⚘. ▎64
❝Dejar atrás y seguir adelante.❞
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10:32 hrs.
Mi padre iba a matarme.
Estaba completamente seguro de eso. En la llamada del día anterior me lo había advertido: "no te quedes despierto hasta tarde". ¿Y qué había hecho yo? Beber hasta quedar ebrio y por consiguiente, levantarme atrasado.
Tenía una junta importante en menos de treinta minutos con los representantes de la conferencia que daría hoy. No podía faltar aunque lo quisiera. Ahora era el maldito CEO y por ende la mayor parte de las responsabilidades caían sobre mis hombros, especialmente esta.
Habían pasado unos veinte minutos desde que abrí los ojos en la sala del departamento, encontrándome con el divino panorama de mis amigos en brazos de Morfeo y todo el espacio hecho un desastre. Tenía poco tiempo para arreglarme y salir de aquí, así que no me quedó de otra que despertarlos.
Lamentablemente, tuve que recurrir a golpes con una cazuela y cuchara para que se pusieran de pie.
Lo más probable era que se encontraran molestos por eso. La resaca tan grande nos tenía de mal humor; me dolía la cabeza, cualquier miserable ruido me aturdía y hasta podría decir que presenciaba mareos. Justo así debían estar los demás.
Pero ahora tenía otras cosas más importantes que hacer, así que tuve que olvidarme de todo eso.
En menos de quince minutos me di una ducha, lo cual consideré un récord propio. Para ese justo momento terminaba de peinar mi alborotado cabello y colocarme un poco de perfume, estando listo pocos segundos después.
Sin más que hacer tomé el portafolio sobre mi escritorio y salí hacia la sala en donde se encontraban los demás, o algunos de ellos. Les había ofrecido el baño de invitados para que se asearan, así como le permití a Jin —quién ya se encontraba en la cocina— preparar algo para comer.
Pero vamos, ¿a quién engañaba? Ellos hacían todo eso sin que se los dijera.
Al llegar a la cocina obtuve rápidamente frente a mí una taza de té y un plato con un pancake, ambos ofrecidos por Jin.
—El té es para que se te calme la resaca —aclaró en una sonrisa y se dirigió hacia los demás—. Vengan, aquí está el desayuno.
Solté aire por la nariz antes de sentarme en los taburetes frente a la barra, acción que los chicos copiaron al instante. Bebí un poco de la bebida, degustando su sabor dulce y reteniéndolo por un instante en mis palpitas gustativas, procediendo a darle un bocado al otro aperitivo.
Confirmé una vez más lo increíble que era Jin como cocinero.
—¿Sabes, JungKook? Esto me lleva al día que nos levantamos tarde para ir a la escuela. ¿Te acuerdas de eso?
Reí suavemente.
—Por supuesto que lo recuerdo. Tú y yo estábamos muy apurados mientras JiMin se veía extremadamente feliz.
—Que memorias —comentó NamJoon con cierta nostalgia—. El segundo año fue de los mejores.
—Pero cuando llegamos nosotros estuvo mucho mejor —TaeHyung fanfarroneó orgulloso.
Los presentes en el lugar reímos a carcajadas por ese comentario, el cual era cierto.
Observé el reloj en mi muñeca y casi me caigo de la silla al ver la hora. Por tal motivo comencé a digerir con más rapidez la comida sin importarme que pudiera contener hipo después o en su defecto, atorarme.
Tampoco me importó la advertencia de YoonGi.
—Te ahogarás, JungKook.
—De por sí ya estoy llegando tarde. Si me atrasó más, estoy muerto.
De una sola vez bebí todo el contenido de la taza, arrugando la nariz a causa del sabor extremadamente dulce. Al dejar los recipientes sobre la barra me levanté y busqué al pequeñito de la casa con la mirada, encontrándolo acostado en el sofá del salón.
—Bam, ven aquí.
El animalito no tardó más de cinco segundos en llegar a donde me encontraba luego de mostrarle el paquete de comida. «Interesado que es», pensé al verlo mover la cola con euforia.
Serví en su plato las bolitas de color marrón que tanto le gustaban, aunque ni siquiera me dejó hacerlo, ya que comenzó a comer instantáneamente.
—¡Oye! —reí entre dientes mientras acariciaba su lomo—. Ahí, come tranquilamente.
—Se parece a su dueño.
Me giré dispuesto a guardar el paquete, y justo en ese momento enseñé el dedo corazón hacia YoonGi.
Él también lo hizo.
¡Qué viva el amor!
—Bueno, chicos, los dejo aquí. Por favor, limpien cuando terminen y asegúrense de cerrar la puerta antes de salir —advertí, tomando el portafolios y regresando hacia Bam—. Papi regresará en la noche, ¿okey?
El perro lamió mi mano como respuesta. Consideraba eso un sí.
—Mucha suerte, JungKook.
—Gracias, Tae. Nos vemos luego.
—Adiós —dijeron al unísono.
Justo en ese instante la puerta del baño se abrió, dejando a la vista a HoSeok con su ropa casual y una toalla en su cuello.
—¿Ya te vas? Estás bien guapo.
—Si y gracias —palmeé su hombro—. Nos vemos.
—Ve con cuidado.
«No, llego tarde».
—¡Sí!
Y sin más nada que hacer, salí hacia el pasillo del último piso. Observé otra vez el reloj en mi muñeca, maldiciendo porque cada vez era más y más tarde.
A correr se ha dicho.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
10:56 hrs.
—¿Puedo saber por qué llegas a esta hora?
Bufé fastidiado. Hoy no estaba para escuchar a nadie.
—Me desperté tarde, nada más —pasé de su lado y entré a mi oficina, siendo seguido por su presencia.
—¿Nada más? Hasta un ciego se daría cuenta de la resaca que te cargas, JungKook.
—Papá, ¿podríamos dejar las preguntas para después y concentrarnos en esto? —pedí exasperado, girando sobre mi eje para verlo atentamente. El hombre al principio se quedó en silencio, pero supe por su suspiro rendido que aquello había sido una afirmación. Desviando la mirada a mi escritorio procedí a obtener algunos de los papeles que necesitaba junto a dos o tres bolígrafos—. ¿Ya han llegado los representantes?
—Están esperando en la sala de juntas —declaró mientras metía ambas manos a los bolsillos de su pantalón.
—Bien. ¿A qué hora empieza la conferencia?
—A las 7:00.
—¿Y el show?
—En cuanto termine la reunión. Debe ser a las nueve. Ya está todo preparado.
Solté un suspiro tembloroso y pasé una mano por mi pelo, pretendiendo acomodarlo. No lo había notado, pero mis manos estaban sacudiéndose mucho.
Me encontraba nervioso y... ¿asustado? No sólo se debía a la apretada agenda de hoy, sino también a un presentimiento que no me dejaba tranquilo. Si era bueno o malo, no lo sabía, y aquello probablemente era mucho peor en esta situación.
De repente la diestra de mi padre se posicionó en mi hombro, sacándome un respingo y que lo observara con confusión.
—Tranquilo, hijo, todo está planeando y las cosas saldrán bien —apoyó con una de sus grandes sonrisas—. No te preocupes por nada de eso ahora, ¿de acuerdo?
El hombre palmeó sobre mi espalda un par de veces antes de que asistiera levemente con la cabeza. Y después, simplemente me jaló del brazo para sacarme de ahí.
Luego de cerciorarme que la puerta de mi oficina estuviera cerrada, avancé con papá hasta el elevador que nos llevaría a la sala de juntas. Una vez abierto ambos entramos y de repente, sin anestesia, me soltó una realización que había olvidado por completo.
—Los Kim estarán ahí.
Todo mi cuerpo se tensó.
—Sólo te lo recuerdo para que no estés asombrado.
—Ya sé... Ya sé... —me crucé de brazos al mismo tiempo que enfocaba la mirada en el suelo, recordando algunas cosas.
Quería mucho a mis tíos. Ellos habían creado un cariño irrompible en mi interior, sin embargo, era difícil verlos luego de todas las cosas acontecidas. No era una persona rencorosa, odiaba serlo, pero el golpe había sido tan fuerte que aún me costaba asimilarlo. Ahora los trataba de manera normal. Continuaba interesándome en ellos, de vez en cuando iba a verlos y teníamos diversas conversaciones, también formar parte de conglomerados cercanos era un factor importante; no obstante, desde que Olivia no estaba era un tanto complicado, así como también la afectación que todos los hechos dejaron a su paso.
Lo mismo había sido con mis papás. Al principio me costó muchísimo verlos a los ojos porque sentí que traicionaron mi confianza, pero vamos, son mis padres, ¿cuánto tiempo estaría evitándolos?
Y peor aún, ¿por qué continuar aferrado a algo que no le hará bien a nadie, mucho menos a mí mismo?
Por eso siempre tenía en cuenta que a veces lo mejor es dejar atrás y seguir adelante.
Algo así como olvidar el pasado, porque no forma parte de nuestro presente y futuro.
Pensando en todo esto recordé cuando me desmayé por la ida de Olivia y al despertarme aparecí en el hospital. Mis padres estuvieron conmigo durante todo ese rato, pero cuando los Kim, especialmente el señor DongJu, aparecieron frente a mí... todo se descontroló una vez más.
Aún recordaba cada palabra de la discusión que había tenido con él. Estábamos solos en la habitación del hospital, lugar en donde únicamente reinaban nuestros gritos.
“La tuvo escondida...”, declaré con seriedad, expresando en mi faz todo el enojo que podía sentir en ese instante.
“JungKook...”
“¡La tuvo escondida todo este tiempo!”.
“¡Jeon! Cálmate de una buena vez”. Exigió. Su rostro se encontraba neutro, serio, para nada contento con la situación. “Todo esto ha sido para protegerla”.
“¿¡Para protegerla!? ¿¡Me están jodiendo!?”.
“Escúchame. Mientras más sepan de ella, más peligro corre. Tus amigos, familia y tú están incluidos”.
“¿Y qué hago? ¿Le agradezco, le aplaudo?”. Pregunté irónicamente.
“¡No te estoy pidiendo eso! Te estoy pidiendo que entiendas, Jeon”.
Pasé ambas manos por mi cabello, visiblemente afectado con la situación.
“¡No entiendo nada! Todo esto es una mierda”.
“De acuerdo. Pero no la culpes a ella. Ya está bastante mal”.
“¡No la culpo a ella! ¡Lo culpo a usted!”. Lo señalé con mi dedo, dando unos pasos peligrosos hacia donde se encontraba.
“Está bien, hijo. Está bien”. Trató de calmar.
Pero la bestia ya estaba demasiado alterada.
“No. Nada está bien. ¡Nada está bien!”. Me quedé en silencio un par de segundos mientras sentía mis mejillas empaparse en lágrimas. Caminé un poco más hasta quedar frente a él y golpear con fuerza su pecho, una y otra vez. “¡Maldita basura! Los odio a todos, ¡los odio!”
“Basta, tranquilo”. Pidió en el intento de pararme con sus brazos.
“¡Mentiroso! ¡Es un mentiroso!”.
“¡JungKook, detente!”.
“¡Mentiroso!”. Continué golpeando sin remedio hasta que no pude más y me dejé abrazar por él. Los fuertes sollozos hicieron presencia reemplazando a los desgarradores gritos que hacía un momento soltaba. El señor Kim me abrazó con fuerza mientras murmuraba un par de cosas que no entendí, porque en ese instante sólo podía pensar en lo mucho que eso me afectaba.
El recuerdo tan preciso en mi cabeza ocasionó que quisiera llorar, pero me contuve porque no era el momento adecuado y necesitaba dejar de hacerlo. No podía seguir llorando. Las puertas de los elevadores se abrieron y automáticamente vi a todos los representantes de la junta aparecer. Supe entonces que mi trabajo había comenzado.
—Con calma —murmuró mi padre antes de dirigirse hacia uno de sus colegas.
Yo suspiré rendido y procedí a hacer lo mismo, olvidándome de todos los problemas para poder concentrarme en lo realmente importante...
... Sin saber que la "paz" me duraría muy poco.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
18:47 hrs.
Ajusté la corbata en mi cuello una vez más antes de pasar la mano por mi cabello y acomodarlo en su lugar. Tenía un horrible problema con el orden en mi pelo; al ser tan largo se movía de un lado a otro, y a veces el spray ni siquiera funcionaba.
Era un desastre.
Mientras echaba mi cuerpo en el respaldar del asiento aproveché para estirar los brazos. Incliné la cabeza hacia atrás y suspiré completamente agotado, mojando mis labios con mi lengua y mordiéndolos constantemente unos segundos después.
Me encontraba nervioso, diría que hasta paranoico e inseguro de mí mismo. La conferencia que debía dar era importante. Desde que mi padre era el CEO se realizaba de manera anual, y ahora yo al tomar su lugar debía hacerme cargo de todo. Se trataba de un evento de caridad para recaudar nuevos fondos, así como crear conexiones con otras empresas. Y a pesar de haberlo hecho durante dos años, tenía miedo de no poder controlarlo todo en este día.
«Ojalá la tierra me tragara», pensé.
Cerré los ojos y dejé que todo mi cuerpo se relajara, era lo que más necesitaba en ese momento. Pero antes de poder lograrlo sentí dos manos posicionarse sobre mis hombros, sacándome el respingo más grande de todos y provocando que mirara al responsable de eso a través del espejo.
—Mierda... —llevé ambas manos a mi rostro—. Me asustaste.
Escuché una pequeña risa de su parte.
—Lo siento, no era mi intención.
Con lentitud me levanté del asiento y giré para enfocar a la jovencita, divisando en sus labios una divertida sonrisa.
—Ni siquiera te sentí entrar —metí ambas manos en los bolsillos de mi pantalón.
—Eso noté —ladeó un poco su cabeza, mostrando una expresión curiosa—. ¿Estás listo?
Suspiré por milésima vez en día.
—¿Te soy sincero? —reí con falsedad—. No. Sé lo que debo hacer, pero no estoy listo.
—Saldrá perfecto, JungKook —llevó sus manos a mi corbata y la movió un poco, logrando que se ajustara más que antes—. Todo lo haces bien, así que no dudo que esto también.
Una pequeña sonrisa se formó en mis comisuras por sus palabras de apoyo, acto que fue correspondido por ella.
—Muchas gracias, Lisa.
—No es nada, campeón —golpeó mi hombro con su puño, sacándome una carcajada. Observó el reloj en su muñeca y exclamó sorprendida—. Vamos, estás a nada de salir. Andando.
La chica dió media vuelta y caminó hasta la puerta de la habitación, esperando que la siguiera. Antes de hacerlo le di una ojeada al lugar, de paso también a mi aspecto en el espejo, motivo por el cual escuché una carcajada de su parte; y una vez encontrando todo en orden, decidí avanzar tras la ahora pelinegra.
Si, Lalisa había teñido y cortado su cabello. Ahora le llegaba a los hombros y poseían una tonalidad negra con algunos contrates grises en la parte trasera. Le quedaba muy bonito.
Al llegar a los pasillos pude notar como muchas personas se movían de un lado a otro. Todos estaban terminando de comprobar que las cosas estuvieran bien justo antes de iniciar con el evento.
Durante el camino fui consciente de la tranquilidad de mi amiga, lo cual me resultaba raro en este preciso momento. Y fue por ese motivo que decidí romper el silencio.
—¿Cómo te encuentras?
Capturé toda su atención con aquella pregunta, recibiendo una sonrisa sincera como respuesta.
—Estoy bien, JungKook. No te preocupes por mí.
Asentí no muy complacido con eso.
—Sabes que ellos van a estar aquí, ¿cierto?
Lisa se quedó inexpresiva por mi comentario. Luego de un par de segundos suspiró profundo, volviendo a mirarme atenta.
—Lo sé, y estoy un poco tensa por eso, no te lo niego. Pero estoy bien, JungKook, he aprendido a sobrellevarlo —colocó una mano en mi hombro al mismo tiempo en que sonreía sin enseñar los dientes—. Así que no te preocupes por mí.
—¿Estás segura? —insistí una vez más.
—Si. Lo estoy.
La miré en silencio por un instante, examinando sus microexpresiones con la intención de encontrar algo de duda en su faz, pero no divisé nada más que neutralidad.
Aún así, no me conformé porque conocía muy bien a Lisa como para ser consciente del buen manejo de sus expresiones, más porque los hechos sucedidos no eran un factor a su favor.
Todos y cada uno de nosotros habíamos sufrido intensamente. Ninguno de los sentimientos podía minimizarse, pero con Lisa había una gran diferencia. Nosotros fuimos víctimas en el lado correcto, mientras ella lo fue en el bando enemigo.
Y las cosas que pasó la afectaron a largo plazo.
Al menos tanto Olivia como yo habíamos tenido una explicación. Ambos éramos grandes víctimas, sufrimos o en su defecto, sufríamos mucho con tal choque... Sin embargo, Lisa quedó herida de manera psicológica y mientras nosotros estábamos "a salvo", ella continuaba en la boca del lobo.
Luego de que Hae se fuera, inició una guerra. Los Kim y mis padres luchaban intensamente para poder salvar a mi amiga de las garras de los Manoban, pero era algo imposible. Yo también me incluí dentro de los enfrentamientos al tratar de sacarla de ahí, y realmente podía decirles que era complicado.
La palabra imposible se quedaba corta.
Fueron seis meses los que estuvimos tratando de terminar con todo esto, y mientras tanto, Lisa vivía en aquella casa sin poder salir. Como la princesa encerrada en la torre.
Después de ese tiempo, los Manoban bajaron la guardia por un motivo desconocido y entonces, finalmente, pudimos sacarla de ese espantoso lugar.
Y al hacerlo, al poder verla luego de tanto tiempo..., lloré.
Ella no estaba bien.
Aquella familia la torturó con las historias de su pasado, recuerdos, ideas erróneas, con básicamente todo lo malo que podría existir. No la alimentaron como debía, a veces la maltrataron e incluso, la chica declaró conmigo que la mano derecha de su padre intentó sobrepasarse de manera sexual.
Eso fue todo lo que pude escuchar ese día.
El bajón emocional le provocó daños físicos como estar demasiado delgada, ojerosa, demacrada. Le quedaron una gran cantidad de traumas con los cuales tuvo que lidiar con un psicólogo y por supuesto, la incapacidad para desarrollarse con todos nosotros.
Principalmente con sus verdaderos padres: los Kim.
Para hacer la situación lamentable, los Manoban continuaban sueltos y debido a eso Lisa seguía estando en peligro. Fue por eso que mis papás accedieron a dejarla vivir con nosotros, y la experiencia fue horrible.
Ver como debía lidiar con sus problemas internos era el peor de los castigos. Sin embargo, no fue por mucho tiempo. Justo cuando yo decidí irme de casa, ella también lo hizo y se fue junto con Byul, quién desde ese entonces ha sido su gran compañera.
El tiempo pasó y pasó, los Manoban desaparecieron, nunca se supo nada de ellos y el peligro se aligeró. Con eso en cuenta, la joven empezó a mejorar su salud mental, y para ese entonces podría considerarse alguien estable. Todos le dimos el apoyo que se merecía, la ayudamos en lo necesario y por supuesto, dejamos que los días influenciaran en su recuperación.
No significa que estuviera bien en su totalidad. Continúa teniendo sus crisis, pero cuando eso sucede todos estamos ahí para ella, principalmente Byul al mantener la convivencia.
Y con los Kim... la situación ha sido muy difícil.
Lisa no es que los evite, sino que simplemente no se encuentra lista para afrontar la realidad y crear un vínculo con ellos. Por supuesto, los tíos Kim han aceptado y le han dado todo el tiempo que necesite; siempre están preocupados por ella, le ofrecen ayuda si necesita, incluso la han invitado a reunirse un par de veces y Lisa no ha puesto objeción. En resumen: le han mostrado interés, lo cual es importante.
Ellos son conscientes de que no pueden arreglar las cosas y que la última palabra la posee Lisa, pero aún así se han comportado bien y le han enseñado que ante cualquier cosa, sus brazos siempre estarán abiertos para lo que sea.
Y Lisa ha valorado mucho eso.
Si somos claros, toda esta situación es algo que día a día vemos reflejado a nuestro alrededor. A menudo hacemos cosas con la mejor de las intensiones, sin saber realmente a lo que nos pueda llevar; miles de veces pensamos que nuestras decisiones son correctas, aunque en realidad son errores disfrazados de una buena acción.
Nada de esto tiene una justificación absoluta. Ninguno de nuestros actos tiene una defensa que los pueda respaldar. Al final, somos humanos y cometemos errores una y otra vez. Somos seres imperfectos que día a día se ven sometidos en un proceso continuo lleno de constantes altos y bajos.
Y el único resultado será siempre sufrir las consecuencias.
Luego de detallar por última vez a la jovencita despeiné un poco su cabellera, obteniendo un bufido seguido de una maldición de su parte.
—Idiota —me sacó la lengua—. Voy con los chicos, ¿okey? Te estaremos viendo desde ahí.
—De acuerdo... —tragué saliva con algo de dificultad.
—Todo va a salir bien, ya verás —pellizcó mi mejilla dulcemente, dando algunos pasos hacia atrás—. ¡Fighting!
Entusiasmada alzó sus puños en mi dirección, acción que copié instantáneamente. Le regalé una pequeña sonrisa hasta que desapareció de mi vista, momento exacto en donde la eliminé y dejé que el miedo se implantara en mi faz.
«Todo va a salir bien... Todo va a salir bien...».
—JungKook, ¿estás listo?
Giré la cabeza al sentir la voz de mamá a mi lado. Ahí se encontraba ella tan resplandeciente como siempre. Acarició mi hombro con su mano en forma de apoyo al mismo tiempo en que asentía como respuesta. Y justo en ese momento aparecieron mi padre y hermano.
—Estaremos saliendo en este momento. Tranquilo, hijo —palmeó mi espalda un par de veces.
Tanta tensión iba a matarme.
¿Han vivido esa sensación de sentirse preparado para algo, y justo al momento en donde debes actuar pierdes toda la confianza o control? Como cuando debes exponer algún proyecto escolar, hacer un examen, presentarte frente a alguien... Esa clase de cosas.
Buena, de esa misma manera me sentía ahora.
Inhalé y exhalé varias veces en búsqueda de la calma necesitada, pero me resultaba muy difícil mientras más tiempo avanzara. Para colmo, el terror aumentó cuando mis progenitores junto a EunWoo salieron hacia el exterior, recibiendo los aplausos y preguntas constantes de los periodistas que escuché desde mi posición. Aquello significaba que me encontraba a nada de entrar.
Jugué con mis dedos y la tela de mi saco para liberar mis nervios, mas no lo lograba. Fue entonces cuando decidí recurrir a la última opción que tenía antes de que me llamaran. Tomé el celular de mi bolsillo y entré rápidamente a los archivos, buscando algo a lo que siempre acudía cuando me encontraba en este tipo de estados.
Y al encontrar aquel audio, no tardé en reproducirlo.
—Oh, espera... ¿Ya está grabando? Ah, sí —soltó una carcajada—. JungKook, mi bello príncipe conejo, ¡mucha suerte el día de hoy en tu junta! Ya sabes que hacer: patéale el trasero a esos gordos estúpidos e incapaces.
Una ligera risita se escapó de mis labios por eso.
—Eres increíble, nunca dudes de eso, y si me entero que lo haces iré a pegarte —advirtió con su clásico tono serio que únicamente me provocaba ternura—. Te quiero mucho, mi dulce príncipe, tampoco te olvides de eso... ¡Dalo todo! ¡Fighting!
Y terminó.
Justo cuando dejó de reproducirse me indicaron que ya era momento de salir. Por tal motivo tuve que regresar el celular a su lugar, pero antes de aparecer en el exterior... pensé en ella.
Pensé en su voz, su tacto, el sabor de sus labios, el color de sus ojos y todo lo que con ella sentí, llenándome de recuerdos cálidos que a pesar de no calmarme en su totalidad, me mostraron más seguridad.
Y con aquello encima no esperé más. Caminé hacia el gran salón lleno de personas, recibiendo el flash de las cámaras y los aplausos de todos.
Una jodida ansiedad estuvo a punto de controlarme.
Antes de dirigirme al área en donde se encontraba mi familia, posé para las cámaras, esa fotos irían directamente a las revistas. Gracias a la vida aquello concluyó rápido y pude llegar a donde ellos, escondiéndome tras mis papás y posicionándome a un lado del pequeño.
—Odio esto —murmuró.
Solté una risa nasal.
—Yo también...
Algunos periodistas estaban intensos entre preguntas y opiniones absurdas, pero no se les prestó atención ya que mis padres eran los primeros en hablar. Tanto él como ella se excedieron un poco con las palabras, pero nada resultaba innecesario, aunque sí un poco aburrido. Amaba todo esto de los negocios, sin embargo, no negaría que era agotador.
Mientras mis progenitores hablaban, yo me preocupé en repasar mi discurso en la mente. Tenía que hablar demasiado y sentía miedo de olvidarlo todo; era una sensación que no me estaba dejando tranquilo y ahora incrementaba.
Algo estaba mal.
Cuando ellos terminaron se escuchó una gran ronda de aplausos, misma que aumentó cuando papá añadió al final: "Y ahora, con ustedes, le doy la palabra al CEO y a mi hijo, Jeon JungKook".
«Trágame tierra y escúpeme lejos».
Al girarse y regresar a mi posición me regalaron una sonrisa de ánimos, la cual ni me esforcé en corresponder. Simplemente tomé el portafolio sobre una de las mesas y caminé a paso lento hacia el centro del podio, instante donde observé todo a mi alrededor.
El salón era muy grande y la capacidad también. Habían una enorme cantidad de personas, pero mis ojos se enfocaron en quienes se encontraban en la parte delantera apoyándome. Y eso, aunque haya sido un segundo, me ayudó mucho.
Entonces pensé en lo mucho que esas personas significaban para mí. Literalmente, lo eran todo. Sin mis amigos, probablemente yo no sería nada.
«Han crecido bien», fue lo que pensé al darles un vistazo.
HoSeok al graduarse ingresó en la misma universidad que todos nosotros con administración de empresas, pero también tomaba clases en una prestigiosa academia de baile. Su desarrollo en la danza era espectacular, el chico tenía un gran talento.
NamJoon estudiaba su carrera de ciencias políticas en el mismo lugar, desviándose hacia la parte administrativa como nosotros para añadir. Al igual que yo, era el CEO de la empresa de sus papás y próximamente iba a convertirse en un excelente ministro político.
Yo opinaba que mejor debía ser presidente.
TaeHyung también estudiaba administración de empresas con nosotros y compartía conmigo los cursos de música. En la actualidad ayudaba a su hermana con la parte administrativa en su empresa.
Eun Byul había tenido un cambio significativo. Bajo la presión de sus papás comenzó a estudiar Derecho para ser una futura abogada, pero al mismo tiempo llegó a interesarse en la criminalística y en la actualidad trabajaba junto con Jin en la resolución de casos.
Y antes de que lo pregunten, ¿entre esos dos existía una relación? Bueno, era algo complicado de explicar. Aún no terminaba de entender que cosa tenían, pero lo que conocía era que Byul estaba siendo demasiado difícil con Tae y hasta el momento no habían podido avanzar.
Como bien dije: no entendía.
Lalisa había decidido continuar con el mando en la empresa de su "familia". Decía que era algo que desde niña le fascinó y que no quería desaprovechar la oportunidad. Además de estudiar con nosotros se hacía cargo de su conglomerado, fue por ese motivo que me propuse a ayudarla a través de contratos con mi empresa. Y de esa manera había avanzado hasta este entonces.
Rosé, la actual pelirosa, tambien había tenido un increíble desarrollo con el paso de los años. Se dedicaba al diseño gráfico y ella misma había creado su propia marca de ropa y empresa que, pese a ser pequeña, ya había obtenido increíbles resultados. No dudaba con que se convertiría en algo muy grande en poco tiempo.
YoonGi —el novio de ella, si, ambos eran una bonita pareja— estaba estudiando con nosotros e igualmente compartía conmigo y con el peligris el curso de música. Estaba a punto de convertirse en el CEO de la empresa de entrenamiento de sus padres.
Y Jin, teniendo a su prometida JiSoo a su lado, continuaba obteniendo logros enormes con su trabajo como detective. Se había convertido en un buen amigo nuestro.
Viéndolos a todos en aquellos escasos segundos fue suficiente para obtener más seguridad. Pese a continuar nervioso, me sentía con más capacidad de llevar a cabo mi labor.
Así que decidido dejé el portafolio abierto en el podio frente a mí y, luego de suspirar levemente, comencé a hablar.
—Buenas tardes a todos los presentes. Mi nombre es Jeon JungKook, primogénito de la familia y el CEO de J.Y.S Corporation. Hoy me encuentro con el gran placer de tener en este lugar a diversos representantes, socios, amigos, familia y a todas las personas que desde el exterior estarán observando —hice una pequeña pausa en la que aproveché para tomar aire—. Este evento representa lo más importante de la empresa durante todo el año y por ende, en esta jornada me siento agradecido de ser quien lo maneje. Nada de esto hubiera sido posible de no ser por su apoyo.
Una ronda de aplausos se escuchó en el lugar luego de las primeras palabras que había pronunciado. En ese pequeño instante dirigí la vista hacia mi portafolio y leí de manera superficial lo que se aproximaba, procediendo a continuar cuando el lugar volvió a estar en silencio.
—Como cada año nos encontramos aquí dispuestos a participar en este evento de caridad. Pero a diferencia de los anteriores, hoy estaremos enfocándonos en un plan que yo mismo vengo organizando desde hace tiempo —alcé con discreción mis comisuras—. El mayor por ciento de las ganancias obtenidas hoy irá directamente hacia las zonas de clase baja en el país con el objetivo de generar mejores condiciones de vida.
»Se crearán escuelas gratuitas y diversos centros comerciales con opciones económicas para todo el pueblo. Parte del dinero también irá hacia centros educativos para niños discapacitados, y se presentará la idea de crear academias nocturnas para aquellos adultos que deseen terminar con sus estudios.
»Es un plan que he venido planteando desde hace muchísimo tiempo y que hoy puedo presentarles a ustedes —formé una sonrisa sincera—. No hay mejor acto de caridad que beneficiar a miles de personas antes que a uno mismo.
Nuevamente los aplausos se hicieron presentes permitiéndome respirar tranquilo. Si bien aún no había terminado, me generaba menos presión el hecho de haber concluido la parte que más nervioso me tenía.
No obstante, nadie me dijo que la confianza y seguridad propia se vería aplastada en cuestión de segundos.
Los malos presentimientos no solían fallar.
Los aplausos aún continuaban por parte de los presentes cuando una de las puertas principales se abrió. Por el ruido nadie se dió cuenta de ello, excepto yo que desde mi posición era capaz de ver claramente quienes entraban en el salón.
Los Kim habían llegado.
Traté de no prestar atención en eso al observar los papeles frente a mí, aún debía tocar un par de puntos para poder salir de ese lugar. Si bien no quise enfocar mi mirada en ellos, fue como si algo me hubiera atraído y no pude contenerme. Así que alcé la vista hacia la puerta y, justo al encontrarlos, todo en mí dejó de funcionar.
Todo, absolutamente todo, dejó de importarme.
Por un momento olvidé lo que me encontraba haciendo e incluso quien era en este maldito mundo, porque lo que tenía frente a mí era mucho más importante que cualquier cosa. De repente los sonidos comenzaron a ser lejanos y mi campo de visión se concentró en una sola persona, aquella que irradiaba luz desde el primer paso que dió en el lugar.
Mi pecho empezó a doler tan fuerte que incluso mi respiración empezó a fallar. Era imposible respirar. Traté de verme tranquilo, sin embargo, cada segundo que pasaba me hacía perder más control sobre mi cuerpo y mente. Las piernas me temblaban al igual que las manos y mi cabeza sólo podía debatir entre sí lo que veía era real o una simple ilusión.
Fue hasta que sus ojos se encontraron con los míos y supe que realmente estaba aquí, haciéndome pensar una sola cosa.
«Olivia...»
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Monday, Tuesday, Wednesday, Thursday, Friday, Saturday, Sunday (a week)
Monday, Tuesday, Wednesday, Thursday, Friday
SEVEN DAYS A WEEK 🎵✨
¡Temazo del año!
\(◎o◎)/
Sigo sin superar Seven, y hablo de todas las versiones que posee.
Mucho menos la coreo tan divina.
¡Auxilio, cada día estoy más enculada de JungKook! TuT
¿Cómo están, personitas? ¿Qué me cuentan? <3
L@s quiero mucho a todos y agradezco porque hayan llegado hasta aquí conmigo 💗
Por fis, cuídense mucho y tomen awita.
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