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SEGUNDA PARTE

𝕾𝖙𝖎𝖑𝖑 𝕷𝖔𝖛𝖎𝖓𝖌 𝖄𝖔𝖚


RAVEN MURPHY

 Al escuchar cómo Jungkook había dicho que quizás lo nuestro llegó a su final, me rompió por completo. Sentí que el oxígeno no podía recorrer su camino hacia mis pulmones, que no podía respirar y perdía el equilibrio.

Las palabras se estancaron en mi garganta por el nudo que se formó, mi visión se nubló hasta comenzar a oscurecerse, mientras la desesperación me invadía y el miedo recorría mi cuerpo al pensar que sus palabras eran ciertas.

Luego de largos minutos, decidí pasar al baño y colocarme el pijama, pero no era capaz de salir. No cuando no podría contener el llanto porque tenía aquellas palabras incrustadas en el pecho, por lo que deslicé mi espalda por la pared, sollozando mientras cubría mis labios con la mano para que él no fuese capaz de escucharme.
Sentía que estaba cayendo en un abismo, y quería ser capaz de culparlo por haberme prometido jamás romper su corazón, pero estaba segura de que era más mi culpa por habérselo entregado sin condiciones, sin siquiera conocerlo como debía para hacer algo así. Y en ese momento, sentía que estaba experimentando uno de los peores sentimientos al saber que lo mejor que podía hacer era irme, pero no quería.

No era capaz de marcharme, darle un final a lo nuestro cuando nunca antes había llegado a amar y extrañar tanto como estaba pasando con Jungkook.

Cuando tuve la valentía suficiente, me observé en el espejo, frustrada porque el hecho de lavarme el rostro no funcionara para que mis ojos dejasen de verse tan hinchados y enrojecidos, hasta mis mejillas y nariz lo estaban. Tomé una bocanada de aire intentando así mantener la calma, y salí del baño.

Al caminar hacia la habitación, la luz del velador aún estaba encendida, lo que me permitía ver a Jungkook recostado, dándome la espalda. No sabía cuántos minutos me había quedado en el baño y si él estaba dormido, lo que quizás era lo mejor porque no quería pensar en que volveríamos a discutir.

Me acerqué rodeando la cama a paso lento e inseguro, para así comprobar si ya se encontraba dormido, pero cuando abrió los ojos, sentí mis piernas flaquear. Mis latidos empezaron a acelerarse por el miedo a cómo pudiese reaccionar, pero al ver cómo hizo un pequeño espacio para mí, aunque la cama era grande, sentí cómo el alivio me invadía.
Rápidamente me acerqué para recostarme, por lo que Jungkook me cubrió con la manta, para después envolverme con fuerza con sus brazos. Me aferré a él sin dudar, escondiendo mi rostro en el hueco de su cuello, aspirando su embriagante aroma, lo que hizo que mi corazón diese un vuelco al pensar en todo lo que había pasado.

—Lo siento —musitó con un hilo de voz—. Lo siento tanto.

—Jungkook...

—No quiero terminar. Perdóname, por favor —pidió sollozando—. Soy un idiota.

Podía sentir cómo el dolor se intensificaba al escucharlo de esa manera, porque hasta segundos atrás, estaba completamente segura de que a él no le importaba para nada darle un fin a nuestra relación. Estaba segura de que era alguien egoísta que no se preocupaba por mí, por mis inseguridades, y que, quizás, le había hecho un favor al haberle hecho ese planteo, porque le estaba dando la excusa perfecta para terminar.
Pero ahora estaba derrumbándose frente a mí, pidiéndome no terminar, lo que hacía que volviese a creer que aún sí me amaba. Se suponía que debía relajarme, que debía sentir que volvíamos a estar bien, pero aún mis inseguridades seguían, como seguía escuchando aquella voz en mi cabeza que me decía que, de todas maneras, lo nuestro seguiría sin funcionar.

Acuné su rostro, observando sus ojos cerrados, cómo sus mejillas estaban empapadas por las lágrimas, sus labios rosados húmedos y entreabiertos. Con mis pulgares limpié con delicadeza sus lágrimas, juntando nuestras frentes, mientras mi visión se volvía nublada.

—Ya no llores —musité acariciando su mejilla, escuchándolo sorber su nariz y como un pequeño sollozo escapaba de sus labios.

—No quiero terminar. No sé porqué dije eso —confesó con la voz rota, llevando las manos a mis brazos—. Por favor, dime que no termináremos.

—Está bien...

—No quiero estar sin ti —sollozó por lo bajo—. Por favor...

—No termináremos. Está bien, cariño —aseguré con suavidad.

—Lo siento —repitió en un murmuro casi inaudible.

Deposité un beso en su frente, para luego dejar algunos en su mejilla sin importar que estuviese húmeda por sus lágrimas. Seguí depositando besos, hasta llegar a la comisuras de sus labios, lo que hizo que él corriera el rostro para así juntar nuestros labios.
En un principio fue un pequeño y suave beso, pero cuando se separó, volví a juntar nuestros labios. Esta vez, comencé a moverlos de manera delicada, siendo correspondida por él, sintiendo cómo hasta sus labios temblaban por el llanto de segundos atrás.

Jungkook rompió el beso, bajando la cabeza, mientras intentaba controlar su respiración que se había vuelto pesada. Estaba sintiendo el impulso de volver a juntar nuestros labios, pero sólo junté nuestras frentes, acariciando con delicadeza su mejilla, sintiendo cómo se relajaba.
Luego de unos segundos así, mordí mi labio inferior por los nervios al bajar mi mano, para así empezar a acariciar su cadera desnuda, ya que tan sólo llevaba unos bóxers blancos. Jungkook seguía con los ojos cerrados, tranquilo, hasta que fui subiendo la mano rozando su tibia piel con las yemas de mis dedos.
Cuando llegué a sus pectorales, pude sentir cómo se estremecía ante mis toques, mientras me apegaba más a él, rozando con mi nariz su cuello, aspirando su aroma.

Podía escuchar cómo su respiración se había vuelto pesada, sintiendo cómo su pecho subía y bajaba por esa razón. Estaba nublándome al pensar en sentir su cuerpo desnudo, al imaginarme presionándome contra su dura forma.
Estaba luchando conmigo misma para que un gruñido no escapara de mis labios, por lo que empecé a depositar besos húmedos en su cuello, a lo que él inclinó su cabeza para darme más acceso. Se revolvió en su lugar, soltando un gruñido que provocó que me estremeciera.

De pronto, sentí cómo Jungkook pasaba la mano por mi nuca, para así juntar nuestros labios en un hambriento beso. Pasé mi lengua entre sus labios haciendo girar la suya, sintiendo cómo pasaba su mano por mi muslo, haciéndome subir mi pierna en su cadera, por lo que mordí su labio inferior a la vez que me apegaba más.
Jungkook, volvió a gruñir, capturando mis labios, chupando el inferior a la vez que se presionaba contra mi feminidad, provocando que gimiera al sentir su erección.
Inconscientemente, comencé a mover mis caderas, restregándome sobre su duro miembro, lo que hizo que él llevara la mano a mi trasero para así poder sentirnos más. Entre besos húmedos, caricias obscenas, jadeos y gruñidos, me quitó el camisón y las bragas, para luego quitarse los bóxers, volviendo a apegarse a mí.

Capturé sus labios nuevamente, colocando mi pierna sobre su cadera otra vez, sintiendo cómo restregaba su miembro por mi clítoris, haciendo un poco de presión mientras llegaba a mi húmeda entrada.

—T-Te necesito —gimoteé sobre sus labios.

Jungkook mordió su labio inferior, volviendo a repetir la acción, pero sin poder evitarlo más, moví mis caderas de forma lenta logrando así deslizar su miembro hasta la base. Relamió sus labios soltando un suave suspiro, y gimiendo comencé a moverme de manera lenta, por lo que Jungkook llevó la mano a mi trasero para así ayudarme a sentirlo más profundo.
El ritmo lento, pero profundo que llevábamos llegaba a ser torturante para ambos, pero disfrutábamos de las sensaciones que nos provocabamos, soltando leves jadeos y gemidos sobre nuestros labios.

—Muéstrame cuánto me has extrañado, bebé —dijo animándome a moverme más.

Al sentir un azote en mi trasero, no pude evitar chillar por la sorpresa y el leve ardor en mi nalga, por lo que él soltó una ligera risa.
Junté nuestros labios, comenzando a moverme de manera más rápida, sintiendo cómo Jungkook llevaba su mano a mi feminidad. Sus dedos estimulaban mi clítoris, lo que sacó leves gemidos de mis labios, y se separó observándome complacido por cómo estaba dejándome llevar aun más.

Solté un pequeño quejido, observando cómo él endurecía sus facciones y su mirada parecía oscurecerse a la vez que aumentaba los movimientos en mi clítoris. Mi cuerpo no pudo evitar reaccionar inmediatamente, gimiendo desesperada escondí mi rostro en su cuello, llevando la mano a su cabello largo y rizado, empuñándolo.

Mis paredes se contrajeron alrededor de su miembro de una forma deliciosa que lo hizo jadear, mientras sentía la llegada del clímax. Ambos estábamos envueltos por aquella dulce sensación de placer, y una fina capa de sudor cubría nuestros cuerpos desnudos.
Los jadeos, gemidos y gruñidos obscenos aumentaron, al igual que nuestros movimientos, hasta que nuestros cuerpos colapsaron ante la abrumadora sensación del orgasmo. Jungkook enterró los dedos en una de mis nalgas, enterrándose profundo, haciéndome sentir su tibia esencia que comenzó a esparcirse por nuestros piernas junto a mis fluidos.

Jungkook inclinó la cabeza hacia atrás, soltando un gemido liberador por la satisfacción, mientras yo apoyaba mi frente en su hombro sintiéndome exhausta. Ambos intentábamos recuperar el aliento, como también los sentidos por aquella explosión de placer que nos recorrió el cuerpo entero.

—Dime que no me dejarás, bebé —pidió con voz profunda, antes de dejar un beso en mi sien—. Dímelo.

—No podría hacerlo jamás —aseguré conectando nuestras miradas—. No podría porque te amo como nunca imaginé poder llegar a amar alguien.

Él sonrió aliviado al escucharme, para luego volver a juntar nuestros labios, envolviendo mi cuerpo con fuerza haciéndome sentir que no quería dejarme ir nunca.






















El día siguiente fue bastante tranquilo, Jungkook actuaba de manera dulce conmigo, lo que no debía ser sorpresa, pero lo estaba siendo más de lo normal, lo que me hacía notar que quería que olvidase sus palabras. Y claro que quería hacerlo, pero a medida que seguían pasando las horas, la presión en mi pecho no se esfumaba.
Aunque no lo quisiera, seguía recordando sus palabras, el hecho de que no hiciera algo para que mi inseguridad desaparecieran, y las llamadas constantes de Daelyn, que seguían.

En un principio, eso provocaba que me irritara demasiado y mis celos estuviesen ahí, intensificándose, pero Jungkook me confesó que aunque no quisiera acabar con nuestro momento, el estar juntos y tranquilos, quedaron en presentarse en un Club. Aquello fue como si un balde de agua fría me cayera encima, porque creí que los días que nos quedaban, podríamos pasarlos juntos y tranquilos, disfrutando de nuestra compañía. Pues, él no me había dicho nada al respecto, pero ya tenía su agenda.

A pesar de que no lo demostré, estaba muy molesta y durante el camino, por más que saludé a Paul, Chris y a Daelyn, como si nada, sólo estaba intentando mantener la calma. Podía sentir la intensa mirada de Jungkook, quizás no sólo por el hecho de que me lo haya dicho de la nada, sino también por Daelyn. Y es que debía admitir que era realmente hermosa, con su cabello rubio y ondulado, con algunos mechones más oscuros, sus ojos verdes con grandes pestañas, su nariz pequeña y redonda, sus labios carnosos y rosados. Estaba cerca de la estatura de Jungkook, delgada, y vestía siempre de negro, así como él.

Al llegar al Club, intenté seguir con aquel enfado porque no me gustaba el hecho de que no me dijera nada al respecto hasta el último momento, pero al haber decidido no quedarme tras bastidores, pude verlo sobre el escenario. Jungkook realmente amaba lo que hacía y se notaba con tanta facilidad la forma en la que estaba feliz de estar cumpliendo sus sueños.
Sus ojos brillaban de una manera especial, su manera de tocar la guitarra, de cantar, todo en él demostraba cuánta pasión le ponía a lo que hacía.

Sin más, me olvidé por completo del enfado, uniéndome a la multitud de personas, dedicándome a disfrutar de su presentación. Cuando Jungkook conectó su mirada con la mía, pude ver su gran sonrisa que causó aun más la mía, mientras saltaba y cantaba como hacían la mayoría.
En esos minutos, no me importaba para nada el ver la cercanía de Daelyn y Jungkook por momentos, cuando ella se inclinaba hacia él y cantaban juntos alguna estrofa, ni sus solos de guitarras apoyándose algunas veces en la espalda del otro. Pues, así cómo tenían esa cercanía ellos, la tenían también con Chris y Paul.

Tan sólo me dedicaba a disfrutar de la pasión de Jungkook, de lo maravilloso que era y cuánto me gustaba verlo de esa manera. No había nada mejor.
Y es que yo jamás podría ser algún impedimento para que él no pudiera seguir cumpliendo su sueño. No cuando era tan fácil ver en sus ojos el amor que tenía por la música.

Una vez que acabaron y vi a Jungkook, me acerqué observando cómo firmaba algunos autógrafos, y alguna que otra fémina intentaba coquetear, lo que provocó mi risa al ver a mi novio nervioso, aunque intentase ocultarlo. Su cabello rizado lucía más desordenado que de costumbre, podía notar que estaba sudado, y su pecho subía y bajaba por su respiración pesada.

Se veía jodidamente hermoso ante mis ojos.

La verdad era que yo también intentaba recuperar el aliento luego de haber saltado tanto, hasta mi garganta dolía por haber gritado más que cantado, pero es que era imposible que no me supiese sus canciones y quisiera cantarlas, cuando estuvieron más que maravillosos.

—¡Muchísimas gracias! —exclamó haciendo una reverencia.

Él me había visto segundos atrás, lo cual pareció sorprenderle, por lo que firmó rápidamente para así despedirse y poder acercarse. Apresuró su paso con una gran sonrisa, sorprendiéndome al tomarme por la cintura y hacerme girar, lo cual me hizo chillar de la sorpresa mientras me aferraba a sus anchos hombros.

—¡Jungkook, bájame! —alcé la voz riendo.

—¡Es que estoy muy feliz!

—¿Por qué, cariño? —pregunté acunando su rostro cuando me bajó

—Me encantó verte disfrutar —confesó con una sonrisa, provocando que sintiese mi rostro arder por la vergüenza.

—Y a mí me gustó verte en el escenario.

Jungkook juntó nuestros labios en un pequeño beso, mirándome con una sonrisa, lo que hizo que la mía se ensanchara al pensar que nuevamente estaba actuando tímido, pero al notar cómo desvió la mirada jugando con sus manos, fruncí el ceño.

Había algo más.

—¿Qué sucede? —pregunté curiosa, acomodando su flequillo rizado desordenado.

—¡Una discográfica de California quiere vernos!

Una gran sonrisa se dibujó en sus labios y sus ojos brillaban por la gran emoción que sentía, hasta parecía aún no creérselo. Y yo tampoco podía, pero sabía que en algún momento alguien se daría cuenta del gran talento que tenían, de lo lejos que podrían ser capaces de llegar.
Estaba realmente feliz por él, por lo que chillé emocionada para así abrazarlo, sintiendo cómo sus brazos me envolvían.

—¡Estoy muy feliz por ti, cariño! —admití apoyando mi cabeza en su pecho, mientras cerraba los ojos.

—Aún no puedo creerlo. ¿Sabes lo que eso significa? —preguntó separándose—. ¡La multitud de personas de esta noche, no será nada comparado a lo que sigue! ¡Van a conocernos muchísimas más personas!

—Es hora de que muchísimas más personas conozcan su talento —dije acariciando su mejilla y este sonrió tímido, para luego juntar nuestros labios.

—Gracias por haber venido y disfrutar conmigo —habló volviendo a juntar nuestros labios.

—¡Vámonos, JK! —ordenó Daelyn, saliendo del Club.

El escucharla así y ver tenso a mi novio, provocó que sintiese una punzada en mi estómago, más cuando este comenzó a caminar hacia la salida, por lo que decidí seguirlo. Observé como Paul cerró las puertas traseras de la camioneta, para luego subirse, mientras que Jungkook giraba a verme, rascando su nuca con nerviosismo.

—¿Jungkook...?

—Una banda se bajó, así que nos pidieron a nosotros ser teloneros de Blancher Lighter —explicó nervioso—. Tenemos que irnos a Portland.

—¿No pensabas decírmelo? —arrugué la frente por el desconcierto, ignorando la molestia.

—Nos avisaron antes de subir al escenario, yo...

—¿Y yo qué?

—Puedes venir con nosotros. Sabes que nada me gusta más que tenerte a mi lado, pero...

—¡¿Pero qué?!

—Pero luego de eso iremos a California.

—¿Qué? ¿Cuánto tiempo te tomará eso, Jungkook? —pregunté intentando mantener la calma.

—Quizás...quizás diez días o dos semanas. No lo sé —respondió desviando la mirada.

—¡Vine aquí por ti, Jungkook! —alcé la voz indignada—. ¡Vine por ti y tú te vas!

—No me avisaste —musitó sin ser capaz de mirarme.

—¡¿Cómo puedes decirme eso?!

—¡Lo siento! ¡¿Está bien?! —gritó frustrado, haciéndome sobresaltar—. ¡Todo fue de repente! ¡No sabía cómo demonios decírtelo porque sólo podía pensar en lo que hiciste por mí! ¡No quería arruinar nada!

—¡Lo has arruinado más ahora!

—¡Debemos irnos, Jungkook! —informó Daelyn, bajando de la camioneta para así acercarse—. Se nos hará tarde...

—¡¿Puedes volver al coche?! —pregunté molesta, sin siquiera pensar, provocando que ella abriera los ojos a la par por la sorpresa y no supiese qué decir—. ¡Estamos hablando y ésto no te incumbe!

—¡No le hables así, Raven! ¡No te descargues con ella por mi culpa! Relájate, carajo —ordenó entre dientes.

—Yo...apresúrate —murmuró para él, antes de volver a la camioneta.

—¡¿Qué demonios pasa contigo?! ¡Jamás habías hecho algo así!

—¡¿Qué diablos pasa conmigo?! ¡¿Qué pasa contigo, Jungkook?! —cuestioné indignada—. ¡¿Qué haré yo?! ¡Vine por ti! ¡Vine porque te extraño! ¡Necesito a mi novio!

—Ésto es algo muy importante para mí, Raven —explicó intentando sonar más relajado.

—¿Y yo qué? ¿No soy importante para ti? —examiné acercándome con mis ojos cristalinos.

—Sabes que sí, pero ésto...ésto se trata de mi sueño —dijo conectando nuestras miradas—. Tienes que entenderme —se acercó más a mí, dejando un beso en mi frente—. Lo siento, cariño.

Jungkook me estrechó entre sus brazos con fuerza, por lo que sintiendo una punzada en mi corazón, me aferré a él, intentando, aunque me doliese a más no poder, entender que tenía toda la razón. Sentí cómo la tensión de su cuerpo parecía esfumarse mientras volvía a dejar otro beso en mi cabeza, para así alejarse, dándome una media sonrisa y caminar hacia la camioneta.

—Ya no puedo más, Jungkook —confesé con un hilo de voz, provocando que este girara a verme tenso.

—Te lo recompensaré. Lo prometo —aseguró abriendo la puerta, observándome con temor al saber a lo que me refería—. Te veré pronto, bebé.

Subió rápidamente a la camioneta negra, sin dejarme decir otra palabra más. Cuando comenzaron a marcharse, sentí cómo el dolor me calaba hasta los huesos, por lo que no pude evitar romper en llanto mientras cubría mis labios.
Jungkook siempre parecía dejarme cuando más lo necesitaba, aun sabiendo que eso estaba rompiendo nuestra relación. Lamentablemente, ya no tenía la fuerza suficiente para luchar sola por lo nuestro. Y en este momento, ya no podía hacer ojos ciegos cuando estaba claro que lo nuestro ya llegó a su final, porque jamás podría ser una prioridad para Jungkook, así como él lo era para mí. Eso podría llegar a ser perfectamente entendible, pero no era lo que yo quería para una relación.






















Los días fueron pasando con una gran rapidez, al punto de haber pasado dos semanas. Dos semanas en la que Jungkook casi no se había comunicado conmigo, a pesar de haberme prometido que recompensaría lo último que había sucedido cuando nos vimos.
¿No le importaba? ¿Acaso no notaba en realidad cuánto llegaba a lastimarme con sus actos? Tan sólo recibía algún que otro mensaje, como llamadas tan cortas en las que sólo me contaba lo emocionado que estaba por lo bien que le estaba yendo. Claro que me alegraba saber que había firmado con aquella discográfica, con saber que cada vez más personas llegaban a ellos, disfrutando de su música, pero ¿y yo?
No le importaba saber de mí, lo que necesitaba en nuestra relación, de él, para que volviéramos a funcionar. Supongo que debía esperarme que su primera prioridad fuese su sueño, y que ésto en algún momento dejase de importarle, pero tan sólo me dejé llevar por lo que mi corazón quería.

Ahora me encontraba recostada sobre las mantas, a un lado de mi abuelo, el cual acababa de tomar su medicación y un té. Desde que volví, lo visitaba con más frecuencia, sintiendo cómo eso me ayudaba un poco a olvidar el dolor, pero ahora parecía estar intensificándose al darme cuenta de que jamás cambiaría.

Mi abuelo, Gerald, era con quien siempre había hablado la mayoría de cosas que me sucedían, porque sentía tan fácil hablar con él. Nada me gustaba más que recibir sus consejos, ya que al ser una persona mayor, estaba más que claro que con tantas experiencias podría darme los mejores consejos.
Él siempre notaba cuándo no me encontraba para nada bien y, ahora, no era la excepción. Pero no sabía cómo hablarle de cómo me hacía sentir Jungkook, sin que él pudiese verlo con otros ojos y dejase de agradarle.
Pues, no soportaba pensar en algo así, ya que era suficiente con el hecho de que tanto a mi padre, como a mi abuelo, no les agradara el que fuera una relación a distancia. Aun así, siempre se comportaron amable con Jungkook, hasta les agradaba, pero seguía manteniéndose la idea de que no era tan bueno de que fuese a distancia.

—Todavía sigues mal por amor, ¿verdad, hija? —preguntó girando la cabeza a verme, por lo que levanté la mirada, tensándome.

—¿Cómo sabes que es por eso?

—Es muy fácil notarlo —soltó una ligera risa—. Además de que te conozco desde siempre

—Lamento no hablarte sobre ésto.

—Está bien.

—Lo amo demasiado, pero ya no sé cómo seguir sosteniendo la relación —confesé angustiada.

—El hecho de terminar, no siempre significa que dejes de amar a la otra persona, sino que te amas más a ti —aclaró con suavidad.

—Pero él no es un mal hombre...

—Lo sé, hija —recalcó asintiendo con la cabeza—. Pero a veces el amor no alcanza. Puedes amar demasiado, pero si no te escucha, si no lucha junto a ti día a día, ¿qué más puedes hacer? —arrugó levemente la frente—. Tiene que escuchar lo que necesitas, así como tú a él. Tienen que luchar por resolver los conflictos, donde hay muchas veces que es realmente necesario que sea cara a cara y no a través de una llamada, porque eso no te da la misma seguridad —aclaró haciendo una mueca—. Con los años te irás dando cuenta que se vuelve cada vez más importante la unión, la fuerza, el cariño.

—Pero lo amo tanto cómo nunca creí poder hacerlo alguna vez.

—Y volverás a enamorarte —fijó su mirada en mí—. Hay muchos tipos de amores y debes disfrutar de cada uno de ellos, así como el que tenemos nosotros. El amor de abuelo y nieta, el amor en amistad. Disfruta de cada uno de ellos, y no te centres sólo en enamorarte de una persona. Eso llegará pronto, cuando menos te lo esperes —aseguró con una sonrisa—. Tu felicidad no tiene que depender de otra persona, de ese amor. Enamórate de la vida.

Al escucharlo, mi visión se volvió nublada por las lágrimas mientras un nudo se formaba en mi garganta. Mi abuelo me regaló una dulce sonrisa y no dudé en abrazarlo, apoyando la cabeza en su pecho, sintiendo cómo me envolvía en sus brazos, dejando un beso en la coronilla de mi cabeza.

Sus palabras no dejaban de resonar en mi cabeza, sabiendo que tenía toda la razón y ya no podía seguir así. Mis días parecían haberse tornado grises desde que todo empezó a estar mal entre nosotros, lo cual parecía nunca mejorar sino ir empeorando.
Necesitaba volver a disfrutar de mis días, poder aceptar los planes que proponían mis amigos, volver a disfrutar de mi trabajo sin torturarme con mis pensamientos.

Cuando los minutos pasaron, lo escuché dormir, por lo que decidí salir de la habitación para que descanse tranquilo, y así poder hacer lo que tanto estaba posponiendo.

Entré a mi antigua habitación, observando lo vacía que parecía sin las fotografías, sin mis pertenencias, tan sólo con una cama, un escritorio y el armario. Tomé asiento en medio de la cama, sacando el celular del bolsillo de mi chaqueta, para así buscar su contacto, sintiéndome temblar de los nervios.
Tomé una bocanada de aire y decidí hacer videollamada, sintiendo cómo se me dificultaba respirar. No recibí respuesta alguna, lo cual me generó alivio, pero a la vez frustración.
Sentía que ahora era cuando iba a poder hacerlo ya que había tomado la valentía necesaria, por lo que volví a llamarlo.

Mis latidos estaban acelerados y eso pareció aumentar cuando pude ver a Jungkook. Este se encontraba con su cabello rizado, su flequillo desordenado cayendo por su frente, con una chaqueta negra y una media sonrisa dibujada en su rostro al verme.

Bebé...

—¿Estás ocupado? —pregunté intentando calmar mis nervios.

Sí...—respondió haciendo una mueca.

Hey, Raven...—Paul asomó su cabeza, moviendo su mano en forma de saludo, lo que hizo que finja sonrisa—, deberias llamarlo luego. En unos minutos saldremos a tocar.

No se preocupen. Será algo rápido —aclaré observando a Jungkook, el cual arrugó levemente la frente por la curiosidad.

¿Está todo bien, bebé?

¿Podemos hablar solos? Ya sabes, que no haya nadie a tu alrededor —mencioné haciendo una mueca.

Eso es complicado...—dijo mirando a su alrededor.

Oh, ven conmigo por un momento, Chris —escuché decir a Paul, mientras que Jungkook los miraba agradecido—. Sólo tienes cinco minutos, si no quieres que Daelyn nos mate a los tres.

—¿Ya está?

Sí, ya salieron —confirmó volviendo su mirada a mí—. ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

Ésto ya no está funcionando, Jungkook —solté con una sonrisa de angustia.

Él abrió los ojos a la par por la sorpresa, tensándose, mientras yo intentaba ignorar cómo mis latidos estaban acelerados y mi corazón parecía gritar que no lo hiciera. Estaba aferrado a su amor y lo sabía perfectamente, pero mi cabeza sabía que ésto era lo mejor para ambos.

¿Q-Qué? ¿A qué te refieres con que no está funcionando, Raven? —su voz salió débil y se removió en su lugar, intentando mantener la calma.

—Quiero terminar —aclaré intentando sonar firme, aunque un nudo se había formado en mi garganta y la mayor parte de mí quería dar marcha atrás.

N-No. No puedes hacer ésto —dijo negando con la cabeza—. Dijiste que jamás me dejarías...

Y tú dijiste que no me lastimarías, pero es lo que llevas haciendo hace tiempo —confesé con un hilo de voz—. Me dejaste sola cuando más te necesitaba. Te fuiste sin despedirte y eso no puedo...no puedo olvidarlo.

¡Estaban esperándome en el coche! Debía irmeexplicó rápidamente—. Tenía que subirme, aunque no quisiera porque sentía la necesidad de estar para ti.

Ya no siento que me ames. Ya no siento que ésto realmente te importe para que luches junto a mí y ésto funcione como antes.

¡No es así! No termines con lo nuestro. Espera hasta la semana siguiente para que hablemos —pidió desesperado—. Yo intentaré ir...

No —lo interrumpí, provocando que me mire dolido—. Ya no quiero que intentes nada.

¡No puedes hacerme ésto ahora! ¡Menos por videollamada! —exclamó con los ojos cristalinos—. ¡No es justo para mí, Raven! ¡¿Cómo se supone que salga a cantar cuando estás terminándome de esta manera?!

Lo siento —musité desviando la mirada sintiendo mis lágrimas brotar.

Entonces, ¡retráctate! ¡Dime que no quieres terminar! —ordenó con su voz quebrándose.

—Ya no tiene sentido seguir —dije negando con la cabeza.

Raven, no me dejes...

Adiós, Jungkook —murmuré sintiendo mis lágrimas brotar, antes de finalizar la videollamada.

Dejé mi celular a un lado, escuchándolo vibrar una y otra vez por las llamadas de Jungkook, lo cual provocaba que todo se volviese más doloroso para mí. Una pequeña parte de mí quería atender, quería poder escuchar su voz y que me dijese que me amaba, quería retractarse cómo me había pedido. Pero aun así, decidí apagarlo, mientras rompía en llanto sintiendo mi corazón hecho trizas al haberle dado un final a nuestra relación, cuando lo que más quería era que volviese a funcionar.


















Ya había pasado una semana desde que terminé con Jungkook, lo cual hacía que sintiese que no tenía la fuerza necesaria para salir de la cama y presentarme a trabajar, pero sabía que era algo que debía hacer por más mal que estuviese. Además, eso ayudaba a que pudiese distraer mi cabeza, aunque sea por unas horas. Realmente lo intentaba, pero parecía que por más ocupada que estuviese, Jungkook lograba invadir mi cabeza de todas maneras.
Me reprochaba por haber tomado esa decisión, porque no sabía cuándo este dolor dejaría de ser tan intenso, al punto que sentía que me dolía todo el cuerpo y me costaba respirar. Pero a la vez, sabía que era lo mejor ya que Jungkook, probablemente, había dejado de amarme como lo hacía antes y yo no podía ser una prioridad, cómo él lo era para mí. Debía dejarlo poder cumplir su sueño, sin molestarlo por su falta de amor hacia mí, por más que eso destrozara mi corazón.

Había hablado con mis amigos sobre el rompimiento con Jungkook, llevándome algunos reproches, principalmente de Sophia y Jonathan. Lizbeth fue la única que pareció comprender cómo llevaba sintiéndome en la relación, lo cual había tratado de reprimir al hablar con ellos. De todas maneras, en estos días intentaron animarme, invitándome a pasar tiempo con ellos, por lo que tenían que venir a mi departamento para que pudiese salir de la cama.
Sabía que probablemente podrían estar preocupándose demasiado por esa razón, pero suponía que era algo normal en un comienzo del duelo.

Hoseok me había obligado a salir de la cama al invitarme a tomar un café, por lo que tuve que bañarme y prepararme, maquillándome un poco para que no se notase tanto que había estado llorando.

Al ver el grupo que tenía con mis amigos en WhatsApp, decidí enviarles una fotografía informándole que saldría a la cafetería Novely, para que dejasen de preocuparse tanto. Cuando leí sus mensajes haciéndome halagos por cómo me veía, no pude evitar reír un poco ya que sabía que lo hacían para levantarme aun más el ánimo, porque aunque me maquillara no me veía bien. Hasta parecía más pálida de lo normal y se me hacía imposible poder cubrir bien las ojeras, además que mis ojos seguían viéndose enrojecidos.

—Yo aún creo que él sí te ama —confesó Hoseok—. Tan sólo decidió concentrarse más en la música, olvidándose que también es demasiada necesaria la atención en su relación.

—Si me amara no se hubiera olvidado de algo así, Hoseok. Yo pensaba todo el tiempo en él, en cómo debía estar —dije dolida—. Pero yo no parecía siquiera cruzar por su cabeza por días.

—Las relaciones a distancia son complicadas, y más cuando uno de los dos lleva una vida como él, pero no lo veo imposible —opinó encogiéndose de hombros—. Creo que aún tienen una oportunidad de estar juntos y buscar la manera de llevar mejor la relación. Tan sólo él debe darse cuenta de sus errores.

—¿Podemos ya no hablar de ésto? —pregunté intentando ignorar cómo mi visión se volvió nublada por las lágrimas—. Aún sigo demasiado sensible. Sigue doliéndome demasiado.

—Hey, tranquila —murmuró con dulzura, apoyando su mano sobre la mía—. Pronto todo va a mejorar.

—Eso quiero —reí medio histérica, limpiando con mi mano libre, las lágrimas que caían sobre mis mejillas.

—Por cierto, Jade me ha pedido que te invite a una cena que hará en estos días —comentó con una sonrisa—. Creo que será el viernes o sábado. Tengo mala memoria, pero te lo confirmaré por mensaje.—soltó una risilla, causando la mía—. Irán también amigos de ella y algunos míos. Será algo tranquilo. ¿Qué dices?

—¡Claro! Por mí encantada de ir.

—¡Perfecto! —sonrió al notarme animada—. Iré al baño. Ya vuelvo, ¿está bien?

—Está bien.

Este se levantó para comenzar a dirigirse al baño, mientras yo soltaba un suspiro. Me agradaba el hecho de que Jade me invitara a esa reunión de amigos, pues eso significaba que le había agradado. Tan sólo esperaba que eso sí me ayudara a distraer mi cabeza, porque nada parecía lograrlo, menos cuando me juntaba con mis amigos ya que hablábamos más que nada de cómo me sentía por mi rompimiento con Jungkook.
Sabía que eso era demasiado normal porque no me veían bien y querían que pudiese desahogarme, pero hablando de él, tan sólo lograba que cuestionara mi decisión y que sintiese que el dolor se intensificaba.

—¿Raven?

Al escuchar esa voz, sentía cómo me estremecía y el oxígeno parecía abandonar mis pulmones, por lo que me levanté temblorosa para voltear y así confirmar que no era tan sólo mi imaginación, como mis ganas de volver a escucharlo.
Jeon Jungkook se encontraba frente a mí, con su cabello rizado largo, vistiendo de negro como la mayoría de veces, mirándome angustiado y cómo si estuviese debatiéndose sobre si acercarse a mí.

—¿Q-Qué haces aquí? —pregunté desconcertada.

—Fui a tu departamento, pero no estabas, y cómo has dejado de contestar mis llamadas, tuve que comunicarme con alguno de tus amigos —explicó haciendo una mueca—. Sophia me ha dicho dónde encontrarte.

—¿Por qué me has buscado?

—Necesito que hablemos.

—Olvídalo, Jungkook —dije tomando mi bolso, para así comenzar a caminar hacia la salida, olvidándome por completo el porqué estaba allí.

—Raven, espera —ordenó siguiéndome rápidamente—. ¡Raven!

Caminaba rápidamente por la acera, intentando ignorar cómo mis latidos estaban acelerados, intentando ignorar la ilusión que me hacía el hecho de que me haya buscado, pero una parte de mí me decía que eso no significaba que siguiera amándome. Sentí cómo su mano envolvía mi muñeca, haciéndome voltear, por lo que al tenerlo en frente y más cerca que antes, sólo lograba que quisiera romper en llanto por el dolor.

—Dije que te buscaría y eso hice.

—No tenías porqué. No entiendo qué haces aquí.

—En unos días será mi cumpleaños, ¿lo olvidas? —preguntó dolido, provocando que mi corazón se encogiera al darme cuenta que lo había olvidado por completo—. Dijiste que en este también viajarías para celebrarlo juntos, pero supe que eso no pasaría.

—Lo siento —musité desviando la mirada, sintiendo mis lágrimas caer—. Pero no era necesario que vinieras, porque tienes a tus amigos para celebrarlo, Jungkook.

—No digas eso...

—Nosotros terminamos —recalqué conectando nuestras miradas.

—Y lo hiciste por videollamada. ¡¿Cómo se supone que eso sea justo para mí?! —alzó la voz con sus ojos cristalinos—. ¿Cómo pudiste dejarme así?

—Intenté que hablaremos demasiadas veces, pero tú jamás me escuchabas —apunté molesta—. ¡No te importaba lo que tuviera para decir!

—¡¿Llevabas tiempo queriéndome terminar?! —preguntó indignado.

—¡Sólo quería me dieras atención, pero me cansé de esperar algo que no iba a suceder!

—¡¿Crees que soy tan estúpido como para creer eso?! ¡Dime la verdad! —exigió molesto—. ¡Dime cuál es el verdadero motivo por el que me dejaste así, porque sé que tú, en realidad, jamás hubieses hecho algo así! —aseguró mientras sus lágrimas brotaban—. ¡Dímelo, Raven!

Podía notar la desesperación en su mirada, como también el miedo por lo que podría llegar a ser mi respuesta. Detestaba verlo con sus lágrimas brotando, intentando contener el llanto, porque sólo lograba que mi dolor se intensificara y me reprochara por causarle eso.
No sabía cómo lograr que comprendiera que no había más razón que el hecho de sentir que de su parte la relación fue descuidada, porque parecía cerrado ante esa idea, quizás por el tiempo que soporté que fuese así.

—Jungkook...

—¡Dime!

Mi mirada se dirigió hacia un lado de Jungkook, tragando con dificultad al ver a Hoseok acercarse mientras acomodaba su tapado gris, lo que hizo que Jungkook girara a ver hacia dónde yo veía.

—¿Está todo bien? —preguntó mirándonos a ambos.

—Sí. Lamento haberme ido así, Hoseok
—hablé algo avergonzada.

—Así que él es Hoseok —dijo Jungkook, mirándolo de pies a cabeza pasando la lengua por el interior de su mejilla.

—Sí. Tú eres Jungkook, ¿verdad?

—Él es el verdadero motivo, ¿cierto? —examinó con sus facciones endurecidas.

—¿Motivo de qué? —cuestionó completamente confundido, pero yo no era capaz de responder porque no podía creerme que Jungkook pensara así de mí—. ¿Raven?

—¡Tú no te metas, imbécil! —apuntó enfurecido, provocando que se sobresaltara.

—Espera, tienes que relajarte. Estás pensando mal —aclaró Hoseok, mirándome por un momento como si estuviese preocupado—. Raven y yo...

—¡Cierra la maldita boca! —ordenó tomándolo de la chaqueta.

—¡Jungkook, basta! —alcé la voz, sintiéndome avergonzada por las personas que pasaban y miraban la escena que estaba haciendo—. ¡Él no es un jodido motivo por el que te terminé! ¡El único motivo eres tú!

Jungkook soltó rápidamente a Hoseok, el cual acomodó su tapado, intentando mantener la calma. Realmente estaba avergonzada de que Jungkook hiciera una escena de celos con él presente, cuando era imposible que pudiese suceder algo entre nosotros. Pues, Hoseok llevaba años junto a Jade, amándola intensamente, mientras yo seguía perdidamente enamorada de Jungkook, el cual parecía no verlo.

—¿Cómo puedes hacerme algo como esto? ¿Qué sucedió contigo? —preguntó dolido con su voz débil—. ¿Qué rayos sucedió entre nosotros?

—Estás haciéndote ideas equivocadas, carajo. Jamás vería a Raven de esa manera y ella a mí tampoco —aclaró molesto, Hoseok—. Existe algo llamado amistad, ¿sabes?

—¿Puedes dejarnos hablar solos? —pregunté limpiando mis lágrimas, intentando mantener la calma.

—¿Estás segura?

—Sí.

—Llámame, ¿sí?

Rápidamente asentí y él miró por última vez a Jungkook, el cual tenía sus manos empuñadas, su pecho subía y bajaba por la respiración pesada, mientras su mirada se encontraba perdida. Sabía perfectamente que intentaba mantener la calma, que no quería volver a perder el control por lo que llegaba a pensar sobre Hoseok y yo.
El hecho de que hiciese una escena así de celos, podría llegar a darme más esperanzas, pero tan sólo provocaba que me decepcionara más por lo que llegaba a pensar de mí por no aceptar sus errores.

—En serio no puedo creerlo, Jungkook.

—No. Yo no puedo creer quién eres —apuntó indignado—. Me terminaste en videollamada por él, justo antes de que saliera a cantar. ¡¿Cómo crees que iba a poder salir luego de algo así?! ¡No pude hacerlo, Raven!

El enterarme de algo así, provocó que mi corazón diese un vuelco porque no me lo esperaba para nada. Creí que pudo haber salido a cantar, olvidándose por completo del hecho de que me haya atrevido a terminarlo, pero no fue así para nada.

—¡No podía dejar de llorar! ¡Sentía que no podía respirar! —confesó con un hilo de voz—. ¡Me terminaste tan fácil, como si jamás me hubieras amado como decías!

—Sé que quizás hice mal...

—¡No me merecía eso! ¡No me merecía que me dejaras así!

—¡Ya no podía más, Jungkook! —alcé la voz, intentando reprimir el sollozo que quería escapar de mi garganta.

—¡¿Ya no podías seguir ocultando lo que tienes con él?!

—¡¿Qué más tenemos que decirte para que dejes de pensar eso?! ¡No siento nada por él!

—¡No sé cómo creerte!

—¿En verdad piensas que soy capaz de algo así? —pregunté dolida, acercándome más a él—. ¡Dime! ¡¿En verdad piensas que podría traicionarte de esa manera?!

Observaba sus orbes oscuros cristalinos, cómo parecía estar intentando de contener el llanto, pero esta vez falló, cubriéndose el rostro con una de las manos mientras sollozaba desconsoladamente. Eso me hizo darme cuenta de que había reaccionado y estaba completamente arrepentido de cómo me acusó, pero yo estaba lo suficientemente dolida por cómo llegó a pensar de mí, aun conociéndome.

—Lo siento...—musitó con un hilo de voz.

—Ésto se terminó definitivamente —dije con la voz más aguda de lo normal al contener el llanto, pero un pequeño sollozo escapó de mis labios—. Ya no vuelvas a buscarme.

Observé sus ojos oscuros llenos de dolor, de desesperación, y cristalinos, la forma en que su labio inferior temblaba, como parecía incapaz de moverse y las palabras no salían de sus labios, pero aun así, volteé para comenzar a caminar. Mentiría si no dijese que esperaba alguna reacción de su parte, que me detuviera, que me dijera que me amaba y que no podía dejarme ir, pero eso jamás pasó.

Caminaba a paso apresurado, abrazándome a mí misma, rompiendo en llanto. Tenía que dejarlo ir y no porque quisiera, sino porque era algo necesario. Él no podía darme lo que quería, y no podía obligarlo porque de eso no se trata el amor.
Tenía que dejarlo ir, algo que llevaba lidiando hacía tiempo porque no quería, porque lo quería conmigo, porque seguía insistiendo en encontrar la manera de quedarme, sin importar seguir comprometiendo mi bienestar. Pero eso, ya no era para nada negociable.

Sabía perfectamente que aunque no estuviese impidiendo que me marchara de esta manera, le dolía, porque su forma de mirarme lo dijo todo. No había querido lastimarlo, nunca quise provocar sus lágrimas, pero fue algo inevitable porque ya no quería seguir atada al sufrimiento del conformismo y la comodidad de la incertidumbre, dejando de sentir que seguía amándome con la misma intensidad que yo lo amaba.

Y aunque ahora sintiera mi corazón en pedazos, aunque me costara respirar, sabía que era algo necesario.
















Los días fueron pasando y yo seguía con aquella presión en mi pecho, intentando matar la esperanza de que algo pasara, de que Jungkook me buscara y me hiciera saber que me amaba, que eso cambiara mi cabeza y me hiciera querer darme otra oportunidad con él. Pero eso no sucedía, y quizás, era lo mejor porque una parte de mí sabía que era el momento de avanzar.

Sophia seguía disculpándose por haberle dicho a Jungkook, donde me encontraba esa tarde, pero siquiera me había podido molestar por eso ya que hizo que en persona pudiera acabar con lo que teníamos. Como también darme cuenta de que a él no le importaba lo suficiente para que me detuviera, para que me dijera algo que me hiciese dar cuenta de que todavía me amaba.

Mis amigos seguían atentos, como también preocupados por cómo pudiera estar después de haberlo visto y terminado definitivamente. También había hablado con mi abuela, el cual me aconsejó sabiamente como siempre, al igual que mi padre, aunque él no era tan bueno, pero se sintió bien hablar con ambos. De todas maneras, ahora tan sólo quería olvidar aquel rompimiento con Jungkook, porque cada vez que hablaba de él, todos los recuerdos volvían a invadirme.

Recordaba la manera en la que conocerlo me hizo sentir que había mejorado mi vida, recordaba nuestras aventuras, cómo adoraba verlo sobre distintos escenarios, la manera en la que siempre me buscaba con la mirada y me sonreía. Y eso me llevaba a pensar, que con la manera en la que él estaba triunfando, mi condena sería, además de verlos en mis sueños, saber de él, verlo sobre los escenarios sin poderlo sentir. Parecía que no sería suficiente verlo en mis sueños siempre, deseando quedarme allí en dónde él me amaba.

Hoseok junto a Jade, me habían invitado a Dallas, lo cual fue algo extraño y por más que quise negarme, no me lo permitieron. Tuve que arreglarme sin ánimo alguno, deseando poder aprovechar mi noche libre para recostarme y ver películas que destrozaran un poco más mi corazón, pero sabía que no estaría bien que decidiera cancelar a última hora.

Había sido un viaje tranquilo y pude conversar más con Jade, ya que Hoseok nos dejó compartir asiento, mientras el iba adelante, por momentos uniéndose a nuestra conversación. Mi curiosidad iba aumentando, pues no comprendía a qué evento querían asistir en Dallas, pero ellos no me decían absolutamente más que se trataba de algo interesante.

Una vez que llegamos, estiré mis piernas, sintiéndome aliviada de dejar aquel asiento. En eso, Hoseok frenó a un Taxi, por lo que nos subimos y durante el camino, Hoseok se la pasó hablando con el taxista, mientras yo miraba por la ventanilla todavía pensando a dónde iríamos.

Cuando el Taxi se detuvo en un Club, arrugué ligeramente la frente, observando a las personas entrar, pensando en qué hacíamos allí, hasta que Hoseok y Jade me tomaron de los brazos para caminar. Ella había sacado las entradas para entregarlas y que nos dejaran pasar, pero al escuchar la música, sentí cómo un escalofrío recorría mi espina dorsal.

Quería más que nada voltear para poder huir, porque aquella voz podría reconocerla con facilidad, pero ni Hoseok, ni Jade, me lo permitieron. No entendía porqué él haría algo como ésto luego de la manera de actuar que tuvo Jungkook, pero aun así, me arrastró hasta la multitud de personas, permitiendo ver a The Deuxye sobre el escenario, finalizando una canción.

Cuando escuché a Hoseok silbar y luego agitar sus brazos, la desesperación me invadió, porque lo menos que quería, era que Jungkook pudiera identificarnos. No quería que supiera que estaba allí, porque se preguntaría porqué estaba presente si yo había acabado con lo nuestro.

—¡Aquí estamos!

—¡Baja los brazos y cállate! —exigí histérica, tomándolo del brazo—. ¡¿Por qué haces ésto?!

—Tú callate y escucha —ordenó con una sonrisa y miré indignada a Jade, la cual se colocó a un lado de Hoseok, sonriendo.

Hoseok volvió a agitar sus brazos, al igual que Jade, provocando que tuviera el impulso de huir, aunque rogaba que por la euforia de la multitud, Jungkook no pudiese vernos. Pero, vi como Chris se acercaba a hablarle al oído, señalándole donde estábamos, lo que hizo que Jungkook dirigiera su mirada rápidamente hacia nosotros, buscándonos.

En cuanto su mirada se conectó con la mía, sentí cómo me estremecía y mis piernas flaqueaban. Este llevaba su cabello rizado desordenado, camiseta lisa negra, chaqueta y pantalón negro, llevando colgada su guitarra blanca y negra.

Al verme una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, por lo que tragué con dificultad queriendo voltear, pero recibí un empujón de alguien que encontraba detrás, lo cual casi me hace caer. Hoseok, giró a verme y me acercó a él con una sonrisa, mientras volvía mi mirada a Jungkook, que se acercaba nuevamente al micrófono causando aun más la euforia de la multitud.

«Lucharé

Bebé, lucharé

Para recuperar tu amor otra vez

Allí estaré»

Al escuchar y ver cómo el buscaba mi mirada, hacía que mi corazón golpeara contra mi pecho con fuerza. No podía comprender con exactitud lo que estaba sucediendo y cuando miraba a Jade y Hoseok, ellos estaban tan eufóricos como la multitud, lo cual me provocaba desesperarme más.
De repente, Hoseok parecía ser otro fan más de The Deuxye, aunque Jungkook que se comportó como un patán con él, fuese el vocalista de la banda. Quería recordarle lo sucedido para que nos sacara del Club, pero al volver a conectar mi mirada con Jungkook, no era capaz de moverme.

«El amor

Nuestro amor

No debe tirarse a la basura

Allí estaré

Allí estaré...

Si pudiéramos ir desde el principio

Intentaría cambias las cosas que mataron nuestro amor

El orgullo ha construido un muro tan fuerte, que no puedo pasar

¿Realmente no hay posibilidad de empezar una vez más?»

El seguir allí, escuchándolo, mirándolo, me hacía sentir que jamás podría dejarlo ir cómo tanto necesitaba, porque sigo perdiéndome en aquellos orbes oscuros, hasta no querer dejar de mirarlo nunca. Siquiera aunque estuviesen causando que la presión en mi pecho se intensificara y sintiera ganas de llorar, no sólo por mirarlos sino también por lo que Jungkook cantaba. La situación no estaba ayudándome ni un poco a poder soltarlo, lo que me hacía querer reprocharle a Hoseok, porque se suponía que como amigo debería ayudarme a no recordarlo, pero al contrario, me trajo al Club donde Jungkook se presentaría.

«Deberías darme una oportunidad

Este no puede ser el final

Te sigo amando

Te sigo amando

Te sigo amando

Necesito tu amor

Te sigo amando

Te sigo amando, bebé»

Podía sentir cómo hasta respirar se me dificultaba y mi visión se volvía nublada, porque por más que cada vez que cerraba los ojos podía vivir todo lo que fue nuestro amor, ahora, al tenerlo en frente, todo era mucho más intenso. Nunca iba tener la fuerza suficiente cómo para no extrañarlo, pues aunque no estuviéramos juntos, él siempre seguiría siendo mi gran motivo y la única prueba de que realmente amé con todo mi corazón y me entregué por completo sin dudar.

Estaba luchando con todas mis fuerzas contra mi misma para no correr hacia ese escenario, subir, besarlo y pedirle que me dijera que realmente era así, que sí seguía amándome con la misma fuerza. Y es que él no estaba ayudándome a poder dejarlo ir, olvidarlo, tan sólo lograba que mi corazón se aferrara aun más.
Me sentía realmente agotada con la lucha constante entre lo que pienso y siento, aunque sé que quizás debería obedecer a mi mente y no al corazón, pues me dice que tengo que pensar en lo que merezco, pero es que no sé cómo completarme si siento que mi corazón aún sigue en sus manos.

Jungkook había acabado de cantar y yo podía sentir mis lágrimas rodar por mis mejillas, por lo que las limpié, decidiendo marcharme, pese a recibir algún que otro empujón por parte de algunas personas. No podía seguir allí, por lo que no me importó para nada dejar a Hoseok y Jade, pero es que también me sentía algo molesta por el hecho de que hicieran que llegara al Club donde Jungkook se presentaría. Era un caos de emociones, siquiera sabía qué era lo que quería hacer, porque tenía tantas ganas de irme, como también de correr hacia dónde Jungkook estaba y besarlo.

Eso sólo lograba que las lágrimas siguieran brotando mientras salía de aquel Club, sintiendo cómo la brisa fresca que chocó contra mi rostro, me ayudaba a intentar respirar con normalidad. Pensaba en cómo volver a Austin, aunque no me sentía en condiciones por lo alterada, pero decidí comenzar a caminar porque quería alejarse lo más posible, hasta que una voz me hizo detener y que mi corazón diese un brinco de emoción.

—¡Espera, Raven!

—¡¿Por qué haces ésto?! —pregunté exaltada, girando a verlo, notando cómo tenía sus ojos abiertos a la par por la sorpresa—. ¡Ayúdame a dejarte ir, por favor!

—No puedo. ¡No puedo ayudarte a algo como eso, porque no es lo que quiero! —al escucharlo, sentí mis lágrimas brotar aun mas, observando cómo Jungkook tenía su cabello rizado desordenado, algunos mechones de su flequillo pegados a su frente por el sudor. Su pecho subía y bajaba por su respiración pesada, mientras él se acercaba a paso inseguro, mirándome finamente—. Aún no sé cómo aceptar que me has terminado, así que no me pidas que te ayude a olvidarme.

—¿Q-Qué es lo que quieres?

—Hablé con Hoseok —mencionó haciéndome sorprender—. Me dejé llevar por mis inseguridades, por mis celos. Me comporté como un verdadero idiota contigo, con él, cuando nada de lo que creía era cierto. Lo siento.

—¿Lo sientes? —pregunté cínica—. Ya es tarde.

—No lo creo. Le pedí ayuda a Hoseok para que te trajera aquí, para poder hablar.

—Ya hemos dicho todo...

—No.

—Entonces, habla, porque quiero irme de una vez —dije con la voz temblorosa, sin ser capaz de mirarlo a los ojos porque sabía que eso me haría derrumbar.

—Ya no quiero seguir sintiéndome solo todos los días, quiero volver a sentirme comprendido y esperado todos los días, de alguna forma, aunque estemos a la distancia —explicó con la voz temblorosa—. No tienes ni una idea de cuánto he extrañado tu voz, cuánto he extrañado ver tus ojos, cuánto te he extrañado a ti. Y sé que, sólo han sido días, que hemos pasado más tiempo sin vernos, pero el hecho de que hayamos terminado me ha hecho sentir que...que estos días han estado acabando conmigo. Te necesito.

Negué con la cabeza, intentando retener los sollozos que quería salir de mi garganta de una vez, porque sabía que aún no había acabado de hablar y no quería que me viese derrumbándome otra vez. Ya no quería seguir escuchándolo, ni sentir mi corazón brincar de emoción, porque ya ni siquiera podía escuchar la voz de mi cabeza decirme que no me debilitara.

—Siempre existe una oportunidad para hacer las cosas bien, siempre existe una oportunidad para intentarlo todo, Raven —aseguró acercándose más, con sus ojos cristalinos—. ¡Me equivoqué terriblemente! Me equivoqué y me arrepiento por completo. Jamás debí querer ser fuerte por ambos, por más que cada vez que estamos lejos siento mi pecho arder, pero es que creía que...creía que ya era lo suficientemente difícil para ti, así que intentaba no demostrar que para mí también lo era. Temía que decidieras acabar con ésto, pero acabé lográndolo por mi forma de actuar —explicó con la voz rota—. Jamás sentí algo más que amistad por Daelyn, ni lo voy a sentir, porque tú eres la única que ocupa mi corazón. Debí haber reaccionado a lo que estaba haciéndote sentir, debí haberte ayudado, volver a darte seguridad, pero fui un completo idiota. Te extraño tanto que siento que mi alma se rompe en miles de pedazos, y ni siquiera entiendo que estoy haciendo porque mis días y vida se pierden sin ti, Raven.

No podía escucharlo hablar de esa manera, sintiendo su dolor y desesperación, la manera en la que sus lágrimas brotaban y parecían rogarme que volviera a su lado. No podía pensar en nada más que en el hecho de que seguía amándolo con la misma intensidad, sin importar nada en absoluto, por lo que no dudé en acercarme a él rápidamente, envolviéndolo con mis brazos.
Sentía cómo se aferraba con fuerza a mí, inclinándose para esconder el rostro en el hueco de mi cuello, rompiendo a llorar con fuerza, lo que provocó que ya no pudiese seguir soportándolo más y también lo hiciese.

Ambos llorábamos de manera liberadora al tenernos así, al estar abrazándonos, sintiendo nuestro calor corporal. Era demasiado evidente cuánta falta nos habíamos hecho el uno al otro, por más que había intentado soportarlo.

—Lo siento tanto —murmuró con un hilo de voz, sollozando mientras se aferraba aún más—. Ya no puedo seguir sin ti, alejados de esta manera. Juro...juro que haré lo necesario para acabar con esta distancia porque te necesito —se alejó unos centímetros para acunar mi rostro—. Voy a hacer lo necesario por ti, por nosotros.

Al escucharlo, asentí con una sonrisa, ahogando un sollozo mientras él limpiaba mis lágrimas con sus pulgares con delicadeza, sorbiendo su nariz. Creía en cada una de sus palabras, porque en su mirada podía notar que estaba siendo sincero, que en verdad buscaría la manera de acabar con la distancia y yo no dudaría en poner también de mi parte.

—Te sigo amando, bebé —confesó con una pequeña sonrisa, antes de juntar nuestros labios en un pequeño beso—. Te sigo amando y lo haré siempre.

—Te amo —sonreí.

Jungkook no dudó en devolverme la sonrisa, permitiéndome notar nuevamente aquel brillo en sus orbes, por lo que nunca nuestros labios, siendo rápidamente correspondida mientras me apegaba a él.

Todo este tiempo que llevaba estando con él, se había sentido cómo estar en nunca películas romántica, con sus dramas, cursilerías y desenlaces. Estar con él fue sentir un amor verdadero, cálido, dulces y apasionado, pero también desenfrenado e intenso. Era vivir. Pero vivir de verdad.
Y las situaciones difíciles son parte de eso, pero siempre se puede enfrentar, aunque sólo si ambos ponen de su parte.
Hemos pasado por demasiadas cosas y creí que esta podría llegar a ser la situación que podría acabar con nosotros, pero Jungkook me demostró que su amor era tan grande cómo el mío, así cómo sus ganas de seguir juntos.

Ahora sabía que no existía manera en la que uno de los dos no quisiera seguir creciendo juntos. Las cosas no serían fáciles, pero nuestro amor seguiría creciendo y estaba segura de que podríamos superarlo todo.
Yo seguiría viéndolo feliz de que cumpliera su sueño y él me buscaría con la mirada, haciéndome saber con toda la seguridad del mundo que sigue amándome.


¡Hola!

¿Qué les pareció el final? ¿Les gustó?
Espero que sí jujuu

¿En verdad les traje otro buen final? Supongo que todavía debe ser raro por el hecho de que muchas historias mías no terminan juntos, además, leí algunos comentarios donde no tenían fe de que tuviera un buen final JAJSJSJA pasó porque estoy tratando de darles más finales "lindos", aunque eso no significa que va a ser así con todas las que se vienen eh

De hecho, me tardé como dos semanas en terminar de escribir la escena final porque me daba cringe, no sé JAJSJAJA fue estresante para mí, pero bueno, me obligué y espero que a ustedes no les haya dado también eso al leerlo. Perdón, no sirvo para lo romántico, por eso adoro escribir finales que puede generar que lxs desestabilice emocionalmente

Espero que hayan disfrutado de este two shot y gracias por el apoyo ♡

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