⚘. ▎66
❝Nuestra realidad.❞
╰─────╮•╭─────╯
Martes, 29 de agosto del 2023.
19:38 hrs.
"Oh, esto luce abrigador".
"NamJoon, sin duda esa camisa te quedaría bien".
"JungKook, ¿puedes comprar esto?".
Los escuchaba murmurar mientras vagaba por toda la tienda con la billetera en mi mano. Veía como mis amigos revisaban todas las prendas de la sección como si no hubiera un mañana, pensando en todo el dinero que probablemente iba a gastar por su culpa.
──Creo que vamos a acabar con la cuenta bancaria de JungKook ──bromeó TaeHyung.
Y yo me paniqueé.
──¡Modérense! ──les grité mientras revisaba por mi cuenta.
Estábamos en el centro comercial bajo mi nombre luego de haber tenido una tarde de chicos. Todos estuvimos de acuerdo con la idea de venir a comprar ropa, sin embargo y para hacerlo mucho más interesante, optamos por jugar piedra, papel y tijera para definir quién pagaría todo.
Adivinen quién se llenó de confianza y termino perdiendo.
Por supuesto, yo.
──Ese es el karma llegando a tu vida, Jeon.
Solté una carcajada por ello.
──NamJoon el más rencoroso.
──En definitiva ──secundé el comentario de HoSeok.
Sabiendo que no podría hacer nada opté por quedarme quieto en una esquina, viendo cómo mis amigos acababan con la sección en búsqueda de algo que les gustara. Suspiré con cierto cansancio mientras echaba la cabeza hacia atrás, pensando en las miles de cosas que reinaban mi mente.
De repente fui consciente de como el pelinaranja se acercaba a mi lado y copiaba mi acción, razón por la cual lo observé curioso.
──Tengo mucha ropa, no me conviene comprar más.
Expulsé una sutil risa que fue contagiada hacia él. Volví a enfocar a mis amigos, divirtiéndome por la forma en que debatían entre sí y se burlaban unos con otros.
Creo que no habíamos madurado en esa parte.
Unos cuantos minutos pasaron en donde ellos continuaron de esa forma, hasta que decidieron por sus compras y me avisaron para que fuera a pagar.
Casi me da algo al sacar la cuenta completa.
──No te preocupes por esto, Jeon. Eres el más rico de todos y al final, el dinero que des aquí regresará a tus manos porque esta es tu tienda ──explicó YoonGi, alzando sus hombros con notable desinterés.
«Bueno, tiene un punto», pensé.
Vacilando con la cabeza procedí a realizar el pago mientras la trabajadora frente a mí revisaba ciertas cosas. Justo a mis espaldas tenía a NamJoon y TaeHyung hablando sobre un tema... ¿raro? No estaba seguro, sólo sabía que el debate no aportaría nada a sus cabecitas.
──¿Si estuvieras en una isla desierta y la única agua que puedes beber es la de mar, lo harías?
──¿Qué clase de pregunta es esa, Tae? ──inquirió NamJoon.
──Sólo responde.
──Mh... No sé.
──¿¡Cómo no vas a saber!? ¿Y si es una situación de vida o muerte?
──¡No tengo idea, Kim!
──Ya, simplemente se examina el perímetro en búsqueda de alguna laguna con agua dulce, o puede crearse un filtro para limpiar el agua del mar ──se unió Min a la conversación, aportando parte de su inteligencia.
Por el rabillo del ojo vi el puchero de TaeHyung.
──Por eso si algún día me voy de viaje, pido a YoonGi como compañero ──enganché mi brazo en su hombro.
Y el simplemente me apartó mientras escupía:
──Pero yo no quiero viajar contigo.
Murmuré un miserable "ah" luego de escuchar eso, sintiendo las fuertes carcajadas de los demás.
──Y saber que te estoy comprando todo esto ──señalé.
──Shhh, tú solo continúa.
Negué repetidas veces con la cabeza y entonces decidí concentrarme en terminar lo que hacía. Pocos segundos después la compra fue realizada y obtuve por parte de la empleada las bolsas con todas las prendas. Agradecí amablemente y sin hacer nada más, me giré para entregarle las cosas a mis amigos.
Ya no teníamos más nada que hacer, así que simplemente optamos por salir del gran centro comercial, cuidándonos por si alguna persona nos reconocía.
Problemas de celebridades.
Estando en el exterior continuaron debatiendo sobre el mismo tema, pero esta vez con todos opinando al respecto. Yo no era muy participe en la conversación, pues ni siquiera le encontraba un sentido claro y, con todo lo que traía encima, me era complicado concentrarme.
Mis amigos iban un metro por delante de mí, caminando a través del estacionamiento para llegar a mi auto. Suspiré con gracia cuando presencié una discusión con ligeros golpecitos entre HoSeok y Tae, pues al parecer este último intentaba robarle sus preciados chocolates.
La imagen era muy graciosa, sin embargo, pasó a segundo plano cuando algo más capturó mi atención.
O más bien, alguien.
A unos cuantos metros, bastante alejado de nosotros, una chica caminaba seguida por tres guardaespaldas hacia un auto negro. Me resultó bastante curioso ese hecho, no obstante, fue su figura la que me hizo detener el paso y entrecerrar los ojos.
Ya estaba oscureciendo y no me encontraba muy cerca, por lo que me resultaba difícil reconocerla. Sin embargo, juraría por lo que más amaba en este mundo... que era Olivia.
Aquel perfil era inconfundible para mí.
No la veía desde aquella noche. Luego de nuestra discusión no regresé a la fiesta, y para cuando terminó y papá fue a buscarme, estaba a punto de dormirme sobre mi escritorio.
La pasé mal.
Llevaba desde ese entonces necesitando verla, sin embargo, me negué por completo a buscarla durante estos primeros días.
Y si era sincero, probablemente no aguantaría mucho.
Quise acercarme y confirmar que realmente se trataba de ella, pero antes de poder dar un paso fui interrumpido por la voz de Nam.
──¿JungKook? ¿Todo bien?
Dirigí mi mirada al castaño por un par de segundos y asentí, sacudiendo mi cabeza.
──Si, es sólo que me pareció ver algo...
Regresé la mirada hacia donde se encontraba la joven, la cual en ese justo instante entraba al auto, no dándome tiempo a realizar lo que antes había pensado. Y entonces, sin más, el coche negro se alejó.
──Bueno, ¿quieres un dulce, Kook?
Asentí frenéticamente, dando varios saltitos hacia su lugar para tomar el aperitivo que extendió hacia mí.
──¡Hey! A él le das un dulce y a mí no ──refunfuñó el peligris.
Todos reímos por eso y entonces HoSeok decidió repartir unas barras de chocolates entre todos.
¿Ustedes tienen amigos que les dan caramelos? Yo sí.
──Hagamos fiesta en casa de Jeon.
──¡No! ──advertí a la propuesta de YoonGi──. Mañana tengo que trabajar.
──¿Y que tal si vamos al billar cerca de aquí? ──sugirió Jung mientras metía el tercer chocolate a su boca.
Estuvimos de acuerdo con eso, así que no se discutió más.
Excepto...
──Quien pierda en piedra, papel y tijeras, pagará las bebidas.
... Que volví a hacerle caso a Min y otra vez, ¿adivinen quién perdió?
──¡JungKook pagará las cervezas!
──¡Voy a pedir la barra completa!
Ellos entraron alegremente a mi coche mientras yo, en un colapso mental, continuaba quieto en medio del estacionamiento.
Simplemente suspiré agotado y negué con cabeza, procediendo a copiar sus actos unos segundos después.
«Aquí vamos de nuevo».
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
Miércoles, 30 de agosto del 2023.
11:18 hrs.
La empresa estaba de cabeza.
Por ende, yo también.
Hoy era una de esas jornadas en donde nadie parecía tener un respiro. Ni siquiera llegaba el mediodía y ya había tenido dos juntas, una conferencia telefónica y una entrevista.
Me iba a morir de tanto trabajo.
En el edificio todos los trabajadores se movían de lado a lado con un notable ajetreo, pues yo no había sido el único con labores que cumplir. Temprano en la mañana habían traído comprobantes sobre las ganancias del evento de caridad y necesitaba que estuvieran rectificados para una junta a las 3:30 PM. Así que eso y otras cosas más era lo que tenía a todos corriendo contra el reloj.
Si no salía perfecto, me lanzaría de un puente.
Caminaba con cierta rapidez hacia mi oficina luego de terminar con la pequeña entrevista, pensando en los cinco minutos de paz que probablemente podría tener. No obstante, mis pasos se detuvieron cuando mi secretaria apareció justo frente a mis ojos.
──Joven Jeon, el señor KyungSoo le ha traído esto ──mostró una carpeta, la cual no tardé en sujetar──. Son los planos sobre la nueva colección para el otoño.
──Muchas gracias, YeJi.
──No es nada. Y por cierto, sus padres lo esperan en su oficina.
Mi entrecejo se frunció al escuchar eso. Dudé instantáneamente sobre su presencia aquí, pues hoy no era su día de trabajo.
──Perfecto. ¿Todo listo para la tarde?
──Está todo planeado ──me regaló una sonrisa, logrando que sus ojos gatunos terminaran casi cerrados.
Nuevamente agradecí por su trabajo. Hwang YeJi era mi secretaria oficial desde hace un año y medio. De las cinco que contraté, ella fue la única que me mostró profesionalismo desde el minuto cero. Las demás sólo estaban para coquetearme y buscar algo conmigo; la castaña por el contrario jamás mostró interés en mí, excepto que los dos nos llevábamos bien como secretaria y jefe.
No sabría que hacer sin ella.
Al entrar en mi oficina pude notar claramente a mamá y papá sentados frente a mi buró. Los dos giraron la cabeza para verme avanzar por el lugar, pero no dijeron absolutamente nada, al menos hasta que llegué a la mesa frente a ellos.
──¿Mañana ajetreada?
──Ni que lo digas ──me senté en mi silla giratoria, dejando la carpeta sobre el escritorio──. Odio los miércoles.
──Mh... Y probablemente también a nosotros.
──¿Qué comes que adivinas?
Mamá soltó una carcajada por mi respuesta.
──Has un espacio en tu agenda para ahora, tienes una junta con nosotros y alguien más.
Mi rostro se espantó automáticamente.
──¿Mh? ¿Cómo así, papá? Esta es mi hora de descanso antes de volver con la tortura ──me quejé tal cual niño chiquito──. ¿Y una junta? ¿Con quién y por qué no me avisaron antes?
──Porque ibas a negar al instante ──afirmó mi progenitora.
──¿Y qué te confirma que aún no pueda hacerlo?
──Ya está hecho, JungKook ──añadió papá con su semblante serio, haciéndome alzar la vista para verlo cuando se levantó del asiento, con la vista fija a las ventanas tras mi espalda──. Y creo que acaban de llegar.
Fruncí mi ceño cuando lo escuché decir eso, no tardando en arrastrarme con la silla hacia los ventanales para observar a la planta baja.
Casi se me sale el corazón al ver de quiénes se trataba.
──No ──me levanté bruscamente de la silla──. Claro que... ¿Por qué no me dijeron nada?
──Ya te hemos dicho el porqué.
──Padre... ──di un paso hacia adelante, respirando varias veces para calmar el enojo que sentía──. Yo soy el maldito CEO de esta empresa ahora, así que se supone que todo esto debe ser aprobado por mí antes.
──JungKook, no ibas a aceptar aunque te lo dijéramos ──dejó en claro mi madre.
──¡Por supuesto que no! No quiero hacer esto, yo no...
──Escúchame, Jeon JungKook ──ordenó mi progenitor al apoyarse contra mi buró, manteniendo una expresión de completa seriedad──. Separa tu vida personal del trabajo ahora y has caso a lo que te digo. Irás con nosotros a recibir a los Kim y escucharás todo lo que tienen para decir.
──Pero...
──No voy a repetirlo de nuevo ──advirtió──. Tienes diez minutos para estar en la penúltima planta.
Y sin más que decir comenzó a alejarse junto a mamá, dejándome con un horrible sabor en la boca y unas enormes ganas de acabar con todo.
Mismas que incrementaron cuando papá se giró para añadir:
──Por cierto, todo esto lo han planeado los Kim hace unas horas. Nosotros no hemos hecho nada más que avisarte.
Y finalmente se fue de mi oficina.
Traté de relajarme, de verdad que lo intenté. Dejé que mis manos se apoyaran sobre el escritorio, arrugando los papeles que ahí se encontraban debido a la fuerza y moviendo mis hombros como un toro enojado a causa de la irritación que sentía.
No pude aguantarlo más.
El furioso grito que solté fue tan fuerte que hasta me ardió la garganta. Quería lanzar al suelo lo primero que viera, sin embargo, me contuve antes de cometer semejante locura. Alterarme tampoco era lo más sensato, pues además de no ser bueno para mi estabilidad mental, en un día tan cargado como éste significaría mi completa perdición.
Así que me quedé quieto.
Estuve dos o tres minutos en completo silencio, pensando y preparándome para enfrentar a la familia que me esperaba. No quería ir, por mi propio bien no deseaba hacerlo.
Pero tal vez papá tenía razón en una cosa: no podía unir mi vida personal y el trabajo por más conexión que tuvieran.
Así que con eso en mente, decidí ir.
Al salir de la oficina y encontrarme con YeJi le indiqué que no ajustara nada durante esta hora, pues probablemente iba a estar muy ocupado con el asunto "familia Kim". Habiendo advertido eso, continué mi camino hasta los elevadores para llegar a la última planta, especialmente a la misma sala de juntas en donde encerré a Olivia el sábado.
Que irónico, ¿no?
Suspiré profundamente cuando las puertas del elevador se abrieron y, aún molesto, me preparé mentalmente para entrar a la oficina frente a mí. Ajusté mi corbata y el saco en su debido lugar, así como también peiné un poco los costados de mi pelo; sentía calor dentro del traje y no sabía si era por el clima, mi vergüenza o la irritación.
Lo único que tenía en mente era que al entrar ahí debía enfrentarme a ella, y eso no me aliviaba.
Pero no tenía de otra. Así que simplemente mostré mi mejor cara y abrí la puerta, llamando automáticamente la atención de los presentes.
Especialmente la de ella.
──Buenos días ──saludé amablemente, cerrando la puerta a mis espaldas.
──Buenos días, JungKook.
Me acerqué a los Kim y proporcioné un abrazo en cada uno de ellos, pero justo como el sábado, al llegar a Olivia sólo pude acariciar su hombro con suavidad mientras hacía una ligera reverencia de cabeza.
Muy incómodo.
No quería detallarla por completo, eso no le haría bien a mi corazón; pero, joder, era imposible cuando su presencia irradiaba tanta luz.
«Estás perdido, Jeon»
──Perdona que estemos aquí sin avisar ──comentó Jennie.
«Gracias por interrumpir mi descanso»
──No se preocupen ── sonreí.
──Tengo muchas cosas en mente desde los últimos días, y si me lo permites, quisiera compartirlas contigo y los presentes ──concluyó.
No evité alzar mis comisuras ante aquella muestra tan clara de profesionalismo.
──Por supuesto que sí. Tomen asiento ──pedí──, tengo la sensación de que esto durará un buen rato.
Escuché a los mayores reír con debilidad, aunque no sabía porqué si mi chiste no tuvo absolutamente nada divertido.
Cosas de ancianos que jamás entenderé.
Mientras los presentes tomaban asiento yo procedí a encender un par de luces en el lugar, así como también acomodé la pantalla que solía usarse para la muestra de proyectos en caso de que desearan usarla. Y al mismo tiempo, los escuché hablar a mis espaldas.
──No llegué a decírtelo el otro día, pero ya estás hecho todo un profesional, JungKook.
Reí sutilmente ante el comentario de la señora Kim. Al dar media vuelta y encarar a ambas familias hice clara la sonrisa en mi rostro, acercándome con cierto orgullo hacia la mesa de juntas en donde se encontraban.
──Soy un Jeon.
«Y a que
Volvieron a carcajear por lo dicho, sin embargo, fue Olivia la única en no reaccionar. Como la última vez que la vi, parecía incómoda por estar aquí; estaba casi encogida en su asiento con la vista en el centro de la mesa, dándome unas ganas de abrazarla por su espalda y regar besitos en su mejilla.
En definitiva, había caído otra vez por ella.
Aunque, ¿alguna vez había dejado de caer?
La respuesta era no, sin duda.
Y verla ahora, dándome vibras de una atractiva empresaria, no era beneficioso para mi alma de mortal.
Observé los asientos ocupados en la mesa y, como si mi cuerpo tomara vida propia, caminé con lentitud hacia aquel que se encontraba vacío a su lado. Mientras tanto fui quitando mi saco ya que realmente me ahogaba del calor y lo dejé en la silla antes de sentarme.
Fui consciente de la manera en que su cuerpo dió un respingo, haciéndome sonreír otra vez.
Para muchos Olivia era difícil de leer, pero para mí..., ella era un libro abierto de par en par y su lenguaje corporal era lo más obvio.
──Bien, entonces iniciemos ──exclamó la primogénita mientras abría la carpeta que traía en manos──. Confieso que desde antes ya había pensado esto, pero tú conferencia el sábado fue lo que me invitó a indagar mucho más en la idea.
»Como bien dejaste claro en el evento, todos los fondos adquiridos irán hacia los proyectos planteados. Me parece que es uno de los mejores actos de caridad en los últimos años, y mi suposición está tomando certeza si revisas las redes sociales ──halagó con mucha sinceridad──. Y pues, mi idea tiene como base todo lo que destacaste.
»Nuestra empresa maneja la parte turística y comercial dentro de Seul. Por ende, las ganancias son muy altas como para emplearlas en todo.
──Entonces, me estás diciendo que...
──Si, Jeon. Lo que trato de decirte es que, si nuestra empresa aporta todas esas ganancias que quedan fuera de utilización, podemos apoyar al proyecto.
──E incluso, podemos conseguirte más terrenos para expandir el trabajo ──añadió el señor Kim.
Asentí con un sonido gutural, echando la cabeza hacia atrás y jugando por un milisegundo con el arito en mi labio, pensando sobre lo dicho.
──¿Pueden mostrarme como se elaborará todo? El por ciento de ganancias, la frecuencia en que serán aportadas...
──Por supuesto ──dijo Jennie con decisión, parándose de su silla para utilizar la pantalla.
Y entonces me dediqué a escuchar con atención.
El plan que tenía no era para nada malo, diría que hasta lo consideraba increíble. Aquella propuesta por parte de los Kim no sólo me beneficiaría a mí como el organizador, sino también a ellos mismos en cuanto a la regulación de sus ganancias.
Joder, hasta me emocionaba.
Estuve atento a la explicación minuciosa de Jennie, tanto que por un instante me olvidé de todo lo que me rodeaba.
Aunque claro, no de la personita que tenía a mi lado.
En un instante hice caer la mano en mi muslo hacia los costados del asiento y, accidentalmente, sentí como nuestros dorsos rozaron. Aquel toque provocó que disimuladamente descendiera la vista, encontrándome con los ojos curiosos de Olivia mirando lo mismo que yo.
Intenté regresar mi atención a lo explicado, pero ya no podía hacerlo. Necesitaba sentir su tacto una vez más, y al parecer ella también, pues nuestros meñiques fueron los primeros en entrelazarse con suavidad.
Todo aquello bajo la mesa y fuera de la vista de todos.
Tragué saliva duramente cuando mi mano comenzó a adquirir más posesión de la suya, sintiendo una calidez enorme recorrerme y miles de corrientes eléctricas por todo mi pecho. Pensé que eso había sido todo, no obstante, que Olivia correspondiera a mi tacto significó mi perdición.
Mi. Maldita. Perdición.
¡El puto infierno disfrazado de paraíso!
Aguanté la respiración cuando percibí las temperaturas de nuestras pieles congeniar entre sí. Y entonces me declaré un soldado caído en la guerra cuando finalmente sucedió.
Nuestras manos se entrelazaron por completo como las piezas faltantes de un rompecabezas.
Inspiré aire con dificultad y giré la cabeza disimuladamente hacia la izquierda, encontrándome con su rostro a escasos centímetros del mío. Enfoqué sus ojos un par de segundos, no siendo capaz de soportar su mirada por más tiempo.
¿Desde cuándo era tan débil?
Ni idea. ¿Pero saben que si conocía? Mis ganas de matar al señor Kim cuando dijo:
──¿Y bien, JungKook? ¿Qué te parece?
El susto que tanto ella como yo nos dimos fue más que suficiente para separar nuestras manos y regresar la atención a la realidad. De repente sentí toda mi cara caliente y una completa vergüenza invadirme, misma que tuve que reprimir con una falsa sonrisa.
──Si, si... Me gusta la idea ──respondí con simpleza.
«Trágame tierra y escúpeme lejos»
Me moví con cierta incomodidad en el asiento, desajustando un poco mi corbata por el calor que aumentado en mi anatomía. No fui capaz de observar a la pelinegra a mi lado, pero por la manera en que suspiró pude comprender que estaba igual de inquieta que yo.
Rezaba internamente porque ambas familias no se dieran cuenta de ello.
La conversación continuó por un par de minutos más, aunque ya no fui capaz de prestar la misma atención de antes. Mi cabeza sólo pensaba en lo mucho que quería su mano con la mía otra vez para sentir esa calidez tan inigualable.
Esa que Olivia sabía cómo transmitir.
Luego de un par de opiniones la pequeña reunión terminó, y yo lo agradecí, porque no sabía cuánto tiempo estaría aguantando en ese lugar.
La idea de quedarme en mi oficina y dormir era más que tentadora.
──Entonces, ya habiendo aclarado todo, ¿tienes algo que decir? ──inquirió la castaña cuando nos encontrábamos a punto de salir.
──Bueno... ──vacilé con la cabeza──. La idea es más que genial, no lo niego, pero me gustaría tomarme este día para pensarlo más a fondo. Mañana a primera hora prometo contactarlos para darles la última palabra, ¿estamos de acuerdo?
──Más que eso. Puedes tomarte el tiempo que necesites para pensarlo ──sonrió con visible sinceridad.
Me gustaba que los socios fueran así de comprensibles.
──¿Tienes mucho trabajo hoy, JungKook?
──Si. En unas horas tengo varias cosas que hacer ──respondí a la pregunta de la tía HyoRi.
──Estaba pensando en ir a almorzar algo, ¿les parece bien? ──propuso papá.
Quise arrancarle la cabeza.
Los Kim aceptaron sin dudar, excepto Olivia que, al igual que yo, se encontraba incómoda. Ambos estábamos compartiendo la misma neurona en ese instante.
¿Ya dije que quería matar a mi padre? Pues déjenme corregir que ahora deseaba, además de matarlo, hacerlo desaparecer de la faz de la tierra, y todo cuando dijo:
──JungKook, ¿qué tal si primero le muestras a Olivia la empresa y después te juntas con nosotros?
──¡Oh, sí! Olivia es la única que no ha venido ──añadió mamá.
Estaba a nada de reír como un maniático para calmar mi furia.
Giré la cabeza hacia mi izquierda con el único fin de verla, siendo consciente de la inquietud tan enorme que sus ojos reflejaban. Supuse entonces que estar conmigo significaba el infierno mismo, así que pensé en todas las excusas que podría poner para evitarlo.
Lamentablemente, no se me ocurría nada.
──¿Qué dices, hijo?
Tragué saliva al sentir todas esas miradas sobre mí.
──Yo...
──No creo que sea necesario ──Olivia interrumpió mis palabras, tomándome desprevenido──. JungKook tiene mucho trabajo hoy, no quiero ser una molestia con eso.
──Ay, cariño, pero si no eres ninguna molestia ──aseguró mi madre con una sonrisa de oreja a oreja──. Es más, creo que es una buena oportunidad para que ambos se pongan al día.
──Exacto. Además, nosotros como los casi ancianos que somos tenemos otras cosas de las cuales hablar; ellos son jóvenes ──opinó el tío DongJu.
──¿Me están diciendo vieja o qué?
Los mayores rieron por las palabras de Jennie, quién automáticamente sonrió.
──Yo tengo una cita de trabajo ahora, así que no podría unirme al recorrido ──contó ella──. Además, conozco la empresa.
──Entonces... Den una vuelta, hablen entre los dos y relájense ──sugirió papá──. Los vemos en un rato.
Ni siquiera me dejaron decir algo más, pues en cuestión de segundos desparecieron de nuestra vista. Ellos salieron por la puerta como si nada, y justo al cerrarla todo un silencio gobernó el lugar.
Se sintió tan incómodo como el sábado.
Olivia se quedó estática y yo, por el contrario, dejé salir un suspiro retenido como muestra de mi cansancio. Automáticamente llevé las manos a mi rostro y lo cubrí, murmurando cosas sin sentido que ni siquiera yo entendía.
Odié todo en ese momento.
Di un par de pasos hacia adelante aún con la cara tapada, queriendo arrancar los pelos de mi cabeza como terapia para mi ansiedad. Sabía que ella me observaba con atención, pues sentía su mirada en mi espalda. Y al girarme lentamente comprobé ese hecho, encontrando aquellos ojos curiosos que poseían un ligero brillo.
Su mirada me expresaba admiración, pero al mismo tiempo un poco de miedo.
Quería entrar en su mente y saber todo lo que pensaba.
Entonces, en aquel silencio abrumador, decidí estudiarla a lujo y detalles. Usaba una camisa de mangas largas por dentro de su falda, la cual llegaba cinco centímetros sobre su rodilla y era del estilo ajustado; ambas prendas de tonalidad beige. En sus pies modelaban unos tacones altos que al parecer sabía manejar, pues en el instante dónde la vi caminar no noté ninguna clase de incomodidad. Si me enfocaba en su rostro sólo concluiría que estaba esculpido por los mismos dioses: sus ojos contenían una galaxia infinita, la nariz pequeñita se amoldaba perfectamente a su faz y sus labios, mierda, eran como unas esponjas suavecitas de color rojo. Toda aquella imagen, unida a su pelo oscuro y ondulado, eran más que suficientes para tenerme en el mismísimo suelo.
Olivia era la mujer más hermosa sobre la faz de la tierra y la única persona a quién podría amar con tanta intensidad.
Sin embargo, entre todo lo que pude ver, algo capturó mi atención.
El collar que traía en su cuello era una exclusiva de mis proyectos con Lisa; una reliquia de pieza única que sólo era encontrada en mi centro comercial.
Y eso me confirmó el hecho de que fue ella la chica que vi en la noche anterior.
Fui testigo de cómo tragó saliva con cierta dificultad al verme tan embelesado en su presencia. Me di cuenta que probablemente la estaba incomodando, así que procedí a carraspear mi garganta para romper el hielo.
──Oye, si no quieres hacer esto, sólo dímelo ──pedí con la mayor sinceridad del mundo, manteniendo un tono tranquilo──. Por mí no hay problema, pero no quiero que te sientas incómoda, ¿sí?
Una pequeña elevación se formó en la curvatura de sus labios, asimismo como su rostro obtuvo una expresión más relajada.
──Tal vez... no sea tan mala idea después de todo ──pronunció con un poco de nervios, jugando con los anillos en su mano.
Mi mandíbula estuvo a punto de caer cuando escuché eso.
Observé a todos lados con incredulidad, pues no era capaz de creer todo esto. Por un instante consideré la idea de que esto fuera una cámara oculta, sin embargo, no era nada más que la realidad.
Nuestra realidad.
──¿Tú... estás segura?
Obtuve un tímido asentimiento como respuesta.
──Aunque claro, es sólo si tienes tiempo, ya que no quiero ser una carga ahora...
Sus palabras se vieron interrumpidas por mi sutil carcajada, misma que capturó su atención instantáneamente.
──Cuando se trata de tí, tengo todo el tiempo del mundo, Olivia.
Estuvo a punto de trastabillar cuando me escuchó decir eso, motivo por el cual no evité sonreír disimuladamente.
Se veía tan linda con sus mejillas ruborizadas.
Mierda, ella era preciosa todo el maldito tiempo.
De repente la incomodidad que tenía desapareció, aunque no por completo. Sin embargo, era más que suficiente para llenarme de confianza y entonces decir:
──Sígueme.
Sostuve el saco por encima de mi hombro y con la mano libre giré el picaporte, permitiendo que ella pasara antes que yo. Al seguirla y quedar fuera me aseguré de cerrar la puerta, pues era un área a la que nadie podía entrar sin mi autorización. Y entonces, estando solos en aquel pasillo, volví a hablar.
──Mostrarte toda la empresa será aburrido, así que sólo te llevaré a los lugares más importantes ──sonreí sin enseñar los dientes, metiendo mi mano desocupada en el bolsillo del pantalón.
──De acuerdo ──murmuró con suavidad, como si estuviera nerviosa.
Yo también lo estaba, pero traté de ignorarlo durante el rato que estaríamos juntos.
A partir de ese momento inició un recorrido que, pese a ser tranquilo, alborotaba constantemente mi corazón. No era la primera vez que hacía esta clase de cosas y para mi mala suerte, me sentía como un novato; lo único que habíamos hecho era andar por ahí y conversar sobre lo que veíamos, pero el simple hecho de tenerla a mi lado era más que suficiente para volverme loco. Era un efecto que sólo Olivia generaba en mí, lo cual no sabía si considerarlo como un premio o castigo.
La llevé a varios puntos claves de la empresa como la zona de conferencias ──esa misma en donde nos vimos luego de tres años──, la sala principal de juntas, algunos puestos de mis trabajadores, etcétera. Hasta el momento no había sucedido nada fuera de contexto, lo cual agradecía internamente.
No era el instante y la ubicación indicada.
Para ese entonces, luego de haber visto todo lo mencionado, nos dirigíamos hacia mi oficina. Ese era el lugar más importante de la empresa para mí, por lo que estaba dispuesto a mostrárselo. Mi secretaria no se encontraba cerca y me sentí más tranquilo por eso, ya que mientras menos personas supieran, mejor.
Quería privacidad cuando de Olivia se tratase.
Al abrir la puerta y dejar que pasara al nuevo espacio, fui consciente del brillo que apareció en sus ojitos como si se tratara de una niña pequeña. Ella se había mostrado curiosa durante todo el paseo por el lugar, sin embargo, ahora esa chispa parecía tener mucho más poder. Verla tan entusiasmada me provocó una amplia sonrisa.
No me había dado cuenta, pero hoy estaba sonriendo más que nunca.
──Como puedes ver, estás en mi oficina ──declaré lo obvio──. No suelo mostrar este lugar a nadie durante los recorridos ya que siento que invaden mi espacio personal, pero tú eres una excepción.
──¿Entonces debo sentirme privilegiada por estar aquí? ──inquirió con un poco de diversión en su voz.
Volví a sonreír por ello.
──Afirmativo, señorita.
Olivia rió suavemente al escuchar eso y, con una emoción visible, caminó hacia uno de los grandes estantes que habían en el lugar. La seguí hasta ahí y me posicioné a su lado, admirando el perfil tan perfecto de su rostro.
──Aquí tengo muchos libros sobre administración de empresas, aunque también hay de otras cosas ──mencioné mientras pasaba el dedo por encima de la madera, quitando un poco de polvo──. Por allá hay un baño y al costado una pequeña sala de descanso.
──La oficina está muy organizada ──comentó, observando todo a su alrededor.
──Siendo mi lugar de trabajo tengo que dejarlo limpio.
Solté una pequeña risa luego de decir eso, no obstante, desapareció por completo cuando vi la expresión sorprendida de Olivia. Se notaba muy enajenada en algo tras mi espalda, y sin ni siquiera dejarme preguntar que sucedía, pasó por mi lado.
Al inicio me quedé en blanco y sin hacer nada, pero a los pocos segundos decidí girar para ver que hacía, y entonces mi corazón se saltó un latido.
Ella tenía en manos la manualidad que hizo para mí.
Soltando un agotador suspiro caminé hasta llegar a su lado, siendo consciente de la expresión melancólica y triste que ahora gobernaba su lindo rostro. Dejé el saco aún en mi hombro sobre el buró y me apoyé sobre dicho con la mano libre, girando mi torso hacia ella.
──¿Qué? ──pregunté al cabo de varios segundos en silencio cuando vi la mueca de sus labios.
──¿Aún tienes esto?
En su voz percibí cierto tono de incredulidad mezclada con dolor.
Ya sabía lo que pensaba.
──Te dije que lo iba a usar, incluso me gusta más que la placa de oro ──fui sincero, quitando el adorno de su mano para verlo con más detalle y colocarlo a un lado de mi rostro, haciendo que me observara──. ¿No es bonito?
──No, la placa de oro es mucho más linda ──reprochó.
──Shhh, cállate. Me gusta esta y no hay discusión ──regresé el adorno a su lugar y por consiguiente despeiné un poco su cabeza──. Además, lo hiciste tú.
──¿Y eso qué?
Alcé las comisuras.
──Que eres importante para mí.
Olivia se mantuvo inexpresiva al primer instante, pero a los segundos fui testigo del rubor en sus mejillas. Ella apartó la mirada hacia los ventanales y trató de mostrarse tranquila por mi respuesta, sin ser consciente de que conocía muy bien su lenguaje corporal como para saber lo mucho que la afectó ese comentario.
No obstante, también sabía lo que pasaba por su cabeza debido a la expresión melancólica en su rostro.
Y maldición, quería abrazarla y dejarle en claro que todo estaba bien, pero antes de siquiera considerar la idea, ella habló.
──Desde aquí tienes una bonita vista.
Observé hacia las ventanas y confirmé sus palabras. Aunque si era sincero, más hermosa era la vista que poseía de su simple presencia.
Entonces y como si alguien escuchara mis pensamientos, surgió una nueva idea en mi cabeza.
──Hay un lugar desde donde podrás ver mejor ──afirmé, tomando el riesgo de atrapar su mano entre la mía una vez más──. Ven conmigo.
Con sutileza jalé de su brazo para que me siguiera, acción a la que correspondió sin duda alguna. Sintiéndome como un niño emocionado hice que corriéramos hacia los pasillos de ese piso y por consiguiente hacia el elevador, mismo que para mi buena suerte abrió sus puertas al instante.
Justo unos segundos después ambos nos bajamos en la última planta, la cual supuestamente debía encontrarse vacía. Aún con nuestras manos juntas avanzamos ──o más bien, yo la guié── hasta la misma puerta que el sábado usamos para entrar y salir de la fiesta; aunque esta vez mi objetivo era llevarla al mismo lugar para que disfrutara la vista que desde ahí podía apreciarse.
Al entrar en el gran salón fui conocedor de la tranquilidad y soledad existente, justo eso lo que necesitaba. Giré la cabeza para ver a la muchacha que me seguía, la cual tenía una pequeña sonrisa en sus labios mientras examinaba el lugar. Y cuando nuestros ojos se encontraron, toda una chispa se encendió entre nosotros.
Volvía a sentirme como el JungKook de diecisiete años.
A pasos lentos caminé hacia la puerta de cristal que nos llevaría a los balcones, y una vez que ambos estuvimos fuera sentí que el aire impactó todo mi cuerpo.
Fue tan satisfactorio, aunque nada se comparó con la perfecta imagen del cabello de Olivia moviéndose en un a increíble danza.
«Dios, vengo a pedir ayuda»
La jovencita apoyó sus manos sobre el barandal y observó hacia abajo, formando una pequeña "o" con sus labios en forma de sorpresa.
──La vista es realmente maravillosa.
──Lo es, me gusta que pueda verse gran parte de la ciudad ──copié su acción de apoyar mis brazos en los barrotes, aunque a diferencia de ella, también incliné mi cuerpo hacia adelante.
Los dos nos quedamos en silencio durante un momento, apreciando el paisaje de la ciudad de Seul frente a nuestros ojos como principal objetivo. La vista era tan agradable que, por un esporádico instante, me olvidé de todos los problemas y solamente pensé en la chica a mi lado.
Esa que tanto amaba.
De repente a mí mente llegó un recuerdo que, pese a no estar olvidado, nació debido a la similitud con la situación actual. La memoria se sintió tan plena que no evité soltar una sutil risa.
Y casi al instante la escuché preguntar:
──¿De qué ríes?
Apoyé el codo en el barandal y por consiguiente mi barbilla sobre la palma de mi mano, observando con dulzura a la pelinegra.
──¿Esto no te trae recuerdos? Uno en específico...
Olivia pareció pensarlo un poco al inicio, sin embargo, una llama de esperanza apareció en mi corazón cuando vi la amplia sonrisa en su rostro.
──¿Sabes de qué hablo? ──cuestioné entre pequeñas risas.
──Creo que sí ──ladeó su cabecita──. ¿Acaso te refieres a tu maravilloso recorrido como presidente del consejo?
──¡Bingo! ──sonreí, joder, la alegría que tenía encima──. Segundo día de clases, último año de preparatoria y yo como tú guía del colegio. En aquel entonces tuve que esforzarme para usar mi voz de profesional, ¡y hoy no!
La jovencita aplaudió frenéticamente mientras reía, contagiando hacia mí esa melodía tan dulce.
──Bien por tí, Jeon ──bromeó──. Aunque ahora que lo pienso, tienes mucha fascinación con las azoteas. ¿Es aquí donde conozco que tienes un pasatiempo de aventar a la gente desde aquí?
──¿Qué comes que adivinas? ──fingí sorpresa, acto que automáticamente la hizo reír.
──Idiota.
──Si soy.
──Eres un gran idiota.
──Te recuerdo lo que este idiota fue para tí, princesa ──estiré la mano para pellizcar su mejilla.
Ella arrugó el rostro debido a eso, y yo carcajeé como un maniático.
Me encantaba tanto esta chica.
Una vez más examiné su imagen preciosa, confirmando nuevamente lo mucho que me gustaba. Su cabello largo seguía moviéndose de un lado a otro, sin siquiera importarle que su dueña intentara dejarlo quieto, y diría que amaba su pelo; pero vamos, siendo sincero, amaba absolutamente todo de ella.
Hasta el más mínimo detalle.
Sin embargo, su expresión alegre rápidamente cambió a una más apagada, y me preocupé por eso.
──¿JungKook?
Murmuré un "¿Si?" casi inaudible, esperando que continuara.
No me esperé su respuesta.
──Lo siento.
Mi ceño se frunció instantáneamente, y al mismo tiempo me incorporé de mejor manera sobre el barandal.
──¿Por qué te disculpas?
──Jeon..., tengo tantas cosas que lamentar ──declaró visiblemente agobiada──. Me disculpo por todo lo que ha sucedido, pero especialmente hago referencia a lo que pasó el sábado. Mi comportamiento esa noche contigo y los demás fue un completo asco, lo sé, pero es que... han pasado tantas cosas que...
──Oye, oye ──di dos pasos hacia ella, logrando que su rostro quedara un poco más abajo del mío y a una corta distancia. Llevé mis manos a sus brazos y dejé un par de caricias tratando de tranquilizarla──. No tienes que disculparte por nada, ¿sí?
──Claro que debo hacerlo. Lo que pasó estuvo mal y...
──Lo sucedido es comprensible, Olivia ──la interrumpí──. Han pasado muchas cosas en estos tres años, y todos somos conscientes del daño que poseemos, así que no te carcomas con todo esto, ¿sí?
Ella me observó en silencio antes de cerrar sus ojos y suspirar con agotamiento.
──Mírame ──pedí, no tardó en obedecer──. Es difícil, si, pero podemos hacerlo. Paso a paso, con calma y a nuestro tiempo, ¿de acuerdo? Que nada sea forjado y por el contrario, que fluya.
Vi los ojos de Olivia cristalizarse al instante, acto que me sacó una pequeña sonrisa acompañada de un "todo estará bien". Llevé las manos a su espalda la envolví en un fuerte abrazo, mismo al cual correspondió sin pensarlo dos veces. Recargué mi cabeza sobre la suya y disfruté de nuestra unión una vez más, no queriendo alejarme nunca.
Pocos segundos después alejó un poco su cuerpo del mío y enfocó mis ojos, mostrándome ese brillo característico de su esencia.
──Gracias por todo, JungKook.
Negué con la cabeza.
──Gracias a tí por todo ──corregí en un susurro que fue escuchado por ella mientras acomodaba algunos mechones de su pelo tras la oreja──. Sigues siendo la chica más hermosa del universo.
Ella rió por mis palabras, no conteniéndose en soltar un ligero golpe en mi hombro que me provocó cosquillas.
Esta vez fui yo quien rió, aunque rápidamente me controlé para volver a dejar en claro:
──Vayamos de a poco y sin presiones, ¿okey?
Olivia asintió sin dudar.
──Okey.
Eso fue todo.
Dejé una última caricia en su cabecita antes de alejarme un poco más y ver la hora en el reloj de mi muñeca.
──En media hora tengo que regresar al trabajo, ¿quieres que te lleve con tus padres y comemos algo?
──Me parece buena idea.
Y de esa manera concluyó todo.
Abrí otra vez la puerta de cristal y dejé que pasara, saltando como un niño cuando ella no me veía de la gran emoción contenida en todo mi cuerpo.
El día pasó de ser un asco a una completa maravilla.
Estaba muy feliz porque, a pesar de no tener la completa victoria, si tuve un avance en la difícil situación. Y eso era más que suficiente para llenarme de alegría.
Ahora sólo debía cumplir con lo dicho: ir lento.
Y estaba más que seguro de que ambos podríamos hacerlo juntos.
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¿Qué me dicen?
¿Realmente ambos podrán lograrlo?
Yo espero que sí. Pidámosle a la autora que nos de un bonito final 👊🏻
Ok no, dejó la esquizo.
¿Saben? Ayer mismo estaba pensado sobre todo lo que me queda para terminar esta historia, y no es demasiado, realmente. Pero dudo terminarla antes de que inicien las clases porque he estado pasando por momentos difíciles.
Aún así, si mantengo un buen ritmo y sigo guardando capítulos en borradores, no me preocuparía tanto.
De todas maneras, prendan velita 🕯️
Ahora sí, me voy. Tengan un lindo día, cuídense mucho ♡
L@s amito.
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