⚘. ▎70
❝Nosotros.❞
╰─────╮•╭─────╯
KIM OLIVIA
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Viernes, 8 de septiembre del 2023.
08:26 hrs.
Estaba sola en un gran salón.
Fue lo primero de lo que caí en cuenta cuando exploré con la mirada el lugar. Mi alrededor se encontraba repleto de lujos: muebles de terciopelo, candelabros colgando del techo, cuadros antiguos, columnas y suelo de mármol. La palabra elegante era la indicada para catalogar mi localización, aunque no podía saber con precisión donde me encontraba.
No era capaz de reconocer el lugar, pero si se me hacía muy familiar.
Me observé a mí misma en el centro de aquella sala y admiré el vestido blanco, fino y de tela sedosa que caía hasta mis pies sin ninguna clase de complicación. Resultaba raro estar aquí, sola y en completo silencio, siendo ese mi motivo para indagar un poco en lo que me rodeaba.
Automáticamente mis ojos se posaron sobre la pequeña elevación del suelo, como un diminuto escenario que me permitiría ver mejor el lugar, lo cual me invitó a llegar hasta ahí y subir.
Afirmé que si tenía una mejor vista, pero cuando pestañeé un par de veces por un ardor en mis ojos, me di cuenta de que no estaba sola como llegué a pensarlo.
Ahora frente a mí habían más personas.
Desde mi posición no veía muy bien los rostros, las luces que inesperadamente comenzaron a iluminar el lugar tampoco fueron de ayuda. Sin embargo, luego de varios segundos todas esas caras se volvieron más precisas, permitiéndome reconocer a muchos.
Los chicos y sus correspondientes familias. También mis padres. Y más gente que no conocía.
Pero para mi sorpresa o en su defecto, desgracia, yo estaba ahí.
Fruncí el ceño debido a la singularidad de esta situación. ¿Cómo era posible que yo estuviera ahí si en realidad...?
«¿Será esto un sueño?», me pregunté, y desde ya lo iba confirmando.
No quité la mirada de mi presencia en ningún momento. Parecía feliz: tenía una sonrisa en los labios y una completa expresión de alegría mientras bailaba con alguien que, debido a estar de espaldas, no podía reconocer, aunque si suponer. Luego de unos segundos dirigí la vista hacia Lalisa, la cual no se encontraba muy lejos de mí, igualmente bailando con un chico al cual tampoco pude reconocer.
También parecía alegre.
Todo estaba tan bien...
... O eso pensé.
Sin ninguna clase de aviso la luz proveniente de un rayo, acompañada del fuerte ruido, se reflejó en todo el salón y para cuando volvió a la normalidad, Lisa y yo nos estábamos.
Habíamos desaparecido.
Una corriente eléctrica pasó por cada rincón de mi cuerpo como señal de que algo estaba mal, pero antes de poder hacer algo al respecto sentí una mano atrapar mi cintura y jalarme hacia atrás, mientras que la otra cubría mi boca con muchísima fuerza.
Jadeé por la impresión que aquello me causó y, en un acto desesperado, traté de zafarme del agarre, fracasando al no tener ni una pizca de fuerzas. Mi cuerpo comenzó a recibir temblores y mi corazón apenas podía latir a su debida frecuencia, lo cual no era beneficioso en una situación como esta.
Y si bien no tenía la total certeza, sabía quién era.
Realmente lo hacía.
Lo comprobé cuando su cálido aliento chocó contra mi oreja y, después de una tortuosa espera, finalmente dijo:
—Nunca escaparás de mí, HaeNul...
Y desperté.
Mi torso se despegó de la cama rápidamente y mi respiración fue errática, agitada y al mismo tiempo, insuficiente. Tenía un horrible ardor en el pecho, una sensación de la cual ya estaba acostumbrada, pero que seguía atormentándome sin piedad. Di un apretón sobre la piel que cubría mi corazón y cerré los ojos con fuerza, era tan insoportable como para nublar mi vista.
No me había percatado de la estrepitosa alarma en mi nochero indicando que ya era hora de levantarme, así que tomé eso como el ánimo para quitar las sábanas de mis piernas y salir de la cama. Apagué el aparato con un manotazo y, desesperada, corrí hacia el gavetero en búsqueda de mis pastillas, no tardando ni un segundo en tragar la que diariamente necesitaba con ayuda de un vaso de agua.
Entonces esperé unos minutos para que hiciera su efecto.
Poco a poco mi corazón dejó de doler, así como mi respiración volvió a ser estable. Sin embargo, en todo mi cuerpo prevalecía cierto cansancio y debilidad, lo cual me hizo sentarme en el taburete a mi lado.
Pero ni siquiera eso fue capaz de aliviarme, mucho menos cuando mi cabeza no dejaba de proyectar los recuerdos de hace tan sólo unos minutos.
No era la primera vez que tenía esos sueños. Habían pasado tres años desde lo sucedido y yo aún seguía sintiéndolo atrás de mí, al asecho, como un depredador cazando a la presa. Eso significaba un factor para aumentar mi intranquilidad, de igual manera que me generaba miedo porque, joder, algo me decía que esto no era el final.
Algo estaba por venir.
Yo lo sentía.
Cubrí mis ojos con ambas manos y suspiré agotada, sabiendo que si pensaba más de lo normal terminaría loca. Decidí entonces ir a asearme, tal vez un baño ayudaría a relajarme un poco, además de que en unos minutos comenzarían mis clases virtuales y debía estar lista. Así que sin tardarme mucho tomé algo de ropa ──un short corto y una camisa enorme── y me adentré en el cuarto de lavado.
Tampoco demoré mucho tiempo ahí. Sin embargo, aproveché ese momento de paz para meditar y encontrar calma; no le di muchas vueltas al sueño y por el contrario, pensé en lo bueno que me había sucedido estos días, lo cual se resumía a una sola persona: JungKook.
Él había sido lo único positivo en todo esto, y me emocionaba la idea de que ambos intentáramos hacer las cosas bien.
Eso significaba todo para mí.
Luego de salir del baño, peinarme un poco y terminar de arreglarme, salí hacia los pasillos de camino a la cocina. Buscaría el desayuno y regresaría a mi habitación, ese era el objetivo, pero olvidé por completo el hecho de que mis padres estarían ahí.
Desde ya rezaba porque no hicieran demasiadas preguntas.
Al entrar en el lugar capturé la atención de todos, mi hermana también estaba ahí. Yo sólo suspiré rendida.
──Buenos días, hija ──expresó papá, acercándose para depositar un beso en mi coronilla.
──Buenos días... ──susurré.
No dije nada más. Sólo me concentré en buscar algo que comer mientras sentía en mi espalda todas las miradas.
Era muy incómodo.
La relación con mi familia se había quebrado después de la serie de acontecimientos hace unos años. Quería a mis padres, los amaba un montón, pero ya no podía confiar en ellos, mucho menos en sus palabras. Claramente lo sabían, muy obvio que era, y agradecía mucho que estuvieran respetando mi espacio.
Aunque eso no quitaba que, como en este momento, fueran algo entrometidos.
──¿Todo bien, cariño? ──interpeló madre.
No contesté nada al principio, puesto que toda mi concentración prevalecía en mi desayuno. Estaba terminando de colocar un par de frutas sobre mi plato, así que me tardé unos segundos en hablar.
──Si, todo en orden ──me limité a decir. Una vez que terminé sostuve el vaso de leche y mi plato con frutas, caminando hacia la salida de la cocina──. Con permiso, me voy a mi cuarto, tengo clases.
──¿Segura que estás bien? Estás muy pálida.
Giré el torso al escuchar la voz de Jennie y mostré una sonrisa tranquilizadora.
──Estoy bien, no se preocupen.
Y sin nada más que agregar, di media vuelta hasta desaparecer de sus vistas. Solté un agotador suspiro mientras subía las escaleras, no queriendo darle vueltas al asunto ya que tenía clases en un momento, necesitaba concentrarme.
Al entrar a mi cuarto me aseguré de cerrar la puerta, pues no quería ninguna clase de interrupciones en las próximas horas. Cuando me senté frente al escritorio y dejé mi desayuno a un lado, procedí a encender el computador. Faltaban tres minutos para iniciar, así que sólo me mantuve esperando en completo silencio, ignorando la pensamientos que intentaban hacerse cargo de mi cabeza.
Suspiré rendida.
──Fue sólo un sueño, sólo un estúpido sueño... ──me dije a mí misma.
¿Pero que tan segura estaba de eso?
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
13:04 hrs.
Estiré todo mi cuerpo sobre la silla giratoria y exhalé completamente agotada. Con los dedos tallé mis ojos, puesto que apenas podía ver debido a la fijación que había mantenido en el ordenador desde hacía unas horas.
Mi horario hoy no era tan pesado, pero se sintió terriblemente largo y tedioso.
Para completarlo, me habían dejado unas cuantas tareas para mañana, así que debía ponerme a ello lo antes posible. No obstante y antes de teclear un par de cosas en la computadora, mi estómago rugió con una clara afirmación de que necesitaba comer. Lo único que tenía en mi sistema era ese desayuno simple.
Junto a un suspiro procedí a apagar el dispositivo, dispuesta a levantarme para ir a la cocina. Pero nuevamente mis actos se vieron interrumpidos, esta vez por una notificación llegando a mi celular.
Fruncí el ceño algo confundida, aunque sin tomarle tanta importancia ya que podría ser mínimo e insignificante. Demasiada fue mi sorpresa cuando al tomar el aparato encontré un mensaje de cierta personita que logró subirme todos los ánimos en cuestión de segundos.
My Rabbit Prince🐰💗
»Princesaaaaaaaa
»¿Estás libre en este momento? 👀
1:10 PM.
No oculté la sonrisa en mis labios luego de leer aquello, de igual manera que tampoco me contuve a lanzarme en mi cama y chillar de la emoción, tal cual una adolescente hormonal. Al volver a tener el celular en manos y releer, decidí teclear una respuesta, asegurándome de revisar todos mis errores a causa del temblor que tenían mis manos. Y casi al instante de enviar eso, obtuve otro mensaje suyo.
Estás de buena suerte, Jeon«
Acabo de terminar mis clases, así que estoy completamente libre«
1:11 PM.
»¡Vaya suerte la mía! Creo que el día está bendito.
1:11 PM.
JAJAJAJA, idiota«
1:12 PM.
»¿Estás insultando al chico que quiere invitarte a una segunda cita?
»Sabía que eras cruel, pero no tanto 😭💔
1:12 PM.
Y yo no sabía que podías ser tan dramático🙄«
1:12 PM.
»Soy emo. No lo entenderás.
1:12 PM.
...«
1:13 PM.
»Cuando fui bueno, nadie lo apreció.
»Ahora es de mi agrado informarles, que soy un lobo solitario🐺
1:14 PM.
¿Pasaste de ser un conejo a un lobo?«
1:15 PM.
»Seré lo que tú quieras que yo sea, querida.
»Tú amigo, novio, esposo, amante.
»No lo sé, piénsalo😘
1:16 PM.
Solté una estrepitosa carcajada al leer estos últimos mensajes, no siendo capaz de detener el calor que prontamente comenzó a subir hacia mis mejillas. Cubrí mi rostro con una almohada y grité sin fuerzas, intentando calmarme un poco pese a todas las emociones que me recorrían de pies a cabeza.
Lo pensaré, tranqui😂«
1:18 PM.
»Bien. Ahora voy a dejar la esquizofrenia y me pondré serio JAJAJAJA.
»A lo que iba, ¿te gustaría salir? Podemos comer algo por ahí, caminar, comer, caminar...
»¿Nuestra segunda cita? ¿Qué piensas? 👀✨
1:20 PM.
Mordí mi labio inferior ante el pensamiento de como podría salir eso, ideando en mi cabeza una serie de ideas románticas que no supe de donde salieron, pero que me aseguré de eliminar lo antes posible. Pensé entonces en todo los deberes que tenía pendientes, tal vez podría hacerlos luego, ¿no?
Sí, más tarde, aún si tuviera que madrugar, los haría.
Me parece una excelente idea, Kook«
Así que mi respuesta es un sí: acepto tener una segunda cita contigo ahora💗«
1:21 PM.
»No sabes el alivio que siento ahora JAJAJAJA.
»Bien, perfecto. ¿En 15 minutos te parece bien que esté ahí? Me quedaré en la entrada y te esperaré en el coche.
1:21 PM.
De acuerdo. Trataré de vestirme lo más rápido posible«
Nos vemos✨«
1:22 PM
»Nos vemos, my princess💕
1:22 PM.
Y luego de sonrojarme una última vez por ese apodo, dejé el celular a un lado mientras corría directamente a mi ropero. Estaba muy limpia, así que no me daría otro baño, por lo que únicamente me concentré en buscar la ropa que me pondría.
Estuve unos cuantos minutos en ese proceso, pues que no sabía que usar. Al final sólo opté por un jean de mezclilla, un abrigo sedoso azul oscuro con un chaleco de varios colores por encima: blanco y celeste, para ser específica. Cómo zapatos terminé colocándome unos Converses. Luego de arreglar mi atuendo procedí a peinar mi cabello y maquillarme un poco, en lo cual no me tardé mucho.
Cuando estuve lista sólo escogí un bolso pequeño para guardar el celular, y sin más que hacer salí de la habitación a pasos apurados.
Al llegar a la sala me encontré con la presencia de mamá, la cual al verme de esa forma no evitó preguntar:
──¿A dónde vas?
Me giré hacia ella y suspiré, rogando porque no se pusiera terca.
──Voy a comer algo con JungKook. Y por favor, que ningún guardia nos siga ──advertí con seriedad──. Quiero estar sola con él.
──Pero y si...
—No sucederá nada, mamá —«al menos no hoy», me abstuve a decir, manteniendo una expresión tranquila para generarle confianza──. Sólo quiero disfrutar esta tarde, así que, ¿podrías cumplir esto?
Mi progenitora lo pensó un poco. En su faz se reflejaba una completa inquietud y la entendía, pero esperaba que pudiera confiar en mis palabras.
Grande fue mi alivio cuando así sucedió.
──De acuerdo, cariño. Ve con él, pero cuídense y llama a Carlos si lo ves necesario ──fue bastante clara. Con lentitud se levantó del sofá en donde prevalecía y se acercó hacia mí solo para besar mi frente──. Pásala bien.
──Gracias, mami.
No fue necesario agregar nada más, siendo eso mi invitación a finalmente salir de casa. Mientras avanzaba por el parqueo pude notar un auto negro, bastante grande, encontrarse en las afueras de la propiedad, y con cada paso que daba era capaz de ver una figura recostada sobre dicho.
Para cuando estuve más cerca, reconocí a JungKook.
Y desde ya mi corazón comenzaba a fallar.
No tuve que decir nada para que los portones se abrieran y me permitieran el paso. En cuanto Jeon me notó fui testigo del brillo en sus ojos, uno que probablemente también se reflejaba en los míos.
Es que... ¿cómo podía ser tan guapo?
JungKook estaba vestido completamente de negro. Su pantalón no era tan ajustado y tampoco muy holgado, sin embargo, la camisa en su torso, además de remarcar todos sus músculos, dejaba a la vista los tatuajes de su brazo derecho. Traía una gorra en su cabeza, la cual ocasionaba que su largo cabello sobresaliera en la parte inferior como un mullet. Debido a la corta distancia pude notar algunos detalles: anillos en sus dedos, un collar de plata en su cuello, el arito en su labio inferior y las perforaciones de su oreja, así cómo también el hecho de que cada prenda usada pertenecía a la marca Calvin Klein.
Aquella imagen, pese a resultar simple, era suficiente para tenerme con todas las hormonas revueltas.
Y verlo tan embelesado con mi presencia, dando un detallado escrutinio sobre mi cuerpo mientras mordía su labio, significó mi perdición total.
Más cuando finalmente habló.
──Tan hermosa... ──susurró, dando algunos pasos hacia mí──. Te gusta mucho opacarme.
──Es inevitable ──bromeé, siendo capaz de sacarle una carcajada──. Tú también estás increíble, aunque no combinamos.
──Es cierto, pero polos opuestos se atraen, ¿no es así?
Bajé la cabeza cuando divisé esa sonrisa de lado aparecer en sus labios. Era demasiado débil ante este chico.
Lo único que escuché fue su risotada.
──Ven aquí.
Con su mano me invitó seguirlo hasta el auto, abriendo la puerta del asiento del copiloto como el caballero que era. Murmuré un "gracias" ante ese acto y esperé a que él diera la vuelta hasta el asiento a mi lado.
Una vez que estuvo junto conmigo ahí dentro, opté por preguntar.
──¿A dónde iremos?
De su parte recibí una risita mientras encendía el motor.
──Sigues siendo muy curiosa ──comentó con burla, quitando su gorra y dejándola a un lado──. Pero respondiendo a eso, vamos a comer algo primero. Hay una cafetería cerca del parque Yeouido en donde hacen unas hamburguesas exquisitas, ¿te parece?
Asentí frenéticamente, lo cual lo hizo reír.
──Sabes que para todo lo que tenga que ver con hamburguesas, soy un sí ──declaré, acomodándome en el asiento──. Las amo desde que soy pequeña y lo sabes.
──E imagino que estando América las amaste el triple.
──Mjum. Allá se come mucho ──y era cierto, pues Estados Unidos se caracterizaba mucho por la comida chatarra.
──Entonces, hamburguesas serán ──concluyó JungKook con una amplia sonrisa──. Ahí vamos.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
13:43 hrs.
Lo reafirmaba una vez más: vivía por por la comida chatarra.
Si bien desde pequeña he aprendido a comer saludable por mi enfermedad, no podía resistirme a algo tan delicioso como un soda y una hamburguesa. Mis padres siempre me escondían esos alimentos porque no eran buenos para mí, pero se sentía como desafiar a lo prohibido y eso lo hacía incluso más exquisito.
Ponía de ejemplo este instante.
Mastiqué los trozos de la hamburguesa en mi boca, probando del sabor de todos alimentos en mis palpitas gustativas y cerrando los ojos debido a lo placentero que se sentía. En apenas unos minutos había acabado con dicho alimento, lo cual significaba un buen motivo para que el chico a mi lado se burlara.
──¿Segura de que estás aquí conmigo y no en el paraíso? ──su tono gracioso no pasó desapercibido.
──Vuelves a hablar y te pego.
Jeon dejó salir unas risas secas mientras tomaba su vaso de soda sobre la mesa.
──Ya extrañaba a la fierecilla en tu interior. Tan linda como siempre.
Rodeé los ojos y me concentré en darle otro bocado a mi aperitivo, esta vez ocurriendo un pequeño accidente, pues mi barbilla se manchó con algo de salsa. Automáticamente escuché las fuertes carcajadas por parte de JungKook, por lo que giré la cabeza únicamente para verlo: estaba retorcido en su lugar con una gran sonrisa y todo el rostro arrugado por ello. Verlo de esa manera ocasionó que yo también riera al mismo tiempo en que intentaba limpiarme con los dedos.
──No devores la comida, mujer —dijo en lo que estiraba su mano para alcanzar una servilleta──. Permíteme limpiar esto.
JungKook llevó una mano a mi mandíbula y con la otra procedió a cumplir sus palabras. Asegurándose de ser delicado pasó el papel por mi barbilla, acabando con los rastros de la salsa en ese lugar; y si ese simple tacto me trajo demasiadas emociones de por medio, cuando se dirigió a mis labios fue una tormenta en mi interior.
Mientras limpiaba suavemente mi boca fui consciente de como observaba con admiración esa parte de mi fisonomía. Parecía embelesado y enamorado de aquello, lo comprobé cuando la punta de su lengua salió a relucir por sus labios, como un acto de gusto.
Unido a la cercanía, me sentía a punto de fallecer.
──Ya está ──murmuró al cabo de varios segundos, dejando la servilleta a un lado y manteniendo la anterior distancia.
──Gracias ──yo por mi parte deposité la hamburguesa en el plato y decidí beber toda la soda de un tiro. De repente había demasiado calor.
Y créanme, no era el clima.
Ninguno de los dos se dedicó a decir algo en los próximos segundos, lo único que prevalecía era un silencio carente de incomodidad y por el contrario, paz. Durante ese momento tuve la iniciativa de darle una mirada a la cafetería en donde nos encontrábamos, la cual no era nada del otro mundo. Desde el segundo piso se podía ver el panorama del parque frente a nosotros, las paredes eran de mármol claro con algunos cuadros como decoración y, para darle un toque al ambiente, varias plantas se encontraban en las esquinas.
──Esto es muy bonito ──comenté para romper el hielo, capturando su atención al instante.
──Sí que lo es. Conocí el lugar hace un año, pero nunca había venido con alguien ──apoyó sus brazos sobre la mesa y me observó atento──. Es bastante pacífico.
──La vista también es preciosa ──señalé a través de las grandes ventanas.
──Cuando terminemos aquí vamos a caminar por el parque, ¿te parece?
No me tardé más de un segundo en asentir, tomando eso como invitación para terminar mi hamburguesa lo antes posible.
Los minutos pasaron con bastante rapidez, probablemente porque nos concentramos en hablar sobre un tema que a ambos nos gustaba y con el cual podíamos abrir distintos debates: la comida popular coreana.
Si en cada encuentro no tocábamos ese tema, sería un desperdicio.
Al haber terminado con nuestros aperitivos, empezó la discusión sobre quién pagaría. JungKook terminó pagando con la vaga excusa de que él fue quién invitó, y no pude hacer nada porque, joder, este chico si que era terco.
Y de esa manera fue que ambos salimos del lugar hacia el parque Yeouido: una localización muy visitada por los ciudadanos coreanos debido a su amplitud y belleza.
JungKook prácticamente era quien me llevaba. Su mano sostenía la mía con delicadeza mientras nos hacía avanzar por el lugar lleno de grupos de personas, pero que para nuestra buena suerte estaban muy aislados unos de los otros como para reconocernos. A ninguno de los dos se nos había olvidado nuestras posiciones, por lo que debíamos cuidarnos de la prensa.
Luego de unos minutos los dos llegamos a un pequeño árbol alejado de la mayoría de la gente y que, bajo su copa, daba sombra. Jeon fue el primero en sentarse con la espalda sobre el tronco, invitándome a copiar su acción con un gesto de cabeza y una genuina sonrisa en su rostro. No me negué a hacerlo unos segundos después, también recostando mi espalda en el tronco y sintiendo bajo mi cuerpo el suave césped.
Era una sensación demasiado preciosa.
Desde esa posición observé nuestro alrededor, comprobando por una vez más la belleza que nos rodeaba. Seul, a pesar de ser muy poblada y en ocasiones ruidosa, era una ciudad maravillosa, y me lamentaba de no conocerla tanto como en este momento.
Probablemente era la primera vez que visitaba este parque.
Sin embargo, mis pensamientos se vieron confundidos cuando repentinamente el lugar me resultó conocido, como si antes hubiera estado aquí. Esa razón me hizo moverme un poco en mi lugar para observar hacia los laterales del árbol, y esos actos fueron notados por JungKook.
──¿Sucede algo?
Regresé mi mirada hacia la suya y fruncí mi ceño, aún confundida.
──¿Por qué este lugar se me hace conocido? ──pregunté, evidentemente curiosa al respecto.
JungKook formó un expresión dubitativa ante eso, como si lo estuviera pensando un poco antes de responder.
──Tal vez porque hacia allá —señaló con su dedo frente a ambos, a la lejanía── está la plaza en donde te canté hace unos años.
Me quedé petrificada al escuchar eso.
──¿En serio? ──mi sorpresa no pasó desapercibida para nadie, mucho menos para él.
──¿No recuerdas? Me rompes el corazón otra vez, mujer ──usó un tono dramático mientras llevaba la mano hacia su pecho, como un gesto ofendido.
──Yah, si me acuerdo de ese día. A la perfección, en realidad...
Y no mentía. Aquella ocasión fue más que única. Si antes sabía que estaba enamorada de JungKook, lo confirmé en demasía luego de todas las cosas que hizo y dijo. Todo lo tenía en la mente, como un recuerdo precioso de nuestra relación, y aseguraba que aunque pasaran miles de años, nunca podría olvidarlo.
Cada cosa que vivía con él sería inolvidable.
──Aún así, me rompes el corazón ──el pelinegro se cruzó de brazos e hizo un tierno puchero, pero lo que más remarcó de la situación fue el hecho de que usó su dialecto natal.
Amaba cuando hacía eso.
──No te molestes, pequeño lobo ──bromeé, manteniendo una sonrisa de lado en mi rostro.
──¡Oye! Primero, si soy un lobo, no seré pequeño ──advirtió con su dedo, aún con aquel tono característico de nuestra ciudad natal──. Y segundo, no estoy molesto.
──Cuando te enojas usas el acento de Busan.
Aquellas palabras lo hicieron caer en cuenta, pues la forma en que abrió su boca mientras formulaba un "ahhhh" fue una confirmación.
──Hay que mantener presente nuestra ciudad natal ──llevó ambas manos a los costados de su cabeza y se inclinó hacia atrás.
──Lamentablemente he perdido parte de mi acento con el paso del tiempo ──confesé, y vaya certeza que habían en mis palabras.
El muchacho bajó uno de sus brazos y me observó curioso, pidiendo con ese acto un mayor argumento para hacerlo entender.
──El viajar de un lado a otro lo ocasionó. Cuando llegué a Estados Unidos tuve que aprender a hablar inglés, lo único que sabía era lo poco que aprendí de tí ──hice memoria, formando una pequeña sonrisa en mis labios.
──Te di clases en ese último mes ──también recordó, simultáneamente vi un brillo aparecer en sus ojos.
──Y me ayudaron sólo un poco, pero no lo necesario. Durante todo ese primer año aprendí a hablar, pero los niños en la escuela se burlaban de mí a causa del acento. Por ese motivo me propuse a imitar a los americanos, lo cual logré tiempo después. Y a pesar de hablar coreano con mis papás, también mantenía presente el inglés.
»Mi hermana también había perdido el total acento, pero al regresar a Seul por la universidad y hablar con ella mediante llamadas, supe que debía prepararme para esto otra vez, así que me propuse a obtener nuevamente todas las costumbres que había perdido —suspiré en medio de la pausa, recordando otro dato que no me contuve a confesar—. Y uno de los motivos fuiste tú: quería que cuando nos viéramos otra vez pudieras encontrar a la misma HaeNul de antes. Pero... al final resultó en vano.
El tono de mi voz cambió notablemente al decir lo último. De repente unas enormes ganas de llorar me invadieron ante cada memoria, sin embargo, supe controlarme. No podía romperme ahora, claro que no.
Pero lo vi difícil cuando JungKook sostuvo mi mano entre la suya e hizo que nuestras miradas se conectaran.
──Shhh, no digas eso, cariño ──pidió en un tono sereno, como si quisiera transmitirme su paz.
En parte, funcionó.
──Para añadir, sin haber pasado un año tuve que irme a Inglaterra, en donde se habla el británico. En definitiva, una gran historia para las próximas generaciones ──alcé mi dedo pulgar en la mano libre, evidenciando un poco de sarcasmo.
A pesar de que Jeon se rió un poco, no quitó su postura seria.
──No tuviste una vida fácil. Y yo tampoco ──dejó en claro, expulsando aire con su nariz en un instante──. El cambio de Busan a Seul también me afectó en cuanto al acento, pues a veces ni siquiera me entendían.
──Siempre nos contábamos nuestros problemas en las cartas, ¿te acuerdas?
──A la perfección ──rió con sutileza.
—La última carta que me enviaste no pude responderla hasta días después de mi operación, y nunca recibí respuesta.
──Porque para ese momento ya no vivía en el mismo lugar ──contó, evidentemente frustrado con eso, pues su tono pasó a ser cansado──. Además de que nuestros padres intervinieron en eso.
Ese dato era el más importante de todos.
──Es cierto... ──exhalé, recostando la cabeza en el tronco por un momento──. Me costó creerlo, ¿sabes?
──A mí también. Los odié tanto después de saberlo.
Fue completamente despectivo al decir eso. Giré la cara solamente para verlo, notando todas sus facciones duras: la mandíbula tensa, sus ojos oscuros y las cejas fruncidas. Una imagen tan peligrosa como atractiva desde mi posición, pero que al mismo tiempo me generaba algo de temor. El pelinegro se notaba muy molesto con ese tema.
Y me hizo pensar en una pregunta que, debido la curiosidad generada, no pude mantener callada.
──JungKook... ──lo llamé, automáticamente recibiendo una mirada más suave. Tragué saliva con cierta dificultad y me aguanté los nervios antes de decir──. ¿Nunca me odiaste por haberme ido tantas veces?
El escuchar eso le provocó una visible impresión. Los ojos de Jeon casi se salen de sus córneas y pude ver como un temblor invadió su cuerpo, lo cual me hizo sentir mucho más asustada que antes.
Se había quedado en blanco, sin saber que responder, pero antes de que pudiera abrir la boca me anticipé a advertir:
──Por favor, sé sincero.
Kook estuvo quieto durante los primeros segundos, podría jurar que estaba pensando cómo iniciar o en su defecto, que decir. Lo entendía, pues mi pregunta no era algo tan fácil de responder. Sin embargo, me preparé mentalmente cuando lo escuché carraspear la garganta, dispuesto a empezar.
──Intenté convencerme de que te odiaba ──fue directo al grano, manteniendo el contacto visual conmigo para hacerme saber que, sin duda, estaba siendo sincero──. Cuando te fuiste aún siendo niños quise odiarte por todo lo que me causaba estar lejos de tí, cuando en realidad lo único que hacía era extrañarte. Te necesitaba conmigo, mi corazón lo pedía a gritos, y ver cómo los años pasaban sin saber nada de tí... fue una tortura, honestamente.
Escucharlo dar semejante confesión logró que, esta vez sin forma de retorno, mis ojos se llenaran de innumerables lágrimas que procuré esconder de él al girar la cabeza.
──Sucedió lo mismo en estos años. Realmente quería odiarte por lo sucedido y también por todo lo que me hacías sentir, pero simplemente no podía porque, además de no tener la culpa, te amaba demasiado, Olivia ──sus labios formaron una pequeña sonrisa, al mismo tiempo en que tomaba mi mentón con su mano libre para hacer que lo viera──. Más bien... porque aún te amo.
»Es cierto que existió un grave daño, pero nunca, ni en la peor de las situaciones, podría odiarte.
Y con esa última confesión, la primera lágrima corrió por mi mejilla. Él se aseguró de limpiarla con su índice antes de que continuara cayendo, depositando por consiguiente una serie de caricias.
──Lo siento tanto, JungKook ──las palabras salieron de mi boca sin ningún tipo de control, en un tono casi inaudible.
──No te disculpes, no lo hagas ──negó con su cabecita y después, así sin más, soltó una risita──. En realidad, debo hacerlo yo por no haberte reconocido. ¿Qué carajos pasaba por mi cabeza?
──Toda la manipulación de nuestras familias ──declaré lo obvio.
JungKook ladeó la cabeza y pensó.
──Aún así, debí hacerlo. Se trata de tí ──pellizcó dulcemente mi nariz──. Aunque como bien dijiste, cambiaste mucho, yo también lo hice... Y tal vez, luego de diez años muchas cosas sucedieron en mi cabeza para impedirme reconocerte al primer momento.
──La mente es capaz de bloquear muchos de nuestros recuerdos como un escudo de protección para nosotros mismos ──comenté.
Justo después de eso, la sonrisa en los labios de Jeon tomó otro significado. Si bien mantuvo la dulzura, ahora estaba combinada con algo de melancolía.
Y supe el motivo cuando expresó:
──Dicen que el ser humano elimina aquello que en algún momento nos hizo daño. Y si bien tú me lastimaste, nunca fui capaz de borrarte.
Mi corazón se latió un latido después de eso. En mi interior se presentaron una serie de corrientes eléctricas y, a su vez, el órgano cardíaco en mi pecho sufrió de un dolor. Las lágrimas contenidas en mis ojos estaban a punto de liberarse por completo y sabía muy bien que no podría aguantar más.
Que JungKook siguiera hablando era un factor que provocaba eso.
──¿Sabes? A veces me odio porque, aunque memorice todo lo que tuvimos y ame cada momento que vivimos juntos, siento que pude aprovecharlo mejor ──soltó un suspiro agotador, luciendo en sus ojos un brillo que, a diferencia de hace unos minutos, poseía evidente nostalgia──. Me arrepiento de eso.
──¿Por qué lo dices?
Entonces me miró fijamente y volvió a sonreír mientras decía:
──Porque HaeNul; si hubiera sabido que las cosas serían de esta manera, hubiera guardado más de esos recuerdos en mi corazón.
Sin poder evitarlo, mi rostro se contrajo cuando no contuve las ganas de llorar. Sentí mi pecho encogerse y cada músculo en mi anatomía debilitarse, como cuando llevas mucho tiempo corriendo sin posibilidad de una pausa y todo lo que necesitas es lanzarte al suelo, caer.
El chico a mi lado también estaba liberando algunas lágrimas de sus ojos, conmovido ante todo esto.
──Me hubiera gustado besarte esa tarde cuando tenía que salvarte del dragón, o haber hecho algo para escaparme a tú habitación en las noches y robarte un beso, porque bien cerca que teníamos nuestras ventanas ──dejó en claro, sacándome una pequeña carcajada por lo dulce y obvio que era ese dato──. Hubiera deseado abrazarte más, cuidarte, demostrarte lo mucho que te amaba, incluso confesarme. Mi deseo era ser tú felicidad y lugar seguro, pero a veces siento que no soy absolutamente nada de eso.
Negué repetidas veces con la cabeza.
No. Claro que no.
¿Cómo podía decir tan siquiera algo así cuando, en realidad, él era mi salvación?
──No, JungKook. No lo digas ──fui incapaz de aceptar sus palabras, acercando mi mano hacia su mejilla para, tal cual lo hizo conmigo, limpiar esa lágrima traviesa que quería jugar en su lindo rostro──. Tú eres todo lo que tengo en este mundo: mi felicidad, mi lugar seguro, mi familia, mi mejor amigo, mi único amor... ──declaré, sintiendo mi corazón latir fuertemente con cada palabra dicha──. Eres todo. Créeme cuando digo que no estaría viva sin tí.
Y casi simultáneamente como dije eso, JungKook me abrazó. Su carita se enterró en mi cuello mientras sus brazos rodeaban mi cintura; por mi parte llevé una mano a su pelo ──ahora libre de la gorra── mientras que con la otra dejé varias caricias en su musculosa espalda, y con mi cabeza sobre su hombro, aproveché al máximo este momento.
El abrazo era muy cálido, como siempre había sido. Se sentía algo único, mágico... inefable. No podía describirlo de ninguna manera.
Sólo quería que jamás terminara.
Aunque eso fue sólo un deseo.
──Ya, paremos con esto porque lloraré de verdad —bromeó él luego de tomar un poco de distancia y limpiar sus ojitos──. Te quiero mucho, Olivia.
──Yo te quiero mucho más, JungKook.
El pelinegro llevó su mano a mi pelo y lo acarició con dulzura, haciéndome sentir como una pequeña.
Inexplicablemente, algo se vino a mi cabeza con ese acto.
──¿Sabes? ──mi tono fue suave y tranquilo──. Recordando todo esto ahora, me hizo pensar, ¿conoces lo que son las llamas gemelas?
JungKook negó con su cabecita, pidiéndome una explicación.
──No son como las almas gemelas, cabe aclarar. En realidad, es algo mucho más profundo que esto.
»El concepto de las llamas gemelas tiene sus raíces en antiguas creencias espirituales, según las cuales los individuos son expresiones de la misma alma divida en energía masculina y femenina. Se refiere a la creencia de que, cuando éstas dos personas se encuentran, existe una conexión especial y profunda que trasciende el tiempo y el espacio. Incluso, una de las cosas que tienen es que, cuando se conocen, sienten que ya se habían visto en algún lado y eso se debe a que la energía se mantiene, dando esta sensación.
»Sin embargo, a diferencia de las almas gemelas, que pueden ser varias a lo largo de una vida, las llamas gemelas son sólo una, no hay otra ──aclaré──. E incluso, para que se encuentren deben pasar distintos retos, corriendo el riesgo de no quedar juntas al final.
──Eso... ──las palabras de Jeon se quedaron en el aire. Nuevamente el brillo característico en sus ojos apareció, esa vez demostrando impresión, curiosidad y admiración ante mis palabras, hecho que me hizo sonreír──. Eso es muy bonito. No sabía nada sobre ese tema.
──Una de las cosas que mamá me enseñó, pero creo que jamás te lo contó ──hice memoria en mi cabeza.
──No. Y sabiendo todo eso ──el chico rascó su nuca, un tanto confundido, pero dispuesto a saber──, ¿a qué quieres llegar?
Suspiré antes de decirlo.
──Siento que tú y yo somos eso: llamas gemelas.
»A lo largo de nuestras vidas hemos sufrido mucho, todo parece imposible en nosotros. Sin embargo, lo que sentimos, la conexión que poseemos... Es tan igual como esto que te cuento. ¿Recuerdas cuando nos conocimos? ──no evité reír con suavidad, JungKook tampoco se contuvo──. Desde ese momento sentí que tú eras parte de mí, el lugar en donde estaría segura... Así ha sido. Y no sé si sea lo mismo para tí.
──Yo también lo siento, Olivia ──confesó, sosteniendo mi mano una vez más, observando la unión como si de un tesoro se tratase──. Desde el primer día en que te vi, aún siendo un niño, supe que tú serías todo para mí. Es una conexión que, si lo pienso ahora, resulta increíble, tan única... Es algo inexplicable.
──Lo sé, es por eso que lo digo... ──realicé un pequeño puchero en mis labios, pensando sobre ese tema──. ¿Tú crees que seamos llamas gemelas?
Y él, con una amplia sonrisa en los labios, no se tardó en darme una respuesta capaz de acabar con mi corazón.
──No lo creo, princesa... Lo afirmo.
»Esto, desde el inicio, no ha sido un JungKook y una Olivia. En realidad, ha sido un nosotros. Y estoy dispuesto a hacer hasta lo imposible para que siempre sea así.
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La semana pasó y yo no estoy segura sobre si acabé con ella, o en realidad acabó conmigo 💀
Si, yo digo que la segunda opción es más óptima.
Le dedico este capítulo a mi bellísima xx_psique_xx ya que fue ella la que me comentó acerca de las llamas gemelas, y vaya que si tienen relación con JungKook y Olivia.
Gracias, mailuv <3
Por hoy ya me voy, la escuela me quita tiempo hasta para actualizar, aaaaa.
Cuídense mucho, chikis
L@s amo.
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