Cuatro años después

MiOk terminaba de recoger su cabello en una coleta alta, aplicó algo de brillo a sus labios mirándose al espejo, recogió su bolso de la cama dirigiéndose a la otra habitación donde un pequeño de cuatro años jugaba con sus juguetes. Tenía el cabello oscuro y corto, ojos grandes además de brillantes, nariz pequeña un poco redonda, su rostro era redondo además de adorable.

—JoonHee, cielo, debemos irnos o llegarás tarde—tomó los zapatos del niño acercándose. Se los colocó acomodando su uniforme del preescolar—¿Dónde está tu bolso?

—Quiero llevarme mi camión—señaló el auto en sus manos.

—Puedes llevártelo pero ve por tu mochila.

Se incorporó viendo al niño ir al armario, sacó el bolso que estaba a un costado y regresó donde ella. MiOk guardó su almuerzo en su propio bolso, en el de JoonHee guardó el desayuno, el almuerzo y una merienda, aunque el preescolar les daba de comer el niño prefería la comida de su madre. La chica le colocó su mochila, peinó su cabello besando su frente.

Un mensaje llegó al celular de la castaña, al revisarlo tomó las llaves del departamento.

—Vamos, Tae nos espera.

En el elevador bajaron a planta baja, JoonHee tomaba la mano de su madre. Al salir del edificio sonrió corriendo hacia TaeHyung quien lo recibió con un abrazo de oso. El chico era lo más cercano a una figura paterna para él.

—Aigoo, alguien se levantó de buen humor—sonrió mirándole—¿No olvidas nada para la escuela?

—No, me llevaré mi camión—señaló.

Tae sonrió pues ese camión se lo había regalado él recientemente, dejó al niño atrás en su asiento con el cinturón asegurado, MiOk se dejó abrazar por él cuando le puso atención, aquel chico era alto, delgado pero con buen físico, tenía cabello oscuro y liso, mandíbula un tanto marcada, ojos café oscuros además de labios delgados. Hace dos años que habían iniciado una relación.

TaeHyung era un refugio para MiOk, pero también un chico que supo ganarse su corazón sin prisa.

—¿Dormiste bien?—acarició sus mejillas.

—Un poco—suspiró—Debemos llevar a JoonHee, no quiero que llegue tarde.

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—Se un buen niño y obedece a la maestra, ¿De acuerdo?—MiOk estaba de rodillas frente a él. El niño asintió con una pequeña sonrisa, muchas veces le recordaba a JungKook, tenía algunos gestos suyos y el parecido era más hacia él que ella, lo abrazó besando su mejilla—Te quiero mucho, bebé.

—Y yo a ti, mami.

Una de las maestras se acercó para llevarlo al salón, JoonHee movió su mano despidiéndose, MiOk regresó al auto de TaeHyung con un suspiro. El chico la notaba muy cansada ese día.

—¿Quieres hablar conmigo?—preguntó dulcemente.

—No pude dormir bien anoche—comentó—Estuve...pensando en el padre de JoonHee.

TaeHyung conocía su historia y admiraba lo fuerte además de valiente de la chica. Ambos se habían conocido en un concierto de Jazz, TaeHyung era un músico, tocaba el saxofón en algunos bares teniendo una excelente reputación, además de eso participaba en competencias internacionales, muchas veces había viajado a Nueva Orleans donde el Jazz era muy común, MiOk lo conoció cuando aceptó ir con su madre para distraer la mente, se encontraron en un bar y las miradas no tardaron en llegar.

Aunque MiOk lo rechazó al inicio de todo.

—¿Soñaste con él de nuevo?

—Sí—el chico tomó su mano—Sigo pensando en el día que le diga a JoonHee sobre él.

—Sabes que no estoy de acuerdo que le mantengas eso oculto.

—Es tan pequeño aún...

—JoonHee es un niño muy maduro, MiOk, debes explicarle la verdad de una manera que lo entienda.

Y ella lo sabía, JoonHee nunca preguntaba por él porque asumía que TaeHyung era su padre o eso creía MiOk.

—Lo sé—dijo en un suspiro asintiendo—Debo hablar con él y no seguir mintiéndole.

—¿No has pensado en recibir ayuda de un profesional? Podía ser mejor para ti y el niño.

—También me lo ha dicho mi madre.

Tae la miró, su cabello castaño iba recogido en una coleta, tenía algunas ondas, sus ojos avellana tenían un brillo triste que según su madre desde hace cuatro años formaba parte de ella.

—MiOk.

—¿Sí?—ambos se miraron. Los nervios lo atacaron.

—Sabes que soy capaz de esperar el tiempo que sea necesario, pero...me gustaría intentarlo ahora—ante esas palabras la chica no entendió—¿Te casarías conmigo?

Sus cejas se levantaron a modo de sorpresa, estaba sorprendida, claro que sí, sabía que Tae la amaba, siempre lo demostraba en cualquier gesto, pero no esperaba la propuesta de matrimonio. JoonHee amaba al chico, no sólo por comprarle juguetes, también por jugar con él, demostrarle cariño y demostrarle que quería a su madre. Uno de los mayores temores de la chica había sido que Tae y él no se llevaran bien, aunque Tae lo conoció cuando era un bebé. Estaba el dicho de que los niños presentían cosas malas o buenas de los adultos.

Al parecer JoonHee presentía cosas buenas de Tae.

—¿Quieres...casarte conmigo?

El chico sonrió divertido.

—No es muy usual esa respuesta—bromeó—Pero sí, quiero casarme contigo, ser un buen esposo para ti y ser un buen padre para JoonHee si me lo permites.

MiOk sonrió un poco, ella tenía derecho a hacer su vida, no estaba haciendo nada malo y eso se lo decían todos.

Aunque fuera triste y cierto, JungKook no iba a regresar.

—Acepto.

—¿Enserio?

—No creo que esa sea una respuesta usual—ambos rieron un poco compartiendo un dulce pero tierno beso.

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—¿Es enserio?—Sana abrió sus ojos como platos—Aigoo, me alegro mucho por ti, MiOk—la abrazó.

Las dos estaban en su hora de almuerzo, trabajaban juntas en un spa, Sana era masajista mientras que MiOk se encargaba de la recepción.

—Gracias, ahora debo decirle a JoonHee.

—Te preocupas por nada, estará feliz de saber que su madre se casará.

La pelirroja volvió a abrazarla, MiOk había decidido llamar a su madre en medio de la comida. Escuchaba su voz del otro lado.

—Bien, te contaré algo pero no te asustes.

—Ya me asusté—dijo—¿JoonHee está bien?

—No le pasa nada, mamá, descuida.

—¿Tú te sientes bien?

—Eso creo—y decidió soltarlo—Voy a casarme con TaeHyung.

Hubo unos minutos de silencio donde la chica revisó que la llamada siguiera en línea, de repente se preocupó por si acaso le habría dado algo al corazón.

—¡¿Es enserio, Jang MiOk?!—chilló emocionada—¡Estoy tan feliz por ti, cielo! Ustedes dos hacen una bonita pareja, Tae ha sido un buen hombre, te dije que iban a terminar casándose.

Y si que lo decía.

—Lo sé.

—¿Cuándo te lo propuso?

—Esta mañana al dejar a JoonHee en el preescolar.

—Oh, cielo, estoy feliz por ti—hizo una pausa. MiOk masticó despacio—¿Estás feliz?

—Siento que hago lo correcto, pero ya sabes, trabajo en mis emociones.

—¿Por qué no vienen esta noche y preparo la cena para celebrarlo?

—¿Quieres que vayamos los tres?

—Claro que sí, dile a Tae, saldré ya mismo al mercado para conseguir algunos ingredientes.

—Está bien—sonrió divertida. Le gustaba escucharla feliz. Su madre había sido otra persona más en ayudarla mucho.

Su emoción la estaba contagiando más de lo esperado.