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❝¿Por qué mi corazón duele?❞
╰─────╮•╭─────╯
—Su guía será Jeon Jungkook.
Genial.
Miré al pelinegro a mi lado notando como las comisuras de sus labios se alzaban de forma socarrona.
—Usted es el presidente del consejo estudiantil, por lo que estaría bien que haga esa tarea. ¿Está de acuerdo con esto, joven Jeon? —preguntó la maestra.
«Por favor di que no.»
—Si, estoy de acuerdo.
Pero el maldito aceptó.
—Bien, puede darle el recorrido por la escuela ahora mismo —informó la profesora.
Ante eso él se levantó y me hizo una seña para que lo siguiera. Un poco dudosa copié su acción, convirtiéndome automáticamente en el centro de atención de todos los presentes. Caminé un poco tensa hasta llegar a la salida del salón, donde pude respirar con más tranquilidad.
Aunque no la suficiente al tenerlo justo frente a mí, completamente en silencio y sin hacer nada más que caminar.
Pero entonces se giró hacia dónde estaba con una media sonrisa.
—Bueno, deberíamos comenzar, señorita —rompió el silencio y también la burbuja en la que me encontraba sumergida.
—Está bien —acepté—. Por cierto, gracias nuevamente por lo de ayer.
—No es nada, ¿te sientes mejor?
Afirmé con mi cabeza.
—Sí, fue solo un dolor de cabeza —mencioné evitando su mirada.
—Bueno, comencemos con el recorrido, usaré mi voz para hacer este tipo de cosas —carraspeó su garganta—: Bienvenida a la J.Y.S High School...
Su voz seria o el intento de ella me hizo reír estruendosamente.
Comenzó a mostrarme cada lugar del instituto, dándome a entender que demoraríamos demasiado por la grandeza del lugar.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
9:50 hrs.
El tiempo transcurrido fue suficiente para llegar al último lugar del colegio: la azotea. En el recorrido entablamos conversación no sólo sobre la institución, sino también sobre nosotros mismos y por lo que noté, sigue siendo el mismo chico que conocí hace diez años.
—Este es mi lugar favorito —dijo luego de cerrar la puerta a sus espaldas y guardar las manos en los bolsillos de su pantalón.
—¿La azotea? —cuestioné mientras observaba la vista del lugar.
Muy bonita.
—Si, los estudiantes no suelen venir aquí a menudo, y tampoco los profesores.
—La vista es relajante, así como el ambiente —miré su figura a mi costado.
—Sí. Quedan pocos minutos para que suene el timbre, vamos a quedarnos aquí —propuso sentándose en un banco.
—Pero, ¿y la clase? —pregunté dudosa mientras tomaba asiento a su lado.
Sin embargo, él simplemente rió.
—Soy el presidente del consejo estudiantil y es mi deber hacer este tipo de cosas, por lo que no saldremos perjudicados —dijo en completa tranquilidad—. Además....soy el hijo de los dueños de esta escuela.
Y ante esas palabras mis ojos se abrieron como platos.
«¿¡Sus padres son los dueños del colegio!?».
A pesar de la impresión creada, me mantuve sin decir nada al respecto.
—Entonces...¿qué hacemos acá? —cuestioné dirigiendo mi vista a la suya.
—Pienso que deberíamos conocernos un poco mejor, ¿qué tal si hablamos sobre nosotros?
Si supiera que nos conocemos bastante bien...
—Está bien —acepté— Pero empieza tú.
—Perfecto —suspiró luego de reír—. Nací en Busan y viví la mayor parte de mi infancia ahí, pero por problemas personales mi familia y yo nos tuvimos que mudar a Seul. Al hacerlo mis padres retomaron su lugar en las empresas, por lo que siendo el principal heredero tuve que comenzar a prepararme desde muy joven. Tuve alguno que otro problema, pero nada más. Ahora me encuentro bien, este año sólo quiero graduarme y cumplir con mis promesas.
Escuché atentamente cada una de sus palabras, y por un momento me sentí mal al no estar junto a él para apoyarlo
—Debiste haberme buscado por internet —me pegó ligeramente con su codo.
—Sí, claro... —me puse nerviosa, ya que verdaderamente eso fue lo que hice.
Y cuando divisé una sonrisa de costado en sus labios, me imaginé lo peor.
—Ya me buscaste ¿verdad?
Solo reí inocentemente
—No hay problema, ahora cuéntame sobre tí.
¿Debería contarle toda la verdad ahora? ¿Debería decirle que soy Kim Haenul, su mejor amiga de la infancia la cual lo abandonó y con la que no ha tenido ningún tipo de contacto durante diez años y que ahora ha vuelto?
No, no puedo.
—Mh... Yo también nací en Busan y viví una parte de mi infancia allí, pero mi familia tuvo que mudarse a los Estados Unidos, y ahí fue dónde volvieron a su lugar como empresarios hasta ahora. Me vine a Seul hace unos días definitivamente con mis padres y mi hermana.
Formó una “o” con su boca.
—¿Tienes una hermana?
—Si. Una hermana mayor, está en la universidad. Debiste haberme buscado por internet —bromeé de la misma forma en la que él lo hizo, a lo cual sonrió.
—Créeme que ya lo hice —me guiñó un ojo, acción que provocó un revoltijo en mi interior—. Te ves linda cuando te sonrojas.
Ah, sí... Espera, ¿qué?
Por curiosidad me toqué los cachetes y al notar un poco de calor mis ojos se abrieron hasta su límite.
—¡Yah~! —cubrí mi cara con ambas manos en el vago intento de ocultar ese sonrojo, acción que sin duda lo hizo reír.
—¿Sabes? Te tengo una propuesta.
—¿Que propuesta? —cuestioné confundida.
—Como eres nueva en la ciudad, ¿que tal si también soy tu guía y te llevo a conocer algunos de los lugares de Seul? —propuso con un notable brillo en sus ojos.
¿Acaso escuché bien? ¿De verdad me está pidiendo eso?
—No es necesario, ya eres mi guía aquí.
—Pero quiero llevarte a conocer Seul, ayer noté que tuviste un pésimo día —hizo un puchero.
Un puchero muy adorable.
—Eso es verdad —suspiré—. Está bien, acepto.
—¡Genial! —el brillo en sus ojos se agrandó—. Te avisaré luego el lugar dónde nos encontraremos.
—De acuerdo —sonreí.
—¿Crees que podamos intercambiar números? —preguntó un poco nervioso.
—Uh... está... está bien —saqué mi celular con nerviosismo y se lo entregué, al igual que él lo hizo con el suyo.
Intercambiamos nuestros números telefónicos para luego sonreír el uno hacia el otro. Iba a mencionar algo más, pero el timbre resonando por todo el lugar lo interrumpió.
—Ya deberíamos irnos —dije al levantarme.
—Si —repitió mi acción.
Sin perder tiempo ambos salimos de la azotea para dirigirnos a los pasillos del colegio. En el corto trascurso JungKook me hizo reír con algunas de sus ocurrencias, y aquello sólo me hizo lamentar cuando tuvimos que separarnos.
—Debo irme, cualquier cosa que necesites solo llámame —sonrió—. Nos vemos, Olivia.
—Adiós —agité mi mano y emprendí camino hacia otro lugar, aún con la calidez en el pecho que me provocaba su presencia.
—¿Cómo te fue?
—Maldición, me asustaste —puse una mano en mi pecho mientras escuchaba la risa de la pelirroja.
—Lo siento por ello. Pero ya, cuéntame todo —se mostró muy emocionada por ello.
—No pasó mucho, solo me llevó a conocer la escuela.
—Bueno, debes saber que ahora mismo eres la envidia de todas esas chicas —señaló a un grupo de féminas que nos miraban de forma rara.
—¿Por qué? —cuestioné mientras nos dirigíamos a la cafetería.
—Porque tuviste un tiempo a solas con el hijo del dueño de esta escuela, el famoso Jeon Jungkook, un chaebols —explicó serena.
—No sucedió nada entre nosotros, sólo recorrimos la escuela y conversamos.
—Pero para ellas eso es algo “demasiado grande” —hizo comillas con sus dedos—. Están obsesionadas con él, obviamente, pues son sus fans; pero Jeon no es tan atento a eso, sólo vive en su mundo.
—Espero que esto no me cause ningún problema —suspiré agotada.
—Tranquila, no sucederá nada grave, pero puede que alguno que otro rumor salga de acá
—Bueno, no creo que deba tomarle mucha importancia a eso —alcé un poco mis hombros —. Por ahora dejemos ese tema y disfrutemos nuestro tiempo libre.
—Concuerdo contigo —miró hacia un punto fijo de la cafetería antes de que sus ojos se iluminaran—. Mira Olivia, ¡hay cupcakes! ¡Cómo me encantan! ¡Vamos!
Su mano tomó mi muñeca con firmeza y me jaló hacia adelante con el fin de correr al lugar que señaló. Yo solamente reí por el carácter de esta chica.
Al parecer las cosas estaban tomando un buen rumbo.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
15:28 hrs
Horas después las clases dieron por finalizado. La pelirroja y yo nos encontrábamos saliendo de nuestro salón cuando una voz a nuestras espaldas nos hace detener.
—Olivia —llamó JungKook a unos cuantos metros de nosotras—, te acompaño a la salida. Oh, hola Rosé.
—Hola Jeon —saludó la chica.
—¿Se conocen? —pregunté con un poco de curiosidad.
—Si y no; hemos hablado algunas veces, por lo que seríamos sólo conocidos —aclaró la pelirroja.
Yo asentí sin darle importancia.
Mientras nos dirigíamos a la salida ninguno dijo nada, hasta que JungKook se acerca a mi oído y habla.
—Mañana luego de la escuela ve a este centro comercial —me entregó un pequeño papel con las indicaciones— a las 3:00, te esperaré —guiñó un ojo en mi dirección haciendo que rápidamente el calor subiera a mis mejillas—. Te sigues viendo tierna cuando te sonrojas —susurró más cerca de mi oreja.
Se me escapó una risita debido al estremecimiento.
—JungKook.
El aludido giró hacia atrás con ese llamado y acto seguido una amplia sonrisa se formó en su rostro. Algo curiosa hice lo mismo... pero al girarme no encontré nada para sonreír.
Se trataba de una chica, la misma con quién había chocado el día anterior en la cafetería y la que en ese momento estaba abrazando fuertemente al pelinegro.
«¿Por qué mi corazón duele?»
—Olivia —llamó haciéndome salir de mis pensamientos—, te presento a Lalisa Manoban, mi mejor amiga —dijo con una sonrisa en su rostro.
Dolió.
—Hola —estiró su mano amablemente hacia mí.
—Hola Lalisa —sonreí luego de corresponder a su saludo.
—Llamame Lisa. ¿Eres aquella chica con la que choqué el primer día?
—Sí, la misma.
—Espera, ¿ya se conocían? —preguntó el pelinegro.
—Algo así, choqué con ella el primer día —hizo una inocente sonrisa—. ¿Y ustedes dos como se conocen?
—Es una amiga, ayer la conocí en el parque que está cerca del centro comercial —aclaró JungKook.
—Eres la hija de los Kim ¿verdad? —sonrió luego de que yo asintiera—. Genial, nos llevaremos bien. JungKook, tus padres me llamaron, quieren que llegues a casa ya —habló en un tono bajo hacia él, pero aún así la escuché.
—Está bien. Uh —me miró un poco tímido—, Olivia, debo irme ¿Mañana nos vemos?
—Obvio que sí —sonreí para él.
—Está bien —imitó mi acto— Nos vemos.
—Adiós —hice un ademán de despedida mientras lo veía alejarse con ella.
En cuanto giré para continuar con mi camino el desánimo me invadió. Él había seguido con su vida y ahora esa chica estaba ocupando el lugar que alguna vez obtuve. Y no es que fuera egoísta, pero si me arrepentía de muchas cosas que sucedieron, ya que si ambos nunca nos hubiéramos separado... ¿serían las cosas diferentes?
Conozco a Lisa. Su familia había trabajado con la mía hace un tiempo, pero hubo problemas y dejaron de lado el contrato. Mis padres la conocieron menos yo. Ni siquiera me dejaron salir de casa en el momento de aquel trabajo. ¿La razón? la desconozco.
—Olivia —Rosé me llamó—, ¿Estás bien?
—Sí —mentí—¿Por qué estabas tan callada? —pregunté por su comportamiento hace un rato, Rosé no habló nada mientras Lisa estaba ahí.
—Es que no me gusta hablar mucho con esa chica —se encogió de hombros—. Ella no es alguien de quien debamos fiarnos.
—¿Por qué?
Pero cuando iba a abrir la boca para responder, mi chófer hizo presencia justo al frente de nosotras.
—Te lo contaré mañana, adiós, Olivia —agitó su mano con una sonrisa.
—Adiós Rosé.
Caminé algunos pasos sin dejar de observarla....
.... ¿Por qué actuó tan rara?
—¿Como estuvo su día, señorita? —preguntó Carlos una vez llegué a él.
—Bien, gracias —sonreí débilmente antes de abrir la puerta del coche.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
16:04 hrs
—Ya llegué a casa —avisé mientras quitaba el peso del bolso de mi hombro.
—Oh, hija —llamó mamá con un toque de emoción.
—Hola mamá —besé su mejilla con dulzura—. ¿Y papá?
—Está en la empresa.
—Genial —solamente dije eso antes de comenzar a acercarme a las escaleras.
—¿Sucedió algo? —inquirió luego de sujetar mi mano y observarme con suavidad.
Nunca puedo escaparme de las explicaciones, ¿no es así?
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Holiii
Volví hoy también jeje.
He actualizado hoy porque admito que el capítulo de ayer no estuvo tan interesante.
Espero que tod@s estén bien, tengan unas Buenos días, tardes o noches!
Ah y tomen agüita :3
Adiós
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