Especial • Park Jimin
❝Me deseas, he perdido mi camino. Me deseas al igual que yo todos los días. Me siento tan lejos, siempre viene a mi camino. Todo se repite otra vez. Permítanme apartarte de mí. Quienquiera que sea, sálveme por favor.❞
——Lie, BTS; Jimin
Si había aprendido algo durante mis diecisiete años existiendo, era que la vida es un completo círculo vicioso. Sales de un problema para luego adentrarte a otro, y así de forma sucesiva.
Pero también había conocido con exactitud como la vida te golpeaba con cosas peores que tus acciones.
El karma, como lo denominan.
Y entonces me cuestionaba: ¿que fue lo que hice en mi vida pasada para merecer esto? ¿por qué, si vivía una existencia feliz? ¿era necesario? Ninguna interrogante poseía respuesta por más que intentara encontrarla.
Sin embargo, había una pregunta que me atormentaba...¿quién soy en realidad?
Yo, Park Jimin, alias mochi o como demonios deseen llamarme; nací en Busan, Corea del Sur, y ahí viví la mayor parte de mi infancia.
Hijo de una privilegiada familia, ustedes saben. “¡Ah! Es maravilloso” “Él niño prodigio” “Sin duda la reliquia de su familia” “Será el futuro de la corporación”
Por favor, se ve que no conocen la situación. ¡Malditos periodistas de...!
Vamos a calmarnos~ que nos desviamos del tema inicial. Continuando....¿dónde me quedé? Ah, cierto.
Mis padres formaban parte de uno de los conglomerados empresariales más grande del país, siendo la salud su principal sede. Ambos eran dueños de hospitales, campañas de salud, clínicas veterinarias, entre otras cosas más en tal ámbito. Sin duda, un trabajo agotador según sus palabras.
Por tales motivo mi economía era excelente. Tenía todo, básicamente, pero sí. Y aquello no me incomodaba en absoluto, excepto una cosa....
El amor fraternal.
Digamos que mis progenitores no tenían mucho tiempo libre. Se la pasaban trabajando día y noche, usualmente llegaban mientras yo dormía y se iban antes de que despertara. Solo para concluir: no me prestaban demasiada atención.
Cosa de la que actualmente se arrepienten.
Con todo esto no digo que poseía falta de cariño, por el contrario, si recibía su amor. Eran muy pocos mis momentos junto a ellos, pero esos pocos segundos valían demasiado la pena, ya que era el único instante dónde me sentía completamente seguro.
A pesar de todo eso, me acostumbré a mi soledad desde pequeño. No me desagradaba tener compañía, pero disfrutaba de mi tranquilidad, al final....era solo un niño que no comprendía mucho de la realidad. Tampoco perdía mi única personalidad, ya que me repetía constantemente que los sucesos del exterior no debían influenciar en mí.
Era conocido por mi dulzura, educación, amabilidad, cariño, travesuras, pero principalmente por mi positivismo. No importaban las circunstancias, en mi rostro siempre deslumbraba una sonrisa, sin olvidar ese rojizo color en mis mejillas.
Todo en mi estaba bien, sin duda, pero entonces... llegó lo que desde un principio debía llegar...
Mi primera crisis del TEI: trastorno explosivo intermitente.
Antes de continuar, ¿qué es esto? El TEI es un trastorno del comportamiento caracterizado por expresiones extremas de enfado. Supone repentinos y repetidos episodios de conductas agresivas, impulsivas, violentas o arrebatos verbales agresivos en donde se reacciona con demasiada exageración para la situación.
¿Es malo? Sip, crónico para ser más específico. Puede continuar durante años, aunque la gravedad de los arrebatos puede disminuir con la edad. ¿Hay tratamiento? Obvio. Supone de administración de medicamentos y psicoterapia para ayudar al control de los impulsos.
Y...¿cómo se siente? Desde mi experiencia, horrible. La primera vez que sucedió tenía unos once años de edad, y para mí desgracia, sucedió en una de las peores situaciones.
Me encontraba en el colegio realizando unas actividades cuando de repente siento ganas de ir al baño. Estando en el cubículo me observé al espejo notando que no era mi reflejo exacto, ya que a diferencia de mí se mantenía estático y con una expresión oscura. Ahí inicié una conversación con quién ahora denomino mi “otro yo”, y por consiguiente me vi en el salón lanzando y rompiendo cosas.
Durante esas crisis siempre sentía la sensación de no tener control sobre mí. Esa primera vez me encontraba en un espacio en blanco junto a ese reflejo mientras discutíamos constantemente para poder salir, y una vez estando consciente el remordimiento y vergüenza me consumía.
En las consultas con el doctor y mis padres obtuve más conocimientos acerca del trastorno
«“Los ataques ocurren de repente, con poca o ninguna advertencia, y suelen durar menos de 30 minutos. Los episodios pueden ocurrir con frecuencia o estar separados por semanas o meses. Suelen estar acompañados de: ira, irritabilidad, aumento de energía, pensamientos acelerados, hormigueo, temblores, palpitaciones u opresiones en el pecho. En los arrebatos verbales es común: rabietas, diatribas, gritos, sacudidas o empujones, peleas físicas y amenazas”».
Todo esto como palabras del médico. Muy curioso, ¿cierto?
Y entonces llegamos al lugar que me tenía dudoso: la causa. Se desconoce dicha causa exacta de trastorno, pero se debe a factores ambientales o biológicos: el entorno, diferencias de cerebro, antecedentes de maltrato, antecedentes de otros trastornos, y por último pero no menos importante, la genética.
Siendo esta última mi causa.
Ay, abuelito, ¿por qué a mí?
Para mi impresión, mamá y papá conocían sobre el trastorno de mi difunto abuelo, y estaban preparados para esto. Genial.
Habían preparado todo desde años atrás, y por tal motivo tomamos un viaje a Seul de forma definitiva. ¿La razón? Pues ahí estaban los “mejores” médicos.
¡Ja! Patrañas...
Para un jovencito como yo la ciudad era demasiado grande, tanto que sentía miedo de ser tragado por esos edificios; pero en ese instante yo tenía un temor mayor.
Lastimar a alguien.
Por lo mencionado con mi doctor, los episodios pueden suceder en cualquier momento y sin ningún tipo de avisos, razón que me hacía desconfiar de mí mismo.
Y lo peor de todo, es que siempre he sentido a ese yo en mi interior.
Cuando la secundaria inició todo fue difícil para mí. No quería acercarme a los demás por el miedo a actuar mal, y tampoco quería realizar las actividades escolares, no obstante, debía mantenerme lo más normal posible. Debido a todo esto, comencé las terapias dos veces al mes, y por recomendación de mi terapeuta era bueno concentrar mi mente en algo productivo.
Teniendo eso en cuenta inicié mis clases de danza y canto. Sin embargo, no sabía que aquello llegaría a ser importante para mí.
Empezó como una distracción y terminó siendo mi mayor deseo para cuándo iniciara la universidad. ¿Mamá y papá estaban de acuerdo? No del todo~, pues era obvio que debía hacerme cargo de las empresas o algo relacionado, pero lamentablemente no me gustaba. Mi principal objetivo era el arte, sólo eso.
Para mi buena suerte, ese tipo de distracciones ayudaron a reducir la frecuencia de los episodios a uno por 5 o 6 meses, siendo esto beneficioso para mí.
Alegrándome de ello continué mi adolescencia con normalidad. ¿Tenía amigos? Bueno, no consideraba a esos grupos como “amigos” ya que no tenía ni una gota de confianza en ellos, así que la respuesta sería no.
Hasta que apareció el mayor de los idiotas. ¿Saben quién es?
Jeon Gusanito JungKook, ¡el niño perfecto! Joder, me impresionaba la fama que podía tener, pero no era su culpa. El pobre chico debía vivir bajo periodistas por provenir de una familia extremadamente rica en Corea, era obvio que se sentiría frustrado.
Él era....¿raro? No sabía cómo definirlo. Era el presidente de nuestro salón por elecciones de los estudiantes, pobrecito~. Pero volviendo, el pelinegro era serio y reservado a pesar de la personalidad carismática que muchos solían describir. Y me cuestionaba, ¿qué sería de su vida interna?
Como si alguien me hubiera escuchado, cruzaron nuestros caminos en una situación algo...inusual.
Era una tarde calurosa de mayo. ¡Los exámenes finales de educación física eran horribles! Y eso que poseía un buen rendimiento físico. Me encontraba en las duchas del instituto para sacar todo el sudor pegajoso de mi cuerpo, y cuando salgo dispuesto a vestirme notó que faltaba algo...
«¿Dónde están mis calzones?»
Con la toalla enrollada a mi cintura comencé a revisar en todos lados, todos, con el fin de encontrar esa prenda. Pero para mí desgracia, no estaba en ningún lugar. O eso creí.
—¿Se te perdió algo, joven Park?
Al girarme sobre mis talones encontré al chico Jeon en el mismo aspecto que yo, recostando una parte de su cuerpo en la puerta mientras que sus dedos índice y pulgar sostenían mi ropa interior.
—¿Cómo carajos tienes eso? —quise saber con fastidio.
—Me cuestiono lo mismo... —y sin más lanzó la prenda causando que cayera en mi rostro.
No dijo nada más, simplemente se giró y se encerró en uno de los cubículos dispuesto a ponerse la ropa. No perdí tiempo e hice lo mismo, y cuando ambos estuvimos fuera compartimos unas miradas fijas.
Incómodo~.
—Gracias —limité a decir solo para alejar la tensión.
—No es nada —murmuró mientras acomodaba su flequillo frente al espejo.
—¿Cuál es la próxima clase? —pregunté debido a mi despiste, no porque quisiera entablar conversación, ojito.
—Literatura, y....ya estamos llegando tarde —observó su reloj para luego encararme—. Así que andando, niño calzón de Spiderman.
—¡Hey! —grité al verlo salir por la puerta.
No tarde ni un segundo en correr para llegar a su lado, y estando ahí continué los reproches.
—Tonto.
—Bien —limitó a decir.
«¿No me golpeará?»
—Roba calzones.
—Para tu información estaban en mi ducha.
Expresión neutra por mi parte.
—Te odio.
—Gracias.
—Eres un gusano.
—¿De qué tipo? —pude ver una sonrisa socarrona formarse en su rostro.
—¡Mayor idiota! —vociferé en los pasillos solitarios.
—Exacto, soy mayor que tú por un mes.
—¿Cómo sabes eso?
—Soy presidente de la clase, Park.
Vaya, ¡que lindo es recordar esas peleas! Sin duda Jeon era un amargado, no era divertido y me aburría, aunque no negaría que verlo tan neutral con mi presencia me enojaba mucho.
Luego de eso el chico y yo compartimos alguno que otro encuentro donde solo reinaban peleas. Ambos no podíamos complementar, era algo sumamente complicado, hasta que las cosas se pusieron a nuestro favor.
Poco a poco los dos iniciamos una relación amistosa, ¿cómo? No estaba seguro, solo.... pasó. Al final descubrí que Jeon era un chico alegre y sumamente optimista, entonces...¿que era esa máscara? Pues el dolor reflejado en todos esos años sin su amiga.
JungKook se convirtió en un soporte para mí. Solíamos pasar las tardes juntos jugando videojuegos o lo primero que se nos pasará por la mente, y aquello logró beneficiar en mi situación.
Kook era mi amigo, mi único y primer amigo....
¡Hasta que llegó el cerebrito! Kim NamJoon, sigo esperando su cerebro.
A principios de segundo año nos asignaron un proyecto de tres donde quedamos JungKook, NamJoon y yo. No conocíamos al segundo, por lo que esperábamos que fuera amigable.
Y mucho más porque historia no era nuestro fuerte.
Aún recuerdo esa tarde en la mansión Jeon. Encima de la mesa central en la habitación de Kook predominaban montones de hojas, lápices, carpetas, una laptop y un plato con galletitas de la señora Jeon. ¡Tarde de estudio! O más bien, tarde de castigo.
En cuanto preparamos todo, el gusanito y yo notamos como Natmjoon escribía en el ordenador sin parar. Y ahí nos sentíamos mal tercio.
Este chico sabe todo y nosotros absolutamente nada.
En cuanto supuso que algo no estaba bien comenzó a ayudarnos, comportándose algo fastidioso para mí gusto. El tiempo pasó tan rápido que eran las 8:00 PM y aún no habíamos terminado. Solo para completar, afuera estaba cayendo una tormenta.
A mí y al cerebrito no nos quedó de otra que dormir en casa de Jeon. ¿Noche de pijamas? ¡Ojalá! Aunque si hubo pelea de almohadas.
A veces me cuestiono como sigo teniendo cuello.
Tuvimos muchas peleas, es cierto, pero no podíamos negar que esa noche formó un lazo. Y al cabo de los días, resulta que tenía un nuevo mejor amigo.
¡Ahora son dos gusanitos! Jeon siendo el mayor idiota y Kim mi cerebrito personal. Ah, que hermoso es el crecimiento, ¿no creen?
Los tres teníamos demasiada confianza entre sí. NamJoon y JungKook hablaban libremente de sus problemas, incluso este último contó toda su vida incluyendo a la niña de cabello negro. Y yo por mi parte.... siempre me mantenía callado.
¿Cómo reaccionarían al saber que tengo un trastorno crónico? Era algo que yo realmente no deseaba conocer, ¡pero la vida es la vida! Y como siempre, te pega donde más duele.
A mitades del curso los tres nos encontrábamos en mi casa jugando videojuegos. Yo por un momento me dirigí al baño y ahí, como todas las veces anteriores, encontré a mi otro yo en el espejo. Intenté no mirar e ignorar su presencia en mi interior, pero aquello fue más fuerte y me hizo actuar.
El jodido trastorno se encendió en mi cabeza y rápidamente salí hacia donde ellos se encontraban. No recuerdo mucho de lo sucedido, pero si no hubiera sido por la llegada de mamá....tal vez los hubiera herido físicamente.
Luego de eso no sabía cómo mirarlos a los ojos. Era tanta mi vergüenza que falté toda una semana al instituto, incluso pensé en pedir un traslado para no verlos nunca más aunque en realidad estos no eran mis deseos. Ellos venían todos los días a mi casa con el fin de verme, no obstante, siempre huía y me escondía.
Hasta que me cacharon.
Esa tarde ellos se sentaron junto a mí en la misma habitación del suceso e intentaron hacerme comprender que no sucedía nada. Lo hice, pude comprenderlo, pero el remordimiento me consumía.
«“Jimin, confía en nosotros. Estamos aquí para ti. No importan las circunstancias, eres nuestro amigo y te apoyaremos en lo necesario”».
Fueron las palabras de ambos ese día. ¿Confiaba en ellos? Si, por supuesto. Era yo mismo en quién no confiaba.
¿Había alguna certeza de saber cuándo podría actuar de tal forma? No, eso me aterraba. Yo no quería lastimar a nadie....
¿Era un monstruo? O....¿era yo?
Estaba atrapado en la propia mentira de mi vida, y estaba seguro... de que no había salida...
Todo continuó su rumbo normal, y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba en la preparatoria. ¡Qué emocionante! Más tareas y profesores aburridos.
Durante los encuentros con mi terapeuta obtuve la recomendación de liberarme un poco. Al principio no entendí porqué, pero luego de explicar que eso podía distraer mi mente no dudé en prestar su debida atención. Sin embargo, había una condición: no rebasar los límites.
¿Será esa la causa de mis problemas?
Con sus palabras en mente puse manos a la obra. Traté de convencer a los gusanos para que se unieran, pero ellos no querían. Así que fui solito y me teñí el cabello de rubio. ¡A que me veo guapo!
Al poco tiempo comencé a asistir a fiestas, obviamente manteniendo el control para no cometer un error. A veces terminaba con algunas chicas en situaciones comprometedoras, y de vez en cuando bebía algún trago. Nada que pudiera afectarme.
NamJoon solía acompañarme mucho, ya que el conejo era muy complicado de convencer. ¡Ese chico es una locura! ¿Cómo va a rechazar una noche con chicas? Realmente me costó llevarlo a una fiesta, pero cuando accedió me propuse en dejarle una noche preparada.
Y no malinterpreten por favor, yo no hice mucho, el solito se fue con alguien.
Lo más gracioso es cuando me reprocha: “Jimin esto” “Jimin lo otro” “Iris in milditi” ¡Demonios! Si no fuera por mí estaría virgen hasta sus 80 en la espera de esa chica. Y aunque no recuerde quién era su acompañante, estoy seguro de que lo disfrutó.
Mi vida se basaba en esas cosas. Cuando salía del colegio pasaba las tardes bailando, cantando, jugando videojuegos o practicando algún deporte. Mientras que en los viernes solía salir a alguna fiesta. Todo era perfecto para mí. Los episodios estaban estables, me sentía como todo un adolescente vivaz...
Pero tuvo que llegar ella.
Tan dulce y frágil como un pétalo de una flor, y tan fuerte y prepotente como el mar durante una tormenta. Ella era preciosa, demasiado. Sus rasgos eran finos y adorables, complementando con su cabellera roja que siempre se movía de un lado a otro.
Simplemente perfecta.
Muchas veces la veía espiándome, o a veces cuando nuestros ojos se conectaban podía notar un color rojizo en sus mejillas. Y poco a poco al unir todas las piezas derivadas de su comportamiento, deduje y confirmé que Park ChaeYong, o Rosé como muchos la conocían, sentía algo por mí.
No negaría que una parte de mi se emocionaba con eso, ya que era la primera y única chica que llegaba a sentir tales emociones por mí.
Al principio esperaba alguna acción de su parte, pero luego de confirmar el grado de su timidez supuse que no lo haría por miedo al rechazo. No obstante.....estaba atraído por ella.
No sabía si considerarlo un “me gusta” porque jamás lo había sentido, pero la curiosidad y ganas de acercarme eran predominantes.
Tal vez hubiera podido hacer algún movimiento y, quién sabe, en estos momentos la podría tomar de la mano como mi pareja. Pero en aquel entonces el miedo me consumió y nuevamente caí en el abismo lleno de mentiras.
«La lastimarás, Park, no te acerques a ella.»
Lo intenté negar, todo el tiempo lo hacía, pero aquello fue tan fuerte que termine teniendo otra crisis, y eso no me ayudó en la decisión.
Trataba de ignorarla en el colegio, pero ella era muy perseverante, sabía que no se rendiría fácil. Pero entonces....¿cómo puedo alejar esos sentimientos hacia mí?
Mi única solución era romper su corazón. Un acto cruel, lo sabía, pero prefería eso antes que lastimarla con mis sucias manos.
NamJoon y JungKook eran conscientes de la situación, y cada vez que podían me cuestionaban si sabía lo que estaba haciendo. Yo simplemente me quedaba callado sin saber que responder. Me dolía hacerle eso, pero el miedo era demasiado....
Poco a poco intentaba realizar acciones que pudieran alejarla, no obstante, cada vez la sentía más cerca o en su defecto, más adentro de mi corazón. Me quedaba sin jugadas, había probado todo.
Incluso le compuse una canción e “indirectamente” la canté hacia ella. Probablemente lo interpretó como una dedicatoria a alguien más.
¡Pero aún así no se iba! ¿Cómo a mi me pasaban tales cosas?
Y cuando pensé que no podría ser peor, la vida me lo demostró con una buena patada.
El inicio del último año llegó y con ello una nueva personita al club. ¡La dulce Olivia! Vaya, esa chica me cae bien, mucho más porque conquistó el corazón de mi mayor idiota. ¡Lloro brillos!
La muchacha se hizo muy amiga de Rosé, y por consiguiente, esta última comenzó a juntarse con nosotros. Demonios, parecía que todo me saldría mal. Ella de alguna u otra forma tuvo algunas conversaciones conmigo, y ahí noté el pilar que poseía este colegio.
Rosé era un bello ángel y yo su horrible demonio.
Poco a poco y para mi desgracia, algo en mi pecho se formaba. De repente quería pasar tiempo a su lado, abrazarla, tomarla de la mano y más. No estaba seguro del porqué, pero no era bueno. Por ese motivo debía realizar algo detonante a la situación.
Y a pesar de que dolió.... valió la pena.
Ese día la vi correr entre lágrimas, y mentiría si digo que no me sentí igual de lastimado. Era como si algo en mi pecho estuviera apretando mi corazón; no quería ver a nadie y tampoco tenía motivación para nada...
Próximamente descubrí que...eso que sentía, era un corazón roto por amor.
Eso para mí fue un completo balde de agua congelada. ¿Cómo sucedió todo esto? ¿Acaso la vida me odia o soy su jodido títere? Con todo esto esperaba cosas malas en mi contra, ya estaba preparado para lo peor.
O eso creí.
Todo lo sucedido comenzó a afectar en mí de manera lenta. Podía verme alegre y normal frente a todos, pero una vez que me encontraba solo, dejaba salir todo eso que me consumía. Mi cabeza y cuerpo eran un completo enredo; estaba estresado, frustrado, agobiado y preocupado por todo a mi alrededor. Y sabía perfectamente que estas cosas beneficiaban a una crisis o más.
No le mencioné nada a nadie, no quería que se preocuparan con algo que sería fácil de manejar —o eso pensé—, por tanto lo dejé pasar. Intentaba distraerme con las actividades diarias, ya se canto, baile o algún juego, pero ni siquiera eso era suficiente.
Y lo pude comprobar esa última tarde de paz antes de que llegara la tormenta.
El teatro del colegio se encontraba en completo silencio y tranquilidad, justo lo que en este instante necesitaba. A pasos lentos dirigí mi cuerpo hacia el escenario y una vez estando ahí dejé la bocina sobre el suelo para comenzar a buscar una canción en mi celular. Luego de tenerla frente a mis ojos dejé el aparato al costado de la bocina y opté por ponerme un micrófono en la parte de mi mejilla que me permitía más comodidad. En cuanto me sentí listo para comenzar, toqué el botón de play dejando que automáticamente la melodía fluyera por todo el salón.
Los violines y otros instrumentos comenzaron a escucharse haciendo que la música se volviera tenebrosa y el ambiente entrara en un completo estado de relajación. Soltando un suspiro inicié mis decididos y delicados movimientos mientras cantaba la primera estrofa.
Por primera vez en mucho tiempo no me sentía tan relajado como ahora.
Con cada cambio de mi cuerpo, mi cabellera rubia hacía una danza en el aire hacia todos lados, de la misma forma que cada hueso de mi anatomía parecía tomar vida propia a la hora de bailar.
Cuando el primer coro llegó dejé que mi voz fluyera de manera natural. Las notas agudas salieron sin ningún tipo de problema, e incluso provocaron eco en el lugar.
La melodía, el aura, inclusive la letra estaban creando una nueva imagen de mí; una que no todos eran capaces de ver, y que sin duda me fascinaba. El placer tan satisfactorio que me propiciaba bailar era simplemente adictivo. Daría cualquier cosa de mi vida para sentir esta sensación por siempre, y de esa forma olvidarme de la cruel realidad de mi vida.
“Atrapado en una mentira
Por favor, encuentra mi yo inocente
No puedo escapar de esta mentira
Por favor, devuelve mi sonrisa”.
“Atrapado en una mentira
Por favor, sácame de este infierno
No puedo escapar de este sufrimiento
Por favor, sálvame, que estoy siendo castigado”.
Y cuando pronuncié eso fue como si mi mente, cuerpo, todo lo que rodeaba mi nombre llegara a su límite máximo y se dejará caer en un abismo infinito.
“Sigo siendo el mismo de siempre
El mismo yo de antes está aquí
Pero, esta mentira que crece cada vez más
Está tratando de tragarme”.
El último agudo me había dejado sin nada de aliento, por lo que me detuve un instante para luego continuar y de esa manera concluir mi solitaria presentación.
Los sonidos de violín se escucharon por unos segundos antes de que todo terminara y el salón entrara en un total silencio.
Sin pensarlo dos veces me dejé caer de rodillas al suelo de madera mientras intentaba recuperar el aliento, y durante ese lapso de tiempo aquella horrible voz en mi cabecita comenzó a molestarme.
«No creas que me sacaste de tu mente.»
—Maldito.... —murmuré luego de alejar un poco el micro de mis labios.
»Ni siquiera bailando puedes sacarte ese demonio en tu interior.»
—No eres real, solo vete... —pedí cerrando mis ojos en el vago intento de calmarme. Apreté mis puños al grado de encajar mis cortas uñas en la palma, pude comprobarlo al sentir un ardor, pero que ni siquiera pude darle importancia debido a la voz.
«Eres un maldito enfermo, este es un castigo que te toca. Lamentablemente obtuviste uno de los peores, pobrecito, ¿no es así? Eres un monstruo, lo sabes perfectamente, pero también sabes que estas atrapado en tu propio infierno, Park Jimin; un infierno del cual nunca saldrás.»
Cerré mis ojos con fuerza mientras dejaba salir un inaudible quejido en el intento de controlarme. Pero entonces, otra voz conocida sonó a lo lejos.
—Wao....
Mi cuerpo dió un respingo involuntario al escuchar los aplausos lentos y rápidamente alcé mis orbes oscuros para observar al pelinegro.
—Tú... —murmuré confundido.
—Estoy aquí desde que iniciaste..., y juro que las palabras no salen de mi boca.
Analicé sus expresiones faciales, y a pesar de la sonrisa en sus labios...algo en sus ojos me demostraba algo diferente.
Él sabía lo que estaba pasando.
Su presencia logró calmarme y evitar las desgracias aunque sea por toda esa tarde. Sin embargo, el fin de semana no me salve de los problemas. Estuve esos dos días intentando descansar y relajarme, pero fue en vano, ya que en la mañana del lunes caí en una de las crisis más horribles de mi vida.
Todo se sintió interminable y jodidamente fuerte. Maldición, yo realmente me había vuelto loco. A diferencia de otras veces, tuve que caer ingresado en el hospital de mis papás. No me gustaban esos lugares a pesar de estar acostumbrados a ellos, siempre me trasmitían malas vibras.
Los chicos vinieron a verme, y a pesar de que los necesitaba, algo en mí los quería alejar. Ayudaron mucho a mi relajación, tanto que por un instante me sentí..., normal.
Pero cuando supe que se quedarían conmigo en la noche, me alarmé. No estaba de acuerdo, sabía que en cualquier momento podría colapsar, sin embargo y para mi desgracia, no me hicieron caso.
Cuando ciertamente debieron hacerlo.
4:00 AM y yo no podía conciliar el sueño. Me levanté hacia el baño para mojar un poco mi cara y limpiar un poco el sudor que de manera inesperada se implantó en mi cuerpo. Entonces, cuando miré mi reflejo en el espejo.... todo se derrumbó.
Mi mayor miedo en este jodido mundo era lastimar a alguien, sabía que si algún día lo hacía jamás podría perdonarme, y sucedió.
JungKook, mi mejor amigo, demonios, ¿por qué él? ¿por qué en ese momento? ¿¡Y por qué carajos no se alejó cuándo se lo pedí!? Dios, el remordimiento me estaba consumiendo en su totalidad. No podía, yo no......no quería lastimarlo, estaba fuera de mí. Yo no lo hice....
... ¿O sí?
Verlo a los ojos completamente destrozado por mis manos y palabras fue lo peor para mí. Cuando observé a mis padres y los suyos llorar realmente me sentí como la mayor mierda del universo. Era un maldito monstruo.
Ni siquiera sabía cómo mirar a Jeon a los ojos. Y de repente....no quería tener a nadie cerca.
Yo solo....solo quería desaparecer.
«¿Quién soy yo?»
Era la incógnita principal de mi vida, una incógnita que por el momento no tenía respuesta
Pero algo era seguro, y es que jamás podría salir de aquí.
Estaba atrapado en mi infierno.
Pero también....
... Estaba atrapado en mi propia mentira.
≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪
¡Good evening everybody! I'm back😎
¿Como se encuentran mis chikis? ¿Qué les pareció el especial? Ojo, tuve que investigar un montón para escribir ^^
¿Lloraron como yo escribiendo esto o soy la única requete sensible?🤧💔
Háganme saber.
Ahora si me voy por ahí a esperar sus comentarios 👀
¡L@s amo mucho!Cuídense, coman y descansen, no se enfermen~.
Bye <3
Psdt: ¡Stream a Indigo! 🛐✨Puro arte que has hecho Namjoon.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro