevante tan solo se levanta de su asiento hacia la cocina, ni siquiera asiente, nada.

El Doctor se estremece, no perderá el tiempo de mirarlo a la cara, ya sabía que su ceño fruncido y su mal genio puede que este, sintiendo como el mismo se retiraba sin decirle nada al respecto. Robotnik suspira a sus adentros, era tan irritable el que no se escuchara ni un solo sonido de su chirriable voz o, la palabra "Doctor..." de su boca.

Ese silencio que a veces atesoraba se estaba volviendo insoportable. Robotnik gruñe, definitivamente todo ese comportamiento se le hacía tan extraño y tan...abominable.

A los pocos minutos se hizo presente a su costado lo solicitado, siendo depositado en su mesa de una manera de mala gana.

Era tan fuera de lo común todo esto, Sentía que estaba trabajando con un completo desconocido. Intento en lo menos posible en entablar comunicación con ese sujeto. Pues no podía ni siquiera cruzar miradas sin sentirse incomodo, el brillo tan alegre del Agente que resplandecía en sus grandes y adorables ojos oscuros ya no estaba, teniendo ahora aun opaco ser de mirada muerta.

Pasaban las horas, y todo se sentía cada vez más y más pesado.

—¡¿Qué está haciendo?! — pregunto el Doctor al Agente con aires de regaño.

—Guardando mis archivos ¡Dhuu! — rezongo con una enorme carga de obviedad y falta de educación hacia su mayor.

—¡¿Cómo te atreves en entonar esa clase de volumen e insolencia conmigo, inculto! — regaño el Doctor al otro, tomándolo agresivamente de la corbata.

—Es MI archivero, en MI escritorio, de MI papeleo, así que lo acomodo como me dé la gana, y haga el favor de soltarme, no es usted quien plancha mi ropa — le arrebato bruscamente su prenda de sus manos, queriendo acomodársela.

—Pues da la casualidad que estamos en MI laboratorio, usted es MI empleado, por ende aquí se hace lo que YO diga — remedo la conducta del otro entre gritos.

El científico se muerde la lengua, no valía la pena desperdiciar saliva con esta escusa de Agente, ya no era su Agente de antes y debía de gritárselo en la cabeza como fuera para que un arrebato de furia no lo matara por accidente y posiblemente se arrepintiera después.

—Solo...¡Ahg! — se masajeo el entrecejo —¡Vuelve al trabajo! — le ordeno con su típico tono de supremacía.

—Podría...si mi molesto jefe no estaría corrigiéndome desde cada paso que doy hasta mi forma de respirar — contesto con todo el enojo guardado.

—¡Sera mejor que vayas acomodándole a tu estúpido tonito o yo personalmente me encargar de tirar toda tu ropa a la calle! — frunce su ceño, intentando intimidar a su ayudante, a lo que por primera vez en la vida fracasa en su acto —Y eso, mi molesto Agente, fue una amenaza de despido, por si tu lento y analfabético cerebro no lo entendió.

—Pff ~ — mofo —Si claro. Como si otra persona aguantara su forma tan repelente de ser — contraataco el moreno.

—¡¿Qué?!

—Acéptelo, Doctor. Usted nunca se deshará de mi — hablo con orgullo, cruzándose de brazos con arrogancia —Odia las entrevista de trabajo, sabe que soy su más grande alcance en la obediencia absoluta y,...no aguantaría ni un día sin el consumo de uno de mis lattes — lustro su puño a modo de altivez. Encarando a su jefe que ahora tenía una expresión llena de cólera.

Alzo su mano, pareciera que lo golpearía, sería lo más lógico viniendo de él, pero recordó que no era su Agente y que debía de calmarse. No le daría el gusto de rebajarlo a su nivel y pelear con un completo idiota.

Se dio la media vuelta, gruñendo y maldiciendo en el proceso, mientras dejaba a sus espalda al Agente que sonreía triunfante, sabía que le había ganado, pero su sonrisa avariciosa paso a ser una más relajada, padeciendo de aquel encanto que la formula no pudo deshacerse de su ser.

Cambio su tierna conducta, nunca sus sentimientos.

La tarde llego y Robotnik seguía en la búsqueda de aquel antídoto. No sabía por cuánto tiempo más soportaría a esta desapacible forma de actuar de su compañero. Le era tan irritable tener que soportarlo. Solo había lugar en el laboratorio para alguien con una conducta antipática y ese era él. Siendo ambos ahora así, rosaban en todo los aspecto de pelea.

Luego de algunas varietés creyó llegar a la correcta.

—Agente, necesito que beba esto — le entrego un tubo de ensayo, resplandeciendo en su contenido un color vivo y muy sospecho casi tan parecido como el anterior. Stone arquea una ceja.

—Lo siento, Doctor, pero beber de algo que usted aterradoramente me ofrece es igual que aceptar dulces del extraño de la camioneta blanca siendo un infante — discutió en su desobediencia.

El Doctor frunce el ceño molesto.

—No sea idiota y obedezca — le empujo el contenedor en su pecho, obligándolo a tomarlo.

El joven endurece su mirada, dejando de lado la fórmula que se negaba en ingerir.

—Me reusó en ser su rata de laboratorio, conejillo de indias o, como quiera llamarle — se cruzó de brazos, volteando su cara en desaprobación.

Se le estaba consumiente lo poca de paciencia que le quedaba, y definitivamente habría una masacre si su asistente no se comportaba.

—¿Sabe algo? Tráigame otro latte y le discutiré porque tiene que consumir de lo que hice para que se sienta mejor — hablo casi entre dientes, concordando con su cabeza que con diálogos más tranquilizadores podría llegar a un acuerdo.

—¿Hacerme sentir mejor?...Que ¿Trata de drogarme? — sonríe de la misma forma altanera mientras jugaba con su superior —Invíteme un trago ¿No? Creo que sería más fácil así — siguió con su juego coqueto. Algo que le pareció todavía de lo más indigno a Ivo.

—¡Solo haga lo que le pido! — ladro con enojo, señalando la pequeña cocina que tenían en el interior de su laboratorio.

El Agente rueda sus ojos, soltando un "Aburrido" de su parte, caminando entre los pasillos del lugar para hacer lo que se le ordeno.

Para cuando llego otra vez a su entorno, vio a su Doctor sentado, con un montón de papeles en su mano y la formula que minutos atrás intento que tomara. Entregándole su bebida deseada, ignorando por completo de que quería seguir dialogando de su antídoto. Él solo quería seguir con su trabajo, y eso hizo, trabajando como quería y si su jefe decía algo jura por Dios que no se hará responsable de lo que haga.

—¡Agente! — lo llamo este lleno de fastidio.

—¿Ahora qué quiere? — le cuestiona un Stone mal encarado, dejando de lado su papeleo para dedicarle una seria mirada a su jefe.

—Este latte tiene un 7% de más bajo de los grados que son apropiados — le discutió, levantándose de la silla para encarar al hombre, algo que el Agente no se quedó atrás e imito su acción de manera casi instintiva.

—Debió haberse enfriado un poco en el camino ¡¿Y eso qué demonios importa?! Esta más que perfecto, no moleste, Eggman — se defendió el secuaz, con un gesto de lo más aborrecible.

Stone de manera impropia estaba llegando a un campo minado en donde si daba un mal paso todo podía salir mal.

Ivo como si le fueran dado el más obsceno, vulgar y más sucio de los insultos giro su cabeza al vivo estilo de la niña del exorcismo, conservando una expresión algo neutral, delatando toda su ira en su mirada, de su ojo invadido por un tic tan errático que empezaba en asomar sus dientes con enojo.

No soportaba ese apodo, renombramiento que se ganó por la forma de sus máquinas, eso sí, apenas escuchaba ese llamado...eran los pocos que salían con el 50% de su cuerpo intacto, dejando a más de uno en el hospital (en el mejor de los casos).

—¡Repite...eso...de nuevo! — gruño entre dientes —¡Lo reto~! — entre cerro su mirada, juraría de que se podía ver fuego de enojo en ellos.

—Ya me escucho...Egg...man — detallo cada silaba aposta. Deslumbrando su lado más odioso de su parte.

Eso fue todo...

El Agente no expreso emoción alguna, sus únicos movimientos fueron retroceder al compás de los pies de su jefe, frenando al darse cuenta de cómo una pared interfería en su camino, y aun con todo ello, su gesto permaneció intacto, como si no le importara ni un poco el hecho de que su jefe ahora era una bomba de tiempo a punto de estallar.

—Agente~...— susurro con una voz tan ronca que se asemejaba mucho a un gruñido —Si cree que esta falta enorme de respeto se lo dejare pasar por su momentáneo y no deseado cambio de índole...está más que equivocado — protesto ente dientes. Apoyando una de sus manos enguantadas a un costado de su ayudante, acercando su cara en forma de intimidación como siempre hacia con el indefenso hombre de esmoquin negro. Este último alza una ceja, por mucho que su comportamiento cambiara, nunca dejaría de sentir aquel revoloteo de mariposas que ese loco científico dejaba en él y menos en estas circunstancias.

—¿Y que hará al respecto? — contesto amargamente.

—Oh, no me provoque, Lee~ — acerco todavía más su rostro, cerrando su puño casi con todas sus fueras y resistirse en golpear a su Agente que sabía que en otros acontecimientos él no haría ni la mitad de estas cosas —No dejare que mi personificación sea manchada por un imbécil, idiota y bueno para nada como lo es us-

Súbitamente, ese imbécil, idiota y bueno para nada que tanto estaba hablando Ivo, fue el único en atreverse en interrumpir sus amenazas, así es, le dio un freno,....con un beso.

Estaban a tan escasos centímetros uno del otro que no le tomo mucho tiempo al joven hacer aquella jugada, acercándose un poco más a su señor, tomarle de las solapas de su traje negro y callar su fastidiosa y sexy boquita como él quisiera.

En cuanto al Doctor...quedo literalmente sin palabras, ni aliento. Se congelo con aquella forma de silenciarlo. Por impulso se echó para atrás, pero ya era muy tarde, los brazos y la boca se había aferrado tanto al receptor de aquel tan apasionado beso que se le fue imposible bajarlo como a un koala.

Los ojos de Robotnik parecieran que casi se le salen de las cuencas, era tan inexistente todo esto y, aun así sucedió, estaba pasando justo ahora, en su propio laboratorio, teniendo a su mano derecha propinándole atención a sus labios.

A pesar de que el Agente tuviera su cambio drástico de su temperamento, acariciaba sus labios con los del Doctor con una apaciguadora delicadeza que fue deslumbrada luego de que chocara a él de una manera casi desesperada.

Su hociqueo llevo al brillante cerebro del científico a liberar algunos neurotransmisores, así como moléculas llamadas péptidos opioides.

Tras pasar unos cortos segundos, tiempo suficiente para que pasara el efecto del apego de lo que generaba la oxitocina y la vasopresina...fue en ese segundo de claridad en donde el hombre de larga estatura recobro sus sentidos, separándose del Agente por mero impulso atrasado con muchas más fuerza que la anterior.

Casi se le caía la quijada de la conmoción. Pasando con la yema de sus dedos cubiertos de sus actualizados guantes la comisura de sus labios parcialmente húmedos. Estupefactado de todavía de lo que hace nada acababa de ocurrir.

Por mucho que su boca estuviera abierta, se le era imposible soltar palabra alguna, siendo solo escuchado sus jadeos perceptibles, visualizando el joven como claramente se le iba el aire al contemplar con deseo como su pecho subía y bajaba a sound de su respiración exaltada.

Stone sonríe, con su mirada determina, escasamente malvada y llena de euforia.

—¿Qué pasa Doc?~ — ronroneo con sus ojos repletos de relajación —¿Le comió la lengua el imbécil de su Agente?...oh espera, eso hice — bromeo carcajeándose. Siendo él ahora quien se acercaba al científico que retrocedía de los nervios, conservando todavía su gran de impacto y un tono algo rojizo en su rostro.

—Ah~...u-usted... — pudo tan solo soltar aquellas silabas como pudo, impidiéndole ser la persona tan seria y fría como de costumbre es, teniendo un incómodo e inexplicable calor infernal en su pecho —¡¿A-Acaba de...?! — no era capaz de formular aquella palabra sin avergonzarse.

—Fue su culpa — le dio una desapegada expresión —Yo no le dije que romperá mi espacio personal, Doctor~ — tarareo en un tono juguetón, con claras intenciones de volverse a pegar a su patrón. Este por incitación da un paso atrás, solo sus pies eran capaces de moverse, el resto de su cuerpo era la viva construcción de un duro roble. El Agente enseria su rostro, viendo como claramente su amado estaba en negación de todo lo que paso. Le gustó mucho su acción —Si no desea ser partícipe de esto otra vez...respete mi área privada — señalo su espacio —De no ser así, me hará entender de qué quiere volver por más~ — se inclinó ligeramente sonriendo, mordiéndose con descaro el labio inferior, volviendo a su lugar de trabajo como si nada hubiera pasado.

El Doctor con una expresión más que indignada todavía seguía endurecido, de pie, sin poder argumentar nada al respecto.

Soltó una diminuta exhalación, corriendo directo al baño, quitándose sus guantes con velocidad para arrojarse la fría agua que corría por la llave del lava manos, mirándose al espejo con una completa mueca de sorpresa todavía. El tic de su ojo no se clamaba. Movió su cabeza de un lado a otro, negando en aceptar lo que hace un minuto ocurrio.

Tomo una toalla sedosa, secándose el rostro con fastidio.

¿Cómo se atrevió?...No...

¿Cómo fue que lo permití?....

Esas interrogantes parecían no tener una respuesta concreta.

Ahora quería quedarse en el baño por el resto de su vida, o hasta que la pócima se le pasara el efecto, eso sí era que tenía durabilidad escasa, pues lo desconocía por completo.

Quería que la dura cerámica del baño se lo comiera y se perdiera. No él no, mejor a su Agente, ese imbécil con complejo falsa excelencia y confianza no era más que una absurda compostura hecha por su poción.

Tomo una buena bocanada de aire, tranquilizándose a ver como su cara tenuemente roja estaba en su coloración normal. Salió, decidido a ponerle un fin a la conducta tan despreciable de su Agente, por mucho que esa fórmula le fuera hecho efecto no permitía faltas de espeto tan grandes como las que acababa de pasar, todo aquello se formó todavía más al ver como Stone tenía sus pies sobre la mesa, en una posición más que relajada e irrespetuosa.

Eso era el verdadero colmo.

—¡Oh no, no, no! — negó Ivo, recobrando al fin su sentido de orden y poder —¡De ninguna manera permitiré esta clase de desconsideración en mi laboratorio, Agen...Agen...te...!

Estaba a punto de quebrarse cuando la seductora y a la vez dulce mirada de aquel ayudante se posó en la de él.

—¿Algo más que me quiera decir, señor~? — formulo aquella oración con un atrevimiento de lo más vulgar, pasando su pulgar por el contorno de sus labios de una manera más que provocadora.

Definitivamente eso hizo que tocara uno de los nervios del Robotnik y Stone lo sabía.

Se tomó del cabello, decidió en no acceder ante sus hormonas del cerebro que lo dejarían caer ante su nerviosismo.

—Asi es...Agente — con total cuidado se acercó al hombre de barba recortada. Este se levanta, sonriendo otra vez, y si quiera antes de que pudiera decir o hacer algo, fue firmemente sujetado de los hombros, sorprendiéndolo un poco, teniendo cara a cara a su jefe que evidentemente se le podía notar lo molesto e irritable. El Agente traga grueso, porque cambiara su forma de ser de manera inconsciente no significaba que su sentido común y el miedo se haya ido.

Lee se removió incomodo, sea lo que le venía ahora sabía que no era bueno...

—Quiero que vuelvas~... — fueron las únicas palabras dichas por el mayor. Sincerándose —No ha pasado ni siquiera un día entero con tu nueva percepción de la vida y ya me estoy hartando de tu nuevo ser despreciable — gruño con disgusto —añoro...tu tú de verdad — confeso. Alzando la cara por completo, detallando los irritables ojos del médico que destellaban furia, algo que no se complementaba muy bien por su tono de voz y sus palabras —Extraño...tu ser, tu expresiones patéticas y muy empalagosas, tus palabras, tus lattes hechos con tu repugnante apego, tu tono estúpidamente amable, tu odiosa perfección de hacer las tareas y la cosa más irritable pero cierta...tu...esencia misma — lo señalo de pies a cabeza —Así que será mejor que tu molesta forma de actuar regrese o sino yo...— se detuvo abruptamente, no sabía exactamente lo que haría, pero definitivamente quería que todo volviera a la normalidad.

Lee presiente una contorción en su pecho, como si estuviera recordando aquel mismo calor que siempre sentía al verlo a él, y solo a él...

Su Doctor~...

—Tan solo...¡Uhg! Bebe de lo que te ofrezco — solo al joven, dándole la espalda en busca de lo que se refería —Sé que ahora no confías del todo en mi...y tu conducta lo detalla pero... — se dio la vuelta, a paso firme para volverle a dar el remedio a su Agente —...solo quiero que sepas que de verdad no-

Volvió a quedarse callado de improvisto, sucumbiendo ante sus reflejos al ver como Stone caía desmallado. Gracias al impulso el Doctor se vio en la obligación de dejar caer su antídoto, rompiéndose en el suelo en un monto de pedazos de cristal en un charco de su suero. Se maldijo como por décima vez ese día, pero se le paso de inmediato, preferiría que aquel envase se rompiera antes que la cabeza de Stone y empeorara su condición.

Robotnik se arrodilla en el piso, teniendo entre sus brazos a su inerte Agente otra vez, con los ojos cerrados, con una respiración débil, casi imperceptible.

—¡Stone! — grito llamándolo, ahora estaba más exaltado que la vez anterior —¡Stone háblame! — seguía clamando, cacheteando con sutileza el rostro del joven que no respondía.

De pronto una tos seca se hace presente entre ambos, era Lee quien volvía en sí. Robotnik internamente se emociona, agradecido de que reaccionara, pero vaya que si supo perfectamente controlar ese impulso de suspirar del alivio.

—¿Doc...tor~? — lo llamo débilmente, intentando acomodar sus ojos a la luz del laboratorio.

—¡¿Stone?! ¡Mírame! — demando serio —¡¿Cuantos dedos vez?! ¡¿Cuál es el valor π?! ¡¿Qué tan grande es la superficie del mar Arabigo? ¡¿Y Cuantos sándwiches debe de preparar para la cena de hoy.?!

El Agente se frota la cabeza, meneándola de un lado a otro para orientarse mejor y responder a lo que su jefe le preguntaba.

—Dos — respondió a la primera — 3,14 — Contesto a la segunda — 3862 millones de kilómetros cuadrados — hablo para la tercera — y pegunta capciosa, solo se prepara sándwiches los sábados y hoy es viernes — dialogo algo cansado pero fuera de eso, todo aparentemente estaba bien.

—Ah~ — suspiro tranquilo el Doctor —Es un alivio — pero velozmente volvió a mirarlo, estaba temeroso de algo —¡Una cosa más¡...si te diera de beber algo para confirma el funcionamiento de uno de mis formulas...¿Qué haces? — quiso verificar si libido.

—Pues...aceptarlo gustosamente, Doctor, sabe que puede contar conmigo en lo que sea y que si algo malo me pasa, usted lo resolvería fácilmente, pues no por nada en una de las más grandes mentes del siglo — respondió con claro apego, con ese sentimiento de admiración que siempre subía el narcisismo del médico.

—¡Si, estas devuelta a la normalidad! — se festejó con orgullo, queriendo apretar tan fuete el cuerpo de su asisten y dejarlo sin aire, pero evidentemente supo controlarse y esconder bien esos impulsos, sintiéndose satisfecho al final.

—¿De vuelta?...¿Pues a donde me fui? — inclino su cara a un lado con duda, no comprendida bien lo que decía su amado señor —¡Oh ya lo recuerdo! — exclamo con impresión —¡Yo estaba con el presidente, pero luego algo salió mal en los planes, luego...sentí un terrible dolor y...! Ya no recuerdo nada! — se dió por vencido al indagar en sus recuerdos borrosos que nunca volvieron formarse apropiadamente.

El Doctor no se dejó ver, pero estaba todavía mejor con aquella respuesta.

—Por favor dígame que no actué como un imbécil — imploro el Agente con una cara tan adorable que en otras circunstancias fuera molestado a su mayor, pero hoy y solo por hoy se alegraba de verla.

—Pues...— lo miro, rodando sus ojos con una mueca de obviedad —Yo diría que imbécil es poco — enserio su cara solo para preocupar más al pobre Agente a proposito.

—Ay, señor, como lo siento. Cualquier idiotez que cometí de mi parte, le juro que será compensada. Se lo aseguro. Lo siento tanto, de verdad, perdóneme — rogo y rogo por su persona, a pesar de que no tuviera ni la más minia idea de lo que hizo, pero le bastaba con la declaración de su superior.

—Bueno...podría empezar...apartándose de mi — entono con una voz muy grave el final. Haciendo que el hombre se diera cuenta en la posición en la que se encontraban, sonrojándose tan notoriamente que le saco una carcajada de bula al otro.

Ambos se levantan, algo adoloridos e incomodos.

—Y si quiere redimirse por su repugnante manera de tratarme el día de hoy, le aconsejo que vaya...y me traiga otro Latte, el anterior era tan ineficiente que no vale la pena darle otra oportunidad, acomode su archivero en conjunto a la guía que le ordene, y limpie este desastre...¡Para hoy! — exigió en una vociferación.

—¡S-sí, señor. De inmediato señor! — asiente este algo nervioso pero con esa característica sonrisa que nunca desaparecía de él —Gracias por darme otra oportunidad, Doctor — agradece para salir corriendo justo tal cual a los deberes que se les fue mandado.

Sea por castigo o no, solo Robotnik y tal parece que en alguna parte de la cabeza de Lee sabe que nunca se desharía de él. Lo admitía así mismo, le dijo unas que otras verdades, sin mencionar el...beso que compartieron y que ahora tendrá que buscar algo de sus inventos para tener que olvidar eso, pues a consecuencia de aquel evento ya no puede dejar de ver los labios de su lacayo sin ponerse...algo tenso.

Algo de lo que Lee nunca se enteraría, pues mientras su lado más indiferente fue capaz de recibir una sincera confesión de utilidad hacia su jefe, eso más una caricia que su propia persona inicio y que muy pero muy escondido en Ivo...le altero sus neutroquimicos sobre todo en la dopamina.

Y todo esto pudiendo haberse resuelto con solo recordarle quien es en realidad y viniendo de la persona que lo hace sentir más vivo como ninguna otra.









Uff tiempo sin pasar por aquí ¿No?

Ya de ante mano pido una disculpa pero...lo típico, la universidad.

Estudiar una carrera en una de las ramas de la medina es del horto...pero bueno, no hay de otra :"3 me gusta lo que hago

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