Capitulo 25
Jungkook
Al día siguiente fui a comprar varias cosas para empezar a fabricar el regalo para Taehyung.
Compré una bola de nieve que se abre y se cierra, está vacía y yo la tengo que rellenar con el diseño que se me ha ocurrido.
Al llegar a casa de Taehyung, aprovechando que él no está, dejo caer todo lo que traje sobre la mesa.
Voy a hacerle una bola de nieve (sin nieve) de dos ositos abrazaditos. Me parece algo muy tierno y que va justo con Taehyung. Yo siento que es como abrazar a un osito.
Pongo música en mi celular y luego manos a la obra.
. . .
Finalmente no me demoré demasiado haciendo el regalo, me parece que quedó muy bonito. Luego de haberlo terminado lo guarde envuelto en papel de diario y lo dejé en una bolsa de regalo violeta con un moño rosado súper gigante.
Hoy por la mañana fui a una casa de fotos y ya tengo en papel las que nos tomamos juntos. No son muchas pero sí son suficientes por ahora.
Compré un álbum de fotos y lo forre con esas primeras fotos nuestras.
Taehyung podrá usarlo para lo que quiera. Pero ese regalo se lo daré cuando volvamos a casa. De momento escondí ambos regalos en mi mochilita.
Ahora que lo pienso debería traer lo poco que deje en el orfanato... Olvide mis cuadernos de dibujo en blanco y algunos lápices...
Bueno, supongo que podré comprar otros.
Debería dejarme esos por si algún día vuelvo. De momento quiero estar aquí mientras Taehyung me lo permita.
Y hablando del rey de Roma...
Taehyung entra por la puerta cargado con su maletín y un traje negro que le queda pintado al cuerpo. Su camisa blanca está desabrochada a la mitad de su estómago, lo cual le da un aire muy sexy.
— Traje comida de sobra para todo un mes. — comenta dejando las cosas sobre la mesa. — estuve considerando buena idea dejar de comer comida rápida... Subí otros tres kilos más, si sigo así voy a salir rodando de esta casa.
No puedo evitar contener una carcajada al imaginarlo como la tía gorda de Harry Potter en la tercera película.
— Me parece bien que quieras comer saludable.
Me levanto de la mesa para recibirlo con cientos de besitos en las mejillas. Taehyung me agarra de la cadera y me besa los labios, luego saca las cosas de la bolsa y lo ayudo a acomodar todo en la heladera.
— Hoy podríamos comer salmón con arroz... O verduras. — propone mientras yo lo abrazo por detrás. Taehyung y yo caminamos como dos pingüinos abrazaditos por toda la casa y el perro nos mira mal.
— Si quieres yo prepararé una salsa para el salmón... ¿Salsa blanca? Pero no la haré picante, sino liviana. ¿Puedes creer que en mi orfanato le ponían pimienta hasta rebosar? Estaban locos.
— Que espanto. — dice riendo. — traje unos sandwiches ¿Quieres? No comí nada en todo el día.
— Nah, paso. Esperaré a la cena. Tu también deberías esperar. Dejatelo para mañana. Cocinemos ahora. ¡Ven!
Tiro de su mano y saco las verduras que trajo. Agarro un cuchillo y las empiezo a picar.
— Espera. — susurra cerca de mi oído mientras su cuerpo se pega al mío por detrás. Sus manos pasan sobre las mías y él es ahora quien maneja el cuchillo. — ¿No crees que es mejor hacerlo así?
Cuando Taehyung susurra se me disparan todas las hormonas. No puedo darle una respuesta porque su voz tan profunda y varonil me tienen mal.
Taehyung deja un beso en mi oído y creo que mi concentración para cortar verduras se ha ido al infierno.
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