⚘. ▎33
❝Necesitaba protegerlo.❞
╰─────╮•╭─────╯
Jueves, 9 de enero del 2020
11:37 hrs
—Entonces, JiMinnie te toca entrar junto a Olivia en la primera escena.
—A sus órdenes profesora —dijo el rubio haciendo un gesto de militar para luego soltar una risita.
Awww, es demasiado adorable.
—Luego entra JungKook con Nam y HoSeok para dar inicio a la primera interacción entre ambos protagonistas —explicó la instructora de teatro mientras observaba la hoja entre sus manos.
—¿Nos ponemos en posición? —cuestioné un poco nerviosa.
—Si, vamos a hacerlo poco a poco —nos regaló una sonrisa de ánimo—. Oh, y había olvidado mencionarlo: es probable que canten en algunas escenas, no todas, pero si en las necesarias para demostrar algo.
—Esto será muy interesante —aplaudió Eun Byul frenéticamente.
—Muy bien, comencemos, ¿están listos? —quiso saber la señora Song con emoción.
—¡Si! —gritamos al unísono.
—Suerte chicos —deseó la rubia desde las gradas.
Y sin perder tiempo iniciamos la escena. Hoy todos habíamos sido llamados por la maestra para tener el primer ensayo; los nervios eran muy predominantes en cada uno. Aquella señora confiaba demasiado en nosotros y por eso sentíamos la necesidad de hacerlo bien.
Empezamos genial. Un poco tensos, si, pero no era imposible de manejar. La primera conversación en el guión era algo entre JiMin y yo. Una graciosa entrada por parte del rubio, ya que en los primeros intentos no pudo evitar romper en risas causando que los demás también. Pero luego de ponerse serio y continuar llegamos a la parte junto al trío de chicos.
La escena era reconfortante, todo iba muy buen, hasta que me tocaba interactuar con el chico pelinegro. Los diálogos eran muy coquetos de su parte, y no negaría que era algo normal para mí; sin embargo, frente a todos mis amigos solo podía avergonzarme.
—Buenos días, señorita.
Ay mamá. Su voz era demasiado profunda cuando actuaba, no podía manejarlo.
—Buenos días, joven Bae.
Bae Shin; el nombre por el que JungKook era reconocido en esta obra. Un chico humilde, carismático y alegre que animaba los días de su mejor amiga, en este caso yo. Mi personaje llevaba el nombre de SuJin Lee; una joven extranjera que desde siempre tuvo problemas para socializar, pero que luego de conocerlo a él comienza a abrirse más a la sociedad. Sin embargo, detrás de esa amistad...se esconde otro tipo de sentimientos.
—Hoy estás demasiado guapa, ¿no lo crees?
Unos «uhhh» por parte de las demás chicas causaron un prepotente sonrojo en mis mejillas. Ante eso la profesora dejó salir una risita avergonzada.
—Bueno... ay demonios, no puedo así.
Y con ésto todos estallaron en risas, sin excluirme a mí misma. Inesperadamente JungKook me abrazó por la espalda e inició a pellizcar mi mejilla.
—Es vergonzoso, sí, pero te acostumbras con el tiempo —aclaró la maestra.
Luego de aquello volvimos a realizar la escena unas cuantas veces hasta que quedara bien. En cada momento había un inconveniente que lograba destruir la tensión y nos ayudaba a relajarnos. Para cuando la escena quedó perfecta, la señora Song se alegró.
—Muy bien chicos, así se hace. Ya ven, poco a poco podremos hacerlo, aún falta para la obra así que no se estresen —sonrió genuinamente—. Creo que por hoy ya podemos terminar. Ah, JungKook y Olivia —nos señaló—, practiquen sus escenas juntos y a solas para mejor desarrollo, es un consejo.
El guiño que dió en nuestra dirección solo causó que nuevamente un sonrojo reinara mis mejillas. Disimulando giré mi rostro para evitar la mirada de todos, pero en cambio me encontré con la dulce de Jeon JungKook que logró sacarme un inesperado suspiro.
Olvidando aquel suceso salimos del salón de teatro para tomar caminos distintos. La mayoría íbamos a la entrada, ya que en el instituto no habían otros estudiantes además de nosotros. Haciendo un ademán con mi mano a los demás comencé a emprender mi camino hacia las afueras del lugar, pero mis acciones se vieron detenidas ante el llamado de mi nombre.
—¡Olivia!
Giré sobre mi eje con rapidez para ver al causante de eso, dando automáticamente con el chico de cabello gris que últimamente reinaba mis pensamientos.
—Oh, Tae. ¿Qué sucede? —pregunté dulcemente mientras acomodaba la correa de la mochila sobre mi hombro.
—Nada, solo quería acompañarte —sonrió débilmente.
Vaya....se veía diferente.
Reí un poco antes de asentir con mi cabeza y continuar mi paso, esta vez junto al joven.
—¿Tu chófer no vendrá a buscarte? —inquirió al cabo de los segundos.
—No, le pedí que no viniera. Necesito ir a otro lugar.
Y era cierto. Había quedado con SeokJin para vernos en su oficina privada, necesitaba contarle sobre los recientes sucesos y obtener un consejo que pudiera tranquilizarme.
—Oh, yo iba a encontrarme con YoonGi en una cafetería cercana —dijo esto acariciando su cabello.
—Con respecto a eso....¿como estás? ¿Lograron arreglar todo? —cuestioné algo dudosa de la respuesta.
TaeHyung posó sus ojos en mí, estos demostraban un poco de melancolía, podía suponer que por la causa de mi pregunta. Soltó un agotador suspiro antes de contestar. —Sí....estamos en eso. Antes habíamos tenido peleas, pero no llegamos a una de esta magnitud. Ayer conversamos y arreglamos un poco las cosas, por eso quedamos en vernos hoy. Y por mi parte, aún estoy superando todo....
Recordando obtuve el hecho de que ambos habían faltado a clases el día de ayer. Todavía estaban sensibles como para enfrentar la horrible realidad, era comprensible.
—Me alegro que las cosas estén mejorando poco a poco —sonreí con sinceridad—. Y ya lo sabes; si me necesitas estoy aquí para ti.
Luego de mencionar eso lleve mi mano a la cabellera de TaeHyung y la despeiné tiernamente. El susodicho bufó y se quejó de manera baja en lo que yo simplemente reía.
—Gracias, hongo.
—¡No me llames así! —refunfuñé, invirtiendo notablemente los papeles.
—Ya, ya, no te enojes —mostró su sonrisa cuadrada—. Creo que aquí debemos separarnos.
Mi ceño se frunció al escuchar eso, por lo que curiosa observé a mi alrededor notando que ya nos encontrábamos en las calles transitadas de Seul.
—Es cierto. Así que... fue bueno charlar con usted, viejito —bromeé.
—Igualmente, dulzura.
Hace mucho que no me llamaba de esa forma.
—Adiós Tae —moví mi mano mientras me alejaba.
—Adiós Olivia, nos vemos mañana.
Después de regalarme una sonrisa giró sobre su eje y desapareció por las calles. Aún cohibida por su dulce comportamiento presté atención a los carros que pasaban por la carretera. Viendo un taxi pasar estiré mi mano para detenerlo.
Estando dentro del vehículo quité el peso de mi espalda y observé al chófer.
—Al distrito Gangnam, por favor.
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
15:26 hrs
—¿Quieres una taza de té?
—No gracias, así estoy bien —intenté sonreír, pero fue más como una mueca.
Por milésima vez en la tarde observé el relajante espacio a mi alrededor. La oficina privada de SeokJin era realmente amplia y bonita. Las paredes eran teñidas de un color grisáceo, las cuales eran adornadas por algunos cuadros pequeños y pizarras para anotar los casos. Tenía algunas plantas en las esquinas que servían para alegrar y pacificar el ambiente. Arriba del buró principal habían algunos objetos como hojas, carpetas, tazas de café, una computadora y un teléfono que era muy poco probable que sonara, sin olvidar algunos pequeños adornos. En otras mesas igual habían algunos papeles que parecían importantes, y a un costado de estas se encontraba un gavetero que posiblemente poseía millones de archivos más. A un lado del buró principal se encontraba un gran estante que contenía muchos libros, a simple vista notaba que eran clásicos de la literatura policíaca. Y en el centro del local se encontraban algunos sofás aptos para relajarse, siendo estos el lugar donde me encontraba sentada.
Al terminar mi recorrido con la viste miré nuevamente al mayor, quién actualmente sostenía una taza de té.
—Así que Manoban tenía una horquilla igual a la tuya... —vaciló un poco mientras jugaba con el contenido de la taza—, eso es interesante.
En el tiempo que llevaba aquí le conté a SeokJin sobre lo sucedido el día anterior. Él como siempre se había mantenido serio, para ahora comenzar a explicar sus teorías.
—Esa horquilla sin duda es una pieza única, la persona que dió ese obsequio tiene que ser millonaria. Es demasiada casualidad que Lisa tenga una exactamente igual y con la probabilidad del mismo valor. Pero entonces viene su familia a invitarlos a una cena: con esto confirmo la teoría de que esas personas forman una gran parte de eso.
Jin dejó la taza casi vacía sobre una de las mesas y se dirigió al diorama en una de las pizarras. Su porte serio le otorgaba más atracción a su persona; el joven usaba un pantalón, corbata y corset negro que combinaba a la perfección con la camisa blanca que cubría su pecho. El saco yacía en el sofá a mí lado, pues se lo había quitado recién comenzamos. Su cabello castaño iba perfectamente peinado, dándole así el toque especial.
Tomó un plumón negro y rápidamente comenzó a escribir algunas cosas sobre la pizarra. Agudicé mi vista para poder leer, pero me costaba demasiado trabajo desde tal distancia. En cuanto terminó se dirigió a la mesa para tomar una fotografía que de manera veloz la posicionó en el centro del diorama de telaraña, y para cuando pude verla...un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
Los Manoban.
Disimulando dejé salir un tembloroso suspiro. Mis manos se deslizaron desde la parte descubierta de mis muslos hasta agarrar la tela de la falda con fuerza. De repente el ambiente se había vuelto demasiado tenso, tanto que era casi imposible contenerlo.
—Es aterrador, ¿cierto?
La voz de Jin teniendo un tono burlón logró sacar de mi cuerpo un poco de nervios al hacerme reír. Lentamente asentí con ganas de realizar una pregunta.
—¿A tí no te asustan?
—Mh.... —lo dudó un poco—, estaría mintiendo si te digo que no. Pero no es el miedo en toda su expresión, sino nervios y un poco de ansiedad de lo que pueda suceder —sonrió débilmente—. He visto cosas peores, así que esto no me preocupa mucho.
—¿En serio? ¿Qué otras cosas has visto? —pregunté con curiosidad.
Jin vaciló un poco con su cabeza mientras esbozaba una sonrisa de costado. —Muchas cosas, la mayoría son información confidencial. Pero si eres una buena chica te contaré mis experiencias.
—Yah~, yo soy una buena chica —abulté mis labios, provocando con esto que Jin riera a carcajadas.
—Lo sé, pero tienes que esforzarte más —guiñó un ojo en mi dirección—. Ahora, poniéndonos serios. Olivia, te dejaré una misión que espero y estés capacitada para cumplir.
>> Durante el encuentro con los Manoban necesitaré que seas observadora. Todo, por más insignificante que sea, tienes que captarlo; ya sea un movimiento, algo raro, e incluso un lugar. Investiga, sé inteligente y crea excusas que te ayuden a continuar, ¿entendido?
Sin titubear afirmé con un movimiento de cabeza, no obstante, mi interior era un manojo de emociones.
—Todo estará bien, yo te lo prometo, pequeña —declaró el castaño sentándose a mi lado para propiciar caricias en mi espalda.
—Ojalá sea así...
Mantuve silencio por unos minutos antes de que mi celular vibrara en uno de los bolsillos de mi mochila. Rápidamente lo busqué entre las cosas y prendí la pantalla, notando de manera automática que se trataba de un número desconocido. Mi ceño se frunció y con rapidez abrí la barra de mensajes, viendo al instante la foto y su contenido.
«¿Qué demonios...?»
Repentinamente perdí el mando de mi propio cuerpo al levantarme bruscamente del sofá. Mis manos comenzaron a temblar con frenesí de la misma forma que mi respiración se volvía entrecortada. Negué repetidas veces con mi cabeza intentando pensar que se trataba de una mala pesadilla, pero lamentablemente no era así.
Jin a mi lado intentaba tranquilizarme y averiguar el porqué de mi temor, pero yo no le prestaba atención, ya que toda mi mente se encontraba centrada en ese desconocido.
Me habían enviado una foto de JungKook aún en el colegio sin que él fuera consciente con un mensaje en la parte posterior que estaba a punto de volverme loca.
Número desconocido
[Foto]
15:56 PM
Tu novio es muy lindo, ¿no lo crees?
15:56 PM
JungKook estaba en peligro, eso era más que claro. Temerosa observé a SeokJin a mi lado al mismo tiempo que un montón de lágrimas se acumulaban en mis ojos. Rápidamente posé el aparato frente a él, dejando que lo tomara entre sus manos y lo analizara. Sin avisarlo antes corrió a su escritorio aún con el celular en la mano y lo conectó al computador. Suponía que estaba intentando rastrear el número, pero mi mente realmente no podía pensar en nada.
—¡Maldita sea! Perdimos su rastro —protestó Jin con las manos en su frente.
>> Olivia, toma aquí. Llama a tu amigo y dile que no se mueva de donde esté —ordenó entregándome el celular.
Sin pensarlo dos veces busqué su número entre mis contactos para llamarlo. Posicione el celular en mi oreja con las manos temblando y todo mi cuerpo en un estado de alerta, al notar que el chico no contestaba comencé a frustrarme.
—Demonios, ¿por qué no coge el teléfono?
—Olivia, cálmate, todo estará bien....
—No estará bien, SeokJin —hablé con la voz entrecortada volviendo a marcar el número del pelinegro—. ¿Qué quieren de él? ¿Por qué lo vigilan?
Los múltiples timbres estaban colmando mi poca paciencia. Sentía todo mi cuerpo tenso; era el miedo haciendo sus efectos. A punto de caer rendida debido a la desesperación la llamada fue atendida.
—¿Aló?
—JungKook, ¿donde estás? —me apresuré en preguntar.
—Eh...en el colegio aún, debo terminar algunas cosas del consejo....
—No te muevas de ahí, te lo pido, JungKook.
—¿Qué? ¿Por qué...?
—Solo quédate ahí, por favor —imploré en un hilo de voz—. Mantente en un lugar oculto, y lo más importante; estate alerta, por favor. Llegaré ahora mismo.
—¿Olivia...?
Y colgué. Sin dudarlo dos veces miré a SeokJin dejando que las desesperadas lágrimas corrieran por mis ojos.
—Está en la escuela, ¡debemos llegar rápido! Te lo pido Jin, no puedo dejar que nada le pase....
El castaño de manera automática me tomó por los hombros y me dio un fuerte abrazo mientras las lágrimas continuaban cayendo por mi mejilla. Velozmente alcanzó su saco y tomó las llaves del lugar para salir conmigo directo a su auto.
Me monté en el asiento del copiloto mientras el rodeaba el coche para subir al puesto de conductor. Una vez arrancó los motores nos dirigimos a toda velocidad hacia el instituto. Durante todo el camino no paré de jugar con mis dedos aún teniendo mis ojos lacrimosos; a JungKook no podía pasarle nada, no podía, estaba rezando porque se encontrara bien.
En apenas minutos habíamos llegado al estacionamiento del colegio, todo estaba desolado, no había absolutamente nadie. Con rapidez Jin bajo del auto y abrió mi puerta para dejar que bajara. Una vez fuera me tomó por los hombros y me escondió en su pecho al mismo tiempo que observaba a todos lados con sus ágiles ojos. Cuando llegamos a la entrada el conserje se nos acercó, pero antes de que dijera algo el castaño se adelantó.
—Policía de Seul; vinimos a investigar algo —declaró sacando del bolsillo de su camisa la clásica identificación.
Con solo un asentimiento de cabeza el hombre nos dejó pasar, y acto seguido Jin y yo nos adentramos en los solitarios pasillos del instituto. Cuando estábamos alejados del señor, el chico sacó de su bolsillo trasero una pistola negra que sin duda me tomo desprevenida.
—¿Dónde está la oficina del consejo? —preguntó completamente serio.
—En la segunda planta.... —murmuré.
Jin maldició por lo bajo mientras hacía una mueca. —Mantente de esta forma, ni siquiera te muevas.
Luego de demandar esa acción me protegió más entre sus brazos mientras observaba a todos lados repetidas veces, especialmente hacia atrás. Con alta velocidad subió las escaleras al segundo piso, donde automáticamente se sintió un ambiente tenso y peligroso que logró agudizar mis sentidos. Como acto de reflejo observé a mis costados para intentar ver algo, pero solo lo solitario invadía mi campo de visión.
Segundos interminables pasaron hasta llegar a la oficina, y de repente mi corazón saltó de manera intensa en mi interior.
—Es ahí —señalé con la cabeza.
Jin soltó un suspiro agotador y tragó saliva con dificultad al mismo tiempo que se alejaba un poco de mí para tomar el pomo de la puerta. Intentó ver algo por la ventana, pero estaba todo cerrado. Movió la manija que al parecer se encontraba cerrada con pestillo, razón por la cual el castaño me observó pidiendo ayuda. Sin pensarlo dos veces acerqué mi oído a la puerta y propicie algunos golpes.
—¿JungKook? Soy yo, Olivia, abre la puerta —pedí algo desesperada.
Silencio total.
Una desagradable sensación invadió cada célula de mi piel al pensar en el pelinegro. Asustada observé a SeokJin quien no tenía ninguna expresión en su rostro, pero que se preparaba para derrumbarla.
Estaba tomando su impulso cuando a través de las persianas de la puerta se asomaron los orbes brillosos de Kook. Un suspiro de alivio fue lo que mis pulmones soltaron, y acto seguido la puerta fue abierta. Ahí estaba él: sano y salvo.
—Olivia....
—¡JungKook! —grité en lo que me lanzaba a sus brazos.
El muchacho se quedó completamente quieto aún intentando procesar que era lo que sucedía. Durante ese tiempo, Jin entró a la oficina e inspeccionó que todo se encontrara en orden, exigiendo que entráramos segundos después.
—¿Está bien, joven Jeon? —cuestionó el mayor teniendo sus ojos muy abiertos.
—Si....eso creo —parpadeó un poco—. Solo quiero saber que demonios sucede y porqué actúan así. Joder, no saben lo asustado que me puso tu llamada —esta vez se dirigió a mí.
—No fue nada, solo una equivocación.
—¿Tan grande fue como para que trajera un arma? —Kook alzó una ceja hacia Jin mientras decía eso.
No era tonto, sabía que todo esto tenía un trasfondo muy profundo, sin embargo, contarle no era lo mejor.
—Solo tuvimos una mala impresión sobre algo, y por eso decidimos investigar. No fue nada grave, no es necesario preocuparse ahora —aclaré mientras acariciaba su pelo y así obtener su completa atención.
>> Lo importante es que estás bien, y eso me alivia muchísimo.
Nuevamente atraje su cuerpo al mío abrazándolo con fuerza. No podía decirle que un maldito loco se había entrometido en su privacidad al punto de enviarme una foto junto a una amenaza. Aún me encontraba asustada, esa persona aún podía seguir ahí fuera; vigilando cada uno de nuestros movimientos antes de dar el primer ataque.
Había que ser tonto para no notar que esto había sido una distracción y además, una forma de atraer a la víctima, en este caso: yo. Todos habíamos caído en su desquiciada trampa, y con ésto comprendía la denominación de Jin hacia este trabajo como ansiedad.
JungKook correspondió a mí abrazo esta vez poniendo una de sus manos en mi cabello y la otra en mi espalda baja. Su dulce fragancia ya se había introducido en mis fosas nasales y el calor de su cuerpo ya había dominado el mío.
—Y eso me alegra a mí... supongo...
Solté una pequeña risita luego de separarme. Lentamente posé mis ojos en el joven castaño, quién actualmente poseía una enternecida sonrisa en su rostro.
—Creo que me quedaré aquí con él..... así podemos ensayar nuestras escenas para la obra —dije esto último hacía JungKook, quién asintió satisfecho.
—Esta bien chicos, vayan a sus ensayos. Yo me mantendré revisando el perímetro por seguridad, si necesitan algo solo llámenme —iba a salir del lugar pero antes de hacerlo se giró y nos señaló con el dedo—. Cuídense, por favor.
JungKook a mí lado asintió y se giro hacia el escritorio para buscar algo, y en ese instante Jin aprovechó para mover sus labios y decirme una frase que sin duda pude comprender, pero que de manera automática logró erizarme.
«No bajes la guardia; aún está aquí.»
∙ · • • • ❀ • • • ∙ ·
16:42 hrs
—Olivia....¿podemos tomar un descanso? —pidió el chico pelinegro con cansancio.
—Si, pero solo unos cinco minutos—advertí señalándolo con mi dedo.
—Esta bien~ —rió débilmente mientras se dejaba caer en el suelo sin nada de sutileza.
¿Tan cansado estaba?
Luego del horrible acontecimiento, JungKook y yo vinimos al salón de teatro con el fin de practicar nuestras líneas en conjunto. Había pasado una hora desde aquello donde apenas y habíamos descansado; sin embargo, estaba dando frutos ya que la tensión inicial estaba desapareciendo por completo para entrar en un estado de comodidad total.
Crucé mis piernas y apoyé mi trasero en el suelo de madera del escenario mientras estiraba un poco los músculos de mis hombros. Tomé la botella de agua a unos centímetros de mí y bebí un poco de ella, dejando que el líquido frío refrescara mi garganta.
—Esta es la escena más importante de la obra, debemos poner todas nuestras energías —aclaré revisando los diálogos.
—Lo se, pero me es imposible cuando tengo a una hermosa chica frente a mis ojos —declaró con sus comisuras hacia arriba en una sonrisa de costado.
Intenté ignorar aquel hecho para no perder el hilo de concentración, sin embargo, fue algo imposible cuando JungKook llegó a dónde estaba en un ágil e inesperado movimiento para lanzarse sobre mí, literalmente.
Asombrada formé una "o" con mi boca que fue reemplazada por una carcajada. JungKook por su parte escondió su cabeza en mi pecho como si de un niño se tratase y empujó mi espalda hasta llegar al suelo. Algo nerviosa y con las mejillas en un tono carmesí enredé mis dedos en su larga cabellera y propicié unas caricias que sin duda relajaron cada músculo de su cuerpo.
Y así pasaron unos cuantos minutos; tiempo donde únicamente se podían escuchar nuestras profundas respiraciones al mismo tiempo que nos adentrabamos en el abismo de nuestras presencias.
—Olivia...¿puedo preguntarte algo?
El tono curioso de su voz no pasó desapercibido para mí. Kookie levantó su cabecita para observarme con aquellos ojos de Bambi mientras yo lo admiraba expectante.
—Claro —sonreí algo enternecida por la imagen.
Sin quitar sus ojos de los míos, relamió sus labios. El pelinegro tragó duro para luego suspirar con cansancio, y con ésto, interrogó algo que sin duda me tomó desprevenida.
—¿Alguna vez tú....has tenido pareja?
Demonios.
La pregunta me había impresionado notablemente. Entre todas las cosas que imaginé que preguntaría, nunca tuve está opción. De repente y por motivos raros y desconocidos, mis nervios se convirtieron vulnerables, no obstante, traté de mantenerme tranquila para no incomodar al joven.
—No.... —afirmé con algo de nervios—. No he tenido novio.
Vi como las facciones de Kook se relajaron luego de aquella declaración. Parecía.....¿aliviado? Tal vez, pero antes de que pudiera comentar algo más fui interrumpida por él.
—Eso quiere decir que...
Detuvo la frase para observar mis labios con timidez. Sabia a que se refería, y eso realmente me estaba matando.
—No, JungKook —reí inocentemente.
Sonrió sin mostrar sus dientes antes de girar su rostro en otra dirección para evitar que viera el color rojizo en sus mejillas. Titubeante y con las emociones a flor de piel estiré mi mano para acariciar su rostro, haciendo que él volviera a posar su atención en mí.
—Tú....¿has estado en alguna relación?
Genial, ni siquiera podía hablar.
Ante mí pregunta, JungKook negó decidido, pareció no haberlo ni pensado. Aquello me tomó confundida, y debido a esa expresión en mi rostro optó por explicar.
—No he tenido novia, sin embargo....me he enamorado dos veces.
Mi corazón comenzó a latir emocionado sin razón alguna, ¿qué era esto? Tragué duro y fruncí mi ceño, dándole luz verde para que continuara.
—Ahora mismo....me siento de esa forma —me regaló una dulce sonrisa manteniendo el contacto de nuestros ojos—, de la misma manera que hace diez años atrás....
De repente el brillo en sus ojos pasó a tener un toque de melancolía que logró tocar a mi corazón. Mis latidos se volvieron desbocados al instante en que imaginé a que se refería, pero la parte testaruda de mi cabeza estaba intentando negarlo; sin embargo, todo tipo de pensamientos se vieron interrumpidos cuando volvió a hablar en un susurro.
—Olivia.... quiero contarte algo, pero tienes que prometerme que no le contarás a nadie —confesó en un hilo de voz.
«No, él no me puede hablar de eso.»
Un poco confundida asentí y fruncí mi ceño.
—Lo prometo, ¿de qué quieres hablar?
No mentiría, tenía mucho miedo de lo que Kook estaba a punto de decir. De solamente imaginarlo sentía las ganas de llorar, no sabía cómo reaccionaria si realmente pasara.
JungKook abrió su boca sutilmente para decir algo, pero rápidamente la cerró y se quedó observando un punto fijo en el suelo de madera. Al momento suspiró profundo y volvió a observarme, esta vez más dispuesto a hablar.
—Cuando era pequeño, hace unos diez años exactamente, conocí a una niña —inició un poco temeroso—. Ella era....era demasiado dulce; tenía una personalidad muy cálida y alegre, algo semejante a mí. Por esos motivos, luego de tantos encuentros y momentos juntos surgió una linda amistad, que por consiguiente se volvió un fuerte lazo de amor y cariño.
Mientras hablaba la dulce sonrisa en su rostro no desaparecía, mientras yo por mi parte intentaba evitar el temblor en mi manos y ese pesado nudo en mi garganta.
—Nuestras casas estaban una junto a la otra, y la relación de nuestras familia era muy cercana, por lo que todos los días ambos jugábamos a lo primero que se nos ocurriera —soltó un risita tímida—. Ella....estaba un poco enferma: tenía una enfermedad del corazón sin cura eficiente aquí en Corea, por lo que siempre me encontraba pendiente de que no le sucediera nada.
>> Poco a poco la relación que teníamos incrementaba; podía jurar que la necesidad de estar a su lado cada maldito segundo se volvía mayor. Me encantaba estar con ella, me encantaba besar su mejilla, me encantaba tomarla de la mano. Para resumir: todo lo que rodeaba su nombre se sentía maravilloso para mí. Y al cabo del tiempo....me había dado cuenta de que esos sentimientos no eran característicos de una simple amistad, sino que era amor; me había enamorado totalmente de ella.
Espera....«¿qué?»
Esta vez mi corazón no se detuvo, sino que latió con más ímpetu y fuerza. Una corriente eléctrica corrió por mi columna vertebral en ese mismo instante, al igual que el nudo en mi garganta se volvía cada vez más grande. Mis ojos se volvieron cristalinos de repente, intenté no verlo para que no lo notara.
—Se lo demostraba todo el tiempo; frente a nuestros padres, a solas, en el colegio, en todos los lugares existentes. Ambos.... parecíamos dos niños inseparables, y lo éramos, hasta que ella tuvo que irse.
La forma en la que el tono de su voz disminuyó sólo causó que mi corazón doliera notablemente. Y esta vez no pude ocultar mis expresiones tristes.
—Se le dió la oportunidad de viajar a Estados Unidos para iniciar con su tratamiento, y su familia sin dudarlo aceptó —hizo una pausa para suspirar—. Decir que no quería que se fuera era egoísta, al final de cuentas ese tratamiento salvaría su vida, no podía oponerme a eso. Me puse muy triste, si, pero la despedí en ese día de octubre con una promesa: mantenerme siempre a su lado sin importar las circunstancias.
>> Y ahora..... —bajó su cabeza con frustración, de seguro ocultando sus ojos lacrimosos—, han pasado diez años y no sé absolutamente nada de ella.
Y ahí no pude ocultarlo más. El dolor de verlo tan vulnerable me golpeó demasiado fuerte provocando que dejara salir a la primera lágrima.
—Yo... entré en un estado depresivo luego de su ida —esta vez estaba avergonzado—. Hice cosas que jamás podrías creer; me metí en millones de problemas, descuidé mis estudios, e incluso una vez la policía me arrestó por vandalismo —soltó una carcajada por lo bajo—. Mis padres, por esos motivos y agregando el nacimiento de mi hermano decidieron venir a Seul para retomar su vida como empresarios. Fue difícil, pero luego de conocer a mis amigos fue como si una parte de mi yo anterior volviera. Pero nunca por completo.....hasta que llegaste tú.
Luego de comentar eso se quedó callado, dándome la señal de que había terminado su relato. Sin poder quitar mis ojos de los suyos solté un tembloroso suspiro mientras limpiaba las lágrimas de mi mejilla. Ante eso él sonrió débilmente y pellizcó mi cachete.
—Yo....
—Te hice llorar, no quería eso —rió avergonzado propiciando algunas caricias en mi rostro.
No deje que continuara, ya que rápidamente me levanté del suelo y lo abracé con toda la fuerza del mundo. Ante ese acto él se quedó quieto, pero segundos después rodeó mi cintura con su brazo para corresponder a mi acto. Dejó algunas caricias en mi cabello de la misma forma que yo lo hacía con el suyo.
Me estaba sintiendo del asco, eso era lo cierto, y por ese mismo motivo no me encontraba consciente de ninguna de mis posibles acciones, justamente como ahora.
—Lo siento..... —murmuré.
—¿Por qué dices eso?
En cuanto Jeon hizo aquella cuestión, me dí cuenta del error que había cometido. Nuevamente mi corazón latió por miedo y ansiedad. Una parte de mi cerebro apoyaba la idea de hablar en este mismo instante y dar por terminado mi secreto, pero la otra —que tenía más control sobre mí— me estaba ordenando a quedarme callada con todos los escenarios posibles donde JungKook me odiaba.
Porque estaba segura de que el día que hablara con él, nada saldría bien.
Además, no era el momento correcto. La obra estaba en pie y tenía otros asuntos que resolver acerca de las cosas extrañas que sucedían. Pero más importante, necesitaba protegerlo luego del suceso de hoy, contarle la verdad sólo implicaría que se alejara de mí y ese no era el objetivo.
Para resumir: ningún momento parecía apto para contarle.
—Es que..... —me detuve para pensar una excusa coherente—, lo que pasaste me puso sentimental.
Reí débilmente mientras me alejaba de él para parecer normal, sin embargo, mi interior estaba hecho un remolino de emociones. JungKook hizo una mueca con sus labios y acto seguido posó su dedo pulgar en mi mejilla para acariciarla.
—Gracias....por escucharme y confiar en mí —pronunció un poco apenado.
—No Kook —lo detuve—, gracias a tí por confiar en mí al contarme eso.
—Olivia —sonrió dulcemente—, yo siempre confiaré en ti, lo sabes.
>> Ahora sí, vamos a ensayar.
Si bien era cierto que teníamos un amor irrompible, ya que los únicos capaces de destruir aquel lazo éramos nosotros mismos. Bastaba con solo lastimarnos para que se desencadenara una secuencia de destrucción, donde ambos seríamos los principales protagonistas.
Porque me prometí nunca lastimarte, y al final...fue lo primero que hice.
“Perdóname JungKook, por favor”.
≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪
*Suelta un suspiro agotador*
¡Buenas personitas bellas!
¿Me han extrañado? Yo si los he extrañado 🤭
Díganme, ¿como están?
¿que les pareció el capítulo de hoy? Confieso que fue muy interesante escribirlo.
¿teorías?
¿desean pegarle a alguien?
¿quieren llorar por el anuncio de Big hit?
Definitivamente odio la escuela. Perdón por la horrible tardanza, juro que ni siquiera he respirado esta semana jaja. Por suerte las exposiciones terminaron, pero en las próximas dos semanas tengo los últimos exámenes, so... será intenso. Aún así trataré de no demorar :D
Les dejé un cap largo como recompensa (espero que no haya sido tan tedioso)
Ahora si, me voy~ jaja.
Cuídense, coman bien, descansen bien, tomen awita, y chaíto
Los quiero <3
Psdt: Jin pelón te amamos :D
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