⚘. ▎78
❝La última jugada.❞
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──Un sólo movimiento y ella, sin problema alguno, morirá.
En el salón se produjo un bullicioso silencio justo después de esa clara advertencia. Podía percibir, entre todo eso, el pitillo estremecedor pegarse en mi oído y sin intención de irse, convirtiéndose en algo por lo cual me sentía más abrumada. Cerré los ojos para tranquilizarme, respirar profundamente, intentar buscar una solución, pero no lo veía posible al tener una maldita pistola en mi sien.
Esto no podía estar sucediendo.
Cuando volví a abrir los ojos tuve dificultad para reconocer las cosas a mi alrededor. Todo se percibía borroso y disociado, pero después de pestañear un poco entonces los rostros se volvieron más claros, especialmente el de JungKook.
Nunca lo había visto tan asustado y enojado como ahora.
Podía jurar desde mi posición que todos los colores de su piel se habían desvanecido a la par en que JaeHyun hacía presencia. Sus ojos se encontraban a punto de salir de sus córneas y tenía las manos empuñadas como clara muestra de tensión.
Pero lo peor de todo era capturar su mirada de pánico, esa que me expresaba tantas emociones como para poder entenderlas.
La mano del chico cubierta por un guante negro descendió hasta mi cintura, sosteniéndola con muchísima fuerza, tanta que podía sentir como sus dedos se clavaban en mi piel. Instantáneamente aspiré aire a través de mi boca y, no sé qué fue aquello que le causó tanta gracia, JaeHyun empezó a reír como un jodido maniático. Podía sentir su pecho vibrar y esa grave y estrepitosa carcajada justo en mi oído, lo cual no fue para nada beneficioso a mi cordura.
Contrario a ello, me ponía peor.
Y escuchar su voz por consiguiente no fue de ayuda.
──Vaya... Vaya... ¿Estamos de fiesta hoy? ¿Acaso no pensaban en invitarme? ──inquirió con burla en su tenor, soltando sutiles risas contra el lóbulo de mi oreja. Posteriormente acarició la punta del arma en mi sien y enredó uno de mis cabellos en la misma, y a a través del rabillo del ojo pude capturar su oscura mirada──. ¿Como has estado, pequeña Hae?
──No hagas esto, Kang ──susurré, intentando mantenerme serena bajo su toque.
Pero él, como ya lo había esperado, sólo se mofó de risa.
──Dices que no debo hacerlo. Pero si no lo hago yo, ¿entonces quién?
Simultáneamente decía esas palabras, comprobé como Jin desde su lugar hacía el discreto intento de tomar su pistola, pero antes de que tan siquiera llegara a chocar sus dedos, JaeHyun puso más presión en mi cabeza hasta el punto de sacarme un jadeo.
Todos en el salón hicieron lo mismo con su advertencia.
──Debo aclararle que tengo excelentes reflejos, detective Kim. Antes de que la bala esté sobre mí, el cerebro de esta chica quedará perforado ──aseguró, utilizando una voz terriblemente grave──. No es recomendable que ataquen si quieren que la vida de ella esté a salvo.
»Y si veo alguna cámara por parte de todos esos perros falderos, igualmente atacaré.
Justo con ese comentario vi como TaeHyung pedía a todos apagar las cámaras o micrófonos, y ellos, increíblemente, no se tardaron en ello.
Pude sentir entonces la gran sonrisa de JaeHyun presionarse contra mi piel.
──Ah, ¿mucho tiempo ha pasado, no? La última vez que te vi eras más asustadiza, pequeña Hae. ¿En donde dejaste a esa chica?
──Púdrete.
El maldito rió.
──Con gusto, pero después de que todos en este lugar estén acabados.
Sentir su cálido aliento y sus labios presionarse en mi oreja era más asqueroso de lo que podía imaginar. De igual manera, que el arma estuviera a punto de atravesar mi cráneo por la presión, unido al hecho de que con tan sólo un movimiento de su dedo la bala se enteraría en mi cabeza, era suficiente para bloquearme los pensamientos y, eventualmente, quitarme la poca resistencia física que poseía.
Literalmente, no tenía fuerzas para nada.
Mucho menos una escapatoria segura de sus garras.
En todo el salón lo único que prevalecía era ese incómodo y tenso silencio, mismo que, justo como la terrible situación, no beneficiaba a mi tranquilidad. Si no fuera por el agarre que ejercía JaeHyun en mí, estaría en el suelo a causa de la debilidad en mis piernas.
Y podía jurar que por tan sólo unos segundos toda mi consciencia se alejó de la realidad, hasta que la voz del varón a mis espaldas volvió a hacer presencia junto a una risa juguetona.
Por la manera en que su rostro enfocaba al frente, supe que veía a mis padres.
──Hace mucho que no nos veíamos las caras, señores Kim. Es un gusto poder encontrarme con ustedes nuevamente.
──Será mejor que te vayas y dejes todo esto, JaeHyun ──exclamó mi papá, con cierto temblor en su labia que evidenció por completo toda su inquietud.
Tanto él como mi madre, incluida la misma Jennie, estaban a punto de hiperventilar.
──Agh, ¿pero por qué tanta amargura, señores? ¡Hay que colocar alegría en nuestras vidas! ──dijo bajo una falsa imagen de chico bueno, cuando en realidad toda esa felicidad significaba un retorcido juego──. Estoy muy seguro de que mi jefe hubiera estado encantado de verlos, pero no estoy seguro sobre si será posible.
Para ese momento de mi vida ni siquiera había tenido en cuenta al señor Manoban, quién era la real cabeza de todo esto. Juraría que hasta me había olvidado de su presencia, pero cuando JaeHyun hizo mención de él, algo dentro de mí se revolvió de manera intensa hasta el punto de provocarme una arcada.
Sentía que vomitaría en cualquier momento.
Pero la real pregunta era:
──¿Dónde está SomChai?
Justo tras mi oreja sentí la enorme sonrisa del hombre.
──Por ahí. No me corresponde decirlo, señor Kim ──habló jocoso──. Aunque bien podría llevarlo a su encuentro, no es lo planeado para hoy y en parte, le quitaría la diversión al asunto.
A la par en que decía esas absurdas palabras, sentí nuevamente la punta del arma enredarse en uno de mis mechones y acariciarlo delicadamente, sin embargo, con un movimiento brusco de la cabeza evité que continuara. Aunque aquella acción desesperada de mi parte llevó a que el varón descendiera el arma desde la sien hasta mi mandíbula, y que por consiguiente delineara la línea fina con cierta travesura enfermiza.
Tragué saliva con dificultad y cerré los ojos fuertemente, intentando calmarme antes de perder la poca y casi inexistente cordura que me quedaba encima.
Maldita sea. Necesitaba que esto finalmente terminara.
──Kang JaeHyun.
Aquel llamado perteneciente a esa voz áspera, seria, ahora oscura, llamó la atención tanto del muchacho como la mía, y cuando comprobé que se trataba de SeokJin, sólo pude exhalar un suspiro.
──La policía está rodeando todo este lugar. Por favor, baja el arma y hablemos un momento, lleguemos a algo...
──Detective SeokJin, a usted tampoco lo veía desde hace muchísimo tiempo ──exclamó, pude percibir un tono lleno de burla y falsedad con esas palabras──. ¿Cuando fue ese último encuentro? ¡Ah, sí! Cuando intentó perseguirme, pero jamás pudo atraparme.
──Bien podríamos repetirla, si estás de acuerdo ──aseguró, entrecerrando los ojos.
──Será todo un gusto para mí. Y créeme, estoy muy preparado para esto.
Los dedos de JaeHyun se presionaron con mucha fuerza en mi abdomen, sacándome un casi inaudible alarido que, al escucharlo, le generó una risotada acompañada con una posterior exclamación.
──¡Pero miren a quienes tenemos aquí! Son los famosísimos Jeon ──me incorporó frente por frente a ellos, y cuando visualicé la expresión aterrorizada de mis tíos, sentí la primera lágrima caer por mi rostro──. Vaya que tenía ansias de conocerlos. Mi jefe me ha contado mucho sobre ustedes.
Ya no quería seguir con esto.
Deseaba que fuera sólo un mal sueño y que al despertar todos mis problemas estuviesen resueltos. Estaba cansada de todo. De vivir, respirar, simplemente escuchar todo lo que decían a mis alrededores y ver la gran cantidad de desgracias que me sujetaban.
Ya no podía seguir soportando algo así. Ya no era capaz de aguantar todas las emociones en mi interior.
Y por eso lloré.
Un llanto que aumentó cuando JungKook, a paso decidido, se acercó sólo unos metros hacia nosotros, permitiéndome visualizar toda su expresión.
Se encontraba terriblemente enojado.
──Así como nosotros hemos escuchado mucho sobre tí ──expresó con la voz más gruesa que en otras ocasiones y el fuego ardiendo en sus ojos, tanto que juraba ver las chispas──. Últimamente estás en la boca de todos, ¿no te parece eso muy... irritante?
Tal y como lo supuse, Kang se rió estrepitosamente al escuchar esa pregunta por parte de JungKook.
──Bueno, si para tí es así, entonces me debo sentir en completa satisfacción. Porque si algo amo es ser el centro de atención, joven Jeon ──los ojos de Jeon, los cuales ya me dejaban en claro que permanecía molesto, se llenaron de una negrura inexplicable, y sólo para confirmarlo, supe que parte de ello se debía a la maniática sonrisa de Kang a mi lado──. También es un gusto conocerlo hoy, creo que de todos los presentes, eres tú quién más curiosidad me generaba. Ahora veo que no tenía demasiado para ver.
──Lo mismo digo de tí, JaeHyun. Pretendes ser malo todo el maldito tiempo, cuando en realidad es sólo una máscara para ocultar el ser tan debilucho y despreciable que tienes dentro ──escupió, alzando una de sus cejas mientras escuchaba, nuevamente, al contrario carcajear.
Se estaba riendo demasiado y eso no era una buena señal.
──Si hablamos de debilidad, pues no soy yo quien encabeza la lista. ¿Cómo era que jugaban ustedes dos? ──inquirió hacia mí esta vez, pero ni siquiera fui capaz de responder algo──. Olivia la frágil e indefensa princesa, y tú sólo el caballero cobarde. La diferencia no es mucha; no pudiste defenderla hace unos años, no dudo que sea lo mismo ahora
»Al final, tienes la culpa de que ella ahora mismo esté en mis brazos, y no sabes cuánto lo estoy disfrutando...
Simultáneamente JaeHyun decía esas últimas palabras, vi claramente como los hombros de JungKook se alzaban con rapidez, tal cual un toro preparándose para el ataque, y junto a un apretón con sus puños, comenzó a avanzar a pasos de zancadas hacia nuestro lugar.
──¡Maldito hijo de puta! ──vociferó.
Pero antes de que pudiera llegar a nosotros, el arma de JaeHyun en mi cabeza se desplazó hacia el suelo y posteriormente, un balazo se escuchó.
Los presentes en el salón gritaron, yo incluida, al mismo tiempo en que se agachaban para evitar un posible impacto. JungKook, eventualmente, se quedó quieto en su lugar sin hacer absolutamente nada mientras yo, debido al miedo que me carcomía, sólo pude llorar en silencio.
──¡Ni un movimiento, dije! ──gritó Kang de vuelta, apuntándolo directamente con el arma.
Entonces tuve miedo de que pudiera apretar ese gatillo. Dirigí la vista desde el arma hacia JungKook y viceversa, examinando como la mano de JaeHyun sostenía con firmeza la pistola.
No estaba negado a atacar.
Así que, con la poca voz que me quedaba, dije:
──JungKook..., quédate quieto.
El chico me observó con muchísimo miedo y, por un pequeño instante, noté como negó con la cabeza, evidenciando que se negaba a soltarme.
──No vengo a charlar, mucho menos a beber vino o servirme un plato de buena comida. Vengo a terminar el plan que hace 21 años estuvo en marcha y ninguno de ustedes me lo impedirá ──aseguró JaeHyun, volviendo a llevar la pistola a mi sien.
──¿Y qué tan seguro estás de eso?
Ante la pregunta de SeokJin, el chico sonrió de nuevo al mismo tiempo que respondía fuerte y claro:
──Por completo.
Lo próximo que sucedió, aunque ya todos estuviesen atentos o alarmados sobre ello, de alguna manera fue inesperado. Por un momento sólo pude escuchar los gritos e impactos, y una vez más, como siempre me era destinado, no tuve la posibilidad de hacer nada.
No pude hacer absolutamente nada.
JaeHyun ajustó al agarre que tenía sobre mí, posicionándome frente a él, casi como si estuviese escondiéndose, y en un movimiento ágil sacó la pistola a un lado de mi cabeza y apuntó hacia los candelabros en el techo. Al disparar y tomar la puntería exacta, todas esas lámparas empezaron a caer una a una contra el suelo, dejando una iluminación más espesa y, por supuesto, impactando fuertemente contra el suelo y los presentes.
No obstante, la simple imagen de los cristales cayendo, el ruido de dichos objetos rotos al impactar contra el suelo, el sonido seco de los balazos y los gritos pertenecientes a mis amigos, fue peor que una película de terror. Mis ojos se abrieron como platos y mi boca expulsó todo el aire retenido en mis pulmones.
Entonces, sólo grité del miedo.
──¡No! ¡No! ──vociferé, viendo como seguían cayendo los candelabros justo encima de todos, y pensando lo peor──. ¡No les hagas daño, por favor!
Los candelabros y el polvo no me permitían ver nada, excepto las siluetas de los presentes en el salón, podía jurar que agachados en el suelo para impedir que sufrieran daños. Sin embargo, mi intento por querer ver más se volvió completamente invisible cuando JaeHyun, sin ni siquiera avisar, lanzó algo al suelo de donde empezó a salir una nube de humo.
Entonces, sin esperar más tiempo, comenzó a caminar conmigo lejos de esa nube.
Forcejeé, pataleé, sollocé e intenté zafarme de sus garras, pero claramente mi poca fuerza no tenía comparación con la suya, y que yo pudiese escapar de sus brazos sería una tarea difícil con el estado de pánico en el que me encontraba. Sentía que el aire no pasaba por mis conductos respiratorios y que la sangre ya no se trasladaba por mis venas; de alguna forma u otra, era como si no estuviera reaccionando de ninguna manera.
Por tanto, tenía la mente en blanco para pensar en una salida.
Kang me llevó consigo hacia el exterior del salón y, por el pasillo que nos encontrábamos atravesando o más bien, por donde él me arrastraba, avanzó con mucha rapidez y audacia hacia la salida del lugar. En cuanto tuve en cuenta ese dato en particular quise llorar del coraje que me provocaba mi tener fuerzas, y ese mismo motivo fue el que me hizo forcejear un poco más, peleando con su propio cuerpo para que me dejara en libertad.
Pero por el contrario, sentía como luego de cada segundo su agarre tomaba más fuerza.
──¡Suéltame, maldito imbécil! ──grité, negándome por completo a seguir avanzando con él cuando vi las puertas de la casa frente a nosotros.
──¡Quédate quieta, Kim! No se te ocurra hacer algo o esta bala va directamente a tu cabeza ──advirtió contra mi oído, nuevamente presionando la jodida arma a un lado de mi cabeza.
Cerré los ojos por el miedo y no contuve el pequeño jadeo que se escapó de mis labios, y en ese mismo instante en que me desconcentré de la situación, él abrió la puerta e hizo que saliéramos al exterior de la casa.
Una ráfaga congelada acompañada a la suave tormenta me atrapó repentinamente puse un pie afuera, especialmente en las piernas, puesto que era la única parte de mi cuerpo descubierta. Y aunque estuviese abrazada bajo su cuerpo, continuaba teniendo frío.
No era como los abrazos de JungKook.
Pensar en él en esta situación no me trajo tranquilidad. Contrario a ello, me propició mucho inquietud ya que, con todo lo que había sucedido ahí dentro, no tenía noción sobre su estado. ¿Habrá quedado herido? ¿Vendrá por mí? ¿Esperará a la policía?
Mucho para responder en un momento como ese.
JaeHyun me llevó hacia uno de los autos y, con un ágil movimiento de dedos, buscó las llaves en el bolsillo de su pantalón con mi cuerpo presionado contra el vidrio.
──JaeHyung, detente, por favor.
──Cierra la boca y no grites.
Mordí mi labio inferior y me mantuve quieta en lo que él, luego de unos segundos, abría la puerta. En cuanto logró su cometido me lanzó ahí adentro y sin dejarme procesarlo, volvió a cerrar la puerta del coche.
Y al escuchar un click supe que realmente no tenía salida.
──¿Olivia?
Giré la cabeza para encontrar a Lalisa en el auto, misma que se encontraba hiperventilando y con toda una expresión de terror en el rostro.
──¡Lisa! ──me lancé a sus brazos instantáneamente, siendo correspondida por ella, y sin antes pensarlo, comencé a llorar.
──Tranquila, estaremos bien.
──No, no lo estaremos. Él...
──Vamos a salir de esto, las dos lo haremos ──susurró, abrazándome con más fuerza.
Justo un segundo después JaeHyun entró al auto, montándose en el asiento del copiloto, y cuando me digné en observarlo, noté entonces que un cristal nos dividía de su posición. Rápidamente el varón puso el auto en marcha, sin ni siquiera mirar atrás, y yo sentí miedo.
──¿A donde vamos?
Y la respuesta a mi pregunta no tardó en expresarla.
──A tu verdadero hogar.
JEON JUNGKOOK
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20:18 hrs.
De ninguna manera esto podía estar sucediendo.
No lo creía.
¡Maldita sea! Todo se había planeado a lujo y detalles desde la noche anterior. No quedaba ni un sólo espacio por cubrir para el evento de hoy y, según lo supuesto, nada malo podría sucedernos. Incluso, justo unas horas después estaba pronosticado que todo, absolutamente todo, terminaría.
¿Entonces qué mierda era lo que había pasado?
Si hablaba con sinceridad, desde que llegué al salón hace un rato me había sentido inquieto, con la irritante sensación de que algo ocurriría. Pero no era un buen momento para caer en la paranoia cuando teníamos un asunto importante que resolver, y no era nada más y nada menos que el jodido rumor que circulaba por las redes sociales.
Era tanto lo que teníamos encima que ni siquiera pude ver a Olivia desde la mañana que ambos habíamos tenido.
Sin embargo, tal y como lo había supuesto, una vez que todo quedó claro entre TaeHyung y ella, finalmente pude tomarla en mis brazos. Después de una larga e interminable batalla, el poder abrazarla fue como el agua en una situación como esa: imprescindible y necesaria. Besarla, acariciarla, bailar con ella, fue lo más único de la noche.
Hasta este momento.
En cuanto la noté desesperada por Lalisa, supe entonces que algo extraño sucedía, y cuando me fui con NamJoon sólo para preguntar, apareció él.
Kang JaeHyun estaba aquí entre todos nosotros.
Ver a mi novia en sus brazos en completa alteración, asustada, casi al borde del llanto, estrujó mi corazón de una terrible manera y a su vez me propició coraje porque, debido a su clara advertencia, no podía hacer nada. Ni yo, ni Jin, ni los malditos guardias.
Y ahora yo no sabía cómo actuar.
En cuanto vi los candelabros comenzar a caer del techo fui directamente con mis padres y los abracé, invitándolos a que cayeran al suelo para evitar el impacto. Escuchaba el sonido de los disparos, los gritos y los cristales por todos lados, retumbando mis tímpanos a un volumen lo suficientemente alto para generarme dolor de cabeza y cierta ansiedad.
No podía alzar la cabeza por más que quisiera, y así nos mantuvimos por uno o dos minutos hasta que finalmente todo el ruido cesó.
──¿¡Están todos bien!? ──pregunté, alzando la voz para que todos me escucharan.
Al inicio no tuve respuesta, pero próximamente vi como cada uno de los presentes se levantaba del suelo, especialmente mis amigos.
──Hijo, ¿te lastimaste? ──las manos de mi mamá se apoyaron sobre mis hombros, intentando colocarme frente por frente a ella y así examinar mi rostro.
No obstante, responder a esa cuestión fue una tarea imposible cuando mi concentración prevalecía sobre algo más.
«Olivia... Olivia...»
Una nube de humo gobernaba el salón por completo, impidiéndome ver mucho más allá y, por supuesto, ocasionando que tosiera ante la falta de aire puro. Con algo de dificultad caminé a través del lugar, encima de los vidrios en el suelo y con todo ese humo entrando por mis fosas nasales, nublándome todos los sentidos, incluso el oído.
Sentía que me faltaba el aire en el pecho, pero no se debía precisamente a la toxicidad del ambiente, sino más bien a la terrible ansiedad que me carcomía el no poder encontrarla en el salón. La realización de lo que aquello significaba hizo que un nudo se formara en mi garganta, así como mis puños se cerraron con toda la fuerza que podía utilizar. Supe entonces que habían salido de aquí, y cuando pude divisar una puerta abierta entre toda la neblina, no lo pensé dos veces antes de correr.
Al encontrarme en los pasillos de la mansión pude respirar un mejor aire, pero no el suficiente para poder tranquilizarme y mucho menos pensar con claridad. Lo único que pasaba por mi mente era el nombre de Olivia y que ahora mismo, si no llegaba a tiempo, ella realmente estaría en peligro.
Para mi mala suerte, no pude hacerlo.
Cuando atravesé las puertas de la entrada de la casa lo primero que capturé fue a todos los guardias en el suelo, completamente inconscientes y algunos muertos. Maldije por lo bajo ante eso y decidí salir al exterior en donde se encontraban todos los autos, pero no había movimiento alguno.
No había nadie.
Sin embargo, debido al fango que prevalecía en el suelo a causa de la lluvia, pude notar la marca reciente de un auto que anduvo por aquí, y entonces, sólo con ese dato, conocí que ya se había ido.
──No, no, no... ──susurré, llevando las manos hacia mi pelo y jalándo dicho con fuerza──. Por favor, no.
Desesperado corrí por todo el parqueo y traté de encontrar un auto en el que pudiera montarme, sin embargo e increíblemente, había un problema con ello.
Las llantas de todos, absolutamente todos los autos estaban ponchadas.
Revise uno por uno y en todos existía la misma situación. Entonces, sin poder soportar esa frustración, grité con fuerza hasta que mi garganta ardió y lágrimas se escaparon de mis ojos. Agarré mis cabellos y los jalé con toda mi fuerza, podría jurar que me arranqué unos cuantos, pero no me importaba cuando el dolor que tenía en todo el cuerpo era terriblemente abrumador.
Nada de esto podía estar sucediendo.
No.
No lo era.
──¡Jeon JungKook!
El llamado de de Jin me sacó del infierno al cual me había sumergido, ocasionando que lo observara fijamente. Bajaba las escaleras con rapidez, y seguido de él se encontraban el tío Kim y mi padre.
──Oye, tranquilo...
──¿¡Cómo cojones quieres que esté tranquilo, SeokJin!? ──le grité, acercándome a él y tomándolo por el cuello de su camisa──. ¡Ese imbécil se las llevó y para colmo, ha explotado las ruedas de todos los putos autos!
──¡Maldita sea, Jeon! ¡Mantente quieto!
──No puedo... No puedo...
Cubrí mi rostro cuando el llanto me atacó repentinamente, sin poder controlar las insaciables ganas de liberar toda la frustración y dolor que tenía en mi interior. Me dolía el pecho, sentía que algo me lo apretaba con una enorme fuerza y lo rompía en pedazos diminutos, así como también percibía golpes constantes en mi cabeza, hasta el punto de nublarme la vista.
──JungKook, escucha ──Jin me tomó por los hombros e intentó capturar mi atención──. Conozco donde podrían estar, la policía ya viene de camino. Lo que necesito es que te quedes tranquilo, por favor.
De todo lo que dijo, yo sólo escuché una cosa.
──¿Sabes dónde están?
SeokJin me mostró una expresión de completa confusión ante mi pregunta, sin embargo, fue muy poco tiempo el que se tomó para finalmente entender.
──No, no. De ninguna manera, Jeon ──negó con la cabeza.
──Jin...
──No vas a ir sólo hasta allá.
──¡Necesito ir por ella!
──Déjale ese trabajo a la policía.
──Puedo ir adelante ──mencioné──. Permíteme avanzar y ustedes me siguen.
──JungKook ──advirtió, poniéndose en negación.
──Jin, por favor, te lo pido.
El muchacho negó una vez más, pero cuando vió mi expresión decidida al respecto y toda la insistencia de mi parte, sólo suspiró rendido.
──Cerca de las montañas, cruzando el río Han, en un pequeño pueblo ──dijo, y simultáneamente sacó una pistola de su espalda──. Toma esto y úsalo en caso de que sea necesario.
──Muchas gracias, Jin.
Rápidamente corrí hacia donde se encontraba mi papá, el cual me observó con duda.
──Hijo...
──Papá, dame las llaves de tu auto ──pedí, estirando la mano hacia él.
──¿Para qué las necesitas?
──¡Sólo dámelas!
No fue necesario que lo repitiera una vez más, él mismo las sacó de su bolsillo y las dejó sobre mi mano, aún confundido al respecto. Entonces, con todo lo que necesitaba, di media vuelta y avancé hacia el auto de mi progenitor, cuya estructura era blindada y por ende, fue el único vehículo en no quedar dañado.
Pero antes de llegar hasta ahí, Jin tomó mi brazo.
──Ten mucho cuidado en ese lugar ──pidió, respirando agitadamente──. Iré ahora mismo hacia allá.
Asentí ante la aclaración del castaño, suspirando profundamente y preparándome psicológicamente para lo que estaría próximo a hacer. Sin tener nada más que hacer continué mi paso hacia el auto, dispuesto a hacer lo que fuese con tal de llegar a ese lugar.
JaeHyun había dicho algo cierto: no pude salvar a nadie hace tres años.
Pero hoy... Hoy sería distinto. Y si tenía que acabar con él para concluir ese infierno, lo haría sin problema alguno.
Especialmente para salvar a las dos chicas.
«Aguanten un poco, por favor. Voy a salvarlas...»
KIM OLIVIA
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20:57 hrs.
Jadeé con fuerza cuando sentí un ardor en mis muñecas, ocasionado por las sogas que Kang me había colocado hace unos minutos. Cerré los ojos porque al hacer cualquier movimiento en el intento de liberarme, sentía como la textura de la cuerda quemaba mi piel como el mismo fuego, y créanme, no era para nada placentero.
Me dolía todo el cuerpo no sólo por el cansancio físico y mental que cargaba, sino también por culpa de la posición en que me encontraba: sentada en una silla incómoda, con la postura gacha, las manos en la espalda y rasguños que me había hecho en las piernas por culpa de un arbusto. De igual manera, sentía mi corazón latir a una frecuencia demasiado débil, lo cual me indicaba que mi problema de salud se alteraba; el aire faltaba en mis pulmones, me temblaba la mandíbula y el gélido aire nocturno chocaba contra mi pequeño cuerpo, provocándome frío.
Justo a mi lado se encontraba Lisa en la misma situación, intentando zafarse del amarre disimuladamente para que JaeHyun no se diera cuenta.
Ella me observó en ese momento, y en un susurro inaudible, dijo:
"Mántente tranquila."
Tragué saliva con dificultad y rápidamente quité mi mirada de la suya, dando un vistazo superficial al lugar en donde nos encontrábamos.
De repente muchos recuerdos vinieron a mi mente.
Estábamos en el patio de la mansión antigua, y aunque no pudiese ver mucho debido a la oscuridad que nos abrazaba, pude reconocer ciertas cosas de la última vez que fui. Algunos arbustos habían crecido, la pared se veía más vieja que antes, con algunas grietas sobresaliendo y zonas oscuras por la humedad, los caminos de piedra no se veían concretos, y para completar, la tierra se encontraba húmeda bajo nuestros pies debido a la lluvia que había caído.
O bueno, la que ahora se convertía en una simple llovizna.
La situación no era para nada agradable, por el contrario, me generaba el enorme deseo de poder escapar de aquí y atrapar al desgraciado frente a nosotros, mismo que, después de varios segundos de tenernos retenidas, se giraba para vernos con una enorme sonrisa en los labios.
Esa maldita risa malvada.
──¿Cómodas, señoritas?
──Jódete, JaeHyun ──escupió Lalisa, visiblemente enojada.
El rubio simplemente se mofó de la risa. Fue ese momento el que aproveché para detallar su aspecto externo, concluyendo entonces que se permanecía igual de intimidante como antes. Vestía totalmente de negro: pantalón de cuero, zapatos elegantes, camisa pegada a su torso, guantes en sus manos y el cabello completamente hacia atrás, permitiéndome dislumbrar su frente y cejas perfectas.
──Ay, pequeña Lisa, ¿no estás contenta de ver a tú querido amigo? ──inquirió burlón, dando pasos parsimoniosos hacia la pelinegra.
──Para nada. Nunca estaría contenta de verte.
──Mh... A mí no me parece, encanto.
Cuando el joven Kang estuvo frente por frente a nosotras dos pude ver claramente un detalle del cual no me había percatado, y que me dejó exaltada debido a lo curioso que eso me pareció. Encima de su ojo derecho existía una cicatriz recta, misma que se desplazaba desde su ceja hasta el pómulo, y entonces sentí curiosidad sobre que le había sucedido.
Al parecer JaeHyun se percató de mi mirada, pues rápidamente me observó directamente a los ojos y sonrió, motivo por el cual tuve que cambiar la dirección de mi vista.
Verlo me repugnaba.
Escuché sus pasos a mi lado, la forma en que se posicionaba frente a mí, y como su mano se dirigía hasta mi mentón para alzarme la cabeza.
──Tú belleza sigue intacta, pequeña HaeNul ──susurró, frunciendo el ceño para detallarme──. Eres tal y como una muñequita.
──Por lo visto tú no eres más que un imbécil, ¿no es así? ──pregunté, intentando que no me temblara la voz.
Contrario a la respuesta que esperé de su parte, él amplió su sonrisa.
──Veo que las dos se han vuelto rebeldes estos últimos años. ¿La hermandad las afectó, niñas?
──JaeHyun, ¿eres consciente de que te van a atrapar en cualquier momento?
──Ay, Lisa... ──el muchacho metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón y se inclinó hacia adelante──. Tal vez sí, tal vez no, nadie sabe lo que podría pasar de ahora en adelante. Pero, ¿sabes? Lo cierto es que ya no me importa.
──¿¡Qué quieres decir con eso!? ──preguntó exaltada, casi desesperada por una respuesta.
Y él nuevamente rió.
──Esta es la última jugada, preciosa. Todo está planeado a la perfección ──entrecerró los ojos, pero entonces y como si hubiera recordado algo, chasqueó los dedos──. ¡Por cierto! Y entre todo eso, hay alguien que quiere verlas.
Hundí el entrecejo al escucharlo decir eso, y por algún motivo, sentí como una corriente congelada me atrapaba la columna. Como acto de reflejo observé a mi hermana, ella también lo hizo, y sólo bastó de ese contacto para dirigir la mirada hacia la puerta frente a nosotros, capturando a la persona que comenzaba a salir de las penumbras.
Y cuando estuvo claro para ambas, todo se derrumbó.
El señor Manoban estaba aquí...
Aspiré aire ante la sorpresa y temblé, tal como si me estuviera congelando en pleno polo norte, pero no sólo a causa del ambiente, sino por esa mirada oscura que no dejaba de dar un escrutinio sobre mí. Me sentí inquieta, con la terrible necesidad de quemar mi garganta con gritos de ayuda o lastimar mis manos para poder salir de ahí; no podía respirar bien, el pecho me dolía, estaba totalmente débil y para rematar, tenía un nudo en el estómago como muestra de que estaría a nada de devolver lo poco que comí.
No era una mala digestión.
Se trataba de asco, morbo, una maldita repulsión.
Mis ojos cayeron encima de Lalisa cuando finalmente el señor Manoban decidió observarla, y ella, como una reacción involuntaria, empezó a hiperventilar cómo mismo había sucedido esa tarde donde se descubrió la verdad, o cuando su vida estuvo amenazada en el escenario del teatro del colegio.
Era la misma expresión, el mismo vacío en sus ojos...
JaeHyun soltó una risa nasal casi inaudible, la cual incrementó un poco más cuando el señor Manoban se le unió. Risas malas, escalofriantes, oscuras. No la melodía gratificante que JungKook me daba con sus carcajadas; en realidad, se asemejaba al canturreo de un cuervo, volando a los alrededores de un cadáver para poder alimentarse.
Ellos eran como las aves.
Lalisa y yo los pobres cuerpos.
Cuando el hombre estuvo más cerca de nosotros, especialmente de la contraria, ladeó la cabeza y pasó la lengua por el interior de su mejilla, evidentemente complacido con la imagen que tenía de su supuesta hija.
Y cuando finalmente decidió hablar, una corriente eléctrica me recorrió la columna.
──Estoy feliz de verte, hija mía.
Lalisa cerró los ojos con fuerza y sollozó, asustada. Pude divisar con la poca luz que nos rodeaba como un par de lágrimas corrían por su mejilla, evidenciando pánico ante el varón que se inclinaba sobre ella y sonreía como todo un maniático.
──¿No vas a saludar a tu papi, Lili? ──inquirió con sorna, llevando la mano derecha hacia su rostro para eliminar los mechones de su cabello que se interponían ante su imagen──. Así no fue como yo te eduqué.
──Tú no eres mi padre ──susurró por lo bajo, alzando la mirada sólo para encontrarse con los ojos de ese señor.
SomChai, después de escuchar eso, se rió estruendosamente.
──¿Acaso se te ha olvidado quién te crió, mocosa? Quieras o no soy tu padre.
──No. Nunca lo serás ──escupió──. Ni biológica ni moralmente.
──Al parecer quieres terminar igual que tú madre... ──el hombre se inclinó más hacia Lisa, alzando su cabeza con un jalón de pelo para que lo observara fijamente──. ¿Quieres saber lo que te sucederá si sigues actuando tal cual lo hizo esa puta?
Lalisa se quedó en silencio, esperando por la respuesta.
──Te voy a matar, así como lo hice con ella...
Abrí la boca al escuchar esa declaración, sin poder procesar lo que había dicho.
¿La señora Lawai...?
Maldita sea.
El rostro de mi hermana se contrajo con esa declaración, y por la manera en que su mandíbula tembló, supe que el coraje la estaba gobernando por completo.
──Eres un asesino...
──Hija mía, no...
──¡No soy tú hija! ¡Eres un maldito asesino! ──vociferó, intentando zafar las cuerdas en sus manos o levantarse de la silla.
Pero durante el proceso, el señor Manoban impactó su mano sobre la mejilla de la fémina.
Un sonido seco se escuchó.
Y yo, sin poder evitarlo, chillé del coraje.
──¡No la toques, maldito imbécil! ¡No toques a mi hermana!
La de cabello corto estaba estática en su lugar, con el rostro hacia la izquierda debido al fuerte golpe que se había depositado en su pómulo. Mientras tanto, el señor Manoban me observaba con notable diversión y una sonrisa de satisfacción en toda su faz.
Entonces sentí miedo.
──Vaya... Vaya... Vaya... ──lentamente y manteniendo el porte tranquilo, el hombre avanzó hacia mí──. No sabes cuánto tiempo he esperado para la llegada de éste día, pequeña HaeNul.
──¡Váyase al infierno!
──Oh, cariño. ¿Por qué tanto odio? ──preguntó, colocándose de cuclillas para tener una mejor visión de mi rostro, momento exacto donde se dedicó a examinarme minuciosamente──. Veintiún años te han sentado increíblemente bien, pequeña.
──Veo que a usted no ──manifesté, tratando de mantenerme segura para no demostrarle que, evidentemente, me moría del pánico──. Se encuentra igual de horrendo que esa última vez donde nos vimos.
El señor escupió una risa nasal, carente de enojo y por el contrario, diversión.
──Pero aseguro que no pudiste sacarme de tu mente en todos estos años, ¿me equivoco?
No supe que responder.
Tenía razón. Nunca me había sacado de encima esa mirada oscura y llena maldad, tampoco sus palabras, su imagen... Había tenido pesadillas constantes con ese señor y ahora, el tenerlo frente a mí, resultaba un motivo muy grande para desear desaparecer.
No quería verlo.
Me dañaba, lastimaba...
Sentía impotencia.
──Tranquila, que yo tampoco he podido sacarte de mi mente en estos años ──susurró, sosteniendo mi barbilla con sus dedos a pesar de que intenté evitarlo, pero claramente él tenía más ventaja que yo──. Y ahora, verte tan preciosa, sólo puedo recordar la hermosura de tu madre.
»Tus ojos, tu nariz, tu boca... Incluso tu cuerpo, es idéntico al de HyoRi ──añadió, acariciando mi cabello con su otra mano──. Hace veinte años debí haberte llevado a tí.
──¿Para saciar su terrible morbo? ──cuestioné, alzando una de mis cejas──. ¿O porque simplemente no pudiste tenerla a tiempo?
Por la manera en que sus ojos se oscurecieron y toda su faz se tensó, supe que mi pregunta fue un punto profundo.
Sin embargo, una vez más sonrió.
──Tal vez, pero ahora te tengo yo, HaeNul. Y créeme, nadie te alejará de mí ──susurró contra mi oído, provocándome una ligera arcada en todo mi cuerpo.
El señor Manoban se alejó de mí y dió varios pasos hacia atrás, llevando las manos a los bolsillos de su pantalón y mirándonos a ambas como si fuéramos objetos de colección.
──Increíble como hicieron un lazo rápido, ¿no lo cree? ──inquirió JaeHyun, apareciendo a un lado del hombre con una enorme sonrisa en labios.
──Lo es. Tal y como lo planeamos.
──Definitivamente ──susurró, girándose hacia el mayor para encontrar su mirada──. Hemos logrado nuestro objetivo.
Un silencio reinó el lugar después de esas palabras, y sin previo aviso, el señor Manoban empezó a reír suavemente.
──Si es cierto, pero... ──hizo una pausa──. Creo que ya deberías irte, JaeHyun.
El aludido frunció el ceño, confundido con esas palabras.
──¿Qué?
Mientras ambos conversaban, yo observé directamente a mi hermana. Ella tenía la mirada perdida en el suelo, pero cuando sintió mi vista alzó el rostro para encontrarse conmigo, y en un bajo susurro le dije:
"Estaremos bien, tranquila"
Intenté, de manera discreta, zafar las sogas en mi muñeca, moviendo las manos de un lado a otro, en lo que ambos varones mantenían una tensa conversación a la cual permanecía atenta.
──Ya hiciste todo lo que necesitaba. Ahora es mi turno.
──Pero, señor...
──Vete, JaeHyun. Ya no te necesito ──concluyó, en un tono fuerte y claro, sin oportunidad de retorno.
El joven Kang permaneció en silencio y estático en su lugar, sin hacer o decir absolutamente nada. Por el rabillo del ojo capturé su expresión seria, evidentemente molesta e incómoda, pero en vez de actuar erráticamente, JaeHyun sólo asintió.
──De acuerdo, señor. Lo veré luego ──susurró antes dar marcha a atrás.
──Gracias, hijo.
Alcé la mirada cuando JaeHyun comenzó a alejarse, atravesando la puerta y desapareciendo entre la oscuridad, dejándonos solas con el señor Manoban. Este último sonrió complacido y se incorporó frente por frente a ambas, completamente dispuesto a hablar de no ser porque fue interrumpido.
──Pero... yo no soy su marioneta ──habló una vez más Kang, reapareciendo entre las penumbras de la casa, y aunque no pudiese verlo con claridad, sabía que tenía algo en su mano──. Y tampoco su hijo.
Entonces, sin que existiera una advertencia o al menos suposición, JaeHyun ajustó el arma y apretó el gatillo.
Mi fuerte grito quedó opacado con el estruendo del balazo, así como sucedió con la joven pelinegra a mi lado. Me ardió la garganta y todo mi cuerpo tembló, pero no fui capaz de procesar lo sucedido hasta que la figura del señor Manoban cayó justo frente a ambas y quedó impávida en el suelo.
Estaba muerto.
Pese a encontrarse boca abajo, en la parte trasera de su cabeza noté la sangre comenzar a brotar y posteriormente como un enorme charco rojo se formaba bajo su cuerpo. Aquella imagen tan horrible, acompañada del olor, el frió y la simple presencia de JaeHyun, sirvieron de razones suficientes para que comenzara a faltarme el aire por completo, tal y como en un ataque de pánico.
«No... No... Él no lo mató», traté de convencerme, pero sólo contemplar el cuerpo en la tierra y al joven rubio observando desde la puerta, bajo una sonrisa malévola, supe que negarlo era en vano.
Aspiré aire con dificultad al mismo tiempo en que giraba la cabeza para encontrar a Lisa, quién poseía la misma expresión desconcertada en el rostro, acompañada de un miedo estremecedor.
Y mientras las dos no podíamos creer lo que había sucedido, Kang se acercaba lentamente hacia el cuerpo con una pequeña sonrisa.
──Finalmente te mueres. Ya llevabas demasiados años siendo un simple imbécil ──escupió, colocándose justo frente al cadáver y observándolo con la cabeza hacia un lado, justo como lo haría un cuervo.
──JaeHyung... ──susurré apenas, sintiendo como mi garganta empezaba a cerrarse──. ¿Qué has hecho?
──Lo que tanto ustedes como yo queríamos: matarlo ──aclaró, sin quitar la expresión oscura de su rostro──. Muchos años siguiendo sus órdenes, ¿y qué es lo que recibo? Nada. Y si tanto desea él acabar con la generación de sus antiguos aliados, entonces yo también acabaré con la suya.
No tuve fuerzas y mucho menos voluntad para decir algo más, así que sólo permanecí callada mientras él no dejaba de observarme, con esa mirada intensa y bajo otras intenciones. Fue entonces cuando miró a mi hermana, y como si algo se hubiese conectado en su cerebro, amplió su sonrisa.
──¿Qué sucede, Lili? ¿Triste por la muerte de tu papá?
La joven apretó su mandíbula y llenó toda su mirada de odio hacia JaeHyun, mientras él sólo se divertía con esas reacciones de su parte.
Y yo, aprovechando que el rubio se encontraba desconcertado con ella, traté de ser discreta para zafar la soga.
──Eres un asesino.
──Bueno, sí ──afirmó sin problema, inclinándose hacia ella──. Pero de todas maneras, concuerdo contigo en algo: él nunca fue un verdadero padre, ni siquiera biológicamente.
──No te vengas a hacer la víctima.
──No es mi intención, preciosa.
──Eres un maldito...
La frase quedó en el aire cuando yo, inevitablemente, jadeé por culpa del amarre de la soga, aunque ahora podía sentirla mucho más floja y con la posibilidad de deshacerla fácilmente. Sin embargo y para mi desgracia, había llamado la atención de JaeHyun con aquel chillido y ahora me encontraba en su mira.
Y al parecer él sabía lo que estaba hablando.
Con lentitud avanzó hacia mí, rodeando la silla en donde me encontraba y quedando a mis espaldas. El silencio se volvió desgarrador, casi imposible de resistir, pero cuando dicho se vió opacado por su risa grave y estruendosa, preferí aquel incómodo silencio.
──Tal y como lo supuse, eres muy inteligente, bebé ──declaró, llevando la pistola hacia un lado de mi cabeza mientras con su mano libre comenzaba a zafar la cuerda──. Pero debes saber que siempre estaré un paso por delante de tí.
Bastó de unos segundos para que finalmente mis manos quedasen sueltas, sin ninguna clase de atadura. Pude suspirar con alivio porque el ardor ya no permanecía, no obstante, sentir la pistola de JaeHyun pegarse con más fuerza en mi sien me llenó de desconcierto.
──¿Qué...?
──¿Sabes? Sería bueno que diéramos un paseo por la mansión ──sugirió jocoso, podría asegurar que con una pizca de felicidad en su tenor──. Tenemos cosas de las cuales hablar, pequeña Hae.
──¡No! ¡Ella no irá contigo a ningún lado! ──se anticipó Lisa, desesperada por también soltarse.
──¿Qué dices, Oliva?
No sabía que responder o que hacer ante esa situación, y el tener la cabeza saturada de ideas no me ayudaba en eso. Giré un poco mi torso sólo para encontrarme con sus ojos oscuros, así como notar el arma en mi sien, y al no poder soportarlo decidí observar a mi hermana, quién tenía las mejillas repletas de lágrimas y todo el rostro evidenciando pánico.
──Olivia, no lo hagas ──me pidió, casi en un susurro inaudible.
Y yo realmente no estaba dispuesta a aceptar, pero cuando Kang quitó el arma de mi cabeza y la dejó frente a Lalisa, apuntándola en el centro, me sobresalté.
──La decisión es tuya, Olivia. Vienes conmigo y tenemos una conversación como dos adultos, o prefieres quedarte aquí y ver cómo muere tu hermana ──dejó en claro, acercando el arma hasta la cabeza de Lalisa mientras esta temblaba de miedo.
Vi el brillo de sus ojos, ese asustadizo y lleno de coraje que me provocó el deseo de llorar, sabiendo muy bien que estaba sufriendo mucho más que yo. Sus orbes me pedían que no fuera con él. Gritaban que me quedara aquí con ella y no cumpliera a la orden de JaeHyun, pero, ¿cómo podría hacerlo luego de escuchar esa advertencia?
Si alguien tenía que sufrir, era yo.
──Tic-Toc... Tic-Toc... Tic-Toc... ──susurró él──. El tiempo sigue avanzando.
Estaba contra la espada y la pared, pues irme con Kang hacia un lugar que no me traía buenos recuerdos era sinónimo de entrar a la boca del lobo. Sabía que podría suceder algo horrible estando sola ahí, y peor aún, que no tenía fuerzas para luchar contra él en caso de que alguna situación se diese. Literalmente, no tenía ningún punto a mi favor si decidía irme a su lado. Pero... entonces sí me quedaba, podría estar a salvo y me evitaría toda una desgracia, pero tendría la vida de mi hermana en juego y perderla ahora, después de tanto tiempo sin estar juntas, sería algo de lo cual nunca podría perdonarme.
Dos decisiones contradictorias y con terribles consecuencias a su paso. Pero no iba a arriesgar la vida de Lisa bajo ninguna circunstancia.
Tenía que protegerla.
Y si eso ameritaba ponerla a ella antes que a mí, lo haría...
──De acuerdo.
──¿"De acuerdo" qué?
... Porque era mi deber salvar lo que yo misma arruiné.
──Acepto la propuesta.
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Epa, esto se puso fuerte 👀
Aosjkqskkq, cada vez que leo este capítulo y recuerdo el proceso de escritura del mismo, me cuesta creer que me tardé alrededor de un mes para terminarlo TuT
Esta es tan solo la primera parte. Tal vez hoy o más tardar mañana les suba el otro UwU
<3
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