⚘. ▎36
❝Paraíso.❞
╰─────╮•╭─────╯
Lunes, 13 de enero del 2020
08:05 hrs
—¿Y saben que sucedió después?
—¿Qué sucedió después? —inquirió la castaña con notable desesperación.
Posé mis ojos nuevamente sobre la joven que estaba contando el relato esperando escuchar más, pero optó por quedarse callada y así crear más tensión.
—¡Venga ya Rosé! Deja de crear suspenso.
Y por supuesto, Eun Byul tuvo que explotar.
—Ya, ya, calmada; inhala y exhala —bromeó la pelirroja—. No te diré más porque sería spoiler, mira la película para que sepas.
—Agh, no las soporto —refunfuñó con un puchero.
—Yah~, ¿y yo que hice? —cuestioné en forma de broma, arqueando una ceja en su dirección.
Por un instante se quedó callada con sus ojos puestos en mí. Su mirada me confirmaba que estaba buscando algo con que atacar.
—Tu... —dudó al principio—, no te soportaré hasta que beses a JungKook —y sin más se cruzó de brazos como niña pequeña.
En el exterior me encontraba negando con burla para evadir una respuesta, sin embargo, en el interior era muy diferente. Estaba conteniendo las ganas de sonreír y gritar como estúpida por el simple hecho de recordar cómo se sintieron sus labios sobre los míos.
«¿Qué me estás haciendo, Jeon?»
Los pasillos del colegio se encontraban un poco llenos en este horario matutino. Rosé, Byul y yo recién habíamos llegado para proceder a organizar nuestras cosas en los casilleros. Y en la actualidad, las tres nos estábamos dirigiendo al salón mientras compartíamos conversación.
Estar en el medio de ambas no había sido la mejor decisión, y ahora eran mis oídos los heridos con los gritos. ¿Había mencionado lo hiperactivas que podían ser?
—Buenos días chicas —habló una voz masculina deteniendo nuestras risas.
—Oh, hola NamJoonie —saludó la castaña en un tono dulce.
—¿Cómo está el futuro de Corea?—bromeé palmeando su hombro.
El muchacho soltó una risotada. —Estoy con sueño, odio tener que levantarme a esta hora.
—Corrección: odiamos —dijo Rosé.
Nam volvió a reír pero al instante se puso un poco más serio.
—En fin, a lo que realmente venía —el sonido de su voz fue sereno—, ¿han visto a JiMin?
Las tres nos observamos entre sí dudosas por alguna respuesta, ya que en toda la mañana el joven rubio no se divisó en nuestro campo de visión.
—No lo hemos visto....
Ante mi respuesta el chico suspiró agotado y miró hacia otros puntos con rapidez. Había algo en su mirada, tal vez...¿preocupación? No estaba segura, pero me trasmitía una sensación rara.
—Al parecer no ha llegado —murmuró mirando el reloj en su muñeca—. Si alguna lo ve, por favor avísenme.
—No te preocupes, lo haremos —aseguró la pelirroja.
Desde ahí el camino se tornó vagamente silencioso. Ninguno de los cuatro decía nada, pero el bullicio de los estudiantes alrededor llenaba un poco el vacío incomodo.
A los pocos minutos habíamos llegado al salón. Cada uno tomó un camino diferente sin decir nada más. Yo por mi parte vi la espalda de Nam alejarse hasta su asiento, y entonces recordé lo que hace unos instantes deseaba cuestionar.
Lentamente me acerqué a él —quien ya estaba sentado en su lugar— y toque débilmente su hombro para llamar la atención. Se giró hacia atrás para verme y sonrió.
—Hey, eh... —los nervios me invadieron—, ¿JungKook está aquí?
Ante mi pregunta lo vi entre cerrar sus ojos con picardía y transformar su amable sonrisa en una totalmente socarrona. Este acto me causó una carcajada acompañada de un gran sonrojo.
—Kook está en la oficina del consejo desde hace horas. El pobre tiene que organizar unas cosas, así que probablemente no lo veamos hasta el segundo turno de la mañana —aclaró con suavidad.
>> Debe estar muy estresado, tal vez tú compañía lo relaje un poco... —capté el doble sentido en sus palabras, y eso solo me invitó a negar con la cabeza divertida mientras escuchaba su risa.
—Gracias por la aclaración, Nam —le devolví la sonrisa al mismo tiempo que me alejaba hasta mi pupitre.
Una vez sentada cubrí mi rostro con ambas manos en el intento de ocultar o en su defecto, quitar la sonrisa de mi rostro. Recordar al chico era como una caída al abismo, ya que lo único que mi mente podía pensar era lo mucho que necesitaba estar junto a él.
Mi crisis amorosa —como suelo denominarla— fue interrumpida por la vibración de mi celular en los bolsillos del uniforme. Lentamente saqué el aparato de ahí y prendí la pantalla para ver con más claridad un mensaje entrante...
Jinnie ✨
Buenos días Olivia. Espero que tengas un buen día :D
Nos vemos en mi oficina hoy a las 3:00 PM. Recuerda lo que hablamos ayer.
08:12 AM
Suspiré con agotamiento al leer los mensajes, y entonces los recuerdos de la cena inundaron mi cabeza. Un escalofrío me hizo estremecer, pero rápidamente lo calmé al soltar aire por la nariz. Ayer domingo decidí hablar con Jin para vernos pronto; necesitaba contarle absolutamente todo lo sucedido y visto en la cena para que pusiéramos manos a la obra.
Y no negaría estar muy asustada por la verdad.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por décimo quinta vez cuando el profesor de matemáticas entró al salón. Rápidamente guardé el celular en mi bolsillo y procedí a sacar las cosas necesarias para la clase.
Si bien matemáticas no era una asignatura difícil para mí, sólo que no era de mi mayor agrado. No me gustaba hacer esos cálculos enormes para encontrar una X, sin duda eso era lo peor que podías ver en la asignatura.
El profesor tampoco era malo, por el contrario, sus clases eran muy productivas e interesantes. Incluso, muchas en este salón suspiraban por su atractivo aspecto, ya que el hombre parecía tener unos 30 años aproximadamente.
Mi cabeza estaba concentrada en resolver uno de los problemas del libro, sin embargo, la voz de la secretaria resonando por las bocinas captó la atención de todos.
Especialmente la mía.
—Señorita Kim Olivia, se le necesita en la oficina del presidente del consejo estudiantil ahora.
Las miradas de mis compañeros pasaron de estar sobre cualquier punto a estar sobre mí. Nuevamente me sentí ansiosa por ser el centro de atención, y debido a tal motivo me encogí levemente en mi asiento. El profesor giró sobre su eje para quedar frente a frente a nosotros y con la mirada me buscó. Al verme casi oculta en mi lugar alzó sus comisuras.
—Señorita Kim, puede ir a la oficina del consejo, tiene mi permiso —dijo en un tono amable por el cual asentí débilmente.
Nerviosa de hacer un mal movimiento decidí levantarme del asiento. Acomodé un poco la falda azul de mi uniforme y procedí a caminar tranquila hasta la puerta del salón. Aún tenía el montón de miradas sobre mí, eso lograba tensarme notablemente. Antes de salir por aquella puerta miré a Nam por pura inercia, y al verlo sonriendo con picardía supuse que todo esto podía ser obra suya.
Pero rápidamente la realización de lo que eso significaba me golpeó.
Debía ver a JungKook.
¿Quería verlo? Si, muchísimo. ¿Estaba preparada? No, para nada.
Bajo esos pensamientos avancé por los pasillos del colegio. Estaban muy vacíos y silenciosos. Total tranquilidad. Podía ver a algunas personas de limpieza pasar, pero nada que lograra alarmar a mi cuerpo.
Estando en el segundo piso y muy cerca de su despacho comencé a recordar los sucesos del viernes anterior....
Sus palabras resonando con esa voz profunda.
Su tacto acariciando mi suave piel y provocándome escalofríos agradables en el pecho.
Su fragancia tan varonil y embriagante.
Y por último pero no menos importante, el provocativo roce de sus labios con los míos.
Demonios. De solo pensarlo tenía millones de corrientes eléctricas recorriendo mi interior.
Frente a mí se encontraba la puerta de la oficina del consejo. Estaba teniendo un debate mental entre si tocar o no, a pesar de que la respuesta terminaría siendo sí. Me veía envuelta en unos grandes nervios, ni siquiera podía mover mi puño y pegarlo contra la puerta. Pero al cabo de los segundos opté por controlar a mi cuerpo y logré hacerlo.
Un audible “pase” desde dentro me llenó el pecho de calor. Su voz profunda era un paraíso. Tomé el pomo de la puerta y lentamente la abrí para adentrarme en la oficina, siendo él lo primero que mi campo de visión divisó.
—Buenos días, permiso... —hablé al adentrarme por completo y cerrar la puerta a mis espaldas.
JungKook se encontraba con la mirada fija en una carpeta, pero al escucharme más cerca alzó sus ojos encontrándose con los míos instantáneamente, y ahí noté algo.
«¿Está usando lentes?»
Por un momento me creí fallecer en sus encantos. Si Jeon era hermoso diariamente, con lentes lo era mucho más. Parecía todo un chico intelectual o para empeorar mi cordura, un guapo profesor.
—Ven, siéntate —con su cabecita señaló el asiento frente al buró. El tono de su voz fue suave y cariñoso como siempre, pero aún así no pude evitar dudar por el motivo de mi estancia aquí.
—¿Para qué me necesitas? ¿Hice algo...? —cuestioné una vez estuve sentada.
Él dejó la carpeta que anteriormente veía a un lado y entrelazó sus dedos encima de la mesa. Al principio me observó sin decir nada, pero próximamente sus comisuras se alzaron en una sonrisa socarrona dándome a entender que su coqueteo empezaría muy pronto.
—Hm..., Olivia —suspiró entre dientes vacilando con su cabeza—, has sido una chica mala.
El tono de su voz cambio a diferencia de hace un rato. Ahora era más ronca y seductora, y no negaría lo emocionada que eso me ponía. Deseando continuar su juego alcé una de mis cejas esperando a que argumentara.
—Has provocado muchos infartos en mí, una cantidad no contable en realidad —sonrió—. También me causas muchas mariposas en el estómago. No puedo parar de pensar en tí y varias cosas más que sin duda no me sucedían antes...
Al escuchar todo eso no pude evitar sonreír abiertamente. Una gran presión satisfactoria se implantó en mi pecho y sin poder evitarlo un sonrojo se posó en mis mejillas. Inesperadamente una llama atrevida se había formado en mi, y no eran muchas las veces que decidía tomar la iniciativa, así que debía aprovechar. —Entonces....¿no crees que tú también eres un chico malo?
Mi respuesta lo tomó desprevenido, e incluso a mí también. Vi como sus ojos se abrieron con delicadeza enseñando el brillo picaresco existente, uno que estaba llamando mi atención. Sus labios se alzaron en una sonrisa más ancha, y noté que se encontraba nervioso por el rubor en sus mejillas. No obstante, decidió hacerse el fuerte y sostener mi mirada... aunque sea solo por unos segundos.
Al final la vergüenza lo consumió y evitó mis ojos al mismo tiempo que soltaba una risa. No me pude contener y también reí enternecida por su comportamiento.
—Hoy no estoy lo suficientemente coqueto, así que me salió mal la jugada —se estiró un poco en su asiento mientras dejaba salir un bostezo. Tierno—. Te llamé aquí porque.... porque solo deseaba verte, así que, ¿cómo estás princesa?
Sus palabras tan dulces calaron hondo en mi interior. ¿Había mencionado lo mucho que amaba ese apodo? Porque sí, realmente me tocaba el corazón. Sonreí sin mostrar mis dientes mientras un rubor se implantaba en mis mejillas.
—Estoy bien, gracias por preguntar —su sonrisa creció al escuchar eso—. ¿Y tú? ¿Cómo estás?
Sabía que la pregunta estaba de más. Era obvio que se encontraba agobiado alrededor de todos esos papeles. Pero hacerle saber mi preocupación podía animarlo aunque sea un poco.
JungKook ladeó su cabeza vacilando mientras una pequeña risa nasal se le escapaba. —Sigo preguntándome porqué soy presidente del consejo.
Ante esa respuesta no pude evitar reír a carcajadas. Él, quién se encontraba recostado en el respaldo con las manos a cada lado de su cabeza, también rió sin dejar de observarme.
—La escuela sin tí sería un infierno, así que no te vayas de la presidencia.
Kook bufó cuando escuchó eso. —No me subas el ego, señorita Kim.
Bajé mi cabeza mientras soltaba una tierna risita. A veces no podía sostener su mirada tan atrevida, eran muy pocos los momentos en que encontraba la seguridad para hacerlo, y este no era la excepción.
Cuando volví a captar sus ojos tenían un brillo dulce, aquello logró enternecerme. JungKook era un chico muy guapo, incluso los adjetivos se quedaban cortos a su belleza. Cómo se encontraba ahora simplemente me llevaría directo al precipicio; esos lentes redondos adornando sus lindos ojitos complementaban en su rostro de tal manera que mi corazón no podía sostenerlo.
Este chico me ha flechado en su totalidad.
Por un momento me quedé así, solamente admirando su rostro sin importarme algo más. Pero cuando fui consciente de su llamado mi cuerpo dio un respingo.
—¿Que miras tanto? ¿Eh? —el tono de su voz volvió a ser pícaro al mismo tiempo que sus labios se curvaban en el costado.
Un sonrojo se formó en mis mejillas al sentirme capturada por él. Disimuladamente posé mis ojos en cualquier punto del lugar y luego volví a mirarlo. De repente me encontraba demasiado nerviosa y eso era un punto a favor para él.
No sentía la necesidad de mentir, así que fui clara. —Te ves lindo con lentes.
Cuando escuchó eso se quedó sin palabras. Al principio no tuvo reacción ninguna, pero al cabo de los segundos un color rojo fue visible en sus mejillas. El rió débilmente mientras bajaba su cabeza, tal vez para evitar que viera su rostro colorado.
Demasiado tarde~.
—¿En serio crees eso?
Jeon apoyó sus manos en la mesa y por consiguiente vi su alta figura rodear el mueble hasta llegar a mí. Con su mano derecha tomó una de las sillas para sentarse en ella, apoyando sus brazos en el respaldar y colocando ambas piernas a los lados.
Y con esa acción me tuvo babeando como estúpida. Maldición, era condenadamente atractivo.
Murmuré un “mjum” casi inaudible como respuesta a su pregunta. Al estar tan cerca de mí podía sentir su fragancia masculina embriagar mis sentidos. Esto era el mismísimo paraíso.
—Al parecer estoy teniendo leves problemas visuales, por lo que me verás a menudo usando lentes —explicó con serenidad.
Asentí decidida al escuchar eso y próximamente vi como quitaba ese accesorio de su rostro para ponerlo en el mío. Riendo acomodé los lentes en mis ojos y lo vi. Entonces me rompí en carcajadas cuando noté el tamaño de las cosas.
—Oye, esto tiene mucho aumento —bromeé entre risas.
—Lo sé, pero me estoy quedando ciego así que es necesario.
—¡Yah~! —reí más fuerte.
Él se unió segundos después. Al parecer no era capaz de controlar mi risa, pero cuando sentí sus dedos acariciar la piel de mi mejilla detuve todos mis movimientos.
El sonrió ampliamente antes de pronunciar: —Te ves el doble de hermosa con lentes —entrecerró sus ojos de forma coqueta enviando por el interior de mi cuerpo millones de corrientes eléctricas—. Pareces esa típica estudiante sexy que....
Le di un manotazo en el brazo al escuchar tal cosa. Por ese motivo JungKook soltó una grave carcajada mientras cubría su boca. Yo por mi parte estaba más roja que un tomate, aún con el corazón desbocado por sus palabras.
—Atrevido... —abulté mis labios mientras dejaba los lentes sobre la mesa.
—Me amas así, no lo niegues —bromeó.
Negué con mi cabeza en forma de diversión mientras lo veía acercarse más a mí. Aquello me alarmó solo un poco, pero cuando sentí sus húmedos y suaves labios presionar mi mejilla tuve un revoltijo en el estómago.
Un buen revoltijo.
El muchacho estaba sonriendo ampliamente cuando eso, y lo pude comprobar cuando unió nuestras frentes e hizo rozar nuestras narices.
Ay, creo que me dará diabetes.
Hubiera deseado que algo más pasara con nuestra cercanía, pero lamentablemente el timbre indicando la próxima clase resonó por toda la institución causando que tuviéramos que detenernos.
JungKook se alejó sólo un poco para observarme mejor y por consiguiente lo escuché maldecir en un bajo tono.
Al parecer no era la única que deseaba algo más.
Evitó mirarme por unos instantes. Yo también hice lo mismo al no saber cómo sostener su mirada, pero cuando su mano sostuvo mi mentón para obligarme a verlo sentí una cálida sensación en mi pecho.
—Debes volver a clases —murmuró mientras alzaba un poco sus comisuras.
La realización de eso me golpeó como la gran tonta que era. Sin perder tiempo me levanté del asiento a la par de JungKook y sonreí. —Es cierto. Nos vemos al rato Kook.
—Nos vemos.... —despeinó un poco mi cabello antes de que avanzara hasta la puerta de su oficina. Me encontraba a punto de tomar el pomo cuando sentí su suave tacto rodear mi muñeca—. Espera un momento.
Me detuve frente por frente a él esperando a que dijera o hiciera algo, pero en los primeros segundos no hizo nada. Fue al cabo de los instantes cuando lo vi dar algunas pasos y quedar entonces demasiado cerca, tanto que su pecho quedó justo frente a mi cara debido a la diferencia de altura.
Y entonces me sentí fallecer ante su próximo movimiento. Él se acercó mucho a mi rostro, como si de repente la intención de besarme fuera probable. El cálido aliento de su boca chocó de forma inesperada contra la mía, y ahí sentí todo mi cuerpo entrar en frenesí.
Mi boca se abrió sutilmente esperando a la suya, pero por el contrario, sentí sus labios impactar contra la piel de mi mejilla y sus brazos rodearme en un tierno abrazo.
«Genial Olivia, has quedado como una estúpida.»
En esos momentos donde su rostro estaba oculto del mío sonreí avergonzada. Un sonrojo se posó en mis mejillas, uno muy grande, y por un momento la idea de ser tragada por la tierra no me pareció tan mala.
El muchacho se separó de mí al cabo de los segundos, y en ese instante no sabía dónde esconderme para que no notara mi rubor. Para mi desgracia lo notó, no tardando mucho en comenzar a burlarse.
—¿Por qué estás rojita? ¿Eh? ¿Pensaste que....?
—Me voy a clases —interrumpí nerviosa cuando divisé esa clásica sonrisa en su rostro.
Iba a irme realmente, pero entonces el chico volvió a sostener mi muñeca con más fuerza para llevarme a su cuerpo, y antes de que pudiera reaccionar estampó sus labios sobre los míos.
Un alivio fue lo que sintió mi cuerpo con eso. La calidez en mi pecho aumentó gradualmente junto con la rapidez de mis latidos. Estaba emocionada, demasiado, y estaba totalmente segura de que no podría calmarme con facilidad.
El beso no tuvo mucho movimiento, solo un leve vaivén antes de que Jeon se alejara sólo un poco de mis labios. Al hacer eso se pudo escuchar el clásico chasquido, y aquello me fascinó.
Kook se quedó ahí, sólo cambiando sus mirada desde mis labios hacia los ojos sucesivamente, hasta que se dignó en hablar con un tono profundo y seductor.
Y entonces sus palabras calaron hondo en mi interior...
—Esperaré nuestra próxima cita, señorita Kim.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
15:18 hrs
Alzando mi brazo fui capaz de tocar el timbre de aquel local. Pude escuchar el típico sonido resonar en el interior, y durante la espera decidí reposar mi cuerpo en la pared.
Fue al cabo de los segundos cuando en el intercomunicador frente a mí se prendió una luz roja y por consiguiente apareció la voz de Jin. —¿Quién está ahí?
—Un ladrón que viene a robar su corazón —bromeé en un tono divertido y rápidamente escuché la estruendosa risa de Jin.
Las puertas se abrieron al instante dejándome ver al castaño con una sonrisa en su rostro.
—Ya llegaste.
—Si... —murmuré.
—Ven, pasa. Ponte cómoda —dejó un espacio en la puerta para que pasara y así lo hice.
En cuanto estuve dentro pude sentir un aroma muy peculiar y embriagante, muy satisfactorio en realidad. El lugar estaba igual de ordenado que la última vez. Al parecer Jin era meticuloso con la limpieza y el orden. Tomé asiento en uno de los cómodos sillones y de manera automática Jin se posó frente a mí.
—¿Algo de beber? —preguntó aún sin sentarse.
—No, no te preocupes —sonreí débilmente.
Él asintió conforme a mi respuesta y tomó asiento en el mueble a un costado mío. Luego de soltar un suspiro cogió una libreta que tenía en la pequeña mesa frente a nosotros junto a un bolígrafo, suponía que para apuntar lo necesario.
—Antes que todo....¿cómo estás?
La voz del castaño dejó de tener ese tono alegre para pasar a tenerlo serio y preocupado. Mi cuerpo se sintió raro nuevamente, y él al notarlo deslizó su mano con suavidad hasta llegar a la mía —la cual reposaba en los brazos del sofá— para cubrirla por completo. En ese momento los recuerdos de ese día pasaron como flechas por mi mente, haciéndome sentir esas horribles ganas de vomitar tan acostumbradas para mí.
—Confundida... —susurré—, ya no sé qué hacer Jin, cada vez tengo más preguntas pero ninguna respuesta. Todo esto me asusta....
—Hey, tranquila —habló sereno sin quitar sus ojos de los míos—. No estás sola en esto, no pasará nada —aseguró—. Ahora necesito que me cuentes que viste ahí....
Tragué duro intentando quitar ese nudo que no me permitía respirar. Entonces, luego de suspirar y relajarme, hablé.
—Todo fue raro, SeokJin. Ahí dentro había una tensión y ambiente incómodo; pude notar las indirectas, conversaciones fuera de lo común, y lo peor, la mirada de esas personas —hasta el momento iba tranquila, pero sabía que no duraría mucho—. Hice lo que me dijiste; di una vaga excusa y comencé a investigar por la casa. El lugar a pesar de tener una decoración antigua....era escalofriante, incluso se parecía a la casa de mi sueño, pero no lo era...
—¿Puedes describirme el lugar? —cuestionó con su vista fija en la libreta.
—Parecía un castillo. Tenía varios pisos y habitaciones, unos pasillos largos llenos de cuadros y adornos de la antigüedad. Predominaba un aroma a jazmines y... muchas cosas más que en este momento no recuerdo.
>> En una gran biblioteca pude notar un vitral con forma de jazmín, y por consiguiente noté un símbolo de tres hombres sosteniendo una trompeta....
—¿Eso no apareció en tu sueño?
Asentí y procedí a continuar. —Luego atravesé más pasillos, esta vez fijándome en los cuadros, y para hacerlo más escalofriante, en mi casa están los mismos cuadros puestos en el mismo orden —pude ver como su ceño se frunció algo confundido—. Entonces recordé que los Jeon también son amantes de la pintura, y no puedo evitar tener un mal presentimiento.
>> Cuando llegue a un sótano caí en cuenta de que estaba cerrado, pero Lisa llegó y lo abrió para mí...
Jin poseía una expresión neutra mientras me escuchaba hablar. Se notaba en su mirada que estaba intentando unir puntos para dar con la respuesta, pero no era algo fácil.
—Me dijo que igual sentía algo raro en todo esto, por eso me dejó entrar para que investigara —continué—. Habían muchas cosas; papeles, cajas, objetos y más. En lo poco que pude ver noté algunos papeles de importes: cosas empresariales, registros de hospital, periódicos de hace 20 años —me detuve un instante—. También encontré el diseño de la horquilla.
Su mano se movía rápido sobre la hoja de la libreta anotando todo lo importante.
—Pero hubo algo que llamó mi atención. Se trata de una extraña dirección en código....
—¿La tienes?
Asentí con mi cabeza. —Tomé foto de todo lo importante.
Jin observó a otro lado mientras mordía su labio inferior. Se levantó de la silla y tendió su mano hacia mí.
—Dame tu celular, vamos a pasar esas fotos al ordenador.
Le entregué el aparato con rapidez luego de nombrar la carpeta donde esas fotos estaban. Él se dirigió al buró donde estaba la computadora y ahí se quedó por unos minutos hasta comprobar que los archivos se estuvieran trasladando.
—Al rato Lisa me llevó a su habitación, y ahí pude averiguar varias cosas —hablé cuando Jin estuvo más cerca—. ¿Sabes que le tiene miedo a sus padres?
—Lo supuse desde el inicio, hasta yo tendría miedo —soltó un suspiro luego de hablar.
—Y hay algo más... —murmuré en un hilo de voz—. Jin, ¿recuerdas lo que te conté sobre esa mirada que siempre sentía encima de mí?
El corazón comenzó a latirme desbocado ante los recuerdos de eso. Mi respiración volvió a ser agitada, y entonces sentí la ansiedad volver a mí.
De manera automática Jin posó sus ojos sobre mí y sin pensarlo dos veces asintió desesperado invitándome a continuar.
—Durante el encuentro..... había un chico que no paraba de observarme —susurré, en ese momento mi cuerpo comenzó a temblar deliberadamente—. Era la mano derecha del señor Manoban, básicamente un hijo para él debido a la información que obtuve. Tenía el cabello rubio y un poco largo, era alto, demasiado, y por lo que me contó Lisa tiene unos 29 años.
>> Pero..., Jin —sollocé con el miedo recorriendo mi cuerpo—. Es él. La persona que me observa es él...
—Olivia, mírame —ordenó el castaño cuando rápidamente se sentó a mi lado—. Tranquila, respira por favor...
Intenté hacer lo que me pedía, pero no estaba funcionando. Jin corrió hacia algún lugar del despacho, y cuando volvió sostenía un vaso de agua en sus manos.
No tuvo que decirme nada, yo solita tomé el vaso y lo posé en mis labios. El líquido fresco logró relajar un poco mi cuerpo, pero los espasmos asustados aún continuaban ahí.
—Ya, tranquila, todo estará bien... —empezó a acariciar la parte superior de mi espalda—. Estuviste bien ahí, lograste algo bueno. Ahora con más calma comenzaré a revisar las fotos y trataré de encontrar algo...
—Muchas gracias por tu ayuda, SeokJin —dije con debilidad.
—No es nada cariño —me regaló una preciosa sonrisa—. Y se que no es el mejor momento pero....hay algo que debes saber antes de salir por esa puerta.
Sus expresiones volvieron a ser preocupadas y aquello solo logró alarmarme.
—Olivia..., debes cuidarte —susurró—. He unido algunas piezas con todo lo que contaste y logré encontrar una conexión.
>> ¿Por qué los Manoban aparecieron de repente? ¿Por qué ahora cuando estás a punto de cumplir la mayoría de edad? Es... muy raro. El señor Manoban parece tener una obsesión contigo, y que mejor manera de investigar o en su defecto, atraerte con la ayuda de su mano derecha —explicó sereno—. Tus confusiones empezaron con eso y llegaron a su máxima expresión con aquel regalo. Las fotos son de hace mucho tiempo, eso te da a entender que toda esta locura se remota desde aquel entonces. Y por último: la cena. La invitación ya era rara, y el hecho de que nadie fue a buscarte en todo ese tiempo durante tu transcurso es peor aún.
>> Si te pones a pensar....todo este tiempo han estado llevándote a la boca del lobo. Y esto deja claro que ellos desean que conozcas la verdad....
Mi mirada se mantuvo fija en un punto del suelo aún procesando toda esa información. ¿Acaso están locos o qué?
—Yo... joder —pase mis manos por todo mi rostro—. ¿Por qué hacen todo eso?
—Eso es lo que estamos averiguando —suspiró—. Pero estoy seguro de que inició hace mucho tiempo, probablemente antes de que nacieras tú, JungKook e incluso Lisa.
>> Pero la conclusión de todo esto es que... te quieren a tíz Olivia —un escalofrío recorrió mi cuerpo—. Y una vez que te tengan, su fin no será bueno.
Sabía que todo esto era una locura. Involucrarme había sido parte del plan y yo como la víctima había caído. Sin embargo, no importaba cuán riesgoso sea, yo debía averiguar el porqué de todo esto.
¿Por qué yo? ¿Qué fue lo que hice para convertirme en el centro? ¿O acaso alguien me puso en ese lugar? ¿Mis padres que tienen que ver?
Pero la pregunta más importante....
¿Qué sucedió hace más de 20 años?
≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪
Llegué y con sueño.
¿Ustedes tienen sueño?
Ya pero, ahora sí. ¿Cómo están cositas bellas?
¿Qué les pareció el capítulo de hoy?
¿Alguien quiere ocupar el lugar de Olivia? Confieso que le estoy teniendo envidia...
¿O alguna teoría nueva? Cuénteme 👀
Los capítulos andan intensos XD. Perdónenme por eso👊
Ya vendrá el romance que les gusta UwU, pronto...
Y también los caps van largos, la expresividad en su máxima expresión jaja. Pero en fin l@s amo mucho :D
Ahora sí, me voy por ahí a esperar sus comentarios 👀
Cuídense~, coman bien, duerman y disfruten su día <3
I love u all.
Psdt 1: el Jungkook con lentes me atrapó desde el primer día.
Psdt 2: Jungkook te rezo, bailame Run BTS 🛐✨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro