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Notita♡: Feliz cumple firewolfgirl160501 ,amor de mi vida. Este capítulo es tuyo ^^








Aún estaré contigo.❞
╰─────╮•╭─────╯

Lunes, 10 de febrero del 2020.
15:46 hrs.

Nervios.

Unos malditos nervios era lo que me estaba abrumado en aquel instante.

Miles y miles de ensayos entre lágrimas y sudor se veían totalmente aplastados ante aquella emoción que aparecía de la nada. Era como cuando te preparabas muy bien para una exposición hasta el punto de estar segura contigo misma y justo segundos antes de presentarla veías como todo ese valor desaparecía por el tragante. No era algo muy bonito para experimentar, sin embargo, era totalmente inevitable.

«Todo va a estar bien. Estás preparada para esto. Lo harás de lo mejor», eran las palabras que se repetían en mi cabeza como un bucle, teniendo la vista sobre mi reflejo en el espejo. Veía mi rostro ligeramente maquillado, aquel outfit escolar que debía usar por mi personaje y por supuesto, la poca valentía en mi rostro.

Hoy era la obra de teatro, y sentía que todo iba a salir mal.

Jodida negatividad que siempre me perseguía.

Pero fuera de eso, una parte en mi interior me estaba convenciendo de que ese mal presentimiento no se debía a algo relacionado con nuestra actuación, sino algo más; algo fuera de lo que éramos nosotros. Si bien no tenía una idea concreta en la mente, aquello era suficiente para que pudiera estar el doble de nerviosa.

El camerino se encontraba habitado por mis fieles amigos que, al igual que yo, estaban terminando de prepararse física y mentalmente para el reto tan importante. Nuestros padres habían venido a vernos y a darnos los ánimos necesarios para actuar, pero no fue suficiente para calmar la tensión.

Era algo imposible de lograr.

Mientras cerraba los ojos y respiraba profundamente fui capaz de sentir un par de manos sobre mis hombros, asimismo como una presencia a mis espaldas. Inspiré aire de la impresión al mismo tiempo que de golpe separaba mis párpados para ver a la persona mediante el espejo, aliviándome instantáneamente cuando reconocí al pelinegro.

Él soltó una risita por lo bajo a causa de mi reacción. Escabulló su cabeza en mi cuello al abrazarme por la espalda, dejando salir un fuerte suspiro que demostraba inquietud en su máxima expresión.

—No te pongas nerviosa, ¿sí? Todo va a estar más que bien —aseguró en un bajo murmullo, logrando que girara lentamente para quedar justo frente a él. Sus orbes poseían una galaxia infinita llena de estrellas brillantes, mismas que me provocaban querer introducirme ahí y no salir jamás. Una pequeña sonrisa dibujó sus labios, y sin dejarme reaccionar pegó nuestras comisuras en un pequeño besito—. Estaré ahí contigo, si llegas a sentirte mal... sólo observa mis ojos para que puedas darte cuenta de que nunca me iré de tu lado.

Escuchar aquellas palabras ocasionaron una presión agradable en mi pecho, misma que se reflejó en la sonrisa de mis labios.

Era increíble como él podía hacerme sentir tan bien con tan sólo estar presente.

—Lo mismo te digo —expresé sinceramente, no tardando en enrollar su cuello con mis brazos para hacer unir nuestras narices. JungKook me tomó de la cintura y enfocó profundamente mis ojos, tratando de transmitirme paz a través de ellos. Y justo al instante dónde lograríamos besarnos... algo nos interrumpió.

No sólo a mí, sino que a todos.

Al posar la mirada en la puerta de nuestro camerino fuimos capaces de ver a la pareja de castaños que nos observaba con alegría. Rápidamente los reconocí, por lo que no tardé en soltarme sutilmente del agarre de JungKook para acercarme.

—¿Cómo están, chicos? ¿Nerviosos? —inquirió SeokJin un tanto divertido.

—¿Qué hacen acá? —pregunté de la misma forma, gesticulando un saludo a la fémina que venía detrás—. Hola, señorita JiSoo.

—Hola —sonrió con timidez.

—Vinimos a darle apoyo.

—Muchas gracias, SeokJin —agradeció Rosé.

Y a ella se le unieron todos los demás.

La pareja se acercó a TaeHyung y a YoonGi por un momento. Estuvieron conversando y soltando algunas risitas por unos segundos, hasta que entonces la mirada del detective cayó sobre mí.

Jin se alejó un poco de ellos y me invitó a acercarme, lo cual no tardé en hacer luego de compartir unas palabras con mi novio. Caminé rápidamente hacia el castaño, mismo que me regaló una sonrisa.

—¿Preparada?

—Estoy un poco nerviosa —reí, bajando la mirada hacia el suelo.

Pero él se aseguró en alzarla para verme.

—Todo estará bien, ya verás. Te estaremos viendo desde la planta alta —comentó con una gran energía positiva que logró inundarme el alma. Sin embargo, su sonrisa cambió un momento, como si hubiera recordado algo—. Por cierto... tengo eso acá.

Y escuchar aquello me subió el corazón a la garganta.

Mi respiración se volvió irregular y sentí como mis manos empezaban a temblar.

—Aquí está toda la verdad...

Una afirmación que por mucha ansiedad que causara, me provocaba a la vez una horrible falta de cordura.

—Tengo miedo de descubrirla.

SeokJin en cuanto pudo notar el inquietante movimiento de mis manos trató de calmarme al tomarlas.

—Piensa en la obra ahora. Incluso ignora que los Manoban estarán viéndote —tragó saliva con dureza—. Cuando te sientas lista ven a buscarme, te esperaré en la entrada. ¿De acuerdo?

Antes de que pudiera asentir escuchamos el sonido del timbre indicando que la obra estaba a pocos minutos de iniciar. El joven acarició mis hombros varias veces antes de regalarme una última sonrisa.

—Mucha suerte, Olivia.

Después de aquel momento las cosas dentro de los bastidores se pusieron realmente tensas. Quería vomitar lo poco que había almorzado ante tanta ansiedad. Si antes me sentía horrible, ahora era peor sabiendo que mis padres, los Jeon y los Manoban estaban juntos en el mismo lugar.

Literalmente.

Las familias estaban en el piso de arriba, teniendo una poca separación, pero aún así lo suficientemente cerca como para intercambiar miradas.

Era un hecho: el caos iba a iniciar hoy.

Pero a pesar de todo... no podía estar pensando en ello justo en este momento. Era la primera en salir a la escena y no correría el gran riesgo de tener un ataque al estar ahí fuera. Por lo que me calmé.

Con la mano de Jeon entrelazada a la mía pudimos escuchar a la profesora Song dar la introducción a la obra, y justo cuando las palabras "que comience la función" unido a la iluminación del escenario preparado se hicieron presentes... Todo dejó de importar.

El show había iniciado, y la posibilidad de retorno ya no estaba en mis manos.






AHN EUN BYUL
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16:54 hrs.






Nerviosa y dudosa de mí misma comencé a acariciar mi brazo derecho en un intento de calmar a mi anatomía. Inhalé y exhalé repetidas veces para llenar mis pulmones con el oxígeno que necesitaba. Los latidos de mi corazón podían sentirse claramente en mi pecho, bombeando la sangre repleta de adrenalina por cada vena de mi cuerpo y haciéndome sentir un nudo en la garganta que imposibilitaba la tranquilidad.

Mis emociones estaban manejándome a su antojo como si me tratara de una marioneta de trapo.

Hasta el momento la obra iba de maravilla. Los chicos habían podido controlar todo para llevarla al rumbo planeado a pesar de que era difícil. Por las reacciones del publico les estaba gustando un montón, y eso se debía a que no era una historia como cualquier otra.

Esta representaba los momentos más dignos de la juventud, asimismo como aquellos que te hacían reflexionar. No por nada la obra tenía como nombre "The Most Beautiful Moment In Life”. Era una balanza entre lo bueno y lo malo. No existía positivismo sin una pizca de negación, y viceversa. Eso era lo que tratábamos de enseñar: que a pesar de estar viviendo una bonita etapa no todo era bueno, que existían los momentos felices y tristes, que vivir el cambio de niño a adulto era emocionante y a su vez un gran riesgo.

Era todo eso.

Existía romance, comedia, misterio, y el drama por supuesto. Cada uno de nosotros se encargaba de dar una imagen, una historia distinta, una situación, todos similares pero muy diferentes entre sí

Y mi motivo para estar nerviosa se debía a ello. Ya había actuado antes, no sólo en esta obra, pero podía asegurar que nunca me había sentido tan insegura como ahora. La escena que venía era la más difícil para mi personaje y tenía miedo de no saber expresarlo bien.

Quería pegarme bien feo.

Mi mirada se encontraba sobre el escenario donde los focos apuntaban hacia la pareja de pelirrojos, escuchándolos con atención. El acto de Rosé y YoonGi era sin duda uno de los más esperados por los espectadores. Su forma de expresar aquella negatividad y malicia era admirable, espléndida, volaba mentes. Hasta yo me sentí maravillada al verlos como los típicos antagonistas de los dramas, esos que hacían lo impensable para joder todo. Y en efecto, esto parecía un K-Drama ante tanto misterio. Sin embargo, saber que aquella parte estaba terminando me indicaba que estaba a un momento de salir con TaeHyung al escenario para interpretar una de las escenas que de sólo recordarla me tenía nerviosa.

El mencionado yacía a mi lado en silencio. Justo como yo le prestaba atención a la escena que en ese momento se realizaba. Aprovechando que no me veía decidí darle un rápido vistazo, admirando aquella imagen tan perfecta de perfil que existía frente a mis ojos. Su mirada estaba perdida en el acto como si estuviera disfrutando de alguna película interesante. La poca luz que teníamos en los bastidores pertenecía a los focos del escenario, logrando un contraste de sombras en su fisonomía que me hacía tener corazones en los ojos. Su cabello iba peinado de forma muy bonita, bien acomodado en su lugar para dar una imagen perfecta. Había un brillo ansioso en sus ojos que me hizo cuestionarme las mil y un cosas que podrían estar pasando por su cabeza. Su nariz respingada era acorde a la forma en que se estructuraba su rostro. Cuando descendí hasta sus labios creí que fallecería; en ese momento su lengua salió a relucir sus suaves comisuras rojizas, mismas que deseaba probar una vez más.

Todo un escalofrío me recorrió al examinar esa obra de arte esculpida por los dioses. Sentía que podía quedarme admirándolo sin parar. Pero para mi sorpresa, él giró a verme, captando que lo estaba observando. De manera veloz quité mis ojos de los suyos mientras maldecía internamente.

Me había capturado.

Al principio todo quedó en un silencio incómodo justo como el ambiente, de esos que te hacían querer desaparecer y nunca volver.

Y fue entonces cuando escuché su voz llamarme en un suspiro.

—Byul...

—Concentrémonos en nuestra escena, TaeHyung —le interrumpí con esas palabras secas, sintiendo mis manos temblar notablemente cuando los aplausos del público hicieron presencia y todo quedó en la oscuridad.

Mi respiración se volvió un tanto irregular en pocos segundos, asimismo como todo mi cuerpo tembló en un estado de frenesí.

Tae murmuró un "tranquila, estaremos bien" que a pesar de provocarme alivio, tambien me trajo terror. «¿Y si todo salía mal?», me sorprendí por mis propios pensamientos. ¿Quién lo diría? Tan sólo tres meses atrás de lo único que tenía miedo era de mis calificaciones y ahora… estaba asustada por otra cosa como lo era una obra, o más bien una escena con el chico que abrumaba mi mente.

Desde que él apareció en mi vida ya nada era como solía ser. Tae llegó para poner todo mi mundo de cabeza, rompiendo aquella burbuja en dónde me había encerrado desde hacía mucho tiempo.

Y a la cual me costaría entrar nuevamente.

Era el momento de entrar en escena, por lo que al menos en ese mísero instante traté de quitar todo de mi mente para concentrarme en lo importante. Ambos avanzamos por el escenario oscuro oyendo los murmullos de las personas al divisar vagamente nuestras siluetas. Nos colocamos en la posición inicial y en cuestión de segundos las luces fueron encendidas hacia nosotros, momento donde me sentí fallecer.

Ahora si podía darme cuenta de la cantidad de personas existentes.

Comenzamos con los diálogos de manera calmada. Las cosas iban por un buen rumbo durante el momento a pesar de sentir que la lengua se me trababa constantemente. Estaba muy nerviosa. Las personas prestaban toda su atención en nosotros, se veían muy animadas con el acto. Pero cuando aquella parte de nuestra escena que tanto me tenía soñando llegó, sentí mi pulso arrebatarse.

—¿Por qué haces esto? ¿Tienes idea de lo mucho que duele estar sin tí? Puedes odiarme todo lo que desees, pero por favor...¡No me dejes! Yo te amo...

—No, ¡eso solo son palabrerías! Tú y yo no somos ni fuimos nada.

—¿En serio harás todo esto?

Por el rabillo de mi ojo podía ver al público notablemente emocionado y sufriendo a pesar de no poder divisar sus ojos con claridad.

—Es el precio que debo pagar por enamorarme de tí... —expresé en un tono bajo, doloroso, como si decir esas palabras me estuvieran quemando viva. Enfoqué los orbes de TaeHyung en ese mismísimo instante, cayendo en cuenta de que todo esto, la escena, la situación, incluso los sentimientos involucrados tenían relación con nuestra tan horrible realidad. Eso sirvió para que pudiéramos expresarlo mejor, no sólo hacia el público, sino también para nosotros mismos—. Deberías olvidarlo todo; olvidarme a mí...

Él mantuvo silencio como parte de los hechos, sin embargo, supe que también lo estaba haciendo por mí. Cuando dió un paso para acercarse más pude sentirme pequeña, hecho que ocasionó que tragara saliva duramente. Lo esencial del acto venía ahora, era ese el momento, por lo que no me detuve en mirar sus labios y sentir todo un escalofrío recorrerme.

Eso es imposible, porque yo te amo. Te amo como ningún ser humano lo ha hecho...

Y sin más preámbulos pasó su mano por mi cintura para pegar nuestros cuerpos, teniendo como objetivo besar mis labios de la forma más lenta, tortuosa y amorosa que en mi vida podría experimentar.

Aquel acto tomó a las personas desprevenidas, tanto que comenzaron a aplaudir y a gritar con frenesí. A mis espaldas sentí también muchos chillidos femeninos, automáticamente supe de quienes se trataban.

«Malditas, las mataré cuando la obra termine», me dije. Pero si era sincera mi mente no podía dejar de pensar en quién tenía al frente, besándome como si su vida dependiera de ello, así que aquel loco pensamiento lo dejé a un lado para concentrarme en los hechos actuales.

Los labios de TaeHyung se movieron sobre los míos en un vaivén suave y profundo. Al principio no sabía cómo corresponder, pero instantes después me dejé llevar al rodear su cuerpo con mis brazos y mover mis belfos al mismo ritmo. Me dejé llevar por aquello: sus dedos apretando mi cintura, mis manos acariciando las terminaciones de su pelo, nuestras bocas moviéndose de la manera más perfecta para llevarme al paraíso... Sentía las ganas de jamás irme de ahí.

Y entonces comenzaba a preguntarme por décimo quinta vez: ¿qué mierda había hecho al rechazarlo?

Cuando sus belfos dejaron los míos sentí caer al suelo desde la más alta de las nubes. Un sonido húmedo hizo presencia por la separación, gracias a la vida fuimos los únicos en escucharlo, porque si me dió vergüenza siendo algo íntimo... no quería imaginar cómo hubiera sido si alguien más lo hacía.

Mis mejillas estaba rojas por la situación acontecida, pude notar que Tae se encontraba igual. Procedió a unir nuestras frentes y no quitar el contacto de nuestros ojos, haciéndome sentir ese cosquilleo en el vientre que solía caracterizar este tipo de situaciones.

Y entonces, con el nerviosismo palpado en su faz, enunció la última linea de su diálogo.

—¿Tu aún me amas?

De esa forma, bajo los descontrolados gritos de la gente, las luces se apagaron para que nuestro acto diera por finalizado

El peligris me tomó de la mano para regresarnos a los bastidores. Evitó a toda costa a nuestros curiosos amigos, mismos que habían presenciado la escena con mucha atención, llevándome a una parte de los camerinos que se encontraba en soledad.

Al entrar cerró la puerta a sus espaldas y me lanzó a ahí dentro. Iba a reprochar su comportamiento, pero entonces sentí sus labios en los míos por un instante logrando que perdiera toda la locura.

Fue un casto beso, un casto beso que me dejó con el corazón a mil.

—Tú...

—Lo siento —murmuró algo apenado—. Fue un impulso.

Sentí una fuerte presión en mi pecho en ese instante. No sabía porqué me sentía de aquella forma, sólo quería desaparecer de ahí.

—Tae... vete.

Pero él hizo caso omiso.

Volví a repetir la última palabra, logrando obtener una negación de su parte.

—Agh, ¿por qué eres tan molestoso? Vete de aquí y acercate a ella —bufé con notable molestia.

Su rostro cayó en confusión ante eso. Y para que negar, incluso yo misma me confundí ante mis palabras. Sabía a lo que me refería, pero no podía controlarme.

Los impulsos actuando de nuevo en mi contra.

—Pero me gusta estar...

—Ni lo digas, Tae.

—Es la verdad...

—¿No se supone que la amas a ella? ¿Eh? —cuestioné con mucho fastidio.

—Byul... —sus orbes negros se clavaron sobre los míos haciéndome llegar a un profundo precipicio del que ya no tendría salida, y mucho más con sus próximas palabras—. Yo te amo a tí... Solamente a tí...

Escuchar aquello me trajo dos sentimientos distintos. Esas palabras parecieron un balde de agua congelada en una noche fría de invierno; pero el mismo tiempo, me hicieron imaginar una serie de pétalos de flores cayendo en una pradera en plena primavera. Dos formas de sentirse tan complejas y a su vez demasiado conectadas. No sabía cuál de las dos me dominaba, sin embargo, esta vez no huiría y por el contrario trataría de averiguarla.

—Pero...

—La tarde donde intenté hablar contigo era para comentarte que hice lo que me recomendaste. Le hablé a Olivia, y salió mejor de lo que esperaba —contó en un bajo tono. Desde ya me sentía como una maldita estúpida—. Mis sentimientos quedaron más concretos que antes, finalmente pude dejarla a ella atrás... Y fui contigo porque me sentía listo para enfrentarte.

Quise que la tierra me tragara y más nunca me dejara salir luego de esa confesión. Me lo esperaba, pero esa parte terca de mí me hacía negar muchas cosas en mi cabeza, esta incluida.

Bajé mi cabeza para ocultar la comezón en mis lagrimales indicando que estaría a nada de llorar. No quería que me viera así, sin embargo, Tae tomó mi barbilla con sus dedos y me hizo alzar la mirada para dar con la suya. No sabía cuál sería su movimiento, pera era muy consciente de que terminaría más confundida que antes.

Y por supuesto, en una situación entre la espada y la pared.

—Byul... ¿quieres que lo intentemos... juntos?






KIM HAENUL
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17:16 hrs.






Un suspiro lleno de temblor se escapó de mis labios cuando me ví en toda esa gran oscuridad. Escuchaba los murmullos de las personas desde mi posición, sin embargo, todo lo exterior dejó de importar cuando los focos brillantes encendieron el lugar y la situación acontecida se volvió lo principal.

Apoyé mi mentón sobre la palma de mi mano y formé una sonrisa de lado en cuanto mis ojos se encontraron con los del pelinegro.

—¿Qué haces? —pregunté.

Solté una tierna risita que formaba parte de nuestros guiones mientras lo veía caminar por el gran espacio entre los asientos. Muchas de las chicas que disfrutaban la obra desde el público gritaron al verlo ahí: tan jodidamente guapo e irresistible aún cuando estaba actuando.

Me encontraba sentada en el borde del escenario dejando que mis piernas cruzadas colgaran. JungKook por su parte estaba mostrando su perfecto caminar de modelo en la escena, y al parecer no era la única que se encontraba derretida ante sus encantos.

Admirando tu belleza desde la lejanía, por supuesto.

El tono pícaro de su voz hizo que todo el mundo emitiera chiflidos y gritos de emoción. Ante eso JungKook mostró una sonrisa y continuó avanzando.

—¿Sí? ¿Y por qué desde lejos?

Mh... vaya. ¿Es esta tu invitación a acercarme?

Tal vez...

En un ágil movimiento el pelinegro se subió al escenario y terminó sentado a mi lado. Bajé mi rostro algo avergonzada, pero automáticamente el pelinegro lo alzó con sus dedos en mi barbilla.

—Eres tan jodidamente hermosa, podría observarte por horas.

Ante esas palabras se escucharon algunos suspiros de satisfacción. Quise reír, pero me contuve para continuar con las escenas.

—Las cosas se han vuelto demasiado difíciles, ya incluso amarnos es un delito.

—Lo sé, lo sé. Pero... ¿sabes? Mi amor por ti es tan fuerte que ni siquiera un ejército de odio podría eliminarlo.

Mis mejillas estaban demasiado rojas para ese entonces. Como parte del acto giré mi rostro hacia el público y ahí lo mantuve durante algunos segundos. En ese lapso de tiempo capté a mis padres; estos me sonreían abiertamente y alzaban sus dedos pulgares en forma de ánimo. Un poco más alejados se encontraban los familiares de Tae junto a SeokJin. El último movió su cabeza en asentimiento para animarme. Cerca de los primeros asientos en el piso de arriba estaban los Jeon, pude reconocerlos gracias al pequeño de la familia. Sin embargo, entre todas esas miradas... había una en particular que me molestaba y sabía perfectamente de donde venía: la familia Manoban.

—¿Estás seguro de continuar esto?

Seguí con mis diálogos sin tomarle algún tipo de importancia a esas personas.

Nunca había estado más seguro de algo...

Acariciando el dorso de mi mano me ayudó a levantarme del suelo. Con mucha suavidad y dulzura me llevó hacia el piano tras nosotros. Ambos nos sentamos en él, JungKook posicionando sus manos sobre el teclado y yo observándolo con ternura. La melodía del instrumento inició y junto a ella nuestras voces unidas en una sola nota musical.

“Crees que conoces mi corazón.
Y probablemente lo haces.
Por eso siempre estoy contigo.

Podría quedarme contigo por horas.
En una habitación vacía.
Y nunca me aburriría, nunca me quedaría sin cosas que hacer.

Eres mi otra mitad, eres lo que me hace ser yo misma.
Lo que me hace sonreír cuando caigo.
Y no puedo recuperarme, recuperarme, recobrarme.
Estarme de pie.

Sin ti aquí, soy aburrida.
Algo dentro de ti está provocándome.
Algo que me hace ser yo misma
Te me haces chistosa.”

Guiñó un ojo en mi dirección cuando divisó la tensión en mi cuerpo, tratando con ese acto de darme ánimos para continuar cantando con él.

“Eres una cosa hermosa.
Somos una cosa hermosa juntos.
Incluso cuando hace mal tiempo.

Eres una cosa hermosa.
Somos una cosa hermosa juntos.
Incluso cuando hace mal tiempo.

Podemos encontrar el arcoíris.
Allá arriba en el cielo.
Dirías: no llores, todo saldrá bien.

Si alguna vez pelearnos o guerrearnos, sería malo.
Porque sabes todos mis secretos.
Pero sé todos los tuyos.

Juntos, hacemos que las horas se conviertan en segundos.
Que el peso del mundo se sienta como una pluma.
Porque lo sostenemos en nuestras manos.

Eres mi otra mitad, eres lo que me hace ser yo misma.
Lo que me hace sonreír cuando caigo.
Y no puedo recuperarme, recuperarme, recobrarme.
Estarme de pie.

Sin ti aquí, soy aburrida.
Algo dentro de ti se está provocándome.
Algo que me hace ser yo misma
Te me haces chistosa.

Eres una cosa hermosa.
Somos una cosa hermosa juntos.
Incluso cuando hace mal tiempo.

Eres una cosa hermosa.
Somos una cosa hermosa juntos.
Incluso cuando hace mal tiempo.

El muchacho giró un poco su torso para quedar frente a mí, observando mis ojos con su característico brillo y esa felicidad tan resplandeciente.

“Tú y yo juntos.
Olvidaremos lo que nos dijeron.
Viviremos en nuestro propio mundo de sueños.

Tú y yo por siempre.
Olvidaremos lo que nos dijeron.
Tomaremos el mundo entero.

Sin ti aquí, soy aburrida.
Algo dentro de ti se está provocándome.
Algo que me hace ser yo misma
Te me haces chistosa.

Eres una cosa hermosa.
Somos una cosa hermosa juntos.
Incluso cuando hace mal tiempo.
Oh, uh.

Y esto es una cosa hermosa.”

Durante la canción que tanto habíamos ensayado, todos los presentes hacían sonidos enternecidos o aplaudían abiertamente. Los nervios que alguna vez habían desaparecido estaban ahí de nuevo por la escena que ambos debíamos realizar justo en ese instante. Cuando la melodía terminó todo el local se volvió loco: aplausos, chiflidos, gritos y mucho más invadieron el ambiente. Sin parar de observarnos, JungKook se acercó a mí rostro y contuvo la respiración al mirar fijamente mis labios.

Dejame amarte, por favor...

Fue justo ahí cuando el mundo dejó de importar y ambos nos conducimos en un camino tentador donde el amor estuvo presente. Los belfos de Jeon se encontraron con los míos en un beso sin movimiento y lleno de dulzura, que lo único que ocasionó fue el descontrol total de mi sistema. En el exterior se sintieron miles y miles de gritos eufóricos, asimismo como las palabras emocionadas de nuestros amigos.

Cuando Jeon se alejó de mi rostro me regaló una sonrisa llena de emociones y por consiguiente pellizcó mi mejilla. Podía imaginar el color rojo de mis cachetes tal cual como un tomate, pero eso no importaba cuándo estaba él conmigo.

Dejó un pequeño besito en mis comisuras al mismo tiempo en que alejaba el micrófono de su rostro dispuesto a decir:

—Gracias por estar en mi vida.


∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·

17:57 hrs.


Nuestras manos quedaron alzadas por encima de nuestras cabezas para luego impulsarnos con ellas y realizar una reverencia que duró unos cuantos segundos. Justo frente a nosotros la multitud aplaudía y gritaba de manera emocionada; sin duda habían quedado más que conformes con nuestro arduo trabajo en la obra de teatro. Resultó demasiado duro para todos debido al estrés y tensión en tales momentos, pero como bien dicen: el fruto del trabajo es lo que más se disfruta. Y era muy satisfactorio ver qué a pesar de todo se sentía muy bien haber concluido algo tan importante.

Al levantar mi torso y ver al público fue imposible que una sonrisa se formara en mi rostro. Sentí de repente un alboroto a mi lado, por lo que giré mi cabeza encontrando una imagen divertida: TaeHyung estaba echándole agua a HoSeok como si de un niño pequeño se tratase. El pelinaranja hizo una rabieta mientras corría tras el peligris, ocasionando la risas de nosotros y también las del público. El ambiente se calmó cuando la instructora Song los tomó a ambos de las orejas para llevarlos a su posición y hacer que volvieran a realizar una reverencia bajo las carcajadas de los presentes.

Una nueva ronda de aplausos y chiflidos se vieron dirigidos hacia la maestra, quién básicamente había sido la causante de toda la alegría actual. Sin no hubiera sido por su empeño en crear semejante obra, ahora mismo no sucedieran estos hechos.

Por una última vez reverenciamos al público mientras veíamos como el telón rojo se iba cerrando con lentitud. Agité mi mano como manera de despedida, divisando a mis familiares en la parte superior de los asientos sonreírme con visible orgullo. No pude evitar sentir una bonita sensación por todo esto.

Y aunque sabía que pronto culminaría, debía aprovechar el momento.

Cuando el gran telón se cerró en su totalidad los gritos por parte de nosotros se hicieron escuchar. Di varios saltos eufóricos en conjunto con los demás, quiénes no tardaron en abrazarse fuertemente.

—¡Lo hicimos! ¡Maldición, lo hicimos! —gritó HoSeok.

—¡Si, lo hicimos! —secundó NamJoon.

—Ya, parece que están cantando la canción de Dora la exploradora.

Y creo que ustedes saben quién dijo eso.

Unas sutiles carcajadas se me escaparon por la afirmativa insinuación del rubio.

—Lo dice el que ve My Little Pony.

—¡Gusano asqueroso, ven acá!

Otra persecución entre Jeon y Park hizo presencia esta vez. El pelinegro no pudo escapar de las garras del rubio, riendo con fuerza cuando este último le propició unas cuantas cosquillas.

—Ya, ya. Vengan acá, niños —llamó la profesora con mucha alegría, tanta que las lágrimas orgullosas en sus ojos eran más que notables.

Luego de un par de segundos JiMin y JungKook se incorporaron con nosotros entre pequeños golpecitos. Nos formamos en un círculo para que la instructora pudiera vernos a cada uno y, después de soltar un profundo suspiro, empezó a hablar.

—No tienen idea de lo feliz que me estoy sintiendo en este momento. Es muy bonito saber que algo que realizaste con mucho amor y cariño fue cumplido al pie de la letra, y que para darle el toque final trajo muy buenos resultados —afirmó con alegría—. Me siento feliz y muy orgullosa de todos ustedes. Supieron reflejar todo lo acontecido de una manera espectacular, incluso mejor que en los ensayos. Llegó al público de la mejor forma, y lo sé porque las miradas expresan muchísimo.

»Me han hecho darme cuenta no solo de que son capaces de lograr lo que deseen, sino también de que su unión es demasiado fuerte. Juntos pueden lograr todo lo que quieran, así que por favor, nunca se alejen.

Para ese momento mi corazón débil no aguantaba y las lágrimas contentas se deslizaban por mi mejilla. El pelinegro a mi lado me abrazó por los hombros y dejó un besito en mi coronilla, ocasionando que sonriera.

—Los quiero mucho, niños.

—Nosotros a usted, señora Song.

Con las palabras de Rosé nos fundimos en un gran abrazo grupal. Era muy conmovedor ser parte de él, aunque también muy gracioso cuando los varones se hacían bromas entre ellos que ocasionaban nuestras carcajadas.

Y eso me hizo pensar que las cosas realmente estaban bien.

Entonces... ¿cómo era que todo podía derrumbarse en cuestión de minutos?

Justo al separar el abrazo surgieron miles de temas de conversación en el camino hacia los camerinos. Todos hablaban sobre distintas partes de la obra y opinaban entre sí. Yo por mi parte caminaba lentamente junto al pelinegro a mi lado, quién en ese justo instante estaba sosteniendo mi mano con dulzura.

—Lo hiciste bien —comentó en un tono bajo, llamando la atención de mis ojos curiosos—. Todo salió bien.

Una pequeñita sonrisa apareció por mis comisuras.

—Tú tambien lo hiciste increíble —abracé su brazo al mismo tiempo en que sentía sus dedos acariciar mi pelo.

—¿Te gustaría ir un rato a la azotea cuando terminemos de cambiarnos?

Lo observé un tanto confundida por esa propuesta. Mas no le tomé importancia y simplemente asentí.

Y lo que tanto temía que sucediera... ya no era capaz de detenerse.

∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·

18:38 hrs.

Mis dedos se movían ágilmente y sin ninguna clase de dificultad entre las hebras oscuras de su cabeza, logrando que su cuerpo se sintiera en completa paz y que probablemente lo estuviera llevando al sueño. Acerqué un poco mi rostro a su mejilla para depositar un ligero besito, pudiendo presenciar como un escalofrío lo recorría al punto de provocarle una risita. JungKook acomodó su espalda de mejor forma sobre mi pecho en la búsqueda de comodidad, luego recostó su cabecita cerca de mí hombro derecho y suspiró. Yo también me acomodé sobre el suelo donde estábamos y procedí a abrazarlo, aún con una de mis manos en su pelo y la otra acariciando su pech.

La brisa fresca ocasionada por la presencia de nubes grises en el cielo se estrellaba contra nuestros cuerpos aún cuando estábamos ocultos. Sentados —o más bien, casi acostados— en el piso duro de la azotea con la espalda en uno de los muros éramos capaces de percibir como el ambiente que hace unas horas fue soleado pasaba a convertirse en una futura llovizna. El petricor ya estaba oliéndose desde la lejanía logrando que la situación fuera incluso más calmada de lo normal, por supuesto, el silencio para nada incómodo también influía.

Todo estaba realmente bien.

Los dos quisimos pasar un rato a solas luego de haber concluido la obra y ser angustiados por las miles de felicitaciones por parte de nuestras familias y amigos. Logramos escaparnos hasta acá arriba con mucho disimulo y diversión, compartiendo carcajadas cómplices así como una serie de miradas llenas de alegría. Justo al llegar no tardó en besarme como sabía hacerlo: lento, dulce, profundo, haciéndome volar hacia el mismísimo cielo con un par de toques. Por consiguiente optamos en quedarnos en el suelo sin hacer o decir nada, llegando a la situación actual.

Recosté mi cabeza sobre la suya y cerré los ojos ante las emociones surgidas. Él giró un poco la suya para encontrarse con mi rostro a muy poca distancia del suyo y entonces dejó un beso pequeño en mis comisuras que logró sacarme una gran sonrisa.

—La obra quedó espectacular, ¿no es así?

—Realmente lo fue. Pensé que no podríamos lograrlo —confesé luego de que ambos regresáramos a nuestra posición inicial. Una de mis manos se deslizó por su pecho con el fin de dejar unas cuantas caricias a las cuáles no se negó. Me encantaba su outfit: pantalón gris holgado, zapatos FILA, una camiseta y abrigo que lo cubría, ambos de color blanco, combinando a la perfección con el conjunto. Yo por mi parte usaba un vestido de la misma tonalidad que llegaba por mis rodillas, siendo cubierto por una chaqueta de mezclilla para el frió. Era bastante casual.

—Pero lo hicimos y eso es lo más importante.

—Exactamente.

Un corto silencio nos reinó, mas no dejé que se mantuviera.

—Byul y TaeHyung me sorprendieron, ¿a tí no? —pregunté curiosa, obteniendo de su parte un asentimiento.

—Ambos estuvieron realmente bien. Pareció tan real... —se quedó callado por un momento—. ¿Te has dado cuenta de lo raros que se encuentran?

—Si. Lo he notado —afirmé mientras recordaba—. He intentado hablar con ambos al respecto, pero no sueltan nada.

—Le pregunté a Tae el otro día y tampoco.

—¿Las cosas van bien entre ustedes?

—No te ilusiones, mi amor —dejó salir una risa—. No nos llevaros tan bien de la noche a la mañana, sólo fue una pregunta que le hice.

—Mh... ya veremos que pasa en unos años.

Tanto él como yo no evitamos reír por dichas palabras que en mi sutil opinión consideraba ciertas.

—¿Sabes? Hoy durante la obra me di cuenta de algo.

Lo observé con el ceño fruncido.

—¿Qué?

—A pesar de ser obvio, siento que no decírtelo es incorrecto —comentó con la mirada hacia el frente. Pude divisar una pequeña sonrisa formularse en sus labios ante ello—. Y por eso no quiero aplazarlo más.

»Eres super importante para mí, Olivia. Eres lo que nunca pensé sentir de nuevo —confesó en un tono de voz calmado, relajado, pacífico—. Siempre te demuestro con mis actos que lo que siento por tí es pleno, sin embargo, creo que también se necesitan las palabras para crear un complemento.

No sabía a qué se refería en el inicio, pero a medida que iba aclarando los hechos pude darme cuenta de hacia donde se dirigía toda la cosa.

Y yo realmente no creía poder soportarlo.

Así como tampoco estaba preparada para enfrentar esas dos palabras de él en una situación así.

—Olivia... Te amo.

Eso fue un revoloteo por toda mi alma, mente, cuerpo, corazón... Como también fue la mayor y última punzada que podría sentir.

«Mierda. No puede ser...»

La situación se quedó en silencio en ese mismísimo instante dónde lo único que era capaz de percibir eran los fuertes latidos de mi corazón y como un enorme nudo se iba formando en mi garganta. No quería llorar, pero deseaba hacerlo. No quería gritar, pero mi garganta lo estaba pidiendo. No quería soltarlo nunca, pero las espinas de la rosa estaban lastimando mis manos. No quería verlo sufrir, pero no tenía la posibilidad de regresar el tiempo atrás. No quería sufrir, pero aquel era el castigo a mis pecados.

Ya no quería vivir rodeada de mentiras... y por ello debía iniciar.

Hoy.

Ahora.

En este mismo momento.

JungKook se tensó bajo mis brazos al no sentir ninguna respuesta y ser consciente de que había empezado a hiperventilar, mas no se giró a verme.

—Olivia...

Su llamado sutil me revolvió el alma.

—¿Todo bien?

Pero sus palabras me hicieron querer derrumbarlo todo.

No era capaz de decirle las mismas palabras; no me sentía en la posición correcta para afirmarle lo mucho que lo amaba, y eso se debía a que el peso de mis hechos ya no era fácil de cargar.

—JungKook...

—Espera, antes de que digas algo... —me detuvo sin siquiera observarme—. Sé que tal vez no estés lista, pero estoy dispuesto a enfrentar todo por tí. Aunque corra millones de riesgos... yo deseo esto, deseo estar contigo.

—JungKook, tú y yo...

—Olivia, se que no quieres qua tenga problemas como me dijiste el otro día. Ni idea de a qué te referías, pero recuerdo perfectamente. Y si te soy sincero, ahora mismo eso no me importa, yo...

—Basta, por favor —pedí de manera baja—. JungKook, esto es mucho más serio ¿Si? Hay razones por las que no puedo decirte lo mismo.

—¿Razones como cuáles? ¿Eh? Ni que esto fuera una película y hubiera un villano que nos separara —bromeó de forma sincera.

Él realmente estaba pensando que era una tontería.

—Es mucho peor que un villano, Kook —declaré. Estaba sintiendo miles de corrientes eléctricas por cada una de las venas de mi cuerpo, asimismo como el ya visible temblor en mi manos. Tenía que tragar fuertemente el nudo en mi garganta para evitar que pudiera darse cuenta antes de que hablara, pero se me estaba haciendo difícil. Todo era difícil—. Tú y yo no podemos hacer esto porque...

—¿Por qué...?

El tiempo es nuestro mayor enemigo, un ser tirano: algo que a pesar de los miles de ruegos se pone en nuestra contra para arrebatarnos los momentos sin remordimiento. Siempre supe acerca de ello, sin embargo, justo en ese mismo instante fue como si algo me lo hubiera confirmado por completo. El tiempo había sido realmente cruel con todos, especialmente conmigo. Y me lo merecía. Realmente merecía todo el sufrimiento por haber sido una persona tan cruel con quiénes no se lo merecían.

Por haber sido tan cruel con él

Tiempo. Años, días, horas, minutos, segundos... Increíble la forma en que era capaz de arrebatarnos todo eso con sus constantes tic-tac dentro de los innumerables relojes. Todo en la vida debía avanzar. Era pasar del pasado al presente, y del presente al futuro que significaba cada segundos de nuestra vida. El futuro de una persona nunca puede estar planeado, ya que por más planes que hagas, no tendrás la inigualable certeza de que sucederá igual. Tal vez sea mejor, tal vez peor, tal vez igual. Puede que inicie mal y termine bien, pero puede que inicie bien y termine muy mal. A medida que avanzamos se puede notar eso.

Porque siempre debíamos avanzar. Nada retrocedía. El pasado hecho estaba, el presente se hace y el futuro se hará.

Nunca, jamás, ni en la mayor de las locuras se puede regresar atrás.

Y tal vez, sólo tal vez... Si pudiera hacerlo las cosas serían distintas.

Pero de esa manera, siendo distinto, quién sabe que hubiera pasado.

Por eso y aunque doliera como el infierno, aunque me arrepintiera hasta el punto de querer regresar, no podía hacerlo y por el contrario me tocaba enfrentar la cruda realidad.

El mayor castigo.

Perderlo todo.

Con el corazón roto, mis ojos cristalizados y el horrible dolor ocasionado por mis mismos hechos; quedándome el alma como llamas ardientes, picando mis lagrimales tal cual una caricia en la oscuridad, pinchando mis manos con las espinas de lo que era un hermosa rosa y de lo que ahora es una flor marchita..., inspiré aire llenando mis pulmones para proceder a soltarlo todo en las notas musicales expresadas desde mi lúgubre voz.

Mismas que iban a decir todas las palabras que no era capaz de decir.

“Con tu voz apagada que me roza.
Por favor, llama mi nombre una vez más.
Aunque esté de pie bajo el congelado atardecer.
Caminaré hacia tí, dando un paso a la vez.
Aún estaré contigo”

El cuerpo de JungKook tembló bajo mis manos en ese mismo momento donde las primeras frases de la canción se escaparon de mis labios. Mordí mi labio en el intento de aguantar un sollozo que probablemente escuchó ahogado, sintiendo como el órgano en mi pecho se quebraba en diminutos pedazos y mi respiración se entrecortaba.

No había marcha atrás. Era hora.

“En una habitación oscura sin una sola luz.
Aunque no debería acostumbrarme a esto.
Se siente familiar para mí nuevamente.

El sutil ruido
del aire acondicionado.
Que si no lo tengo, creo que me derrumbaría.

Nosotros reímos y lloramos juntos.
Todas estas simples emociones.
Tal vez fueron todo para mí.

¿Cuándo pasará eso?
Cuando te vea otra vez
Te miraré a los ojos y te diré: te he extrañado.

Incluso si bailo solo en los recuerdos de esos momentos fascinantes.
Aún sigue lloviendo.
Cando esta niebla se disipe.

Correré hacia tí con los pies mojados.
Y por favor, sosténme en tus brazos.”

Aguanté todo lo que pude, evitando romper en llanto para que no girara a verme. Tenía un enorme nudo en la garganta que me impedía seguir entonando las letras de aquella canción, pero no podía detenerme ahora: no estaba en mis requisitos.

No obstante, lo menos que deseaba era verlo. No quería observar sus ojos, no me sentía con la valentía para ello a pesar de saber que sucedería. Lo único que era capaz de notar en él eran sus leves espasmos, la respiración cortada y como bajo mi mano era capaz de percibir los frenéticos latidos de su corazón.

Aquellos latidos que no eran por nada bueno.

“Esa Luna se veía solitaria.
Porque parecía que estaba derramando sus brillantes lágrimas.
En el cielo nocturno.
Sabiendo que el mañana llegaría alguna vez.
Quería quedarme en tu cielo como una estrella.

Aquel día, aquel momento.
Si hubiera sabido que sería de esta manera.
Hubiera guardado más de ellos en mis recuerdos.

¿Cuándo pasará eso?
Cuándo te vea otra vez.
Te miraré años ojos y te diré: te he extrañado.

Incluso si bailo solo en los recuerdos de esos momentos fascinantes.
Aún sigue lloviendo.
Cando esta niebla se disipe.
Correré hacia tí con los pies mojados.
Y por favor, sosténme en tus brazos.”

Negué miles de veces con mi cabeza sin ser capaz de soportar todo lo que estaba aconteciendo en aquel instante. Rompiendo en lágrimas y con la garganta ardiendo por cada uno de mis sollozos me aferré a él, abrazándolo fuertemente por los hombros y escondiendo mi cara en su cuello. Lo sentí inhalar y exhalar varias veces, como esos momentos donde lloramos y no somos capaces de respirar; JungKook hiperventilaba sin remedio y aquello me estaba doliendo.

Si yo me sentía así, no quería imaginar en su lugar.

Detrás de tu débil sonrisa que está mirándome.
Me gustaría pintarla de un hermoso color púrpura.
Incluso si nuestros pasos pudieran estar en diferentes frecuencias.
Me gustaría caminar por este largo camino contigo.
Aún estaré contigo.

Y entonces concluí.

Había sido uno de los momentos más horribles que había vivido durante mis años de vida. Podría decir el peor. No era algo en donde pudieras encontrar un aspecto positivo, porque todo estaba mal.

Todo estaba malditamente mal.

Yo, él, nosotros.

Desde el comienzo de esta vil mentira supe que cuando el momento llegara las cosas se derrumbarían. Estaba más que segura del hecho de que no había ninguna manera de remediarlo. Era imposible. Yo había cometido el mayor error de mi vida al dejar que las cosas sucedieran así por así; había realizado un gran error al dejar que la pequeña puerta en mi pecho se abriera para él y que ahora tuviera que cerrarla para su protección, impidiendo el paso de su verdadero amor y que por supuesto, dejara de tener el mismo significado de antes.

A pesar de lo emocionado que se sentía mi corazón con sus simple presencia, a pesar de como mis mejillas se tomaban ese color rojizo con sus palabras, a pesar de como mis ojos brillaban intensamente cada vez que admiraba su hermosura, a pesar de todo eso... no podía continuar así. No podía dejar que mi miedo y egoísmo lastimara un corazón tan puro como el suyo.

No iba a permitirlo por un segundo más. Y por ende estábamos aquí.

El tiempo siguió avanzando sin importarle nuestro sufrimiento, sin ni siquiera detenerse a preguntarnos el hecho de querer regresar a atrás. Para ese momento las nubes habían explotado junto con nosotros en una leve llovizna que empezaba a mojar nuestras prendas, pero no importaba. La lluvia nos estaba acompañando en ese momento de tristeza como un consuelo a pesar de no existir ninguno que fuera capaz de ayudarnos.

Ya no había retorno y tampoco ayuda.

Fue entonces que al cabo de varios segundos se removió bajo mis brazos con sutileza. No quería dejarlo ir, pero sentía que era lo correcto en ese momento, así que lentamente dejé de abrazar sus hombros y le permití tener el espacio que probablemente necesitaba. Me quedé hecha bolita en mi lugar mientras abrazaba mis rodillas, analizando cada uno de sus movimientos hasta quedar sentado en su lugar totalmente estático. Lo único que podía ver era su cabello danzar de un lado a otro por el aire, como las gotas caían encima de él y por supuesto su espalda justo frente a mí.

No quería imaginar cómo estaba realmente.

Se mantuvo un tiempo así, momento donde los segundos se convirtieron en eternidades incómodas. Me alarmé cuando lo ví moverse un poco en el intento de girarse. No, no quería verlo, de verdad que no.

Pero lamentablemente tuve que hacerlo.

Cuando los ojos de JungKook se conectaron con los míos sentí que todo terminaba de romperse en mi interior. Mi corazón se había quebrado por completo. Podía notar el dolor a través de su mirada, misma que siempre fue especial para mí pero que ahora no era más que un enorme e interminable vacío. El brillo que hacía unos minutos sus ojos contenían desapareció, mostrando ahora una terrible y deprimente oscuridad. La faz del pelinegro me estaba expresando todo. A pesar de encontrarse serio era muy visible su dolor: un par de lágrimas estaban cayendo por su mejilla, tenía los labios en una línea recta, asimismo como dichos temblaban ante las ganas de llorar. No obstante, lo más destacado eran sus ojos llenos de una emoción que me hacía querer morir.

Decepción.

Ambos estábamos rotos. Los dos nos encontrábamos teniendo nuestra primera muerte. Tan lenta y dolorosa.

Limpié bruscamente una lágrima de mejilla con la manga de mi chaqueta, siendo en vano ya que otra se deslizó de forma instantánea. Cubrí por un momento mi rostro con ambas manos al mismo tiempo en que ahogaba un sollozo, y justo cuando volví a alzar la mirada sentí que todo se derrumbaba. Jeon estuvo tratando de controlarse, pero ya podía ver cómo sus expresiones faciales se iban torciendo hasta el punto de llorar.

La situación, justo como nosotros, era tan dolorosa al igual que la primera vez donde tuvimos que alejarnos. Se sentía incluso peor.

Sin embargo, no sabía que podía doler más hasta que él mismo me lo demostró con sus próximas palabras.

Porque yo jamás imaginé que mi nombre saliendo de sus labios, en ese tono tan débil y adolorido, iba a ser capaz de derrumbarme por completo.

Y lo hizo.

—HaeNul...

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Bien, holi, lo único que diré es que saquen los pañuelos, porque hemos llegado al momento crucial dentro de esta historia.

Que empiecen los verdaderos juegos :)

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