⚘. ▎40
❝Ve con ella...❞
╰─────╮•╭─────╯
—Como ese donde conoces a JungKook desde hace diez años...
Para ese momento mi cuerpo tuvo control propio haciéndome detener la caminata de una forma abrupta que atrajo la atención del peligris. Mi corazón comenzó a latir con suma fuerza, tanta que por un momento pensé que dicho órgano saldría de mi pecho; tenía la respiración completamente detenida y probablemente, la piel más blanca que un fantasma.
Me había tomado completamente desprevenida.
TaeHyung avanzó algunos cortos pasos por delante de mí antes de girarse para examinar mis expresiones, y al divisar una de sus clásicas sonrisas burlonas, supe que estaba disfrutando tenerme en tal estado.
—¿En serio crees que no me di cuenta? Eres muy mala ocultando cosas, dulzura —confesó en un tono juguetón mientras le daba otro mordisco a su helado—. ¿Qué pasa? ¿Te comió la lengua el ratón?
Aquel tono divertido de su voz, mismo que solía representar en los primeros meses durante nuestro conocimiento, estaba molestándome de igual manera que en ese tiempo. Pero no negaría que una parte de mí extrañaba verlo de tal forma.
Cerré mis ojos frustrada. Mi objetivo al llegar a Seul era ser lo más cuidadosa posible y evitar antes que todo el descubrimiento de los hechos, no obstante, las cosas estaban saliendo diferentes a como lo había planeado. Cada día era más complicado para mí tener control de la situación, cosa que me aseguraba plenamente un fracaso indeseado.
Y que lamentablemente, sucedería.
Al abrir mis ojos encontré la expresión expectante de Tae, aquella que me decía con sus ojos: “no lo pienses más y acéptalo”. Por lo que luego de suspirar profundo y relajar a mi cuerpo tensado, hablé.
—¿Cómo lo supiste?
—Demasiado fácil, si soy sincero —colocó su dedo índice y pulgar en su barbilla—. Deberías ocultar el cuadro a un costado de tu cama.
—Ya lo sé, lo he considerado —dije fastidiada.
TaeTae rió con burla. —Pero en fin: la había examinado varias veces, por lo que siempre terminaba preguntándome “¿quién es ese chico que acompaña a la dulzura?”. Al principio solo era una simple cuestión, sin embargo, se respondió por si sola el otro día mientras revisaba mis redes sociales; ya que inesperadamente, alguien había publicado una foto de un Jeon pequeño, y al unir todos los puntos, llegué a la conclusión de que ambos se conocían desde niños.
Cada palabra dicha por Tae me había impresionado completamente. Si bien mi secreto no era tan fácil de descifrar a menos que seas inteligente y lo captes, por lo que saber que Tae fue capaz de hacerlo llegaba a crearme sorpresa y al mismo tiempo un indescriptible miedo...
Confiaba en él pero....¿qué cosas podría hacer con esa información en sus manos?
No dije absolutamente nada en los primeros segundos, y ante eso, él decidió volver a tomar la palabra.
—Por supuesto, solo tengo esta afirmación, ya que mis conocimientos acerca de los hechos son nulos. Así que estoy dispuesto a escuchar la historia de pies a cabeza sin que falte ningún dato.
Rodeé los ojos al mismo tiempo en que dejaba salir un bufido por sus tan burlonas palabras, cosa que le propició al chico una ligera risita. Me dispuse a dar algunos pasos hacia adelante demostrando que deseaba continuar, y él en cuanto notó mis intenciones, colaboró uniéndose al transcurso en espera de mis palabras.
—Nos conocimos cuando teníamos 5 años... —inicié severa, teniendo la mirada perdida en las calles de la ciudad—. Nuestros padres eran muy buenos amigos, por lo que ante tantos encuentros y el conocimiento de cosas en común, fue inevitable que se creara un lazo.
>> En esa época y justo como ahora, Jeon era extremadamente cariñoso y amable —sonreí ante el recuerdo—. Siempre estaba conmigo para cuidarme, protegerme, sin importarle los problemas en los que podría meterse. Los dos combinábamos mucho, tanto que aquella relación de mejores amigos pasó a ser un enamoramiento...
—Así que ambos se aman desde niños.
—Exacto.... —escondí mi rostro en cuanto lo vi formar una sonrisa pícara—. Pero las cosas malas siempre me acompañan, y así fue como se me presentó un viaje a New York porque.....
Era consciente de la explicación que debía dar ahora, y también era consciente de que el tema no podía contarlo; pero en este punto de mi vida, ¿valía la pena?
No lo creo.
—Tengo una enfermedad del corazón, Tae. Insuficiencia cardiaca, para ser más específica.
Todo el rostro del susodicho cambió por completo ante dicha declaración, por lo que no tardó en demostrar su confusión. —¿Qué...?
—Para ese entonces —interrumpí— no había una cura existente en Corea, por lo que aquella oportunidad de viajar y obtener el tratamiento no podía desaprovecharse. Y entonces tuve que irme, no sin antes crear una promesa con JungKook....
>>.... La cual consistía en estar junto a él otro sin importar lo que sucediera.
La opresión en mi pecho llegó de una forma fuerte provocando que todas las lágrimas comenzaran a acumularse en mis ojos y el nudo en mi garganta llegara a sofocarme. Tuve que tomar un poco de aire para calmarme y poder continuar, ya que de no ser así terminaría llorando frente a TaeHyung.
—Pensamos que sería rápido, pero no....todo salió mal. Mi tratamiento no funcionaba, por lo que al implantar otros comenzó a escasear el dinero —acomodé un mechón de mi cabello tras la oreja—. Mis papás comenzaron a trabajar en las empresas y próximamente tomaron el control de los conglomerados surcoreanos. En ese tiempo conocí a HoSeok, quién fue un gran apoyo para mí; sin embargo, nadie fue capaz de detener lo malo.
>> Perdí comunicación con JungKook y su familia en cuanto me puse grave. Y ante tanta presión, llegué al borde de un colapso.... —respiré hondo—. Al final, logré controlar mi enfermedad pero me metí en más problemas. Al encontrarme en una alta posición económica, mis padres se vieron en la obligación de cambiar mi nombre y....
—Espera, ¿cambiar nombre?
—Si. Olivia no es mi nombre real... —mostré una sonrisa débil —. Soy Kim Haenul, un gusto.
El peligris soltó una risa nasal mientras negaba con su cabeza. No parecía comentar nada, razón por la que procedí.
—Pasó un tiempo después de eso, hasta que mi familia decidió que ya era momento de volver a Corea —y ahora llegaba la parte de la historia que menos deseaba contar—. Lo primero que hice en cuanto puse un pie acá, fue viajar a Busan en busca de Jungkook, pero para mi desgracia se había mudado.
—Y como lo supongo, lo encontraste al iniciar el colegio —me miró en espera de afirmación.
—Ajá, todo un cliché —reí débilmente—. Sin embargo, no logra reconocerme...
—¿Te recuerda?
—Si, él lo recuerda todo....
—¿No has llegado a considerar que ya lo sabe y lo está ocultando? —dió un último mordisco a su helado mientras saboreaba un poco de este en sus dedos.
—He considerado todo, Tae. No obstante, conozco a Kook mejor que nadie; si estuviera enterado de la situación no esperaría nada para actuar.
—¿Y por qué no le has dicho nada?
Ante su pregunta..... no pude responder nada. Simplemente bajé la mirada hacia el suelo y me encogí de hombros, aún con una presión muy dolorosa en el pecho.
—Comprendo.... —lo escuché susurrar al cabo de unos segundos—. El miedo es un asco, soy consciente de ello. Pero hay algo que debes saber —alcé mis ojos para verlo—: cada día las posibilidades de un perdón serán menores, por lo que no pierdas tiempo y dile todo. Es lo mejor, Olivia, lo digo por experiencia propia....
Repentinamente el tono de su voz disminuyó, dándome a entender de forma automática a que hacía referencia. Su semblante había cambiado en cuestión de segundos, ya no era tranquilo y relajado, sino que nostálgico y.... arrepentido.
Tuve la idea de hablar, pero en cuanto abrí mi boca, él volvió a tomar el control. —La historia de tu vida es totalmente inesperada, yo jamás hubiera imaginado algo parecido.
—Lo sé —suspiré con la mirada al frente y la cabeza en alto.
—Yo...lo siento mucho —susurró apenado.
—No tienes que disculparte, TaeHyung —sonreí—. No es culpa de nadie, solo fueron simples hechos del destino...
«...O eso es lo que quiero creer.»
Debido al silencio que nos inundó pude comprobar que el tema de mi vida quedaba cerrado. Estaba esperando no hablar más sobre eso, ya que sin duda era una conversación que no podía soportar.
Y como si mis plegarias fueran escuchadas, llegamos al lugar que Tae quería enseñarme desde un inicio.
Se trataba de nada más y nada menos que una plaza escondida entre un amplio complejo de apartamentos, dicho que rodeaba el gran lugar y le daba algunos toques encantadores. El territorio poseía varios árboles y arbustos, así como diferentes flores. También habían algunos bancos en los laterales, cestos de basura y por supuesto los faroles que alumbraban en la noche.
Todo el ambiente del sitio se sentía pacífico, agradable, como si no hubiera nadie que pudiera romper esa comodidad. Lentamente gire hacia Tae, el cual poseía una amplia sonrisa en sus labios y un espléndido brillo en sus ojos.
—Venía mucho aquí cuando pasó todo... —contó mientras se acercaba hasta mí para tomar mi mano y llevarme al sicomoro en el centro de la plaza—. En los alrededores viven en su mayoría personas mayores, por lo que siempre hay tranquilidad.
>> Por allá atravesando esa pequeña calle encontraremos un Boulevard, pero primero tomemos un descanso bajo este árbol —propuso, cosa por la que no me negué al sentarme a su lado sobre el costado del tronco.
Verdaderamente necesitábamos ese descanso.
Cerré los ojos al mismo tiempo en que dejaba salir un profundo suspiro. Con esto mi cabeza quedó recostada hacia atrás sobre la corteza del árbol, y automáticamente una paz se contuvo en mi interior: una paz que hace mucho no experimentaba.
A partir de ahí, entre todo el silencio y tranquilidad comencé a pensar varias cosas con respecto a mí vida, y por un momento me vi entrando a un colapso por tal problema. Mi vida por más que pareciera perfecta, no lo era; hasta el momento tenía que lidiar con distintos problemas que me ponían como la protagonista, y de repente supe que ya había perdido un hilo de mi día a día.
Pero entonces, recordé lo que hace unos minutos deseaba preguntar.
Moví un poco mi cabeza hacia la derecha dispuesta a ver al muchacho, y grande fue mi sorpresa al pillarlo con sus ojos sobre mí rostro. Cómo lo supuse, no reaccionó con asombro o un respingo, sino que se mantuvo serio esperando mi pregunta.
—Hay algo que me gustaría saber...¿puedo...? —dudé en el inicio, pero cuando lo vi asentir débilmente, conocí que ya no debía ocultarlo—. El día que me contaste todo con respecto a tu pasado.... dejaste pasar algo que hoy en día me mantiene muy curiosa —traté de captar alguna pizca de miedo o nervios en su faz, pero nada—. ¿A qué te referías con que soy idéntica a esa chica?
Por la forma en que bajó su cabeza en el intento de evitar mis ojos, fui consciente de qué probablemente se sentía avergonzado consigo mismo.
«“Al final eres igual a ella; tan hipócrita y egoísta.”»
Mi cabeza recordaba la frase exacta cada vez que podía, cosa que aumentaba mi curiosidad gradualmente. Y en este justo instante, podía notarse ese espíritu en mí.
TaeHyung levantó la cabeza luego de varios segundos, viéndose calmado y decidido a responder la pregunta.
—Ese día actué por impulso, es por eso que los adjetivos usados para describirte no fueron los correctos. Pero yendo al tema: si, son muy parecidas en cuanto a personalidad —habló sereno.
>> MiRae era dulce, amable, cariñosa, le importaba mucho el bienestar de los demás. Era una chica inteligente e integra, así como noble y pacífica —me observó a los ojos con dedicación—. Justo cómo tú, por eso es que se parecen tanto
—Así que soy una viva imagen de la chica....
Tae guardó silencio por unos segundos en lo que tragaba saliva y relamía sus labios ansioso. —Exacto, su viva imagen...
Los ojos del peligris bajaron repentinamente hacia mi boca y ahí se paralizaron por varios segundos justo antes de notar que buscaba acercarse a mí. Yo no reaccioné, solo me quedé de esa forma; viendo sus ojos brillosos examinar cada parte de mi rostro con un efímero y casi indescriptible deseo. Cada vez lo veía más cerca de mí o en su defecto, de mis gruesos labios. Podía sentir su aliento cálido chocar contra el mío, provocándome un revoltijo en mi interior que no logré clasificar, y que probablemente tampoco deseaba hacerlo.
Tae inspiró aire con fuerza como si estuviera controlando a algo en su interior, y al ver como cerraba sus ojos fuertemente, llegué a la conclusión de que lo logró. Al volver a enfocarme, decidió cambiar el rumbo de su rostro hacia un costado del mío, y posteriormente sentí como sus dedos quitaban una pequeña hojita de mi hombro.
Algo nerviosa dejé salir una risita que rápidamente él se propuso a imitar. Me observó un poco durante unos instantes para luego alzar sus comisuras en una media sonrisa.
—Vamos al Boulevard, ¿quieres?
JEON JUNGKOOK
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Viernes, 17 de enero del 2020
17:35 hrs
Me removí sobre las sábanas de mi cama constantemente en búsqueda de alguna posición cómoda para dormir, pero aquello parecía una misión imposible cuando en mi cabeza predominaban tantos pensamientos.
La mayoría relacionados con mis labores colegiales, pero principalmente con la salida de esos dos chicos.
Chisté mi lengua con fastidio al mismo tiempo en que hundía mi cabeza en la almohada. —Agh, odio esto...
Esas eran las palabras que más había dicho en 24 horas, literalmente. El día anterior llegué a volverme loco en casa sabiendo que Olivia y TaeHyung estaban juntos. ¡Los jodidos celos me quitaban el autocontrol que poseía! Y con esto comenzaba a comportarme de una forma no común, al menos para mí. Para completar el panorama, justamente hoy estuve de reunión en reunión junto a mis padres provocando mi ausencia en el colegio y que además, no pudiera ver a la pelinegra.
Mucho menos monitorear que ese imbécil no le haya hecho nada.
«Calma Jeon, solo calma...»
Luego de todo el estrés predominante en mi jornada, estar en casa y especialmente en mi cama, se sentía como un premio. No obstante, lo anteriormente comentado con respecto a ambos jóvenes me tenía al borde de la locura. Debía controlarme y no sabía cómo.
Cuando de mis labios salió un suspiro cansado imposible de retener, opté por encontrar algo productivo en que entretenerme. Sentado en posición de indio sobre mi cama observé todo el panorama de mi habitación; habían algunas cosas desordenadas, pero tanta era mi pereza y desanimo que al contrario de otras veces, no deseaba hacer absolutamente nada. Mi cabeza dolía como el infierno, algo que desde hace mucho no experimentaba.
Definitivamente, debo relajarme.
«Vamos Jeon, tu puedes. Piensa en unicornios y...»
—¿Hyung? ¿Estás bien? —la voz ligera de EunWoo hizo que diera un pequeño salto asustado en mi lugar. Rápidamente puse mis ojos sobre los suyos, logrando examinar todo su aspecto. Estaba parado en la puerta entreabierta de mi cuarto, dejando así que la luz proveniente del pasillo iluminara dicho lugar. Usaba su pijama color blanco y de tela sedosa mientras que sus brazos abrazaban un tierno conejo de peluche.
Tan lindo.
Algo aturdido moví mi cabeza de un lado a otro para después regalarle una media sonrisa. —Si, pequeñín. Estoy bien.
—¿Puedo estar aquí contigo? —cuestionó tímido, como si estuviera tratando de ocultar algo. Aquel comportamiento me confundió, pues nunca lo había visto tan desanimado; no obstante, asentí como afirmación a su pregunta.
—Claro, ven aquí —indiqué a un lado mío sobre la cama.
Mi hermano no tardó en corretear por el lugar luego de cerrar la puerta hasta llegar al mueble donde reposaba. Se lanzó con fuerza sobre ella debido a que su corta estatura no se lo permitía, y eso me provocó una ligera risita. Al estar a mi lado me abrazó fuertemente por la cintura, escondiendo su rostro ahí y relajándose de forma automática. Yo puse las manos en su cabello suave y ahí dejé unas cuantas caricias.
—¿Qué te sucede? ¿Mh? Estás rarito —pellizque su cintura con diversión, sin embargo, no recibí respuestas de su parte—. EunWoo~.
Mi insistencia le provocó encogerse de hombros con suavidad: típico de un Jeon. Jalé débilmente su cabello para luego seguirlo acariciarlo, y con eso hice que alzara un poco su cabeza para verme.
Al hacerlo, algo se incrustó en mi pecho. Sus pequeños ojitos estaban llorosos al mismo tiempo que su boca estaba fruncida. Iba a decir algo, pero fui interrumpido por él mismo.
—JungKook, ¿alguna vez te has enamorado?
Su pregunta había sido......para nada esperada, tanto que me fue imposible no demostrarlo al fruncir mi ceño. EunWoo no dijo nada más en espera de mi respuesta, pero yo realmente no sabía que decir; estaba cohibido y a su vez impresionado. No obstante, al ver ese brillo en sus ojos que me pedía “por favor”, decidí corresponder.
—Si... —dije titubeante—. Me he enamorado, ¿por qué lo preguntas?
El niño bajó su rostro de nuevo por unos segundos más como si estuviera avergonzado por responder tal incógnita. Posé mis dedos en su barbilla obligándolo a verme, limpié un poco las lágrimas bajo sus ojos y justo al momento me dediqué a enfocar dichos y de esa forma darle la confianza que necesitaba.
—Hyung, me gusta una niña de mi salón.... —murmuró con la voz hecha un hilo—. Y hoy...h-hoy le entregué una carta bien bonita, pero ella me negó diciendo que era muy feo.
Al decir todo esto fue inevitable que se formara un puchero en sus labios. Yo por otro lado, estaba intentando contener mis ganas de sonreír enternecido por ese relato, ya que realmente me hacía sentir una presión en el pecho.
¿Sufriendo por amor a sus siete años? Definitivamente es la réplica exacta de mí mismo.
Dejé salir un débil risa nasal mientras acariciaba el pelo de mi hermanito. —Ay, pequeño. No te juzgo, al final el amor llega cuando el mismo lo desea. Sin embargo, debes saber que esa niña mintió. Porque eres muy guapo, tanto como tu hermano.
—Pero hyung....tu eres feo —declaró con sus ojos bien abiertos sobre los míos.
Y yo simplemente me eché a reír como un loco.
—Vale, lo dejo pasar porque tenemos algo más importante ahora —pellizque su nariz logrando que riera—. Retomando el tema: ¿tienes alguna idea de lo qué es estar enamorado?
—¡Sí! —afirmó deliberadamente con su cabecita—. Cada vez que la veía me emocionaba y sentía muchos revoltijos en el estómago, aunque eso probablemente fuera la comida... —dudó un poco, cosa que me hizo sonreír—. En fin, ella siempre ha sido buena conmigo y me presta todos sus juguetes. ¡Es muy linda! Sus trenzas son super adorables. Pero hoy cuando le dije que me gustaba, simplemente me rechazó —y ahí estaba nuevamente ese puchero.
Su explicación fue suficiente para hacerme crear en mi mente miles y miles de ideas, por lo que me detuve unos instantes a pensar para luego comenzar sereno.
—¿Sabes? El amor es algo sumamente complicado. Muchos denominan esos amores como “pasajeros”, sin embargo, yo no los considero así. El amor es un sentimiento profundo, mismo que posee cosas buenas pero a su vez, un dolor sentimental más fuerte que el físico. Por lo que sin importar cuanto dure, que tipo de relación se tenga, más otros factores distintivos; el amor duele y se siente.
>> Te comprendo, pequeñín. Muchos de nosotros pasamos por cosas así, sin embargo, es cuestión de caer y aprender a levantarse. Porque la vida es así, un círculo de caídas y subidas que solo nosotros podemos controlar.
EunWoo estaba prestando atención a cada una de mis palabras, cauteloso y maravillado por el vago discurso que intentaba dar. Mientras hablaba, sus manos pequeñas estaban sosteniendo las mías con suavidad en búsqueda de apoyo, mismo que me empeñaba en dar.
—Estás en lo cierto, Kook —asentí ante eso—. ¿Cuántas veces te has enamorado?
—Dos veces.
—¿Puedes contarme? —se acomodó un poco más sobre mi regazo y me observó atento al pronunciar esas palabras. Dudé un poco al inicio, ya que no sabía si era prudente pensar en ella ahora mismo, pero lo dejé de lado al instante.
—La primera vez fue a tu misma edad con mi mejor amiga... —mordí mi labio inferior durante la pausa realizada—. Ella era muy inocente y pura, demasiado, y mi corazón no soportó eso al enamorarme. Ambos sentíamos lo mismo, estaba claro, pero la vida se puso en el medio provocando que nos alejáramos.
Seguía doliendo el simple hecho de recordarlo.
El niño puso la cabeza sobre mi pecho buscando más caricias en su pelo. Eso me hizo sonreír.
—Estoy esperando su regreso, siempre lo haré.... —besé la coronilla de su cabeza.
—¿Y has llorado por ella?
—Mjum, mucho —susurré mientras recostaba mi mentón en el lugar besado.
—¿Y quién es la segunda chica?
Cuando la realización de lo que eso significaba me golpeó con suma fuerza quise que la tierra me tragara. Hasta el momento no me veía en las condiciones de hablar sobre Olivia, mucho menos cuando este niño era un chismoso y corría hacia mis padres.
Pero esos pensamientos se fueron bien lejos en cuanto habló. —Es la señorita Olivia, ¿cierto?
Y si tan sólo no hubiera sonreído inconscientemente.....
—¡Es ella! —gritó emocionado, cosa que me provocó cubrirle la boca con mi mano derecha.
—Shhh, silencio EunWoo —advertí recibiendo un asentamiento de su cabeza—. No le digas a nadie, por favor.
—¿Ella también gusta de ti?
—Creo, supongo..... —vacilé.
—¿Ya hubo besito romántico en la mejilla?
—Si... —y entonces recordé que no sólo han sido simples besitos en la mejilla—. Claro, eso.
—¿Y ya le pediste que fuera tu novia?
—Yo... espera, ¿qué? —abrí mis ojos con sorpresa.
—Lo que escuchaste, no seas sordo —jaló un mechón de mi pelo haciendo que dejara salir un alarido.
—Yo....no, aún no se lo he pedido...
Joder, aún no lo he hecho.
«Eres un imbécil, Jeon.»
—¿Y qué esperas? Ve hyung, pídele que sea tu novia.
—Hey, con calma. Deja de hacer flotar corazones de tus ojos —bromeé.
—¡Yah! Hablo en serio, ve con Olivia y dile que la amas, y si no —señaló su dedo en mi dirección— hablaré con mamá.
Solamente me dejé llevar por la risa ante sus palabras; de verdad este niño no podía verse serio. Acaricié su cabello con lentitud al mismo tiempo en que lo miraba expectante.
—Lo haré, lo prometo.
—Yo iré a terminar unas tareas, hyung —anunció mientras me daba un fuerte abrazo—. Gracias por tus palabras, ahora ve con la señorita Olivia.
—Que si lo haré~ —refunfuñé, estando ya al borde de un sonrojo—. Ve a hacer tus tareas, anda.
EunWoo rió travieso y dulcemente para luego separarse de mi y correr hacia la puerta de la habitación. Dejé salir una carcajada al verlo pasar trabajo en abrirla, y en cuanto lo hizo no perdió el tiempo para desaparecer de mi vista.
Nuevamente me vi solo en el cuarto silencioso y algo oscuro, cosa que benefició a mi momento de pensar.
¿Era el momento de dar el último paso? ¿Estaba listo? Pero principalmente...¿Ya me encontraba preparado para superar lo que me había afectado en los últimos diez años?
Estaba cien por ciento seguro de mis sentimientos hacia Olivia. Yo la amaba, lo tenía claro; deseaba pasar el resto de mi vida a su lado, pero entonces llegaba el debate mental de mi cabeza a confundirme, y ese era el motivo por el cual nunca podía avanzar.
Eché mi cabeza hacia atrás al mismo tiempo que peinaba mi largo cabello negro. Estaba un poco frustrado por todo lo que conllevaba mi día a día. Ser presidente del consejo era una tarea que me quitaba mucho tiempo, mi tiempo. También estaba la tensión de que justamente en unos meses debía tomar posesión de la empresa, y esa realización era algo que aún me tenía estupefacto; tampoco era muy fácil lidiar con la prensa, ya que al provenir de una familia extremadamente conocida era normal que a cada rato tuviera cámaras al frente.
Y sobre todo, el tema que toqué anteriormente con respecto a mi pasado.
Ya sintiéndome en la punta del acantilado, decidí llegarme a una persona que sin duda lograría aconsejarme y también aclarar algunas dudas internas. Seguro de mi mismo, salí de mi habitación y caminé por los largos pasillos que dirigían a la oficina de mi padre.
O como yo le digo: el genio del amor.
Parado frente a las grandes puertas de su despacho dejé salir un suspiro, y luego de eso llamé a su puerta. Escuché el “pase” de su parte instantáneamente, invitándome a abrir la entrada. Lo primero que visualicé fue su musculatura en su respectiva silla mientras bebía una taza de café, tenía los ojos clavados en unos papeles encontrándose demasiado absorto en los mismos, hasta que alzó un poco la cabeza y logró verme.
—Oh... —levantó un poco sus comisuras—, hijo. Ven aquí, siéntate.
Mostré una media sonrisa justo al momento en que me adentré por completo al lugar. Cerré la puerta a mis espaldas y acto seguido comencé a caminar hacia su buró.
—¿Qué haces, papá? —quise saber luego de tomar asiento frente a él.
—Terminando un informe que debo llevar mañana a los compradores. No es nada importante —dijo sin prestarle mucha atención y a su vez llevando sus ojos a los míos—. ¿Y tú qué haces acá?
Fue en ese momento dónde todo en mí comenzó a temblar. Tragué saliva con dificultad mientras acariciaba mi muslo con desesperación.
—Yo....quería pedirte un consejo con respecto a algo...y sólo espero no arrepentirme.
Fue cuestión de decir eso para que toda su atención terminara sobre mí, cosa que logró intimidarme un poco. Los ojos de papá eran muy expresivos —tanto como los míos— que incluso llegaban a provocar miedo. Por lo que tenerlo de esa forma, tan silencioso e inexpresivo, me daba a entender muchas cosas.
Hasta que se dignó en hablar.
—Estaba esperando este momento hace mucho, JungKook —declaró con serenidad—. Ahora, habla conmigo y dime porqué estás tan apagado.
Bajé mi cabeza y encogí todo mi cuerpo como si estuviera tratando de ocultarme. Repentinamente las ganas de llorar me invadieron, pude notarlo por el nudo en mi garganta.
—¿Nunca tuviste miedo de declararte ante mamá? —pregunté al fin, sintiendo un peso menos en mis hombros y a su vez, un dolor indiscutible en el pecho.
Mi padre estuvo en silencio por unos segundos, mismos que no me hicieron alzar la vista y mucho menos cuando lo escuché carraspear. —La mayoría de las personas tenemos miedo a las declaraciones debido a como pueda reaccionar el contrario. Por lo que no negaré al respecto, si tuve miedo de decirle a tu mamá lo mucho que la amaba. Sin embargo.... —se detuvo un momento, extendiendo su mano hacia mí barbilla para hacerme verlo— ¿por qué siento que no es esto a lo que realmente te refieres?
—Porque así es, papá —confesé mientras me zafaba de su agarre con sutileza.
—Entonces dime qué sucede. Sé claro conmigo, hijo.
Volví a tragar duro para sacarme ese nudo en la garganta, pero parecía imposible. De mis labios salió un tembloroso suspiro que no pasó desapercibido para él, quien en ese instante trataba de darme el apoyo que necesitaba para calmarme.
«Vamos Jeon, debes hacerlo si quieres evitar todo.» Me convencí a mi mismo.
—La chica de la que siempre hablamos...yo la amo, papá —confesé sin quitar mis ojos de los suyos—. Estoy completamente enamorado de ella, sin embargo, la simple idea de decirle todo me aterra porque.... —suspiré profundo antes de decirlo— porque aún no he podido superar mis sentimientos por Hae.
Su mirada continuó neutra, sin emociones, como si él ya supiera lo que debía decir. Y al no obtener respuesta, seguí.
—Sé qué es algo pasado, pero no puedo evitar sentir esa sensación de añoro cada vez que pienso en ella, y tampoco puedo dejar de pensar en que volveré a sentirme así si algún día nos encontramos —declaré—. Con esta chica es....algo nuevo, es mi vida básicamente. Yo quiero confesarle todo, pero entonces esos pensamientos con respecto a Hae continúan frenando los impulsos.
Mi progenitor se mantuvo en silencio por unos cuantos segundos nuevamente, haciéndome sentir inquieto por qué cosas pasaban en su mente. Iba a mencionar algo más para impulsarlo a hablar, no obstante, él mismo se adelantó.
—Te comprendo, hijo, realmente lo hago —sonrió débilmente—. Sé que es difícil todo lo que pasas, y también sé que tú amor por Haenul aún no ha cesado. Fue algo muy fuerte, tanto que su partida te afectó de forma gradual; sin embargo, esta nueva chica ha llegado dispuesto a ayudarte a continuar.
>> Hae está bien, me encuentro seguro de eso. Ella hubiera deseado que tú vivieras tu vida en vez de esperar por ella, sabes cómo es, lo consideraría egoísta —rió con suavidad—. Debes continuar, Jungkook. No puedes detenerte ante las adversidades, por lo que solamente te diré algo: ve con ella.
Ve con ella...
Respiré profundo ante esas palabras, tratando de asentir sin titubear.
—Ve allí, dile lo que sientes y bésala como si fuera la última noche juntos —no pude evitar soltar una risita por lo último—. No miento, sabes que a ellas les encantan esas cosas. Después si deseas la llevas a sabe dios donde y hacen sus cositas, ¡con protección, ojo!
—¡Papá! ¡Oye, no! —reí avergonzado—. No digas esas cosas.
—¡Yo solo aviso! No quiero ser abuelo tan joven.
—Tú y los chicos son iguales, sin duda —escupí con fastidio.
—Me halaga eso, no lo niego.
Posé una de mis manos sobre mí frente como muestra de la impaciencia y ligero enojo, cosa que logró la larga y estruendosa risa de mi padre.
—Ya pero, ¿que haces aquí? —inquirió divertido—. Ve con tu chica, niño.
—No soy un niño.
—Si lo eres.
—Qué no lo soy.
—¡Acaba de irte, Jeon! —rió—. Recuerda cuidarte.
—Deja eso —hice un berrinche al instante en que me levanté.
—Me refería a tí mismo en el transcurso, no a eso, cochino.
—Mira quién habla —le saqué la lengua.
El lugar se llenó de un silencio acogedor que no duró mucho debido a la ruptura de nuestras carcajadas.
—Ya debo irme —avisé mientras me dirigía a la salida—. Gracias por los consejos, papá.
—No es nada, hijo —lo vi sonreír abiertamente justo antes de girar hacia la puerta dispuesto a irme, pero entonces volvió a llamarme—. JungKook....mucha suerte.
Una calidez se implantó en mi pecho al sentir la sinceridad en sus palabras, por lo que sin dudarlo mostré una sonrisa. —Gracias, te quiero mucho papá.
Y sin más salí al pasillo. No perdí absolutamente nada de tiempo al comenzar a correr y esquivar todo para llegar a mi habitación. Apresurado, tomé mi celular del bolsillo y me dirigí a los contactos en búsqueda del suyo, no sin antes prestar atención a mis pensamientos.
Específicamente a uno que intentaba ignorar. Era algo muy loco y sin coherencia para mí, completamente imposible. Por lo que no hice caso y me concentré en la pelinegra.
Un timbre, dos timbres, tres timbres, y ahí estaba.
—¿Aló?
—Buenas tardes, my beautiful girl.
La escuché reír a través de la línea. —Buenas tardes, príncipe conejo.
—Oye~ —regañe entre risas—. ¿Estás libre ahora?
—Sí, ¿por qué lo preguntas?
—Te quiero lista en 20 minutos, estaré en la puerta de tu casa....
≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪
¡Buenasss! ¿Cómo están cositas bellas? ¿Qué les pareció el capítulo de hoy? :D
Las leo UwU.
Ahora sí, ya me voy yendo. Tengan una linda jornada y por supuesto, ¡feliz navidad y fin de año gente! Les deseo mucha felicidad para esas celebraciones. Cuídense.
¡Love u all! <3
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