⚘. ▎45
❝Diez mil años de vida.❞
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KIM HAENUL
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Martes, 21 de enero del 2020.
13:58 hrs
Mi mano trazó sobre la hoja que sostenía con rapidez aquella respuesta para el ejercicio de física. Volví a leer la orden para luego cerciorarme de que la fórmula estuviera bien y así poder continuar la actividad. Sin embargo, algo o más bien, alguien estaba desconcentrando a mi cabecita.
Iba a matarlo.
Los labios de Jeon dejaron de de mostrar su cariño en mi mejilla para comenzar a descender por mi mandíbula tortuosa y lentamente. La calidez y suavidad de dichos estaban jugando con mi cordura, no dejando atrás a mi órgano cardíaco que hacía la función de llegar la sangre a distintos lugares del cuerpo, mi cara como un claro ejemplo.
Por inercia ladeé mi cabeza cediéndole el paso a su boca experta, misma que se dedicó con atención a dejar besos sobre la piel descubierta de mi cuello. Cerré los ojos ante la sensación, pero rápidamente volví a la realidad cuando fui consciente del lugar y la situación donde estábamos.
—Nos va a ver alguien, Kook. Que estemos a varios metros del suelo no significa que seamos libres de paparazzis —aclaré lo obvio, girando un poco mi cabeza para verlo justo detrás de mí.
Él hizo un adorable puchero. —Estoy empezando a arrepentirme de haberte traído aquí —murmuró, rodeando mi cuerpo entre sus brazos y recostando mi espalda en su regazo—. Debí haberte llevado al centro comercial.
—¿Para estar solos y no rodeados de mucha gente en búsqueda de diversión? —traté de bromear al respecto, escribiendo a su vez en la libreta que sostenía.
—Ajá. Aunque me gusta estar aquí —apoyó su mentón en mi hombro—. La vista es bonita.
—Si, lo es —dije, admirando por unos escasos segundos el lugar frente a mis ojos.
Cómo habíamos quedado en el día anterior, ambos estábamos en un parque de diversiones. En ese justo instante nos veíamos en la gran estrella que permitía la vista a la ciudad, estando en la parte más alta. La brisa fresca golpeaba nuestros cuerpos repetidas y placenteras veces, ocasionando que nuestros cabellos se movieran constantemente.
Me encontraba sentada en el suelo con mi libreta de física al frente, pues quería terminar un ejercicio con la ayuda de él. No obstante, tenerlo justo detrás de mí, abrazando y besando mi cuerpo, de verdad que no ayudaba.
—Está bien. El ejercicio, digo —señaló sobre la hoja—. Sólo calcula esto y ya tienes el resultado.
—Eres un dios, Jeon —halagué, sintiendo su pecho vibrar cuando una risa nasal se escapó de sus labios.
—Lo sé.
—Tonto.
—Me amas así, no lo niegues —murmuró con su voz impresionantemente ronca. Luego de eso sentí su cálido aliento en mi oído, dándome a comprender que era el momento de suspirar enamorada.
Y así fue.
Mientras intentaba continuar con los ejercicios, JungKook se dignó en comenzar a mordisquear, besar y lamer sutilmente el lóbulo de mi oreja. Aquel tacto tan despiadado y suave me estaba encantando como nunca antes, sentía todo mi cuerpo alborotarse y actuar por si mismo ante sus caricias, así como también sentía los palpitantes estruendos de mi corazón.
Era demasiado. Y eso le divertía.
JungKook continuó haciendo eso, sonriendo de costado cuando temblé entre sus brazos. —¿Qué pasa? ¿Uhm? ¿Estás concentrada?
«Idiota que es.»
—No puedo concentrarme por tu culpa —hice énfasis al vocablo.
—Pero si estoy siendo un niño bueno —se mostró indefenso e inocente, aún manteniendo en sus ojos y labios aquel toque seductor que tan loca que volvía.
Moví un poco mi cabeza para verlo de reojo. —Hoy estás más coqueto que nunca.
—Y te encanta, no lo niegues.
—¿Qué si lo hago?
Al instante me arrepentí de decir eso. Jeon sonrió más ampliamente, esta vez tomando mi cintura con más firmeza y escondiendo su rostro en el hueco desnudo de mi cuello, dejando que su cálido aliento chocara con aquella parte y terminara provocándome cosquillas.
—Ya entendí, gracias —reí tímidamente, logrando que él dejara de bromear y decidiera dejar un besito en mi mejilla.
—Quiero mostrarte lo que siento por tí con estas acciones, es eso —respondió a la cuestión que había formulado hace un momento sobre su coqueteo, sacándome una sonrisa en el proceso.
Hubo un instante de silencio donde aproveché para terminar el último cálculo, sintiéndome alegre por ello y procediendo a guardar mis cosas en la mochila. Para cuándo todo estuvo listo volví a recostarme sobre el regazo de Kook, obteniendo nuevamente esa calidez tan gratificante.
—Por cierto —habló dentro de un tiempo, dejando unas suaves caricias sobre mis brazos—. Has estado un poco rara desde hace unas semanas, ¿estás bien?
Y ahí yo verdaderamente quise maldecir. Al parecer no estaba fingiendo estar bien con todo lo que sucedía, tampoco era algo posible con todo esto.
Sin embargo, no podía contarle. Él no podía estar involucrado en esta locura, jamás lo permitiría.
—Estoy bien, no te preocupes —le sonreí con sinceridad—. Últimamente ando con mucho en la cabeza, pero no es nada que no pueda manejar.
—Sabes que aquí estoy para tí. Cualquier cosa que necesites... —con lentitud buscó mi mano con la suya, entrelazando nuestros dedos y dándome una linda sensación—, cuenta conmigo.
No dudaba de eso, sabía que podía contar con él, por lo que sólo sonreí genuinamente y me acurruqué más en su pecho.
—Gracias, príncipe conejo.
—De nada, mi princesa —dejó un besito en mi cara, esta vez volviendo el ambiente más tierno al recostar su cabecita junto a la mía.
El silencio cómodo reinó otra vez, pero fue roto por él mismo con una declaración para la cual no estaba ni un tanto preparada.
—Te quiero.
Su murmullo fue débil y suave, como si se estuviera quedando dormido sobre mí aunque no fuera así. Mi corazón comenzó a latir más fuerte que antes gracias a esas dos palabras, no pudiendo evitar que una sonrisa se posara en mis labios.
No tardé en girar mi cabeza y encararlo, decidiendo dejar un beso sobre sus comisuras y unir nuestras narices.
—Yo también te quiero, Kook.
Esa frase fue suficiente para que algo en él se encendiera, ya que el brillo que resplandeció en sus lindos ojitos me demostró lo feliz que se encontraba. Jeon dejó otro besito sobre mis labios, o más bien, varios besitos cortos que corrieron hasta llegar a mi mejilla. Conectó nuestras miradas como acto seguido, manteniendo ese contacto amoroso de nuestras manos unidas.
—Me encanta tenerte así de cerca —declaró ante la corta brecha entre ambos, eso me hizo sonreír—. Siento mi corazón latir por todo mi cuerpo.
Solté una débil risita. —No eres el único, yo también tengo el corazón latiendo desbocado.
—Estamos cien por ciento juntos —sonrió enternecido.
—Aunque tampoco ayuda que dejes tantos besos en mis labios —acaricié su mejilla con mi mano libre, riendo levemente y ocasionando que él se contagiara—. Pero me gusta, no, me encanta.
Esto era muy meloso, de verdad; alto peligro de diabetes existía con aquellos sucesos. Antes éramos de esa forma, lo único que nos limitaba era el hecho de que no podíamos besarnos o acariciarnos con tanta facilidad, pues no eramos algo "oficial". Y ahora, sin barreras o algo que pudiera intervenir, nuestra relación se convertía en algo que jamás imaginé.
Bastó de uno o dos minutos para que la atracción donde nos encontrábamos llegara a detenerse y pudiéramos bajar. Había sido muy bonito estar ahí arriba, sería un recuerdo que atesoraría en todo momento. JungKook y yo nos colocamos las mascarillas nuevamente para evitar ser conocidos por la gente, tomándonos de las manos y caminando por ahí.
Antes de llegar a la situación anterior ambos estuvimos experimentando en los carritos chocones, una casa del terror dónde terminé altamente asustada, nos subimos a un inflable y también Kook jugó para conseguirme un pequeño regalo: un collar con un conejito muy bonito.
Era muy lindo.
Durante el camino por la feria que, mayoritariamente estaba habitada por niños, tuvimos una conversación bastante variada donde abordamos temas sobre la obra y algunos planes futuros como la universidad. Todo eso fue antes de que mis ojos captaran algo que deseaba experimentar con él.
—¡Mira JungKook! Una cabina de fotos —señalé emocionada, dando saltitos en mi lugar—. ¿Podemos ir? Vamos, vamos, vamos.
Él rió con fuerza, echando su cabeza hacia atrás y dejando relucir su marcada mandíbula. «Sexy», y no nieguen.
—Claro que sí, ven —afianzó el agarre de mi mano y me jaló un poco para acercanos hasta la cabina.
Entramos a la que se encontraba vacía y nos sentamos sobre el pequeño banco, cerramos las cortinas y admiramos un poco el espacio; justo al frente de nosotros había una pequeña pantalla, la abertura para el dinero y otra por donde debían salir las fotos. Lindo.
Enfoqué al pelinegro a mi lado, quién me observó con ternura justo antes de pellizcar mi nariz.
—¿Ya dije lo bonitos que son tus labios? —dijo inesperadamente, bajando su mirada hacia ese punto de mi rostro y volviéndose jodidamente irresistible con aquel acto.
Y yo no sabía por cual motivo colapsar, si por la imagen que tenía enfrente o el significado de sus palabras.
Tragué con dificultad antes de responder.
—Me lo dejas en claro sin tener que decirlo —aclaré con una expresión divertida.
El muchacho rió con su nariz y convirtió su mirada en una más dulce. Esa dualidad.
—Por cierto, quería preguntarte algo.
—¿Mh? Dime —me acomodé un poco en mi lugar para verlo mejor.
—¿Has visto lo incómodos que están Tae y Byul? —inquirió con duda y curiosidad.
No tardé en asentir. —Si. Han estado algo raros últimamente, pero no sé a qué se debe.
—Ayer, luego del ensayo, intenté hablar con TaeHyung para ver si podía saber algo al respecto —contó—. Estuvo un poco malcriado y pesado, sólo terminó confesando que cometió una equivocación y que ahora no sabía cómo remediarla.
—Ah, ahora estoy más curiosa que antes —hice un puchero que a él le causó risa.
—Ya sabremos, bebé —acarició mi mejilla suavemente.
«“Bebé”». Joder, iba a fallecer.
—Y ahora que hablamos del día de ayer, quería preguntarte otra cosa —jugó un poco con sus deditos—. ¿Tú y Lisa se han vuelto cercanas?
Ante la mención de la rubia me confundí un poco, además de que sentí como mis sentidos se agudizaron en caso de que tuviera que decir algo comprometedor.
—Mh..., si, eso creo. ¿Por qué preguntas? —quise saber.
—Siempre me mantengo al pendiente de ella y las cosas que pasan a su alrededor —aclaró sereno y calmado—. Por eso preguntaba si ambas son amigas o algo así, ya que las he visto bastante unidas.
Sonreí ante eso. —Nos estamos acercando, poco a poco, pero sí. Lisa es una chica agradable y divertida, no es como la pinta mucha gente.
—Ese es uno de los motivos por lo que me preocupo —confesó, visiblemente desanimado—. Ella no vive en un entorno muy bonito, ya sea dentro y fuera de su propia casa. Siempre me mantengo al tanto de cómo se siente y si necesita ayuda con algo; antes éramos sólo yo y los chicos, pero saber que tú estás siendo de su compañía... —hizo una pausa donde sonrió— me tranquiliza porque ahora tiene un lugar donde apoyarse.
Escuchar sus palabras causaron que una presión se formara en mi pecho. JungKook era una persona muy buena para este mundo, escuchar todo lo que sentía con la situación de Lisa me hacía pensar con fuerza sobre eso. Conocía todo por lo que pasaba, cada vez que lo recordaba no podía evitar las enormes ganas de sacarla de ahí. Ella no se merecía nada de eso.
Por eso debía ayudarla encontrando la verdad.
Salí de la nube donde me encontraba y sonreí con suavidad. —Estaré ahí para ella, no dudes de eso.
—Gracias, Olivia —se acercó un poco más para depositar un beso sobre mi frente—. Ahora vamos a tomarnos estas fotos.
—Yo pago —me apresuré en aclarar, sacando de mi bolsillo la moneda que necesitábamos.
—No, yo lo...
—Pagaré y punto. Lo has hecho en los últimos juegos, déjame este a mi —pedí con un soborno al que no podía resistirse: mis pucheros.
Jeon suspiró. —Está bien, pero sólo este.
Asentí frenéticamente con mi cabeza y procedí a adentrar la moneda en la pequeña abertura.
La cuenta regresiva inició y automáticamente ya estábamos posando para la cámara con algunas muecas. En el minuto donde estuvimos ahí no paramos de reír por culpa de nuestras caras y poses, era super divertido. Tomamos algunas fotos más románticas, en otras se pudieron apreciar nuestras sonrisas, y en las últimas dos se admiró como ambos terminamos fundidos en un beso que inició con dulzura y terminó con un poco de intensidad.
Ya había terminado la pequeña sección de fotos de los dos, pero aquel beso apenas estaba tomando compostura. Los labios de Kook se movían suave y lentamente sobre los míos en el intento de encontrar ese calor que nos hacía suspirar. Primero se concentró en mordisquear y saborear el dulce de mis comisuras, y por consiguiente decidió probar el sabor de mi boca.
Amaba cuando hacía eso.
Nuestras lenguas rozaron en un movimiento para nada sutil, por el contrario, se sintió muy profundo y sensual de su parte. Él sonrió ante el temblor de mi cuerpo, decidiendo profundizar más hasta el punto donde mis suspiros comenzaron a ser escuchados.
Se sentía muy bien estar de esta forma con él.
Duramos así por unos segundos eternos hasta que el aire comenzó a hacernos muchísima falta. Al separarnos se pudo escuchar el chasquido de nuestras bocas, cosa que me provocó un revoloteo en el vientre. Él unió nuestras frentes y enfocó mis ojos con los suyos, moviendo lentamente su mano hasta alcanzar la mía.
—Por hoy tampoco te besaré más —bromeó.
Yo sólo reí fuertemente. —Veremos si podrás.
Luego de ese momento de besos subidos de tono decidimos salir con nuestras fotos en las manos. Habían quedado muy bonitas y adorables, quería llorar por estar viviendo algo así. Cómo eran 10 fotos optamos por dividirlas entre ambos, quedando muy satisfechos con el resultado.
Tomados de nuestras manos nuevamente, Kook hizo una propuesta.
—¿Quieres ir a la montaña rusa? —señaló con su dedo la atracción no tan lejos de nosotros.
Le regalé una amplia sonrisa que sirvió como respuesta a su pregunta.
—Si. Claro que sí.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
20:47 hrs
Mi cabecita se movía de un lado a otro con el ritmo de la música que mi celular estaba reproduciendo. Circles de Post Malone era la canción que tarareaba mientras peinaba mi cabello con dedicación, sentada sobre la cama en posición de indio.
Llevaba diez minutos entretenida con mi Playlist y los pequeños nudos de mi pelo, era algo que debía hacer antes de dormirme. No tenía mucho que realizar a estas horas, pues las tareas del colegio estaban terminadas y me encontraba demasiado cansada debido a la jornada que había tenido. En eso los recuerdos junto a JungKook pasaron por mi mente, por lo que me fue inevitable sonreír.
Era increíble cómo mi corazón se emocionaba con sólo pensar en las miles de sensaciones que vivía junto a él.
Sin embargo, aquello pasó a segundo plano cuando mi celular vibró indicando una notificación. Rápidamente tomé el artefacto para verlo, frunciendo mi ceño cuando vi de quien se trataba.
Lisa♡
Holi Olivia, uhm, ¿podemos hablar?
20:51
No negaría que aquel mensaje me tomó desprevenida, e incluso, llegó a ponerme en alerta por el pensamiento de que algo malo había sucedido con ella.
Velozmente tecleé una respuesta afirmativa hacia eso, obteniendo de su parte de forma instantánea la propuesta de hacer una videollamada, la cual también acepté.
Pocos segundos después sentí mi laptop timbrar indicando dicha llamada. Me levanté de la cama un instante para alcanzar el aparato y colocarlo sobre mis piernas, acomodando un poco mi aspecto antes de aceptar la comunicación.
Lo primero que apareció frente a mis ojos fue la imagen de Lalisa revisando su celular, estaba muy enajenada en eso que no pude evitar reírme, cosa que atrajo su atención.
—Oh, hola —rió penosa—. ¿Cómo estás?
—Todo bien, gracias —sonreí ampliamente—. ¿Y tú, estás bien? ¿Todo en orden?
—Si, si, todo está bien —acomodó su mentón en la palma de su mano—. Estoy aquí en casa de JungKook, me quedaré esta noche.
Mi boca formuló una ligera "o" al escuchar eso. —¿Él está por ahí?
—No, ahora está dándose un baño. Por ese motivo necesito ser rápida —rascó su coronilla—. No sucedió nada, es sólo que... necesito aclarar una duda sobre algo.
Fruncí mi ceño suavemente mientras ladeaba un poco mi cabeza. Ella estaba nerviosa, podía verlo por la forma en que movía sus manos con inquietud, por lo que no tardé mucho en asentir.
—Dime, ¿qué pasa?
—Es sobre lo que pasó ayer en el teatro —la ví mirar hacia un punto de la habitación mientras decía eso, al parecer JungKook estaba a nada de salir.
Yo suponía que quería hablar sobre ello, desde el día anterior lo noté.
—¿Estás bien... luego de eso?
—Si, no te preocupes, ya no estoy tan alterada a comparación de ayer —sonrió sin mostrar sus dientes—. Lo que quería preguntarte es sobre..., ya sabes quién.
«Sabía que ella también lo vio.»
Tragué saliva con dificultad mientras bajaba un poco la cabeza en búsqueda de la información necesaria, y al volver a enfocar sus ojos fui consciente del brillo inocente que estos poseían.
Lisa y yo estábamos sintiendo lo mismo en estos momentos.
Dejé salir un suspiro antes de hablar. —Todo pasó muy rápido en ese momento. Luego de que ambas nos calmaramos fui a revisar las cuerdas, y efectivamente estaban cortadas.
—Maldito desgraciado —posó su mano derecha sobre su frente en forma de frustración.
—Tambien me envió un mensaje —añadí—. Me dijo dónde se encontraba y..., lo ví, estaba ahí.
—¿Qué demonios están haciendo?
—No tengo idea, Lisa. Pero tranquila, vamos a descubrir esto cueste lo que cueste —usé un tono tranquilizador y calmado—, cuenta conmigo.
—Gracias, Olivia, de verdad —sonrió débilmente, y aquello pudo reflejarse en sus ojos.
Pero la curvatura de sus labios bajó cuando un ruido se hizo presente en la habitación donde se encontraba, y por la forma en que sus ojos viajaron al mismo punto de la otra vez, supe que Jeon ya había aparecido.
Todo se mantuvo en silencio por unos instantes hasta que pude escuchar su voz masculina pronunciar. —¿Con quién hablas?
Mi piel se erizó sin motivo alguno.
—Con tu hermosísima novia —dijo la rubia entre risas—. Estamos teniendo una charla interesante sobre tí.
—Estás mintiendo, tú... ¡Ay! Olivia —exaltó cuando pudo verme del otro lado de la pantalla. Su curiosidad lo había llevado a sentarse al lado de la chica, y ahora parecía un niño asustado.
Reí fuertemente ante esa reacción.
—Hola, Kook —moví mi manito.
—Espero que estés diciendo cosas buenas sobre mi, señorita —advirtió el pelinegro hacia su amiga—. Tengo una reputación que mantener.
—¿Eres consciente de que esa reputación se irá a la mierda cuando Olivia vea tus medias de Iron Man?
«Ay por Dios.»
—¡Lisa~! —refunfuñó—. Ya, basta.
—Ay, pero si eres una masita bien adorable —pellizcó sus mejillas y lo apretó fuertemente.
Él sólo se mantuvo serio. Yo volví a carcajear.
—No te enojes, haré como que no escuché nada —bromeé al respecto.
—Ustedes dos son malas.
—Mjum, aunque espero que ese pensamiento se disipe ahora —Lisa se movió un poco en su lugar y le tendió la laptop a su amigo—. Te dejo para que hagan sus cursilerías —hizo un movimiento desdeñoso con sus manos—. Me gustó hablar contigo, Olivia, ten un bonita noche.
—Igualmente, Lisa. Adiós —le regalé una amplia sonrisa que fue respondida con un guiño.
El momento volvió a quedar en silencio luego de eso. Enfoqué al pelinegro, quién estuvo observando el recorrido de su amiga hasta que al parecer salió de la habitación. Para ese entonces miró mis ojos y sonrió sin mostrar sus dientes.
Era muy lindo.
—¿A qué se debía la llamada? ¿Uhm? —preguntó curioso.
—Es un secreto —le guiñé un ojo descaradamente—. Así que te aguantas.
JungKook bufó. —Sigo diciendo que son malas conmigo.
—Porque nos gusta verte enojado.
—¿Quieren que me enoje de verdad?
—¿Y tú me quieres matar si haces eso? —alcé una ceja como diversión.
—Obvio, porque verte avergonzada me da diez mil años de vida —repentinamente sus labios formularon una sonrisa de costado, y ahí supe que comenzaría con el natural coqueteo.
—No digas esas cosas —evité ver sus ojos.
—¿Por qué no? ¿No puedo comportarme como un chico sexy frente a mi princesa?
«Dios, ya sé que estás cansado de mí, pero te necesito.»
—Tienes que ir a atender a Lisa y me estás dejando con ganas de abrazarte.
El carcajeó. —Abrazo psicológico, ven.
Abrió sus brazos ampliamente como si estuviera a punto de darme el dicho acto de cariño, y al hacerlo pude ver con más claridad el outfit que usaba. Sólo podía ver su torso cubierto por una camiseta gris y como su pelo estaba algo mojado y despeinado.
Tan bello.
—Ya pero, creo que de verdad debo cortar —rió sin emoción—. Me encantaría hablar toda la noche contigo.
—A mi igual me encantaría, no obstante, es mejor que vayas con ella —dije sincera.
—Si, eso creo —rascó un poco su cabeza—. Me sentí bien viendo tu rostro y conversando contigo, que por cierto —se acercó a la cámara—, estás bien guapa sin maquillaje, nena.
«“Nena”», pensé en el énfasis que hizo en aquella palabra, cosa por la cual no tardé en sonreír.
—Gracias, Kook. Tú..., igual estás muy guapo —murmuré, sin embargo, el pudo escuchar—. Buenas noches, príncipe conejo.
—Buenas noches para ti, bonita. Te quiero mucho —lanzó un besito volador que ocasionó el rojo de mis mejillas.
—Te quiero más, adiós.
—Adiós —justo antes de colgar guiñó uno de sus ojos en mi dirección y sonrió socarrón.
«Este chico.»
Con delicadeza cerré el ordenador y lo dejé reposando sobre mis piernas mientras mi labio sufría por la ligera mordida que le daba. Maldición, sentir estas cosas era un poco raro, pero lo amaba.
Pensé en lo nuestro por los primeros minutos, sin embargo, eliminé eso cuando vi las cortinas de mi habitación moverse por la ventisca exterior. Poniendo las pantuflas en mis pies caminé hasta ahí con la intención de cerrar esa puerta que daba al balcón, y así lo hice, sólo que tomándome un tiempo para reflexionar algo sobre lo sucedido el día anterior.
Aún estaba confusa por eso. ¿Qué había sido? ¿Una estrategia o algo para atraerme? No estaba segura, pero tampoco tenía muchas dudas al respecto. Al fin y al cabo, todo esto se basaba hasta en el dato más insignificante, por lo que cualquier opinión sería aceptada.
Millones de escenarios y teorías pasaban por mi cabeza en cuestiones de segundos, mas no podía prestarle la debida atención a causa del estrés y alto almacenamiento de mi memoria. Era todo lo que me consumía.
Y entre toda esa crisis había una pregunta de la cual no conocía respuesta.
»¿Hasta cuando seguiremos así?».
Ya no soportaba como antes, aquello me daba la seguridad de que en cualquier momento colapsaría o caería en las trampas. Y lamentablemente, no pude evitarlo.
Inhale y exhale aire para encontrar la paz necesitada, convenciéndome a mi misma de que todo estaría bien. —Todo saldrá bien, Hae, tranquila.
Y aquellas palabras, así como muchas otras que se han pronunciado, no fueron más que eso: palabras. Vocablos desgastados que no fueron ni escuchados y que tampoco fueron posible de exponerse.
Para concluir, todo seguiría el rumbo guiado hasta llegar al caos, momento y lugar que marcaría el supuesto fin de todo
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Buenassss, ¿cómo están en esta mañana de domingo? Yo con sueño, gracias 😴
Díganme, ¿qué les pareció el cap? ¿Ganas de tener un novio? Yo 24/7.
Por cierto y antes de olvidarlo, les aviso que no habrá actualización hasta el 14 de febrero (más o menos en un semanita) ya que les estoy preparando unos capítulos especiales, tipo maratón UwU. Así que anticipen por eso.
Ahora bien, tengan un lindo fin de semana y espero que el inicio de la próxima igual lo sea. Cuídense mucho, de verdad, l@s amo (◍•ᴗ•◍)❤
Psdt 1: ¿Quién amo con todo su ser los lives de JK? De verdad, cuando cantó Unholy me desconocí. Y que por cierto, me ha dado inspiración UwU.
Psdt 2: No debí haber actualizado Wattpad, ciertamente. Me está cambiando el orden de los capítulos y quiero gritaaaaaar.
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