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⚘. ▎68

Preciosos recuerdos.
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08:24 hrs.

Mi cuerpo se revolvió sobre las sábanas un par de veces en el intento de regresar al sueño, sin embargo, aquello parecía una misión imposible. Me pesaban los ojos y tenía el cuerpo lleno de cansancio, pero no era capaz de quedarme dormida otra vez.

Desde pequeña era así: una vez que me despertaba se volvía una dificultad regresar al estado de sueño.

Me moví otra vez sobre la cama hasta quedar boca arriba y, después de restregarlos con mis dedos, abrí los ojos. Casi al instante sentí un aroma varonil entrar por mis fosas nasales, así como también caí en cuenta de que no era mi habitación.

Estuve a punto de entrar en un colapso hasta que recordé todo lo acontecido en la noche. Y como un efecto de ello, toda mi cara se puso caliente. Sonreí como estúpida enamorada al rememorar las sensaciones, de igual manera que mi corazón latió emocionado como hace unos años atrás.

¿Cómo era posible que esto sucediera tan rápido?

No sabía y tampoco quería averiguarlo recién despertada. Fue ese hecho el que invitó a sentarme sobre la cama y ver todo a mi alrededor, esperando un minuto antes de levantarme.

Era una rutina que me había propuesto después de sufrir una serie de desmayos por levantarme rápido.

Pasado ese tiempo y estando fuera de la cama, caminé arrastrando mis pies hacia la mesita en donde había dejado mi celular, procediendo a ver la hora. Era bastante temprano y no me quejé, tenía la costumbre de despertarme a esas horas o incluso mucho antes, así que no me parecía ningún problema.

¿Saben que me preocupaba más? Mi aspecto al estar recién despierta.

Me observé en el espejo de la habitación y maldije por lo bajo al verme: tenía unas pequeñas bolsas negras bajo mis ojos, el cabello despeinado y el rostro hinchado, producto de no dormir lo suficiente a pesar de hacerlo bien. ¿Qué era lo que más me irritaba del tema? El hecho de que JungKook probablemente me haya visto así.

O para empeorar la situación, con la boca abierta y baba.

¡Nada más lindo que eso!

Traté de ignorar ese dato mientras acomodaba mi pelo en su lugar y dejaba palmaditas en mis mejillas, pero eso no fue suficiente para alejar mi mente de los recuerdos de la noche, especialmente de ese que me confirmaba la forma en que JungKook y yo dormimos.

«¡Madre mía!». Chillé ante esa realización, ya que memorizaba claramente que los dos estuvimos en esa posición toda la noche. E iba a volverme loca porque, a pesar de las cosas que me preocupaban, se sintió muy bien.

Podría jurar que fue la primera vez en mucho tiempo que dormía con tanto placer.

Tal factor me provocó miles de sensaciones buenas, las cuales me esforcé en calmar ya que no era el momento y por el contrario, me preparé mentalmente para salir a enfrentar al chico.

Varios minutos después abrí la puerta de la habitación y llegué hacia la sala, justo instante dónde percibí un delicioso aroma a comida, el cual supuse que provenía de la cocina y lo confirmé cuando al llegar me encontré con la imagen de JungKook cocinando algo.

Y esa vista fue incluso más exquisita que los propios alimentos.

Jeon estaba muy concentrado en sus acciones, cortando con el cuchillo unas frutas. Su largo cabello se encontraba despeinado y su labio inferior era maltratado por sus dientes como un gesto de enfoque a lo que hacía. Tenía una camiseta blanca y pantalones grises como outfit, mismos que a pesar de conformar un atuendo casual, le quedaba extremadamente bien.

El chico no se había dado cuenta de mi presencia por el momento, hasta que yo misma se lo hice saber con un carraspeo. Fue ahí cuando alzó la mirada con sorpresa y al instante formó una sonrisita en sus labios.

──Hey ──dejó el cuchillo a un lado y limpió sus manos con un pañuelo, doblando la isla de la cocina para llegar hacia mí──. Buenos días.

──Buenos días ──correspondí a su sonrisa, siendo consciente del calor que iba ascendiendo por mis mejillas al tenerlo más cerca.

──¿Cómo dormiste?

──Muy bien, ¿y tú?

──Más que bien ──hizo llegar su mano a mi cabeza y la despeinó con diversión──. ¿Puedo saber que haces aquí? Se suponía que dormirías más.

──Estoy acostumbrada a despertar a estas horas, así que fue inevitable ──vacilé con la cabeza──. ¿Y tú qué me dices? Nunca fuiste de estar despierto tan temprano.

──Lo hice por tí, en realidad ──confesó──. Quería asegurarme de levantarme antes para poder hacer el desayuno. Y también para esto.

El pelinegro pasó por mi lado y avanzó hacia una de las mesas cercanas, en la cual tomó una bolsa que no tardó en entregar hacia mí.

──¿Qué es eso?

──En la tienda que está a un lado del edificio te conseguí ropa para que te pongas ahora.

Y mi boca no pudo abrirse más.

──Oye, no era necesario ──le reproché.

──Si que lo era, así que no protestes ──pellizcó mi nariz──. Busqué algo de tu estilo, espero que te guste.

──Gracias por esto, JungKook ──sonreí con algo de pena.

──No es nada. Ahora ve y date un baño mientras yo termino el desayuno.

Sin dudarlo dos veces asentí, agradeciendo una vez más por su acto tan considerado. Y entonces, sin nada más que hacer, corrí hacia la habitación y por consiguiente me encerré en el baño, momento justo en que abrí la bolsa para ver lo que traía.

Lo primero en encontrar fue un vestido de tela fina, ideal para el verano. Era de tirantes y caía suelto desde la cintura hasta las rodillas, con una tonalidad amarilla y detalles de pequeñas flores. Pese a ser sencillo, me encantaba.

Lo dejé a un lado y procedí a revisar el fondo de la bolsa, encontrándome entonces con algo que no esperé y que me hizo sonrojar como nunca antes.

JungKook había comprado ropa interior para mí.

Ese simple hecho me sacó una carcajada, y dicha se incrementó cuando comprobé que eran de mi talla.

«¿Cómo lo supo?», me pregunté mientras observaba el sujetador y las bragas blancas. Negué con la cabeza ante el pensamiento, aunque si me divertía el sólo imaginar cómo compró todo eso.

Dejando eso de lado me metí a la ducha y no tardé demasiado, diría que el mismo tiempo que me tomé en la madrugada. Al salir y colocarme las prendas supe en definitiva que Jeon acertó con las tallas, pues tanto el vestido como la ropa interior me quedaban en su punto justo. Especialmente el vestido, ya que se amoldaba a la perfección a mi figura.

Al salir hacia la habitación me dediqué un momento para peinar mi cabello y arreglarme un poco, porque realmente no deseaba ir a desayunar con la cara de muerta que poseía. De mi bolso saqué un bálsamo labial y lo coloqué en mis comisuras, dejando que aquella parte de mi rostro obtuviera un ligero brillo. Y con eso, ya sintiéndome lista, opté por regresar a la cocina.

De repente los nervios me invadieron, justo como había sucedido hace unas horas. Sentía que no podía quedarme tranquila por más que lo intentara, y no sabía porque tenía esa sensación.

¿Era por él?

O en realidad...

... ¿Se trataba de mí?

Dejé de pensar en eso cuando al llegar a la sala divisé a Jeon colocando los platos sobre la mesa. Él también me vió llegar, la sonrisa en sus labios me lo confirmó.

──Te queda mejor de lo que imaginé ──opinó mientras me observaba de reojo──. El amarillo se sienta bien en tí.

──Eso creo.

──Elegí bien entonces.

──Acertaste con las tallas de todo ──dije, optando por bromear un poco y así avergonzarlo.

Oh, bien que lo hice.

Jeon soltó una risa tímida luego de escuchar mis palabras, pero no pude ver su rostro en ese preciso momento ya que se encontraba de espaldas. Aún así, aseguraba que sus mejillas tendrían una tonalidad rojiza.

Fue al cabo de varios segundos que finalmente giró su torso y me vió, no dudando el contestar:

──Me alivia eso, porque no tienes idea de la vergüenza que sentí mientras realizaba la compra.

Una fuerte carcajada se escapó de mi garganta de tan sólo imaginarlo.

──¿Mucho trabajo para conseguirlo?

──Mjum. Créeme, hoy estoy traumado ──hizo una expresión asustadiza──. ¿Desde cuándo las frutas pueden representar las tallas? ¡Eso es muy fuerte para mí!

Tuve que cubrir mi boca con ambas manos para controlar el volumen de mi risa, y también porque no podía creer que él me dijera eso.

Aparte de vergonzoso, era muy chistoso.

──No te burles de mí. ¿Qué no sabes que aún soy un niño?

──Ajá, claro, y que niño ──bromeé.

Él negó con la cabeza.

──¿De verdad no sabías que el tamaño de los senos se puede determinar a través de frutas? ──cuestioné, bastante curiosa.

──No. ¡Y ya no quiero saber más! ──advirtió con un movimiento desdeñoso de sus manos, procediendo a arrastrar una de las sillas──. Ven, siéntate.

Sin pensarlo dos veces obedecí a su petición, aún riendo ligeramente por todo lo confesado. Al sentarme en la silla vi con más detenimiento los dos platos con los cubiertos, mientras que JungKook se dirigía hacia la cocina y regresaba con un par más.

──Hice pancakes y corte un poco de fresas, las cuales espero que no tengan otro significado.

Volví a reír por ese comentario.

──Se ve muy rico.

──Cocino muy bien, querida.

──Tú el más humilde.

──Claro. Además, no es lo único que hago bien ──fanfarroneó con una sonrisa de lado.

Yo sólo me limité a rodar los ojos. Mientras él volvía hacia la cocina yo probé uno de los pancakes, y juro que por un momento pensé que estaba en el mismísimo cielo.

──¡Esto es una delicia! ──exclamé.

──¿Sabe bien? ──preguntó al regresar con dos vasos de leche.

──Son exquisitos. Hace tiempo no probaba comida tan buena.

──¿Qué solías comer cuando estabas en Inglaterra? ──inquirió con mucha curiosidad, probando también de los pancakes.

──Cosas precocinadas. Aunque también intenté preparar algo por mi cuenta ──hice una mueca de asco por el recuerdo──. Todo quedaba horrible.

Jeon expulsó una pequeña carcajada.

──Aún debo enseñarte a cocinar, te lo prometí una vez.

──Y aunque me enseñes, nunca llegaré al nivel de esto ──señalé el platillo frente a mí.

──Ya veremos eso.

──Ya veremos dijo el ciego canturrié, bebiendo un sorbo del vaso de leche──. Por cierto, ¿hoy no tienes trabajo?

──Tomaré el día libre. El lunes empieza la universidad y debo preparar unas cuantas cosas.

──Es el penúltimo año, ¿no?

──Mjum, así es dijo con la boca llena, poniendo esa expresión de enojado que tanto lo caracterizaba cuando comía algo que le gustaba──. ¿Te incorporarás a la universidad?

──No, voy a seguir tomando las clases virtuales, y cuando sea necesario iré a la universidad, como cuando estaba allá.

JungKook asintió convencido de ello, pero no fue muy discreto con la expresión curiosa de su rostro.

──Es así por lo que te comenté ayer ──dejé los cubiertos sobre el plato y apoyé la barbilla en mis manos──. Debe ser así hasta que me encuentre en total seguridad.

──Y lo entiendo ──copió mis acciones, observándome atentamente──. ¿Realmente crees que los Manoban puedan regresar?

──Conmigo aquí... Sí, realmente lo creo.

──Desearía que no tengas que pasar por esto.

──Yo tampoco lo quiero, pero supongo que así es la vida ──traté de sonreír, aunque terminó siendo una mueca──. A pesar de eso, los tengo a ustedes, que son todo lo que necesito.

Para Kook fue inevitable sonreír.

──Y yo te tengo a tí, que es todo lo que siempre necesité.

Bajé la cabeza para que no capturara el sonrojo en mis mejillas, aunque por su risita supe que ya lo había visto.

──Te extrañé mucho, Olivia.

Al alzar la mirada, me encontré con sus resplandecientes ojos y aquella mirada llena de cariño, esa que sólo él podría darme.

Ese amor que únicamente JungKook me mostraría.

Y entonces, teniendo eso en cuenta, respondí a sus palabras.

──Yo también te extrañé mucho.

El pelinegro hizo ascender sus comisuras al escuchar eso, así como también divisé un tono rojo contenerse en su cara.

«¡Tan lindo!»

Después de aquel momento sentimental ambos nos concentramos en terminar nuestro desayuno. En ciertos instantes compartimos palabras y risas, logrando que el ambiente no se sintiera incómodo como anteriormente había pensado que sería.

Me aliviaba el hecho de que todo estaba saliendo bien, pero me inquietaba que la tranquilidad podría durar muy poco.

Luego de quince minutos finalmente concluimos los platillos, otra vez le agradecí a JungKook por haber cocinado para ambos. En ese justo instante se encontraba fregando los utensilios mientras yo utilizaba mi celular.

──Carlos estará aquí en un rato para llevarme a casa ──anuncié, alzando la voz para que me escuchara desde su lugar.

──¿Ya te irás? ──preguntó algo sorprendido, secando sus manos y regresando hacia mí.

──Si. Quisiera estar más tiempo, pero tengo cosas que hacer con mi madre hoy. Además de que ya he molestado mucho...

──No digas eso. Por el contrario, has sido una gran compañía ──aseguró, sincero, motivo por el cual sonreí──. Pero antes de que te vayas, veamos juntos el álbum que trajiste.

──Tú lo que quieres es burlarte de mi yo chiquita.

──¿Qué comes que adivinas? Últimamente sabes mis intenciones, señorita ──su tono fue divertido, pretendiendo ocultar el toque coqueto──. Espera aquí, voy a buscarlo.

JungKook desapareció de mi vista por un minuto, haciéndome suspirar rendida por sus ocurrencias. Pasado ese tiempo volvió hacia donde estaba y me invitó con un gesto a sentarme con él en su sofá, petición que no me tardé en aceptar.

──Veamos ──inició justo cuando coloqué mi trasero en el mueble──. ¿Lista para pasar vergüenza?

──Eso debo decirte yo a tí. Conozco todo lo que hay ahí dentro, Jeon.

──Oh, ¿es eso una advertencia, corazón? ──entrecerró los ojos.

──Es tu sentencia de muerte.

──Yo no creo que... ¡Ah! ¡Empezamos fuerte, joder!

Reí con muchísima fuerza por aquella reacción hacia la primera foto del álbum, misma que se ubicaba en el día donde nos conocimos. Un JungKook de cinco años se encontraba con una yo de esa misma edad en medio del parque cerca a nuestros antiguos hogares; él abrazándome por la espalda con un pucherito en sus labios mientras yo me quejaba y trataba de zafarme del agarre.

──¿Por qué tenías que ser tan linda y tierna? ¡Opacas mi poca belleza dentro de esa foto! ──se quejó.

──Cosas que pasan ──sonreí, enfocando cada detalle de la fotografía──. En ese momento me irrité porque no me soltabas.

──Desde el primer momento te amé ──rió en silencio──. Te veías como una princesa de verdad con ese vestidito.

Continuamos pasando las páginas del álbum y opinando al respecto sobre los recuerdos, riendo y chillando de la vergüenza en ciertas ocasiones.

──¡Ay, por Dios! ¿Cuándo se tomó esa foto?

──Es la quinta imagen en donde pareces estar teniendo un viaje astral. Me pregunto que pensabas ──hice un gesto pensativo.

──Probablemente en como ganarte en los videojuegos.

JungKook pasó la página con lentitud y, como si hubiera visto una barbaridad, comenzó a toser con fuerza.

Cuando yo vi, supe que realmente era una barbaridad.

──¡Yah! ¿¡Por qué nuestros padres tomaron esa foto!? ──vociferó.

──¡Yo también me pregunto lo mismo! ──secundé, no evitando reír debido a la imagen que JungKook se negaba a observar──. Es de locos.

──Es que no entiendo cuál era el objetivo de tomarnos una foto mientras nos bañábamos juntos.

──Hacernos pasar pena ahora ──fui lógica, pasando la página para mostrar otra imagen. Esta vez el sentimiento reflejado fue la ternura, ya que se trataba de un momento donde ambos dormimos juntos──. Esto es más lindo.

──Justo así estuvimos hace unas horas, y ambas veces se sintió bien ──confesó sinceramente, observándome un tanto divertido──. ¿Deberíamos intentar también lo de bañarnos juntos para ver que tal?

Golpeé su hombro suavemente ante ese comentario, escuchando la risa estruendosa de su parte por toda la sala.

──Muy graciosito.

──Acepta que es una buena idea ──opinó en un sutil tono coqueto, moviéndose en su lugar para adquirir una posición en la que pudiera verme mejor: con su codo sobre el respaldar y su mejilla apoyada en su puño.

──No vamos a bañarnos juntos, Jeon.

Un puchero se formó en sus labios instantáneamente, mismo que me sacó una carcajada.

Ambos continuamos observando foto tras foto con dedicación, como si el tiempo no avanzara y estuviéramos estancados en los innumerables recuerdos. Ver todas esas imágenes era como regresar a ese momento, aquel en donde las cosas eran más fácil para los dos...

El instante dónde era posible nuestro amor.

Luego de un par de minutos llegamos a la última foto de esos años, misma en donde JungKook tocaba la guitarra para mí.

──¿No es ese...?

──¿El día dónde me fui? Si ──completé por él.

Jeon se mantuvo un par de segundos observando esa imagen antes de pasar hacia la otra que se encontraba en la misma página.

──Y aquí fue donde te despedí con nuestra promesa.

──Afirmativo.

El silencio reinó el lugar por unos minutos, hasta que él mismo volvió a tomar la palabra.

──Aún continúo con esa promesa en mi corazón, y jamás dejaré de hacerlo.

Sentí que los latidos de mi corazón tomaron una fuerza descomunal por sus palabras. De repente mi cara se puso caliente como por quinta vez en el día, y tuve que dirigirla a otro lado para que no me notara en ese estado.

No obstante, la regresé cuando lo vi cambiar de página y revelar la sorpresa que hice para él.

Otras fotos se hicieron presentes en el álbum, pero esta vez no de cuando éramos niños, sino de hace tres años atrás.

Y su expresión al ver eso me dió mil años de vida.

──Esto... Olivia, siento que lloraré ──rió ligeramente, aleteando su mano frente a sus ojos.

──Eso forma parte de nuestra historia, sentí que necesitaba ponerlo ──confesé.

JungKook observó embelesado cada una de las imágenes que tenían como protagonismo nuestras citas. Las del centro comercial, en el muelle, en la escuela, en los parques, nuestras casas... Todos esos lugares que se volvieron importantes para nosotros durante aquel tan hermoso proceso. Ver todos esos recuerdos era como transportarse a ese entonces, y la sensación era preciosa.

En cuestión de unos minutos llegamos a la última foto del álbum y lamentablemente, a la última que nos habíamos tomado juntos. Se trataba de una fotografía del día de la obra en donde estábamos todos y cada uno de nosotros, en el justo momento donde nuestra actuación finalizaba.

──Ese día... ──un suspiro reemplazó las palabras que Jeon tenía pensado decir.

──Ese día se jodió todo ──completé──. Hubiera deseado que sucediera de otra manera.

──Yo también, pero el tiempo no puede revertirse ──el chico tomó mi mano y la acarició entre sus dedos, mientras que con la otra pasaba la página.

Entonces, una serie de espacios vacíos aparecieron, sólo en blanco, los cuales me anticipé en explicar.

──Son para continuar colocando recuerdos ──dije en un susurro audible para él, invitándolo a observarme──. Realmente quiero seguir creando recuerdos contigo.

Los ojos de Jeon presentaron un brillo infinito luego de escucharme, y poco a poco sus comisuras se alzaron en una enorme sonrisa que me demostró su inefable felicidad, acompañada de una respuesta que reflejó seguridad.

──Y yo estoy dispuesto a crear esos preciosos recuerdos contigo.

El mundo, como en ocasiones anteriores, se detuvo alrededor de nosotros en ese preciso momento. Los relojes dejaron de avanzar, todo paró de moverse, y por ese instante lo único importante fuimos nosotros dos.

Una sola mirada era lo único que había entre nosotros y mucha fue mi sorpresa cuando la brecha existente comenzó a desaparecer, logrando que nuestros rostros quedaran más y más cerca del otro, como dos imanes cargados con energías diferentes.

De repente sentí mi corazón más emocionado de lo normal, así como también mi respiración pesada. Comprobé que sucedía lo mismo en su caso, pues el aliento caliente y con aroma a menta comenzó a chocar contra mi boca a causa de la cercanía.

Y créanme, la sensación era más adictiva de lo que debía ser para una simple mortal como yo.

Mis ojos se desviaron a los labios de JungKook como un acto de reflejo, admirando ese color rojizo que los caracterizaba y lo esponjosos que se veían, así como también ese arito de plata que lo hacía incluso más atractivo.

¿Por qué de repente quería experimentar como besaba con ese piercing?

Pasé delicadamente la lengua sobre mi labio inferior y regresé la vista a sus ojos, comprobando entonces que ahora era él quien veía atento esa parte de mi rostro.

Y mis nervios, tal como la emoción, fueron en aumento

En un abrir y cerrar de ojos su cara estuvo mucho más cerca de la mía, tanto que nuestras narices rozaron en un dulce movimiento. Su diestra subió hasta mi mandíbula y la acarició con suavidad, dándome cosquillas debido a su tacto tan inexplicable. Cerré los ojos debido al placer que eso me generó y nuestras frentes se unieron por completo, cortando toda clase de cercanía, a excepción de nuestros labios.

¡Maldición! Lo único que quería era que me besara de una buena vez.

Me abstuve a decir algo como eso, aunque si me tentó el hacerlo. Mi corazón no estaba bajo la coacción de mi cerebro en ese momento y por ende, lo único que quería era obedecer sus órdenes. Para ese momento, todo lo que sentía era una enorme calidez, misma que se debía al joven que jugaba con mi cordura.

No quedaba mucha distancia entre nuestros labios. Incluso, se encontraban tan cerca como para rozarse entre sí y hacerme sentir la humedad perteneciente a los suyos.

Sólo necesitábamos un movimiento.

Y supe que JungKook estaba dispuesto a terminar con esa tortura cuando abrió su boca y suspiró rendido. Pero antes de que aquella necesidad estuviera saciada, un ladrido justo a nuestro lado nos sacó un enorme susto.

Especialmente a él, quién después de brincar en su lugar giró el rostro y maldijo por lo bajo.

Automáticamente mis mejillas se pusieron más calientes de lo usual y pensé en que tirarme de un puente no sería mala idea. Me removí en mi lugar y evité ver su rostro, encontrándome con la imagen de Bam observando a su dueño con la cabeza ladeada.

Era extremadamente tierno.

Sentí el carraspeo de JungKook y como se movió un poco, sin decir nada hasta que el ambiente comenzó a ponerse muy incómodo.

──¿Te gustaría... tomar agua?

──No... No -respondí entre balbuceos, procediendo a abrir la boca para decir algo más, aunque fui interrumpida por un mensaje que llegó a mi celular. Rápidamente sostuve el artefacto sobre la mesita frente a nosotros y revisé de quién se trataba, motivo por el cual toda mi emoción cayó en picada──. Es Carlos, ya me está esperando abajo.

JungKook sólo fue capaz de murmurar un "ah" casi inaudible mientras rascaba su nuca. El chico optó por dejar el álbum sobre la mesita y juntar sus manos sobre sus rodillas, completamente en silencio.

Supe que no diría nada más, así que decidí levantarme del sofá mientras tomaba mi bolso, acto que él no tardó en copiar cuando salió de su shock.

──Te acompaño hasta la puerta.

Asentí ante eso, siguiéndolo por todo su departamento para llegar a la salida. Mientras él se dedicaba a abrir la puerta yo acaricié al canino que nos seguía, el cuál parecía haberse encariñado conmigo durante mi estancia aquí.

Al volver a levantarme y girar me encontré con la imagen de Jeon algo tímido, como si quisiera decir algo.

──Mh, una vez que estemos allá abajo será difícil despedirnos, así que..., ¿puedo abrazarte ahora?

Aquella pregunta me sorprendió un poco, aunque no me hizo pensarlo mucho, ya que yo misma fui quién lo abracé con fuerza. Sus brazos rodearon mi cintura y su rostro se escondió en mi cuello, mientras que yo llevé mis manos a las terminaciones de su pelo y dejé un par de caricias.

En esa posición se dejaba claro que ninguno de los dos queríamos alejarnos.

Las palabras de Jeon también me lo confirmaron.

──Quisiera pasar todo este día contigo ──murmuró contra mi cuello.

Y para que negarlo.

──Yo también quiero.

Lentamente puso una corta a losdistancia entre nosotros y me observó ojos.

──Si te invito a salir en estos días, ¿aceptas?

No dudé en asentir con la cabeza.

──Claro que sí.

JungKook sonrió con muchísima felicidad y no se contuvo en dejar un suave beso en mi mejilla, bastante cerca de mis labios.

Eso me sacó un gran sonrojo.

El chico sostuvo mi mano y me invitó a salir con él hace el pasillo, no sin antes advertirle a su mascota que volvería en un minuto. De esa manera ambos avanzamos hacia el elevador y entramos, dispuestos a ir hasta el primer piso.

Y durante ese corto tiempo, una idea surgió en mi cabeza.

──Por cierto, ¿me das tu nuevo número? Así nos podemos comunicar...

──Por supuesto que sí ──aceptó, diría que incluso sin pensarlo.

Rápidamente saqué mi celular y le permití escribir su contacto, lo cual no tardó ni un minuto en hacer. Cuando me regresó el artefacto y observé no pude evitar reír por el nombre que se puso a sí mismo.

──¿No odiabas el apodo "príncipe conejo"?

──En realidad lo amé desde el primer momento ──comentó orgulloso.

Yo sólo pude negar con diversión.

──Cuando llegue a casa te enviaré un mensaje ──avisé automáticamente las puertas de elevador se abrieron.

Ambos salimos hacia el primer piso del edificio, el cual para nuestra buena suerte se encontraba vacío. Cuando llegamos hacia las puertas del lugar me detuve y lo observé, siendo consciente del puchero que apareció en su boca.

──Gracias por permitirme pasar la noche contigo, Kook. Y más te agradezco por haber sido tan bueno conmigo ──le sonreí.

──Fue todo un placer. Te agradezco yo por haber aceptado ──correspondió con otra sonrisa.

Bajé la cabeza un momento para evitar que viera el rojo en mi cara.

──Entonces... ¿nos vemos?

──Nos vemos, Olivia ──suspiró profundamente──. Cuídate.

──Tú también hazlo...

Y sin más que hacer comencé a retroceder.

Al girar me encontré con Carlos esperándome en la puerta del auto, teniendo en sus labios una sonrisa pícara.

──Buenos días, señor Carlos.

──Buenos días a usted, señorita. Y veo que son realmente buenos.

Reí con mucha timidez al escuchar eso y no me tardé en entrar al auto, viendo a JungKook una última vez. Él movió su mano en un gesto de despedida y murmuró algo que, pese a no escucharlo debido a la distancia, pude entenderlo por el movimiento de su boca, y al procesarlo, una sonrisa tonta se formó en mis labios.

"Te quiero mucho, princesa".






AHN EUN BYUL
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10:36 hrs.






Era la tercera taza de té que me tomaba en la última ahora y todavía sentía la resaca acabar conmigo.

Maldito sea el momento donde bebí tanto alcohol.

Pasé una mano por mi cabello y me incliné hacia atrás en el asiento con mucho cansancio, suspirando profundamente bajo la curiosa mirada de mi compañera.

──¿Intenso dolor de cabeza?

──La palabra intenso se queda corta con... ──no pude completar la oración por la punzada que me atacó en el centro del cráneo.

──¿Quieres otra taza de té? ──inquirió en un tono divertido.

La fulminé con la mirada instantáneamente, a lo que ella sólo pudo responder con una carcajada.

──Siento que vomitaré en cualquier momento ──apreté mi vientre y arrugué el rostro──. Y lo peor es que debo ir a trabajar.

──¿No puedes dejarlo para otro día? ──sugirió Lalisa mientras cerraba el libro en sus manos, no sin antes colocar un marcador para no perder la página.

──Lamentablemente no. Tengo un caso que investigar con Jin y unos papeles que debo revisar sobre otra cosa.

──Uy, ¿sobre qué esta vez?

Mi garganta se secó ante la respuesta que eso llevaba.

──Lo primero es con el último homicidio en Yongsan-Gu y lo otro... nada importante -dije sin importancia, o intentando hacerlo. Quiero aprovechar este fin de semana antes del inicio de clases.

──Este es nuestro último descanso, el lunes regresa la tortura ──se quejó.

──¡Efectivamente! Sigo pensando que debería quemar la universidad.

──Deberías, eres buena quemando cosas.

──Han pasado cuatro años desde el incidente y siguen sin olvidarlo. ¡Que fastidiosos! ──refunfuñé en mi lugar.

──¿Cómo olvidar ese día donde casi dejas a Nam achicharrado? ──colocó su barbilla sobre la palma de su mano y me observó con su sonrisa burlona.

──Con amigas como tú, para que tener enemigas.

Bebí a empujones el último sorbo del té mientras escuchaba a Lisa reír. Si bien sabía que todo era con el fin de molestarme, disfrutaba mucho de estos momentos del día.

Luego de un minuto recogí mis cosas y me preparé para salir de nuestro departamento, no sin antes acercarme a ella y preguntar:

──Por cierto, ¿cómo te sentiste con lo de ayer?

Lisa hizo un expresión pensativa.

──¿Con Olivia?

Asentí, obteniendo de su parte un suspiro.

──Se sintió... raro. La última vez que la vi fue el día de la obra, cuando supe que era mi hermana ──hizo una pequeña pausa──. Verla ayer después de todo lo sucedido fue irreal, aún sigo sin creer que seamos familia.

──Es una situación muy difícil -aseguré──. Sin embargo, el encuentro es algo que sucedería de todas maneras.

──Lo sé. Y a pesar de todo lo que conlleva eso..., estoy muy feliz de haberla reencontrado.

──Eso es lo importante ──acaricié su cabeza con cariño──. No te cierres a la oportunidad de crear un vínculo con ella, ¿sí? Estoy segurísima de que al igual que tú, Olivia está muy feliz de volver a verte.

──Me lo dijo ayer ──sonrió ampliamente──. Sólo espero hacer las cosas bien.

──Y lo harás, cariño ──afirmé, correspondiendo a su sonrisa──. ¿Tienes algún plan para hoy?

──Ver Netflix.

──Tan divino ──expresé mi placer ante la idea, haciéndola reír──. Intentaré terminar temprano para ver series juntas, ¿te parece?

──Me encanta la idea ──aplaudió como una niña pequeña──. Ten un buen día, Byul.

──Gracias. Tú disfruta de Netflix por mí.

──Lo haré en tu honor.

Luego de carcajear por tal comentario emprendí camino hacia la salida, dispuesta a llegar hacia mi área de trabajo. Si bien me sentía un poco mal debido a la resaca que aún formaba parte de mi sistema, trabajar me ayudaría a liberar muchos pensamientos.

Me sentía muy cómoda trabajando en lo que me gustaba.

Estando fuera del departamento caminé tranquilamente por los calles del distrito, a mi paso y paciencia. La oficina de Jin no quedaba lejos, sólo eran un par de cuadras. Había decidido conseguir un lugar para vivir cerca de ahí, lo cual me era muy cómodo.

También estaba cerca de la estación de policía.

Junto a Lisa adquirí esa propiedad en donde ambas pudiéramos encajar, sin sobrar o escasear espacio. Las dos nos compartíamos las labores y pagos, logrando que la convivencia fuera excelente entre nosotras, además de la buena comunicación.

Estaba más que agradecida con ella.

Después de unos diez minutos caminando llegué a la oficina de Kim SeokJin y, como era su asistente, coloqué la tarjeta en la puerta para obtener el paso hacia el interior. Justo al instante vi al castaño revisar un par de cosas en su escritorio, notando mi presencia al cabo de los segundos.

──Oh, ya has llegado.

──Si, perdona la demoré.

──No te preocupes. Supuse que la resaca acabaría contigo ──bromeó.

Quise gritarle en ese preciso momento, sin embargo, ese deseo quedó a un lado cuando mis ojos cayeron sobre la otra persona que nos acompañaba en el lugar.

«No. Puede. Ser»

──Dime que esto es una broma, SeokJin ──gruñí, rezando internamente porque fuera alguna alucinación de mi cabeza.

El aludido giró su cabeza y me observó, no tardando en soltar un suspiro que me alarmó desde el primer momento.

──Ojalá lo fuera.

Bufé exageradamente mientras daba un detenido escrutinio sobre el invitado, sintiendo una molestia incluso más grande por verlo tan relajado. El joven de cabello gris se encontraba sentado en uno de los sofás con las piernas cruzadas, sus brazos sobre el respaldar y saboreando en su boca un chupetín. Sus labios tenían una curvatura leve y sin muchas intenciones de por medio, aunque si pude encontrar algo de burla en aquella faz.

Y si bien su postura era simple, mi corazón se emocionó.

«Estúpida... Estúpida... Estúpida», me dije a mí misma, sacudiendo la cabeza y desviando el rumbo de mis acciones hacia mi escritorio, pretendiendo ignorar a ese idiota.

──¿No saludarás?

«Sigue ignorando... ¡Qué lo sigas ignorando!». Estuve a punto de abofetearme cuando alcé la vista y lo vi caminando hacía mí.

La imagen fue más placentera de lo que imaginé que sería.

Kim TaeHyung, a pesar de odiarlo, ejercía sobre mí un fuerte dominio. Era capaz de hacerme perder la cordura con una miserable mirada, y no saben lo mucho que detestaba eso, como en ese preciso instante sucedía.

Él solía vestir distintos atuendos y estilos, ya que todos le quedaban de maravilla; no obstante, el que usaba hoy podría considerarlo uno de mis favoritos. Su ropa consistía en una camiseta, pantalón y tenis negros, mismos que hacían contraste con su piel. Y acompañando eso, una chaqueta de tela de la misma tonalidad, dándole el toque final para hacerlo divino.

¿Era buen momento para morir?

Tragué saliva con dificultad mientras bajaba la mirada hacia mi buró, fingiendo que su caminar tan elegante no me afectaba en lo absoluto.

──¿Debería hacerlo? ──hablé al cabo de unos segundos, no mirando sus ojos.

──Supongo que sí, un poquito de educación nunca está mal.

──Habló el odioso ──ataqué, evidenciando mi molestia.

──Mh... eso no fue lo que dijiste hace unas horas, corazón ──una sonrisa de costado apareció en sus labios.

Y tan pronto como eso sucedió, me alarmé.

No me había puesto a pensar en lo sucedido anoche hasta ese preciso momento, lo cual provocó un ataque de nervios a través de toda mi anatomía.

──Yo... Yo creo que los dejaré solos por unos minutos ──avisó Jin entre el silencio que inundaba el lugar, procediendo a cumplir su palabra cuando se fue hacia otra parte de la oficina, bien lejos de nosotros y dejando el lugar con sólo nuestras presencias.

Ahí el ambiente tomó una enorme incomodidad.

──¿No recuerdas tus acciones ayer? ──inquirió con sorna, como si le divirtiera verme en un colapso mental.

Lo único que pude hacer fue fulminarlo con la mirada.

──No. No recuerdo.

──Bueno, entonces me veo en la obligación de hacértelo saber -dió un paso en mi dirección, apoyando sus manos en mi buró e inclinando su cuerpo hacia adelante.

Esa imagen, por más que intentara negarlo, era muy sensual.

──No lo recordaré aunque lo intentes ──advertí.

──¿Cómo sé si recuerdas o no?

──¿Y cómo sé si no intentas manipular mi memoria?

──Oh, ¿te parece que "mh, TaeHyung, hueles muy bien" es una mentira? -preguntó, haciendo un tono aniñado cuando intentó interpretar mi voz.

Estuve a punto de reír por eso, de no ser por lo que significaban sus palabras.

──Yo no dije eso...

«¿O sí?»

──¿Y qué me dices del "estás tan guapo que podría besarte"?

──¡Qué yo no...!

──Si, Byul. Me besaste ──confesó abruptamente.

Yo sentí que la mandíbula se me cayó y también como mi cara obtenía un tono rojo por la vergüenza.

De repente, vagos recuerdos comenzaron a formarse en mi cabeza, y al parecer Tae se dió cuenta de eso.

──¿Sigues sin recordar?

Me fue inevitable llevar una mano a mi frente y suspirar. Si de por sí me dolía la cabeza a causa de la resaca, ahora tenía muchas cosas para aumentar esa molestia.

Quería desaparecer.

──TaeHyung ──empecé a hablar, pero me detuve porque no tenía idea de que decir──. Yo... Ahora mismo no sé qué opinar al respecto, sólo puedo pedir perdón.

──Byul...

──No confundas las cosas ──me anticipé a aclarar──. Estaba borracha y con la cabeza en la luna.

──Los borrachos siempre dicen la verdad.

──No todo el tiempo.

──Tú misma lo dices -se alejó un poco del buró y me observó con una postura seria, aunque con cierta desesperación en sus ojos──. Tus palabras demostraron todo lo contrario a la barrera que has puesto entre nosotros.

Estuve a punto de opinar, sin embargo, él volvió a interrumpir.

──¿Por qué te cuesta aceptarme, Eun? A mí no me engañas, sé muy bien que intentas fingir que nada de esto te interesa.

──TaeHyung, ¿por qué sigues haciendo esto? ──pregunté, alzando un poco la voz.

──Porque te amo.

Y esa declaración tan repentina me sacó el corazón del pecho.

──Me esfuerzo día a día contigo porque realmente te amo, y deseo poder tener la oportunidad de demostrártelo con más libertad.

Me quedé en blanco al escuchar eso, no siendo capaz de responder algo a esa declaración. Sentí mi garganta seca y los latidos de mi corazón latiendo fuertemente tras mi oreja, pero ni eso me hizo reaccionar.

Él guardó las manos en los bolsillos de su pantalón y me observó con atención, sonriendo ligeramente al cabo de varios segundos.

──Piensa en todo esto, por favor. Es lo único que te pido ──comentó antes de dar el primer paso hacia atrás──. Ten un lindo día, Eun.

El peligris dió media vuelta y avanzó hacia la salida sin decir nada más. Abrí mi boca dispuesta a llamarlo, pero por más que lo intenté, nada fue expulsado.

Simplemente lo dejé irse.

Una vez que salió por la puerta me quedé sola en esa oficina, pensando mucho en la situación y sintiendo mi pecho apretarse con una punzada peor que las de mi cabeza.

Cerré mis ojos y traté de relajarme, momento exacto en donde Jin regresó a la oficina.

Por el rabillo del ojo lo vi con intenciones de hablar, pero antes de que pudiera hacerlo me anticipé a decir:

──No preguntes.

Percibí su suspiro mientras yo me concentraba en organizar mi buró.

──Sólo te diré que TaeHyung tiene razón ──fue claro──. Han pasado tres años, así que es tiempo de darle una conclusión a esto antes de que se sigan lastimando.

El mayor tomó un par de cosas que se encontraban en su escritorio y se posicionó frente a mí, mientras yo continuaba en silencio.

──Piénsalo, cariño ──despeinó mi cabeza con dulzura──. Ahora voy a dejarte por unos minutos, me han llamado de la comisaría y tengo que ir para recoger unos datos del último caso. No tardaré.

Asentí con debilidad a ese anuncio, bajando la cabeza hacia mi escritorio. Jin no dijo nada más, tan sólo se fue del lugar luego de unos minutos y me dejó a mí en una completa soledad.

Siempre terminaba de esa forma: sola.

Pasé una mano por mi pelo y bufé con cansancio, tratando de sacar de mi cabeza lo sucedido en los últimos minutos ya que debía concentrarme en mi trabajo.

Aunque bien sabía que no podría escapar de mis problemas todo el tiempo. Especialmente esta vez, donde la última palabra estaba en mis manos.

Odiaba esa presión.

Al cabo de varios segundos me senté en mi asiento y comencé a revisar todos los papeles, mismos que contenían una infinita cantidad de datos sobre nuestros últimos casos. Era un trabajo que a veces podría ser abrumador, mucho más cuando se te sobrecargaba el cerebro.

Como yo ahora.

No tenía idea de que hacer o cómo proceder, ya que nada dentro de mí cerebro estaba funcionando como debía.

Pero de repente mi mente me hizo recordar algo importante.

Algo que desde ya debía indagar.

Así que sin tardarme más de cinco segundos busqué el expediente que mantenía oculto de todos, ya que era algo demasiado confidencial, incluso para mostrárselo a Jin por el momento.

Y al tenerlo en manos, suspirando con agotamiento, leí el nombre que sobresalía en la parte superior.

Aquel que me tenía pensando desde los últimos meses.

Kang JaeHyun.


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En una semana inicio las clases
#Panik #GanasDeMorir

Poco tiempo para iniciar una de las etapas más horribles de mi vida, probablemente, así que denme suerte 🤧

¿Sabe? En cinco días es el cumpleaños de Kook, pero no creo poder actualizar el viernes (puede que sí, idk), así que tomen este capítulo como una celebración a eso ✨💖
Espero que les haya gustado la actualización a todos.

Ya no tengo nada más que decir, así que me voy yendo 👀
Cuídense mucho, l@s quiero <3

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