⚘. ▎63
❝Un túnel sin salida.❞
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JEON JUNGKOOK
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Viernes, 25 de agosto del 2023.
18:49 hrs.
El sonido del agua impactar contra las superficies era lo único que se escuchaba en la gran ciudad de Seul. Una lluvia fuerte y tormentosa, como esas que solían presentarse a menudo, invadía al entorno desde hacía un par de horas, y en mi opinión, era más que reconfortante.
Veía las innumerables gotas caer a través del ventanal de mi apartamento, concentrándome en la textura cristalina que se reflejaba en el vidrio y provocando que acercara mi dedo para intentar tocarlas. Una sonrisa se formó en mis comisuras por aquello. Debido al horario se encontraba oscureciendo en la ciudad, hecho que dejaba a la vista las luces encendidas de las edificaciones, dando una imagen de la cual ya me había acostumbrado.
Sacudí un poco la cabeza y consigo mi cabello cuando caí en cuenta de que había perdido la concentración de lo que anteriormente hacía. Regresé la vista al cuaderno en mis muslos y acaricié con los dedos la fina hoja en donde se encontraban algunos de mis apuntes, mismos que leí con bastante detenimiento. De repente las letras comenzaron a unirse entre sí y un dolor de cabeza me invadió, lo que me hizo soltar un suspiro cansado.
Estiré mi mano hacia la pequeña mesa a un lado del sofá para alcanzar los lentes que necesitaba por los problemas de la vista, procediendo a colocarlos en el puente de mi nariz y volviendo a observar lo escrito en el cuaderno.
«En cualquier momento me quedaré ciego», pensé en cuanto noté la gran diferencia al usar aquel objeto. Releí un par de veces el contenido en la libreta en el intento de repasar lo aprendido en mi tutoría de hoy. Y entonces afirmé una vez más que estudiar música no era lo más fácil.
Pero me gustaba, así que tocaba aguantar.
Me levanté del sofá para tomar entre mis manos la guitarra que se encontraba en su lugar correspondiente; debía practicar un par de cosas para el próximo encuentro. Cuando regresé al mueble me coloqué en una posición cómoda y miré el instrumento o más bien, a lo escrito en el mismo, dejando salir una risita nasal gracias a los innumerables recuerdos que invadieron mi mente.
—Has durado mucho —comenté hacia el objeto.
Sostuve la guitarra en posición y empecé a jugar con los acordes que tenía en mente desde hacía un par de días. La música era todo para mí, incluso cuando era un niño. Cada vez que me encontraba triste, feliz, relajado, angustiado, o de cualquier forma, solía cantar o tocar alguna canción; y eso, sin duda, la consideraba la mejor de las terapias.
No supe cuanto tiempo pasó, pero sí que demasiado al calcular la cantidad de melodías practicadas. Me quedé mirando a la nada un par de segundos antes de organizar un poco la exageración de papeles que se encontraban regados en la sala, y mientras tanto mis ojos dieron con uno que capturó mi atención.
Y como si de alguna clase de señal se tratara, mi celular comenzó a sonar indicando una llamada.
Dejé la guitarra a un lado y saqué del bolsillo de mi pantalón el aparato, no tardando en mirar en la pantalla encendida el nombre de la otra persona. Dejé que un suspiro profundo se escapara de mis labios antes de levantarme y llevar el celular a mi oreja.
—Dime, papá.
—Hola, hijo mío. ¿Cómo estás? Yo estoy bien, gracias por preguntar.
Rodé los ojos con diversión.
—¿Qué quieres? —pregunté entre sutiles risas.
—¿Qué haces en esta noche tan maravillosa? —inquirió un tanto burlón, notando el sarcasmo en los adjetivos utilizados.
—Estaba practicando un poco con la guitarra. ¿Cómo se encuentran en casa?
—Agh, horrible. Creo que tu madre está en etapa menopáusica.
Una fuerte carcajada se escapó de mis labios cuando lo escuché decir eso, tanto que tuve que cubrirme la boca para mantener un control. A pasos lentos me dirigí hacia la cocina y abrí la despensa, buscando lo que necesitaba en ese momento.
—Si te escucha te matará.
—En cualquier momento lo hace, así que dame amor —dramatizó—. Aún así, me dijo que te enviaba un enorme beso.
—Dile lo mismo de mi parte —utilicé un tono dulce—. ¿Y EunWoo?
—Tu hermano es otro que me tiene mal. Ese niño anda demasiado cascarrabias últimamente. Y no quiere decirnos el porqué.
—Suele ser bastante cerrado a veces.
—Me recuerda a cuando tenías esa edad. Aunque bueno, nadie te supera.
Reí débilmente.
—Sólo déjalo, ya verás que algún día de estos se relajará.
—Eso espero —papá hizo un pequeña pausa en donde lo escuché suspirar—. Ahora dime, ¿cómo estás tú? ¿qué tienes pensado hacer ahora?
Pasé una mano por mi largo cabello mientras observaba desde la cocina el apartamento solitario. Apoyé parte de mi cuerpo en la meseta y eché la cabeza hacia atrás, pensando y pensando como en los últimos tiempos había sido.
—Mh... Estoy bien, supongo —respondí al mismo tiempo en que sostenía con mi diestra lo que estuve buscando—. Ahora me beberé toda una botella de champagne.
Escuché la risa de papá tras la línea.
—¿Tú solito?
—Si, a menos que quieras hacerme compañía —propuse con diversión.
—Ah, realmente me encantaría, pero debo quedarme acá. Por cierto, ¿listo para mañana?
—Estoy nervioso —confesé—. Sé lo que debo hacer, pero una parte de mí se siente insegura.
—Todo saldrá bien, hijo. Ya verás.
Murmuré un "gracias" casi inaudible antes de que todo quedara en silencio. Abrí la botella en mis manos y serví el líquido sobre una copa, momento exacto en que mi padre volvió a tomar la palabra.
—Invita a tus amigos, ¿ok? Estás muy solo en ese departamento, un poco de compañía no te vendría mal.
Sonreí genuinamente por su sugerencia, sintiendo mi pecho encogerse de repente.
—Lo haré, muchas gracias, papá.
—No es nada, hijo. Ahora debo dejarte, iré a ayudar a tu madre en la cocina. Así que, ten buena noche.
—Igualmente para ustedes. Dale saludos a EunWoo y a mamá.
—Te quiero, JungKook. ¡Y no te quedes despierto hasta tarde!
—Yo tambien te quiero, papá —ignoré sus últimas palabras bastante divertido—. Buenas noches.
—Buenas noches.
Y la llamada terminó.
Como en todas las ocasiones similares me quedé observando la pantalla del celular, procesando la información contenida en mi cerebro y al mismo tiempo pensando en absolutamente todo. Me concentré en las palabras de mi padre, esas en donde dejó claro que últimamente me encontraba demasiado solo, siendo consciente de la certeza que poseían. Mi progenitor tenía razón en eso, sin embargo, ¿qué más podía hacer?
Todos me decían: "es hora de superarlo, JungKook". Pero... ¿cómo podía hacerlo?
Había pasado tiempo, demasiado tiempo. Tres años y un poco más para ser específico, aún sin ser capaz de afrontar mi nueva realidad. De sólo pensar en ello sentía mi cabeza obtener varias punzadas y mi pecho estrujarse con fuerza, tanto que mi respiración se cortaba.
Serví un poco más de champagne en la copa y de un sólo sorbo bebí todo, generando una mueca con mis labios debido al sabor fuerte, diría que hasta agridulce.
Y justo en ese instante la recordé a ella.
Precisamente a ella. La única persona capaz de controlar todo en mí sin ni siquiera tenerla.
Habían pasado tres años desde que Olivia partió a sabe Dios donde. Desde ese entonces mi vida no ha sido igual. Todo cambió: mis amigos, mi condición, la realidad, mi propia vida, incluso yo cambié. Algo en mí, esa parte que sólo ella era capaz de llenar y que la arrebató con su partida, desapareció por completo y dejó en el fondo a una luz completamente apagada.
Porque así estaba yo: apagado.
No había sido capaz de soportar lo sucedido. Justo después de que ella volara lejos no supe lo que pasó, pues al abrir los ojos me encontraba en una camilla de hospital. Me había desmayado debido a tanta presión. Y por lo sabido, ocurrió un enfrentamiento con los Manoban que dejó todo en horribles términos.
Un día pasó en cuestión de minutos y, sin haber superado que mi único amor se alejara nuevamente, tuve que despedir a JiMin. Aquello fue como otra carga para mi horrible dolor y, por ende, el sufrimiento incrementó. Para colmo, Lalisa estaba desaparecida; nadie, absolutamente nadie, era capaz de encontrarla.
Sólo para concluir, no fueron los mejores momentos.
Las cosas estaban realmente mal. Los chicos fueron informados de lo sucedido y terminaron demasiado impresionados, sin embargo, la falta de esas tres personas también afectó al grupo de forma que existió una corta separación. Creo que todos necesitábamos un tiempo.
Con mis padres fue muy duro también. Después de lo acontecido mantuve la distancia porque no podía siquiera verlos, y lo mismo sucedió con los Kim.
Luego de graduarme con excelentes honores junto a los demás decidí que lo mejor era irme lejos por todas las vacaciones. Viajé a Busan durante aquellos meses y traté de sanar un poco; afrontar lo sucedido, entender y sufrir sin la necesidad de que otros quedarán arrastrados. Y a pesar de que no fue suficiente, sirvió de ayuda para seguir adelante y no rendirme ante la primera oportunidad.
Y desde ahí todo ha sido algo... distinto. Al cumplir la mayoría de edad y entrar en la universidad supe que mi vida sería una nueva realidad. Los estudios eran más exhaustivos y tenía la responsabilidad de ser, para colmo, el CEO de la empresa de mi familia, lugar que tomé en diciembre desde ese mismo año. Ahora era un adulto sin tiempo y con una vida de mierda, la cual no parecía mejorar de ninguna forma.
No negaría, los chicos eran de gran apoyo. La comunicación nunca se perdió y siempre se mantuvo la unidad. Estudiábamos en la misma universidad incluso, así que al menos me sentía privilegiado de tenerlos.
Pero a pesar de divertirme y pasarla bien, no se sentía suficiente.
De JiMin no sabía absolutamente nada. Sólo era consciente de que estaba pasando más tiempo de lo que prometió y aquello no era una buena señal.
Lisa... Ella realmente estaba sufriendo como yo, probablemente el triple. Estuvo mucho tiempo encerrada en su casa y a pesar de que mi familia y los Kim intentaron hacer algo, era completamente imposible. Los Manoban demostraron ser realmente capaces de matar si era necesario. Sin embargo, luego de mucho tiempo... simplemente desaparecieron.
Mi amiga quedó libre y a salvo, pero si con demasiados traumas. Ella no se sentía a gusto con los Kim, estaba demasiado incómoda. Así que lo único que hizo fue alejarse e ir a vivir con Byul, quién había sido un buen apoyo en esos momentos. Siempre me mantenía al tanto de su estado, incluso más que antes.
Porque la realidad era que necesitaba ayuda emocional para continuar adelante.
Y Olivia... Eso era mi principal problema.
No sabía nada de ella. Una vez a la semana desde su partida iba a casa de los Kim para preguntar por su estado, y lo único que obtenía como respuesta era un "ella está bien" que no me convencía del todo. La llamaba a su número y nada, le escribí y no tuve respuesta, traté de localizarla y nunca pude.
Eso me estaba volviendo loco.
La necesitaba a mi lado. Extrañaba a Olivia con muchas fuerzas y no saber de ella era el peor de los castigos. Me dolía. Todo me dolía. Y todas las malditas noches lloraba de la frustración. Era horrible.
Mi maldita vida era horrible.
En todas las noches observaba las estrellas, como desde pequeño solía hacer, preguntándome cómo podría estar; si comía saludable, si se encontraba bien, sobre sus estudios... Pero al no tener respuesta terminaba llorando durante horas sin importarme que al día siguiente tuviera clases y peor aún, trabajo.
Trataba de olvidarla, realmente intenté dejar a un lado la promesa que planteé y continuar como ella misma lo pidió, pero no podía.
Simplemente no podía dejarla ir.
Y me dolía el hecho de no saber cuanto tiempo continuaría de esa manera.
Mis lagrimales picaron de repente y mi garganta se secó junto al nudo presente, sabiendo de inmediato que si no detenía mis pensamientos terminaría llorando como un condenado. Sacudí mi cabeza varias veces y dejé escapar un angustiado suspiro. En ese momento la propuesta de papá reinó en mi cabeza y entendí que lo mejor sería relajarme un poco. Así que sin dudarlo mucho encendí el celular y busqué el grupo que tenía junto a los chicos para enviar un mensaje.
Tenemos sueño 😴
Idiotas. Fiesta de pijamas en mi casa«
7:28 PM.
Zanahoria:
»¿Con esta lluvia?
7:28 PM.
Sexy Brain:
»Me apunto
7:29 PM.
YoonGo Bongo:
»Y yo que me iba a dormir
7:29 PM
Dale. No sean aguafiestas. Estoy aburrido«
7:30 PM.
Indeseable:
»La idea de Jeon es buena. Me apunto
7:31 PM.
Pinkie Jin:
»Yo también me apunto
7:32 PM.
Zanahoria:
»Bueno, si todos están de acuerdo, entonces también me apunto
7:32 PM.
YoonGo Bongo:
»Agh, me caen mal todos. Ahora tengo que ir
7:33 PM.
JJAJAJAJAJ«
7:33 PM.
Indeseable:
»JAJAJAAJAJA
»Bien, iré pasando por sus casas para llevarlos con Jeon.
7:34 PM.
Sexy Brain:
»Gracias, querido chófer
7:34 PM.
Indeseable:
»Sólo, por favor, TERMINEN RÁPIDO
7:35 PM.
YoonGo Bongo:
»Demorense. Hagan caso a mis sabias palabras.
7:35 PM.
Zanahoria:
»JJAAJJAAJJA AYUDA
7:35 PM.
YA JAJAJAJA«
Los espero aquí «
7:36 PM.
Indeseable:
»Vamos para allá
7:36 PM.
Cuando supe que la conversación estaba concluida apagué el celular y organicé un poco la cocina, procediendo entonces a caminar hacia mi habitación. Justo al entrar recibí la atenta mirada de mi pequeño o más bien, gran amigo, el cual salió de su escondite sólo para correr hacia donde estaba.
Me agaché hasta quedar a su altura y dejé un par de caricias en su lomo, siendo consciente de la euforia que tenía y la rapidez con que movía su colita.
—Bam, ¿de nuevo bajo mi escritorio? —pregunté curioso.
La única respuesta que obtuve de su parte fue un estruendoso ladrido, el cual me sacó una carcajada.
Había adoptado a Bam el año pasado. Era un perro muy joven de raza Doberman que tenía el triple de energía que yo. No era mentira el hecho de que siempre estuve solo, y por ese mismo motivo fue que quise tener un compañero que me alegrara los días.
Desde que lo tenía sentía que todo era más fácil.
—Enseñame tus dientes —abrí su boca con mis manos y revisé que su dentadura estuviera en orden. También revisé sus orejas y sus patas delanteras, me gustaba mantenerlo cuidado—. En un rato vendrán tus tíos a quedarse a dormir, así que debes portarte bien.
Sus dos orejas se alzaron de repente y lamió mi mano, enfocando sus ojos galácticos en los míos.
—Supongo que eso es un "no prometo nada" —reí—. Ahora papá irá a darse una ducha. Espera aquí, ¿okey?
Sólo me observó atento.
No podía responder, era obvio, pero sabía muy bien que entendía mis palabras.
Me acerqué hasta el armario y saqué mi ropa interior junto a un conjunto casual: sudadera y pantalón enorme de tonalidad negra. Estando listo caminé hasta el baño de la habitación dispuesto a darme una ducha, acción que me tomó un poco de tiempo.
Como siempre.
Luego de haber pasado como... ¿treinta minutos? Como sea, procedí a regresarme a la sala para organizar un poco el lugar. Llevé la manga de la sudadera hasta mis codos dispuesto a trabajar en ello, liberando mis tatuajes.
Si, tatuajes. Al final había decidido hacérmelos porque era algo que amaba a pesar de que existieran miles de tabúes al respecto. Desde mis manos hasta el punto culminante en mi hombro se veían dibujos significativos para mí. Y si no era suficiente, en mi labio inferior había un arito de plata.
No me importaba las críticas de los demás. Era lo que yo quería y listo.
Dejando de lado eso, me concentré en limpiar. Guardé las hojas de trabajo en su lugar correspondiente, recogí y boté algunos de los envoltorios de snacks que habían por el suelo y organicé los muebles. «Mierda, desde que vivo solo soy un desastre». Al notar que todo se veía aceptable procedí a apagar la sala y encender las luces LED que tanto me encantaban, acompañadas de la música que reproducí al instante.
Y así era como pasaba la mayor parte de mi tiempo en casa.
Pasó un buen rato en donde únicamente vi reels de Instagram sin parar, hasta que el timbre de mi departamento sonó indicando que ya habían llegado. Con una velocidad increíble me levanté del sofá y corrí hacia la puerta, abriéndola después de comprobar en las cámaras que efectivamente eran ellos.
—Se tardaron —comenté con burla.
—¿Qué querías que hiciéramos? ¡Está lloviendo como si fuera el fin del mundo y estos son unos lentos!
—Sucede que no disfrutas la adrenalina de llegar tarde a un lugar, TaeHyung —respondió YoonGi alzando sus hombros y entrando a mi casa como si nada.
Los demás no se quedaron atrás.
Luego de estar todos dentro les indiqué donde dejar sus cosas. Íbamos a dormir en la sala, traería unos colchones para campamento que tenía guardados y así acomodarlos en el espacio; aunque si era sincero, lo más probable era que ninguno de nosotros fuera a descansar.
Les di unos minutos para que tomaran comodidad y mientras tanto saqué un par de bebidas y comida para compartir entre todos.
—¿Cuál es el plan para hoy, JungKook? —inquirió Jin, siendo el primero en encontrarse listo. Se había colocado un pijama azul con adornos de peces, el cual le daba un aspecto tierno.
—Mi plan... —hice una pausa mientras dejaba las bebidas en la mesa frente a los muebles—. Bueno, beber y hablar de nuestras vidas hasta que nos olvidemos de todo.
—Me gusta la idea, JungKookie.
—No me llames así, HoSeok.
—Pero si es tierno. ¿Verdad que sí, Nam?
—Es tierno y divertido ver cómo se enoja —declaró el aludido bastante decidido a tomarme el pelo una vez más.
Yo simplemente los fulminé con la mirada.
—No debí haberlos invitado.
—No digas estupideces y pásame la cerveza. Voy a embriagarme hasta no recordar ni mi nombre —pidió un TaeHyung exhausto, lanzándose sin nada de elegancia sobre el sofá.
—Uy, ¿problemas en el paraíso, viejito?
Rechistó por mis palabras.
—En el infierno, mejor dicho.
—Pues has venido al lugar correcto —sonreí jocoso y estiré los brazos a ambos lados—. ¡Bienvenido a la reunión de amigos que liberan sus problemas! Hay cerveza y snacks incluidos.
—Ja.Ja.Ja. Muy gracioso, Jeon.
—¿No se supone que mañana tienes una conferencia?
Asentí frenéticamente a la cuestión de SeokJin y al mismo tiempo me senté con delicadeza en la mesita.
—Si, y por eso estamos acá. Necesito liberar la cantidad de nervios que tengo.
—Ya verás que saldrá bien —afirmó NamJoon mientras abría las latas de cerveza para cada uno de nosotros.
Murmuré un "gracias" casi inaudible al recibir la bebida, e instantáneamente todos procedimos a hacer un brindis.
—Por el evento de mañana y el arduo trabajo del CEO Jeon.
Solté una carcajada por las palabras de mi amigo, pero no puse objeción a eso y brindamos entre todos con mucha alegría.
Y a partir de ahí el tiempo fluyó. Siempre sucedía que cuando nos juntábamos las conversaciones se entrelazaban y parecían no tener fin, así como el ambiente se mantenía muy cómodo y agradable. Eso, unido a nuestras presencias llenas de alegrías, era lo necesario para que la situación avanzara por su cuenta sin ningún tipo de trabas.
No habíamos cambiado mucho. Lo único relevante era el hecho de ser adultos con mayores responsabilidades y tal vez, un poco más de madurez. Por supuesto, nuestros aspectos externos eran distintos. Éramos un poco más altos y con mayores complexiones musculares, nuestras voces se escuchaban un poco más gruesas y nuestros rostros ya no se veían tan aniñados; por el contrario, se notaba que éramos mayores de edad.
También, cada uno tenía una peculiaridad. NamJoon mantenía su misma tonalidad castaña en el cabello. Jin lo oscureció un poco y dejó que creciera, lo mismo que hizo YoonGi. Mientras que Tae y HoSeok no hicieron ningún cambio.
Yo era el más distinto de todos al haberme tatuado y perforado algunas partes del cuerpo. Mi pelo se mantenía igual, sólo que mucho más largo que antes luego de dejarlo crecer. Ahora se encontraba por mi nariz y en la parte trasera prevalecía un mullet; aunque variaba cada cierto tiempo, pues le daba algunos cortes cuando me molestaba demasiado.
En resumen: el paso del tiempo creó ciertos cambios.
Aunque ahora la única conclusión que veía era nuestra casi borrachera. Íbamos por la segunda caja de cervezas sin importarnos que al día siguiente tuviéramos que despertarnos temprano. Había colocado uno de mis playlists favoritos mientras charlábamos sin parar de nuestras vidas y problemas, en eso fue que el tiempo se consumió.
—Y entonces no sé qué hacer con ella.
—Mira, YoonGi, lo mejor es que le des un tiempo —opinó Jin—. Las mujeres son complicadas y muy orgullosas, y estando enojadas son peores. Por ende, Rosé ahora mismo no está pensando con la cabeza fría. Es por eso que te digo: dale el tiempo que necesite, al final su molestia durará a más tardar un día.
—Y ya sabes que para la próxima no debes ser tan celoso. Eso acaba con las relaciones.
—Dice el que estaba celoso por mi culpa hace tres años atrás —recordó TaeHyung con diversión.
—Es cierto, JungKook tenía una mirada de muerte a TaeHyung —rió HoSeok visiblemente fascinado con mi cara de "los mato a todos".
—Quién diría que terminaste en los pies de Byul —comenté antes de beber un sorbo de la tercera o cuarta cerveza de la noche.
Él soltó un suspiro mientras bajaba su cabeza. Y ahí me arrepentí de haber tocado el tema.
—¿Tan mal está todo? —quise saber, manteniendo un tono sereno y tranquilo.
—Está horrible —echó su cabeza hacia atrás y nos observó de manera... agobiada—. Llevo tres años tratando de intentar algo, pero ella siempre ignora la situación y lo que nos sucede. Perfectamente podría dejar todo a un lado y rendirme, pero demonios, la quiero tanto.
—El otro día toqué el tema con ella, pero sólo ignoró.
—Te lo dije, Jin, ella es difícil.
—Pero si ambos se gustan... ¿por qué niega todo?
—¡No sé, Nam! No sé —cubrió su rostro con ambas manos—. He llegado a pensar que no siente absolutamente nada por mí, así de sencillo.
—No digas eso. Estoy seguro de que ella realmente siente algo por tí —palmeé su hombro con suavidad mientras formaba una sonrisa—. El brillo en su mirada es único, TaeHyung. Y créeme cuando te digo que eso significa algo.
—¿Y tú qué sabes, Jeon? ¿Eres experto en el amor?
Una risa sin gracias se escapó de mis labios en ese preciso momento y todos —incluyéndome— fueron conscientes de como la sonrisa se borró de mis comisuras de manera instantánea. No fue por el tono usado por TaeHyung, de eso estaba acostumbrado desde que lo conocía; sino más bien por el recuerdo que invadió mi mente con aquellas palabras.
Traté de volver a sonreír, pero simplemente no pude y lo que se formó fue una mueca.
—No soy experto... Pero sabes muy bien que conozco el amor gracias a ella.
Con eso lo decía todo. La sala se quedó en silencio luego de eso, dejando que lo único escuchado fuera la música en el fondo. Bebí un último sorbo de lata y la dejé a un lado para proceder a obtener otra. Mi cabeza estaba empezando a dar vueltas y sentía una pequeña euforia recorrer mi cuerpo. Lo bueno de todo esto era que resistía muy bien al alcohol, aunque ya en este punto no aguantaría demasiado.
El silencio continuaba y aquello me estaba poniendo incómodo, así que abrí la boca para hablar. No obstante, fui interrumpido por las palabras de HoSeok.
—¿Sigues sin saber nada?
Sabía a que se refería, y el sólo hecho de pensarlo me volvió muy pequeño ante la atenta mirada de todos. Lo único que pude hacer fue negar con la cabeza y mirar al suelo.
—¿Qué pasó con las chicas con quienes estuviste? —preguntó YoonGi.
Dejé salir un suspiro cansado.
—Sólo fueron cosas de una noche y que no me movieron ni un jodido latido —hice una pausa mientras bebía—. Por el momento no me siento capaz de tener nada.
—¿Sigues sin superarla?
La respuesta que tenía para la cuestión de Jin era lamentable, pero era la única que poseía en mis manos.
Asentí con la cabeza y miré hacia el exterior, arrugando mi nariz para quitar las repentinas ganas de echarme a llorar.
—Sólo la extraño mucho. Yo... ya no sé qué hacer.
Cerré mis ojos con fuerza y tragué saliva con el fin de eliminar el nudo en mi garganta, pero no era válido para ese momento donde ya me habían escuchado a punto de llorar.
—La esperanza es lo único que de pierde, JungKook —la voz de HoSeok se escuchó dentro del incómodo silencio—. Y tú aún no estás en momento de perderla, ¿de acuerdo?
—Es difícil, todos lo sabemos. Sin embargo, intenta que eso no te carcoma hoy —Jin también habló—. Mañana es un día importante y tienes que estar relajado.
Sorbí un poco por la nariz y regresé la mirada a ellos, formando una pequeña sonrisa sin mostrar los dientes como agradecimiento a sus palabras.
—Gracias por todo, chicos. No sé qué haría sin ustedes.
—Morirte.
El salón se llenó de risas por el comentario del peligris.
—Estamos para tí siempre, Jeon —afirmó NamJoon con sinceridad.
Y yo también esperaba lo mismo.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
Sábado, 26 de agosto del 2023.
00:48 hrs.
Apagué la pantalla del televisor y dejé el control remoto a un lado, revisando que no faltara nada más antes de irme a descansar. Me dolía muchísimo la cabeza; todo daba vueltas a mi alrededor y sentía que en cualquier momento chocaría con el suelo.
Nota mental: no beber más de siete latas de cervezas.
Algunos de los chicos ya habían caído dormidos instantáneamente tocaron sus colchones. Los únicos que quedábamos de pie éramos Tae, Jin y yo; los primeros ya estaban a punto de acostarse, mientras que yo no podía.
Solté un suspiro agotador antes de dar media vuelta para caminar a mi habitación, sin embargo, me detuve por la voz de SeokJin.
—¿No dormirás acá?
Giré el torso para verlo.
—Si. Pero voy a buscar algo primero.
El castaño murmuró un "ah" sin ganas, realizando con sus manos un gesto afirmativo y regalándome también una sonrisa.
Tomé eso como la luz verde para continuar con mi objetivo, no tardando demasiado en entrar a mi cuarto y cerrar la puerta. Estando ahí, completamente solo y oscuro, suspiré cansado al mismo tiempo en que me dirigía a la ventana. Con ambas manos abrí la cortina y dejé que la luz exterior iluminara mi posada, enfocando mis ojos en las estrellas en el cielo y recordando una vez más todos aquellos momentos que alguna vez me hicieron felices.
Sonreí tratando de alegrarme como antes, pero no pude lograrlo. Y eso me provocó mucha frustración, porque no quería seguir soportando todo esto. Sentía que no era capaz de controlar mi presente y que todo me estaba saliendo mal; era una sensación que por más que quisiera eliminarla, no podía. Todo me agobiaba, ni siquiera tenía algo que me provocara la misma felicidad de antes; y con eso concluía nuevamente que sin ella..., yo no era nada.
La extrañaba mucho, demasiado. Necesitaba que estuviera a mi lado otra vez.
Y observando las estrellas, aquellas que de niños solíamos admirar, era como si tuviera frente a mí el brillo de su sonrisa. Eran los recuerdos bailando en cada rincón de mi cabeza, haciéndome sentir una nostalgia tan grande que no podía ser explicada con palabras.
Me encontraba muy vulnerable. No sabía si se debía al estado de embriaguez que tenía, pero no era lo más sensato.
Lo comprobé por la locura que estaría al cometer.
Saqué el celular del bolsillo de mi pantalón y busqué en mis contactos el número que tanto había marcado en los últimos tres años, llevando el aparato a mi oreja cuando escuché los timbres. Sabía que no tendría respuesta, pero aún seguía haciéndolo con la esperanza de que en algún momento alguien atendiera.
De que ella lo hiciera.
Una nueva vez escuché la voz de la contestadora automática, la cual me dió pase instantáneo para dejar un mensaje.
Al principio me mantuve en silencio, pero cuando me digné en hablar no pude mantener oculta la sensibilidad de mi voz.
—¿Hola? Eh... hey —sorbí por la nariz e inspiré aire—. Mh.. ¿te encuentras bien?
Mierda. Era consciente de que esto no funcionaría, sin embargo... yo seguía y seguía corriendo dentro de un túnel sin salida.
—¿Estás comiendo bien? —cuestioné con un sutil toque de esperanza, sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas que muy pronto caerían—. ¿M-me puedes escuchar?
Todo se mantuvo en silencio.
—Joder, esto es patético, se que no me escuchas... —pasé una mano por mi cabello con un poco de desesperación—. Yo... maldita sea, Hae, te extraño muchísimo. No puedo vivir una día más sin saber de tí, sin saber dónde estás, como te encuentras... ¡Joder! Quiero verte, quiero poder tocarte, quiero sentir mi corazón latir con tu presencia... —tragué saliva para intentar quitar otra vez el nudo en mi garganta, pero fue en vano. Miré las estrellas reflejadas en cielo y dejé que mi mente se castigara a sí misma con los innumerables recuerdos y por consiguiente, que también me lastimara a mí—. Si por alguna casualidad me escuchas, quiero que prestes atención a lo que diré.
»Princesa... no te sientas mal, ¿okey? No te frustres ante las adversidades de la vida, no te dejes arrastrar por los problemas —hice una pequeña pausa para tomar aire y tratar de tranquilizarme—. Por favor... no estés triste, ¿de acuerdo? Donde sea que te encuentres, quiero que sepas lo mucho que te amo, HaeNul; te amo como nunca lo ha hecho un ser humano. Cariño... si estás ahí, dame una señal, por favor. Te necesito antes de que no pueda más.
»Yo... No importa dónde estés, no importa cómo te encuentres, no me importa si ya me has olvidado; yo aún estaré aquí, esperando lo necesario, pero aún estaré aquí.
Y justo al decir eso, el mensaje terminó.
Me quedé observando la pantalla del celular por un par de segundos antes de quebrarme sin importar que los demás estuvieran cerca.
No pude soportar más y lloré. Lo hice tal cual el JungKook de hacía trece años atrás, mismo que a pesar de continuar en mi interior... se esforzaba por ser distinto.
Porque todo había cambiado, incluyendo a mis anhelos. Antes quería encontrarla, estar a su lado para amarla y enseñarle todo el amor que sentía por su presencia. Y ahora, en este preciso momento, mi mayor deseo era encontrar el camino a nuestro puente para poder tenerla de vuelta entre mis brazos.
≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪
Y aquí el primer capítulo de esta Segunda Etapa ✨💗
Díganme, ¿cómo estuvo?
Ah, tengo mucho sueño, ni siquiera sé cómo me llamo. Así que me voy a mimir :D
Espero que hayan disfrutado de la actualización, lindas personitas. Cuídense mucho <3
Psdt: Ya quiero que se estrene Seven 😩✨
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