⚘. ▎74
❝Nuestro lazo de hermandad.❞
╰─────╮•╭─────╯
Martes, 12 de septiembre del 2023.
14:16 hrs.
Felicidad.
Había olvidado por completo aquella emoción y lo bien que me hacía sentir.
Literalmente, desde que abrí los ojos en la mañana no había podido quitarme la sonrisa en el rostro. Y si bien parecía una estúpida para quien me viese, la verdad era que no me importaba en lo absoluto.
Estaba demasiado feliz como para preocuparme.
Mi cabeza, ahora mismo, era como un cofre de esas películas de piratas: viejo y oxidado en su exterior, pero cargando uno de los tesoros más hermosos y únicos. Dentro de él se encontraban las memorias más dulces e ilícitas que pudieran existir, y el sólo hecho de recordarlas cada maldito segundo provocaban que por un momento me desconectara de la realidad y volviera a la noche del día anterior.
“Te extrañé tanto”
“¿Alguna vez te he dicho lo mucho que amo tus labios?”
“Justo así...”
¡Maldita sea! Sentía mi corazón later con euforia como si estuviera viviendo la escena una vez más. No tenía control sobre mis emociones, mucho menos si se trataba de un momento como ese: tan dulce, sensual, candente...
Estaba a punto de volverme loca.
Aquel beso que habíamos tenido en la noche del día anterior fue... único. Había iniciado como algo lleno de ternura, amor y profundidad, sólo deleitándonos con el sabor de nuestros labios después de tanto; no obstante, aquel roce comenzó a convertirse en desesperación y anhelo, tanto que nuestras bocas fueron al encuentro de la otra sin ninguna clase de piedad.
Aún tenía el recuerdo perfecto de como se sentían sus labios contra los míos, moviéndose a un ritmo lento y profundo que, en vez de parecerme aburrido, ayudó a subirme la temperatura del cuerpo y acabar con mi poca cordura. Con la mano en mi mejilla marcó cada vaivén, tomando el completo control. Sin embargo, cuando me atreví a morder su labio tentativamente él se debilitó, permitiéndome tener el poder de los movimientos por al menos un par de segundos hasta que copió mi acto, provocándome una serie de sensaciones en cada maldita célula de mi piel.
JungKook tenía un efecto único en mí.
No supe cuanto tiempo estuvimos así. Que me besara de esa manera y tomara cada parte de mi corazón en ese momento fue suficiente para sacarme de la realidad, llevándome al mismísimo paraíso. Lo único que importaba era el nosotros: él y yo.
Y eso, más el hecho de que continuábamos en aquella sala del planetario mientras nos besábamos, siendo únicamente iluminados por las luces en el techo y con la increíble armonía de nuestros labios húmedos chocando entre sí, formaron la ambientación perfecta.
Después de aquel momento ambos conversamos un buen rato, probablemente unos treinta minutos, hasta que decidió llevarme a casa porque ya sería tarde. No obstante, cuando estuvimos en su auto volvió a tomar mis labios por unos... ¿tal vez quince minutos? No sé, sólo conozco que la sensación fue igual de increíble.
Ah, y también incluyamos el beso de despedida.
El sólo hecho de recordar cada movimiento, toque y palabra de JungKook fue suficiente para terminar conmigo.
Y ahora, en plena luz del día, no podía sacarme aquellos recuerdos prohibidos de la cabeza y mucho menos la necesidad de verlo una vez más.
Me había vuelto adicta a él.
No obstante, todos y cada uno de mis pensamientos pasaron a un lado cuando caí en cuenta del lugar en donde me encontraba o más bien, gracias a la voz de Eun Byul a mi lado.
──Tierra llamando a Olivia ──canturreó la jovencita, agitando su mano frente a mi rostro para terminar de llamar mi atención.
Dirigí la mirada hacia ella y sonreí en el intento de que no se percataran de mi tontera, lo cual debo confesar que fue demasiado inútil.
──Déjala, ella está en el mundo de JungKook.
──No es así ──le reproché a Rosé.
Ella simplemente rió.
──Vaya mentira la tuya, Olivia ──dijo en una sonrisa mientras bebía un sorbo de su Coca Cola──. Aunque bueno, después de todo lo que nos contaste, no puedo juzgarte porque bien sería yo.
──Ya quisiera que me besaran así.
──No hables, tú tienes la oportunidad y no la aprovechas ──atacó la tailandesa.
──Ya, chicas, eso...
──Ahora hablamos al respecto ──ella misma interrumpió a Byul, lo cual me generó una carcajada ligera y por consiguiente, una mala mirada de la susodicha. No obstante, mi diversión con el tema se esfumó en cuanto capturé la expresión pícara que Lisa mantenía en mí──. Primero conversemos sobre Jeon.
──Ya les dije todo lo que sucedió.
──Pero no los detalles ──señaló la pelirroja, acomodando los mechones de su pelo para tener una mejor visión──. Así que habla.
Mi boca se abrió con la disposición de responder a eso, pero prontamente volví a cerrarla ya que no tenía idea de que decir.
La verdad era que me faltaban las palabras.
El día de hoy o más bien, la tarde, estaba siendo bastante agradable gracias a las chicas. Cómo me lo había comentado Rosé hace unos días, nos habíamos reunido todas para charlar un poco y ponernos al día, justo como solíamos hacerlo cuando estábamos en preparatoria. Nos encontrábamos sentadas en un parque, teniendo un pequeño picnic y una sábana bajo nosotros, con el Sol ardiendo y, para la perfecta ambientación, a unos niños pequeños jugando cerca de nosotros; todo aquello mientras tocábamos diversos temas de nuestro interés, principalmente el denominado "hombres".
Tanto de que hablar.
Y fue así como ahora, luego de contarles una parte de lo acontecido ayer, las tenía a todas observándome como si me hubiera salido un tercer ojo.
Me toqué la frente por si acaso.
Al final, a lo único que me limité fue a suspirar sin remedio.
──¿Qué clase de detalles están pidiendo? ──quise saber.
──Cualquier cosa, como por ejemplo... ──Rosé se tomó una pausa y pensó al respecto, pero instantáneamente fue interrumpida por Lisa.
──Si fue un beso dulce o candente.
──¡Exacto! O si hubo algún toque o algo parecido.
──O tal vez sexo ──terminó de añadir Byul.
Y casi me ahogo con mi bebida.
──¿¡Qué dices!? No, no, no ──rápidamente negué, bastante desesperada como para sacarle una risa a ellas tres.
──Bueno, tampoco me sorprendería si sucediera pronto. Ustedes dos se comen con la mirada ──declaró la mayor de todas, Roseanne, alzándose de hombros.
──Eso no es cierto... Creo...
¿Estaba dudando?
Sí, en definitiva.
──Si es completamente cierto ──declaró Lisa──. Ustedes dos se ven y parece como si se estuvieran devorando. Literalmente empiezan a salir chispas.
──No sé de qué hablan ──mentí, porque claramente si sabía.
¡Y lo sabía muy bien! Pero por orgullo me abstuve a hablar.
──Venga ya, ¿nunca has sentido la necesidad de dejarlo todo a un lado y estar con él de esa forma? ──preguntó Eun Byul, alzando sus cejas sugestivamente a la par de sus palabras──. No hay nada de malo en aceptarlo, Olivia.
Entonces me tomé un momento para pensar en eso.
¿Una situación como esa entre JungKook y yo?
Siendo completamente honesta, la intimidad nunca fue un tabú para mí o algo que fuera prohibido en mi casa. No obstante, nunca idealicé como quería que fuera mi primera vez, tampoco las fantasías sexuales que pudieran gustarme o algo parecido; sólo tenía en mente que sería un suceso lejano, probablemente una vez que estuviera casada. Aunque claro, no iba a negar que con JungKook existían situaciones en las que perdía el control sobre el tema. En esas ocasiones donde tanto él como yo jugábamos con nuestros límites y, eventualmente, sentíamos el calor invadirnos, era inevitable que por mi mente se reflajaran esos deseos ilícitos. Y estuve tentada a dejarlo todo a un lado, pero mi autocontrol era más fuerte.
Aunque, ahora que me replanteaba la idea, no sabría cómo iría todo a partir de ahora.
Chasqueé la lengua y eché la cabeza hacia atrás mientras fruncía el ceño con duda.
──Sólo en ocasiones ──me limité a responder.
──Y si ambos tuvieran la oportunidad ahora, ¿la tomarías?
──No lo sé, Lisa ──confesé, inclinando mi cuerpo hacia adelante en una posición cómoda──. JungKook y yo estamos yendo a nuestro tiempo, no queremos cometer los mismos errores que antes. Ambos somos más sinceros el uno con el otro, tuvimos varias citas para ponernos al día y... algo así como conocernos otra vez ──expliqué, a lo cual ellas asintieron──. Sólo sé que ayer dimos un paso grande al aceptar que nuestros sentimientos no han cambiado y que estamos dispuestos a hacer esto.
Me tomé una pausa un momento, pensando cautelosamente en como concluir.
──Y tal vez, depende de cómo avance nuestra situación, sí se de algún momento así ──declaré, sintiendo claramente como el calor subía hasta mis mejillas.
Ay por Dios, yo realmente confesé algo como eso.
──Yo digo que si sucederá, estoy segura de eso ──dijo Rosé.
Moví la cabeza de un lado a otro, evidentemente divertida con esto.
──Ya dejemos de hablar de ese tema ──pedí, soltando algunas risas junto a la pelinegra a mi lado.
──Ahora veamos a nuestra queridísima abogada.
──Lisa, basta ──advirtió Byul con su dedo.
──¡Vamos! Yo quiero saber el chisme de TaeHyung y tú ──reconocí emocionada, casi dando saltos en mi lugar.
──No hay nada de que...
──Simplemente la señorita Ahn no es capaz de aceptar sus sentimientos por Tae ──resumió la pelirosa──. Está loca por él, pero no lo admite.
La castaña quiso protestar ante eso, lo supe por la forma en que su rostro se llenó de indignación, pero no fue capaz de soltar tan siquiera una sílaba y por el contrario, bajó la cabeza.
El silencio rinde.
──Sólo tengo una pregunta ──hablé, llamando su atención──. ¿Por qué te has tardado tanto?
──Realmente no lo sé, Olivia... ──murmuró, alzando sus hombros vagamente──. No me siento segura para una relación, pero de verdad lo quiero.
──Nunca sabrás si estás segura si no lo intentas ──declaré──. Y si lo amas, entonces no necesitas nada más.
Ella me observó en silencio, como lo haría una niña pequeña a su madre mientras le da un consejo, hasta que una pequeña curva se formó en sus comisuras.
──Gracias, Olivia. Espero poder sentirme bien con todo esto pronto ──deseo, al mismo tiempo que suspiraba y dirigía la mirada hacia Rosé──. Ahora tú, háblanos sobre el gatito.
──No hay mucho que decir ──rió suavemente──. Ambos estamos bien, a veces nos peleamos, pero todo se encuentra bien.
──Y con el reciente regreso de JiMin, ¿no ocurrió nada?
La pregunta de Lisa tocó una fibra sensible, todas lo sabíamos muy bien. No obstante, la pelirosa simplemente sonrió, demostrando cierta felicidad.
──Sólo alegría porque finalmente esté de vuelta y, también porque ambos cumplimos los objetivos que nos propusimos hace tres años.
──Estamos orgullosas de tí, Rosita ──dije con sinceridad, regalándole una sonrisa.
──Ya, me harás llorar ──limpió una lágrima imaginaria de su mejilla, acto que nos sacó un par de carcajadas──. Ahora, Lisa, cuéntanos sobre algún ligue.
──Estoy soltera ──alzó sus manos.
──¿Y si nos está mintiendo? ──inquirió la castaña.
Tanto yo como Rosé apoyamos la cuestión.
──Realmente no hay nadie, chicas. Por el momento sólo soy yo.
──Ya dijiste, por el momento.
Lisa rió ante mis palabras, y yo no pude evitar copiar su acción debido a la risa tan contagiosa que poseía.
Creo que era la primera vez que la veía así: tan relajada y suelta.
──¿Saben? ──habló Eun, manteniendo la vista sobre nosotras──. Ahora que presto atención, ambas poseen la misma sonrisa.
Escucharla decir eso me ocasionó una bonita presión en el pecho, misma que incrementó cuando sentí la mano de Lalisa posicionarse sobre la mía, haciendo que la observara y encontrara en su rostro una dulce mirada.
──Somos hermanas, ¿no?
No contuve la sonrisa que se esparció en mis labios en ese momento, producto de la gran felicidad que me generó escucharla decir algo así.
Y entonces, sin dudarlo un segundo, afirmé:
──Somos hermanas.
Después de aquel momento lleno de emociones, continuamos con la charla de los chicos por un par de minutos más antes de cambiar el tema. Probablemente fueron treinta minutos y un poco más los que estuvimos hablando, pero no me importaba el tiempo porque en realidad me sentía muy bien aquí.
Pero como toda situación que inicia, debe terminar.
Rosé, quién había traído todo, se encontraba recogiendo las últimas cosas para llevarlas a su auto; no sabía que planes tendría ahora, yo sólo estaba parada viendo cómo entre ella y Byul guardaban todo.
Fue justo en ese momento que sentí la mano de Lalisa posicionarse sobre mi hombro, llamando mi atención.
──Hey, mh... estuve pensando ──rascó la coronilla de su cabeza y me sonrió con bastante timidez, como si aquello que fuera decir le provocara nervios──. ¿Te gustaría que pasearemos un rato tú y yo? Así conversamos un poco sobre... ya sabes.
La sugerencia me tomó desprevenida. Si bien ya me lo había comentado hace un tiempo, no podía evitar sentir nervios con la situación. Era la primera vez que tendríamos una conversación a solas y, si era sincera, me asustaba un montón la idea.
Me estaba muriendo del miedo.
No obstante, era algo que eventualmente sucedería y que, a pesar de todo, yo también deseaba, así que no me prohibí a responder con una afirmación.
──Si me gustaría. Debemos hacerlo... ──reí débilmente, como si aquello pudiera liberar mis nervios.
Y por la forma en que ella suspiró, supe que mi contestación fue un completo alivio.
──Perfecto, sólo deja... ──con su mano llamó a las chicas, las cuales nos observaron con algo de confusión desde el lugar en donde se encontraban──. ¡Vamos a caminar un rato!
Al parecer ellas entendieron la indirecta, pues sólo se limitaron a alzar los dedos como forma de aceptación. Entonces, con aquello hecho, ambas nos observamos.
──¿Vamos? ──la chica tendió su mano hacia mí.
Y yo no me tardé para sostenerla.
──Vamos.
LALISA MANOBAN
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15:37 hrs.
Por un corto instante pensé que estaría lista para esto, pero ciertamente me equivoqué.
La cruda realidad era que nunca, ni en el mejor de los casos, estuve preparada para sobrellevar las mil aventuras que el destino tenía para mí. Y si bien me consideraban una luchadora, yo no me sentía de esa forma aunque lo intentara.
Ahora lo tenía en cuenta.
Que Olivia y yo habláramos no era algo que valiera la pena aplazar. Primeramente, yo lo quería, y para secundar, lo necesitábamos. De todas las personas que habían quedado involucradas en la actual situación, era ella en quien más confiaba y también, con quién deseaba dar el primer paso.
Sin embargo, no iba a negar que la idea de tener una conversación a solas me aterraba hasta cierto punto.
Ya no había vuelta atrás.
Lo supe por completo al encontrarme sentada a su lado, en completo silencio y a la expectativa de lo que pudiera suceder.
No nos habíamos alejado demasiado de la anterior localización. Sólo caminamos un poco hasta llegar a otro parque más pequeño y tranquilo, el cual poseía un par de bancos para que los visitantes pudieran descansar.
Y desde los últimos dos minutos no habíamos dicho absolutamente nada.
Podía notar por el rabillo del ojo como jugaba con el anillo de su dedo, evidenciando nerviosismo en total expresión. Claro que ella también estaba aterrada, me atrevía a decir que se encontraba peor que yo, no obstante, sabía que Olivia también deseaba hacer esto.
Sería lo mejor.
Fue por ese motivo que me atreví a romper el hielo.
──Es extraño, ¿no?
Giré la cabeza hacia mi derecha, encontrándome con sus ojos abiertos y toda su atención sobre mí. Ella entendió lo que quería decir, ya que prontamente dejó que una risita se escapara de sus labios.
──Realmente lo es ──la pelinegra apoyó el mentón sobre la palma de su mano, con el torso girado para poder tener una mejor imagen de mí. Yo copié aquella posición mientras escuchaba como procedía──. Hace unos años nos alejábamos de los demás para hablar sobre todos los misterios, y hoy lo hacemos como hermanas.
──Un gran cambio, ¿no es así? ──intenté bromear.
──Efectivamente ──secundó, a la par que suspiraba──. Pero a pesar de ser un tanto impresionante, me alegra saberlo.
Una pequeña sonrisa se formó en mis labios al escucharla.
──Yo también me alegro de eso...
A diferencia de hace un rato, esta vez fue ella la que dirigió su mano hacia la mía y la envolvió, depositando un pequeño apretón como un acto cariñoso.
De repente la incomodidad desapareció.
──¿Cómo has estado estos años, Olivia? ──pregunté, utilizando un tono curioso.
──La realidad es que no han sido tiempos bonitos ──dijo entre ligeras risas, y bien que lo sabía──. Todo fue monótono y frustrante, nada que resulte curioso o relevante, si soy sincera.
──Estar encerrada no es bonito.
──Y que lo digas ──rodó los ojos, logrando que soltara una pequeña carcajada──. JungKook me comentó que también estuviste así...
Una mueca inevitable apareció en mi boca al escucharla decir eso, bajo un tono tímido y hasta inseguro, como si tuviera miedo de seguir indagando.
Podía entenderla.
──¿Qué fue lo que Kook te dijo?
──Yo le pregunté, pero no me habló mucho... Y tampoco sé si sea buena idea que te lo pregunte.
Negué con la cabeza instantáneamente, no quería que se sintiera así.
──Olivia, puedes decir lo que quieras ──le aseguré, siendo completamente sincera al respecto──. Si estamos aquí es para hablar sobre todo esto.
──Pero no quiero traerte de vuelta todos esos demonios ──confesó, bajando su cabeza simultáneamente con sus palabras.
La jovencita me expresaba con su postura una gran inseguridad al respecto. Y yo realmente la comprendía, porque hasta yo me sentía así.
Recordar estos tres años era un proceso difícil, pues no había sido todo de color rosa. Contrario a eso, mi realidad estaba tan oscura como para poder ver la luz al final del túnel. Cada lágrima, cada sollozo, cada grito y dolor... Cada segundo de aquel momento me carcomía en ocasiones hasta tomarme por completo, y eso era más que suficiente para dejar evidente la gran afectación.
No obstante, había algo claro, y no me tardé en expresarlo hacia ella.
──Ignorarlo no vale al pena, Olivia. El pasado, aunque no forme parte de nuestro presente o futuro, está en nosotros ──mencioné, volviendo a capturar la atención de sus ojos──. No obstante, hablar sobre eso es algo que me he puesto como meta, así que... tomaré esto como una invitación.
Ella simplemente me observó en silencio, dándome luz verde para continuar después de que soltara un suspiro.
──Esa tarde, después de soltar la bomba, mis "padres" me encerraron en mi habitación y no me dejaron salir. Les pregunté que estaba sucediendo, pero simplemente me ignoraron o intentaron meterme ideas erróneas en la cabeza ──fui serena, lenta, explicando todo con calma──. Estuve meses así, apenas me daban de comer y en ocasiones, mi supuesto padre entraba a la habitación para descargar su odio hacia mí.
──¿Él... te golpeaba?
Su cuestión fue débil, casi inaudible. Por la forma en que sus ojos se encontraban cristalizados, supe que lloraría pronto.
──Sí, me golpeó muchas veces. No obstante, aquel daño físico no era nada comparado a todo el maltrato psicológico que me estaban dando. Me hicieron pensar que estabas muerta, me mostraron amenazas con respecto a los chicos... Me hicieron creer que nadie vendría a rescatarme y, como me encontraba en un enorme estado de vulnerabilidad, yo realmente lo creí ──confesé, con la mirada perdida en algún punto del parque. Recordar los hechos me estaban generando un fuerte dolor en el pecho, sin embargo, debía luchar contra él como bien me había comentado mi terapeuta──. Para culminar, el estar encerrada en cuatro paredes sin poder salir fue un martirio que no le deseo a nadie. No podía hacer nada más que llorar y gritar. Mucho menos cuando JaeHyun...
Ni siquiera fui capaz de decirlo. Sólo solté un suspiro agotador, con lo cual Olivia entendió perfectamente de que se trataba. Escupí una carcajada al escucharla murmurar "maldito hijo de puta".
──La situación estuvo fea por un buen tiempo, hasta que tus... bueno, nuestros padres ──corregí, aún no me acostumbraba──, me sacaron de ese lugar. Pero en aquel entonces no me encontraba estable. Sólo tenía traumas encima que apenas me dejaban dormir.
──Lisa... Yo... ──susurró la jovencita, deteniendo sus palabras por el llanto repentino que la atacó.
Y al verla así, completamente destrozada, yo también me rompí.
Me moví en mi lugar hasta poder ser capaz de abrazarla. La estreché entre mis brazos e intenté convertirme en su consuelo, por primera vez, y no tardó en hacer su debido resultado. Prontamente Olivia comenzó a calmarse, dándome a entender que su llanto finalmente cesaba.
──No es tu culpa ──le advertí, dejando varias caricias en su espalda como muestra de cariño. Se sentía muy bien abrazarla, siempre me generaba esa sensación de seguridad──. Nada de esto es tú culpa, son los adultos los responsables.
──Pero aún así, pude hacer algo ──susurró, tomando un poco de distancia para poder verme.
En cuanto noté sus mejillas llenas de lágrimas, me dediqué a pasar mis dedos para limpiarlas, así como yo también lo hice conmigo.
──Alégrate de haberte ido. Porque si no lo hubieras hecho, probablemente todo se habría acabado.
La pelinegra rápidamente formuló un puchero en sus labios.
──Fueron momentos difíciles. Pero yo fui más fuerte al buscar ayuda para poder sanar. Y si bien el proceso fue lo peor, no hubiera sido posible sin la ayuda de todos ustedes ──declaré, volviendo a sostener su mano entre la mía.
──Me hubiera gustado estar aquí en ese momento, Lisa...
Y aunque me doliera decirlo, yo también lo hubiera querido.
──Llegaste cuando debías, Olivia ──le aseguré, mostrándole una débil sonrisa──. Ahora todo está bien.
──Esperemos que así continúe ──susurró, alzando su vista para encontrarse con mis ojos y, de manera inesperada, soltar una confesión que no me esperé en ese instante──. Te quiero, hermana.
Realmente no me había esperado aquello.
Mi corazón se estrujó en mi pecho instantáneamente, generándome una extremada calidez y también, la sensación más bonita que alguna vez pude experimentar. Por primera vez en toda mi vida me sentía querida por un familiar, por alguien que no fuesen sólo mis amigos... Y aquello se sintió tan lindo que fue inevitable que una lágrima de alegría se deslizara por mi pómulo.
──Yo también te quiero, hermana.
Olivia recostó su cabeza en mi hombro por consiguiente, momento exacto en que la escuché reír como una niña pequeña.
──Prometo estar para tí en cualquier situación a partir de este momento ──expresó con sinceridad──. Seré la mejor hermana del mundo.
──Ya lo eres ──aclaré, despeinando juguetonamente su pelo──. Gracias por todo, Olivia. Tú y tus... ugh, nuestros padres, han sido lo mejor en estos momentos.
──Quiero que sepas que siempre serás bienvenida en casa. Mamá y papá esperan pacientemente el día en que desees estar con nosotros.
──Paso a paso... ──susurré──. Hoy he dado un gran paso, mañana será otro día para seguir intentando.
──Cuando estés preparada para eso, Lisa. Tenlo siempre en cuenta.
Bastante conmovida con la situación, abracé la muchachita con todas mis fuerzas, como si en cualquier momento pudiera perderla como hace unos tres años.
Ella, sin ninguna duda al respecto, correspondió con la misma magnitud mientras de sus labios se escapaban melodiosas carcajadas. No sabía porque reía tanto, pero lo cierto era que me gustaba verla feliz.
De alguna manera u otra, a mí también me hacía feliz.
Entonces me preguntaba: ¿qué era esto que sentía?
Y lo cierto era que siempre, desde la primera vez que nos vimos, estuvo ahí.
El amor.
Una amistad.
Pero principalmente... Nuestro lazo de hermandad.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
16:24 hrs.
Cerré la puerta a mis espaldas y arrastrando los pies, luciendo terriblemente cansada, me adentré en el departamento mientras alcanzaba el interruptor para encender las luces. Todo el lugar se encontraba en silencio puesto a que era la única presente, Eun Byul me había enviado un mensaje hace unos minutos para aclararme que estaría en la comisaría junto a Jin un rato.
Y no lo iba a negar, la idea de quedarme sola no me parecía muy atractiva.
Pero lo bueno era que podría tener un momento de paz, así que intenté no solo concentrarme en la parte mala.
Mi bolso quedó sobre una de las mesas justo antes de dirigirme a la cocina para tomar un vaso de agua, en la calle había demasiado calor e hidratarme sería lo mejor para recomponer todo el agotamiento que traía encima.
Mientras dejaba que el líquido corriera por mi garganta, pensé en todo lo que había hecho hoy. Lo más importante de todo había sido el estar con Olivia y finalmente, después de tanto tiempo, dar el primer paso para conformar una mejor relación. Luego de lo aquello ambas continuamos charlando sobre asuntos de nuestro interés, permitiéndonos conocernos un poco más y hacer que el vínculo pudiera incrementarse, y aquello fue tan agradable que a la hora de despedirnos se volvió difícil.
De lo que me sentía segura, era sobre la felicidad existente en mi pecho.
No podía estar más alegre.
Entonces supe que por hoy eso sería lo más importante. Nada más.
O bueno, eso pensaba hasta que escuché el timbre sonar por todo el apartamento.
«¿Quién será?», me pregunté mientras iba de camino hacia la puerta. No esperaba ninguna visita, lo cual me resultó completamente extraño. Sin embargo, cuando comprobé a través de la pantalla me alivié de ver a NamJoon, por lo que no me tardé en abrir y recibirlo con una sonrisa genuina.
Automáticamente el castaño copió mi acción y dejó un escrutinio sobre mi figura, al mismo tiempo en que saludaba.
──Ey, hola ──rió ligeramente.
──Hola, Nam. ¿Qué haces aquí? ──pregunté, curiosa con respecto a su presencia repentina.
──He venido a traerte esto ──el muchacho me mostró una bolsa, misma de la cual no me había percatado en ningún momento, sonriéndome de tal manera que sus hoyuelos se marcaron──. Salía de la empresa cuando pensé en comprar esos cupcakes que tanto te gustan.
Tomé la bolsa entre mis manos y la abrí para comprobar lo que había dentro, logrando que una risa llena de alegría se escapara de mi boca.
──¿Chocolate con chispas?
──Tus favoritos.
Casi chillo de la emoción al escucharlo, no pudiendo evitar saltar sobre su cuerpo sólo para darle un fuerte abrazo. El muchacho rió debido a eso y correspondió sin dudarlo.
──Muchas gracias, Nam ──susurré, tomando algo de distancia unos segundos después para verlo──. ¿No quieres pasar?
Él pareció dudarlo por un momento.
──Sólo para pedirte un vaso con agua. En unos minutos debo encontrarme con los chicos.
──¿Saldrás con ellos? ──cuestioné, simultáneamente le permitía pasar al interior de mi hogar.
──Vamos a celebrar el regreso de JiMin entre todos. ¿No te gustaría unirte?
──¿Yo con todos seis chicos hormonales? No, gracias.
Kim soltó una estruendosa carcajada debido a mi comentario, yo tampoco me contuve al escucharlo. Mientras él se limitaba a quedarse en el pasillo, yo procedí a buscar en la cocina lo que anteriormente me pidió y regresar hacia él.
Me regaló un "gracias" antes de dar el primer sorbo a su bebida, y mientras mantenía toda su concentración en eso, yo me tomé el momento de analizarlo. NamJoon vestía un traje elegante, como usualmente era debido al trabajo, pero hoy... no sabía el motivo tras ello, excepto que lo notaba más atractivo que otras veces. Su cabello castaño estaba perfectamente peinado, con alguno que otro mechón cayendo por su frente, además de que percibía por mis fosas nasales un aroma varonil y atrapante, hasta el punto de embriagarme a causa de la corta distancia que prevalecía entre nosotros. Y si me enfocaba en los detalles, como el reloj en su muñeca, sus largos dedos, o la manera en que nuez de Adán subía y bajaba con cada trajo; también la forma en que su pequeña nariz se amoldaba en su rostro, aquellos labios gruesos, su dermis no tan pálida y por el contrario, más morena, así como la brillantez de sus ojos... Sólo tenía una imagen digna de admirar y con la enorme fuerza para hacerme sentir un revoltijo en el pecho.
Uno que me resultó extraño, porque no había comido mucho en las últimas horas.
──¿Tú estuviste fuera? ──quiso saber al cabo de varios segundos, sacándome de la ensoñación en la cual me había entrometido.
Sacudí la cabeza como un acto de reflejo instantáneamente.
──Eh... Sí, sí ──rasqué mi cabeza──. Estuve con las chicas y después me quedé hablando con Olivia.
En el rostro de NamJoon se reflejó una ligera impresión, producto de mis últimas palabras.
──¿Ambas hicieron lo que me comentaste?
Asentí a su pregunta.
──Sí, las dos hablamos y... ──una sonrisa apareció── todo salió bien. Más que eso en realidad.
──Se te nota muy feliz ──declaró, pasando su mano juguetonamente por mi cabello.
Y no supe porqué, pero aquello me estremeció.
──Estoy muy alegre.
──Me hace bien saberlo ──aseguró, tendiéndome el vaso y, al mismo tiempo, dando un paso para encontrarse más cerca. Tuve que alzar la cabeza para poder encontrarme con sus ojos, NamJoon era terriblemente alto y yo parecía una pulga a su lado, estando tan cerca mucho más. De repente comencé a sentirme nerviosa por tenerlo así, pero no mostré indicios de eso para verme como una persona segura──. Ahora sólo debes continuar manteniendo la calma, para avanzar lentamente y de la manera correcta.
Al diablo con lo de parecer una persona segura, era imposible.
Yo sólo me limité a asentir a sus palabras, porque veía muy difícil que pudiera decir algo a causa de las miles de emociones que me cortaban la voz.
──Gracias... Sólo espero que todo vaya bien.
──Así será ──sonrió otra vez, enseñando los hoyuelos a cada lado de su boca──. Estoy orgulloso de tí, Lisa. Has sido una chica fuerte.
Nuevamente susurré un "gracias", ya que ni siquiera tenía fuerzas para hablar con claridad.
Y después de lo próximo, mucho menos pude.
──Bien, ya debo irme. Gracias por el agua, espero que disfrutes de los cupcakes.
Estuve dispuesta a responderle esta vez, pero entonces todo en mí quedó en un estado de paralización cuando sentí claramente como sus labios chocaban con los míos.
Por. Dios. Santo.
¡Me estaba besando!
¡Kim NamJoon me estaba besando en este justo instante!
¿Qué...?
¿Cómo...?
Fue un toque. Sólo un corto roce de labios, mismo que me llevó al mismísimo cielo en cuestión de segundos. Los belfos de Nam eran, además de grandes, muy suaves y esponjosos; pude percibir su aliento a menta cuando se acercó hasta ese punto y también como permanecían algo húmedos. Este último dato fue lo que me trajo una gran cantidad de corrientes eléctricas mediante el beso, pues la forma en la que se sintió fue... única.
Era la primera vez que alguien me besaba.
Me quedé estática en mi lugar después de ese momento. Kim, por el contrario, sólo acarició mi cabello y murmuró un "adiós" apenas audible, procediendo a caminar por el pasillo hasta llegar a la salida.
Caí en cuenta de la situación cuando escuché el sonido de la puerta cerrarse.
Abrí los ojos de par en par y llevé mi diestra hasta mis labios, dejando una suave caricia mientras dirigía la vista hacia la entrada de la casa, justo por donde NamJoon había salido. Fruncí el ceño ante todo lo que estaba sucediendo, pero al mismo tiempo... yo sabía muy bien lo que ocurría en mi interior: una tormenta de emociones.
Y un pronto ataque cardíaco.
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Buenas (◍•ᴗ•◍)✨
Confieso que cuando escribí este capítulo hace un tiempo, fue una experiencia agradable. La parte con las chicas me trajo mucha nostalgia, Lisa y Olivia se sintieron como un apretón a mi corazón (lloré mucho escribiéndola), y finalmente la parte con NamJoon, que debo confesarles que ha estado planeada desde el inicio.
¿Qué les ha parecido el capítulo? Déjenme sus opiniones en los comentarios y si les gustó no se olviden de votar.
Tengan un lindo día/tarde/noche.
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