Desde que tomó esa decisión su vida cambió, llenaba sus días con actividades de todo tipo con tal de no pensar en Namjoon; quedaba con sus amigos más a menudo, hacía actividades extra en el hospital; pero sobre todo comenzó a hacer más fuerte su amistad con Kidoh, no quería volver a perderlo como la vez anterior.

Recordaba que en esas semanas fue cuando él le pidió a su padre que le concediera una beca a Soyoon para quitarla del medio y poder estar con Namjoon; pero esto no ocurriría esta vez, en esta ocasión no interferiría en esa relación y si podía ayudar a que continuara su relación lo haría, todo menos volver a caer en los engaños de Namjoon.

Namjoon llevaba un mes viendo el comportamiento esquivo de Jin, lo esperaba al final de sus clases como tantas veces y este siempre tenía una excusa para no irse con él. La situación lo preocupaba demasiado,¿tal vez descubrió el odio entre familias? Eso era algo que lo aterraba ya que si era así nunca más lo podría ver o tocar; estos pensamientos hacían que se sintiera ansioso y en cierta parte con muchas más ganas de querer enfrentarlo pero con el miedo de perderlo para siempre prefería esperar a ver qué camino tomaban las cosas.

Un día mientras esperaba a Seokjin en la entrada de su facultad absorto en sus pensamientos pues este tardaba demasiado, un coche lo embistió; de urgencia fue llevado al hospital. Su estado no era malo, pero sí que perdió la consciencia por el golpe.

En ese momento su alma reencarnó, como si fuera una jugada del destino, él volvería también a tener una oportunidad de redimirse de sus errores; a final de cuentas solo fue un peón más en una venganza que acabó también consumiéndolo hasta destruirlo.

Cuando abrió los ojos vio que se encontraba en el hospital universitario, veía a varias personas a su alrededor esperando a que reaccionara; entre ellos Seokjin quien estaba realizando unas prácticas extras esos días y al verlo llegar de urgencia no pudo no evitar cerciorarse que estuviera bien, a final de cuentas su amor por Namjoon siempre fue puro hasta el último minuto de su vida.

Con la voz rota comenzó a llamar a Seokjin hasta que este se aproximó, en ese momento lo abrazó sin importar el dolor de su cuerpo o la advertencia del doctor a que no se moviera a él no importó solo quería seguir así aferrado a él sin importar que el mundo se derrumbara si podía volver a sentir el calor de su cuerpo junto a él. No supo en qué momento comenzó a llorar o cuando todos a su alrededor salieron de la habitación porque en su mundo solo eran ellos dos, sin más.

— Nam, vale ya— Seokjin trataba de soltarse del agarre del contrario— Debes descansar y no moverte, el golpe te ha podido dejar secuelas..

— No Jinnie, quiero seguir así; déjame seguir así mi lunita

Ante aquel apodo Seokjin se sintió romperse una vez más, recordaba cómo durante su fugaz noviazgo él siempre lo llamaba así, no podía negar que esas palabras de la boca contraria se sentían tan cálidas en su corazón como, a la vez, abrían una herida que seguía sangrando; le recordaban a como, tras su noche de bodas, él se fue abandonándolo en un hotel hasta que volvió a su casa dos días después en un estado amoroso del brazo de Soyoon. Ante ese recuerdo se alejó bruscamente de él y salió de la habitación dejando atrás la voz de Namjoon llamándolo.

A las pocas horas llegó Soyoon a la habitación, le habían llamado del hospital para avisarle de que él se encontraba ingresado, ella había ido enseguida preocupada. Namjoon sabía que el comportamiento de Seokjin no era el mismo de aquella época de universidad; si fuera el mismo de antes, él jamás lo hubiera dejado solo ahí y muchísimo menos habría llamado a Soyoon para que se hiciera cargo de él. Estando en esa habitación veía como él lo rehuía y cambiaba turno con tal de no entrar en esa habitación, aunque eso le hubiese costado varias veces que le llamaran la atención los médicos.

Namjoon no era tonto, sabía que en ese mundo Seokjin había reencarnado y que sería una tarea muy complicada volver a enamorarlo, pero él jamás desaprovecharía las oportunudades que la vida le estaba dando; aunque tuviera que arder en el infierno mil veces, él lucharía por el amor de Seokjin, su lunita. Sin esperar más puso su plan en práctica sirviéndose de la llegada de Soyoon.

— ¿Quién eres?

— Nam, soy yo, Soyoon, tu novia ¿No me recuerdas?

— No te conozco, yo no tengo pareja; ¡¿QUIÉN ERES?!—trataba de hacer más creíble la actuación tratando de llamar la atención de los médicos y los auxiliares que estaban de turno.

—¿Ocurre algo?—llegó uno de los médicos al escuchar los gritos de Namjoon.

— Doctor, dice no reconocerme, ¿qué le pasa?

—¿No la reconoce? Es extraño, no había presentado ningún síntoma similar antes y sus análisis no muestran algún daño cerebral o contusión. Joven, ¿qué es lo último que recuerda?

— No sé, recuerdo haber pasado el verano en casa de mis abuelos antes de entrar a la universidad y a mi mejor amigo Jin— debía seguir con la mentira para que fuera más creíble.

— Debemos hacerle más pruebas, pero este es un claro caso de pérdida de memoria temporal, solo podemos esperar a que vuelva a recuperar sus recuerdos poco a poco; por el momento debe estar en observación y a cargo de una persona que recuerde.

— Jin, él puede hacerse cargo de mí— con un entusiasmo cuestionable saltó al escuchar lo que tanto necesitaba, por lo que le pidió a Soyoon que lo llamara.

Ante aquella situación Seokjin no pudo más que aceptar ya que no podía negarse a dejarlo desamparado si había perdido la memoria.