⚘. ▎4
❝Sentirse tan feliz, pero al mismo tiempo tan triste.❞
╰─────╮•╭─────╯
—Soy Kim Olivia, mucho gusto.
—El gusto es mío, soy Jeon JungKook.
En ese momento todo dejó de tener sentido o en su defecto, de funcionar. El sonido de los autos y el viento parecía encontrarse lejano a nosotros, y por el contrario eran los latidos de mi corazón esos que resonaban tras mi oreja. Un nudo se formó en mi garganta impidiendo el paso del aire, eso solo me ocasionó respirar con dificultad y también los ojos la lacrimosos.
«Él...es él...»
Maldición, lo único que deseaba era correr a sus brazos y decirle quién era; abrazarlo y decirle lo mucho que lo había extrañado en estos diez años....
... Pero mi cuerpo no reaccionaba.
—¿Estás bien? —interpeló con un sutil toque de preocupación.
No respondí nada ya que simplemente no podía. Estaba en blanco, y eso fue suficiente para confundirlo.
—Oye Olivia, ¿estás bien? —cuestionó nuevamente.
Con la mandíbula temblando en el intento de aguantar las lágrimas, hablé con debilidad. —Si...estoy bien.
—¿Estás segura?
Asentí.
—Si, ahora debo ir a casa —en cuanto dije eso di media vuelta y comencé a caminar apresurada.
No obstante, el sonido de su melodiosa voz me atrajo a su encuentro.
—¡Espera! —corrió hacia donde estaba—. Déjame llamar a un taxi, en serio te ves un poco mal.
—No, tranquilo, yo puedo...
No pude terminar de hablar ya que el muchacho se había parado en la punta de la acera dispuesto a realizar lo que pensaba. Uno de los autos que pasaban se detuvo y bajó la ventanilla, Jeon aprovechó para decirle algo y por consiguiente me incitó a acercarme con su mano.
—Él te llevará a casa.
—Muchas gracias —susurré mientras abría la puerta del coche.
Él sonrió mientras daba algunos pasos hacia atrás. —No es nada, ve con cuidado, adiós.
—Adiós.
Agité mi mano en su dirección con suavidad para luego entrar al auto. En cuanto el chofer tuvo la dirección de mi hogar no perdió el tiempo para comenzar a conducir en silencio, y eso fue suficiente para mis pensamientos. JungKook había cambiado un montón físicamente; podía distinguir algunos rasgos parecidos a los de 10 años atrás, pero ninguno que me hiciera reconocerlo a la primera. Sin embargo, su personalidad era algo que jamás cambiaba, ya que con ese simple acto pude notar la amabilidad que aún llevaba en su corazón.
Era doloroso sentirse tan feliz, pero al mismo tiempo tan triste.
No habíamos podido reconocernos mutuamente, sin embargo... la responsabilidad de no decirle caía sobre mí ahora.
Una responsabilidad que a partir de ese momento comenzó a traer problemas.
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero si el necesario para estar en mi casa. Luego de pagarle al conductor salí del carro para comenzar a caminar hacia mi hogar. Al entrar todo estaba en silencio, por lo que supuse que tal vez no había nadie.
Caminé lentamente hacia las escaleras dispuesta subir a mi habitación, pero detuve mi acción justo cuando mi madre aparece.
—Hola cariño, ya llegaste ¿cómo te fue en...?
Pero sus palabras se vieron cortadas cuando me detalló: estaba destruida física y emocionalmente.
—¿Haenul, que sucedió? —preguntó mi padre desde la isla de la cocina al verme.
—Tuve un mal día, voy a mi habitación.
Y si tal vez mi voz no se hubiera cortado...
—Hija, cuéntanos qué pasó —insistió mamá con gran preocupación en su voz.
Al final no puse resistencia y me senté junto a ellos en la cocina. Comencé contando sobre la mañana, mi conocimiento hacia Rosé y ambos se alegraron de que tuviéramos un pequeño vínculo. Sin embargo, esa alegría se disipó cuando llegué a la parte final.
—Llegué a un parque cerca y me senté en uno de los bancos buscando alguna forma de limpiarme. En ese momento llegó un chico, el cual me ofreció ayuda para limpiar mi desastre. Yo con amabilidad me presenté...y...
Suspiré con fuerza.
—Es él, es JungKook.
En cuanto aquellas palabras salieron de mi boca mis progenitores parecieron entrar en un colapso mental. Sin previo aviso se acercaron a dónde estaba y me propiciaron el abrazo que tanto necesitaba.
«Se supone que debo sentirme feliz ¿cierto? Pero...¿por qué estoy llorando desconsoladamente?»
Sus caricias en mi espalda y cabello lograron calmar un poco todos mis nervios, y ante eso pude respirar con más facilidad.
—Cariño, tranquila, todo estará bien —dijo mamá.
—¿Como quieres que todo esté bien? No pude darle el abrazo que siempre esperé, no pude decirle quién soy ni cuánto lo extrañé, mi cuerpo no reaccionó en ese instante, ni siquiera sé si podré contarle quién soy ahora.
Estaba enojada conmigo misma.
—Lo sabemos, pero tienes que ser fuerte —habló mi padre al separarse un poco del abrazo.
—Duele mucho, no pensé que lo encontraría de esta forma —bajé la cabeza con desilusión.
—Tranquila, te prometemos que todo saldrá bien.
—Eso espero —limpié las pocas lágrimas que se deslizaban bajo de mis ojos.
—Y... ¿como lo viste? ¿se ve bien? —cuestionó mamá alzando las cejas repetidas veces, provocándome una amplia carcajada.
—Se ve perfecto, ni siquiera lo reconocí, ha cambiado mucho —sentí como el calor subía lentamente a mis mejillas.
Lo que pensé al verlo en el salón aún no se me olvidaba.
—Me encantaría verlo, ¿como estará su familia? —preguntó mi padre.
—No tengo ni idea, cortamos la comunicación hace años —recordó mi madre—. Pero bueno, lo que importa es que ya lo encontraste, ahora solo tienes que decirle la verdad cuando estés lista.
Asentí.
—¿Vas a comer algo?
Di la respuesta a la pregunta de mi progenitor al mover mi cabeza de lado a lado. —No tengo hambre, solo me daré un baño y dormiré.
—Hae, ¿estás tomando tus pastillas?
—Si.
Cuando dije que mi enfermedad no estaba completamente curada, me refería a esto. Diariamente debía tomar una pastilla para no caer en alguna crisis y también porque me hacían sentir más activa durante toda la jornada.
—Está bien, tal vez más tarde te lleve algo de comer a tu habitación —sonrió.
Después de ese momento junto a mis padres me dirigí a mi habitación para darme un baño y quitar toda la suciedad de mi cuerpo. Aproveché también y lavé mi cabello el cual había sido mojado por la señora del balcón.
«Anécdotas para los nietos.»
Luego de salir del baño dejé el uniforme en la cesta de ropa y saqué el otro que tenía de repuesto para dejarlo a la vista. Me senté en un silla frente al espejo y ahí comencé a peinar mi pelo bajo los millones de pensamientos en mi cabeza.
Me hubiera gustado tener más contacto con él en ese lapso de tiempo, pero por tonta no pude hacer nada.
Al rato mi hermana llamó para saber sobre mi primer día. Ambas hablamos sobre lo sucedido por un buen rato, y como la buena hermana que es me ayudó a calmar mi cabecita.
Minutos después de terminar con la larga llamada obtuve una de Hoseok. No pude evitar sonreír ante eso.
—Hola, Olivia.
—Hola, HoSeokie. ¿Cómo estás?
—Bien, ¿y tú?
—Mmm... no muy bien —la tristeza en mi voz se hizo presente sin que lo quisiera.
—¿Que sucedió? —se notó preocupado.
Solté un agotador suspiro y opté por contar por milésima vez todo lo sucedido hoy, sintiendo como el ánimo del chico disminuía notablemente.
—Olivia, lo siento mucho —dijo en un tono triste.
—No pasa nada, estoy bien — hablé en un suspiro.
—No, no lo estás. Ahora no puedo darte un abrazo debido a la distancia, pero un consejo para que dejes de sentirte mal, come dulces.
Eso me hizo soltar una carcajada.
—Tú y tu obsesión con los dulces, no se como no te has enfermado.
—Es un don, querida —sonó orgulloso, cosa a la que sólo pude negar divertida—. Bueno, tengo que dejarte, ya ha sonado el timbre.
—Está bien, que tengas un buen día.
—Y tú una buena noche.
—Adiós Hobi —y sin más colgué.
Me dejé caer en la cama sin una pizca de elegancia y por consiguiente me quedé mirando al techo. «¿Cómo estarán sus padres? Me encantaría volver a ver las bromas del señor Jeon y...»
La puerta de mi habitación fue abierta lentamente dejando que la figura de mi mamá hiciera presencia.
—Toma esto —me tendió un vaso de leche mientras se acercaba—. ¿Como te sientes?
—Un poco mejor —aclaré con una sonrisa leve.
—Oh... eso es bueno.
Hubo un silencio por unos instantes, mi mirada estaba concentrada en el vaso de leche que mis manos sostenían.
—¿Por qué no lo buscas en internet? —preguntó repentinamente a lo que quedé confundida.
—¿A JungKook?
Asintió.
—No, no soy una acosadora.
—Vamos, él fue tu mejor amigo, no hay nada malo con buscar.
«Bueno...en eso tiene razón.»
—Lo pensaré.
Y esta vez reí al ver como daba saltitos en su lugar.
—Está bien. Ahora me voy, descansa cariño —besó mi frente.
—Adiós, mami
Sin más que hacer se retiró de mi habitación. Estuve estática en mi lugar por unos minutos hasta que mi vista se posa en el ordenador. ¿Debería tomar en cuenta las palabras de mamá y buscar sobre él? No, no, no, no soy una acosadora.
Pero mi curiosidad era más grande que las ganas de negarme, por ese mismo motivo fue que tomé la laptop y la coloqué sobre mis piernas para comenzar a investigar sobre JungKook, sorprendiéndome mucho al hacerlo.
«¿Cómo es que nunca me di cuenta?».
La familia Jeon eran los segundos empresarios más famosos de Corea. JungKook siendo el principal heredero de todas sus empresas, y digo principal porque en esa misma búsqueda descubrí que mi mejor amigo tiene un hermano menor de 7 añitos, quién nació justamente cuando perdidos la comunicación.
¿De qué me perdí?
Vi fotos, comerciales y muchas más cosas sobre él. Al parecer desde muy joven comenzó a prepararse para su puesto en el futuro.
Estaba tan sumergida en eso que no me di cuenta de la hora, era un poco tarde y en la mañana debía ir a la escuela. Por lo que cerré la laptop y me acosté en la cama hasta que mis ojos llegaron a cerrarse.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
Martes, 10 de septiembre del 2019
7:50 hrs
—Ya llegamos, señorita.
Despegué mis ojos del celular para observar al exterior del auto, efectivamente ya habíamos llegado al colegio. Quité mi cinturón de seguridad dispuesta a salir, pero al volver a posar la vista hacia afuera mis ojos dieron con el pelinegro que tantas revueltas ha causado en mi interior. Kook estaba entrando al instituto en ese momento junto al mismo chico rubio del día anterior.
—Señorita Olivia, ¿sucede algo? —interrogó Carlos con rareza.
—Ese chico de ahí —señalé disimuladamente aunque las ventanas polarizadas no permitían ver hacia dentro—. Ese chico es JungKook.
—¿En serio? ¿Es él? —se mostró estupefacto.
—Ayer lo encontré cuando daba el paseo por la ciudad.
—¡Eso es bueno, señorita!
Sonreí con debilidad.
—Si y no, él no sabe quién soy, y tampoco es como si pudiera decírselo así de fácil.
—La entiendo, pero tranquila, todo estará bien —su apoyo me hizo sonreír—. Por cierto, es un chico guapo —dijo en un tono pícaro mientras lo señalaba.
Miré hacia esa dirección y fui testigo de como echaba su cabello hacia atrás con ambas manos.
Muy guapo.
—Basta, adiós Carlos.
Él rió con fuerza por mi desesperación.
—Adiós, que tenga un buen día —deseó antes de que saliera del coche.
Comencé a caminar hacia el interior del instituto, y justo como el día anterior algunas miradas se posaron en mí, pero no les tomé importancia.
Fui hacia mi casillero y saqué lo que necesitaba para la primera clase.
—Buenos días —esa dulce voz a mi lado representó a una sola persona.
—Buenos días, Rosé —le regalé una sonrisa.
—¿Cómo te va? —preguntó de camino a nuestro salón.
—Bien, ayer no tuve un buen día pero espero que hoy sea mejor.
—Yo ayer tampoco tuve un buen día, pero bueno, esperemos lo mejor.
Moví mi cabeza de arriba a abajo como afirmación.
Al llegar a nuestro salón nos dirigimos a nuestros respectivos asientos y procedimos a organizar nuestras cosas en espera de la maestra.
De repente se escucharon algunos gritos, específicamente de chicas. Miré hacia la puerta del salón por inercia, notando quién era el causante de dicho alboroto.
Jeon Jungkook
El muchacho entró al lugar restándole importancia a todos los eufóricos gritos de las féminas para sentarse en su asiento y preparar sus cosas como nosotros.
La clase comenzó a los minutos, pero entonces fue interrumpida por la entrada de una de las secretarias, quién le dijo algo a nuestra maestra.
—Perdón niños, ¿la señorita Kim Olivia está aquí?
Me sobresalté al escuchar mi nombre.
—Presente —levanté mi mano.
—¿A usted ya se le asignó la persona que será su guía durante esta semana? —inquirió con seriedad, yo solo negué—. Bien, entonces se lo asignaré ahora.
Me puse nerviosa inmediatamente cuando la maestra comenzó a mirar a todos hasta detener su mirada en un lugar en específico.
—Su guía será Jeon JungKook.
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