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Orphans

One Shot 25


Algo en la atmósfera se sintió diferente, demasiado distintivo pero, no de una manera agradable.

Un niño con un libro en sus manos archivaba el conocimiento que este cuerpo de hojas le otorgaba, así hasta calcular aproximadamente 20 minutos. Este en su desconcierto gruñe de ira y frustración. ¿Como se atrevía?

—Ese estólido de quinta~!  — gruñe con rencor —Si cree que hacerme desperdiciar mi valioso y contado periodo de tiempo esperando su ineficaz presencia esta más que desacertado — volvió hablar con furor, guardando su libro en su mochila, así para posteriormente dirigirse a su casillero personal.

Lo lamentable de asistir a una escuela publica era la exorbitante cantidad de estudiantes que podía haber, pero esto a nuestro joven infante (muy a su pesar que le repugnaba la compañía de otros intelectos muy inferior al suyo) no sufría de algún maltrato por parte de los demás, a pesar de su estado actual, pero del mismo respeto o mejor dicho miedo se lo gano él mismo con sus propias manos, intelecto y fabricación de algunos artilugios, por supuesto.

Apenas se cruzo en el pasillo principal percibo de forma auditiva como la campana de descanso  había concluido.

Volvió a rezongar por sexta vez, no es que iba hacer algo más aparte de su lectura, pero si ese párvulo de cabellera negra fura asistido como cuadraron no iba a tener aquel pensamiento de tener que estar ahí afuera en su espera.

Paso a lado de un sesto de basura, que por muy extraño que parezca... se movió, Robotnik quien estaba cerca del contenedor se alejo en sorpresa, retrocediendo un par de pasos para ponerse en guardia, volvió a moverse aquella papelera de metal, haciendo que al niño le comiera la curiosidad, aproximándose con sigilo al cubo en completa alerta, quitando la tapa para encontrarse con el responsable de dicho movimiento del objeto inanimado.

Lo admitirá...el resultado le pareció tanto sorprendente como decepcionante. Del mismo salió un chico, pero no cualquiera, era ese quien estaba esperando.

—¡Ivo! — hablo alegre el pequeño con una sonrisa al verlo —Justamente iba ir contigo a como acordamos pero,...me temo que tuve una pequeña parada — su sonrisa permaneció intacta, excepto su mirada de vergüenza por como lucia ahora. 

Robotnik lo miro de arriba a bajo, detallando como de su cabeza colgaba una asquerosa cascara de banana y, de su hombro salía unos papeles pegados por la pegocidad de cualquier articulo desechado que debió estar adentro.

Era evidente lo que paso...

—Nombres...— hablo serio, demasiado, tanto que en vez de decirlo lo gruño.

—¿Ah? — se extraño el chico, intentando salir del contenedor que para su desgracia le costaba por su baja estatura.

—Quiero nombres~ — repito todavía mas serio, entrecerrando su mirada con odio e ira, posando sus manos en los sobacos del chico para dejar de ver como inútilmente fracasaba en su intento de huir del contenedor.

—Humm...n-no importa quienes fueron, lo bueno es que ya estas aquí — sonrió intentando escudarse de lo que sea que esos brabucones le hicieron.

Robotnik acentúa su mirada, mostrando sus dientes del disgusto que ahora le comía.

—A-Ahh...fueron...B-Brad con su banda, p-pero no le des importancia, estoy bien — hablo colocando su manos en su cintura intentando demostrando determinación, algo difícil de lograr si estaba cubierto de basura.

—Tal vez, pero eso no compensara la reducida temporada de mi plazo y lectura para estar preocupándome por ti de como estúpidamente fuiste derrotado por la variada cantidad de oponentes de manera injustificada — hablo alejándose del pequeño, pasándole por un lado e ignorar su petición, sabia exactamente donde podrían estar aquellos bastardos descerebrados.

Y como sus mentes minúsculas y predecibles decidieron, estaban en el cancha deportiva. Maquinas de pelotas con raquetas y balones adornaban la misma, eso más los presentes quienes le hacían calzón chino a un pobre niño que gritaba por ayuda.

Robotnik se indigno todavía más, definitivamente no le veía el resultado placentero o productivo de meterse con aquellos que físicamente no les podía hacer frente a un reto para ellos, eso era de cobardes.

Las carcajadas de los Bullyins cesaron al ver como el mal encarado estudiante de sus pesadillas se acercaba a ellos.

—Robotnik...— lo llamo el líder, soltando al niño que molestaba, haciendo que este aprovechara la oportunidad y saliera corriendo con dolor en su retaguardia —¿Q-Qué te trae por aquí? — pregunto, procurando de esconder su miedo, algo en lo que sinceramente fracasaba al minuto —Yo que sepa nos hemos mantenido alejados de ti.

El joven frunce el ceño en su mirada, intentando mantener su boca tranquila.

—Ustedes~... — gruño con resentimiento — han tenido la desfachatez de arremeter contra mi partenaire y enchiquerarlo en un oprobioso contenedor de desperdicios escolares — hablo gravemente.

Los jóvenes se miraron unos con otros sin haberle entendido ni una sola palabra al otro. Por este acto se estrujo la cara de la desesperación por la capacidad de ignorancia y analfabetismo de los mismo.

Uno le susurro algo al manda más.

—Aaaaaah —hablo al fin comprendiendo aparentemente —¿Te refieres a Stone? ¿Y eso a ti que te afecta? — pregunto de brazos cruzados, algo que rápidamente se arrepintió al ver la mirada asesina del joven.

—Solo alertare que...— canturreo, acercándose peligrosamente al lanzador de pelotas de tenis que tenia a su lado —la...próxima vez...— despego la tapa que tenia la maquina por arriba —que quieran injerirse con ese enano...— retiro en su interior un par de cables que se encargaban del funcionamiento de bloqueo, seguridad y apagado, algo que Robotnik conocía a la perfección —No me tomare las limitaciones legales de daños ocasionados por mi...a ustedes — sentencio riguroso, oprimiendo el botón de encendido de la maquina de pelotas, provocando que una larga cantidad de las misma golpeara a todos los lugares en donde apuntaba.

Los gritos de los jóvenes por el peligro que se vieron se hicieron escuchar, más los dolorosos golpes que le propinaba cada bola incrustada en su cuerpo, eso fue muy favorecedor para el chico que se mantenía arrecostado en la maquina. 

—Nadie fastidiada la existencia de ese pigmeo, execto yo — demando con una seriedad en su cara, para luego sonreírle a su obra maestra al ver como al mayor de ellos le pegaba una pelota en los genitales.

Se dio la media vuelta para retirarse, ya no había tanta diversión que observar.

Ivo vuelve a donde quedo su compañero, este estaba sentado en un banco algo pensativo, todo paro cuando percibo la sombra del joven opacarle. Robotnik lo miro dese arriba con una ojeada con una compostura recta y aparentemente llena de menosprecio.

Lee no dijo nada, solo se le quedo mirando, estaba algo apenado por como terminaron las cosas, ya se imaginaba que Robontik hizo algo al respecto, más adelante le preguntara, sin embargo, ahora le quedaba intentar descifrar que era lo que su intelectual cabeza pensaba.

El mayor lo toma de la cara con algo de cuidado, haciendo que girara su cabeza un poco, dejando ver bien como en su cuello y en su mejilla derecha había un par de moretones, de a ver sabido eso les hubiera echo algo todavía peor, pero su trabajo y advertencia ya fueron concretadas.

Robotnik suspira con pesadez y algo de rabia.

—Ven. Vámonos, pedí un permiso para salir antes — le dijo soltándolo, distanciándose de la zona para ser perseguido por el más bajito con prontitud

Ambos niños se aproximaban a su destino, ninguno de los dos se dirigía la palabra. Uno por ira y el otro por vergüenza. pero el propietario de este ultimo decidió romper la ley de hielo.

—Lamento no ser tan fuerte para defenderme,...y haberte hecho esperar — se disculpo con pena el pequeño de tés morena.

El otro lo mira de reojo, sin quitar la seriedad de su cara. Pasaron un par de cuadras a su casa para que este le dijera algo.

—Tengo una pomada que sirve para tus heridas — dijo este para al fin darle la cara por completo —Te lo daré apenas lleguemos pero, después de que te bañes — hablo haciendo énfasis la acción de bañar, y ¿Como no hacerlo? Su amigo apestaba de pies a cabeza.

El chiquitín se ríe, asintiendo con entusiasmo.

No paso mucho tiempo para que ambos llegaran a su "Hogar dulce hogar"

No es que estar en un orfanato era algo tan malo, pero definitivamente era muy diferente a lo que las demás personas pueden experimentar al vivir con un par de padres a su lado.

Ambos niños no recuerdan cuando fue que llegaron, prácticamente estuvieron toda su vida en aquella casa de hogar, a veces teniendo esperanzas de algún día ser adoptados, esperanzas que con el pasar de los años se hacían cada vez mas bajas, 'pues parejas preferían tener mil veces un bebe, o un pequeño niño de cuatro años, a que un adolescentes y el niño en plena pre adolescencia. Siendo estos de 14 y 11 años.

El más grande de los dos le untaba en la piel al pequeño ya limpio, a todo esto fueron afurtudaodos de que la madre de todos, por así decirlo, no se dieran cuenta.

—Tienes que aprenderte a cuidar solo, no estaré contigo por toda la eternidad sabias? — aclaro con severidad el muchacho, limpiándose las manos con una toalla luego de curar lo ligeros golpes en el rostro y cuello del niño.

Este ultimo baja la cabeza, todavía sentía la vergüenza a flote de su ser, como si el tiempo nunca fuera transcurrido. Ivo a esto vuelve a suspirar, como le irritaba cuando hacia eso.

—Hey...pero cada quien empieza a su forma — dijo intentando de animarlo —A mi tan solo me tomo un par de días enseñarles una lección a esos mequetrefes, supongo que tu puedes tardar más,...pero algún día lo harás — hablo sentándose a su lado en la cama.

—¿En serio lo crees? — sonrió con entusiasmo el chico.

—Tienes que, serie muy decepcionante que te la pasaras conmigo y sin que se te pegue algún conocimiento ejemplar — argumento con orgullo para si mismo.

Este en respuesta se ríe, queriendo con todas sus fuerzas darle un enorme abrazo de agradecimiento, pero este conocía a la perfección una regla más que importante de su amigo "Nada de muestras a de afecto innecesarias" 

Pasaron los días como era comúnmente en el orfanato, algo que a ambos le favorecía era tenerse uno al otro. No tenían mucho pero sabían que tener aquella rutina para ellos era más que agradable, el cambio de cierta forma era algo que todavía no estaban acostumbrados y, mas siendo ellos una especia de "marginados" tanto en la secundaria como en su casa de adopción.

Llegaron a sus propios oídos la llegada de algo fuera de la rutina para ellos, pero no de una forma que los espantaba, todo lo contrario, era algo fuera de lo que alguna vez puedo imaginarse.

En eso se pusieron de acuerdo para llegar a cabo lo que querían.

Todas las luces en el orfanato se apagaban a las 10:00pm, por más extraño que sea y por mucho que aquello que se pareciera mucho a una cárcel, era algo para mantener en cuidado todos a la vez, así teniendo a los niños de la edad en la adolescencia en su respectivos cuarto. Uno de ellos abre sus ojos, parándose con el mayor sigilo posible, tomo una mochila, caminando a la puerta de la enorme habitación que compartía con veinte más de sus compañeros, haciendo que la puerta rechinara por el pesado silencio en el ambiente, pero logrando con éxito su cometido.

Al salir se dirigió al cuarto de los más pequeños, abriendo la puerta y deteniéndola con un bloque de concreto, así acercándose a su compañero que estaba acostado con los ojos cerrados en su cama.

Este se aproxima a este ultimo con seriedad.

—Más te vale que estés despierto — susurra con rigor.

Lee no puede evitar sonreír de la gracia, abriendo sus ojos de un parpadeo para destaparse de su cobija y dejarse ver ya vestido y arreglado para su plan.

—Nunca podría dormir sabiendo esto — le respondió con la voz baja pero sonando segura.

Stone se levanta con cuidado para así ambos salir del hogar de cuidado. Se asomaron por una ventana, dentro de la mochila de Robotnik estaban un par de delantales y demás telas amarradas para salir por la misma sin ser descubiertos pues había cámaras de seguridad en el primer piso y ellos estaban en el segundo.

Robotnik días atrás calculo con su vista las longitudes que tiene la enorme morada, sacando la mejor cantidad posible para hacer que casi tocara el suelo , amarrarla a una superficie resistente y bajaron por la misma.

Decidieron atar la cuerda de telas a un costado entre unos arboles para que nadie mas mirara su escabullida enredada y sean perjudicados luego.

—¿Que tan lejos está? — pregunto curioso Stone a su amigo.

—Si mis cálculos no me fallan, algo que nunca pasa, si esta a tres kilómetros al sur, llegaremos en una estimado de treinta minutos si apresuramos algo nuestro paso — objeto seguro, teniendo entre sus manos un mapa de la ciudad.

Este en el camino enrolla su direccional de papel para guardarlo en su mochila, caminando ambos entre la oscura noche del evento que tanto estaban esperando.

Se equiparon con todo por si las moscas. Un par de botellas de agua, un poco de comida y dinero suficiente debido que a donde querían llegar era un consumo excesivo pero valioso para lo que se usará.

Para fortuna de ambos usar el método de Robotnik y el de Lee y ganar dinero por parte de sus compañeros del orfanato más en las escuela le resulto más que favorable. Stone haciendo cualquier mandado o tarea, e Ivo explico clases y en ocasiones pasando trampa en un par de exámenes. Sabia que estaba mal, pero...¿A caso eso le importaba? Solo le interesaba con lo que haría con su efectivo.

El castaño miro su reloj de muñeca, llevaban al rededor de 17 minutos y no se veía nada aun en la oscuridad de la noche.

Stone quien desde hace rato quiso hacer conversación miro de reojo a su acompañante, pensando la gran variedad de cosas ocurrentes o elocuentes que se le podía ocurrir al momento.

—Haamm...así que...esto esta pasando ¿No? — hablo sonando muy ilusionado.

—Si — contesto casi a medias —No es la gran cosa, no obstante, puedo alegar que el salir de la rutina favorecedora  de cada día puede ser algo reconfortante, algo muy irónico al tenernos que profugarnos a altas horas de la noche — respondió este.

Stone ríe, era cierto, y otra cosa era muy clara para él...

Vaya que admiraba a ese distinguido ser de excéntrico comportamiento. No tiene recuerdo alguno en donde no este él. Desde pequeños al estar en esa misma casa de cuidados fue muy inevitable que de más infantes se toparon varias veces, en ello fue convirtiéndose en encuentros cada vez más y más cercanos a iniciativa e insistencia de Lee, quien siempre le recordaba al joven lo grandiosos que era con su mente. Puede que de eso ultimo Robotnik lo voy como un chico adulador muy satisfactorio, pues él sabia más que nadie que nadie que su propio reconocimiento debía de ser así o incluso más aclamado.

Esto a llegar alturas más privadas el joven se convirtió en su compañero como él le dice, pero la realidad es algo más profunda de lo que el mismo admite. Era su compañero, amigo, protector, guía, y Lee podría seguir con un largo etcétera, etcétera, aunque algo era seguro, no sabía muy bien con que ojos mirarlo. 

Lo aconseja como a un compañero.

Lo cuida como a un hermano.

Lo quiere como nunca había querido, y por esto ultimo el niño se estaba confundiendo. 

¿Era muy malo querer a otro hombre como la cantidad de apego que le tengo?" — era la interrogante que se hacia el nene todo los días. 

Las monjas que cuidan de ellos le hablan de la palabra siempre, y les advertía mucho algo llamado "Homosexualidad" tachándola de ser una pecadora abominación y demás santurradas, así que era lo mismo que no dejaba de correr en su cabeza.

¿De verdad eso es tan malo? ¿Por que?" — siempre se lo repetía.

"No es como si le hiciera dalo a alguien" — se volvía a decir —"Tampoco pidió ser así" — era la otra cosa.

Y al fin de cuentas ¿Qué era lo que Ivo pensaba de todo esto? Era esa la gran pregunta. Pregunta que nunca se atrevería de interrogar por vergüenza y miedo de que tal vez algún momento descubra su secreto...y, se aleje de él como consecuencia.

—¡Oye, petizo mira! — vocifero con emoción al detallar desde la lejanía una exorbitante cantidad de luces de todos los tamaños y colores, acompañada por un música ambiental más que agradable.

El pequeño se camuflo tanto en sus pensamientos que no dijo palabra alguna en todo el camino como él lo quiso, pero gracias a ello lograron llegar todavía más rápido para él a su destino.

—¡SIIIIII! — grito con emoción en su voz y rostro —¡Vamos! — pidió con apuro, tomando la mano del más grande para correr entre los arboles más rápido hacia donde las luces los dirigía.

Robontik casi se ahoga con la botella de agua que estaba consumiendo para su hidratación, teniendo que guardarla apenas advirtió como la mano del pequeño acompañante lo jalaba con una fuerza que desconocía del pigmeo.

Gracias a todo eso llegaron todavía más rápido. 

Se trataba de un evento socio económico sociable y cultural de la ciudad, llevando como procedencia las instalaciones mecánicas para diversión de todo publico, ya sea adulto o infantil, pero que por obvias razones , a los ojos de un párvulo es mucho más atrayente. 

Ejemplo más claro: Era una feria.

Los niños no rechistaron en adentrarse al acaecimiento del lugar, mirando ambos jóvenes con brillo en sus pupilas. Nunca antes ninguno de los dos estuvo en algo similar y, ahora presenciarlo en persona por cuenta propia de ambos...era magnifico~

Era tanta la emoción que no sabia a que juego mecánico montarse primero.

—¡Vayamos a la montaña rusa! — pidió el más pequeño con intenciones de jalar a Ivo.

—¡Oye, oye, momento! — lo detuvo —Debemos de comprar primeros las entrada si tanto deseamos entrar — demando Robotnik a Stone.

Ups...era cierto, Tras la enorme emoción del momento se le había olvidado tal cosa.

La fila era algo larga, pero no demasiada, ya para cuando llegaron a la taquilla gastaron la mitad de sus ahorros en cantidades y cantidades de boletos, al menos no se preocuparían por las entradas de varios juegos por la ultimas horas.

Ahora si, la diversión era el siguiente paso.

Se dirigieron a la larga fila de vagones para la montaña rusa, Stone no era lo suficientemente alto como para poder entrar, haciéndole falta cinco centímetros nada más, eso si fue frustrante para ambos, pero Robotnik ya tenia un plan en mente. Apenas el pudo pasar a la atracción se escabullo en la parte trasera de los barandales, quien ya lo esperaba Stone, extendiendo sus brazos para alcanzar la mano del otro y subir al chico al juego mecánico, unos jóvenes y adultos ya asistían a la atracción también, haciendo que el par de huérfanos pasaran desapercibidos, metiéndose ambos en la vagoneta delantera para poder disfrutar de la adrenalina que los avecina.

Ok...esto si era una escena digna de disfrutar.

En tanto los vagones subían, bajaban y daban vueltas en los espirales, era audible el grito de los demás, siendo los niños para nada una excepción, aferrándose ambos en el barandal que tenían de seguridad.

—¡QUIERO A MI MAMÁ! — grito entre el temor, el aceleramiento y diversión el chico de cabellera azabache.

—¡PERO NI SIQUIERA TIENES! — le respondió Ivo en el mismo estado de emoción y terror que el niño a su lado.

—¡QUIERO UNA MAMÁ! — corrigió entre risas y lágrimas que inconsciente le salían por el fuerte viento que chocaba contra su cara.

Para cuando el viaje termino todos los pasajeros bajaron de sus asientos entre risas y carcajadas. Todos exceptos los niños que estaban en la cabeza, jadeando de la adrenalina, con sus cabellos hacia atrás, dando les un aspecto de miedo infernal.

—Eso...— empezó Ivo.

—...fue — le sigue Lee.

—...¡Genial! — gritaron ambos de la euforia.

—Vamos a otro — pedio Stone bajándose de la vagoneta con su amigo.

El resto de la noche  solo se podía explicar con dos palabras: Travesuras y diversión.

Se detuvieron para comer algodón de azúcar, algo que  Robontik dio una larga charla por los dañinos químicos del colorantes más el manejo excesivo de la azúcar que contienen sacarosa, fructosa y glucosa; todo mientras Lee seguía comiendo y escuchándolo, le parecía muy interesante como peligroso que todavía no se detuviera de comer su golosina.

Por petición de Lee entraron a un carrusel,...este definitivamente desánimo de manera bestial a Robontik.

—¡No inventes! — se quejo Ivo —Las alternadas contracciones y elongaciones de estos cuerpos de acero y metal en forma de mamíferos équidos, de tamaño pequeño no estimulan para nada mi estado límbico de jubilo — argumento atrás de su amigo que si parecía disfrutar del paseo, eso hizo gruñir  más de la vergüenza al muchacho.

Pasaron a comer Hot Dogs, todo sin olvidar la charla de Robotnik al básicamente estar comiendo restos de algunas partes de animales como las orejas, pesuñas y narices entre un par de condimentos y el pan, eso no evito que Lee igual le diera una mordida a su comida, haciendo que Robotnik suspirara por tan atrevida acción.

Lo único que si estuvo de acuerdo en consumir fue una cesta de palomitas de maíz.

Se detuvieron en aquellos vendedores/estafadores. Que por un reducido precio puedes participar en sus juegos que por boca de todos sabían que estaban trucados o eran demasiados difíciles de vencer

Para Robotnik le parecía un reto atrayente, se detuvieron en uno en donde debían de lanzar una pelota de béisbol hacia una repisa alejada donde la adornaba una pirámide de botellas que debía de derribar con solo su brazo.

Era evidente que no podrían hacerlo ninguno de los dos si lo hacia de manera directa, estaban demasiado lejos como para que si quiera un beisbolista profesional apenas la tocara, eso no duro mucho para obstaculizar la mente de Robotnik quien miro al su al alrededor.

Con los dientes se saco su guante derecho, lamiendo la punta de su dedo para medir la fuerza del viento, detallando cada toldo, cada banca y cada árbol que le podía jugar a su favor, así se podía ver la infinidad de ecuaciones que el chico se pintaba en la cabeza, era algo extraño como magistral.

—Solo lánzala, niño — dijo quejumbroso el hombre en mala gana, igual no podría ganar en su juego.

Ivo gruñe, acentuando el ceño, tomando aire para lanzar la bola de una buena vez.

Apenas lo hizo todos quedaron  un una expresión descolocada al ver que la pelota no salió hacia adelante, ni siquiera un poco, tomando ruta hacia arriba la pelota a saber donde va a parar.

—Ow, Rob, fallaste — hablo el más pequeños de los dos con un tono entristecido.

—No hables antes de tiempo, enano — se cruzo de brazos con confianza.

Así era, la pelota bajo hacia una tejado, haciéndola rodar a un castillo inflable que conservaba a lado, para posterior pasar de inmediato a una honda enorme que tenían como decoración en una tienda, echándola tan para atrás que al momento de impulsarse tomo un largo tramo de la velocidad puesta, provocando que llegara directo a los chicos que se agacharon apenas vieron la pelota aproximarse, eso fue verídico que la botellas caerían, pero aparentemente también este juego estaba manado gracias a que las bases de las botellas quedaron pegadas en la mesita donde reposaban.

—Fascinante...creo que he vencido su corrupto sistema — sonrió en victoria el joven vestido de negro.

El hombre quien se vio descubierto y más que derrotado resoplo enfurecido y, frustrado, pero sin nada más que hacer.

—¿Qué juguete quiere? — pregunto entre dientes.

Robotnik quedo pensando un momento, francamente no tiene ni el menor de las intenciones de conservar un cuerpo de poliéster, fieltro, lana y relleno de algodón con él. Miro a Stone por un instante, captando  su atentan mirada a uno de estos animales falsos para menores. Se trataba de una cabra bebe, con una pequeña cola al igual que sus diminutos cuernos, con sus respectivas patas.

Ivo solo se encoje de hombros disimulando desinterés para habar.

—Deme ese mamífero rumiante ovino de pelaje áspero y fuerte del color secundario oscuro y claro — pidió veloz. El hombre frunce el ceño en desconcierto —La cabra....deme a la cabra — resumió con fastidio.

El caballero alza la mano en busca del juguete de algodón, dándoselo a su respectivo ganador.

—Un placer desmentir su farsa, espécimen de conducta mendaz — añadió alejándose ambos del establecimiento.

El hombre en respuesta gruñe, fué una gran vergüenza ser así de descubierto por un par de niños.

—Es muy linda ¿Verdad? — opino Stone sonriente y feliz por el triunfo de su partenaire.

—...Tal vez,...toma — se lo dio como si nada, con una expresión llena de desigualdad.

—¡¿Q-Que?! — se sobre salto el niño, sosteniendo el cuerpo suave de aquel falso animal que llevaba el muchacho —pero...¿Por que? — pregunto curioso...y apenado.

—Ya estoy en mi tiempo donde tener esa clase de cosas se considera algo pueril y de bajo entendimiento aceptable,...y los veo muy innecesarios en mi viveza — explico el joven —con ganarle a ese petardista tuve un gran merito — sonrió orgullos de si mismo —Así que hazme un favor y quédate con esa cosa sin sentido alguno — hablo dándole igual.

—Oww — resonó con ternura el joven con jubilo en su voz y ojos —Gracias Ivo — agradeció abrazando fuertemente su cabrita bebe de peluche. Le parecía muy esplendida aquel animal, al igual que fuertes y ágil.

—Si, si. Da igual, debería yo agradecerte por librarme de esa cosa, pero en fin — hablo desganado, girando su rostro para soltar por solo unos tres segundos una sonrisa, una diminuta, siendo muy bien escondida para el otro.

Su próxima parada era la rueda de la fortuna, no sin antes haber pasado por un par de helados ambos, comiendo y disfrutando de la buena vista que tenían, todo mientras Lee no soltaba el gran presente que acababa de tener.

—Hoy fue la mejor noche de toda mi vida — aseguro Stone alegre. Comiendo de su frío alimento con sabor a chocolate.

—No te negare que este tiempo experimente sensaciones tan satisfactoria en un largo tramo con una extensa longitud que suelo acostumbrar al menos unas dos veces al mes — confeso también el castaño, lamiendo de su cono de vainilla.

La vista era más que perfecta, haciendo que los ojos de ambos destallaran en un completo lucero por las escandilantes luces que tenían al frente. Otra vez ese sentimiento reconfortante toco el pecho del pequeño, haciendo que inevitablemente mirara de reojo a su amigo.

no sabia si era por las luces, por el momento, por el ambiente, o lo que sea, pero...lucia más esplendido que nunca...

Este traga saliva, visualizando como la mano del más grande reposaba con tranquilidad a un costado suya, las ganas de posar la suya encima de esta fueron tan grandes que de verdad lo estaba considerando, pero solo se metió una gran cantidad de helado en la boca para que dejara de pensar en aquellas cosas, eso le ocasiono un terrible dolor de cabeza, también conocido de manera famosa como "Cerebro congelado" Resoplando con incomodidad apenas sintio De esta. Eso llamo la atención de Ivo para que lo intentara calmar, todo su trayecto se lleno de puras risas y lo tonto que había sido y todas esas cosas, opinando unas veces la magnifica mirada que ambos estaban compartiendo.

No tenían duda alguna, que esa noche fue la mejor de todas sus cortas vidas.






Nunca entenderé cuando Sera el día en que deje de sacar one Shot's con partes variadas...a bueno ¡Próximamente parte II

Mientras lees esto muy posiblemente este de vuelta en mi ciudad al fin después de dos meses estar afuera, así que si me desaparezco por unos días ya lo saben :D

¡Los amo y adoro con todo mi ser, adiós!

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