003. strange birthday
↯ CAPÍTULO TRES
▬ ❝ cumpleaños extraño ❞ ▬
ME COLGUÉ LA MOCHILA SOBRE MI HOMBRO, me di media vuelta para ir hacia la salida de mi recámara, aunque un par de golpes en la puerta junto con la figura de la tía Kate apareciéndose hizo que me detuviese en mi sitio; si Allison se molestaba, ya tenía una muy buena excusa para evitar su ira por mi tardanza.
—¿Como te sientes? —cuestionó ella, con una sonrisa pequeña y preocupada—. ¿Pudiste dormir?
Hice una mueca—. No mucho. Apenas y pude tapar bien mis ojeras, lo único bueno de tener un poco de maquillaje supongo.
Ella asintió varias veces, extendiendo un vaso con agua y una pastilla hacia mi. Fruncí el ceño como respuesta.
—¿Qué es esto? —inquirí, echando a un lado mi cabello.
Quieren callarme, quieren evitar que cumplas para lo que naciste.
—Tu madre dice que necesitas vitaminas —ella rodó los ojos con diversión—. Dice que por eso fue tu desmayo, la falta de sueño y la correcta alimentación... aun que para mi eso suena absurdo.
Me encogí de hombros, tomando la pastilla con cuidado y echándola a mi boca de un tirón, bebiendo del agua que la tía Kate me extendía.
«¿Puedes ver su satisfacción? Hilandera, no dejes que nos silencien, su hilo está colgando entre la vida y la muerte.»
Ignore de nuevo la vaga voz en mi cabeza que cada vez se desvanecía más y más como si del viento se tratase.
—Y ahora, tal y como le dije a tu hermana, como la perra protectora que soy, te daré tu regalo de cumpleaños adelantado para que olvides ese feo sabor de la pastilla —con una sonrisa me extendió una pequeña cajita negra la cual no dude en tomar.
Con una sonrisa de oreja a oreja abrí la cajita con cuidado. Mi boca se abrió levemente de lo hermoso que el dije era, sinceramente no tenía palabras para describirlo.
—¿Ya no sabe fea la medicina? —indagó sonriente la tía Kate, divertida al ver mis expresiones.
Lo tome entre mis dedos aún con mi sonrisa.
—Claro que no. ¡Me encanta! —chille, admirando el detalle del animal en el centro—. ¿Le diste uno a Allison igual?
Kate asintió—. Es una reliquia familiar. Ya me conoces, sabes que odio ser una sentimental, pero eso, mira el símbolo en medio del colgante. ¿Ves eso?
—Si —asentí.
—¿Quieres aprender algo sobre tu familia? —comenzó Kate—. Investíguenlo. Allison y tu. Son buenas descubriendo cosas, más si están juntas.
—Nos harás trabajar para averiguarlo —farfulle divertida, alzando la mirada de la hermosa reliquia a mi tía.
—Algunos misterios merecen el esfuerzo —respondió ella, tomando el collar de mis manos para después pasarlo por mi cuello y ponérmelo.
Solté una pequeña risa y la abracé, oyendo como ella se contagiaba de mi risa mientras me enredaba entre sus brazos.
—Gracias —murmure, comenzando a separarme de ella poco a poco.
Le sonreí una última vez antes de ajustar la correa de mi mochila e ir hacia la entrada de la casa, en donde mi melliza ya me esperaba tan impaciente como siempre.
—PS, CHICA NUEVA.
Alce levemente la mirada de la negra barra del salón de química al oír una voz, probablemente llamándome a mi, ya que por aquí soy la única chica de nuevo ingreso además de mi hermana que, para el colmo, no se donde es que se metió.
Ladee la cabeza confundida al ver que el que me llamaba era un chico. Tenía algunos lunares a lo largo de su rostro, parpadeé un poquito en cuanto noté que no tenía mucho cabello que digamos: como quien dice, estaba pelón.
Además de que había abierto su marca textos con la boca y ahora llevaba la tapa de este en ella.
Abrí mi boca para responder un poco más disimulada que él, pero la voz del profesor me interrumpió.
—Un cordial recordatorio, las reuniones de padres y maestros son hoy —hice una pequeña mueca: ¿qué queja tendrían de mi los maestros si apenas llevo algunos días en sus clases?—. Los estudiantes con promedios inferiores a 7 deberán asistir. No diré sus nombres, porque la vergüenza y el enojo con ustedes mismo debería ser suficiente castigo.
El profesor caminó hasta llegar junto al chico con apellido raro que me había hablado unos segundos atrás, este ni siquiera se inmutó.
—¿Alguien ha visto a Scott McCall?
El chico, cuyo apellido era extraño, alzó la cabeza al sentir al profesor frente a él. Aunque un par de pasos entrando al salón hicieron que el maestro quitase sus ojos de él.
Jackson ingresó al salón, fruncí el ceño levemente al oler su miedo, por más extraño que aquello sonase. Sus ojeras estaban realmente marcadas, podía notarse que no había dormido ni un poquito.
Conecte miradas con él por tan solo un par de segundos, segundos los cuales sentí suspiros en mi cabeza que me comenzaban a nublar el cerebro.
Creo que me he vuelto loca.
El profesor se acercó a Jackson para hablarle, por lo que sabiendo del oído desarrollado que poseo, no dude en echar mi cabeza hacia un lado y quitar mi cabello de mi oído derecho para oír mejor.
El chico con apellido extraño me miró con los ojos levemente abiertos de par en par, no le tome importancia.
—Jackson, si necesitas salir temprano por cualquier motivo, avísame.
Jackson solo asintió y yo volví mi vista al frente, ignorando la mirada fija del chico con lunares que marcaba con su marca textos como si no hubiese un mañana.
El sonido era realmente molesto, hasta una mueca de incomodidad se instaló en mis labios en cuanto el sonido comenzó a taladrar mis tímpanos.
—Todos, empiecen a leer el capítulo nueve —indicó el maestro, defendiendo su andar en medio del salón, sin darse la vuelta aún, habló—. Sr. Stilinski. Intente poner el resaltado entre los párrafos importantes. Es química, no un libro para colorear.
Sonreí divertida y aliviada, al menos ese estúpido sonido ya no me iba a matar.
Tienes raíces distintas. Linajes de cazadores y poderosos hombres lobo corren por tus venas. Eres diferente Skylar. Eres una hilandera.
—Señorita Argent —abrí mis ojos de golpe, sin siquiera saber en que momento los llegué a cerrar, los susurros iban desapareciendo como si del viento se tratase y la oscuridad ya no me abarcaba—. ¿Se encuentra bien? Está algo pálida.
Asentí varias veces, volviéndome a encontrar con los ojos de él tal Stilinski.
—Lo estoy, solo algo... aturdida, si.
Tengo que averiguar qué es lo que me pasa. Y tengo que hacerlo antes de que me termine matando o, peor, termine en un manicomio.
—SKYLAR, ¡SKYLAR, ESPERA!
Detuve mi rápido andar en cuanto oí la voz de un chico llamándome. Me di media vuelta y me encontré de frente con el chico de la clase química, el de lunares adicto al resaltado.
—¿Si? —me crucé de brazos—. Por si no lo notaste tengo un fuerte dolor de cabeza, quiero irme a casa y para eso tengo que buscar a mi hermana eh...
Espere pacientemente a que me dijese su nombre, pero él muy baboso solo se me quedó mirando como, antes dije, baboso hasta que palmee en su rostro para sacarlo del trance que dios sabe que lo metió.
—¡Stiles! Stiles Stilinski —farfulló, mientras yo elevaba una ceja esperando que me dijese por que me había parado a mitad del pasillo—. ¡Ah si! Tu hermana y mi amigo se fugaron de clases, ahora estás bajo mi cargo y te llevaré conmigo para que no mueras por tus locas alucinaciones que para nada son sospechosas. ¡Vámonos!
—Espera, ¿qué?
No me respondió, solo me tomó de mi brazo sin lastimarme y me jalo hasta su Jeep mientras yo hablaba y musitaba un sin fin de cosas en busca de explicaciones.
Ni siquiera había entendido ni la mitad de lo que había dicho. Solo entendí que mi hermana y el idiota de Scott se fueron a dios sabe donde y que iría con él.
Maldición.
—¿Al menos me dirás a donde es que vamos? Necesito explicaciones, ahora eres algo así como mi secuestrador Stone —balbucee, colocándome el cinturón de seguridad, a la vez que el tal Stone, Star, Stiles –no sé cómo se llama– se subía a la camioneta.
Él rodó los ojos—. Es Stiles y iremos a buscar a Lydia a su casa.
—¿Lydia? —fruncí el ceño—. ¿Es la amiga de mi hermana, cierto?
—Supongo.
—¿Y porqué tendría que ir contigo, chico? —inquirí—. Podrías ser un asesino en serie que busca matarme.
—Porque no tienes como volver a tu casa sin tener que caminar —respondió—. Además, es solo para hacerle un favor a mi amigo, no te emociones.
Bufé—. Claro, voy a emocionarme por matar mi reputación social por subirme a un auto con un chico visiblemente nerd y probablemente virgen.
Me lanzo una mirada fulminante antes de reprimir lo que sea que iba a decirme y sin más, arranco el jeep.
—NO ME PAGAN LO SUFICIENTE.
Stiles me miró de mala gana—. Tampoco es como que te fuera a pagar, niña.
Seguimos subiendo las escaleras hasta el cuarto de la tal Lydia con la madre de ella como guía. Terminamos aquel recorrido por las escaleras y la señora Martín dio vuelta por el pasillo hasta la segunda puerta del lado derecho. Abrió la puerta y fue entonces cuando nos encontramos con una Lydia sobre la sana boca abajo, observando sus uñas. Hice una mueca: la chica parecía que estaba drogada.
—Cariño, un tal Stiles vino junto a Skylar, la hermana de Allison —mire burlona a Stiles tras su presentación.
—Conozco a Sky... pero, ¿qué diablos es un "Stiles"? —lleve mi mano a mi boca para evitar soltar una carcajada.
La señora Martín soltó una pequeña risa nerviosa—. Tomó algo para los nervios.
Ya decía yo que lucia drogada.
—Pueden entrar —nos sonrió la mujer.
Ambos asentimos—. Gracias.
La señora Martín salió de la habitación y nos dejó a los tres solos. Sonreí más aún de lo que ya sonreía al ver que las mejillas de Stiles se teñían de un rojo escarlata al ver que la chica solo traía un camisón de tirantes cortos azul.
—¿Qué están haciendo aquí?
—Quería asegurarme de que estabas bien —balbuceo Stiles.
Me crucé de brazos y me recargue en una de las paredes cercanas del cuarto de Lydia.
La pelirroja se acomodó mejor en su cama, causándole otros mil infartos a Stilinski—. ¿Por qué? —palmeó el lado de su cama frente a ella, provocando que Stiles comenzase a tartamudear.
Dios, o esta tarado con el tema de las mujeres o le encanta Lydia. Bueno, me voy por ambas opciones.
—Porque estaba preocupado por ti hoy —si, se nota que Lydia le fascina—. ¿Como te sientes?
Mis ojos se abrieron de par en par al ver como la mano de Lydia se alzaba, como si quisiese tocar el cielo, y de repente esta cayó sobre el brazo del pobre chico, quien si antes no le estaba dando una hiperventilación, ahora si que tenía una.
—Me siento fantástica —Lydia se acercó más al rostro de Stiles, mientras que yo ocultaba mi rostro entre mis cabellos anaranjados, en un intento de evitar seguir viendo la incómoda escena delante de mi.
Stiles golpeó su rodilla en un tic de nerviosismo, mientras que enfocaba su vista en el peluche de jirafa. Seguí su mirada y me topé con un envase entre las piernas del peluche. Fruncí el ceño y a pasos rápidos me encamine hasta dicho envase y lo tome entre mis dedos, leyendo lo que ponía la etiqueta.
—¿Qué...? —murmure, efectivamente era los analgésicos que su madre había comentado, solo que eran algo fuertes. Lo digo por que casi toda mi niñez tuve que tomar algo parecido a esto, solo que para dormir y estarme quieta en la escuela: algo así decía mamá. Mire divertida a Lydia y me senté a la par de Stiles para poder observar a la chica delante de nosotros—. Apuesto a que no puedes decir: "La salsa sale sosa si la sala Suzy" 10 veces rápido.
La pelirroja me miró desafiante antes de comenzar a hablar—. Si la sala Shuzy...
—¿Eh? —solté, burlesca.
—Si la shala... —reí un poco al ver su cara de desconcierto y deje en su lugar las pastillas.
Aunque me preocupe un poco al ver que su cara de desconcierto cambiaba a una más de terror, comenzó a recostarse en la misma posición en la que estaba cuando llegamos y miró a algún punto en su pared.
Mire a Stiles un tanto preocupada. Si bien no la conocía, sabía un poco de lo que había sucedido en ese lugar de renta de películas, y sería algo que sí que podría dejarle algún trauma: más si piensan que lo que sea que los atacó era un animal.
—Yo vi...
Parpadeé un par de veces, confundida.
—Lydia, ¿qué viste? —inquirió Stiles.
—Algo —respondió ella.
Mire curiosa a Stiles, quien parecía ansioso por la respuesta—. ¿Algo como un león de montaña?
—Un león de montaña —Lydia asintió un poco, todavía ida.
—Stiles... —lo llame para que dejara el tema de lado, no era bueno que la pobre estuviese recordando cosas que quizás su mente intenta bloquear.
Él me ignoró—. ¿Segura que viste un león de montaña o lo dices porque eso fue lo que la policía te dijo?
—Un león de montaña —repitió ella.
—Stiles, por favor, no la alteres —volví a interferir al ver que el chico tomaba la jirafa de el buró y se la mostraba a Lydia.
Pasee mis dedos por el puente de mi nariz: apenas lo conocía y sabía que este idiota sería un necio de primera.
—¿Qué es esto? —le preguntó.
Lydia se giró hacia nosotros—. Un león de montaña.
Mire a Stiles, aún más confundida que antes. No sabía que quería comprobar el chico, pero parecía lograrlo.
—Bien —dejó la jirafa en donde estaba antes—. Estas muy dopada.
Abrí mi boca en una O al oírlo, si, eso era lo que quería confirmar. Lastima que yo lo deduje primero, ¡ja!
PASO LO QUE CREÍ FUE UNA MEDIA HORA EN LA QUE VIMOS COMO LA POBRE DE LYDIA SEGUÍA TODAVÍA DROGADA. Codee a Stiles cuando vi la hora en mi teléfono y noté que ya se hacía tarde para volver a mi casa.
—Bueno... nosotros ya nos vamos —habló Stiles, tomándome por mi brazo sin lastimarme para llevarnos hasta la puerta—. Te dejamos volver a tu estrés postraumático.
Lo codee con fuerza, logrando que se quejara de ello. ¿Quien dice eso? ¡Solo él, claramente! Tome su mano con más fuerza de la requerida y comencé a sacarnos del cuarto, cuando estuve cerrando la puerta, Lydia habló.
—Quédense —abrí de más mis ojos al oírla. ¿Qué no oyó lo que el tarado a mi lado dijo?
Stiles no dudó en volver a entrar, arrastrándome a mi con él.
—¿Yo? ¿Quieres que me quede?
—Ambos, si —asintió Lydia, con una pequeña sonrisa coqueta.
¿Me está coqueteando?
Palmeó el lugar frente a ella y antes de que pudiese tan siquiera parpadear el idiota de Stiles ya estaba sentado en ese sitio. Rodee los ojos, ¿no recordaba que estaba drogada? No tiene idea de lo que hace la pobre, si no, el que estaría aquí sería Jackson, no es Bilinski que tengo frente a mi.
Acarició la mejilla del chico, quien parecía estar soñando, literalmente. Llevó sus dos manos hasta las mejillas con algo de lunares del chico, acercando más su rostro al de Stiles.
¿Lo iba a...?
—Por favor, Jackson.
Uy, si. Eso era lo que yo estaba pensando.
Stiles resoplo bastante molesto e indignado con la chica—. Y hasta aquí llegamos.
—Llegaste lejos, campeón —alegue, sarcásticamente—. Aunque se veía venir el que te estaba confundiendo con Jackson.
Lydia cayó sobre su cama como si se tratase de un costal de papas, quizás ya cansada de la aburrida conversación con Stiles, alias, Jackson para ella.
Palmee el hombro de Stiles, burlesca—. Suerte para la próxima, campeón.
El teléfono de la pelirroja comenzó a sonar, alguien le estaba llamando.
—¿Quieres que conteste? —inquirió en voz alta para la chica, por si estaba dormida.
Lydia no contestó, confirmando mi teoría de que ella ya estaba en el séptimo sueño.
—No preguntes y contesta —soltó el chico, estirándose para tomar el aparato entre sus manos—. Hay un nuevo mensaje —me asome por el hombro de Stiles para ver la pantalla del teléfono—. No sé cómo...
Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo entero al ver la pantalla. Abrí mis ojos de par en par y mire estupefacta a Stiles.
—¡¿Qué carajo?! —farfulle, observando a esa criatura con ojos rojos y mucho bello por todos lados.
Stiles pausó la pantalla, exactamente donde se observaba el rostro de lo que sea que fuese eso. Tenía colmillos y una nariz como si fuese de un perro, aparte de los ojos rojos y todo ese bello.
—¡Stiles, ¿qué carajos es eso?!
El Stilinski me miró con los ojos abiertos de par en par, comenzó a boquear como si fuese un pez sin saber que decir. Tenía miedo, esa criatura no se parecía a un león de montaña para nada.
No encontró palabras para decirme lo que sea que quería decirme. Más bien me tomó por la mano, lanzó el celular de Lydia a la cama y nos sacó de tanto el cuarto como de la casa a paso muy rápido.
—Súbete al jeep, te llevaré a casa.
—No quiero ir a mi casa, quiero que me digas lo que sea que es esa cosa del video —masculle, trepándome al auto y dando un portazo.
—¡No te desquites con mi jeep! —masculló—. Iremos a tu casa, vas a olvidar lo que viste, y ya está.
—¡No puedes obligarme!
—Claro que puedo.
—Quiero que lo intentes, idiota.
Me sorprendió bastante el mareo que sentí al momento en el que el Jeep comenzó a avanzar. Parpadeé un par de veces, intentando regular mi visión, pero al observar mis manos me di cuenta que estas me parecían borrosas
—Skylar, ¿estas bien? —escuche tan lejana la voz de Stiles que no pude dejar de preocuparme.
La visión cada vez se volvía más y más negra, hasta el punto en donde llegué a creer que mis ojos se cerraban por la pesadez que sentía en estos.
El aire comenzaba a faltarme y un sudor frío comenzó a recorrerme.
—Stilinski... —murmure, llevándome las manos hasta la cabeza, logrando que mi cabello se desordenase más.
—Estas muy pálida, niña —indagó él, mirándome de reojo mientras dábamos una vuelta. Fue entonces cuando sentí peor aquella sensación de desvanecerme—. Sky, no. No cierres los ojos. Skylar, escúchame. No cierres los ojos, no se te ocurra cerrarlos.
No obedecí y finalmente, deje que mi cuerpo se desvaneciera en aquel asiento del jeep, sin saber que me había ocurrido.
Solo sabía que era la misma sensación que sentí durante mi primer desmayo cuando me reuní con mi familia aquí en Beacon Hills.
HABÍA ALGO SUAVE QUE ESTABA SOBRE MI ESPALDA, reconocí aquello como un colchón, un colchón que no era el mío sin ninguna duda ya que este resultaba un poco más duro que el mío. El olor a cuarto cerrado lleno mis fosas nasales, provocando que mi nariz se frunciera ante ello. Apenas y abría poco a poco mis ojos cuando comencé a oír una voz que las últimas horas había taladrado mi cabeza con su necedad y sarcasmo.
—Hola, soy yo de nuevo —entrecerré mis ojos por la luz que entraba a la habitación, dándome cuenta que Stiles no se había percatado de que comencé a despertar de mi segundo desmayo—. Encontré algo y no sé qué hacer con eso, ademas que por tu culpa tengo a una Skylar desmayada en mi cama por alguna extraña razón. Si puedes encender el teléfono ya, sería genial. Si no, te mato. ¿Me entiendes? Voy a matarte. Y estoy muy alterado para decirte cómo voy a matarte, pero lo haré, ¿de acuerdo? Voy a... adiós.
Cerré los ojos de nuevo al ver que ya se giraba hacia donde yo estaba. Arrojo su teléfono justo a un costado de mis pies, procure no tensarme.
—Cielos —abrí uno de mis ojos al ver que se sentaba en la silla de escritorio pero volví a cerrarlo cuando oí toques en la puerta y más aún con la reacción de Stiles, quien soltó un gritito.
—Dime que recibiré buenas noticias al reunirme con tus maestros hoy —supe que se trataba de su padre, el sheriff Stilinski.
—Depende de cómo definas "buenas noticias" —respondió Stiles e intente no reírme. No sería prudente que una persona que sigue desmayada se riera.
—Que obtengas "excelentes" en todo y te portes muy bien.
—Quizá quieras replantear esa definición —alegó Stiles.
—Dijiste suficiente —de repente sentí una mirada en mi y procuré quedarme lo más quieta posible—. ¿Seguro que está bien? Quizás debiste llevarla a un hospital, no es normal que la gente se desmaye.
—Está agotada —balbuceó Stiles—. El sol está muy fuerte, simplemente ella no está acostumbrada.
—Si... —asintió el sheriff—. Supongo que si no despierta pronto yo mismo la llevaré al hospital.
Sin más oí pasos alejarse del cuarto del chico, dejándonos solos una vez más.
Entreabrí mis ojos un poco de nuevo y me di cuenta que Stiles tenía entre sus manos el celular de Lydia. Celular que tenía un video con una bestia peluda de terroríficos ojos rojos. Eleve tantito mi cabeza de la almohada en la que esta descansaba y me di cuenta que, en efecto, Stiles observaba dicho video.
—Vamos Scott, ¿dónde diablos estas?
¿McCall? ¿Scott McCall tenía algo que ver con esa cosa enorme?
Stiles parecía desesperado con alguna respuesta de su amigo, tanto que tenía un tic en la pierna haciendo que la moviese de forma inquieta.
Volvió a tomar el teléfono de Lydia y, sorprendiéndome, borró el video que había sido enviado a este. Dejó de nuevo el teléfono junto al de él y fue donde decidí intervenir.
—Robar está mal, Stiles —hablé en voz alta, llamando su atención—. Más aún si borras algo que no te fue enviado a ti.
—Skylar... —suspiró y se pasó las manos por su rostro—. ¿Qué fue lo que te paso? Allá, en mi auto.
Me quede callada, por que ni yo sabía que era lo que había sucedido dentro de su jeep, ni mucho menos lo que sea que me paso en el garage de mi casa.
—Los desmayos ocurren todos los días —dije, sonriéndole ladinamente—. Si no lo sabías, ahora comprendo por que te va como te va en las clases.
—No sabes evadir preguntas, peli-peli —rodee los ojos—. Estoy seguro que aquello no fue un desmayo, si no más bien una reacción.
—¿Y puedes culparme? Vi una bestia en ese teléfono que dejó con un gran trauma a Lydia. Tan grande que ahora tiene que estar drogada —me encogí de hombros—. Sin duda este es uno de mis cumpleaños más caóticos que he tenido toda mi vida.
—¿Cumpleaños?
Asentí, acomodando mi cabello—. Si, bobo. Mi cumpleaños.
—Supongo que... ¿feliz cumpleaños, peli-peli?
Sonreí falsamente en su dirección—. Gracias Stiles, pero no me digas peli-peli.
—¿Por qué no, peli-peli? —soltó burlón, sonriéndome sarcásticamente.
—¡Por qué no! —pase mis manos por mi rostro.
—Bien, bien. Ya entiendo, peli-peli —gruñí y él rió—. Pero en serio, Skylar. Deberías ver a un médico porque esos desmayos no son normales.
—Son normales —me encogí de hombros—. Desde pequeña los he tenido, así que no me preocupo.
Claro que me preocupo, siempre que me desmayaba resultaba que alguien fallecía, alguien cercano a mi o a mi familia, aunque no he dicho nada de esta teoría sé muy bien que ellos ya lo han pensado también y es por eso que casi siempre me tuvieron controlada por medio de pastillas, las cuales, me calmaban.
Pero solo por un día, por eso solían ser diarias. Hasta que mamá, papá y Allison vinieron a Beacon Hills, fue donde deje de consumirlas hasta hoy en la mañana que fue cuando la tía Kate me la dio.
—Lo que sigo creyendo es que lo que sea que salió en ese video tiene mucho que ver con todo lo extraño aquí en Beacon Hills —me levante de la cama y me coloqué mis botines—. Y con su ayuda o sin su ayuda voy a averiguarlo.
Y dejándolo con la palabra en la boca salí de su habitación, mientras sacaba de dentro de mi camiseta el dije que la tía Kate me había dado. Tendría que dar primero con el significado de dicho collar y luego empezar con la investigación de la bestia de ojos rojos.
——— AUTHOR'S NOTE. ¡holiwis! un poquito desaparecida, ya se, pero aquí está el nuevo capítulo de mis Skyott je.
su querida autora está de vacaciones: vuelvo el martes a mi casita, así que si tendrán CAPITULO la próxima semana.
aprovecho para promocionarme JAJAJA, bueno, la cosa es q tengo una cuenta aparte de esta, en donde igual subo fanfics pero con la remota diferencia de que estos son más real life (por ahí tengo uno de Lukas Urkijo y Spreen)
aquí mi cuenta por si les interesa: mvrouders 💕
recuerden: voten, comenten y compartan la historia para que así crezca esta pequeña gran familia💕
eso es todo travesuritas, soooooo
-✨Travesura Realizada✨-
Majo P.
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