⚘. ▎56
❝En un mundo de locos, sólo los locos están cuerdos.❞
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KIM HAENUL
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Lunes, 3 de febrero del 2020.
09:14 hrs.
Caminaba con tranquilidad por los pasillos de la institución educativa mientras a través de uno de mis audífonos se reproducía una canción que en los últimos días amaba. What Makes You Beautiful de One Direction era aquella melodía que me acompañaba en el inicio de esta nueva jornada y también esa que me hacía sonreír debido a su letra tan conmovedora; sentía nostalgia por la misma.
Al llegar a mi casillero me dispuse a organizar todas mis cosas. Observé mi reflejo en un pequeño espejo que poseía, arreglando entonces unos mechones de mi coleta desaliñada. Le di un rápido vistazo a las fotos que descansaban sobre la puerta, sintiendo mi corazón volverse diminuto ante los recuerdos de los últimos meses.
El día de hoy me encontraba bastante melancólica.
Opté por revisar mi horario cayendo en cuenta de que debía ir al teatro para ensayar y que para m desgracia estaba llegando un poco tarde. Apresurándome cerré la puerta del casillero y corrí por el lugar con el fin de llegar ahí lo antes posible.
Estábamos a una semana de la obra de teatro. Después de mucho esfuerzo y trabajo la habíamos podido completar, por lo que ahora sólo quedaba prepararnos en su totalidad para ello. Los nervios eran palpables desde ahora, sin embargo, no dejábamos que nos abrumaran por el momento.
En el instante dónde abrí la entrada hacia el teatro pude sentir un ambiente completamente diferente al anterior. En ese gran espacio percibí una gran tranquilidad. Las luces estaban encendidas y a lo lejos era capaz de escuchar a personas hablar; justo cuando alcé la vista para observar hacia el escenario sonreí ampliamente por lo que veía.
Todos estaban ahí.
Mis amigos se encontraban ahí.
Miles de recuerdos relacionados con los últimos meses vinieron a mi mente logrando que la sonrisa en mis labios tuviera una pizca de nostalgia y que en mis ojos se viera reflejado dicho sentimiento. Era increíble como el apoyo, la energía positiva e incluso la misma presencia de una persona podía hacerte sentir tan bien. Ellos eran así: simplemente viéndolos desde la distancia mi corazón se llenaba de calidez y alegría.
Porque a pesar de que mi vida fuera un asco, ellos eran aquello de lo que siempre me sentí afortunada.
Desde la lejanía me dispuse a observarlos detalladamente, ocasionando que de mis labios se escapara una dulce risita.
HoSeok y NamJoon se encontraban teniendo una conversación de la cual desconocía su contenido, pero qué les estaba provocando mucha risa. A un lado estaba Eun Byul sentada en el suelo con unos papeles sobre sus piernas, totalmente en silencio, como si estuviera ensayando en su mente algunas cosas. Unos pocos metros más al costado descansaba TaeHyung, igual en la misma posición que ella y realizando la misma acción, sólo que por el contrario parecía no poder quitar sus ojos de la castaña, se veía distraído en su presencia. Por otra parte vi a YoonGi y Rosé, parejita que hablaba muy cómodamente y con una pizca de timidez, especialmente por parte de ella; aquella imagen era tan dulce que me provocaban ganas de tirarles una fotografía. Justo después posé mis ojos sobre el trío de jóvenes que reían sin remedio: JungKook abrazaba a Lisa por sus hombros, ambos visiblemente divertidos por JiMin quién frente a ellos parecía quejarse como niño pequeño, lo cual era otra vista que me hacía querer capturarla de por vida.
Sin duda aquello era lo mejor que había obtenido en el mundo.
Simplemente viéndolos me sentía a salvo y fuera de situaciones donde existiera negatividad. Y yo amaba que fuera así.
Deseaba que jamás terminara. Realmente lo anhelaba.
—¡Olivia! ¿Qué haces ahí? Te estábamos esperando.
Reaccioné ante las palabras del rubio formulando en mis labios una sonrisa. Aceleré el paso para llegar más rápido al escenario donde todos se encontraban, sentía como su atención estaba puesta únicamente en mí.
—¿Llevan mucho rato acá? Perdonen por llegar tarde —dije mientras les daba una pequeña miradita a todos.
—No, sólo unos minutos —responde Nam observando su reloj de muñeca.
—También estamos esperando a la profesora, debe estar al...
—¡Ya llegué! —la susodicha hizo acto de presencia entre las palabras del pelinaranja, ocasionando que todos en el salón le diéramos una sonrisa—. Bien, ¿están listos, muchachos?
Respondimos un "sí" al unísono que sin duda elevó los ánimos de nuestra maestra.
—¿Saben? Estoy muy orgullosa de ustedes —habla con sinceridad—. Durante los últimos meses me han demostrado que unidos pueden lograr lo que sea. Cuando creé esta obra me imaginé un grupo como ustedes: siempre juntos, alegres, apoyándose entre sí... Visualicé en mi mente una amistad inquebrantable, y realmente han podido demostrarme que lo son, lo cual me hace sentir bien con el simple hecho de verlos.
»La obra está a la vuelta de la esquina, sé que muchos están nerviosos y tensos por ello, sin embargo, estoy totalmente segura de que podrán hacerlo. Con las palabras dichas anteriormente puedo comprobarlo desde ya, y espero que de alguna forma ustedes puedan sentirse igual. Chicos —observó a cada uno de nosotros—, lo harán bien, ¿de acuerdo?
—Profesora, voy a llorar si continúa.
Todos los presentes en el lugar soltamos una risita por las palabras de Rosé, quién realmente estaba a nada de dejar sus lágrimas caer.
—Ya, dejemos el sentimentalismo a un lado —carcajeó levemente—. Vamos a practicar una serie de escenas importantes. Primeramente quiero ver a los protagonistas con los antagonistas, luego una escena de Lisa y por último TaeHyung con Byul. Después quiero ver una escena de JiMin y Rosé, para terminar con una en conjunto. ¿De acuerdo?
No pusimos objeción a ello, pues con la obra a muy pocos días era necesario realizar las prácticas necesarias.
Desde ya sabía que sería un largo día.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
10:08 hrs.
El teatro se encontraba en total silencio después de que nuestra hora de ensayo terminara. La señora Song se había retirado hace unos minutos, pero nosotros aún estábamos ahí en la espera de que finalmente terminara el turno. Los demás y yo estábamos recostados en el suelo del escenario de madera mirando o haciendo nada mientras el silencio reinaba por todas partes.
Era mucha la tranquilidad existente.
Pero entonces, la voz de Lisa hizo presencia rompiendo el hielo.
—¿Creen que realmente podremos hacerlo?
Su pregunta logró que la atención de todos recayera sobre ella, lo que la invitó a argumentar.
—Digo, ¿de verdad seremos capaces de participar en una gran obra de teatro con gran desarrollo?
—Mh... yo pienso que sí —responde NamJoon—. No todos hemos actuado antes, pero no se puede negar que el rendimiento es bueno.
—Concuerdo con Nam. Podremos hacerlo.
La rubia sonrió hacia Eun por esas palabras, logrando que ella correspondiera. El lugar volvió a quedar en silencio por unos segundos hasta que el rubio se levanta del suelo y se dirige hacia el centro del escenario, a la vista de todos nosotros. Nos quedamos mirándolo con confusión mientras él simplemente detallaba todo con sus ojos.
—No sé si sea el momento correcto... pero hay algo que debo decirles —habla al fin, sintiéndose un tanto desanimado.
Y eso encendió todas las alarmas entre nosotros. Que Park JiMin actuara de esa manera daba mucho a considerar, por ese mismo motivo cada uno de nosotros mantuvo su total atención en él.
—¿Qué sucede, JiMin? —cuestionó JungKook a mi lado un tanto preocupado, hecho por el cual sostuve su mano en el intento de calmarlo un poco.
—Yo... Debo hablarles de algo. Pero antes me gustaría pedir su comprensión, por favor.
Todos asentimos de acuerdo a sus palabras, y fue ahí dónde obtuvo la invitación para hablar.
—Ustedes saben que lamentablemente sufro del trastorno explosivo intermitente... —inicia con un bajo todo de voz, dándonos a comprender que la conversación no iba por un buen camino—. Desde pequeño he tenido que vivir con ello, pero con el cabo del tiempo he aprendido a manejarlo un poco. Todo está bien hasta ahí, excepto que... ahora es distinto.
»Por un suceso lamentable ustedes se enteraron de ello, y deben saber que dicho no fue una buena indicación. Los doctores diagnosticaron que desde la mitad del año anterior y todo el inicio de este las crisis se incrementaron notablemente, lo cual indica que ha sido la etapa más complicada y que para colmo... no se compara con lo que está por llegar.
La voz de JiMin comenzó a quebrarse mientras contaba lo último, y eso fue suficiente para que todos los presentes se vieran vulnerables ante la situación. Tenía un enorme nudo en la garganta y mis ojos repletos de lágrimas. Cuando miré a Jeon sentí mi corazón estrujarse, porque se veía destrozado por aquello mientras una lágrima caía por su mejilla.
—Los médicos aseguraron que probablemente en los próximos meses sea casi imposible controlar las crisis. Ellos dijeron que con cada año que pase sería más complicado tomar las riendas del trastorno, y no les voy a negar que estoy asustado por eso —confesar aquello hizo que toda su vulnerabilidad saliera a la luz—. Tengo miedo de cometer un error nuevamente, y esta vez no seré capaz de perdónarme a mí mismo.
Dejé que de mis labios saliera un suspiro para poder sacar las ganas de llorar de mi cuerpo, pero era algo imposible.
—No estoy bien, ya que como bien dije, si antes era complicado mantener el control... con esta advertencia mucho menos. Entonces, a lo que quiero llegar... —el joven hizo una pausa, como si estuviera buscando las palabras correctas para continuar—. He tomado una decisión.
Todo se quedó en silencio y entonces...
—Luego de que la obra termine... Me iré.
La bomba explotó.
De manera automática JungKook se levantó del suelo con la confusión adornando su rostro.
—¿Qué? ¿Cómo qué te vas?
Park le regaló una triste sonrisa al mismo tiempo que comenzaba a llorar.
—Necesito obtener ayuda. Me voy a Busan e ingresaré en un hospital psiquiátrico.
Esas palabras se sintieron como un balde de agua fría. Todos los presentes se levantaron del suelo y lo observaron entre lágrimas y dolor, especialmente los más cercanos a él.
—¿De qué demonios hablas, JiMin? ¿De qué mierda estás hablando? —preguntó un NamJoon desesperado.
El rubio no pudo contener más sus sollozos y cubrió su rostro para evitar que lo viéramos. Sin saber que hacer decidí caminar para abrazarlo, sintiendo como los demás se iban uniendo poco a poco.
La noticia no era algo que nos esperábamos.
Por uno o dos minutos nos mantuvimos así: entre lágrimas y sollozos, pero aún sin romper el abrazo.
Cuando nos alejamos un poco, fue Lisa quién tomó la palabra.
—¿Cuánto... Cuánto tiempo te irás?
—Mi terapeuta me sugirió dos años, ese es el objetivo. Sin embargo, puede cambiar dependiendo el avance o retraso del trastorno.
Tenía la mente en blanco luego de escuchar aquello que JiMin contaba. Mi corazón estaba sufriendo de una presión para nada agradable. JiMin se iba. Maldición, realmente se iba y nadie podía asimilarlo.
De repente nuestra atención cambió hacia nuestras espaldas cuando sentimos unos pasos desesperados correr por el escenario. Pude visualizar a Jeon largándose del lugar visiblemente afectado, lo que ocasionó más dolor en toda mi alma.
—¡JungKook! —llamé.
—Deja que asimile todo —pidió el rubio—. Es difícil para él.
Suspiré rendida decidiendo regresar la vista a los demás. Ví como abrazaban nuevamente a JiMin, acto que no tardé en copiar.
Porque de todas las cosas que imaginé, esta nunca pasó por mi cabeza.
PARK JIMIN
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10:51 hrs.
—¿Cuando te irás?
Un suspiro sin gracia salió de mis labios luego de aquella pregunta. Pasé una mano por mi cabello mientras buscaba las palabras correctas, despeinándolo en el proceso.
—En la próxima semana. Unos días después de la obra.
Lisa asintió débilmente ante mi respuesta, y verla de esa forma hizo que quisiera llorar de nuevo.
Me había calmado a diferencia de hace un rato donde literalmente me rompí frente a mis amigos. Estuve con ellos un buen rato mientras hablábamos sobre la noticia; ahora estaba con la rubia y NamJoon caminando por los pasillos del colegio, manteniendo el enfoque hacia el mismo tema.
Sabía que iba a ser el objetivo principal, por eso quise mantenerme callado hasta que la obra terminara, sin embargo, conociendo que me iba la próxima semana no me quedaba de otra que informarlo.
Yo no quería irme. No me sentía bien dejando a mis amigos, no deseaba hacerlo, mucho menos me sentía preparado para ello. Todo había sucedido muy rápido. Pero algo estaba claro, y era que debía sanar si mi objetivo era cumplir mis sueños. Los médicos me aseguraron que todo empeoraría si no tomaba otro tipo de ayuda mayor, por tal motivo acepté la propuesta de irme por un tiempo.
Y en ese caso, yo sí quería mejorar. Tenía que hacerlo.
Era difícil, muy difícil. Mucho más al ver sus reacciones, especialmente la de JungKook. Él y yo siempre fuimos demasiado cercanos, tanto para conocer que el gusanito tenía algo parecido a un trauma con las despedidas y alejamiento de personas. Sabía que él sería el más complicado de tratar, pude comprobarlo cuando salió del teatro, por tal motivo debía encontrarlo para hablar en calma.
—¿Realmente no podremos comunicarnos contigo? —inquirió el castaño a mi lado.
Oh, esa era otra cosa que me hacía no querer irme. El objetivo de estar allá era sanar en su totalidad, y para ello debía evitar relacionarme con el exterior por ese tiempo. No estaba prohibido, pero al menos yo lo prefería así.
Asentí con mi cabeza a su pregunta. —Si... Es lo mejor.
—Te vamos a extrañar mucho, JiMin.
—Aigo~, aún falta una semana —sonreí mientras daba media vuelta para detener nuestros pasos—. No se desanimen ahora, vamos a divertirnos como si fuera la última vez.
Los dos jóvenes me regalaron una melancólica sonrisa acompañada de un fuerte abrazo, al cual sin duda correspondí.
Iba a extrañar uno de estos.
—Yo también los extrañaré, gusanitos.
—Yah, ¿a quién le dices gusanito? —protesta la rubia.
—Estás incluida —comenté divertido al mismo tiempo en que me separaba de ambos.
Divisé una sonrisa en sus labios que me hizo sentir mejor.
—Oh, ahí está Byul —señaló Nam tras mi espalda.
Di un giro para comprobar sus palabras, viendo a la susodicha parada en medio del pasillo como si esperara algo. Supe que era yo cuando unimos nuestros ojos y me saludó, por lo cual sonreí levemente.
—Mh... Iré a hablar con ella un momento —anuncié a mis dos amigos—. Mientras... ¿podrían buscar a Jeon? Estoy un poco preocupado por ese idiota.
Ellos asintieron conformes. Nam es quien se acercó a mi hombro y dejó una leve palmeada.
—Nos vemos.
Y sin más se retiraron por los pasillos. Esperé a no verlos por ningún lado para girar nuevamente y caminar hacia la joven, quién tenía las manos unidas tras su espalda y la mirada un tanto melancólica.
En cuanto llegué a ella le regalé una sonrisa.
—¿Y esa cara, uhm?
Al principio se mantuvo neutra, sin embargo, me sorprendió demasiado ver cómo rompía la distancia con un fuerte abrazo.
Conmovido por el acto correspondí, acariciando su pelo tambien.
—No puedo creer nada de lo que has dicho —murmuró.
—Ah... —suspiré—. Tu pequeño novio se va, sí.
Recibí un golpetazo en mi brazo que me hizo reír.
—Callate un rato.
Lentamente se separó de mí y miró mis ojos fijamente, como si realmente estuviera tratando de buscar algún indicio de mentiras en mi rostro.
Pero por desgracia, todo era muy real.
—No me iré por siempre —aclaré, sonriendo de costado—. Estaré ahí para mejorar, y en cuanto regrese no tardaré en buscarlos a todos.
Ella sonrió débilmente ante eso.
—Mas te vale, ¿okey? Te iré a buscar si no regresas.
Solté una sonora carcajada al notar su puño alzado.
Esta chica era muy graciosa.
—Vale, vale. Me aseguraré de no tardarme.
Ella se unió a mis risas al cabo de unos segundos. Todo se quedó en silencio luego de eso, como si estuviera pensando algo antes de contármelo.
Y justo cuando suspiró, mis oídos se agudizaron.
—Hay alguien que quiere hablar contigo en la azotea —avisó mientras me regalaba una sonrisa—. Así que apresúrate en llegar, pequeño novio.
Mi ceño se frunció ante sus palabras. ¿Alguien me estaba esperando?
—¿Quién...?
—Shhh, no preguntes y camina —pateó mi trasero con su pie. Ella rió en cuanto vió mi reacción—. ¡Anda Park!
Antes de que pudiera reprocharle se alejó corriendo por los pasillos hasta desaparecer de mi vista. Negué divertido con la cabeza, decidiendo entonces caminar hacia la azotea.
Avancé con rapidez y un poco de nervios por lo que podría encontrarme ahí. Era consciente de que en el día de hoy todos deseaban verme y hablar conmigo, pero aún así sentía un tanto de inseguridad por llegar ahí.
Supe el motivo cuando pude estar en aquella parte del instituto y la cabellera roja de una chica apareció en mi campo de visión.
Un suspiro salió de mis labios en cuanto la examiné. Rosé mantenía la mirada perdida hacia algún punto de los exteriores. Se encontraba apoyada en el muro sin importarle más nada a su alrededor; sus cabellos bailaban de un lado a otro con el aire y desde esta distancia era capaz de ver el brillo de sus ojos.
Mi corazón latió muy fuerte ante eso.
A paso lento me dirigí a su lado y copié sus actos. Noté como reconoció mi presencia por la forma en que se acomodó en su lugar sin quitar la vista de ahí. La admiré de reojo, examinando su fino perfil mientras el silencio reinaba.
Entonces fue cuando ella unió nuestras miradas, ocasionando una serie de escalofríos por todo mi cuerpo unido a los frenéticos latidos de mi corazón. Me incorporé de mejor manera frente a ella y, tomándome por sorpresa, sentí como sus delicados brazos enrollaban mi cintura. Su cabeza se escondió en mi pecho para mantenerse de esa forma: totalmente quieta y conforme. Yo, aún enajenado por la situación, puse mis manos en su espalda y la abracé de igual forma.
—Es bonito que todos me estén abrazando hoy —bromeé.
Ella soltó una carcajada muy bonita por mis palabras. Al cabo de varios segundos se alejó para observar mi rostro, detallarlo, analizar cada una de mis expresiones, y yo tuve que tragar saliva para que el nudo en mi garganta no apareciera.
—¿Sabes? —inició con calma—. Yo prometí alejarme de tí para poder continuar adelante, me propuse eso... Pero en una situación como esta donde siento que no volveré a verte..., yo realmente tuve que hacerlo.
Una media sonrisa sin mostrar los dientes se formó en mis labios al escuchar esas palabras y divisar aquella tan tierna timidez que la caracterizaba.
—Entonces me alegra que hayas roto esa promesa, porque siento que eres la única persona con la que deseo estar antes de irme... —murmuré.
Vi como un tono rojo se formó en sus mejillas, lo cual me hizo soltar una carcajada. Ambos volvimos a incorporarnos frente al muro, pero a diferencia de antes nuestras manos estaban unidas y su cuerpo estaba más cerca del mío.
—¿Has estado cumpliendo con nuestra promesa?
Ella asintió frenéticamente ante la cuestión.
—Aprendí que para amar a alguien más debo quererme a mí misma —confesó manteniendo la sonrisa en su rostro—. Por eso estoy tratando de ser feliz por encima de todo.
—Y eso es bueno —sinceré—. Te he visto muy alegre en los últimos días, y no sabes lo feliz que eso me pone a mí.
Ella observó mis ojos en ese mismo momento, regalándome con su mirada tan pura las miles de emociones que hace un tiempo no experimentaba.
—Y tu no sabes lo orgullosa que estoy de tí, JiMin.
Escuchar aquello me confundió. Mi ceño se frunció sin saber a qué se refería realmente, y por tal motivo ella se dispuso a argumentar.
—Te dejé en claro aquella vez que nunca serías un monstruo para nosotros, y ahora más que nunca puedo confirmarlo, JiMin —sonrió dulcemente-—. Es realmente triste que te vayas, eres alguien muy importante para nosotros... Sin embargo, me siento feliz al mismo tiempo de que hayas tomado la decisión de curarte. No todos son capaces de hacerlo por el miedo, y tú te estás enfrentando a eso... Por eso estoy orgullosa de tí.
Mis ojos se volvieron llorosos a medida que Rosé hablaba. Sus palabras calaron hondo en mi alma, haciéndome sentir feliz y como ella dijo, orgulloso de que por fin estuviera haciendo las cosas bien.
—Muchas gracias... De verdad.
—Lo harás bien —ajustó la unión de nuestras manos, haciéndome desviar la vista ahí—. Estoy segura de que lo harás bien, confío en tí.
Le regalé una bonita sonrisa como respuesta, no sabiendo que decir luego de todas sus palabras de aliento.
En ese momento un pensamiento que rondaba en mi mente en los últimos días hizo aparición, por lo que decidí cuestionar.
—¿Qué tal todo con YoonGi?
Sentí como su cuerpo se tensó ante la pregunta, acto que me hizo soltar una amplia carcajada.
—No te pongas nerviosa y habla conmigo, jovencita.
—Bueno... —soltó una risita—. Estamos intentando algo...
—¿Él te trata bien? ¿Tú lo quieres?
Asintió sin dudarlo a ambas preguntas.
—Entonces no lo dejes ir, porque es un buen chico —le regalé una sonrisa sincera—. No me esperes, ¿de acuerdo? Quiero que sigas adelante y seas feliz.
Sus ojitos se volvieron llorosos en ese momento, pero supo controlarlo muy bien.
—Eso haré. Gracias...
—Es irónico porque... —esta vez quién rió fui yo—. Aún me atraes, pero prefiero mil veces que estés con uno de ellos antes que conmigo.
Rosé se mantuvo callada ante aquella declaración de mi parte. Sentí miedo de que su reacción no fuera buena, pero mucha fue mi sorpresa cuando ella se posó frente a mí, cortando más la cercanía y murmurando:
—A pesar de que mis sentimientos ya sean menores... Sigo deseando que tomes mi primer beso. Es algo de locos, ¿no es así?
Di un paso hacia ella, sintiéndola más y más cerca de mí anatomía. Estaba temeroso de que se alejara, sin embargo, ella misma posó su mano en mi hombro como si realmente quisiera hacer lo que ambos teníamos en mente. La corta distancia estaba acabando con mi cordura, logrando que mi corazón se sintiera fuera de sí mismo y que mi respiración fuera irregular.
—Pues entonces estamos locos.
Ella rió ante mi comentario, pero antes de que pudiera decir algo más, fui yo quién unió nuestros labios en un dulce beso.
Finalmente lo había hecho, y ahora estaba en un estado crítico.
No tuvo movimiento, era sólo un beso sencillo que abarcaba miles de sentimientos ocultos por parte de ambos. Sus labios eran suaves y dulces, encajaban perfectamente con los míos como si hubieran estado hechos el uno para el otro. El tímido tacto de su mano en mi hombro hacía la circunstancia incluso más bonita, y eso estaba matando a mi corazón lentamente.
Sabía que esto era solamente eso: un beso que quedaría como un secreto de ambos y también, la manera de dar por concluida a la situación que antes teníamos.
Al momento de separarnos nuestros ojos fueron lo primero en encontrarse. Ella estaba muy roja, e imaginaba que yo también. Lentamente nos alejamos el uno del otro, sin embargo, nuestras manos aún seguían unidas.
—¿Me prometes cuidarte cuando estés allá?
—Si, lo haré —aseguré—. ¿Y tú prometes enamorar a ese pelirrojo?
Ella soltó una carcajada mientras asentía.
—Si. Lo prometo.
Los dos nos quedamos observándonos como bobos por un instante, hasta que de repente nuestro encuentro se ve interrumpido por la puerta del azotea abrirse, dejando ver a alguien con quien desde hace un buen rato deseaba hablar.
—Oh... Perdón si interrumpí —comentó en un hilo de voz, retrocediendo para retirarse de ahí.
—¡JungKook, espera!
Ante mi llamado se detuvo y dió media vuelta. Vi como tragó saliva duramente para luego soltar un suspiro, era visible que se encontraba un tanto nervioso.
Me incorporé nuevamente hacia la chica, y con solamente una mirada ella supo lo que diría. Formuló una sonrisa en sus labios y asintió conforme.
—Nos veremos luego, JiMin. Adiós.
—Adiós Rosé —murmuré, sintiendo nuevamente la frialdad en cuanto sus manos dejaron las mías.
La pelirroja se encaminó con lentitud hasta la puerta de la azotea, dió una pequeña reverencia con su cabeza hacia Jeon y por consiguiente salió. Vi como el muchacho se quedó un tanto confuso mirándola, pero rápidamente sacudió su cabeza para encararme. Le sonreí débilmente como invitación a que se acercara, acción que no tardó en realizar segundos después.
Mientras más llegaba, más sufría viéndolo. JungKook tenía una expresión que realmente me daban ganas de abrazarlo y nunca soltarlo. Sus ojos estaba llorosos y opacos, no poseían su brillo característico. Tenía la nariz estaba roja, asimismo como un puchero adornaba sus labios. Incluso su uniforme no se veía como siempre, se encontraba desaliñado, justo como su cabello que hace un rato estaba perfectamente peinado.
Me sentía devastado al verlo así, sin embargo, me alarmé cuando descendí hasta sus manos y pude notar la sangre seca en sus nudillos.
Rápidamente las sostuve para examinarlas, alzando la mirada unos instantes después para reprochar al muchacho.
—¡Yah! ¿Qué estuviste haciendo? Mira como están tus manos.
Él no respondió absolutamente nada, lo único que hizo fue mirar hacia sus zapatos.
Odiaba verlo de esa forma.
—JungKook, ¿por qué haces esto?
Fue ahí donde una risa sin gracia se escapó de sus labios y finalmente se dignó en enfocar mis ojos. Supe por el brillo inusual de dichos que su vulnerabilidad estaba cobrando vida. Lo conocía muy bien.
—¿Realmente me lo preguntas? ¿Es en serio? —entrecerró los ojos mientras insistía en la pregunta—. Te vas la próxima semana y no sé cuándo volverás, ¿pretendes que haga una fiesta con la temática de Marvel como hace unos años atrás?
Quise reír ante el recuerdo, pero me mantuve neutro porque realmente no sabía que decir.
—Maldición, JiMin. Eres mi mejor amigo, mi apoyo cuando mi vida es un infierno, la persona que cada puto día del año me hace reír por más estúpido que parezcas —con cada palabra dicha su voz se cortaba, él realmente estaba a punto de llorar—. Y saber que ahora te irás... Demonios, ¿¡crees que puedo estar feliz!?
En cuanto dijo eso último fui consciente de como arrebató sus manos de mi agarre para cubrir su rostro. Sabía que estaba llorando, pero cuando lo escuché sollozar con fuerza... mi corazón realmente se estrujó.
Negué repetidas veces con la cabeza, no sabiendo que hacer.
—Jeon, no llores, no.
Y eso hizo que se rompiera el doble. El de cabello negro estaba hiperventilando debido a todas las emociones vividas en aquel instante; presenciarlo de esa forma me estaba afectando demasiado, tanto que incluso yo me eché a llorar. No tardé ni un segundo en abrazarlo fuertemente para asegurarle que todo iba a estar bien, sintiendo en cuestión de segundos como correspondía hundiendo su cabeza en mi hombro.
&Ya, ya. No llores por favor, todo va a estar bien —murmuré con la voz débil.
—Claro que todo estará bien. Últimamente mi vida va tan bien que ando saltando de alegría porque para completarlo todo mi mejor amigo se va.
Solté una ligera carcajada al escucharlo.
—Eres tan sarcástico como el día en que te conocí.
Jeon no comentó nada más, simplemente se mantuvo abrazándome como si su vida dependiera de ello, y no puse ningún tipo de objeción porque incluso yo lo necesitaba.
Los minutos pasaron, tiempo en donde estuvimos así hasta que decidimos sentarnos en una esquina para entonces poder hablar. El último turno ya había iniciado, pero ninguno de los dos queríamos ir y por el contrario preferíamos quedarnos acá por un rato.
El silencio reinaba entre ambos. Lo único que sentíamos era el aire haciendo danzar nuestro pelo y provocarnos la tranquilidad que necesitábamos.
—¿Sabes? Una parte de mí no quiere esto.
Mis palabras llamaron la atención de Jeon, quién por su expresión me indicaba que se encontraba confundido.
—No quiero dejarlos, es realmente difícil hacerlo —sonreí levemente—. Sin embargo, yo... yo también quiero sanar. Quiero irme para regresar bien y poder vivir la vida que siempre desee.
Fui consciente de como su nuez de Adán se notó ante el movimiento de su garganta.
—Haenul me dijo lo mismo hace diez años y jamás regresó.
Escuchar eso ocasionó que volviera tomar una de sus manos. Lo que él tenía era un jodido trauma con las despedidas, y podía comprenderlo.
La mente era nuestro mayor enemigo.
—Pero a diferencia de ella, yo sí te puedo asegurar al cien por ciento que regresaré.
Una pequeña curva hacia arriba se formó en sus comisuras, misma que se contagió conmigo.
—Es muy difícil asimilar que te vas, tanto yo como los demás lo sabemos. Pero siendo sincero... —hace una pequeña pausa—, que hagas esto por tu bien me hace sentir seguro de tu decisión.
—Rosé me dijo algo parecido hace un momento —susurré aún con la pequeña sonrisa en mis labios—. Gracias por todo, gusanito. Realmente no sé cómo me aguantaste todos estos años.
—Yo tampoco lo sé —rió un tanto divertido—. Gracias a tí por ser mi aliento cuando estuve muy mal, de verdad.
—No es nada, mayor idiota.
El muchacho negó con burla ante mis palabras.
—Por cierto, ¿qué onda con Rosé y tú?
—Antes de que pienses mal —advertí en cuanto lo vi levantar las cejas con picardía—. Solamente cerramos una etapa, dejamos concluidos nuestros sentimientos el uno por el otro.
Kook ladeó su cabeza al escuchar aquello. Se veía muy tierno cuando hacía esos gestos.
—Es como iniciar desde cero.
—Exacto.
Él asiente visiblemente complacido con aquello.
—Me alegro de que hayas sabido manejar bien la situación.
—Siempre lo hago —bromeé dejando un codazo en su costilla, lo cual le sacó una risotada—. Ya pero, quiero que cumplas unas promesas.
—Ay, ¿qué...?
—Promesa número uno —interrumpí—: sin importar que tan asquerosa sea tu vida, debes continuar adelante y sobrevivir, no puedes morir antes de que regrese. Promesa número dos: cuando llegue diciembre y te conviertas en CEO, le patearás el trasero a esos gordos accionistas. Promesa número tres...
Aquella lista continuó por varios minutos donde las risas por parte de ambos estuvieron presentes. El ambiente se había relajado a comparación de un rato atrás.
—Y promesa número diez: no te separes de Olivia, ella es la correcta —pedí sinceramente—. Si cuando regrese me entero que ambos no están juntos, te voy a matar.
—Ya, ya, ya. Demasiadas promesas —rió fuertemente. No me contuve en hacer lo mismo, pues la situación lo ameritaba—. Yo sólo quiero pedirte que cumplas algo, y es que te cuides en ese hospital.
Una risa nasal se me escapó.
—No miento —su expresión era muy divertida—. En esos lugares no sabes con que te encontrarás, podrías morir a causa de algún pirómano o psicópata.
—Tranquilo, amigo mío. Me cuidaré como si mi vida dependiera de ello —sonreí en grande—. Soy parte del mundo de esas personas, y créeme que puedo sobrellevarlo.
»Porque como dijo el director de cine japonés, Akira Kurosawa: en un mundo de locos, sólo los locos están cuerdos.
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Buenassssss, ya mátenme si desean 🤧. Este capítulo (y los que vienen) me ha hecho llorar un montón. ¿Qué les pareció? ¿Teorías u opiniones? Díganme 👀
Ya pero, el personaje de JiMin ha sido de los más difíciles de manejar. Al planificar el final de esta historia sentí que no tenía nada concreto para él, y tuve varias opciones para su desenlace que no me gustaban. Sin embargo, todo cambió cuando su álbum FACE salió y entonces los cables se encendieron en mi cabeza. Esto es lo mejor que pude hacer por él, y ya verán el motivo.
Sorpresita futura ✨
Ya pero, perdonen la tardanza. La escuela me tiene sin respiro alguno. Tengo que hacer miles de trabajos para esta semana y apenas los he iniciado. Para colmo, estoy escribiendo la parte más difícil de esta historia, so, necesito ir con calma e ir preparando varios capítulos. Por eso, perdonen si me tardo en las próximas actualizaciones.
Sin más que decir me voy. ¡Tengan un bonito rato! Cuídense y tomen awita. ¡Bye bye! (◍•ᴗ•◍)❤
Psdt: Min YoonGi me está seduciendo estos días.
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