XXXI. vamos a intentarlo

kiara's pov

después de estacionar mi auto, bajo desesperadamente y hasta casi me olvido de ponerle la alarma. estaba ansiosa. corrí prácticamente todo el garage hasta llegar al ascensor donde movía la pata con nerviosismo. cómo el hijo de puta de iván no me iba avisar que venían, los hubiera recogido del aeropuerto. seguro se habrán perdido allá y más con su inglés nivel preescolar.

llego hasta mi puerta y entro de casi una patada. mi primera vista es rodri tirado en mi sofá todo pancho e iván sentado a su lado viendo la tele. ambos giraron rápidamente la cabeza al escucharme.

una sonrisa crece en mi cara. —son unos idiotas.- digo y corro hasta ellos. el primero en levantarse es rodri a quién lo abrazo con fuerza mientras el sobaba mi espalda con cariño.

—creo que agarré hipotermia, ¿me haces una chocolatada caliente?- pregunta todo tímido y me río asintiendo.

me giro y veo a iván mirándome, con una sonrisa cerrada y los ojos achinados. me paro frente a él y abre sus brazos esperando mi abrazo.

le pego en el brazo con fuerza.

—¡AY! ¡hija de puta!- se queja agarrándose del hombro. lo agarro del cuello y lo atrapo en mis brazos. lo escucho suspirar con alivio encima de mi cabeza y siento ganas de llorar. había pasado solamente un mes desde que volví y todos los días lo extrañaba físicamente. —parece que me extrañaste.

—no te creas.- me separé. estaba muy contenta, tenía a mis mejores amigos conmigo otra vez. —¿cómo pasó esto tan rápido? wtf, ¿hace cuánto llegaron?

el ojiclaro miró su celu distraídamente. —llegamos y pedimos un taxi hasta acá, así de una.- confesó.

—porqué no me avisaron, los hubiera ido a buscar del aeropuerto. seguro gastaron una banda en el taxi.- me quejé sentándome al lado del de gorra -qué raro-, quién me rodeó por los hombros.

—ese es el punto de una sopresa, kie. que vos no sepas.- dijo iván a mi lado. me giré a verlo y me estaba mirando con una sonrisa. dejé un beso en su cachete.

—son unos idiotas, los amo.- sonreí. rodri miró de vuelta su teléfono y saltó en su lugar.

—¡feliz cumple kie!

🎇

—ey, ¿podemos hablar?- escuché a mis espaldas. me giré y vi al morocho de mi amigo con una latita en mano. asentí y le palmeé el lugar a mi lado.

el frío no había parado, aunque ya era enero seguía haciendo bajas temperaturas, aunque ya mo nevaba. a un lado de la chimenea de mi depa había un ventanal enorme que fue lo primero que miré al alquilar. por estar en un piso alto, se veía el barrio de manhattan lleno de luces. amaba nueva york, sin dudas.

habían pasado tres horas, habíamos festejado mi cumple entre mis amigos. vino mi papá y mi madrastra sin avisar con un par de regalos, junto con alex y cooper los mellizos. conocieron a mis mejores amigos de argentina y cenamos delivery con vino. fue agradable, no esperaba por nada ninguna fiesta ni salir afuera porque no solía festejar así. simplemente con cercanos.

—el vino me mareó a la mierda.- admitió iván frente a mí. me reí y asentí. —era súper fuerte.

—sí. tiene mucho porcentaje y mi papá lo saca para mis cumpleaños nomás.- admito y asiente comprendiendo. nos quedamos en silencio un par de segundos, admirando la vista del barrio. —siento que esta charla va a salir mal.- admito.

—puede salir o muy bien, o muy mal.

giro la cabeza para mirarlo. tenía un canguro negro y se había sacado la gorra. en la poca luz se veía demasiado bien, mis pensamientos intrusivos estaban volviendo a mi cabeza. trate de alejarlos con un extintor.

—¿qué sentís por mí?- pregunté yendo directamente al grano. puede ser que el vino también me afectó a mí, pero estaba lista para esta conversación y era ahora o nunca. se vió un poco atontado por la pregunta.

—todo, sinceramente kie. siento todo con vos. amor, felicidad, enojo, demasiado.- suelta. mi corazón comienza a bombear con más fuerza. —quiero estar todo el tiempo contigo aunque solamente pueda hablarte por mensaje y por llamada.

asentí. —yo también siento lo mismo.- confieso. ya está, solté la bomba. —nunca me encariñé tanto con alguien en tan poco tiempo. tipo, siento que puedo pasar una vida con vos y no me voy a cansar nunca.

—siempre hay un pero.

—no puedo volver a argentina si quiero empezar una relación con vos, y tampoco te voy a permitir que te quedes porque sé que no es lo que querés.- sentía mi nariz picar y eso era una señal de que llegaba el llanto. —nunca tuve una relación a distancia.- susurré.

sentí la mano de iván rodear la mía. —no te dejes llevar por lo que la gente dice, mirá si a nosotros nos resulta bien.

—sí, puede salir bien.- hablé con la voz rota. alcé la mirada. —¿podemos..?

—¿querés..?

no le dejé terminar porque ya estaba sobre su boca. lo necesitaba, demasiado. cuando no estaba en contacto con él me faltaba el aire, de la forma más sana que suene. podría salir bien. las relaciones a distancia no eran todas como las películas y libros, y quién sabe en el futuro, podría arreglar mis problemas e ir finalmente a ser feliz en mi país.

sonrió entre medio del beso y quise congelar el momento de vuelta. —¿eso es un sí?

—¿te pego así pensás que es un no?- bromeo. niega exageradamente y me besa de nuevo.

—así está bien.- asiento y me escondo en su cuello. su mano se paseaba en mi espalda. —feliz cumpleaños, mi amor.