⚘. ▎67
❝Estaremos bien❞
╰─────╮•╭─────╯
Viernes, 1 de septiembre del 2023.
19:47 hrs.
Lancé la pequeña pelotita hacia cualquier lugar del departamento y, de manera automática, Bam fue corriendo tras ella. Sonreí dulcemente al verlo regresar con su juguete en la boca, mismo que dejó frente a mí.
──¿No te cansas? ──pregunté entre risas, volviendo a lanzar la pelota con Bam correteando por el lugar──. Tienes mucha energía, campeón.
El animal sostuvo otra vez el juguete, sin embargo, antes de poder traerlo el timbre sonó por el apartamento. Justo al instante comenzó a ladrar, como si tratara de avisarme que había un nuevo invitado.
Era un cachorro muy inteligente.
Con ayuda de mis manos me levanté del sofá de la sala, dispuesto a avanzar hacia la puerta para ver quién era, aunque ya tenía una idea. Observé por las cámaras de seguridad y confirmé mi suposición al instante, no tardando en soltar una ligera carcajada. Acomodé las mangas de mi camisa y también mi cabello, dejando salir un suspiro profundo mientras abría la entrada de mi casa.
Entonces pude ver a mis amigos.
──¡Feliz cumpleaños, mocoso!
Reí con fuerza por las palabras del peligris.
──Gracias, otra vez.
Para esta ocasión fueron ellos quiénes rieron mientras dejaba que entraran a mi hogar.
Pues sí, hoy era mi cumpleaños número veintiuno. Se sentía extraño seguir creciendo con tanta rapidez, ¿desde cuándo está era así? Para mí fue ayer cuando apenas tenía diecisiete.
Extrañaba mi vida de estudiante.
Había visto a algunos de los chicos en la mañana, sin embargo, entre todos decidimos tener una divertida noche para celebrar la fecha. Aunque si era sincero, quería que la celebración se resumiera en algo para todos.
Mis cumpleaños no eran lo más interesante del mundo.
Cada uno de los chicos me dió un sencillo regalo, excepto YoonGi, el cual comentó que no me daría nada porque lo tenía todo.
Casi caigo al suelo de la risa.
Pese a eso, agradecí con la mayor sinceridad sus felicitaciones.
Para ese entonces me había dirigido a la cocina para conseguir un par de bebidas, y justo al regresar me encontré con el hermoso panorama de Eun Byul acostada en mi sofá.
──¿Tienes sueño o qué? ──pregunté en un tono burlón.
──Amo tus muebles, Jeon. Podría dormirme en un pestañeo.
──Yo también, así que muévete ──masculló YoonGi acostándose a un lado de la castaña, casi aplastando su diminuto cuerpo.
──¡Yah! ¡Muévete, imbécil!
La jovencita comenzó a golpear repetidas veces la espalda y cabeza de Min, acto que ocasionó las carcajadas de los presentes.
──No peleen. Paz y amor, gente ──declaró HoSeok.
──Ni siquiera en el cumpleaños de JungKook pueden dejar de pelear ──bromeó Lalisa.
──Si lo no lo hicieran, no serían ellos ──fui obvio, dejando las cajas de cerveza a un costado.
──¡Uy! ¡Bebida!
Volvimos a reír por la emoción de Byul.
La dualidad de esa mujer, entendía porqué TaeHyung le tenía miedo.
──Y bien, JungKook, ¿qué se siente ser más y más viejo?
Sin pensarlo dos veces lancé un cojín hacia Jin, mismo que rió fuertemente junto a Lisa.
──Vieja tu cola.
──Dicen que el vino es más bueno mientras más viejo sea.
──¡Ya, eso es asqueroso! ──chilló Rosé.
──¿¡Pero yo que dije!? ──exclamó el mayor.
──Eso significa que me siento bien de ser cada día más bueno. Ahí está tu respuesta, SeokJin ──hice uso de sus palabras, sonriendo de lado para demostrar que puedo ser un grano en el culo si me lo propongo.
Él simplemente me lanzó el cojín de vuelta.
Supe entonces que la noche sería muuuuy larga.
Durante los próximos treinta minutos reí como nunca antes. Tenerlos a todos juntos significaba diversión infinita, pues cada uno era tan diferente que resultaba gracioso. Siempre había un comentario fuera de contexto que nos hacía reír, o incluso, una simple expresión facial era suficiente para que estalláramos en alegría.
Los quería tanto.
En aquel tiempo estuvimos conversando y a su vez haciendo karaokes. La parte más graciosa era cuando desafinaban y terminaban dando gritos, mismos que resonaron por cada rincón del apartamento. Eso era sin duda una mina de carcajadas, pues las burlas no tardaban en llegar, especialmente cuando se presentaban bajos puntajes en la pantalla.
A eso le llamaba yo: "bullying de por vida".
Me encontraba sentado en el suelo con Bam entre mis piernas mientras nos decidíamos por la próxima canción. Las chicas estaban buscando melodías complicadas de cantar sólo para burlarse de los demás.
Ahí confirmaba lo mala que eran las mujeres.
No obstante, justo al mismo tiempo en que hacíamos eso, el timbre volvió a sonar. Bam se levantó rápidamente de mis muslos y ladró, mientras yo fruncía el ceño con duda. Los demás me observaron de igual manera, expectantes a que hiciera o dijera algo.
──¿Esperas a alguien?
──No que yo sepa ──respondí hacia NamJoon──. Denme un segundo.
Sin más que decir me levanté del suelo para ver de quién se trataba. Toda la sala se mantuvo en silencio después de eso y la curiosidad se presentó en el ambiente. No tenía idea sobre quién podría ser la persona tras la puerta, pues no esperaba a nadie más.
Pero cuando miré por las cámaras de seguridad, casi me da algo.
«No puede ser...»
Abrí la boca con impresión y di un paso hacia atrás, procediendo a tragar saliva duramente en el intento de procesar la información.
──¿Qué sucede, Kook? ¿Quién está ahí? ──cuestionó HoSeok.
Giré la cabeza hacia ellos y me quedé en silencio. A pesar de que la sala estaba vagamente iluminada por las luces de colores y el brillo del televisor, pude ver el desconcierto plasmado en sus rostros.
No dudaba que mi cara fuera un poema en ese justo instante.
──Yo... Denme un momento ──pedí desesperadamente, volviendo a girar para caminar hacia la puerta.
Antes de tomar el pomo me aseguré de tener un aspecto presentable; arreglé las mangas y cuello de mi camisa, así como también peiné un poco mi pelo. Tenía una gran cantidad de nervios corriendo por mi cuerpo y, para completar la situación, estaba hasta temblando.
No obstante, aquello no fue impedimento para continuar. Así que uniendo mis pocas fuerzas abrí la puerta y observé a la chica al otro lado, acto que la tomó de sorpresa.
Nuestros ojos se encontraron en ese preciso momento, y casi me caigo hacia atrás en cuánto formó una pequeña sonrisa. Nuevamente y para mi mala suerte, Olivia se encontraba preciosa. El vestido blanco que traía contrastaba con su tono de piel, llegaba por encima de sus rodillas y tenía un vuelo que caía por sus hombros. Su cabello iba suelto, cayendo ondeado a un lado de su rostro, mismo que brillaba ante mis ojos como un diamante pulido.
¿Será este un buen lugar para morir?
Ella tragó saliva con dificultad y suspiró.
──Mh... Hola.
──Hola ──alcé un poco mis comisuras y, para evitar a los chismosos, cerré un poco la puerta a mis espaldas──. ¿Qué...?
──Vine a verte, aunque no sé si es buen momento ──rió con cierta timidez──. Perdona por eso.
──Oye, tranquila ──dije entre sutiles risas nerviosas, mismas que se contagiaron hacia ella──. Me alegra mucho que estés aquí.
La pelinegra, como la tímida que era, bajó la cabeza para ocultar su expresión.
──Tuve que preguntarles a tus padres por la dirección. Por un segundo quise no venir porque supuse que tendrías visita, pero ellos me convencieron.
──Y por ese motivo hoy amaré a mis padres más que nunca.
Olivia no tardó en reír cuando dije eso, y díganme loco, pero sonreí como estúpido al escuchar esa melodía tan preciosa.
──En fin, para ir al grano ──de su espalda sacó una pequeña bolsa blanca con adornos de estrellitas doradas y la tendió hacia mí──. Feliz cumpleaños, JungKook.
Sostuve el presente entre mis manos y sonreí, pero no por el objeto, sino más bien debido a sus palabras. Una enorme calidez se esparció por mi pecho al recibir esa felicitación de su parte, haciéndome recordar lo mucho que la extrañé en días como estos.
Estaba conteniéndome para no tomar su cintura y besarla.
──Muchas gracias, Olivia. No tenías que hacerlo ──dije, refiriéndome al regalo.
Ella negó con su cabeza.
──Sólo puedes abrirlo cuando me vaya ──advirtió── Es algo sencillo, no sabía que traerte.
──El hecho de que estés aquí es más que suficiente para mí.
Sus ojitos se arrugaron con ternura por eso, no evitando soltar una dulce risa. Sin embargo, todo en ella se alarmó cuando me vió acercarme para darle un fuerte abrazo. Había sido un movimiento peligroso de mi parte y sentí miedo de como pudiera reaccionar. No obstante, el alivio reinó mi cuerpo cuando sin dudarlo rodeó mis hombros y correspondió, abrazándome con igual fuerza.
Esto era tan lindo.
Llevé mis labios a la coronilla de su cabeza y la besé, pegándola un poco más a mí como clara muestra de que no deseaba dejarla ir.
Si era posible, quería estar con ella todo el maldito tiempo.
Al cabo de varios segundos la aparté un poco con el fin de observarla, obteniendo una imagen de ella sonriendo enternecida.
──Gracias por haber venido.
──No es nada, JungKook ──enredó sus dedos en mi cabello──. Y bueno, creo que ya debes regresar, así que... me voy.
──¿Qué? No ──la detuve abruptamente──. Quédate aquí.
──No puedo, Jeon ──se lamentó──. Los chicos están contigo y no creo ser bienvenida, además de que mis padres...
──Primero: eres más que bienvenida por ellos, cree lo que te digo —expliqué sereno, siendo testigo de la forma en que su cuerpo se relajaba──. Y segundo: estoy segurísimo de que tus padres están de acuerdo con que te quedes. Te recuerdo que nos conocemos desde hace años.
──Pero...
──Olivia ──la interrumpí, acariciando su mejilla con mi diestra──. Por favor, quédate. Entra conmigo y pásala con nosotros.
Ella abrió la boca para reprochar, no obstante, la cerró sin estar segura de lo que diría. Se mantuvo un momento en silencio y con la mirada perdida, parecía estar sacando cuentas en su cabeza, hasta que simplemente suspiró.
Y mi corazón latió emocionado por su respuesta.
──Está bien. Me quedo.
Sonreí con amplitud y di un salto en mi lugar por la alegría, provocando en ella una risotada.
──Ven conmigo. Pasa.
Abrí la puerta de la casa y permití que ella cumpliera con mi palabra, entrando con cierta inseguridad a mi hogar. Estaba nerviosa, eso era más que claro, pero me aseguré de darle confianza al tomar sus hombros.
Murmuré un "tranquilízate, confía en mí" que tal vez no cumplió toda su función, pero al menos ayudó en algo. Olivia me miró por un segundo y sonrió como respuesta, diciéndome con eso que todo estaba bien.
Sin embargo, nuestras miradas se vieron interrumpidas por el ladrido estruendoso de Bam frente a nosotros.
Olivia saltó en su lugar del susto y yo sólo pude reír.
──Se me olvidó mencionar a este amiguito ──me agaché para acariciar al perrito, ella hizo lo mismo justo después──. Este es Bam. Es un poco desconfiado, así que trátalo bien.
Automáticamente dirigió su mano al cachorro y lo acarició, hablándole con mimos y logrando que, maravillosamente rápido, Bam moviera su cola con visible felicidad.
¿Olivia tenía un hechizo en los hombres o que?
──Es muy lindo.
──Si lo es ──me apoyé de mis rodillas para levantarme y dar dos pasos más hacia la sala, obteniendo la vista de todos los presentes.
La jovencita alzó la cabeza y se dió cuenta de que debía seguirme, motivo por el cual suspiró con lentitud. A pasos inseguros caminó hasta mi lado y comenzó a jugar con sus brazos, palideciendo al instante en que se sintió observada por todos.
Dios, perdóname por la carcajada que retuve.
Los primeros cinco segundos fueron más incómodos de los normal, especialmente para la jovencita a mi lado que por su lenguaje corporal me hizo saber esa necesidad de desaparecer. Sin embargo, el ambiente tensó no duró mucho, pues una vez que todos procesaron la información aparecieron las sonrisas.
NamJoon fue el primero en levantarse del suelo y caminar hacia Olivia.
──Bienvenida a casa.
Ella tembló en ese justo instante, y eso incrementó cuando el castaño abrazó su pequeño cuerpo. Pero a pesar de sus nervios, correspondió con mucha fuerza, como si hubiera extrañado todo eso.
Esa imagen tan dulce me sacó una sonrisa.
Cuando ambos se alejaron pude comprobar la red cristalina en los ojos de Olivia. Hace unos años perfectamente hubiera llorado, pero ahora parecía tener más autocontrol con sus emociones.
Lo comprobé segundos después cuando todos se acercaron a saludarla.
El momento se llenó de una nostalgia imposible de explicar. Su presencia, en el buen plan, había generado una serie de recuerdos en mi mente; esos donde estábamos todos juntos disfrutando. Aunque más nostalgia me dió ver su felicidad al ser abrazada por los chicos.
Cuando HoSeok y Rosé la saludaron pensé que finalmente lloraría, pues era de los encuentros más conmovedores. Sucedió lo mismo con Jin, pues el mayor había creado una bonita conexión junto a ella. Y con TaeHyung, bueno, se convirtió en una mina de risas; el peligris comenzó a molestarla con su clásico apodo "dulzura", y aunque todo era historia pasada, no evité mi fulminante mirada cuando guiñó un ojo en mi dirección.
A veces Tae era exasperante.
Todo eso creó en el ambiente la melancolía y a su vez, la felicidad de tenerla de vuelta. Sin embargo, cuando la pelinegra se giró hacia Lisa, supe que el momento sería duro.
Aspiré aire con dificultad y ladeé la cabeza en espera de algo, pues solamente se miraban. Los chicos también se quedaron en silencio mientras se mantenían a la expectativa, y juraría que esos segundos fueron en realidad meses.
La tensión era enorme, sin embargo, aquello pasó a un alivio al instante en que Lalisa abrazó a Olivia.
Sentí que lloraría en ese momento.
Las dos se mantuvieron abrazas por un corto tiempo, mismo que estuvo lleno de emociones mezcladas. No quería imaginar cómo lo que sentían en un encuentro como este. Pocos segundos después, cuando se alejaron, comprobé que finalmente una lágrima se deslizaba por la mejilla de Olivia, la cual limpió casi al instante.
Ella abrió la boca dispuesta a decir algo, sin embargo, se quedó completamente en blanco, motivo que nos hizo reír.
──Es una alegría que estés acá ──declaró Byul, abrazando a la pelirosa por los hombros.
──Para mí lo es ──corrigió, soltando una pequeña risa después──. Por Dios, los extrañé demasiado.
──Nosotros a tí. Nuestras reuniones siempre se sienten vacías sin la presencia de todos los miembros.
──Por lo tanto, que estés junto a nosotros es increíble ──añadí a las palabras de Tae.
Ella bajó la cabeza y sonrió, no tardando en jugar con sus manos.
──No es el momento para hablar sobre todo esto, pero... ──suspiró──, quiero pedir perdón por no haberme acercado hasta ahora.
──No te debes disculpar, Olivia ──aseguró HoSeok.
Y los demás también lo hicieron.
──A partir de ahora es volver a empezar, ¿si? —le comentó Lisa con su dulce tono de voz──. Vamos a reanudar el camino que dejamos hace tres años.
──O mejor, hagamos uno nuevo.
──Estoy de acuerdo con JungKook ──secundó Nam.
──Yo no sé nada. Lo único que quiero es que ya dejen las cursilerías.
Por supuesto, YoonGi tenía que ser.
Ninguno de nosotros evitó reír.
──Bueno, para cumplir a las órdenes del gato supremo —bromeé, casi recibiendo un golpe de su parte, pero no impidiendo que me dirigiera hacia la invitada──. Olivia, mi casa es tuya también, así que ponte cómoda y disfruta con nosotros.
La jovencita asintió frenéticamente, mostrando con ese acto su enorme alegría.
Aunque eso pasó a ser vergüenza por el próximo comentario de Min.
──JungKook, ya bésala, se te notan las ganas hasta en el Olimpo.
Mi cara se tornó roja en cuestión de segundos y la de ella fue igual. Todos los presentes comenzaron a reír debido a esa venganza tan intensa por parte de YoonGi, mientras que yo no hallaba donde meterme.
Lo único que se me ocurrió fue carraspear la garganta y ponerme firme.
──No más cervezas por hoy, YoonGi.
Y automáticamente protestó.
¿Saben cómo domar un gato? ¿No? Pues yo sí
A partir de ese momento la noche tuvo un ambiente más profundo. Ahora, con Olivia presente, era como si parte del vacío se hubiera llenado; una de las últimas piezas en el rompecabezas finalmente se había colocado, y con eso nuestra unión se sentía más completa.
Pero a pesar de la alegría de tenerla aquí, también sentía miedo.
¿Estaba despierto, o en realidad era es un simple sueño?
¿Cuánto tiempo duraría esta comodidad?
Y aunque había dejado claro que debía ir con lentitud, ¿cómo podría hacerlo?
Eran tantas preguntas que me dolía la cabeza.
No sabía muy bien como responder a ellas y, por más que mi subconsciente me obligara, no quería hacerlo. Al menos en la noche de hoy quería olvidarme de todo y disfrutar del momento.
Sólo eso.
Al igual que hace un rato, las risas predominaron por todos lados. Proseguimos con el karaoke un par de minutos, luego estuvimos conversando entre todos y burlándonos de ciertas cosas, hicimos un Random Play de K-Pop como el sábado, etcétera.
Para este preciso momento todos ──excepto Olivia y yo── bailaban en el medio de la sala. Y por sí se preguntaban, eran bailes tontos y graciosos que sólo nos provocaban risas.
Sin embargo, estar sentado en el sofá con la pelinegra a mi lado estaba terminando con mi cordura. No nos habíamos dirigido la palabra y eso se sentía muy raro, incómodo...
Probablemente ella también lo percibía.
El único instante en que me habló fue para decir que atendería una llamada, y entonces yo le señalé el pequeño pasillo cerca de la entrada para que fuera hasta ahí y hablara con más calma.
No obstante, ya se estaba tardando un poco, así que decidí ir a buscarla.
Los chicos estaban tan absortos en su locura que apenas me notaron, y yo agradecí por eso. Con cautela avancé hacia el pasillo y la vi de espaldas apoyada en la pared con el celular en su oreja; pensé en acercarme más, sin embargo, su voz sobre el volumen de la música me detuvo.
──Mamá, ya basta ──pidió con algo de fastidio──. Todo está bien... No, en un rato voy a casa... No preguntes el porqué cuando se encuentra muy claro.
Me encontraba fuera de contexto de la situación y al mismo tiempo me sentía mal por ser chismoso, pero me generó tanta curiosidad escuchar lo último que no temí a quedarme.
──Mamá, no quiero hablar de eso ahora... Oh, gracias ──bufó con sarcasmo, daría mi vida por escuchar lo que la tía Kim le decía──. Sólo estaré un rato más y me voy... ¡Claro que debes esperarme en casa!
Reí entre dientes por eso último.
Dijo un par de cosas más y finalmente terminó la llamada, pasando una mano por su pelo segundos después. Por la forma en que su espalda se tensaba supe de su irritación, la cual me dejó pensando.
¿Qué le habrá dicho la tía Kim?
──¡Ah! Por Dios, JungKook.
Me exalté por su pequeño grito. Aunque no tanto como ella misma.
──Perdón, perdón...
──¿Desde cuándo estás ahí? ──inquirió.
──Hace unos dos o tres minutos.
Ella suspiró con cansancio.
──Ya, no pasa nada ──avanzó con una sonrisa falsa en sus labios, queriendo pasar de mi lado. No obstante, antes de que pudiera hacerlo la sostuve del brazo e hice que me observara.
──¿Está todo bien?
──Si, yo...
──¿No estás cómoda aquí?
Se quedó en blanco.
──¿Qué? Sí, por supuesto que sí.
──¿Entonces por qué le decías eso a tu mamá? ──cuestioné un tono serio, pero al mismo tiempo sereno.
──¿Decirle que?
──Que ya te irías pronto.
Olivia cerró los ojos y suspiró agotada, dirigiendo el rostro a otro lugar.
──No es nada importante.
──Parecías alterada.
Otra vez suspiró y al mismo tiempo bufó, notablemente agobiada con la situación.
──JungKook, ya dije que no es importante ──trató de cortar el tema──. Es algo que no necesitas saber, ¿si? Mucho menos hoy.
──Olivia, escúchame ──la sostuve por sus hombros cuando la vi con las intenciones de irse──. Si queremos que entre los dos las cosas puedan salir bien, necesito que me ayudes también. Sé que dijimos que iríamos a nuestro tiempo, pero... Joder, ocupo de muchas explicaciones y por supuesto, de tu confianza. Los dos tenemos que hablar de una vez.
──Es que... ──cubrió su rostro con ambas manos y después las pasó por su pelo──. JungKook, no es algo de lo que quiera hablar en tú cumpleaños, ¿de acuerdo? No será una conversación bonita.
──No me importa...
──Pero a mí sí ──dejó claro, enfocando mis ojos y demostrándome en su mirada un brillo desesperado, ese mismo que capté en la noche del sábado──. No quiero ser una carga en un día importante.
Lentamente y tomándome por sorpresa, llevó su diestra a mi mejilla y la acarició con suavidad. Ese tacto suyo, tan delicado como el pétalo de una flor, me hizo cerrar los ojos con satisfacción y percibir el calor que únicamente ella plantaba en mí.
Y mientras eso, a mí mente llegó una idea.
Volví a abrir los ojos y me encontré con los suyos, tan curiosos por esa reacción repentina.
──De acuerdo. Por ese motivo, ¿te puedes quedar hasta que los chicos se vayan?
Ella frunció el ceño con duda, pero antes de que pudiera responder, me anticipé a corregir.
──Es más, no hay discusión en eso. Te quedarás y listo ──le dije, creando en mis labios una sonrisa de lado.
──¿Para qué?
Y con la punta de mi dedo toqué su nariz.
──Ya verás. Sólo espera por mí, por favor...
KIM OLIVIA
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Sábado, 2 de septiembre del 2023.
00:38 hrs.
Lo hice.
Cumplí al pedido de JungKook con la mayor confianza del mundo, sin ni siquiera importarme los miles de pensamientos que tomaran riendas en mi cabeza.
¿Han visto a los caballos salvajes? Animales esplendorosos, fuertes, libres... Son incapaces de frenar a menos que el jinete tome las riendas y lo obligue a hacer lo que ordene. Así, en las manos del individuo y con los incontables latigazos ardientes, son totalmente manipulables.
La mente humana es, lamentablemente, tan increíble como engañosa. A veces resulta ser tu propio enemigo, ese que te lleva a la contraria con lo que realmente deseas, y a su vez el que te hace actuar bajo coacción. Nuestro subconsciente tiene tanto poder en nosotros que en cierto grado asusta, más si no eres capaz de controlarlo como se debe.
Y yo, desde hace mucho tiempo, no he sabido hacerlo por mi cuenta.
Era como el caballo anhelando ser libre, pero estando bajo el mando del opresor jinete.
Quería desaparecer del mapa.
Observé la hora en el reloj y me preocupé instantáneamente, pues ya era pasada la medianoche y me preguntaba si sería capaz de llegar a mi hogar en algún momento. He aquí un ejemplo de lo anteriormente dicho: no quería irme, pero mi cabeza iba en contra de cualquier deseo.
Desde el sofá de la sala vi a los chicos recoger sus cosas dispuestos a largarse, escuchando claramente lo que decían.
──¿Seguro de esto, Jin?
──Si, JungKook, no te preocupes ──sonrió──. Los llevaré uno a uno a su casa, ¿por qué crees que no bebí ni un trago? Sabía que estos no se mantendrían sobrios.
──Ejem, yo sigo ──Lisa alzó la mano.
TaeHyung y Nam también.
──Pero ustedes han bebido y créanme, no quiero ir a la cárcel hoy.
Desde mi posición tuve que soltar una carcajada.
Como hace un rato y esta vez para despedirse, los chicos se acercaron uno por uno. Los abracé con fuerza a todos, deseando que no se fueran porque eso significaría que estaríamos sólo JungKook y yo.
Aquello me asustaba muchísimo.
¿Para que rayos me quería aquí?
Ni idea. Pero ya vería.
Abrazar a los chicos borrachos fue extremadamente gracioso, aunque desagradable por lo que conllevaba tener el olor a alcohol encima. Sin embargo, eso no importaba en lo lo absoluto en ese momento.
Excepto que Byul no me soltaba.
──Oye, enana, vamos.
──Déjame un minuto más, Jin ──murmuró, haciéndome reír.
──Que ya nos vamos, espermita.
──¡Esperma el que tienes tú en...!
──¡Ya! ¡Ni siquiera lo digas! ──vociferó JungKook antes de que la castaña soltara semejante comentario──. Váyanse de una vez.
──Ustedes dos ──nos señaló ella mientras se tambaleaba en su lugar──, usen protección.
Y la maldición que le soltó JungKook probablemente se escuchó en toda Corea.
«Ah, extrañaba esto», pensé.
Un par de minutos después Jeon acompañó a los chicos a la salida, tiempo dónde decidí relajarme un poco. Me sentía nerviosa por lo que podría suceder con nosotros dos solos, especialmente porque el recuerdo del sábado pasado revolvía mi mente.
¿Qué me había hecho actuar así?
Estaba a punto de responder mi propia pregunta cuando JungKook regresó a la sala con visible cansancio, observándome fijamente.
Yo también lo hice.
Últimamente nos mirábamos mucho.
El joven caminó lentamente hacia mí con ambas manos en sus bolsillos, mostrando una imagen impresionante que no me impedí apreciar. Al haber encendido las luces pude verlo con más claridad, y eso sólo me hizo caer más por su inefable belleza.
JungKook estaba muy cambiado. Además de sus tatuajes y piercings, se le veía más maduro, como todo un hombre hecho y derecho. Para ese entonces usaba un jean holgado, tenis en sus pies y una camiseta fina pegada a su torso, la cual se encontraba cubierta por una camisa abierta; y todas las prendas de tonalidad blanca.
Eso, unido a su cabello despeinado y lo suelto que parecía con respecto a su confianza, fue todo.
Al tenerlo frente por frente a mí, viéndose mucho más alto debido a que seguía sentada en el sofá, habló.
──Perdona por... eso.
Reí suavemente.
──No te preocupes ──sonreí ampliamente, dando una mirada panorámica al lugar──. Tú apartamento es lindo.
──Gracias ──correspondió a mi sonrisa mientras tomaba el control y encendía el gran televisor de su sala──. ¿Sabes? Hace un rato no lo hice porque sinceramente quería evitarme las burlas de esos tontos, pero... ¿te apetece bailar?
Ladeé mi cabeza al escuchar esa propuesta de su parte, sintiendo en mi vientre un completo zoológico sin motivo alguno. En sus labios había una sonrisa ladina que me demostró una alta confianza, misma con la cual asentí decidida.
Dejando mi bolso en el sofá me levanté y caminé a su lado, escuchando la tranquila melodía de Until I Found You de Stephen Sánchez empezar a sonar y provocando que sonriera con ternura. JungKook tomó mi cintura y me atrajo su cuerpo, mientras que yo coloqué las manos en sus hombros y dejé que guiara nuestros movimientos.
Estar así con él era un sueño.
Jeon escondió su cabeza a un lado de mi rostro y rozó sus labios en mi oído, tarareando el coro de la canción y generándome cosquillas por todo el cuerpo. No evité reír debido a su acto tan peligroso, y él tampoco se contuvo luego de alinear nuestros rostros.
──Ay, Olivia ──susurró, estábamos demasiado cerca como para lograr las caricias de nuestros propios alientos──. Estás diferente.
──Mh... ¿en el buen o mal plan?
──En el mejor de todos ──rió──. Has crecido jodidamente bien.
──Opino lo mismo ──acaricié sus hombros con discreción, sintiendo los fuertes músculos bajo mis manos──. Finalmente te hiciste los tatuajes.
Asintió con su cabecita.
──Me gustan mucho.
──Y a mí también ──halagué. Nuestros cuerpos continuaban moviéndose en sincronía, al preciso ritmo de la hermosa canción. Estábamos tan cerca como para sentir el poder de nuestras miradas, motivo por el cual bajé la cabeza hacia mis pies, ya que no me sentía con la capacidad de sobrellevar esos ojos expresivos. Fue en ese momento donde una duda surgió en mi cabeza y no pude dejarla en mi interior──. Tengo una pregunta.
──Adelante.
──¿Por qué querías que me quedara?
JungKook soltó un suspiro ligero al escucharme, mas no se mostró frustrado ante ello y por el contrario, mantuvo una expresión tranquila.
──Me dijiste que no querías hablar por ser mi cumpleaños, y eso es un acto muy comprensible de tu parte. Sin embargo... ──alzó su diestra y observó su reloj, dirigiendo sus ojos a los míos y mostrándome esa clásica sonrisa de costado──, ya no es primero de septiembre.
Al principio quedé confundida por lo que decía, pero cuando logré entenderlo sentí mi corazón latir sin frenos, así como mis mejillas obtener un fuerte calor.
No pude hacer más nada que reír por lo bajo.
──Olivia ──con su mano alzó mi rostro y conectó nuestras miradas una vez más──. ¿Crees que podamos hacerlo ahora? Necesitamos ponernos al día.
Y bien que lo sabía. No podíamos seguir pretendiendo que todo estaba bien cuando no era así. Y si bien me carcomían los pensamientos negativos y el miedo, traté de dejarlos a un lado.
Entonces, luego de unos segundos, asentí a su propuesta.
Jeon relajó su rostro y sonrió con cierto alivio, como si mi respuesta hubiera sido un peso menos de sus hombros. Lentamente alejó sus manos de mi cuerpo cuando la melodía dió por finalizada, y entonces me invitó con un gesto de cabeza a sentarme con él en el sofá.
«¿Por qué temblaba tanto», me pregunté al sentir todos mis músculos falquear con cada paso dado.
Pocos segundos después, cuando ambos nos encontrábamos uno al lado del otro, JungKook apagó el televisor y dejó el control en la pequeña mesita al mismo tiempo en que preguntaba:
──¿Quieres beber algo?
──No, gracias ──rechacé con amabilidad.
El joven echó su cuerpo hacia el respaldar del sofá y juntó sus manos en un inquieto movimiento, demostrando así su nerviosismo con la situación.
──Bueno...¿quién inicia? Tenía pensado que habláramos en general sobre todo y después nos hiciéramos unas preguntas mutuamente ──sugirió.
──Me parece buena idea ──asentí, jugando con el anillo en mi mano──. Mh... ¿inicias tú?
—Perfecto ──dijo en un suspiro, colocando una expresión pensativa──. En realidad no ha pasado nada relevante en estos años. Meses después de tu partida me gradué con honores e ingresé a la Universidad Nacional. Mh..., en diciembre de ese año ingresé a la empresa como CEO y desde entonces es solo trabajo. Ah, y me conseguí este departamento para mi solito tiempo después.
Asentí a sus palabras.
──Mi vida, a diferencia de la tuya, no es tan incógnita ──sonrió con un poco de ironía──. Probablemente todo esto que dije ya lo sabes.
──Un poco, sí ──apoyé mi codo en el respaldar del asiento y por consiguiente la mejilla en mi puño, acto que JungKook también copió──. Creo que mi vida es lo realmente curioso aquí.
Fue entonces cuando suspiré con agotamiento, recordando todo lo que había acontecido conmigo durante los últimos tres años.
──Mis padres me enviaron a Inglaterra. Es ahí donde estuve todo este tiempo... ──miré sus ojos, los cuales comenzaban a tener un destello incomprendido, muy difícil de clasificar──. Viví en un edificio con varios vecinos y miles de guardias de seguridad encima, pues la "princesita" no podía estar sola ya que el riesgo de ser descubierta era enorme.
»Terminé la preparatoria con clases virtuales porque no podía salir del condominio. Lo mismo pasó con la universidad, pero muchas veces tenía clases presenciales y, por ende, debía salir. Aunque por supuesto, siempre con cinco o seis hombres grandotes a mi lado, impidiendo que alguien se me acercara.
»No conocí a nadie, apenas entablé conversación con mis vecinos. Las únicas personas con las que hablaba cinco minutos a la semana eran mis padres, que sólo me decían que todo se encontraba bien por aquí ──conté con un horrible sabor en la boca──. Sin embargo, supe de todos ustedes mediante las noticias... Especialmente de tí.
──¿De verdad?
──Mjum ──asentí con la cabeza y ese sonido gutural──. Vi todas y cada una de las conferencias que hiciste, siempre me mantuve al tanto de lo que acontecía contigo.
──Así que tuve una pequeña acosadora.
Golpeé su hombro con diversión al escuchar esa bromita.
──Tal vez ──vacilé con la cabeza──. Aunque..., verte a través de una pantalla fue una tortura.
JungKook se mostró afligido en cuanto escuchó eso.
──Me sentía como una inútil ya que no podía hacer nada más. Era consciente de la horrible situación acá y no poder ayudar me generaba... impotencia. No tienes idea de las incontables veces que quise llamarte, pero estar monitoreada y controlada por todos me impidió hacer algo... ──mis ojos comenzaron a picar con el recuerdo──. Lo lamento.
──No ──JungKook tomó mi mano y comenzó a acariciarla con suavidad──. No lo hagas.
──Cuando supe que regresaría me emocioné mucho, pero al mismo tiempo... tenía miedo ──sonreí falsamente, sintiéndome ridícula──. Aún tengo miedo.
──¿Desde cuándo estás acá?
──Llegué en la mañana del viernes pasado.
El pelinegro frunció el ceño ante eso y entonces se quedó en blanco, como si una realización lo atormentara.
──¿Tú por casualidad... escuchaste...?
──¿Tú mensaje de voz? ──respondí instantáneamente──. Si, JungKook. Y todos los demás que me enviaste.
Jeon quedó en shock.
──Aunque tuviera un número telefónico distinto, mi antigua línea continuaba adjunta al celular, así que todos los mensajes o llamadas que recibiera me continuaban llegando. Lo que, al no tener acceso directo al número, me era imposible responder ──expliqué──. Y a pesar de que el viernes si podía trabajar con esa línea, no respondí a la llamada por el susto que me llevé. Pensé que conocías mi estancia aquí. Así que, perdón por eso también.
──Perdóname a mí por todas las cosas que he dicho en estos años ──cubrió su rostro con la mano libre, visiblemente avergonzado──. Joder, dije eso borracho.
──No sucede nada, JungKook. Incluso, escuchar tu voz fue un consuelo ──aseguré, volviendo a capturar su atención──. El tiempo transcurrido fue muy difícil.
──Lo sé... ──suspiró──. ¿Qué hay de tu salud?
──Bueno, tuve una recaída con mi enfermedad ese primer año ──recordé──. El estrés lo logró, pero pronto regresó a la normalidad.
──Me hubiera encantado poder estar contigo.
──A mí también ──con mi otra mano sostuve la suya, misma que se mantenía acariciando el dorso de mi diestra──. Pero bueno, ahora quiero saber sobre tí.
JungKook rió débilmente.
──Adelante.
──Estas cosas que quiero preguntar no van directamente contigo, pero... ──hice una pausa, buscando las palabras correctas para soltar mi duda──, ¿JiMin...?
Ni siquiera fue necesario continuar. El pelinegro frente a mí formó una mueca con sus labios y miró hacia abajo, tomándose su tiempo para responder.
──Continúa en el internado. No hemos sabido nada de él en este tiempo.
──¿Ni siquiera mediante sus padres?
Él negó.
──Quiero creer que está bien. JiMin es alguien lleno de audacia e inteligencia por más tonto que pueda parecer, sin embargo, me asusta el hecho de que ha pasado tanto tiempo...
──Él dijo que podría tardar, tratar con su trastorno no es fácil ──intenté ser lógica──. Confío en que está bien.
──Yo también ──aseguró──. Se fue justamente un día después de tí.
Eso me llegó hasta el mismísimo hígado.
──Ni siquiera puedo imaginar lo que sentiste, JungKook. De verdad, perdona...
──Ya dije que no debes lamentar algo de lo que no tienes culpa ──su tono de voz fue tranquilo, sereno, tan suave como la caricia del viento en mi rostro durante una noche oscura──. Lo pasado es pasado, ¿de acuerdo? Vamos a construir nuestro presente.
Sonreí inevitablemente por sus palabras. Aunque casi al instante y como un efecto colateral de mis pensamientos, se borró.
Tenía una pregunta importante que hacer.
──JungKook, cuando me fui en ese helicóptero, ¿qué sucedió?
Mi cuestión debía tener una profunda respuesta por la forma en que todo su cuerpo se tensó. Incluso sentí bajo mi mano el temblor que lo invadió.
Pero antes de que pudiera hablar, me anticipé a decir:
──Mis padres sólo se limitaron a contarme que los Manoban están fuera del mapa, pero creo que merezco saber lo demás.
──Lo sé... ──hizo una corta pausa para tomar aire──. Minutos después de tu partida, me desmayé a causa del estrés. Horas después y al despertar en el hospital me enteré que nuestras familias tuvieron el enfrentamiento previsto con los Manoban, y a partir de ese entonces comenzó una guerra.
»Lisa quedó muy afectada con todo esto, fue la que más sufrió. Estuvo meses con ellos hasta que pudimos salvarla, pero era muy tarde para reparar el daño.
──Eso... No... ──sentí que estaba a punto de llorar, y eso mismo invitó a JungKook a acercarse un poco más a mí.
──Tranquila, tranquila ──acarició mi cabeza con su mano libre──. Si bien sufrió demasiado, tomó medidas para su salud mental y ahora se encuentra mejor.
──Aún así.
──Están a salvo ahora y eso es lo importante ──finalizó en el mismo tono tranquilo, mostrándome confianza con su mirada──. ¿Las dos hablaron sobre algo?
──En un momento donde todos estaban distraídos me pidió si podíamos vernos pronto para hablar, y acepté.
──Lo mejor que pudiste hacer, las cosas irán fluyendo con el tiempo ──mostró una pequeña sonrisa──. Así como debemos hacer tú y yo.
A pesar de ser consciente a lo que se refería, le permití argumentar.
──Olivia..., ¿qué day de nosotros?
Yo suspiré sin saber que decir, sintiéndome temerosa al respecto.
──No sé... No tengo ni idea.
──¿Quieres volver a intentarlo?
Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos por un momento.
──Realmente no sé, JungKook ──acaricié su mano──. Estoy en una lucha constante entre mi mente y mis deseos, porque simplemente no soy capaz de tomar control en mí misma.
──¿A qué te refieres con eso? ──preguntó curioso, mostrándose interesado.
──Es complicado de explicar ──fui sincera──. Tengo miedo...
Él no dijo nada, sólo me apoyó en silencio y dejó que continuara.
──Esto, por más que así lo parezca, no está terminado. Yo lo puedo sentir, Kook, y algo no está bien ──reconocí con temor──. Tengo miedo de ser la manzana de la discordia una vez más y que todos salgan lastimados, especialmente tú.
»Ahí está el motivo de mi comportamiento esa noche. Actué bajo el miedo y temor de todo esto, no quiero arrastrarte a mis desgracias.
──No digas eso ──JungKook se removió un poco más en el sofá para quedar más cerca. Soltó mis manos y las llevó a mis mejillas, haciendo que mi rostro quedara frente por frente al suyo──. Nunca le harías daño a nadie.
──Si lo he hecho ──murmuré, parpadeando varias veces cuando las lágrimas se acumularon en mis ojos──. Te lastimé a tí.
──No lo digas, no.
──Es cierto, Kook, esa es la cruda verdad ──sentí la primera gotita de dolor deslizarse por mi mejilla──. Quiero dejar de sentir miedo, ya no quiero estar así.
──Hey, tranquila, nena ──el muchacho llevó mi rostro a su pecho y me atrapó entre sus brazos, reposando su cabecita en la mía──. Respira, inhala y exhala.
Eso hice. Traté de tranquilizarme de ese ataque repentino para no perder la cordura. Tener a JungKook abrazándome y dejando ligeras caricias en mi espalda ayudó a ese proceso, ya que como siempre, él era mi lugar seguro en este mundo.
──¿Me puedes mirar un momento? ──pidió con serenidad, alejándose un poco para alinear nuestros rostros. Él dejó caricias en mis mejillas y limpió las contables lágrimas, regalándome una sonrisa consoladora──. Es una situación complicada, sin embargo, puedes sobrellevarla.
──¿Cómo?
Y entonces fue cuando respondió:
──Yo te ayudaré. Dije que todo funcionaría con el tiempo y la fluidez de los hechos, así que de esa forma lo haremos ──expresó con seguridad──. Incluso si necesito recuperar tu confianza y tú corazón, haré hasta lo imposible con tal de verte feliz y ayudarnos a nosotros mismos.
Quise echarme a llorar en ese preciso momento por sus palabras tan llenas de amor y sinceridad, pero me contuve a pesar de los incontrolables latidos de mi corazón.
Incluso cuando dijo lo siguiente.
──Princesa, ¿me permites demostrarte que podemos lograrlo juntos?
Y yo, sin dudarlo dos veces, respondí:
──Si, quiero hacerlo.
Con eso la sonrisa de Jeon se ensanchó con más fuerza, no evitando abrazarme como si fuera la última vez. Yo reí con cierta ternura, pero lo real era que me emocionaba mucho estar con él en ese momento.
No quería aceptarlo tan rápido, pero mis emociones comenzaban a desbordarse poco a poco.
Un minuto después apartó mi cuerpo del suyo y simplemente me observó con detenimiento; parecía estar examinando a detalle algo hermoso frente a sus ojos, y no evité sentirme pequeñita ante eso, pero con la enorme calidez invadiendo mi pecho.
──Estaba pensando ──chistó con sus dientes──, es un bastante tarde. Así que, ¿por qué no te quedas?
──Oh, no, no puedo ──lamenté──. Le prometí a mamá que regresaría, y no quiero incomodar en tu espacio.
──No eres un estorbo, Olivia ──rió suavemente──. Tampoco te dejaré ir a estas horas de la noche a tu casa aunque vengas con tu chófer. Y por tu mamá, no te preocupes, yo hablaré con ella.
Me quedé en silencio un par de segundos, pensando en su propuesta.
Si era realmente tarde y molestar a Carlos a esta hora sería demasiado descarado de mi parte. Ah, y para añadir, los nervios me volvían loca.
Sin embargo, JungKook me estaba demostrando que realmente podía confiar en sus palabras. Así que suspirando visiblemente rendida, decidí aceptar.
──De acuerdo.
──¡Perfecto! ──exclamó, viéndose muy emocionado con esa respuesta──. Dame un momentito para recoger este desastre.
──Oh, te ayudo.
Hice el ademán de levantarme, sin embargo, él me detuvo.
──Quédese quieta, señorita. Es mi invitada y no la haré limpiar ──sonrió de lado mientras decía eso, sacándome una pequeña carcajada──. No me tomará más de dos minutos.
Así fue. En cuestión de segundos JungKook recogió las latas de cerveza y las envolturas de los snaks esparcidos por ahí, así como también guardó un par de cosas que habían usado durante la noche. No lo quité el ojo de encima con cada movimiento dado, él también me observó un par de veces y sonreía.
Parecíamos unos tontos.
Para evitar mirarlo me concentré en organizar los cojines del sofá en su lugar correspondiente y, justo un instante después, él volvió a quedar frente a mí con la mano extendida.
──Sígueme.
Al sostener su diestra me ayudó a levantarme del mueble, invitándome a caminar a su lado.
──¿Te apetece darte un baño? ──inquirió curioso.
Lo medité un par de segundos.
──No estaría mal.
──Bien —con su mano libre abrió una puerta frente a ambos──. Te prestaré algo para que te lo pongas. Ah, y bienvenida a mi cuarto.
Efectivamente y como dijo, estábamos en su habitación. Lo primero que percibí al entrar fue ese aroma varonil que caracterizaba al chico, acompañado del orden que prevalecía en el lugar. No existía nada fuera de lo común, sólo lo básico y necesario.
Me recordó por un instante a su habitación anterior en la mansión Jeon.
──Es bonita ──fui sincera, dándole una mirada rápida a todo el espacio.
──Hice bien en organizarla en la tarde ──rió──. Ponte cómoda, buscaré algo para tí.
Justo como lo pidió opté por sentarme en el borde de su cama mientras él se disponía a revisar su ropero. Simultáneamente a eso, el can apareció en la habitación y se acostó bajo un escritorio, acto que me provocó ternura.
Bam era un perrito muy lindo.
──Ah, esto es lo más pequeño que encontré ──Jeon volvió a acercarse a mi lado, sosteniendo entre sus manos una muda de ropa que al observarla me hizo reír──. Te quedará enorme.
──No te preocupes por eso.
──Y tampoco tengo ropa interior para tí...
──Que no te preocupes, dije —solté una pequeña risa acompañada de los nervios, siendo consciente del rubor en su rostro.
──Puedes entrar al baño, yo terminaré de guardar unas cosas mientras tanto.
──De acuerdo. Mh..., ¿tienes algo con lo que pueda sujetarme el cabello?
──Ten ──automáticamente me tendió una liga.
"Gracias" fue lo único que salió de mi boca en ese momento. Con algo de nervios caminé hacia el baño personal de su habitación y, antes de entrar, le regalé una sonrisa ligera.
Ahora, estando sola ahí dentro, podía liberar mis emociones con un profundo suspiro.
El cuarto de baño era espacioso a pesar de ser únicamente para él. Luego de darle una rápida mirada dejé las prendas en una esquina y procedí a despojar la ropa de mi cuerpo, así como también me hice un moño desaliñado para evitar que mi cabello se mojara, y entonces entré a la ducha.
Jeon, desde que lo conocía, era alguien que le gustaba asearse bien. Lo pude reafirmar cuando vi todos los productos que tenía en su baño, lo cual me generó grandes dilemas mientras esperaba a que el agua se calentara. Al final decidí utilizar los que tenían aroma de bebé, pues te dejaban extremadamente limpio.
No me tardé más de quince minutos en terminar. Si bien me aseguré de quedar completamente aseada, tenía el hábito desde hacía un tiempo de no demorarme en la ducha. Al salir hacia el exterior me coloqué la ropa que JungKook me había prestado, la cual constaba de una camiseta y pantalón de chándal enormes, ambos de una tonalidad gris.
Me quedaba más grande lo normal.
Después de soltar mi cabello y arreglarme un poco frente al espejo, decidí salir nuevamente hacia la habitación. Y en cuánto lo hice obtuve la atención de Jeon, quién se encontraba sentado en la esquina de su cama.
Sin embargo, no fue eso lo que me atrapó, sino más bien lo que tenía en sus manos.
──Te queda excelente mi ropa ──bromeó desde su posición.
Le regalé una mirada fulminante mientras dejaba mi vestido en un mueble cercano, procediendo a caminar hacia él un momento después.
──Te dije que no abrieras mi regalo mientras estuviera aquí.
──No estabas aquí ──formó un puchero en sus labios, provocándome una risita──. Ya pero, esto...
Volvió a concentrar su mirada en el presente, y entonces fui consciente del brillo que automáticamente apareció en sus ojos.
──Hace unos días estaba revisando fotos viejas y me encontré con esas. Mi mamá dijo que sólo las teníamos nosotros, así que pensé en hacer una copia para tí y las puse en ese álbum ──expliqué.
──Siempre has sido buena con las manualidades ──confesó visiblemente admirado──. Esto que has hecho es muy bonito.
──Estuve todo un día haciéndolo.
──Y me encantó ──fue sincero, observándome con una enorme sonrisa en los labios──. Es el mejor regalo que he tenido, Olivia. Muchísimas gracias.
Noté que deseaba llorar por la red cristalina en sus ojos.
Y lo entendía, porque yo también estuve a punto de hacerlo mientras creaba el regalo.
Esas fotos que había encontrado se ubicaban en cuando éramos niños. Por ende, la nostalgia en el ambiente era enorme, más después de... todo lo que ambos tuvimos que pasar.
Jeon a mi lado suspiró y cerró el álbum de color morado que yo misma había hecho, mirándome con cariño.
—Ahora es tarde, pero en la mañana podemos ver los recuerdos juntos, ¿te parece?
Asentí decidida.
──Bien. Ahora yo me daré una ducha, ando asqueroso, ugh ──hizo una mueca de desagrado al mismo tiempo en que se levantaba y dejaba el objeto sobre su escritorio──. No me tardaré.
Sin más que hacer tomó un conjunto que yacía a un lado de la cama y, sorprendiéndome por lo repentino que fue, dejó un beso en mi mejilla antes de entrar al baño.
Entonces quedé sola en esa habitación con mi corazón latiendo fuertemente.
Acerqué la mano a mi pecho y lo apreté como si pudiera calmar el impetuoso palpitar, lo cual fue imposible porque hablábamos JungKook.
Y creo que argumentar al respecto no es para nada necesario.
Sacudí mi cabeza para dejar de pensar en el tema y procedí a mirar una vez más la habitación del muchacho, levantándome de la cama para andar hacia las grandes ventanas. No obstante, en el camino hacía ahí me encontré con algo que capturó mi atención.
En la mesita de noche a un lado de su cama se encontraba nuestro retrato.
Sonreí ante el recuerdo de ese día donde visité por primera vez la mansión de los Jeon e igualmente encontré esa foto en su cuarto, recordando como también pasé el gran susto de casi tenerlo en ropa interior.
Si le da por salir así ahora, no creo soportarlo.
Incliné mi cuerpo hacia adelante y delineé su rostro de niño en la imagen, añadiendo más memorias a mi cabeza para aumentar la nostalgia. Luego de suspirar con suavidad y alejarme dirigí mis pasos hacia la ventana como en realidad había provisto y, mientras observaba las estrellas complementar con las luces de la ciudad, comencé a rememorar los hechos de la noche.
Especialmente ese que tenía a Lisa como protagonista.
Ver a mi hermana perdida a través de los años una vez más se sintió único, pero al mismo tiempo doloroso. Conocer todo lo que sufrió en mi ausencia era algo que me generaba impotencia, especialmente por mí misma. Y ese dato, unido a mis emociones desbordadas, hizo que soportar la situación se viera dificultoso para mí.
El día de hoy fue de los más intensos debido a la vulnerabilidad en mi sistema.
Unos cuantos minutos pasaron en donde únicamente miré las estrellas, pensando y pensando con constancia en absolutamente todo, al menos hasta que la puerta del baño se abrió a mis espaldas.
Giré el torso para observar al pelinegro con una ropa casual y holgada como la mía, teniendo el cabello mojado y visiblemente despeinado. Con lentitud solté la tela de cortina que aparté para ver al exterior y regresé hacia el centro del habitación, mismo lugar al cual él se dirigió.
──¿Todo bien?
Yo asentí sin dudarlo dos veces.
──Todo en orden.
──Duerme en mi cama ahora —señaló──. Yo iré hacia el sofá.
──Oye, no. Soy yo quien debe dormir ahí...
──No es así. Tú dormirás en la cama, mientras tanto yo estaré en la sala, tengo muebles cómodos ──afirmó mientras comenzaba a caminar lejos de mí.
Y yo en un acto desesperado atrapé su brazo para detenerlo.
──No te vayas, por favor.
JungKook giró lentamente y me observó, demostrando confusión en su rostro.
──No me gusta dormir sola ──confesé entre susurros──. ¿Puedes quedarte aquí... conmigo?
El pelinegro tragó saliva con dificultad.
──¿Quieres que duerma contigo?
Asentí.
Jeon pareció pensarlo al principio, sin embargo y al cabo de unos segundos, terminó afirmando con su cabeza.
Eso fue un completo alivio para mí.
Tanto él como yo nos dirigimos a la cama y entramos bajo las sábanas. No obstante, cuando JungKook estuvo a punto de apagar la última luz que nos iluminaba, volví a detenerlo.
──No la apagues.
Me miró con duda.
──¿Sigues teniendo miedo a la oscuridad?
──Nunca lo superé ──la risa que se escapó de mis labios fue suficiente para disipar un poco mis nervios.
—Entonces dame un minuto, ahora regreso.
Sin decir nada más JungKook se levantó y corrió hacia la sala, acción en la cual no tardó más de un minuto. Al regresar con algo en su mano lo observé curiosa, pero esa mirada pasó a fascinación cuando una serie de luces de colores se reflejaron en el techo; esas mismas que vi en la sala.
──¿Así está mejor? ──inquirió al regresar a mi lado.
──Más que eso ──dije con la mirada perdida en esas luces──. Es muy lindo.
──¿Verdad que sí? Me encanta usarlo.
Le regalé una pequeña sonrisa y él también hizo lo mismo conmigo, pero en completo silencio.
Fue entonces cuando suspiró y dijo:
──Ya es tarde, uhm... ──tragó saliva con dificultad──. Debemos dormir.
──Si, si... Tenemos que.
──Buenas noches, Olivia.
──Buenas noches, JungKook.
Supuestamente, nada más debía decirse, así que los dos nos giramos hacia nuestro lado de cama, quedando de espaldas.
Realmente no debía decirse nada más, pero eso no fue lo que pasó.
Los minutos avanzaron, sin embargo, el sueño no podría encontrarse por ningún lado, y no era la única.
──¿Ya estás dormida? ──preguntó él con un tono suave.
──Si, me encuentro en el octavo sueño.
Lo escuché soltar una risa nasal por esa respuesta. Cortos segundos después sentí el colchón moverse como una clara indicación de que se había girado, lo cual me invitó a hacer lo mismo.
──Tengo una pregunta más.
Pude encontrar sus ojitos galácticos pese a la oscuridad, momento exacto donde asentí.
──Estuviste en la tienda hace unos días, ¿no es así?
Casi se me cae la mandíbula al escuchar eso.
──¿Cómo lo sabes?
──Me pareció verte ──declaró como si nada──. Además de que se colgante que llevas es único y solamente está en venta dentro del centro comercial.
──Eso me dijo la encargada ──con mi izquierda sostuve el collar y lo observé, formulando una pequeña sonrisa.
──Entre Lalisa y yo lo elegimos para la colección, pero, como dato ──alzó un poco las comisuras──: fui yo quién lo decidió porque desde un inicio me recordó a tí.
Automáticamente escuché eso, mi corazón latió desbocado.
──Su sencillez, preciosura y singularidad fueron lo que me hizo pensar en tí.
──Entonces..., ¿hice bien en elegirlo?
Él amplió la curvatura de sus labios.
──En efecto.
No pude esconder la sonrisa en mis comisuras por escuchar eso. Sin embargo, pasó a ser débil cuando sentí la mano de JungKook sostener la mía y acariciar los nudillos, acto que me hizo conectar nuestras miradas una vez más.
──Todo estará bien, princesa ──aseguró──. Estaremos bien, los dos.
No iba a negarlo, tenía miedo de todo esto. Pero que JungKook dijera aquellas palabras con tanta seguridad..., se sentía como la más enorme de las confianzas.
Y desde el minuto cero yo estaba dispuesta a confiar en él.
Con titubeos me removí sobre la cama e hice que nuestros rostros quedaran cerca, mientras Jeon unía un poco más nuestros cuerpos con ayuda del agarre en mi cintura. En esa posición, sintiendo el calor corporal del otro, llevé una de mis manos a las terminaciones de su cabello y logré que su cabecita se escondiera en mi cuello, acto al cual no puso objeción.
De esa manera... todo estaba bien.
Acaricié sus suaves hebras con lentitud y calma, sintiendo su cuerpo relajarse como si estuviera a punto de quedar dormido. Él me abrazaba fuertemente, tal vez con la intención de nunca perderme, y ese simple hecho me generó ternura.
Fue entonces cuando al cabo de varios segundos, a nada de caer en un profundo sueño, murmuré.
──Eso espero...
Y así, de esa manera, ambos dormimos esa noche: abrazados el uno al otro en los recuerdos fascinantes de nuestra vida juntos.
≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪
Buenas, gentita, como──
* Le lanzan un zapato *
Ok, akwqjkwke.
Llevo toda la maldita semana intentando actualizar, pero el mundo está en mi contra y lo único que hace es llenarme de problemas.
Voy. A. Matarme.
Pero en fin. ¿Cómo se encuentran? ¿Qué me dicen de este capítulo? Me puse a chillar mientras lo escribía 🤧
Y estuvo EXTREMADAMENTE largo, perdón por eso.
Bueno, como ya no tengo nada más que decir, me voy <3
Cuídense, l@s quiero.
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