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⚘. ▎43

Jugar con mi corazón.
╰─────╮•╭─────╯

Lunes, 20 de enero del 2020
07:26 hrs

KIM HAENUL
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Agité mi mano como despedida hacia el hombre que se encontraba en el interior del coche y acto seguido comencé a caminar por el amplio parqueo del instituto. Dicho lugar estaba un tanto lleno de estudiantes que recién llegaban y conversaban con sus compañeros, muy enajenados en sus actos como para notar mi presencia, beneficiando a mi paz. Hoy me había despertado muy tranquila y con la paciencia necesaria para afrontar todo, por lo que no dudé aprovechar ese sentimiento que en los últimos meses anhelaba.

Desde que toda esa locura inició me sentía inquieta, ansiosa y con miedo. Ser consciente de que una familia problemática tenía un fin maligno hacia mis seres queridos y especialmente, a mí, no era algo fácil de digerir o ignorar. Por el contrario, incluso me costaba dormir en las noches.

Tenía muchísimas ansias de acabar con toda esa intriga de una vez. Quería indagar, investigar y lanzarme por la verdad, pero a su vez, estaba el miedo que me hacía no querer llegar a ese momento. Sólo para resumir..., en términos de soportar, no estaba soportando.

No obstante, ahí estaba mi medicina para controlarlo todo. Simplemente... él.

Desde el inicio Jeon se había convertido en aquel ángel de la guarda, en mi apoyo y soporte. Bastaba con una sonrisa suya para que mi mundo se iluminara otra vez y pudiera olvidar los problemas; él era la causa de mis sonrisas y por supuesto, los latidos de mi corazón.

Maldición, estaba jodidamente enamorada.

Sólo quería verlo y abrazarlo, era lo que más ansiaba con cada paso hacia el interior del colegio, sin embargo, esos pensamientos se quedaron en el aire cuando una llamada invadió mi celular. Rápidamente lo saqué del bolsillo de mi blazer para ver quién era el responsable de dicha, notando cómo el nombre de SeokJin sobresalía. Mis cejas se alzaron en una impresión no muy pronunciada para entonces aceptar esa llamada y colocar el celular en mi oído.

—Buenos días.

Olivia, buenos días para ti. ¿Cómo estás? —inquirió con amabilidad y calidez.

—Bien, recién entro al instituto. ¿Y tú?

—Un poco cansado, el día de ayer fue largo —suspiró, demostrando el adjetivo con el cual se había caracterizado a sí mismo—. Perdóname por no llamarte.

Fue ahí dónde recordé con exactitud el motivo de su llamamiento. En la noche del día anterior estuve hablando con él para ver si podíamos realizar una llamada con respecto a lo sucedido en la tienda y el..., ya saben; sin embargo, al final no pudimos.

—No tienes que preocuparte, estabas muy ocupado con el caso. Por cierto, ¿encontraron al culpable? —quise saber ya que durante nuestra corta charla se le había visto un poco de inquietud.

Ya tenemos sus datos y ayer estuvimos a punto de atraparlo, pero el imbécil escapó y ahora no podemos localizarlo —escupió con un poco de enojo—. Probablemente esta semana no podamos avanzar nada sobre la investigación, pido disculpas.

—Ya dije que no es necesario, Jin —abrí mi casillero, razón por la que sostuve el celular con mi hombro—. Primero termina el caso y luego nos ponemos en ello.

Aún así... cuéntame, ¿cómo es eso de que viste a Kang?

La simple mención de aquello me alarmó.

—Estaba con Jennie en una heladería, hubo un instante dónde me dirigí a una tienda para conseguirle un acondicionador a papá y ahí... apareció, de repente —expliqué con calma, o tratando de fingirla—. Estaba... raro, como siempre, trasmitiendo un aura maligna.

—Y como lo supongo, no fue casualidad.

Solté una risa seca. —Efectivamente. También tuve otro sueño raro.

Dime todo —pidió sereno.

—Estaba en una casa con aspecto abandonado mientras la melodía que mi madre me cantaba de pequeña podía escucharse. Al adentrarme por los pasillos encontré una habitación que parecía de niña. Habían dos cunas y unos adornos. Me acerqué para apagar la caja de música, pero no pude, y en eso... —hice una pausa— una mano me cubrió la boca y pronunció algo de que el lobo me había atrapado, algo así.

>> También..., uhm, escuché a mi familia hablar entre murmullos algo sobre la verdad. Mi hermana insistía en que me contaran, pero ellos se negaban.

Al contar eso, Jin del otro lado de la línea se mantuvo en silencio. Podía escuchar su respiración tranquila así como el sonido de una página, supuse entonces que estaba escribiendo los datos esenciales.

Todo es raro y con un sentido..., raro —chasqueó la lengua—. Revisando la información que obtuviste durante la cena encontré varias cosas que concuerdan a mi teoría principal, pero es algo que no podemos hablar por aquí.

—Lo sé... —dije mientras observaba a los alrededores en búsqueda de alguien que estuviera interfiriendo en la privacidad.

Por eso, ¿la próxima semana o a menos tardar, esta misma, te parece bien?

Asentí con un sonido gutural.

Perfecto, entonces aquí queda.

—Gracias por la ayuda, Jin. Qué tengas un buen día, mucha suerte con el caso —deseé con demasiada sinceridad.

No es nada. Igualmente te deseo un bonito día, Olivia. Adiós.

—Adiós —y sin más, finalicé la llamada.

Observé la pantalla de mi artefacto por unos segundos pensando en esa conversación y también, en las cosas que habían pasado el fin de semana. Dejando salir un suspiro de mis labios procedí a guardar el móvil donde antiguamente estaba para entonces concentrarme de una mejor forma en organizar mi casillero. Tomé los libros que me harían falta en las dos primeras clases antes del receso, cerré mi casillero por consiguiente y comencé a caminar hasta el salón.

Los pasillos se veían como de costumbre en este horario, habían varias personas y un bullicio no muy agradable, pero que podía soportar. A fin de cuentas, hoy era uno de esos días dónde era bastante paciente.

Automáticamente puse un pie en el salón, ví a la gran parte de los estudiantes en sus respectivos puestos y entre ellos, a las tres amigas locas que tenía esperando por mi llegada. Al verme no dudaron en tomarme del brazo con firmeza y jalarme hacia su encuentro, causando que riera con debilidad.

Las tres estaban con los ojos extremadamente abiertos, y eso me confirmó a que se referían.

—Es muy temprano y hay demasiada gente, no contaré nada —aseguré entre risas mientras pasaba de lado para sentarme en mi lugar.

—¿Cómo es eso de que ambos son novios? ¡Pasa chisme! —dijo Byul en un susurro.

—Correcto. Ayer me dejaste muy intrigada —soltó la pelirroja—. ¡Incluso te desconectaste al enviar el mensaje!

—Sorry not sorry~ —canturrié sin parar de reír.

—Y a mí Jeon no me quiere contar lo sucedido, ni siquiera con mis amenazas —Lisa hizo un puchero.

—Les contaré todo, pero no ahora —observe a los alrededores con discreción—. Hay mucha gente chismosas, así como ustedes.

—No me ofendes, cabe destacar.

—Lo sé, Byul.

Repentinamente todo el salón quedó en silencio, cosa que nos hizo mirar hacia la puerta y notar como el chico pelinegro protagonista de nuestra charla hacía presencia.

Joder, era la primera vez que lo veía desde el viernes, y casualmente lo visualizaba más atractivo que antes.

Los suspiros de todas las féminas no pasaron desapercibidos para nadie, menos para él. Literalmente, podía hacer latir fuerte un corazón con su aura. El pantalón de su uniforme le sentaba de lo mejor a sus piernas perfectamente trabajadas, su camisa blanca estaba muy pegada a su pecho, el blazer igual de ajustado hacía marcar los músculos de sus brazos y espalda, así como las facciones de su rostro combinaban perfectamente con todo lo mencionado; expresión seria, mandíbula impecablemente marcada, labios rosados y esponjosos, ojos con un sutil brillo, y por supuesto, su cabello largo desordenado.

«Mieeeerda.»

Hizo un pequeño aplauso para llamar la atención de todos y hablar. —¿Pueden sentarse, por favor?

Las personas que se encontraban paradas o fuera de su sitio procedieron a obedecer la petición, no tardando mucho en hacerlo. Rosé, Byul y Lisa hicieron lo mismo, la primera sentándose frente a mí y las dos últimas un poco más atrás. Al encontrarse todo en silencio y en perfección para él, entonces continuó.

—Bien, antes que todo, muy buenos días —mostró su radiante y amable sonrisa—, espero que tengan un lindo inicio de semana.

>> Uhm, hoy me tocará realizar una labor importante, por lo que necesitaré la colaboración de todos. El profesor de matemáticas se encuentra en una reunión, por lo que me pidió personalmente que estuviera a cargo de la clase —explicó con calma—. Solamente será pasar unos ejercicios y explicar las dudas que tengan, ¿puedo contar con ustedes?

Los estudiantes afirmaron al unísono, logrando que la sonrisa de Jeon se ensanchara con más ímpetu.

—Perfecto. Ahora saquen el libro y ábranlo en la página 239.

Mientras todos se concentraban en buscar dicha página, yo fui testigo del momento en que Kook buscaba algo en el bolsillo de su camisa y rápidamente lo dejaba a la vista, haciendo que mis mejillas tomaran un color rojo y mi corazón diera un vuelco.

Sus lentes. Iba a usar los lentes.

«Listo, moriré con tanto», pensé en cuanto lo vi colocar los espejuelos sobre el puente de su nariz.

Se veía demasiado atractivo.

—Copiaré los ejercicios en la pizarra y ustedes los irán resolviendo.

Y con eso en cuenta comenzó con su labor. Así mismo como indicó, escribió algunos ejercicios en el pizarrón y acto seguido aclaró algunas de las preguntas de los estudiantes. Jeon era muy bueno en las matemáticas, así como un genio para manejar situaciones donde debía llevar el control.

Verdaderamente, sería un maravilloso CEO.

Los primeros treinta minutos transcurrieron con mucha tranquilidad. Jeon comenzó a caminar por los pupitres para cerciorarse de que estuviéramos realizando los ejercicios, expresando un aura dominante y a su vez muy atractiva para mí.

¿Eran estos los efectos secundarios del enamoramiento?

Mis ojos estaban concentrados en el último ejercicio, mismo que me estaba costando un poco de trabajo, cuando sobre la mesa cae un pequeño papel doblado. Alzo mi vista en dirección hacia el lugar de donde provenía, notando como un grupo de tres chicos reían.

Tres chicos que ya conocía. Un grupo encabezado por WoonJin, el idiota del evento de caridad.

Tratando de mantener la calma abrí el papel, frunciendo mi ceño por el contenido.

¿Te gusta ser besuqueada por Jeon? Eres una jodida zorra.

Decidí no darle vueltas al asunto. Responderle sería caer hasta su bajo nivel, y no me gustaba. Por lo que simplemente relajé mi mueca de disgusto y volví a concentrarme en mis ejercicios. Sin embargo, no contaba con que JungKook se daría cuenta de ello y me arrebataría el papel.

Su acción me había tomado desprevenida, tanto que ya no era capaz de detenerlo. La atención de todos se posó en él, admirando como las facciones tranquilas de su rostro pasaban a ser serias y enojadas.

Muy enojadas.

Golpeando el interior de su mejilla con la punta de su lengua giró para encarar al responsable de la nota. Metió ambas manos a su bolsillo y caminó con lentitud hasta quedar frente por frente a su pupitre, donde apoyó sus manos y se inclinó hacia adelante para verlo con esos ojos llenos de ira.

—¿Qué demonios te pasa? ¿Uhm? ¿Qué te hizo ella para que la trates de esa forma? —cuestionó litigante, demandando una respuesta.

Pero hubo silencio por parte de WoonJin.

—¿No dirás nada? ¿Ni siquiera una disculpa?  —arqueó una ceja.

Y con eso, el susodicho terminó por escupir: —Se lo merece.

—Mis cojones —maldijo con enojo.

Eso hizo que un "uhhh" por parte de la mayoría hiciera presencia, hasta yo me encontraba impresionada por esa faceta del pelinegro. El ambiente era incómodo, sin duda, pero Jeon sabía perfectamente lo que hacía.

Confiaba en él.

—Que falta de masculinidad, integridad, respeto y madurez de tu parte —atacó con una expresión que daba miedo—. ¿Qué te pasa? ¿Acaso es envidia?

Cada vez más, los puños de WoonJin se endurecían.

—¿Sientes que no eres como yo? ¿No tienes a chicas atrás de tí? Mientras seas un imbécil, créeme que no pasará.

Rosé giró un poco su cabeza para dar con mi encuentro, y la sonrisa de sus labios me hizo sonrojar.

Este chico era realmente increíble.

—¿No te disculpas?

—Lo siento —murmuró WoonJin.

—¿Qué dijiste? No escuché —fingió Kook con diversión.

—Dije que lo siento.

—Sigo sin escuchar.

—¡Lo siento! Lo siento, señorita Kim —gritó con desesperación, a lo que Jeon sonrió complacido.

Con lentitud se alejó del pupitre del chico y metió nuevamente las manos en sus bolsillos, manteniendo la cabeza en alto y una sonrisa de soslayo en sus labios.

—Esto va para todos y todas: si se vuelven a meter con ella... estarán en problemas —dijo con seriedad—. Y recuerden quién soy, no es alguien a quien verdaderamente deseen conocer.

Eso no fue más que una advertencia donde hizo uso de su poder.

Después de eso, todo quedó en silencio. Cada uno trató de olvidar lo sucedido y se concentraron en sus cosas, mientras yo solamente observaba al pelinegro con un brillo en mis ojos.

Él al notarme, sonrió un poco y formuló en sus labios un “¿estás bien?” que logré comprender. Correspondí a su sonrisa y asentí con mi cabeza en respuesta, obteniendo un coqueto guiño al final.

Oculté mi rostro del suyo para que no viera ese sonrojo de mis mejillas, mismo que me provocaba sonreír con entusiasmo.

Sólo él podía jugar con mi corazón de esa manera.

Solamente él...

∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·

10:25 hrs

—¡Joder! ¡Necesito vivir algo así! —lloriqueó la castaña mientras cubría su rostro con ambas manos.

—No eres la única. Con esto mis expectativas en el amor han crecido —declaró la pelirroja, limpiando una lágrima que verdaderamente había corrido por su mejilla.

Yo sólo reí con timidez.

—Jeon es muy detallista y romántico —sonrió Lisa, pasando su brazo por mi hombro—. Sin duda está enamorado de tí.

Y el corazón me latió desbocado con esas palabras. Bajé la cabeza para que no vieran la sonrisa de mis labios, pero al escuchar sus chillidos supe que había sido demasiado tarde.

—Chicas, lloremos por nuestra eterna soltería —soltó Byul repentinamente, haciéndonos reír a todas.

—De verdad, ha sido la declaración más hermosa del mundo —dijo una Rosé con corazones en los ojos—. Incluso te dedicó una canción..., es que, ¡Ahhhh!

—Respiren por favor —pedí entre risas.

No había podido escaparme de ellas en el horario de receso, pues automáticamente puse un pie fuera del salón, las tres cayeron sobre mí como si me tratara de una cómoda cama.

Me trasladaron rápidamente hacia un lugar apartado en la cafetería, huyendo de los chicos inclusive para que pudiera contarles absolutamente todo lo que pasó el viernes.

Y yo, muy avergonzada, les dije la mayor parte.

Cómo pueden suponer, se volvieron locas y extremadamente hormonales. A cada segundo chillaban y suspiraban debido al relato, así mismo como ahora parecían querer y anhelar un novio.

Estaban locas.

—Es imposible, Olivia —rió la rubia—. Jeon nos está enamorando.

—Ay, si, Jeon es guapísimo —Rosé siguió el juego.

—Ya, paren porque Olivia nos mata —carcajeó Eun—. Miren su cara.

Tenía la boca y las cejas un poco fruncidas, demostrando mi descontento ante la situación.

—Ya, tranquila, fierecilla —dijo la pelirroja mientras me daba un abrazo.

—Debería no quererlas, pero es imposible —cedí a su acto cariñoso.

—En efecto, ¿quién no nos amaría?

Las palabras de Byul provocaron unas carcajadas por parte de todas, mismas que se vieron interrumpidas ante un peculiar llamado a nuestras espaldas.

—¡Chicas! Espérenme un momento.

Las cuatro detuvimos nuestro paso por el pasillo del instituto para girar hacia atrás, notando automáticamente a esa figura masculina que había realizado el llamado.

Y me sentí fallecer.

El mismísimo JungKook venía caminando a paso rápido hacia nosotras, acomodando de forma disimulada los mechones de su cabello y el blazer de su camisa, viéndose un tanto atractivo para mis ojos.

—Ahí viene tu macho —bromeó la tailandesa pellizcando suavemente mi brazo.

—Callate~ —pedí mientras giraba un poco mi cabeza, evitando que el muchacho viera mi sonrojo.

—Hola chicas, ¿qué hacen? —preguntó alegremente luego de dar un salto y posicionarse al costado de la rubia.

Adorable.

—Estamos teniendo una plática de chicas mientras vamos de camino a la biblioteca —respondió la pelirroja con una sonrisa—. ¿Y tú? ¿Qué haces sin los chicos?

—Mh... monitoreando que se estuviesen cumpliendo las actividades, ya saben —hizo un movimiento desdeñoso con su mano—, cosas que debo hacer como presidente. Entonces las vi y pensé en: “vamos un rato con ellas”.

El tono dulce que usó para decir esas palabras ocasionó que rieramos levemente.

—Por cierto, ¿cuándo es el próximo examen de literatura? —quiso saber Byul de repente.

—Mañana. Es sobre el texto que leímos en esta clase —aclaré.

La castaña formó una “o” con sus labios para luego abultarlos en un puchero adorable. Era demasiado tierna en sus momentos. Sin embargo, mis ojos volvieron al frente cuando noté por el rabillo del mismo como el pelinegro avanzaba.

—Bueno chicas —dijo justo frente a todas—, ha sido un gusto hablar con ustedes. Debo retirarme por ahí, y para ello, me llevaré a su amiga un rato con su permiso.

Sin aviso alguno me tomó de la mano para acercarme a su musculatura, haciendo que instantáneamente una tonalidad rojiza obtuviera el control de mis mejillas. Lo miré a los ojos unos segundos así como él lo hizo conmigo, enseñándome un brillo inusual y lleno de amor. Al no poder sostenerlo, dirigí mi vista a ellas.

No tardando en notar esas expresiones pícaras.

—No te preocupes, es toda tuya.

—Exactamente —secundó Byul a las palabras de Rosé—. Ha estado molestosa en la mañana, de seguro tu compañía le hará bien. Además, creo que ambos tienen cosas que hacer.

La palabra que llegó a destacar me hizo pensar demasiado. No era tonta, sabía a qué se refería, y era ese mismo motivo el que me provocaba un sonrojo más grande en mis cachetes. Eso no pasó desapercibido para el pelinegro, ya que rápidamente me abrazó dulcemente contra su cuerpo para comenzar a retroceder.

—De acuerdo. Entonces..., nos vemos al rato, chicas. Tengan un buen día —deseó con sinceridad, aún retrocediendo conmigo entre sus brazos.

Sus fuertes brazos.

—Igualmente —dijeron al unísono las tres chicas, haciendo discretamente unos corazones con sus manos.

JungKook y yo procedimos —o más bien, yo le seguí— a caminar por los pasillos luego de eso en un silencio para nada incómodo. Él sostenía mi mano con sutileza para llevarme por ahí, mientras yo observaba su andar con inquietud y curiosidad.

—¿A dónde me llevas? —quise saber mientras avanzábamos por las escaleras hasta el segundo piso.

—A mi oficina.

Uy, ¿acaso hice algo malo, presidente? —traté de coquetear, pero se me daba del asco.

Aunque por la forma en que su sonrisa de costado surgió, supe que aquella “bromita" me costaría un enorme y gran sonrojo.

Soltando mi mano y llevándose esa calidez que me propiciaba su tacto, tomó la perilla de la puerta para abrirla y dejarme pasar. El sonido de mis zapatos contra el suelo pulido fue lo único que se sintió en ese momento. Observé superficialmente el lugar, notando que a diferencia de otras veces se encontraba más recogido. Sólo duró unos segundos, ya que cuando sentí la puerta cerrarse decidí girar y encararlo.

—¿No tienes ningún trabajo que...?

Mis palabras se quedaron en el aire cuando sentí mi cuerpo impactar contra el suyo y sus brazos rodearme con fuerza. Su repentino abrazo me confundió un poco, pero a su vez me hizo sonreír tiernamente por ello. Jeon escondió su cabecita en el hueco de mi cuello mientras dejaba algunas suaves y dulces caricias sobre mi espalda. Yo no tardé en corresponder poniendo un brazo sobre la piel de su espalda y una de mis manos en las terminaciones de su cabello, acariciándolo y dándole el cariño que se merecía.

Durante ese acto, sentí sus labios posarse en la piel de mi cuello para luego alejarse un poco y verme a los ojos. —Te extrañé mucho el fin de semana.

Y sus palabras fueron el detonante de mis emociones. Una tonta sonrisa se posó en mis labios así como intentaba que no me viera, pero fue imposible.

Siempre era imposible.

—Yo tambien te extrañé muchísimo, quería verte —me atreví en dejar un besito en su mejilla luego de esas palabras, notando como se enrojecía de la forma más tierna.

—Hueles muy bien, ¿sabes? —dijo tomando uno de los mechones de mi pelo y llevándolo a su nariz, sumergiéndose en la fragancia de dichos al cerrar los ojos con placer—. Ahora tendrán olor a conejitos.

Eso me hizo arrugar la nariz con ternura.

—Gracias —reí un poco—. Lo que decía antes de que interrumpieras, ¿no has tenido trabajo?

Negó con su cabecita repetidas veces. —Creo que esta semana será más libre, por lo que podremos pasar tardes juntos.

Con esas palabras pellizcó mi nariz y sonrió ampliamente, contagiándome en el acto. Tomamos un poco de distancia luego de eso, yo apoyando mis manos y una vaga parte de mi cuerpo sobre su escritorio justo detrás, y él recostándose sobre una silla cercana, aún manteniendo la unidad de nuestras manos.

Jeon se quedó mirando esa unión por unos segundos antes de alzar la cabeza para verme con sus orbes brillosos.

—¿Te sientes bien? —quiso saber en un tono débil y que carecía de emoción.

Dudé un poco, pero decidida asentí. —Si, estoy bien.

—¿Segura? —insistió avergonzado.

—Si..., ¿por qué lo preguntas tanto? ¿Uhm? —lo invité a hablar.

—Es sólo que... —suspiró agotado, cerrando un poco sus ojos—, lo que dijo el idiota de WoonJin fue muy obsceno y..., quería cerciorarme de que no te sintieras mal, nena.

Ay, este chico era..., joder. Quería llorar por su hermosura.

Una sonrisa media acompañada de una expresión enternecida fue lo que inundó mi rostro. Levemente reí y ajusté la unión de nuestras manos.

—No te preocupes, Jeon, estoy bien —aseguré lo cierto—. Sus palabras no me afectaron, al menos no lo suficiente para hacerme sentir mal, por lo que todo está bien.

—Aún así... —se apresuró en añadir—, me hace sentir un asco saber que todo esto pasó por mi culpa.

«¿Mh? ¿Su culpa?», me pregunté. Tenía una idea para nada agradable del significado de esas palabras, pero no quería anticiparme y golpearlo, por lo que sólo usé una expresión que denominaba confusión, dándole la invitación para que argumentara.

—Mi posición en esta escuela me hace ser una figura a la que mucha gente admira o en su defecto, envidia. Lo más insignificante, como una atención especial hacia alguien de mi parte, es suficiente para que las burlas y bromas aparezcan —pasó un mano por su cabello durante una pausa—. Es por eso que desde tu llegada existen varias personas a quiénes no le simpatizas, y todo eso por mi culpa.

—Jeon..., no, ni se te ocurra pensar eso.

Tuve que interrumpirlo porque verdaderamente, estaba hablando cosas incoherentes. No era algo nuevo para mí todas esas miradas negativas, no me gustaban, pero era algo que al lado de las personas correctas podía manejar. Sin embargo, culparse de un hecho que básicamente era imposible me estaba dando ganas de darle un golpecito en la cabeza.

—JungKook, primeramente, no es tu culpa —aclaré bajo su atenta mirada—. La sociedad en este mundo tan sucio está manchada por la envidia y el odio, que eso sientan hacia tí o a mí en esta situación, no es culpa de ambos.

—Ya lo sé, pero..., no puedo dejar de pensar en que a veces no soy lo mejor para la gente —el tono de su voz disminuyó, indicándome que estaba sintiendo inseguridad de sí mismo.

Y yo no podía aguantar verlo así. Por lo que tomé todo el valor del mundo y me acerqué a dónde estaba, no dándole ni siquiera tiempo a pensar cuando pegué mis labios a los suyos.

Dejé que mis manos se adueñaron de sus mejillas y dejaran caricias en dicho lugar, así como mis labios se movieron suavemente sobre los suyos en búsqueda del alivio para sí mismo. Jeon correspondió al cabo de unos segundos cuando finalmente entró a la realidad, posicionando las manos en mi cintura y convirtiendo el beso en algo suave y delicado, llenando a mi cuerpo de millones de satisfactorias sensaciones.

Amaba todo lo que lo rodeaba a él.

Decidí cortar el beso un momento para dejarle en claro las palabras que tanto pasaban por mi mente en ese instante, olvidando a la voz de mi cabeza y soltando esa orden de atrevimiento en un susurro que le revolvió el corazón.

Sólo cállate y bésame, Jeon.

No tuve que decirlo dos veces, ya que automáticamente esas palabras llegaron al oído del muchacho, se concentró en acuñar mi rostro y besarme de una manera que logró hacerme volar. Él no fue sutil y suave; por el contrario, se lanzó a mi boca con ímpetu, amor y lentitud, demostrándome los verdaderos sabores de nuestras bocas juntas.

Poco a poco inició a caminar, causando que yo debiera retroceder unos pasos hasta chocar con su escritorio, mismo en el cual me acorraló al poner sus manos en mi cintura con fuerza y cernir su cuerpo sobre el mío, regalándome así una sensación que nunca en mi vida había podido presenciar. Mis manos tomaron vida propia al tomar el cuello de su camisa y jalarlo hacia mí, cosa que lo invitó a ladear su cabeza para profundizar más el beso, dejando que su lengua experta hiciera maravillas conmigo y que nuestras narices rozaran con suavidad.

Se sentía jodidamente bien, sin embargo, JungKook me demostró que podía ser mejor cuando me alzó un poco para sentarme sobre el escritorio, haciéndose un hueco entre mis piernas y pegando nuestros cuerpos con más fuerza. Una de sus manos me tomó más fuerte de la cintura, acercándome mucho más a su anatomía, así como la otra tomaba mi mandíbula para crear más comodidad y guiar nuestras bocas.

Estar en una posición así de comprometedora pasó a segundo plano luego cuando las millones de emociones me inundaron y lograron nublar mi juicio. Para ese momento, JungKook era lo único que podía pasar por mi mente.

Un gruñido proveniente de su garganta me hizo temblar con discreción, pues no sabía que tan satisfactorio podía sentirse estar con él de esta manera. El sentimiento era algo que nunca había experimentado antes, algo que... algo que me estaba volviendo loca y no sabía porqué. Pero todas esas emociones fueron disminuyendo poco a poco a nivel que el beso volvía a ser dulce y tranquilo.

Jeon mantuvo nuestras bocas quietas por un instante antes de separarse con suavidad y unir nuestras frentes y narices, provocando que el aliento desesperando de nuestras bocas chocaran entre sí.

Eso había sido una sección de besos acalorados que por el momento y para mi salud mental, no podía repetir.

Kook tragó saliva con dificultad antes de abrir sus ojos y enfocarme, estando un poco nervioso de repente. —Creo..., creo que por hoy no deberíamos besarnos más.

Y ante esa declaración de su parte, yo sólo reí con debilidad mientras intentaba no verlo a los ojos.

«Definitivamente... por hoy había sido suficiente.»

Dejé una pequeña caricia en sus mejillas antes de alejar mis manos por completo de su cuerpo y posicionarlas en mis muslos, acariciándolos con inquietud en búsqueda de algún tema que pudiera quitar la incomodidad existente.

Kook al igual que yo decidió mantenerse al margen, poniendo sus brazos a cada lado de mis piernas y echando su cuerpo ligeramente hacia atrás, viéndome con dulzura a los ojos mientras una sonrisa pequeña se formaba en sus labios.

—Gracias... por defenderme hace un rato —dije tímida, siendo testigo de como él pasaba un mechón de mi pelo tras la oreja.

—No es nada, tenía que hacerlo —sinceró.

—Maldeciste mucho —le recordé como broma.

Sin embargo, en mi interior no era tanta broma. Me había sorprendido con aquello, y por supuesto, me encantó verlo en esa faceta tan irresistible.

Él soltó una risita nasal. —No me culpes, estaba enojado y él se lo merecía.

Reí con fuerza ante eso, pero automáticamente me detuve cuando su celular comenzó a sonar. La expresión de JungKook pasó a ser confundida, no tardando en sacar el aparato de su bolsillo para ver quién llamaba.

—Dame un momentito —pidió, cosa a la cual asentí—. ¿Aló?

En el momento donde se alejó un poco, aproveché para bajarme de su escritorio y acomodar mi uniforme. La intensidad de unos segundos atrás me había dejado con la ropa y el cabello algo desdeñado, era algo obvio. Recordar las sensaciones vividas me hicieron estremecer nuevamente, rápidamente negué para sacarlas de mi mente.

Aunque sería difícil. Cada vez que cerraba los ojos podía sentirlo.

—Si... de acuerdo —hizo una pausa para dejar que la persona al otro lado de la línea hablara—. Estaré ahí, ¿mi padre ya estará en la empresa?... Ajá, está bien. Nos vemos en la tarde —alejó el teléfono de su oreja y colgó, observándome un momento después.

Él dió algunos pasos hacia mí, y luego simplemente sonrió.

—Era KyungSoo para avisarme de una reunión en la tarde, nada grave.

—Oh, ¿debes participar como esa vez? —quise saber, estando curiosa.

—Mh... sí, creo que sí —rasco su nuca—. Pero eso no importa ahora. Aún faltan 15 minutos para la próxima clase, ¿te gustaría ir a la cafetería un rato?


LALISA MANOBAN
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18:23 hrs

Mis zapatos resonando en el suelo completamente pulido fue lo único que podía escucharse mientras subía las escaleras al segundo piso. Al llegar arriba comencé a caminar por el amplio pasillo, notando el usual silencio tedioso que siempre había existido y que continuaba incomodándome de manera insana. Tragué saliva con dificultad así como apresuré mi paso, tenía que llegar a mi habitación lo antes posible y encerrarme.

Sin embargo, la vida tenía otros planes conmigo.

En el transcurso fui testigo de como la puerta perteneciente a la oficina de mi papá estaba entre abierta y de su interior venían una voces que reconocía donde fuera. Mi idea era irme e ignorar todo, pero sabiendo que las cosas últimamente se notaban extrañas, decidí indagar.

Y yo realmente me arrepentía de ello.

Me acerqué un poco más a la puerta, poniendo mi oreja superficialmente sobre dicha para escuchar mejor las voces.

¿Qué procedería ahora? —preguntó mi madre.

Esperar a que ella misma encuentre el lugar —respondió mi papá tan seco como siempre.

«¿De qué mierda hablan?».

—¿Y si no lo hace?

—¿Acaso dudas del plan, Lawai? —inquirió mi progenitor con ese tono demandante y serio, mismo que demostraba enojo—. Sabes que nunca he fallado, no lo haré ahora.

—Sí, lo sé. Perdón, Somchai —habló bajito.

Una clara muestra de miedo. Aunque en realidad, ella era otra arpía en la familia.

No sabemos cuánto pueda tardar en descubrirlo —escuché el sonido de una silla siendo arrastrada, realización que me indicó su parada y también me propició pánico—, pero eso no es una interrupción para lo que está planeado. Debemos aumentar su curiosidad.

Quería seguir conociendo el rumbo de la conversación hasta que soltaran algo sumamente importante, no obstante, escuchar como se acercaban a la puerta provocó que de manera veloz corriera por el pasillo hasta llegar a mi habitación y me encerrada dentro. Respiré agitada por el esfuerzo y también por las emociones derivadas al miedo que mi cuerpo experimentaban.

Tenía que calmarme.

Me apresuré en entrar al baño y lavar un poco mi cara, no pudiendo evitar ver mi reflejo en el espejo del lavado después de haber secado mi rostro con una toalla. La imagen que veía de mí no era algo de lo que me sintiera cien por ciento orgullosa. No me gustaba vivir así: en esta casa, en estas circunstancias, con estas personas, menos que menos cuando me afectaban mentalmente.

Lo que había escuchado no pintaba positivismo o algo bueno, por el contrario, trasmitía maldad y ruina en su máxima expresión. Aquello fue la confirmación de que mis padres estaban planeando algo que causaría muchos problemas, y la simple idea de imaginar los sucesos llegaba a aturdirme.

Yo... sólo quería tranquilidad y felicidad.

Y luego de ese pensamiento, un sonido hizo presencia revolviendo mis entrañas.

La campana. La jodida campana había sonado, indicando que alguien había entrado a mi habitación.

Alguien a quien ya podía imaginar.

Todos mis sentidos se agudizaron, mi cabeza procesó toda la información, mi corazón latió desbocado y mis manos temblaron. Lentamente caminé hacia la puerta que yacía cerrada, y al tomar el pomo sentí esas ganas insanas de vomitar invadir mi estómago.

Era demasiado.

Al abrir la puerta con lentitud ví mi habitación en completa soledad. No había nadie, sin embargo..., yo sentía su oscura presencia. Estaba ahí, esperando a tomarme desprevenida y matarme del susto.

O en este caso, matarme de forma literal.

Tomando una valentía casi inexistente, volví a pisar mi habitación y observé a todos lados, notando que de verdad... estaba vacía.

Un espasmo recorrió mi columna al no verlo.

«Si no había entrado, entonces qué...»

Ahí fue donde mis palabras quedaron respondidas. Rápidamente y sin aviso, una mano se apoderó de mi cintura para estrellar mi espalda contra su pecho, mientras que la otra cubría mi boca para bajar la intensidad de un alarido. Ese acto no lo había esperado, motivo por el cual mi cuerpo estaba temblando de miedo, susto y desesperación.

Estaba a punto de colapsar.

Con los ojos bien abiertos traté de verlo, pero no pude cuando insistió en el agarre de mi rostro.

—¿Te gustó espiar las palabras de tu familia? —inquirió en el mismo tono que mi padre lo había hecho hace un momento con mi madre.

Yo simplemente negué cuando su mano descendió. —No escuché nada.

—¿En serio vas a mentir tan descaradamente? Sabes que odio a las chicas mentirosas —bufó con una pizca de diversión.

—Entonces mentiré más a menudo.

Esas palabras lo enojaron, pues su agarre en mi curvatura se volvió más fuerte así como un bufido se escapó de sus labios. De un solo movimiento me giró para hacernos quedar frente a frente, no tardando en sostener mis muñecas con una de sus manos y con la otra seguir sosteniendo mi cintura.

Era jodidamente desagradable verlo a esos ojos tan oscuros.

—Suéltame, JaeHyun, y sal de mi habitación —demandé enojada, pero a su vez terriblemente asustada.

—Hago lo que me dé la gana, así que te aguantas.

—Me estás lastimando y también invadiendo mi privacidad, vete aquí —insistí con más fuerza, tratando de enseñarle los dientes para que se retractara.

—Calla la puta boca, Lisa —demandó con el doble de intensidad, sonriendo con diversión a la situación.

—Maldito enfermo, déjame en paz de una vez —pedí entre dientes, intentando safarme de su agarre en mis muñecas.

—¿O sino qué? ¿Le dirás a tu papito? Sabes que a él le importa una mierda lo que suceda contigo —dijo la verdad en un tono burlesco.

Aunque esas palabras me dolían, tenía que afrontar la realidad. Sabía que nunca tendría el apoyo de mi familia y que apenas se preocupaban por mi. Debido a esas razones intentaba alejarme lo más posible, pero a pesar de todos los intentos, nunca podía salir de la boca del lobo.

Y ahora mismo, yo era la presa entre todo ese juego.

Intenté soltarme, pero su fuerza era mucho mayor comparada a la mía. Así que simplemente me dediqué a fulminarlo con la mirada.

—Alejate de mí, maldito desgraciado.

—Mh....no quiero —hizo una de esas sonrisas escalofriantes que solo provocaban ganas de vomitar en mi interior.

Cegada por la rabia escupí en su rostro mientras lo observaba con repugnancia. Él giro un poco su cuello con incredulidad, pero rápidamente desvaneció esa expresión al emitir una risa nasal y por consiguiente observarme con sus orbes completamente negros.

Sin aviso previo su mano llegó a mi cuello y lo sostuvo con fuerza al mismo tiempo que me azotaba a la pared tras mi espalda. El impacto me hizo soltar un quejido de dolor, pero cuando la necesidad de respirar se hizo presente dejé de lado todo tipo de pensamientos y me concentré en el hombre frente a mí. Lentamente escondió su rostro en mi cuello, con este acto pudo oler mi aroma: pero no le bastó, ya que al instante hundió su nariz en mi cuero cabelludo.

Y eso me asqueó tanto que incluso una arcada se apoderó de mi garganta. Su cercanía me perturbaba, demasiado, incluso mis piernas flaqueaban; y esa reacción involuntaria de mi cuerpo lo hizo sonreír contra mi piel.

—Me fascina hundir mi nariz en tus hebras rubias —murmuró—; son tan deliciosas y reconfortantes para mí.

Inspiré aire con fuerza al escuchar eso, no pudiendo evitar que un grupo de lágrimas retenidas se formaran en mis ojos. Al separarse un poco para verme, fui consciente de su sonrisa victoriosa, misma que creció luego de sus palabras.

—Vuelve a faltarme el respeto y verás toda la mierda que causaré a tus amiguitos.

>> Recuerda que estás en la boca del lobo, y qué el mismo... pronto te comerá.

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¡Buenassss! ¿Cómo están? :3
Yo verdaderamente no iba a actualizar hoy, pero me entraron las enormes ganas y aquí estamos jaja. ¿Qué les pareció? ¿Teorías? Díganme qué piensan con respecto a la historia en general.

Y por supuesto... no saben lo difícil que fue escribir esa escena pasada de tono entre el HaeKook. Yo de verdad que no me llevo con esas cosas jajaja. Ya mantenme.

Tuve un fin de semana ligero. ¿Y ustedes? Espero que tengan un bonito inicio de semana. L@s amo mucho, cuídense y coman sano :D

Nos vemos pronto (◍•ᴗ•◍)❤

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