⚘. ▎52 Pt.1
❝Mala sensación.❞
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KIM HAENUL
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15:02 hrs.
Tenía miedo.
Mucho miedo.
En todo el largo y silencioso camino no había podido tranquilizarme, era imposible mientras en mi cabeza cada cuadra avanzada representaba estar más cerca del lugar donde se encontraría todo. Por ese motivo estaba aterrada y totalmente vulnerable.
Jin se encontraba manejando en silencio, no quitaba su mirada del camino. Parecía muy concentrado en sus pensamientos, por lo que tampoco quería interrumpirlo; lo más probable era que estuviera ideando miles de ideas con respecto a todo, lo cual era bueno.
Unos cuantos minutos más pasaron y en ninguno de ellos podía ver próximo el lugar a dónde debíamos llegar, al menos no hasta que el chófer dobló una calle y entonces vi un pequeño pueblo.
Era ahí, justo ahí.
El muchacho me observó por el espejo retrovisor en el instante dónde inspiré aire con un poco de fuerza, no tardando en hablar con su voz calmada para tranquilizar.
—Todo va a estar bien, te lo aseguro.
Yo no sabía si confiar en esas palabras.
Simplemente asentí con mi cabeza y le di la invitación de continuar. Avanzó por unas calles hasta dar con un lugar ideal donde podría parquear el auto y, pocos instantes después, ya se encontraba abriendo la puerta para ayudarme a salir.
Sostuve su mano y me bajé del vehículo, momento justo dónde sentí una fría ráfaga de aire impactar contra mi rostro. Por instinto alcé mi cabeza y pude caer en cuenta de algo: estaba todo nublado, cosa que indicaba una próxima lluvia.
Un factor que empeoraba la situación.
Traté de olvidar aquello por el momento para poder concentrarme en la investigación, así que posé mi mirada hacia el pueblo y le di un rápido y superficial vistazo.
De repente el detective afianzó el ajuste de nuestras manos y me invitó a caminar llamando mi atención. —Vamos, no podemos perder tiempo.
Afirmé a eso con mi cabeza; no teníamos mucho tiempo para todo lo que había que hacer.
Ambos caminamos hasta llegar al interior del pueblecito donde se encontraban algunas personas haciendo sus tareas diarias, y ahí recordé el sueño, notando varias similitudes entre la realidad y lo que visualizó mi cabeza en aquel momento. Para ese momento empezaba a sentir más miedo que antes. El hecho de estar más y más cerca me impedía encontrarme tranquila, y eso no era bueno.
Algunas de las personas nos observaron con singularidad, sin embargo, lo dejaban pasar al estar más concentrados en sus tareas. Mientras tanto, Jin y yo seguimos avanzando por lo que aún era la entrada al centro de aquella pequeña civilización, siendo yo quien trataba de capturar el lugar al que principalmente debía llegar, pero nada. Sólo veía mucha vegetación en los alrededores.
—No veo la casa.
—Espera un poco, sigamos caminando.
Obedecí a lo que dijo avanzando por el lugar, siendo consciente de como poco a poco empezaba a reconocer más cosas a diferencia de un momento atrás. Pude ver cómo Jin escondía en su bolsillo un pistola por protección, dándome a entender que estaba más que preparado para lo que pudiera suceder. Él sabía que en una situación así cualquier incidente era propenso, era consciente de que nada estaba bien, y no quería decírmelo.
No obstante, toda clase de pensamientos dirigidos a él se desvanecieron en cuanto ví algo frente a mis ojos, y fue en ese justo momento donde mi corazón latió con fuerza.
La fuente, la misma fuente del sueño.
Solté la mano de mi acompañante y corrí hacia ahí sin pensarlo dos veces, quedándome estática al estar frente por frente a ese adorno en el centro del pueblo que se veía muy hermoso, pero que a mí me dejaba un sabor amargo. Cerré los ojos con fuerza y traté de eliminar de mi mente aquellos pensamientos tediosos, mas no podía hacerlo.
—Tranquila, debes ser fuerte —apoyó el muchacho justo detrás de mí, tomando mis hombros para apaciguar los nervios.
Con mis ojos escaneé rápidamente toda la fuente, y entonces caí en cuenta de algo que jamás había visto.
—¿Uh? ¿Qué es esto? —señalé.
Jin se acercó un poco y agachó su cuerpo para visualizar lo mismo que yo. Con su mano limpió el borde para que fuera más claro lo que había apuntado con mi dedo, logrando que al cabo de los segundos ambos pudiéramos ser más conscientes de lo que ahí existía.
—¿Qué mierda...? —inquirió con confusión.
Se trataba de una señal hacia un lugar en específico. Ladeé mi cabeza para tratar de comprender, teniendo en mi mente una sola cosa.
—La dirrección en código —recordé—. “Bajo la fuente de la ciudad”. Tal vez se refiere a eso...
Con la vista seguí el recorrido de aquella señal hasta dar con el bosque, y si enfocaba más... podía ver una casa.
Una casa oscura, alejada y llena de maldad.
El mismo lugar de mi sueño en la realidad.
Retrocedí como un acto inconsciente y lleno de miedo, sintiendo una exageración de nervios colarse por toda mi columna: era el jodido miedo entrando en acción. Sentí los brazos de SeokJin volver a posicionarse sobre mis hombros con el fin de relajarme, acción que no logró en su totalidad, pero que sirvió para hacerme actuar con la cabeza fría.
—¿Entramos? —inquirió inseguro, como si quisiera cerciorarse de mi estado antes de comenzar a avanzar.
Una parte de mí no quería entrar, por el contrario, deseaba irse y alejarse de ese inigualable peligro. No obstante, estaba ese otro pedazo de mí que ansiaba con todas sus fuerzas conocer la verdad que diariamente me carcomía, esas ganas de saber mi identidad, y las cuales en ese momento se encontraba ganando la batalla entre el miedo y los deseos.
A la mierda con todo, no podía ser cobarde ahora.
—Vamos. Tenemos que acabar con toda esta porquería de una vez —dije decidida, dando pasos firmes por toda la plaza para acercarme a la entrada de ese lugar.
SeokJin no tardó en unirse a mi lado para acompañarme; sabía que él no era capaz de dejarme sola, sin embargo, desde ese momento estaba considerando una idea descabellada pero que lamentablemente, era necesaria para mí.
Dos grandes portones aparecieron frente a nuestros ojos luego de avanzar un poco más. Automáticamente los reconocí al encontrarse en el sueño. Le di un rápido vistazo a la entrada antes de incorporarme frente al joven.
—Jin, ¿cómo vamos a entrar?
—Eso estoy viendo... —puso ambas manos en su cintura mientras copiaba mi acción de examinar—. Aquí se puede poner la contraseña, pero no tenemos los dígitos.
—Mierda —maldije frustrada.
—Debemos probar lo básico. ¿Tu año de nacimiento?
—2002.
Colocó los números, pero el acceso fue denegado.
—Nos quedan dos intentos —avisó.
—Mh... —observé a los alrededores para ver si encontraba algo que pudiera servir, y entonces pensé en un posible solución—. Espera aquí, iré a revisar la fuente, tal vez encuentre algo.
Y al mismo tiempo dónde avisé, me dirigí nuevamente hacia la plaza en búsqueda de los cuatro números que servirían para abrir esa puerta. Las personas me observaron con un poco de rareza, sin embargo, a diferencia de otras veces donde me sentía incómoda por ser el centro de atención, decidí ignorar eso y prestar atención a lo que verdaderamente importaba; mi cabeza estaba únicamente en aquella casa, no pensaba en nada más.
Al llegar a la fuente volví a agacharme para examinar la señal. Cómo había visto un momento, simplemente se encontraba apuntando a la gran casa. Pero algo me decía que eso no era lo único, por ello pasé mi mano sobre la superficie otra vez, notando entonces una secuencia de cuatro números, mismos que memoricé con rapidez.
«1997...»
Con aquello en cuenta regresé hacia el lugar donde Jin me esperaba a pasos rápidos.
—Prueba con 1997.
El joven marcó esos dígitos sobre el aparato y automáticamente una luz verde hizo presencia, indicando que esta vez el acceso había sido aprobado.
Me observó incrédulo. —¿Cómo lo supiste?
—Estaba bajo la señal de la fuente —le hice saber.
—Eres una genia, primor.
Solté una carcajada por ello.
—Gracias, Jinnie.
El detective abrió una de las puertas dejándome pasar primero y después él, quién antes de seguir avanzando se encargó de examinar el perímetro de forma superficial; no había nada.
Lo que mis ojos veían parecía un paraíso. Era un gran camino de adoquines que se iba elevando por una pequeña colina, doblando un poco y suponiendo que nos llevaría a la entrada real de la casa. Había mucha vegetación alrededor que propiciaba un lindo ambiente, sin embargo, eso no era suficiente para eliminar la incomodidad que yo estaba sintiendo. Era muy abrumadora la situación.
Kim y yo intercambiamos miradas antes de iniciar un paso lento y titubeante, mismo que se iba debilitando poco a poco. El silencio nos estaba consumiendo a ambos, por lo que decidí romperlo con una sutil cuestión.
—Jin... ¿no tienes miedo?
Ante mi pregunta sus ojos se conectaron a los míos. Estos expresaban algo que no podía comprender en su totalidad, pero si conocía que era una gran mezcla de emociones. Él sólo se limitó a sonreír con debilidad.
—Si. Tengo mucho miedo de qué algo te pase, porque es mi responsabilidad —aclaró sin dudas—. Y también porque desconfío de todas esas personas, no sabemos que pasará ahí dentro, por eso debes ser fuerte.
Ay. ¿Y ahora cómo le decía que lo más óptimo para mí era ir sola en vez de estar con él?
Sabía que no lo aceptaría, pero tenía que intentarlo.
—Creo que debo ir yo sola, Jin.
—¿Qué?
«No debiste lanzarte tan rápido, Haenul.»
Sólo pude regalarle una simple sonrisa.
—No. Ni estando loco te dejaría ahí sola.
—Jin...
—No sabes lo que pueda haber allá dentro, tengo que estar contigo. Yo...
—¡Jin!
—¿Qué?
Los dos nos quedamos en silencio ante eso. Detuve el paso sólo para posicionarme frente a él y verlo directamente a los ojos, tratando de dejarle en claro con aquella acción que no iba a retorcer mi decisión.
—Por favor, es lo que más necesito ahora.
—Pero...
—Pero nada —interrumpí—. Sé que es arriesgado, soy cien por ciento consciente de eso, sin embargo, es lo ideal. Son muchas cosas que ver, necesito hacer esto sola...
Jin me observó dudoso, desconfiado, dándome a entender con su expresiva mirada que no le causaba mucha gracia esa decisión de mi parte. Veía que se negaría, ya lo estaba esperando; pero entonces él suspiró rendido y cerró sus ojos con fuerza, poniendo una mano en el puente de su nariz y la otra sobre su cintura como un acto de frustración.
—Es muy arriesgado, Olivia. Llámame loco, pero es difícil dejarte hacer eso.
—Confía en mí, por favor —supliqué—. Enfrenté a los Manoban en su propia casa, creo que puedo hacer lo mismo ahora.
Exacto, creía.
El castaño volvió a dudar un par de veces más, pero al final terminó cediendo. Claro, habían sus condiciones.
—Toma esto —me entregó un pequeño artefacto—. Es un micrófono por dónde podremos comunicarnos, escucharé todo lo que hagas, asimismo como escucharás todo lo que yo haga, ¿de acuerdo?
Asentí complacida.
—Y también... —metió una mano tras su saco y de ahí obtuvo algo que jamás en mi vida pensé manejar—, toma esto, te será útil.
Una pistola, una jodida pistola.
—Pero... no sé manejar esta cosa.
—Solo aprieta el gatillo y andando —dijo muy despreocupado por ello, yo bufé—. Escúchame: la primera locura que veas es invitación para irte, ¿entendido? Tú solo háblame mediante el micrófono y huye, yo iré por tí.
—Está bien, Jin. Voy a estar bien —coloqué mi mano en su hombro para darle consuelo.
Ja, y ahora que lo pensaba, nada estaba bien.
El joven puso una mano sobre mi rostro antes de suspirar. —Cuídate, por favor.
—Lo haré, no te preocupes.
—Lo que sea que veas ahí dentro, sólo intenta ser fuerte.
—Gracias por todo, Jinnie —agradecí mientras comenzaba a tomar distancia.
—No es nada. Mucha suerte —alzó sus dos dedos como gesto de ánimos.
Le regalé una sonrisa justo antes de dar media vuelta y avanzar rápidamente por el camino, cambiando entonces mi expresión a una asustada ante los pensamientos negativos que mi mente comenzaba a idear. Traté de calmarme y respirar hondo, no sirviendo de mucha ayuda.
Tenía la pistola en uno de los bolsillos de mi blazer; ante cualquier cosa la tendría a mano y vería como atacar. Mentiría si dijera que no estaba muerta de miedo, pero como bien había dicho Jin, tenía que ser fuerte ante todo.
Fueron tres o cuatro los minutos donde estuve caminando sin detenerme, cosa que me llevó con rapidez hacia la verdadera entrada a la gran propiedad que existía frente a mis ojos. Un "wao" se escapó de mis labios gracias a semejante belleza, no pudiendo dejar de apreciar la mansión frente a mis ojos.
Se veía que era enorme, muy grande. Lo primero que se encontraba al entrar era un parqueo, luego un pequeño jardín con distintas y pequeñas florecitas, y justo en el medio un sendero más pequeño para llegar a la puerta. La casa por su aspecto externo me recordaba a la de los Manoban; parecía un lindo castillo, sólo que con un poco más de vejez. La fachada era blanca en su totalidad, con tres o cuatro pisos si mal no estaba, y muchas ventanas. Era bastante elegante y bonita, sin embargo, aquello tampoco era suficiente para quitarme de encima las malas energías.
Ugh, esto era horrible.
Mordí mis labios varias veces para tratar de calmar un poco a mis nervios, dando varios pasos dudosos que lentamente me llevarían hacia la puerta de la vivienda. Estaba aterrada, prácticamente temblando más por dentro que por fuera, y mi mirada no expresaba más nada que los millones de nervios. De verdad, era muy feo.
En cuánto tomé el picaporte de la puerta pude sentir una oleada de miedo invadirme. Ahora si tenía miedo, porque un pie dentro de aquella casa ya significaría mi perdición. Era ese el momento dónde comenzaba a pensar el doble sobre mi dilema, entre adentrarme y no hacerlo, entre saber la verdad o no; pero esta vez no me iba a acobardar. Había costado mucho llegar hasta ahí, ahora no podía retractarme.
Por lo que al girar aquella manija y notar que la puerta quedaba abierta, supe que ya no había vuelta atrás.
El juego oficialmente había iniciado: era momento de jugar con el lobo.
Lo primero que vi al deslizar la puerta fue una nube de polvo aparecer frente a mi cara, lo que me ocasionó una horrible tos por unos cuantos segundos. Abaniqueé el aire para poder sacar todas esas partículas de mi campo de visión al mismo tiempo en que dejaba la puerta entreabierta; no podía correr el riesgo de quedarme encerrada ahí dentro.
Con lentitud di el primer paso, sin embargo, me detuve automáticamente cuando escuché un ruido bajo mis pies. Al bajar la mirada noté que además de muuuucho polvo, también habían algunos cristales en el suelo.
Esto estaba muy descuidado.
El lugar se encontraba prácticamente oscuro; la única luz que veía era aquella que se adentraba por las ventanas y permitía que pudiera ver algo en el camino. Y fue ahí donde comencé a arrepentirme de venir sola.
«Me pasa por hacerme la valiente», pensé con obviedad.
Tragué saliva con dificultad y suspiré como acto seguido, tratando de obtener la calma que necesitaba para avanzar el camino.
Me causó mucha curiosidad el lugar, tan alejado de la ciudad y en este rústico pueblo. Cómo bien había dicho antes, me recordaba un castillo y a su vez, a la mansión de los Manoban. Pude reafirmar esa opinión al llegar al salón principal, el cual era idéntico al de aquella casa.
Y cuando decía idéntico, era en todo el sentido de la palabra.
La mesa redonda en el centro con un búcaro y flores artificiales, y justo arriba se encontraba el gran candelabro apagado y lleno de telarañas. También debía agregar las escaleras que se encontraban detrás, esas que llevarían al segundo piso. Un espasmo recorrió mi cuerpo al ver esas similitudes, nada de eso me gustaba.
Decidí entonces avanzar por uno de los pasillos con el fin de encontrar algo que alimentara la investigación, pero por supuesto, con el miedo presente y todos mis sentidos agudizados en caso de que alguna situación fuera de mis conocimientos ocurriera. Estuve prestando atención a todo lo que veía frente a mis ojos, incluso por más mínimo que fuera, ya que era cien por ciento consciente de que aquí se encontraba mi pasado en su totalidad.
Al primer lugar que llegué fue a un comedor. Tenía una larga mesa para varias personas, algunos adornos únicos, asimismo como varias reliquias, algunos cuadros gastados en las paredes y las plantas artificiales que debían dar alguna función de comodidad al lugar. Si no hubiera tanto polvo, podría considerar que era sumamente hermoso y elegante este comedor.
Había una puerta abierta, supuse que se trataría de la cocina al darle un superficial vistazo. No noté nada relevante, así que decidí salir nuevamente al pasillo para adentrarme en otra de las salas.
Esta vez había llegado a la gran biblioteca del hogar, misma que como en todos lados, se encontraba llena de polvo y varias telarañas. Sin duda este lugar necesitaba una limpieza. Recordé algunos aspectos de la casa de los Manoban relacionados con la biblioteca, así que no tardé ni un segundo en fijarme en esos detalles. Al acercarme a uno de los libreros y ver por su costado, noté entonces aquel mismo símbolo de los tres hombres sosteniendo unas trompetas.
Todo empezaba a cobrar mucha semejanza, y me daba miedo lo nuevo que pudiera encontrar.
Atravesé dos de los grandes muebles con miles de libros hasta llegar al enorme ventanal que, como en la otra casa que había visitado hace poco tiempo, poseía un hermoso vitral en forma de jazmín que se reflejaba contra el suelo.
Y al ver eso, mi cabeza unió dos puntos que no había formado hasta el momento.
Recordé el primer sueño que tuve, ese donde me encontraba en un patio muy bonito y comenzaba una locura a los pocos minutos. A mi mente vino el pensamiento de que ese lugar estaría aquí, por lo que de manera veloz salí de esa biblioteca y caminé sin rumbo por los pasillos, guiándome mediante lo poco que podía ver a través de la ventana hasta encontrar alguna salida a ese patio.
Afortunadamente pude verla, lo cual agradecí internamente. Al salir de ahí fui consciente de la belleza de ese espacio; al parecer, era lo único que se mantenía conservado por el momento. La vegetación era preciosa, habían muchas florecitas y plantas bien bonitas, mismas que daban un aspecto bastante agradable. También existían árboles no tan frondosos a diferencia de esos que se encontraban en el bosque cercano, pero que igual dejaban una linda imagen. Divisé entonces un sendero de piedras, el cual reconocí como el de mi sueño, por lo que no tardé en avanzar.
Y yo no sabía si haberlo hecho se consideraba como una buena idea.
A los pocos segundos reconocí el escenario a la perfección. Un pequeño banco apareció frente a mis ojos, ese donde mi madre y Jennie se encontraban sentadas durante el sueño antes de que todo se nublara en confusión. Lenta y dudosa me acerqué hasta ahí para sentarme y detallar con mis dígitos la textura de ese asiento, sintiéndome un tanto dudosa ante las miles de teorías que mi mente creaba.
Ya no sabía que pensar, sólo necesitaba una respuesta concreta para sentirme libre de todo aquello; sin embargo, cada día eso se veía tan difícil y a la vez tan cerca que me asustaba. Me dejaba sin jugadas en este peligroso juego, me convertía en algo inútil, y yo ya no deseaba eso. Era consciente de que me había metido en esta locura debido a una curiosidad creada, y ahora no iba a detenerme hasta eliminarla; tenía que descubrir la verdad, estaba escrito por el destino y eso era lo que iba a hacer.
Le di una mirada quisquillosa a los alrededores cercanos, no viendo nada relevante en el inicio hasta que mis ojos se enfocaron sobre la corteza de un árbol y ahí, bien clarito, fui capaz de ver un pequeño hoyo.
Un hoyo que claramente había sido provocado por una bala.
Recordé nuevamente el sueño, toda una corriente eléctrica me recorrió el cuerpo. Quité la vista de ahí rápidamente y traté de concentrarme en que aún me quedaba un piso por explorar. Un trueno a lo lejos capturó mi atención, tampoco podía olvidar que una tormenta se aproximaba, y eso era otro factor que me tenía nerviosa.
Mi miedo contra las tormentas estaba apareciendo luego de un buen tiempo.
Me levanté del banco luego de unos segundos más y decidí volver a hacer camino hacia la vivienda, no obstante, detuve el paso un instante para observar a lo lejos algo que no había notado.
Un campo de jazmines.
«Incluso un jodido jazmín tiene significado», pensé, suspirando agotada para continuar mis pasos.
Nuevamente caminé por los pasillos mientras le daba una rápida mirada a las habitaciones; hasta el momento sólo había visto una sala de descanso, una pequeña oficina, cuartos de baño, entre otras cosas simples.
Y mientras me concentraba en la búsqueda, sentí la voz de Jin a través del micrófono.
—¿Estás bien? —inquirió preocupado.
No respondí en los primeros segundos, porque en realidad no estaba bien. Si dentro de lo que cabía, pero no en general.
—Si —sólo me limité a decir eso—. Estoy bien, no te preocupes.
Lo escuché asentir con un sonido gutural, y de nuevo predominó el silencio. Dejé eso atrás y seguí con la investigación en ese primer piso, abriendo las puertas de dos cuartos más antes de ver algo que sin duda capturó mi atención: un enorme salón.
Algo parecido a esos salones de bailes que aparecían en las películas de princesas.
Abrí la puerta en su totalidad y me quedé estática observando. Era muy bonito, incluso podía decir que se veía relativamente más limpio que toda la casa en general. Con pasos cortos e inseguros me adentré ahí y observé todo, cada mísera parte del lugar, tratando de no perderme nada. No habían muchos muebles: sólo unos sofás, pequeñas mesitas y otras más grandes dónde solo existían adornos antiguos. Era bastante sencillo ya que, como bien había dicho, parecía un salón de baile.
No obstante, si hubieron cosas que llamaron mi atención. Por ejemplo, las pinturas de Van Gogh. Eran las favoritas de mis papás, por lo que me causó curiosidad. Los adornos, uhm, algunos me eran familiares de la casa de los Manoban, uno de esos era algo parecido a la rosa de cristal que había visto antes de que el idiota me perturbara, tambien me causó curiosidad. Pero de todos esos, había algo que sin duda resaltaba.
Justo al final del salón se encontraba una plazoleta bastante amplia donde se encontraban algunos asientos. Para ese entonces me pareció un lugar de juntas, cosa que me confundió. Subí hasta ahí con duda, observando hacia los laterales y hacia atrás con desconfianza; tenía malos presentimientos, y yo debía hacerle caso a esos presentimientos cuando aparecían.
Afuera podía sentir los estruendos provocados por los truenos, eso me ponía muy nerviosa, y ya me estaba preparando para una desgracia. Mas no dejé que eso me obstruyera el momento, tenía que estar pendiente a este nuevo lugar.
Observé los asientos, las mesitas, incluso revisé una gaveta que se encontraba por ahí, pero no había nada interesante, o al menos no hasta que alcé la vista y caí en cuenta de lo que había frente a mis ojos.
Un cuadro muy grande, y cuando decía que era grande, era en toda su expresión. Literalmente, era enorme; se llevaba toda una pared, sin embargo, no podía verlo con claridad ya que se encontraba cubierto por una cortina.
Quería ver que era, lo necesitaba, pero existía esa parte de mí que se negaba a ello. Esa parte que me decía: “no lo hagas”, pero esta vez debía desobedecer a mi instinto. Así que dudando, tomé la punta de esa gran tela y la jalé cuidadosamente hacia abajo, provocando que dicha cayera y a su vez una nube de polvo apareciera frente a mí cara.
Volví a toser como en la entrada a la casa. Con mi mano traté de despejar esas partículas, y en cuanto logré el cometido me enfoqué en observar ese cuadro, dándome cuenta entonces de qué había sido una horrible idea.
Automáticamente mis ojos vieron ese cuadro, un trueno iluminó el lugar por completo, sacándome un pequeño grito que cubrí con mis manos al posicionarlas en mi boca. Di un paso hacia atrás, luego otro, y otro, comenzando a retroceder mientras mi mente entraba en un colapso mental.
Una mala sensación se instaló en mi pecho en cuestión de segundos, asimismo como mi respiración se volvió irregular y mis manos temblaron. Esto era demasiado para mí, sentía que colapsaría en cualquier momento, ya que lo que yo había visto... me respondía mucho.
Aquel cuadro poseía el retrato de mis padres, los Manoban y los Jeon. Era una jodida foto de esas tres familias, y eso sólo significaba una cosa.
Lo que había dicho Jin era cierto, estaba confirmado. Entonces... ¿qué era lo que me faltaba por ver?
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Holi, ¿cómo está todo? :D
Como ven, esta es la primera parte de este capítulo especial. Lo prometido es hecho jaja. Aún falta otra, veré si puedo publicarla hoy o a más tardar, mañana. Ya pero, ¿qué les pareció? ¿Que piensan al respecto hasta ahora? ¿Más teorías o confirmaciones? 👀
También quería pedirles perdón porque siento que esta vez sí me tardé en actualizar. El primer motivo es porque... *sonido de tambores*
El otro día una lectora me dijo que justamente hoy era su cumple, so, quise esperar hasta este día para actualizar y darle un regalito 🤭. ¡Felicidades tucusi bonis! Espero que tengas un bonito día♡
Quiero conocerlas más. A ver, díganme, ¿cuándo cumplen? Yo el 7 de mayo ^^
Va para los fantasmitas tambien.
Nos vemos en un ratito...👀
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