⚘. ▎52 Pt.2
❝Huir, correr y salvarme.❞
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Mi respiración cortada empeoraba con cada segundo. Ya no quería estar en ese salón, mucho menos podía seguir viendo a mis padres en ese retrato junto a las otras familias; me era imposible creer que ellos estuvieron involucrados en todo eso. Verdaderamente era imposible.
Di media vuelta con el fin de regresar a esos pasillos y alejarme completamente de allí, sin embargo, algo me decía que en vez de continuar investigando, lo mejor era que me fuera. Pero yo fui testaruda, no me conformaba con lo que había visto, por lo que no me detuve hasta encontrarme nuevamente en el inicio, frente por frente a las escaleras.
Desde mi posición las observé y pensé en lo que haría a pesar de ser claro. Al dar el primer paso comencé a sentir las gotas de lluvia caer en el exterior; la tormenta estaba iniciando, y no sólo ahí fuera.
Adentro también estaba formándose una tormenta, pero yo no era consciente de eso.
Comencé a caminar por los peldaños con suavidad, y mientras eso decidí informarle a Jin al respecto.
—Voy para el segundo piso —murmuré bajo.
Escuché una maldición salir de sus labios, estaba preocupado, lo sabía.
—Ten cuidado, por favor... —murmuró de igual forma.
Afirmé con un sonido gutural antes de continuar avanzando, llegando al segundo piso en pocos segundos. Lo que ví no era muy diferente a lo anterior: todo estaba lleno de polvo, algunas cosas en el suelo, se veía desgastado y muy sucio. Cómo bien había dicho, no obtuvo ningún tipo de limpieza en todo ese tiempo.
Pero aquello no me aseguraba que había sido la única en entrar aquí después de 20 años.
Lo primero que apareció en mi campo de visión fue una salita de descanso. No presté mucha atención a ello. Habían varias habitaciones en este piso en lo poco que podía visualizar, por lo que suponía que me tardaría un poco.
Pero ahí íbamos.
Miedosa de lo que pudiera ocurrir avancé e indagué en algunas de las habitaciones. Lo que veía eran varias áreas de descanso al principio, pero luego aparecieron las oficinas, y ahí presté atención.
Habían tres: una para los Manoban, otra para los Jeon y la última para mi familia. Era verdaderamente increíble.
Primero estuve en la de mis tíos. Por estar en un lugar más cerrado no veía tanta suciedad, aunque si existía. No hubo mucho que investigar: únicamente veía papeles y más papeles, algunos objetos, etc, la mayoría cosas empresariales que ya había visto en casa de los Manoban. Nada sumamente importante.
Pasé hacia la de mis padres, verdaderamente me interesaba. Era muy parecida a la interior en cuanto a todo, excepto el contenido. Cómo diferencia podía ver más papeles de cosas más profundas como lo eran los negocios no muy sanos, saben a que me refería. Algunos objetos, blah, blah, blah, más y más cosas. Sólo hubo algo que capturó mi atención en su totalidad, se trataba de la desunión de un contrato.
La disolución de K.M.
«Vaya...»
Sentía que ya no me faltaba nada, así que continué hacia la última oficina, dicha que me provocaba terror. Al entrar en propiedad de los Manoban sentí una corriente eléctrica invadirme. Nuevamente reiteraba que se parecía a las anteriores, el mismo diseño. Investigué lo mismo, más hojas y hojas, distintos objetos, pero de todo... algo brilló frente a mis ojos.
Había otra copia del papel de desunión, y junto a eso.... se encontraban unos registros de hospital.
«¿Qué hacía esto aquí?».
Leí por encima, no encontrando mucho. Sólo hablaba exclusivamente del Hospital de Seul y como se había manipulado la información. Pero no ví algo más que pudiera argumentar el contenido.
Era... confuso.
Decidí entonces terminar ahí y continuar el paso por todo lo que aún me faltaba; no me quedaba mucho tiempo, en el exterior la tormenta empeoraba
Y por supuesto, aquí también.
Avancé y doblé por el pasillo para ver algo más, y entonces caí en cuenta de algo que sin duda me erizó la piel. Repentinamente el camino comenzó a ser más familiar para mí, lo había visto antes, pero no supe en donde hasta que recordé el último sueño que había tenido.
Las paredes estaban desgastadas, asimismo como los cuadros tambien se veían muy viejos. Estaban en la misma frecuencia que en mi hogar y la casa de los Manoban, muchas coincidencias que daban miedo.
Entonces comencé a pensar en lo mucho que esos sueños se relacionaban con la realidad que vivía, y el terror seguía incrementando. Ya no sólo eran casualidades, sino que se estaba convirtiendo en una horrible verdad. Por mi mente pasaron todos los hechos de esa vista, incluyendo al hombre que hoy en día me provocaba nervios, y ahí supe definitivamente algo: las posibilidades de estar acompañada en esta casa eran altas, demasiado altas.
Fue en ese momento dónde supe que algo malo sucedería.
Observé el interior de las habitaciones de manera vaga, una a una, con lentitud y miedo, tratando de calmar mi respiración y también mi mente en caso de algún hecho inesperado. Seguí avanzando, pero me detuve al ver una habitación en específico.
Una habitación donde nada bueno había pasado. Era el cuarto de una niña, ese mismo del sueño, y la simple realización ocasionó que mi corazón latiera desbocado.
Al mover un poco la puerta fui capaz de ver la completa igualdad entre ambas realidades. Me adentré lentamente hacia el centro y observé de forma panorámica todo el espacio. Los cuadros infantiles estaban ahí, veía algunos juguetes en el suelo, la ropa pequeña estaba perfectamente doblada, y las cunas... estaban ahí, ambas siendo separadas por la mesita blanca con la caja de música encima.
Me acerqué hasta ahí y la observé con detenimiento por unos segundos, no sin antes cerciorarme de que no estuviera nadie fuera. El sueño me había dejado mal, era cierto.
Ví un poco la cuna del lado derecho, notando un lindo peluche que se encontraba en el centro. Sonreí débilmente ante eso. Mis ojos se desviaron a una esquina de la cuna, y ahí fui capaz de ver mi nombre.
«Kim Haenul...». No sabía si alegrarme o llorar.
Tuve la idea de ver el nombre en la otra cuna, sin embargo, hubo algo que me impidió hacerlo.
No sucedió como en mi sueño: nadie me sostuvo, nadie me habló al oído... nadie me asustó de esa manera.
Pero yo sí lo oí.
El ruido de algo caer a lo lejos fue lo que llamó mi atención y me hizo girar para ver la puerta. No fue necesario salir para saber que no estaba sola.
Él estaba aquí.
JaeHyun estaba en ese mismo lugar, esperando un sólo movimiento de mi parte para atacar.
Esa gran realización me golpeó como nadie tenía idea. De repente comencé a hiperventilar y respirar con dificultad. Un enorme miedo empezó a poseerme, uno incluso mayor que el anterior; sabía que estaba en peligro, justo en las manos del enemigo, y eso no me propiciaba nada bueno. Los recuerdos del sueño volvían a mi mente de manera constante, indicándome que algo parecido podría suceder en ese momento, por lo que no tuve que pensarlo mucho antes de salir de ahí.
Debía irme, era lo más óptimo.
Fui silenciosa al salir al pasillo, siendo precavida y a la vez lo suficientemente ágil para llegar al exterior sin problemas. Sabía que sería algo sumamente difícil, pero no me quedaba otra opción. Así que obteniendo la poca valentía que me quedaba e ignorando el ataque de pánico que estaba a punto de consumirme, comencé a caminar por el pasillo anteriormente transitado para salir de ahí.
La investigación había servido de algo, eso era cierto. Ahora la mayoría de las dudas quedaban claras, sólo era cuestión de unir esos puntos para que la verdad se conformara por completo.
A partir de ahí debía ser fácil, tenía que serlo.
Pero como siempre, estaba equivocada.
Con el corazón latiendo desbocado seguí avanzando por los solitarios y ahora casi oscuros pasillos a causa de la tormenta del exterior, buscando la rápida salida de ese lugar antes de que me encontrara con aquella persona. La luz y sonido proveniente de los rayos me estaba dando una fuerte sensación de ansiedad, poniéndo este situación mucho más complicada de lo que ya era.
De verdad que la vida me odiaba.
Una mala sensación recorrió toda mi anatomía, como si de una advertencia se tratase, razón por la que mi cuerpo reaccionó involuntariamente al aumentar la velocidad. El pánico ya me estaba carcomiendo, no podía pensar con claridad y tampoco actuar como era debido. Estaba a nada de tener un jodido ataque, sin embargo, todo en mí, incluyendo mi respiración, se detuvo cuando a unos pocos metros de distancia apareció una silueta.
Figura que, para mí desgracia, sólo podía tratarse de una persona.
La brillante luz proveniente del rayo que caía en ese justo momento pudo aclarar a ese hombre, y en el instante en que caí en cuenta del arma que su mano sostenía... sólo pude pensar una cosa.
«Huye.»
Soltando un asustado sollozo corrí: corrí lo más rápido que pude en la dirección contraria, sintiendo el miedo puro invadir cada célula de mi piel y como mi corazón latía con una fuerza descomunal. Los pasos detrás de mí hicieron que acelerara y que al mismo tiempo, me hicieran temblar de la peor manera.
Entonces supe que era momento de pedir ayuda.
—Jin, por favor, te necesito —supliqué mientras seguía corriendo, en un tono no muy alto para que el depredador del juego no me escuchara.
—¿Olivia? ¿Qué pasó, estás bien?
—No, no estoy bien —miré hacia atrás para comprobar si estaba ahí, no lo veía—. JaeHyun está aquí, viene por mí.
—¡Mierda! Joder. Olivia, escóndete, dime dónde estás.
Volví a observar a atrás para cerciorarme de estar fuera de su visita y al ver que no aparecía por ningún lado, opté entonces por adentrarme en una oficina y perder al sujeto.
Luego de cerrarla con todo tipo de protecciones busqué algún lugar donde esconderme mientras continuaba la conversación con Jin.
—Estoy en el segundo piso, una de las primeras oficinas que hay ahí.
—No te muevas de ese lugar. Saca tu arma y por favor, mátalo si es necesario —escuchar esas palabras de su boca me hicieron temblar—. Todo estará bien, tranquila.
—No te tardes, por favor —pedí asustada, abrazando a mi cuerpo para buscar consuelo.
—Llegaré en un minuto, relájate.
De repente escuché un ruido fuera, lo que me confirmó que ese idiota se encontraba bastante cerca de ahí, y el miedo me invadió el triple. Con la vista busqué un lugar donde pudiera esconderme, notando a los pocos segundos un pequeño clóset y no tardando en quedarme ahí cuando lo sentí más y más cerca.
Con todo mi cuerpo temblando me mantuve así, escondida dentro de ese espacio. Intenté relajarme un poco, sabía que podría descubrirme si no guardaba paciencia, pero era imposible cuando el sonido de la puerta abriéndose hizo presencia.
Era un hecho, estaba más que acabada.
Las lágrimas corrieron por mi rostro debido a todo el miedo que sentía. No podía más, estaba a punto de colapsar y eso no era lo más óptimo. Cubrí mi boca con ambas manos en el intento de no soltar algún sollozo o alarido, pero eso fue casi imposible cuando su risa grave y maquiavélica resonó, indicándome que estaba muy cerca de mí. Demasiado.
—¿Dónde estás, Olivia~? —bromeó en un tono divertido—. ¿O debería llamarte Haenul?
«Por favor, no.»
—Querida, no tengo paciencia para esto, aunque podemos jugar con el lobo por un rato, ¿no crees? —preguntó con malicia, acción que me hizo respirar para encontrar calma—. En este caso yo soy el lobo y tú la Caperucita: tan dulce e ingenua.
Volvió a reír un poco, y ante ello pude darme cuenta de que la cercanía era menos que hace unos segundos. Por el rabillo del armario pude ver su sombra reflejarse en el suelo y también frente a mí, ese simple acto ocasionó que casi perdiera la cordura.
—¿Quieres que te cante una canción?
Y cuando imaginé que no podía ser peor... comenzó a tararear aquella canción. Ni siquiera podía explicar las millones de emociones recorridas por mi cuerpo. La melodía más que conocida por mí estaba derrumbando todo: el miedo, ansiedad, pánico, tristeza, y todas las emociones existentes.
Un sentimiento de melancolía me hizo recordar mi niñez y cuando mi mamá solía cantarme esa dulce canción. En aquel entonces era tan hermosa para mí, pero ahora... no sabía ni que pensar al respecto.
Yo de verdad estaba a punto del colapso. No estaba en mí continuar por más que quería, no podía. Y lo pude comprobar cuando de verdad... no había retorno.
—Te tengo... Haenul.
Su mano tomó la perilla del armario dispuesto a abrirla, yo sólo cerré mis ojos implorando por estar bien... y fue ahí donde llegó mi salvación.
—¡Policía de Seul! ¡Alto ahí!
Escuché una fuerte maldición salir de los labios de JaeHyun justo antes de soltar el picaporte. Fue a partir de ese momento donde sentí un ajetreo ahí fuera: golpes, cosas caídas, gruñidos. No quería salir, tenía miedo, demasiado.
Los escuché forcejear y decirse algunas cosas, hasta que de repente sentí un impacto y como consiguiente, una ventana abrirse.
A los pocos segundos la puerta del armario se abrió. Yo solté un alarido de miedo, pero eso se debilitó al ver a SeokJin ahí, momento dónde no dudé en ir a sus brazos.
—¡Jin! ¡Mierda, tengo mucho miedo! —escondí mi cabeza en su pecho mientras me rompía, él acarició mi espalda para darme consuelo.
—Tranquila, ya estás bien —se alejó un poco para verme—. Pero ahora debes hacer algo: Olivia, vete de aquí.
—¿Qué...?
—Corre, yo debo seguirlo —señaló la ventana, había escapado—. No está muy lejos. Por favor, sal de aquí y espérame en el exterior de la propiedad.
—Mierda. Jin, ten cuidado —cubrí mi boca para intentar calmarme.
—Estaré bien, siempre lo estoy —despeinó un poco mi cabeza antes de posicionarse en la ventana—. Sal de aquí, ahora.
Y en cuanto lo vi saltar de ahí, supe que no me quedaba otra solución.
Era momento de salir.
A una velocidad impactante comencé a correr por el pasillo del segundo piso, no importando con que podría encontrarme como obstáculo y teniendo como único objetivo desaparecer de ese lugar. Al llegar a las escaleras fui más cuidadosa para no caerme y evitar un evento desafortunado, pero en cuanto estuve en el primer piso no me tardé en acercarme a la entrada.
La puerta estaba igual de entreabierta, así que en el momento de abrirla fui precavida y observadora en el intento de revisar si estaba sola.
Todo despejado.
Al salir me cercioré de cerrar aquella entrada a la casa y ya estando en el exterior, volví a correr por los jardines hasta llegar al largo camino que me comunicaría con la verdadera salida de la propiedad.
La lluvia en el exterior era más fuerte de lo que pensaba. Impactaba todo mi cuerpo y lo mojaba a su gusto; ya imaginaba todo mi cabello desarreglado por ese mismo motivo. Era horrible y para colmo, empeoraba mi situación por más que tratara de ignorarlo.
Mi respiración era más que irregular, mis piernas se encontraban exhaustas a causa de todo el esfuerzo físico y mi corazón no paraba de latir por el indiscutible miedo de hace unos minutos atrás. Todo había sucedido tan rápido que mi mente era incapaz de procesar toda la información, de verdad que no podía.
Un tanto paranoica observé a los alrededores del bosque, viendo que seguía sola... o al menos por el momento.
Mis ojos curiosos fueron capaces de ver justo en la salida de la propiedad a dos figuras, mismas que se veían con la intención de entrar al lugar. No tenía idea de quiénes eran o que querían, pero eso fue suficiente para que cambiara el rumbo de mi camino hacia el bosque, escondiéndome atrás de un árbol con el corazón a punto de salirse de mi pecho.
«Tranquila, no pasa nada», me consolé a mi misma, tragando saliva con dureza.
Era un hecho que mi manera de salir ahora se veía obstruida, por lo que tenía que ir pensando en como alejarme de ahí lo antes posible. Algo asustada y con todos los sentidos agudizados observé hacia todos lados, tratando de buscar la salida más segura y con un final prometedor. Eso era lo único que mi mente podía pensar: huir, correr y salvarme. Nada más.
Deseo que ahora se incrementaba al verme sin escapatoria.
Lo único que veía a mi alcance era un pequeñísimo sendero que atravesaba una parte del bosque y que, a lo lejos, me dejaba ver una luz y territorio despejado, como si ahí estuviera la única forma de huir. Sin embargo, tenía miedo de avanzar y ser descubierta. Saber que habían unas personas ahí fuera me daba una alta probabilidad de no estar sola aquí, por lo que algo en mi me negaba a correr.
No obstante, el pensamiento de que no tenía otra opción era más grande que mi temor, así que dándole un rápido vistazo a los alrededores di un paso, luego otro... hasta que eso se convirtió en una ajetreada carrera.
El aire me estaba faltando nuevamente, pero no podía parar. Las piernas me dolían, pero no podía detenerme. Estaba a punto de entrar en colapso, pero debía ser fuerte, no me quedaba de otra. Giré un poco mi cabeza para comprobar si alguien me seguía; para mí fortuna todo estaba despejado, pero para mí desgracia, al no prestar atención al camino, mis pies se enredaron con una piedra y caí al suelo.
Mi rostro no se estrelló contra el suelo gracias al apoyo de mis manos, pero mis rodillas si sufrieron un horrible golpe. Al incorporarme un poco y ver, el enorme raspón sólo estaba dejando salir una gran cantidad de sangre.
Maldije por lo bajo en ese instante, dolía como el demonio, y se veía extremadamente mal.
Con dificultad logré levantarme del suelo y al mismo tiempo aguantar el horrible ardor que sentía, asimismo como la molestia de mi cuerpo a causa del impacto. Pero aquello no fue impedimento para que siguiera avanzando, con más lentitud, pero si con una extrema seguridad.
Fueron sólo unos minutos los necesarios para que al fin pudiera alejarme un poco del centro del bosque, y ahí fui consciente del campo frente a mis ojos.
Era un terreno muy espacioso y con demasiada naturaleza.
Estaba en una pequeña elevación que me permitía ver todo. Giré hacia atrás por décimo quinta vez para revisar el perímetro, y nuevamente estaba vacío. En ese momento el ruido de un tren se hizo presente en la lejanía, y ahí fui consciente de que a unos pocos metros se encontraba la línea del ferrocarril.
Decidí ignorar eso y concentrarme en como regresar al pueblo, suponía que debía atravesar nuevamente el bosque desde el exterior, así que teniendo eso en mente comencé a caminar; sin embargo, automáticamente me vi detenida cuando escuché una voz reconocible gritar fuerte y claro:
—¡Ven aquí, desgraciado!
Un tanto asustada incrementé el paso hasta quedarme en el borde de la elevación, y ahí pude ver claramente como SeokJin continuaba la persecución tras el sujeto. Los dos estaban sumamente cerca, eran unos miserables metros, pero con ello aún no era capaz de alcanzarlo. Ambos saltaron vallas, objetos tirados por ahí, etc; era idéntico a una película de acción.
Enajenada en la situación sólo pude decir: —Wao...
La resistencia de ambos era increíble; Jin por ser policía y él por ser un jodido criminal entrenado para ello. Los nervios sobre qué pasaría me tenían con demasiada ansiedad, y eso me llegó a volver loca cuando el tren anteriormente escuchado apareció en mi campo de visión.
Estaba malditamente cerca.
En cuanto vi a Jae acercarse me escondí tras un pequeño arbusto que aún me permitía la vista. El rubio fui rápido al atravesar la vía del tren justo antes de que dicho pasara, logrando que Jin se quedara del otro lado sin poder pasar.
«No, maldición, no.»
El castaño tomó su cabello con frustración y gritó.
—¡Maldito hijo de puta!
Estaba enojado, lo comprobaba por sus facciones, sin embargo, eso se debilitó un poco cuando fue capaz de verme. Con suma rapidez y agilidad corrió hacia aquí y trepó por la pequeña colina, quedando a los pocos segundos justo al frente de mí.
Las palabras no fueron necesarias en ese momento, ya que el abrazo que ambos nos dimos fue suficiente para dejar en claro todo. Las primeras lágrimas reprimidas debido fueron lo primero en aparecer, asimismo como las caricias de SeokJin en mi espalda trataron de aliviar el ambiente.
—Ya pasó, ya estoy aquí contigo —calmó con su voz cortada. Estaba demasiado agitado por la persecución de hace un momento que incluso respirar le parecía difícil—. ¿Te encuentras bien?
Asentí con mi cabeza un poco temblorosa. No estaba cien por ciento bien, pero ahora ya estaba a salvo, y eso era mucho mejor que hace unos segundos.
—Dentro de lo que cabe, si...
—¿Se puede saber que haces acá y...? —se alejó un poco para verme, descendiendo sus ojos hacia mis piernas—. ¿Qué demonios te pasó en la rodilla?
Suspiré con agotamiento.
—Había alguien en la entrada a la propiedad —conté, llamando su atención el triple—. No sabía quiénes eran, y tampoco iba a correr el riesgo de ser vista, así que atravesé el bosque para llegar a aquí.
—Eso fue arriesgado —frunció su ceño.
—Lo sé, pero no tenía otra opción. Y lo de mi rodilla... me caí.
—Agh, niña terca —pellizcó mi mejilla—. Pero en fin, lo que importa es que estés bien.
Una media sonrisa se posó en mis labios.
La lluvia que caía sobre nosotros aún continuaba, con menos intensidad que antes, eso sí, pero muy presente. Sentir el agua fresca recorrer mi anatomía de alguna forma me estaba ayudando a relajarme, muy curioso ya que en momentos así terminaba asustándome, pero luego de todo lo sucedido... era lo único que me propiciaba alivio.
—¿Tú estás bien? ¿No te pasó nada? —quise saber un tanto preocupada.
—No, estoy bien —sonrió sin mostrar sus dientes.
Inspiré aire aliviada.
—Pero no pude detenerlo, perdóname...
—Callate, SeokJin —pedí—, no fue culpa tuya, hiciste lo que podías. Además, no es prudente que hablemos de eso precisamente aquí.
—Es cierto, yo... —observó a los alrededores—. Vamos al auto, tenemos que irnos de aquí de una buena vez.
Y yo no iba a poner objeción en ello. Ya había sido mucho por hoy, debíamos descansar.
Teníamos que...
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
16:22 hrs.
Alcé un poco mi rodilla para permitirme ver la bendita color rosa que Jin me había puesto luego de curarme un poco esa herida que no daba tanta preocupación. Prontamente opté por darle un rápido vistazo a la oficina del castaño, misma en la que habíamos iniciado hace unas horas atrás y que ahora se convertía en un nuestro lugar de retorno. No había mucho en qué prestar atención, así que mis ojos se desviaron hacia la figura masculina posicionada frente a una ventana mientras tenía una conversación por teléfono, para ser más específica con mi mamá.
Si, mi madre.
No sabía que demonios le decía, pero al menos tenía un poco de seguridad de que no diría lo que verdaderamente pasaba. Él mismo me había impedido hablar al respecto, era imposible que cambiara de idea en una situación tan delicada como esta.
De repente la toalla que rodeaba mis hombros hizo el intento de caer, por lo que rápidamente me apresuré en colocarla en su respectivo lugar. Tenía mucho que agradecerle a Jin ya que incluso me había ayudado a secarme luego de estar un buen rato bajo la lluvia; hasta el momento no sabría que demonios hacer sin él, pues había sido el mayor apoyo en toda esta locura.
Estaba enajenada pensando en ello que no fui capaz de reaccionar cuando el muchacho se acercó hasta donde me encontraba. Fue cuestión de unos segundos para que alzara mi mirada y pudiera verlo, siendo consciente de la cálida sonrisa en sus labios.
—Ya está todo resuelto. Le dije a tu madre que nos encontramos en una cafetería y que a causa de la lluvia decidí traerte aquí. Una mentira barata que deberás cubrir una vez llegues a casa.
Suspiré un tanto agotada por la situación; otra mentira que iba derechito a la colección.
—Gracias, Jin, por todo.
—No me agradezcas —se sentó a mi lado y tomó mi mano—. Hago esto porque además de ser mi trabajo, eres la hermana de mi amiga, y necesitabas ayuda para descubrir un pasado que claramente te quieren ocultar.
Escuchar sus palabras ocasionaron una presión en mi pecho que automáticamente me dió enormes ganas de llorar, y que milagrosamente pude aguantar a diferencia de otras veces.
—¿Cómo te sientes ahora? ¿Estás más relajada? —preguntó con suavidad y una pizca de preocupación.
—Yo... ni siquiera sé cómo me siento —expresé mirando mis manos que descansaban sobre mis piernas—. A comparación de hace un rato estoy mejor, me siento con menos peso encima... pero si continúo un tanto alterada por todo.
—Es comprensible, verdaderamente lo es —acarició mi espalda—. Pero puedo asegurarte que él no te hará daño; después del riesgo vivido hoy, dudo que den un segundo paso.
>> Que JaeHyun estuviera ahí significaba que conocía tu estancia en la casa en ese momento. Sin embargo, creo que no sabían sobre mí —rió un poco—. Por eso te digo que, por el momento, no ocurrirá nada.
Un profundo suspiro se escapó de mis labios al instante. Era mucha información que procesar en muy poco tiempo.
—Ya necesito tener esa verdad en mis manos, SeokJin.
—Lo sé. La información obtenida hoy ayudó a confirmar con más argumentos eso que te dije hace unas horas —recordó—. Y de alguna forma u otra, también influye significativamente en la teoría que mi cabeza lleva pensando desde hace mucho.
Y escuchar eso ocasionó que lo observara un tanto dudosa, motivo por el cuál decidió explicar.
—Olivia... toda esta locura me ha llevado a unir un punto que, por más descabellado que suene, tiene una alta relación. Sin embargo, sólo tenemos una única forma de confirmarlo por nuestra cuenta.
—¿Y cuál sería esa opción? —pregunté curiosa.
Por la forma en la que inspiró aire tuve la suposición de que no era tan fácil como pensaba. —Necesitaré tu ayuda, otra vez. Y a partir de ahí... sólo toca esperar.
No sabía que tan grande podría ser esa decisión... hasta que la escuché de sus labios.
Eso sí... maldición.
Desde el primer instante en que contó su teoría fui consciente de que cualquier cosa podría suceder. Escuchar lo que dijo ocasionó que, sin poder detenerlas, las primeras lágrimas corrieran por mis mejillas.
No era fácil de digerir. E incluso, era algo que podía cambiar mi vida con una simple respuesta.
Conocer de ello de alguna forma me hacía sentir preparada para lo que pudiera ocurrir al tener la verdad en mis manos...
... Pero aún así, no fui capaz de soportarlo cuando el instante llegó.
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No lo niego, sí pensé en que capturaran a Olivia mientras estaba sola, pero no era lo planeado jasjajjss. Pa' que sepan que si soy cruel XD.
Bien, ya se terminó este pequeño especial. ¿Qué les pareció en general? Ahora sí quiero saber sus teorías, en unos pocos capítulos ya tendremos todas las respuestas bien claras.
Mh... estoy en mi última semana de parciales :D. La más pesada, sin duda, apenas empieza y ya ando más que estresada. So, ¡deseenme suerte!
Yo le dedico este capítulo a xx_psique_xx, jodida diosa del thriller ✨ ¡Vayan a leerla! Tiene historias maravillosas que las dejarán con la boca totalmente abierta de la impresión y la piel chinita ante tanta perfección planteada en palabras.
Bueno, ya me despido. ¡Antes de irme! MUCHO AMOR A SET ME FREE, JODER. AMO A JIMIIIIIN (me está inspirando mucho con su personaje en esta historia UwU)
Ok, ya, me voy a estudiar. Cuídense mucho, l@s amito ♡
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