⚘. ▎28
❝Mi mayor deseo.❞
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JEON JUNGKOOK
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20:36 hrs
Desde tiempos remotos, cuando los seres humanos no sabían escribir ni leer, el cielo y sus constelaciones sirvieron para trasmitir historias y conocimientos. El hombre veía en las estrellas diferentes tipos de patrones que al unirlos formaban la silueta de bestias míticas, criaturas salvajes, héroes, dioses y más, que se convertían en los personajes principales de aquellos tan antiguos relatos.
Las leyendas mitológicas eran algo espléndido e interesante. Desde pequeño había obtenido múltiples conocimientos sobre eso, mayoritariamente gracias a la madre de mi mejor amiga...
«Haenul...»
Ese era el pensamiento que actualmente reinaba toda mi mente, haciéndome sentir nostálgico y triste por todo lo que acontecía en mi vida.
Las noches de Navidad podían ser demasiado buenas para muchos, pero para mí....era solo recordar aquello que logró hacerme daño. No sabía que me pasaba o porqué los últimos dos días me encontraba tan apagado, pero todo reinaba alrededor de esa niña.
Mis familia se encontraba disfrutando de la cena en el salón principal mientras yo estaba aquí completamente solo, en el último piso de la mansión donde existían aquellos objetos y ventanales para ver las estrellas.
Mi cuerpo reposaba sobre un mueble cerca de las grandes ventanas permitiéndome apreciar la magnífica vista existente, viendo como si de un proyector se tratase todos aquellos recuerdos.
—Haenul —murmuré con mi vista sobre el cielo— ¿En dónde estás?....¿Te encuentras bien? ¿Qué ha sido de tu enfermedad....? —era consciente de que jamás obtendría una respuesta, pero aquí estaba lastimando constantemente a mí corazón con la espera—. ¿Sigues dispuesta a cumplir nuestra promesa....?
Las miles de memorias en donde ambos éramos protagonistas comenzaron a pasar por mi mente, pero en especial una de ellas, la cual era correspondiente a diez años atrás....y que logró romper mi corazón.
“¿Qué haces aquí fuera, Kookie?”
La voz de mi mejor amiga pudo sacarme del trance que controlaba a mi cuerpo, haciéndome dar un involuntario respingo y observarla con timidez.
“Estoy viendo las estrellas, ¿no son hermosas?”. Señalé algunas con mi dedo índice.
“Si lo son”. Habló emocionada. “¿Pero no crees que hace un poco de frío?”.
Haenul encogió su cuerpo ante la ráfaga helada de viento, abrazando sus pequeños brazos y frunciendo su ceño.
“Ven aquí”.
Acomodé mi cuerpo sobre el piso para luego hacer un ademán con mis manos, indicándole a la niña pelinegra que se recostara en mi regazo. Luego de obedecer aquella petición se dedicó a observar la imagen tan hermosa sobre nosotros.
“¿Mi mami te contó sobre la leyenda de la Vía Láctea?”.
Su pregunta hizo que la observara, siendo muy consciente del hermoso brillo que sus ojos y sonrisa poseían. Haenul era un completo ángel; demasiado dulce y buena para este mundo, tanto que lograba acelerar el corazón tan pequeño que yo poseía.
“No, cuéntame”. Quise saber bastante emocionado.
“La Vía Láctea, o también conocida como puente de amor, narra la historia de la hermosa Salami y el valiente Zulamith, dos almas enamoradas a las que separaron por ser un amor inconveniente y convirtieron en dos estrellas lejanas”. Explicó serena. “No pudiendo resistir aquella separación, ambos decidieron construir un luminoso puente que les permitiera reunirse de nuevo y así, en más de mil años, crearon La Vía Láctea. Cuenta la leyenda que cuando por fin las dos estrellas se reunieron en el cielo se fundieron en un beso y nació una sola estrella, que no es otra más que la brillante del cielo, Sirio, en la constelación del Can Mayor, el cuarto objeto más brillante después de la Luna, Venus y Júpiter”.
La pequeña alzó su cabeza para observarme y regalarme aquella deslumbrante sonrisa. Estaba totalmente exaltado con aquella hermosa historia que había contado; curiosamente en mi pecho algo se estaba formando. Mi imaginación de niño hizo que pensara sobre un ataque al corazón, pero realmente, aquel sentimiento era algo mucho mayor.
“Es muy linda, pero también algo triste”. Comenté mientras hundía mis regordetes deditos en su cabello para acariciarlo.
“Si. Pero como dijo mi madre: el verdadero amor es aquel imposible. En todo lazo amoroso debe existir tristeza, es algo indispensable”. Se sentó un poco para verme. “Yo no sé, tal vez cuando crezcamos comprendamos eso”.
“Mh...yo lo dudo, Hae”. Aseguré, obteniendo una expresión confundida en su rostro. “Yo a tí te quiero mucho, nada nos podrá separar”.
La pelinegra soltó una tierna carcajada en lo que escondía su rostro entre sus pequeñas manos. Con ese acto muchos de los mechones provenientes de su cabello cayeron en su cara, causando que ésta no sea visible por aquel instante. Me acerqué un poco más a ella para quitar esos cabellos rebeldes de su rostro, teniendo la vista más hermosa que el ser humano ha sido capaz de apreciar. La niña tenía sus mejillas un poco rojizas y una pequeña sonrisa sobresaliente en sus comisuras. El vestido rosa pastel combinaba a la perfección con la chaqueta que portaban sus hombros y aquella cabellera hasta su espalda baja.
Era perfecta.
“Estamos muy pequeños Kookie, ¿como puedes asegurar eso?”.
Ante su pregunta llevé mi mano hacia mi pecho como si fuera a hacer un juramento, poniéndome en una posición recta y seria.
“Yo, Jeon JungKook, prometo hacerte feliz en los próximos años”. Su sonora risita pudo escucharse luego de esas palabras. “Haenul, quiero ser el motivo de tu sonrisa, quiero ser la razón de esos latidos en tu corazón, quiero ser la razón de tus sonrojos...”.
Si continuaba enumerando todos esos deseos mataría a la chica de un paro cardíaco, así que solo me limité a sonreír abiertamente y tomar una de sus manitas.
“Pero especialmente, quiero que a pesar de todas las adversidades futuras, ambos podamos encontrarnos en ese puente, para de esa forma declarar nuestro amor”. Sincere. “Ese es mi mayor deseo....”.
Hae parpadeó constantemente en lo que me mostraba esa sonrisa tan hermosa y característica de cuando se encontraba feliz. Tímida y titubeando se acercó más a mí, depositando un casto beso sobre la comisura de mis labios y enviando montones de emociones por mi interior.
“Me aseguraré de cruzar ese puente todas las veces que desee con el fin de poder estar a tu lado, Kookie...”.
Lágrimas inesperadas estaban deslizándose por mis mejillas con cada recuerdo. Las limpié delicadamente con mi pulgar en lo que continuaba observando el cielo estrellado.
—Hae...te extraño mucho —sollocé—. Te necesito, por favor vuelve...
Me estaba comportando como todo un patético sin razón alguna; ni siquiera sabía porqué estaba tan sentimental. Usualmente la celebración me hacía recordar aquel día, pero esta vez decidió golpearme con demasiada fuerza.
Aunque existía otra razón.
El día que estuve en la mansión de los Kim junto a Olivia.... sentí algo parecido a un déjà vu. Era como si aquella experiencia la hubiera vivido anteriormente, pero no era así....¿cierto?
El ligero peso de la muchacha se encontraba recostado sobre mi regazo; su brazo derecho enrollaba mi pequeña cintura mientras su cabeza descansaba en mi hombro. La imagen de Olivia durmiendo sobre mí era sumamente adorable, tanto que por un momento deseé verla desde un tercero, pero se sentía mucho mejor de ésta manera.
Nuestras manos estaban entrelazadas sobre mi abdomen, cosa por la cual no paraba de apreciarlas. Lamentablemente tuve que separarlas para tomar mi celular, alejando todo el calor existente con ese acto. Eran pasadas las 10:00 PM, realización que me tomo desprevenido, ¿por qué el tiempo pasó tan rápido? Ya era momento de volver a casa.... pero no quería.
Pasaron minutos eternos dónde solo me dediqué a apreciar a la pelinegra; se veía demasiado hermosa para mí cordura con sus mejillas y nariz rojiza, combinando esto a su adorable pijama rosa.
Me levanté con cuidado para no despertarla, aunque ella durmiera como piedra. La tomé entre mis brazos al estilo princesa y la acomodé sobre su cama, posicionando bien su cabecita en la almohada y tapando su cuerpo con una manta.
Olivia estaba volviéndome loco. Re,almente, mi poca cordura estaba desapareciendo cuando me encontraba a su lado, y en parte, aquello no era bueno. Sentía algo por ella, no se podía negar, pero una parte de mi deseaba alejar esos sentimientos. Mi mirada recorrió cada facción de su rostro, deteniéndose específicamente en sus voluptuosos y carnosos labios...esos que tanto había deseado besar.
En un impulso completamente involuntario me acerqué a la muchacha hasta el punto en que nuestras narices rozaban, pero cuando fui consciente de mis acciones opté por dejar aquel beso en su mejilla.
“Deseo tanto besarte....pero aún no estoy listo”.
Luchando contra mis impulsos decidí alejarme sin quitar mis ojos de ella. Lentamente llegué a la puerta y salí de la habitación, no sin antes revisar que todo estuviera bien. En mi trayectoria por los infinitos pasillos rezaba por no perderme. Para mi suerte recordaba el camino, por lo que no tarde en llegar a la sala de la mansión donde se encontraba la madre de Olivia con sus ojos sobre el libro que leía.
“Señora Kim...”
“Oh, JungKook”. Sonrió abiertamente. “¿Ya te vas?”.
“Si, es un poco tarde”.
Rasque tímidamente la parte trasera de mi cabeza en lo que formulaba una mueca. La mujer dejó sus acciones de lado y se levantó de su asiento para llegar a dónde me encontraba.
—Te acompañaré a la puerta, ven”.
Seguí a la señora de unos cuarenta y cinco años por los largos pasillos que llevaban a la entrada. Una vez ahí quise romper el incómodo silencio.
“Gracias por recibirme hoy”.
“No es nada muchacho. Te agradezco yo por hacer feliz a mi hija”. Con su mano derecha despeinó mi cabello. “Y pido disculpas por interrumpir lo que iba a suceder”.
No, mejillas controlen su rubor ahora.
“Eh...no pasa nada, ni que fuéramos a hacer algo”. Reí tímidamente.
“Mh, ambos estaban demasiado cerca así que.....”. La mujer levantó sus cejas sucesivamente causando que todo en mi se alborotara.
«Ya te descubrió Jeon.»
Una carcajada nerviosa se escapó de mis labios al mismo tiempo que evitaba mirar a sus ojos. Sentía la vergüenza correr cada parte de mi anatomía con simples palabras, ¿por qué estaba así?
“Hey, no te apenes, es algo normal”. Dijo ente risas.
Sin poder contenerme más solté una risa tonta mientras escondía mi rostro entre mis manos.
“Supongo que ya no puedo mentir...”.
La señora hizo silencio por unos minutos; aquello me alarmó por completo, sin embargo, jamás esperé sus próximas palabras.
“Eres un excelente chico, JungKook, nunca dudes de eso”.
Alcé mis ojos con el fin de encontrar los suyos, dando con aquella genuina sonrisa en sus labios. En ese instante solo sentí un cálido sentimiento recorrer todo en mi interior, y estando más relajado, pude sonreír.
“Oh, ¿ese no es tu chófer?”. Señaló luego de abrir la puerta.
“En efecto....”.
KyungSoo se encontraba recostado sobre el auto con su mirada fija en la casa.
“Debo irme. Muchas gracias por todo”. Volví a sonreír.
“No es nada, ten una buena noche, JungKook”.
“Igualmente, señora Kim”.
Luego de realizar una reverencia inicié mi camino hacia el auto. Inhale y exhale repetidas veces intentando calmar todo el revoltijo en mi interior, pero curiosamente, algo me decía que girara a ver la mansión.
Al hacerlo solo pude sentirme extraño, como si esto ya lo hubiera vivido antes pero......no, no es nada.
Teniendo mi cabeza hecha un completo lío me dispuse a observar detenidamente las estrellas y las radiantes constelaciones a lo lejos. Estaba muy absorto en aquella acción, relajando mi cuerpo y mente de todo, pero lamentablemente aquel momento se cortó debido a la llegada de alguien.
—¿Hijo?
Esa voz maternal logró sacarme de mi mundo, provocando que girara un poco mi cabeza para dar con aquella mujer. Sus labios eran adornados por una melancólica sonrisa, misma que podía reflejarse en sus ojos. Ella sabía el porqué estaba aquí.
—¿Qué...? —murmuré.
Volví a posar mis ojos sobre las estrellas. No tenía ganas de ver ni hablar con nadie, esa era la verdad.
—¿Qué haces aquí solito? —se sentó frente a mí mientras me observaba con curiosidad.
—Simplemente quiero estar solo....
Ella no dijo nada más. Conocía a la perfección lo que éste día significaba para mí, por eso siempre ella y papá se mantenían al margen. Optó por copiar mi acción, contemplando las hermosas estrellas y jugando con sus dedos.
No supe cuanto tiempo pasó, pero si el necesario para que ella volviera a tomar la palabra.
—¿La recuerdas?
Observé a mamá con rareza, buscando más información para entender a qué se refería.
—A Haenul....
La mención de aquel nombre hizo que el nudo en mi garganta volviera a formarse. Un tembloroso suspiro se escapó de mis labios cuando intenté reprimir mis emociones, pero aquella acción me estaba costando muchísimo.
—No pasa nada con eso.... —quise negar.
—Mh....¿entonces qué haces aquí observando las estrellas de la misma forma que hace diez años?
Era mi madre. Ella era la persona que conocía exactamente mis experiencias en todo ese tiempo. Ella sabía cómo tocar mi corazón.
—Ambas siempre te contaban historias sobre las estrellas, ¿recuerdas? Desde que se fue siempre has venido a verlas —sonrió con melancolía—. Es como si eso logrará liberar tus emociones.... justo como este momento.
Mis oscuros orbes conectaron directamente a los suyos en el instante en que supe que ya no era posible contenerlo más. Tragué duro intentando aguantar, pero su dulce voz rompiendo el silencio fue el detonante.
—Sácalo todo Kook, llora —pidió.
Ya no podía.
Sin perder tiempo dejé que mis lágrimas cayeran deliberadamente acompañadas de infinitos sollozos. Abracé mis piernas con fuerza mientras escondía mi rostro entre éstas. Las cálidas manos de mamá entre mi cabello causaron que me rompiera el doble, cosa por la cuál ella intentó traerme a su cuerpo. Cuando comprendí sus intenciones me dejé llevar por las emociones. Con fuerza la abracé escondiendo mi cabeza en su pecho como si fuera un niño buscando consuelo, y así me mantuve por los próximos minutos; sollozando bajo las delicadas caricias de mi madre.
—La extraño, la extraño mucho mamá —sollocé—. ¿Por qué todo debe ser de ésta manera?
La mujer no respondió con palabras, ya que su fuerte abrazo habló por sí solo. Sintiendo miles de emociones y sentimientos recorrer cada parte de mi ser continué llorando, intentando sacar todo aquello que actualmente me lastimaba.
Minutos interminables donde solo me concentré en llorar pasaron. Luego de sacar la mayor parte de mi dolor me sentía más tranquilo. Mi cuerpo dejó de estar tenso, convirtiéndose en algo liviano sobre la anatomía de mi progenitora. Los ojos me ardían por culpa de las interminables lágrimas y mi nariz poseía sinfines de fluidos. Estaba del asco, eso era más que claro.
—¿Estás un poquito mejor?
No quería hablar. Sabía perfectamente que si lo hacía volvería a romperme en llanto, por lo que simplemente opté en alzar mis hombros. Sus caricias no cesaron, y eso me propicio una tranquilidad mayor.
—¿Sabes lo que diría Hae en este momento? —hizo una pregunta retórica—. Conociendo su personalidad diría: "Deja de llorar por mí y disfruta tontín".
Una risa inevitable se escapó de mis labios con su imitación. Realmente diría eso; su característica de preocuparse por los demás era algo muy destacable.
—No sabemos nada de ellos, es cierto, pero tengo la corazonada de que todo está bien, JungKook —su severa voz propició calma—. Conozco perfectamente la relación que ambos poseían, y también que siempre estuviste enamorado de ella.
Demonios, no es momento de ponerse rojo.
—Su partida te afectó. Verte tan vulnerable me hizo sentir muy mal, la verdad, ni siquiera podía imaginar tu dolor. Pero estoy segura de algo; a Hae no le gustaría verte triste —aclaró—. Ambos hicieron una promesa, y te confesaré que estoy impresionada con el hecho de que la estés cumpliendo, hijo —su voz se cortó en ese instante—. Eres demasiado bueno para este mundo, muy puro y amoroso, con razón las personas te admiran tanto. Sin embargo, a Haenul no le hubiera gustado que lloraras, y por esa misma razón estoy segura de que siempre deseo que seas feliz. JungKook, no detengas tu vida, no quiero que lo hagas; vive, disfruta, sé feliz, haz todo lo que desees —rió levemente—; pero en especial....enamora a esa chica que te gusta...
«¿Qué?»
Estaba llorando nuevamente, no pude evitarlo ante esas declaraciones. El tema de Hae siempre me ponía sensible, en especial en fechas como éstas, y mucho más con todo lo que mi madre había dicho; sin embargo, lo último me tomo desprevenido.
—¿Cómo...?
—Tu padre.
Agh, ¿por qué no podía mantenerse callado?
Mamá soltó una risita mientras continuaba acariciando mi cabello.
—Mírame.
—No —hice un movimiento con mi cabecita.
—Jeon JungKook~.
Riendo por lo bajo alcé mi rostro para dar con el suyo. Ante eso mamá sonrió complacida mientras examinaba cada parte de mí. Poniendo sus manos a cada lado de mi mejilla apretó con ligereza éstas.
—¿En qué momento te volviste tan guapo? La adolescencia te golpeó fuerte...
—Mamá~ —volví a reír.
—No miento. Si no fuera tu madre estaría detrás de ti como esas jovencitas.
—Ay por dios.
Su escandalosa risa resonó por todo el lugar, incluyéndome a mí segundos después.
—Es que mírate Jungkook: estás todo alto y musculoso, tienes un extraordinario perfil y un rostro magnífico. Además, ese puro corazón te hace ver más hermoso.
Ella acarició mi cabello con suavidad mientras me mostraba esa radiante sonrisa.
—Gracias mamá —susurré.
—No es nada cariño. Te quiero mucho.
Acercó sus labios a mi coronilla y la beso con fuerza, sacándome una dulce e inocente sonrisa.
—Yo también te quiero mamá.
KIM HAENUL
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Jueves, 26 de diciembre del 2019
11:56 hrs
«No, no, nada de esto puede estar sucediendo.»
Era imposible. No podía ser cierto. Se supone que los responsables de aquel acto habían desaparecido hace mucho tiempo, ¿por qué demonios había recibido eso?
Había pasado un día entero desde que abrí el sobre, y en todo ese tiempo ni siquiera fui capaz de salir de mi habitación. Estaba aterrada: todo ese pánico y ansiedad me mantuvo alerta la mayor parte de día.
Mi familia se preocupó, pero simplemente dije que no me sentía bien. El único momento en que estuve con ellos fue en la cena, donde únicamente comí y volví a mí habitación.
Era la mañana del día siguiente y aún me encontraba asimilando todo.
K.M
Esa sigla era lo único que pasaba por mi mente. Tenía tantas preguntas....pero ninguna respuesta, y aún así las ganas de saber que significaba esto me estaban matando. Había visto esas fotos un montón de veces, pero mientras más las veía más confundida me encontraba. No sabía a quien recurrir; con mis padres no podía, se volverían locos con solo saberlo, además de que siempre que intentaba sacar el tema de las siglas lo evitaban; con mis amigos tampoco, esto era un tema de gravedad, involucrarlos sería arriesgar su seguridad. No podía hacer nada.
Sin embargo, mientras tenía ese pensamiento algo vino a mí mente. Quise reírme por semejante locura, pero lamentablemente...era mi única salvación. Con desesperación tomé la caja y me acerqué a mi armario. Dentro de este había un compartimento secreto del cual yo era la única consciente, y por esa razón decidí esconderlo ahí.
Cautelosa y titubeante salí de mi habitación. En el transcurso hacia mi paradero intenté verme normal y sin ningún tipo de tensiones, pero en mi interior estaba hecha un manojo de nervios. Cuando estuve frente a la puerta de esa habitación observé a todos lados para comprobar que nadie me estuviera viendo, y luego de hacerlo me adentré ahí.
La habitación de mi hermana poseía una tenue luz proveniente de la ventana que lograba iluminarla vagamente. Todo estaba recogido y en su debido lugar: típico de Jennie. Las paredes eran de una tonalidad blanca mientras algunos adornos finos la decoraban. Moviendo mis ojos de un lado a otro busqué el aparato, agradeciéndole a la vida porque se encontrara ahí.
Rápidamente me acerqué a la mesita de noche al lado de su cama para tomar el celular. Ingrese la contraseña —la cual conocía— y automáticamente entré al menú. Con manos temblorosas toqué la aplicación de los contactos, y cuando que se abrió comenzó el ajetreo. Una vez que di con el número que buscaba me dispuse a tomar una hoja y lápiz para anotarlo.
Cuando mi labor estaba hecha procedí a salir de ahí. Sentí como el aire entró a mis pulmones una vez que me encontraba en el pasillo, y nuevamente, me mostré tranquila hasta llegar a mí habitación.
Le puse pestillo a la puerta y me giré hasta pegar mi espalda en esta. Con los nervios a flor de piel tomé mi celular y marqué el número que anteriormente había anotado. Dió timbre unas cuantas veces, cosa que me hizo sentir ansiedad, pero cuando contestaron todo en mi se volcó.
—¿Aló? ¿Quién habla? —dijo esa voz masculina.
—Eh...hola, soy Olivia....
—¿Olivia? Oh, hola primor, ¿sucede algo?......
El nudo en mi garganta volvió a aparecer, y esta vez fue inevitable tragarlo.
—Si... —murmuré— Seokjin, ¿podríamos vernos?
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Buenas tardessssss😎
Llegó por quién lloraban....okno.
¿Como se encuentran chikis?
¿Les ha gustado éste cap? ¿Debo hacerme responsable de alguna lágrima? Bastante que tengo con las mías XD.
Hay nuevas cositas UwU.
Ahora nuestro WWH formará parte de una interesante aventura con nuestra Oli🤭 así que esperen por eso.
También quiero darle nuevamente las gracias a la bellísima StaylaV por la maravillosa y espléndida portada nueva 🤧
Aún estoy colapsando por lo preciosa que se ve jaja.
Y pido perdón por la demora :')
Ya saben; la escuela y sus cosas. Extraño mis vacaciones TuT
Ahora sí. Como no tengo más nada que decir...pues me voy 🤭
¡Gracias por leer! Se me cuidan mucho, y tomen awita.
Bye <3
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