⚘. ▎79
ANTEPENÚLTIMO CAPÍTULO
❝A salvo❞
╰─────╮•╭─────╯
21:26 hrs.
¿Qué demonios había hecho?
Si era completamente sincera, no tenía la más mínima idea sobre lo que había efectuado.
Últimamente se había vuelto común en mi vida que no supiese que hacer o en su defecto, que no estuviese segura con respecto a nada de lo que realizaba. Mis decisiones ya no eran confiables, no sabía tan siquiera cual de ellas era la correcta, mucho menos si debía dejarme guiar por ellas. Cada día sufría la misma situación, después de tres años, así era.
Y justo ahora, bajo toda esta situación desagradable, sucedía exactamente lo mismo.
En apenas una hora había vivido más cosas de las que mi cerebro era capaz de procesar. Primero había sido secuestrada junto a Lisa. Para secundar, me encontraba oculta en la casa antigua con un asesino, el cual había asesinado justo frente a mis ojos a la cabeza del juego o, en realidad y tal vez ahora, sólo un simple peón en el tablero. Y para concluir, me habían metido en la situación de elegir dos cosas:
Quedarme con Lisa en el patio y correr el riesgo de que JaeHyun, conociéndolo bien, la asesinara...
... O irme con él y mantenerla alejada, aunque tuviese que dejarla sola.
Claramente elegí la segunda opción, puesto que no pondría en riesgo a la persona más importante para mí en estos momentos.
Fue doloroso. Terriblemente difícil dejarla ahí sola, afectada por ver a quien siempre tuvo como figura paterna muerto frente a sus ojos, con la preocupación de que me iría con JaeHyun y, más importante, la ansiedad expresada bajo un grito de socorro. No quería que se quedara ahí sola y ciertamente me provocaba mucho miedo eso, pero por su bien... tenía que hacerlo.
Lo único que hice antes de alejarme con él fue acercarme para besar su frente y, en un bajo murmuro, anunciarle que todo estaría bien.
Y yo quería creer que esas palabras, tal como mi decisión, eran las correctas.
Sin embargo, ya no sentía ni una mísera pizca de seguridad al respecto y por el contrario, para mi mala suerte, sólo encontraba un completo vacío en mi mente, como cuando ya no te queda absolutamente nada para pensar y sólo estás en blanco. No sabes que hacer, como reaccionar o actuar, que decir... Eres sólo un muñeco de trapo manipulado por un titiritero que se encuentra en la mayor disposición de actuar contigo.
Dicho representaba a JaeHyun, y yo era aquel miserable títere.
Luego de haber dejado a la jovencita a completa oscuridad de la noche en el patio, el varón me ordenó con un sólo gesto de su pistola que avanzara hacia el interior de la casa. No sabía cuales eran sus intenciones esta vez, y no quería ser pesimista en estos momentos, pero sinceramente me esperaba lo peor de toda esta situación. Era muy consciente de que él no sería benevolente conmigo, mucho menos pacífico y si por alguna casualidad era el caso, claramente tendría algo más a profundidad.
Al entrar en aquel lugar tan oscuro y tenebroso, en completa negrura, no supe por donde avanzar. JaeHyun me indicaba con su arma por qué zonas debía caminar y en un par de ocasiones evitó que diera algún paso en falso con los cristales en el suelo y los objetos dispersos. Sin embargo, aquello no me generó algún alivio o confianza.
Por supuesto que no.
Y en aquel silencio abrumador lo único que podía escuchar eran mis pasos y los suyos, a diferentes frecuencias, y los truenos lejanos retumbar por toda la ciudad. Era incómodo, tenebroso, retorcido.
Ya no quería seguir así.
Y en un vago intento por eliminar esa ansiedad, abrí la boca para expulsar un par de palabras.
──JaeHyun, no tienes que hacer esto...
Sabía muy bien que no lograría absolutamente nada con decirle eso, sin embargo, a este punto de mi vida ya no conocía que más hacer.
Estaba atascada en un laberinto.
Tal y como supuse que pasaría, una carcajada amarga se escapó de sus cuerdas vocales, tan terriblemente oscura y macabra que por un momento me hizo pensar en la risotada de un payaso, y entonces, visualicé nuestro entorno como un malvado circo. En su defecto, tal vez, a la misma noche en que estuve aquí y él comenzó a perseguirme, riendo como un maniático.
Y mientras mi cabeza recreaba esas ideas delirantes, su profunda voz acompañó a un comentario.
──¿Si no lo hago yo, quién, entonces? ──interpeló a mis espaldas, imaginé que bajo una sonrisa de lado acorde al tono utilizado.
──Nadie. No tienen que continuar haciendo esto ──esta vez, un poco más segura, elevé el volumen de mi voz, evidenciando estar no sólo desesperada, sino también enojada.
Pero poco le importó eso.
──Si tengo que hacerlo, preciosa. Es momento de terminar lo que iniciamos.
El rubio inclinó su cabeza hacia la izquierda y, en un movimiento rápido y casi imperceptible, alzó ambos lados de sus labios en una sonrisa oscura, y con un sólo gesto de su arma me indicó que debía avanzar.
No me tardé mucho en cumplir esa orden una vez que giré hacia el frente, y luego de soltar un suspiro tembloroso, carente de seguridad, comencé a avanzar lentamente por los pasillos de la casa. Fueron muy pocos los segundos que demoré en llegar al salón principal de la casa, en donde noté automáticamente más claridad que hace un momento debido a una de las ventanas que no tenía cortina. Aunque afuera estuviese totalmente oscuro y lloviendo, la zona nueva estaba a penumbras.
Mis ojos se deslizaron sobre lo poco que podía ver. Una mesa en el centro, el candelabro que en la última vez había visto colgado del techo ahora estaba en el suelo, y lo que más llamó mi atención, un jazmín marchito en el centro de dicha mesa.
──Estuviste estos tres años en Inglaterra, ¿no es así?
Mi atención fue dirigida de modo automático hacia el varón atrás de mí, y así como yo lo hice, él miraba con atención a sus alrededores.
Como respuesta a su pregunta, asentí con la cabeza.
──Ja, y yo que te busqué por toda la ciudad el año pasado ──declaró con sorna, y yo, como si por casualidad una aguja hubiera pinchado mi piel, me exalté por aquello──. Te escondieron muy bien, Olivia. Aunque me alegra más que estés aquí, tenemos mucho de que hablar.
──Escúchame, por favor ──pedí desesperadamente, avanzando algunos pasos en su dirección, aún con el miedo prevaleciente. Observé a JaeHyun a los ojos, los mismos que solían generarme pánico cada vez que me analizaba, pero en ese momento intenté ver más allá. Traspasar los límites de lo superficial y, de alguna manera, ver a través de las ventanas directas a su alma. Y de ahí lo único que pude ver fue una profunda oscuridad, un vacío──. Deja todo esto, olvidemos el maldito pasado de una vez y vivamos todos felices ──dije, y aunque él se mofó de la risa con ese comentario, algo que hasta yo lo haría, me mostré totalmente segura──. Pudiste haber tenido una mejor vida de no ser por ese hombre.
──Ay, pequeña, eres demasiado ingenua ──JaeHyun murmuró, simultáneamente se acercaba a mi posición para tomar con su dedo un mechón de mi cabello──. Ese hombre era sólo un imbécil sin remedio, con mierda en la cabeza. No tienes idea de cuánto lo despreciaba en realidad.
──¿Por qué seguiste a su lado, entonces?
──HaeNul... simplemente hay cosas que no tienen explicación. Y en mi caso, me quedé con ese hombre bajo varios motivos que tampoco tienen argumentos detrás ──comentó con simpleza, sin tomarle demasiada importancia de la que yo creía que tenía y posteriormente, alzando los hombros con evidente desinterés──. Y ya bien lo dijiste: yo pude haber tenido una mejor vida, ya no hay posibilidad de ello.
No supe que decir.
Me quedé en silencio luego de ese comentario, manteniendo por primera vez el contacto visual con aquel hombre al cual tanto despreciaba, y de cierto modo, mostrando inquietud sobre aquello que se negaba a decirme.
Pero que él mismo, en cuanto lo notó, se dispuso a aclarar.
──Te noto muy curiosa al respecto, así que ahora, sabiendo que probablemente estos sean nuestros últimos momentos de vida... ──dijo, observando el arma en sus manos por un instante──, te voy a contar todo lo que no sabes. Ya obtuviste la versión de tus padres, la de los Jeon y la de los Manoban. Ahora es momento de que escuches la mía y, en este caso, la definitiva.
Su seguridad, en este caso particular, me generó una enorme desconfianza. Por más que lo intentara no podía creerle del todo, y mucho menos sentirme protegida a su lado.
Por eso, cuando él murmuró sus próximas palabras, yo reaccioné bajo el miedo.
──¿Por qué no subimos al piso de arriba? Tengo algo que mostrarte.
──¡No! No, eso...
──No hay nada que pueda lastimarte, Olivia.
«Sí lo hay. Tú»
Me abstuve a responder algo como eso. En vez de ello, sólo me dediqué una mirada vacía, oscura y, tal vez, asustada, como la que tendría un pequeño conejito frente a su depredador. Me sentía exactamente como eso.
Él, por el contrario, estaba completamente neutral. Su tranquilidad me exasperaba y ocasionaba que, con cada segundo avanzado, la necesidad de irme fuera mayor. Sin embargo, estaba atrapada contra la espada y la pared, y lamentablemente, bajo las garras de JaeHyun.
No tenía escapatoria.
Y considerando la manera en que su pistola sobresalió entre la oscuridad cuando, en un movimiento sutil, apuntó hacia mí, supe que negarme a su orden terminaría en vano y posteriormente, en horribles condiciones.
Así que, asustada por lo que podría suceder, suspiré profundo y di el primer paso hacia las escaleras.
Tuve que ser cuidadosa al instante de subir los peldaños, pues mi vista no estaba lo suficientemente clara y las posibilidades de tropezar eran realmente altas. Para colmo, tener a JaeHyun a mis espaldas apuntándome con un arma no era algo que me generase paz o tranquilidad. De alguna manera, me hacía temblar desde la punta de mis pies hasta la coronilla de mi cabeza, y eso no era beneficioso para mí.
Una vez que ambos estuvimos arriba, a mi mente llegaron los recuerdos de aquella tarde aquí, donde fui atrapada por él mismo y no me quedó de otra que huir, justo lo que yo ansiaba con tanto furor en este instante. No me sentía capaz de salir de esta, y ya en ese punto de la situación, había perdido hasta las esperanzas de salir con vida.
Sólo me quedaba escuchar todo lo que tenía para decirme y, si lo lograba, luchar por mi libertad.
──¿Sabes? Hay algo positivo entre todo esto, y es que cada familia acepta el papel que le corresponde ──dió inicio a la conversación, posicionándose a mi lado, dando los mismos pasos que yo a través de los largos pasillos de ese segundo piso. Y aún en la oscuridad que nos rodeaba, podía deslumbrar la punta de su pistola y los cabellos rubios que caían por su frente──. Los Jeon son las víctimas, los Kim son culpables y los Manoban los villanos. Bajo cada papel hay tres versiones distintas, y cada una de ellas es totalmente cierta. Pero, ¿qué hay de aquello que nunca te contaron tus padres y lo escuchaste en la versión de los Manoban? O viceversa. ¿Te lo has llegado a preguntar?
Pensé en sus palabras y caí en cuenta de que, definitivamente, era algo que con anterioridad había considerado. Sabía que ninguna de las tres versiones era la absoluta, cada una tenía sus semejanzas y diferencias, pero no todas coincidían por completo. Eso me llevaba a conocer que no había razón absoluta para todos y que, probablemente, tanto en una como en la otra existiesen mentiras.
No supe como responder a ello, sim embargo, ni siquiera fue necesario, pues mi silencio le otorgó al rubio la afirmación que no me sentía capaz de dar con propia voz.
──Olivia, debes saber que la historia en sí es más profunda de lo que imaginas. Por eso hoy, en este justo momento, te la haré saber.
──¿Puedes ya dejarte de tonterías y llegar al grano? ──pedí desesperadamente, deteniendo nuestro lento caminar sólo para encararlo..
Él, curiosamente feliz por mi reacción, no se contuvo su tan desagradable sonrisa de lado.
──Esta casa ha sido testigo de numerosos hechos, ¿lo sabes, no? Aquí se formó una alianza, una amistad, una familia y posteriormente, una guerra ──explicó, retomando el paso entre el pasillo inicial──. Pero antes de llegar a ese punto, vamos más atrás.
»Soy mucho mayor que tú. Creo que unos once años, si mal no estoy. Y debo decirte que antes de habernos conocido en aquella peculiar cena, yo ya te había visto cuando seguías siendo un pequeño feto.
No me sorprendió escuchar eso, ya que sin duda me lo esperaba. No obstante, no fue ese detalle el que capturó mi atención repentinamente, sino más bien, un recuerdo que atravesó mi mente tal y como una flecha y que, automáticamente, me generó una pregunta.
──JaeHyun, ¿qué les sucedió a tus padres?
La imagen que atrapé de su perfil fue peligrosa. Aún en las penumbras, las casi inexistentes luces que hacían brillar su rostro me dieron la oportunidad de detallar su expresión. Tenía la mandíbula tensa y la mirada oscura, fija en un punto, casi al borde de la perdición. Conocí entonces que mi cuestión debía tener un trasfondo interesante, y aún bajo el temor de lo que pudiese suceder posteriormente, era una curiosidad que me había reservado desde hace mucho tiempo.
Y si bien por un instante pensé que se negaría a responder, grande fue mi sorpresa cuando habló.
──No tenía más familia que ellos, y por lo que recuerdo, murieron en el incendio ocurrido en nuestro apartamento, mismo que ellos provocaron ──contó, y por el tono utilizado, no reconocí ninguna otra emoción que no fuese coraje──. Ambos se suicidaron ahí y yo quedé en las calles. El señor Manoban me acogió poco tiempo después.
»En aquel entonces era un padre para mí. Me enseñó cosas que no aprendía en la escuela, prácticamente como convertirme en esto o, en realidad, en una nueva versión suya. Y no tardó mucho en hacerlo, a los diez años ya estaba sosteniendo una pistola.
Mi cabeza, como acto de reflejo, no pudo evitar imaginarse algo tan horrendo como eso. Por un pequeño instante sentí empatía por aquel niño, probablemente asustado en las calles, y quise llorar.
──¿Y un orfanato no pudo recogerte?
──El puto gobierno ni siquiera pensó en la casa que tuvimos, por supuesto que no se ocuparían de un huérfano ──aclaró, alzando los hombros con desinterés──. Pero, lo importante es que ese hombre me acogió sin algún tipo de problema.
──¡Para convertirte en esto, JaeHyun! ──le mostré, estirando los brazos a ambos lados para hacer referencia a nuestro alrededor──. Ese hombre acabó con tu vida, si él no hubiera llegado a salvarte...
──Probablemente estaría bien ──opinó luego de una interrupción como esa, observando fijamente hacia mis orbes──. Podría estar muerto luego de la hambruna, o podría encontrarme viviendo una vida en paz. Pero, ¿sabes? En esta vida lo único que debe valorarse es el simple hecho de sobrevivir.
"Con eso es todo", finalizó, dispuesto a no discutir ese tema y, por el contrario, continuar con la historia que muy decidido estaba de contarme. Y mientras un silencio abrumador nos atrapó en aquella penumbra, pude capturar la imagen de su pistola acariciando los mechones de su rubio cabello cuando se dispuso a acomodarlo en su lugar, justo antes de volver a alzar voz.
──Pese a no vivir en esta casa durante ese periodo de tiempo, solía venir mucho cuando él señor Manoban me necesitaba. En el patio donde estuvimos ──señaló con su cabeza──, solía enseñarme todo lo relacionado con armas, peleas... lo que fuese necesario para defenderme, y recuerdo muy bien como tú padre solía observarme. Tal y como si fuese un pequeño niño sin salvación, pero por el cual tampoco hizo nada.
»Conocí a tu hermana cuando nació. Incluso, solía verla en su cuna cada vez que hacía una visita, y me resultaba muy tierna ──por la manera en que se expresaba, y también el brillo que capturé en sus ojos, supe que estaba recordando aquello──. Los Jeon siempre fueron muy buenos conmigo, tus papás también. Me trataban como si fuera parte de la familia..., pero la realidad era otra cuando yo, posteriormente, estaría en esta posición.
»Los Manoban no tenían esta intención al inicio, sin embargo, podrás suponer lo loco que se encontraba ese hombre para llegar aquí, ¿no?
Sutilmente asentí con la cabeza, mostrándome atenta ante aquello que me contaba, pero, claramente, sin dejar el miedo atrás a medida que nos adentrábamos más en esa oscuridad, misma que comenzaba a generarme cierta ansiedad.
──Después de un tiempo bajo esa alianza, quisieron buscar más de lo que ya tenían. Tus padres contribuyeron a esa ambición con una propuesta: manejar los negocios desde otro lugar, trabajar con recursos ilegales, todo lo que pudiese ser peligroso. Pero los Jeon no estuvieron de acuerdo, y a partir de ahí iniciaron los problemas.
»De las tres familias, son ellos los más inocentes de todo esto, pues no querían formar parte cuando tenían como planes formar una familia. Entonces, sin más que hacer y luego de las tantas peleas que se desataron con los Manoban, decidieron dejar la unión.
──Pero, si dices que son los menos involucrados en esto, ¿por qué siempre amenazabas a JungKook? ──quise saber, tratando de encontrar sus ojos a través de los mechones rebeldes de su pelo.
Sin embargo, no tuve que esforzarme mucho para ello cuando él mismo conectó las miradas, y no tuvo que decir algo para dejar en claro las palabras. Con sus ojos y la sonrisa ladina que permanecía en sus labios, fue como si me dijera: "aún no hemos llegado ahí".
Y, eventualmente, yo sentí miedo.
──Quedaron ellos y los Kim, y bajo el nuevo nombre de la unión, el que conoces muy bien, iniciaron los proyectos que habían planeado. Y si en este mundo hay un testigo de ese momento, soy yo, mi querida.
»Pero... A pesar de que todo estuviese bien entre ambas familias, fue sólo una noticia la que derrumbó la situación: tu madre embarazada.
Yo sabía cómo iba esta historia, y si era totalmente honesta, no me satisfacía escucharla. Conocía muy bien lo que llegaba a continuación, estaba segura de eso, pero cuando JaeHyun volvió a abrir la boca para continuar, toda mi columna fue partícipe de un escalofrío.
──¿Sabías que el señor Manoban estaba enamorado de tu madre?
No pude evitar la sorpresa al escuchar esa declaración despiadada y, más aún, inesperada de su parte. Una vez, sólo una vez, pensé algo semejante, pero aquella idea fue automáticamente descartada por tonta e incoherente. Y ahora, en tan sólo un instante, JaeHyun había soltado una bomba como esa; quise que fuera mentira, incluso me detuve para leer sus microexpresiones y notar que estuviese mintiendo, pero contrario a lo que deseaba, toda su faz me expresaba honestidad.
Era cierto.
Y con esa realización en mente, fue como si alguna clase de chispa hubiera ocurrido en mi cabeza, justamente en el momento en que los puntos fueron llevando a otros.
JaeHyun, cuando volvió a tomar la palabra, comenzó a detallarlos.
──Las tres familias se conocieron cuando aún eran estudiantes, y aunque Manoban nunca me lo confesó con su propia voz, era muy obvio que estaba enamorado de ella desde la primera vez que la vio. Sin embargo, el corazón de tu mamá ya tenía dueño, y ese era el señor Kim ──contó con serenidad y paz, como si estuviera narrando una novela y no, en realidad, una historia perturbadora──. Eventualmente, SomChai sintió envidia de él. Su capacidad a la hora de manejar las empresas, tener una preciosa hija y esposa a su lado, los mejores socios... Era todo aquello que Manoban envidiaba, ya que él lo único que tenía era una familia que ni siquiera se importaba de su bienestar y una mujer a la cuál no amaba.
»Por eso, cuando se conoció que tu madre estaba embarazada de mellizas, él sintió la verdadera enviada porque la señora Lawai no podía concebir a sus herederos.
Simultáneamente comentó eso, detuvo su caminar en medio del pasillo y observó directamente a una de las puertas.
──No pudieron evitar dejar a un lado todas esas emociones negativas, así que luego de una gran discusión con tus padres en esta misma oficina ──señaló con su arma──, los echaron de la casa.
Examiné superficialmente la zona oscura, tratando de divisar algo en mi campo de visión que no fuese un vacío y negrura.
──¿También estabas presente en ese momento?
──Sí, y no fue agradable verlo. Después de aquello fueron a vivir a la casa en donde yo me quedaba siempre. Pero... ese hombre era realmente la definición de maldad ──susurró por lo bajo, casi entre dientes, detonando una clara molestia y probablemente, un poco de temor──. Creó un plan perfectamente detallado sólo para acabar con tus padres y, eventualmente, llevarse algo que no era suyo.
"Su plan era llevarse a una de las dos" murmuró al final, y yo sentí en sólo cuestión se segundos como todo mi pecho se apretaba. El aire se escapó de mis pulmones y posteriormente, sentí que la sangre no corría por mi cuerpo.
Estaba débil, asustada, bloqueda...
Sabía muy bien que mis pocas fuerzas no durarían mucho.
Tragué saliva con dificultad, no pude decir tan siquiera una palabra. JaeHyun también se mantuvo en silencio, avanzando unos cuantos pasos a través del pasillo sin despegarse de mi lado. En ese momento pensé dos cosas. Podría quedarme con él y obedecer a todo lo que dijera, con tal de esperar a la policía que seguramente no tardaría en llegar; Jin tenía la localización de esta zona y si era inteligente, sabría que estaríamos aquí. Pero, estar con él me perjudicaba de varias maneras: podría atacarme en cualquier instante, o en su defecto, hacer lo que quisiera conmigo; de igual manera, Lisa continuaba allá afuera y no podía dejarla sola tanto tiempo. Así, me quedaba la opción de huir. Podía dar media vuelta y salir corriendo, por supuesto, luego de atacarlo. Sin embargo, JaeHyun tenía mucha más fuerza que yo y se encontraba armado. Un paso en falso y mi muerte estaría asegurada.
No sabía tan siquiera que hacer o cómo proceder.
¿Qué me aseguraba que saldría de aquí con vida? ¿Cuánto tiempo se tardaría Jin en llegar?
¿Cuál era la real finalidad de Kang con esto?
No pude pensar en esa pregunta, puesto que antes de tan siquiera considerar la idea, JaeHyun se dispuso a abrir la puerta de una habitación y con su pistola, sutilmente, invitarme a pasar, al mismo tiempo en que añadía:
──Antes de irse, les advirtieron a los Kim que regresarían a buscarlas cuando nacieras, y justo como lo dijeron, así fue. Durante los nueve meses estuvimos observando cada movimiento suyo, y el día en que finalmente debíamos hacer el ataque, tu madre estaba sola con ustedes dos.
A paso lento y desconfiado, me adentré en ese cuarto oscuro, vagamente iluminado por las tenues luces de un farol en el exterior. A través de la ventana podía ver la lluvia caer y como los rayos enclarecían el lugar por tan sólo unos instantes, y fue de esa manera que rápidamente reconocí la habitación.
Las dos cunas.
La caja de música.
Todo tal y como lo había visto hace tres años.
Al llegar hacia el centro, di media vuelta para encarar su faz, completamente neutral ante una mirada superficial. Sin embargo, para alguien como yo, completamente analítica, estaba muy claro que atrás de toda esa tranquilidad, estaba una bestia dispuesta a atacar.
Y lamentablemente, yo me sentí como la presa débil cuando JaeHyun, sin alguna clase de advertencia, afirmó:
──Y si algo debes saber, es que tú ibas a tomar el lugar de Lisa. El señor Manoban estuvo a punto de tenerte en sus brazos esa tarde y llevarte con él.
Sin poder evitarlo, la primera lágrima corrió por mi mejilla. Una presión muy fuerte se instaló en mi pecho, esta vez cortándome la respiración con mucha más fuerza, y ocasionando que mi vista sufriera graves afectaciones.
Ya no quería seguir.
Necesitaba irme.
"Huye"
"Vete"
"Sal de ahí"
Eran las únicas palabras que podía escuchar.
──Como último, quedó la promesa de que a tus dieciocho años regresaríamos por tí. Ya que, de alguna manera, eras de ese hombre ──procedió, sin importarle tan siquiera que me encontrara con ambas manos en la cabeza, a punto de un ataque──. A tus cinco años decidimos hacerle saber a tus papás que seguíamos aquí, y fue por eso que se dió aquel ataque. ¿Lo recuerdas, mi vida? ──dejó que un silencio abrumara la sala luego de su pregunta, y bajo el sonido del vacío, la lluvia en el exterior y mi respiración cortada, evidentemente destruida, sólo amplió sus comisuras──. Supongo que sí.
»Después aparecieron los Jeon, viviendo justo a un lado de tu casa. Por supuesto no fue una coincidencia, ya que ellos mismos lo planearon cuando después de un buen tiempo hicieron su maravilloso reencuentro. Y así sin más, sin haber contado con nuestra presencia, continuaron su vida como si nada ──rió con sorna, acariciando suavemente su labio inferior──. Yo estuve bajo la tarea de vigilante. Cuando llegabas de la escuela, ibas a jugar con JungKook, las cenas familiares... Siempre estuve ahí.
«Las fotos en navidad... Él las envío», supe al instante, alzando la vista para deslumbrar sus ojos oscuros.
──Y mientras tú estabas ahí riendo y jugando como una niña feliz, Lisa sufría las consecuencias de vivir con nosotros ──susurró cerca de mí, pude comprobar la corta distancia entre ambos al notar los detalles de su perfil. Negué con la cabeza ante sus palabras, intentando pedirle, sin propia voz, que se detuviera. Pero ni siquiera con mis plegarias fue capaz de sentir empatía y mucho menos dejar a un lado su crueldad, por lo que muy seguro de sí mismo, procedió──. Si tú hubieras estado en su lugar, ella no habría sufrido todo esto. ¿Te das cuenta de que bien podría odiarte por tal motivo? Tú fuiste la princesita, viviendo en un lindo ambiente con una familia amorosa, dulce, real... Ella, por el contrario, vivía en una casa oscura, con dos padres que no eran reales y tampoco la querían. ¿Qué acaso no te das cuenta de esa realidad?
──No. No es cierto...
──¿Qué no es cierto, bebé? ¿Qué por tu culpa Lisa está ahí abajo?
──¡Cállate, sólo me estás manipulando! ──vociferé, a punto de perder la poca cordura que me quedaba.
Estaba hiperventilando en mi lugar y tenerlo así de cerca, con su aliento casi chocando mi mejilla, no ayudaba para nada.
──Tal vez. Pero debes saber que sólo digo la verdad ──reafirmó, expulsando de sus labios una suave y débil risa──. Todo lo que sucedió después de tu ida a Estados Unidos, planeada por tus papás y no por una simple "oportunidad" como ellos te dijeron, sino más bien con la finalidad de huir.
»Tu tratamiento, la supuesta pérdida de comunicación entre sus familias, tu cambio de nombre... Estuve ahí en cada momento, Olivia ──dijo, levantando su arma para apuntar sobre mi cabeza y posteriormente, hacerme retroceder lentamente──. Y cuando regresaste a Corea y pude verte una vez más, sólo afirmé que no hay belleza más única que la tuya.
Los segundos estaban siendo eternos. Sentía que con cada movimiento de las manecillas del reloj, en vez de encontrarme más cerca de una salida, me alejaba totalmente de la luz, que probablemente moriría... Tenía la sensación de que estos serían mis últimos momentos, y a causa del shock y toda la angustia, actuar en modo de supervivencia no era una opción sensata.
Por culpa de eso fue que, sin tan siquiera darme cuenta, choqué la espalda contra la fría pared de la habitación y, sin previo aviso, JaeHyun me acorraló. El rubio cernió su cuerpo sobre el mío, sacándome un jadeo por el susto y, posteriormente, una serie de temblores que sólo dejaban en claro lo asustada que me encontraba.
──El plan hace tres años no salió como lo había provisto. Sin embargo, aquí estás hoy ──exclamó, ampliando la curvatura de sus labios en una sonrisa enorme, simultáneamente acariciaba con sus dedos la piel de mi mejilla──. Estás aquí conmigo.
De repente mi estómago sufrió un violento revoltijo, hasta el punto de provocarme una arcada discreta. Estaba a punto de vomitar del asco. Las lágrimas habían comenzado a brotar de mi rostro, y como si no fuera suficiente, me dolía mucho el pecho bajo una clara evidencia de que los bombeos de mi corazón no eran los suficientes para abastecer a todo mi organismo.
Traté de alejarme. Forcejeé con debilidad y chillé para que me dejara ir. Pero JaeHyun no daba su brazo a torcer y, opuesto a mis intenciones, tomó mis dos manos y las colocó sobre mi cabeza, para inmovilizarme mientras los dedos de su mano libre acariciaban toda mi cintura.
Y en ese instante, con mi último aliento, grité por lo alto:
──¡Ya suéltame! ¡Por favor, ayuda!
──Cierra la boca ──expuso él, visiblemente enojado. Lo noté por la manera en que sus ojos se encontraban completamente negros y gracias a las expresiones duras de su rostro. JaeHyun sólo acarició mi cadera, aún bajo mis pataleos y chillidos altos, y en un movimiento ágil me pegó más contra su pecho, sacándome un alarido que rápidamente fue callado por el acercamiento de sus labios a los míos, quitándome el habla──. Ahora sólo abrirás tu boca cuando yo te lo pida.
Así estuvo dispuesto a finalmente cerrar la brecha que, mientras a mí me daba un terrible morbo, para él era un deseo cumplido. Simplemente agarró mi diminuto cuerpo, lo unió con el suyo y no le importó que yo, en ese punto, estuviese llorando del coraje que me provocaba no tener las fuerzas para defenderme.
Era mi final.
Ya no podía hacer nada...
... O eso estuve pensando hasta que de repente, en tan sólo un segundo, se escuchó el ruido de un balazo justo a un lado de mi cabeza.
Grité por el susto obtenido y me agaché automáticamente, utilizando una fuerza que no sabía que existía para ese punto. Escuché a JaeHyun maldecir e imitar mi acción, mientras con su arma disparaba hacia el exterior de la habitación. No sabía que estaba sucediendo, pero sólo podía concretar que en mi interior el único sentimiento presente era el miedo.
Tenía pánico.
A mi mente llegaron los recuerdos de aquella noche de tormenta, cuando mi hogar fue atacado por la misma familia que en este momento me hacía partícipe de semejante acto. Con la realización de eso supe que aún si pasasen los años, todo mi pasado, quien era... me seguiría como una sombra bajo la luz del Sol.
Estaba temblando del miedo mientras escuchaba los fuertes disparos, y en un acto desesperado del mismo terror, no pude evitar gritar y jadear hasta que mi propia voz tomara el poder de mi audición.
Sin embargo, entre todo ese ruido estremecedor, reconocí una voz.
Una que gritó muy fuerte y claro:
──¡Kang JaeHyun! ¡Ven y pelea conmigo, hijo de la gran puta!
Observé a JungKook en la puerta de la habitación, ocultándose detrás del marco al mismo tiempo en que disparaba, intentando dar con el rubio que ágilmente se movía y también atacaba. Mi miedo aumentó por el hecho de que estuviera aquí, ya que sabía muy bien que de no hacer algo o cometer un simple error, Kang acabaría con él.
No iba a permitir eso.
El varón a mi lado gruñó y disparó hacia la puerta sin detenerse, y desde mi posición en el suelo, mientras ambos se concentraban en aquella batalla, me dediqué a buscar algo con lo cual pudiera distraerlo y salir de ahí.
──¡Veo que tuviste el valor de presentarte aquí! Es una lástima, interrumpiste un momento importante ──aseguró, entre el límite del cinismo y el sarcasmo.
JungKook por su lado rió fuertemente y no dudó en responder.
──La vas a pagar muy caro por tocar a mi novia, imbécil.
Automáticamente escuché el alto quejido de JaeHyun, evidenciando que, efectivamente, se había lastimado. Fue en ese momento que mis ojos captaron un jarrón en la mesa más cercana, y utilizando el poco valor que tenía me levanté del suelo y corrí hacia dicho, para posteriormente lanzarlo sobre su cabeza ──o eso supuse yo── y desorientarlo.
En cuanto escuché una vez más sus quejidos, tomé toda mi velocidad para correr hacia JungKook, quién automáticamente tomó mi mano y me jaló fuera de la habitación, aún disparando hacia adentro.
──Jeon...
──¿Estás bien? ──preguntó directamente hacia mí, observándome de arriba a abajo y cerciorándose de que no me encontrara herida.
Y yo, sin tener voz para hablar, sólo pude asentir débilmente con la cabeza, bajo la caída de las lágrimas por mi rostro.
Él estuvo a punto de decir algo más, sin embargo, se detuvo abruptamente cuando JaeHyun comenzó a avanzar hacia nosotros y a JungKook no le quedó de otra que herirlo nuevamente, esta vez en el hombro, ocasionando que cayera al suelo. De esa manera, sin perder la agilidad con la que manejaba sus actos, se anticipó a cerrar la puerta de la habitación con pestillo y así evitar que pudiera salir.
Ambos nos quedamos estáticos por un momento, yo principalmente al no saber cómo reaccionar, sólo abrazando mi cuerpo a causa de la baja temperatura y toda la debilidad que sentía. Me dolía todo, desde los pies hasta la cabeza, y eventualmente, ya no tenía fuerzas para seguir.
Sin embargo, cuando JungKook tomó mi muñeca y me hizo correr a su lado, caí en cuenta de que ahora llegaba la parte más importante y difícil: escapar.
Ambos corrimos por los pasillos del segundo piso hasta las escaleras, en donde Jeon cuestionó.
──¿En que parte está Lisa?
──Se encuentra en el patio... ──aclaré, tragando saliva con dificultad.
El pelinegro me ayudó a bajar los peldaños a través de toda esa oscuridad y una vez que llegamos a la parte inferior, volvió a sujetar mi muñeca con fuerza y corrió lo más rápido que podía para llegar al patio. En un momento observé hacia atrás, pensando que teníamos muy poco tiempo para huir de JaeHyun y dicho no sería suficiente, ya que salir de esa habitación no significaba un problema muy grande.
Nuestro tiempo era contado. Debíamos apurarnos en soltar a Lisa para correr al exterior.
Aunque no sabía sobre los reales planes de JungKook en ese momento.
Nos tardamos alrededor de un minuto en llegar al pasillo que dirigía directamente hacia el patio. Teníamos en nuestra contra la grandeza de la mansión, en donde parecía que caminábamos kilómetros y kilómetros mediante cada salón. Eso, unido a la oscuridad que nos impedía ver con claridad lo existente a nuestro alrededor, representaban dos factores desfavorables para luchar contra JaeHyun, quién probablemente se sabía cada una de las direcciones y se encontraba con la fuerza suficiente para atacar.
Cuando el gran patio apareció frente a nosotros y posteriormente Lalisa capturó mi campo de visión, solté un suspiro que rápidamente quedó ahogado por el asombro y alivio de verla. Ella nos notó casi al instante, y lo primero que pude divisar en su faz fue una expresión de alivio combinada con miedo, última que tuvo más relevancia cuando vió a JungKook a mi lado.
Y lo único que sus labios fueron capaces de decir, no fue más que su nombre.
──JungKook...
──Larguémonos de aquí ──sin demorarse mucho caminó hacia ella, dispuesto a zafar las cuerdas que la mantenían presa en aquella silla.
Yo me acerqué lenta y silenciosamente a sus lados, viendo directamente hacia el interior de la casa en la terrible espera de que JaeHyun llegara. Estaba asustada, ansiosa y desesperada por salir de aquí, pero los malos presentimientos no paraban de llegar a mi cabeza, volviéndome más débil y por supuesto, más insegura.
──¿Dónde está? ──preguntó Lisa durante mi trance, capturando automáticamente mi atención.
──Lo dejamos en una habitación. Puede bajar en cualquier momento...
──Debemos apurarnos ──afirmó JungKook, y al mismo tiempo en que luchaba para zafar a la pelinegra, me entregó su pistola──. Toma.
Casi se me sale el corazón del pecho.
──¿Qué...?
──Ataca en cuanto aparezca, ¿de acuerdo? ──me observó fijamente, bajo el objetivo de brindarme seguridad con su mirada──. No tengas miedo, estaremos bien. Sólo ataca.
No estaba segura de esto.
De nada, en realidad. Pero sabía que no podríamos salir de aquí si continuaba representando una carga. Así que luego de tragar saliva con dureza y respirar profundamente, me giré hacia la puerta con la intención de esperarlo. Atacarlo y finalmente acabar con su vida.
Sin embargo, antes de que tan siquiera pudiera prepararme mentalmente, JaeHyun apareció de la nada y agarró mi cintura.
──¡Olivia!
El grito de JungKook quedó opacado por todos los tiros que efectuó el rubio en cuestión de segundos, los cuales fueron respondidos por el mismo Jeon con la pistola qué tenia de repuesto. Pero entonces, todo sonido pasó a ser un horrible silencio, de nuevo, cuando el arma de JaeHyun se pegó contra mi sien.
Nuevamente.
Jeon se quedó completamente estático, sin hacer o decir absolutamente nada. Sólo sostuvo el arma frente al varón mientras Lisa, quién se había liberado de las sogas, quedaba a su lado en la misma posición.
De esa manera, el muchacho a mis espaldas me sostuvo con fuerza y contuvo mis movimientos, impidiéndome tomar la pistola de la cual, al parecer, él no era consciente.
Supe entonces que sería el fin.
──Ni se les ocurra mover un pelo, o esta bala entra directamente a su cabeza ──masculló entre dientes.
Podía notar los hombros de JungKook subir y bajar con alteración, evidenciando que claramente estaba desesperado y por encima de todo, ansioso. Era la primera vez que encontraba ese brillo de pánico en sus ojos, combinado con una mezcla de furia, como si estuviera degollando a Kang con tan sólo una mirada. Lisa a su lado estaba temblando del miedo, bajo una postura totalmente seria, pero llena de debilidad.
Y yo no tenía idea de cómo estaba, ni siquiera de manera emocional.
Tragué saliva con dificultad e intenté mirar mi arma a través del rabillo del ojo. Podía tomarla, pero necesitaba de mucho cuidado para ello. Y al parecer JungKook notó que aquello era mi intención, pues automáticamente me observó con completo miedo.
Tenía que arriesgarme.
──Yah, ¿acaso no podías quedarte con tu mami y papi, Jeon? ──quiso saber, en un tono burlón y lleno de cinismo.
──¿Y acaso tú no podías prepararte mejor para este ataque? Créeme, es un completa mierda.
──¡Mierda es lo que haré con todos ustedes! ──gritó, tan cerca de mi oído que llegó a dolerme──. No son más que un par de eventos desafortunados. Son ustedes los causantes de todo esto.
Lisa me miraba directamente, intentando advertirme que me detuviera. Pero lo cierto era que la única oportunidad para acabar con él estaba en mis manos. Tenía ese poder. Así que, ignorando sus silenciosas plegarias, tomé la pistola que había escondido en mi bolsillo, sigilosamente para que JaeHyun no notara mis movimientos, y una vez que pude agarrar el mango y tenerla fuera, acomodé la mano en posición y coloqué la punta cerca de su abdomen, sin llegar a rozarlo.
Y mientras eso, él hablaba.
──Toda esta mierda, que estemos aquí esta noche, es por su culpa. ¡Ustedes fueron quienes iniciaron esto!
Pero antes de que pudiera continuar, miré fijamente a Lalisa y sonreí, al mismo tiempo en que murmuraba:
──Y así como lo iniciamos, lo vamos a terminar.
Apreté el gatillo y automáticamente el balazo se escuchó, ocasionando el salto de los jóvenes frente a mí y posteriormente, la debilidad de JaeHyun. Aproveché ese momento para zafarme de su agarre y verlo, casi retorcido en el suelo mientras una mancha de sangre se formaba en su camisa.
Pero cuando alzó la mirada y me vió, con esa sonrisa tan terriblemente macabra, no me quedó de otra que disparar una vez más...
... Y no se escuchó nada.
Apreté el gatillo tres, cuatro, cinco veces, pero ninguna bala salió. Caí en cuenta entonces de que ya no quedaban más, y al alzar la vista, lo único que pude ver fue a JaeHyun a punto de atacarme.
“Estás muerta, Kim", fue lo último que dijo antes de agarrar mi cuello y sacar su arma, dispuesto a matarme.
No obstante, cuando finalmente pensé que sería en fin; cuando vi mi vida pasar frente a mis ojos, todos los recuerdos inolvidables abrazarme en esta noche oscura, y la adrenalina recorriendo cada célula de mi piel, escuché la voz de la persona que terminaría siendo mi salvación.
──No. Mi hermano está muerto por tu culpa, así que ahora te mataré yo.
Y sin más, el disparo se escuchó cuando JaeHyun cayó justo frente a mis ojos, con una bala perforando su cabeza.
Miré la escena bajo mis pies: toda la sangre corriendo, la lluvia que automáticamente comenzó a desatarse, mi ropa manchada de tierra; pero más importante, la pistola en mi mano, y no supe que sentir. Era como si finalmente hubiera llegado a la meta de esa larga carrera, como si todo hubiera terminado, por fin.
Cuando levanté la cabeza vi a Byul apuntando con su arma, completamente estática y segura. Ella me mostró una tranquilazora sonrisa y justo un segundo después, apareció Jin a sus espaldas, quién quedó asombrado con la escena.
Pero yo, en mi lugar, lo único que pude hacer fue soltar la pistola y observar al cielo, permitiendo que por una vez la lluvia mojara mi cuerpo sin sentir miedo.
Como debía ser.
Jin se acercó rápidamente a donde estaba y me tomó de los hombros, lo mismo que hizo con Lisa al atraerla a mi lado, y sólo bastó de unos segundos para que sonriera aliviado.
──¿Están bien? ──cuestionó con la voz entrecortada, como si por un momento tuviera ganas de llorar.
Lo único que hice fue asentir con la cabeza, acción que copió mi hermana.
──¿Ya... Ya ha terminado todo?
SeokJin vio a Lisa con los ojos cristalinos, y después de unos segundos interminables, soltó una risa llena de alivio.
──Si, todo ha terminado. Están totalmente a salvo ahora.
Y quise sentirme alegre por eso. Realmente lo deseé. Pero antes de poder llorar de la felicidad que me generaba esa noticia, la vida me golpeó con algo peor de lo que había sucedido.
Escuché un quejido a mis espaldas y lo primero que pude captar fue la expresión de asombro de Jin, el cual se veía completamente asustado. No me tardé en dar media vuelta para ver lo mismo, pero cunado lo hice, todas esas lágrimas acumuladas fueron liberadas y mis sollozos tuve que contenerlos con mi mano.
JungKook tenía una mano en su abdomen, intentando detener la sangre que comenzaba a brotar sin piedad alguna. Toda su camisa estaba pintada de ese rojo carmesí, así como sus manos iban bañadas del mismo color. Pero cuando sus ojos se encontraron con los míos, ya no vi ese resplandor; no vi su brillo único, y eso fue todo.
Le habían disparado.
Y ahora realmente tenía miedo.
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Después de un día terriblemente agotador, finalmente puedo pasarme a actualizar el final del segundo y último clímax de esta historia.
Banda, ESTE ES EL ANTEPENÚLTIMO CAPÍTULO, VOY A CHILLAR X91381288 😭
No aguanto ;-;
Pero, díganme, ¿que les pareció todo esto?
Este capítulo es, por así decir, como el final de todo el misterio que abarca la historia.
La próxima actualización (probablemente mañana) abarca otro final de la historia, y así será con los capítulos que quedan. Cada uno cerrará un tema diferente <3
Espero que realmente les guste 😭
Yo ya me voy aslkasm. Tengan un linda noche, las amo <3
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