PRIMERA PARTE
𝕾𝖙𝖎𝖑𝖑 𝕷𝖔𝖛𝖎𝖓𝖌 𝖄𝖔𝖚
RAVEN MURPHY
No podía dejar de observarlo aunque él estuviese mirando por la ventanilla del taxi. Quería asegurarme de que todo lo que estaba viviendo en las últimas horas, era real, que en verdad vino a Austin, porque había estado deseando por tanto tiempo poder volver a estar junto a él.
Era realmente doloroso tener que pasar semanas sin verlo, pero sabía que debía ser así porque Jungkook estaba cumpliendo su sueño, así que mi deber como novia era estar contenta por él. Y claro que lo estaba, siempre era feliz si Jungkook lo era, pero a veces era demasiado difícil sobrellevar la distancia.
Quizás con la tecnología lo hacía menos doloroso, pero mi novio no parecía ser amante de eso. Y en las videollamadas, la mayoría de veces, seguía con su grupo, por lo que los integraba a nuestras conversaciones cuando quería poder hablar con él a solas, poder conversar tranquilamente, decirle cuánto lo necesitaba sin que nadie nos estuviese escuchado o interviniera.
Jungkook era de distraerse demasiado fácil y era alguien demasiado risueño, siempre se reía de sus comentarios, aun cuando se burlaban porque yo decía cuánto lo extrañaba. Parecía nunca notar lo incómoda que eso me ponía o el hecho de que me fastidiaba que ellos no nos dejaran hablar tranquilos.
Él adoraba más que nada a sus amigos. A su banda.
—¿Por qué me miras tanto? —preguntó con una sonrisa, girando a verme por un momento.
—Te ves muy bien —confesé observando su cabello rizado que ahora llegaba a sus hombros, la forma en que su flequillo caía desordenado por su frente.
Cuando volvíamos a reencontrarnos, algo había distinto en él, como nuevos tatuajes, pero siempre lograba dejarme aun más encantada. Desde el primer momento en que nos vimos, Jungkook se me hizo alguien jodidamente atractivo, que lograba atrapar las miradas de quienes se encontraran cerca.
En un momento, cuando lo vi por primera vez, llevando su cabello rojizo y corto, una camiseta blanca enseñando uno de sus brazos cubierto por tatuajes, su cuello tatuado, jean negro y zapatillas, creí que era alguien intimidante, serio, sin sentido del humor alguno, apático, entre otras cosas más. En definitiva, un hombre que no quería para nada en mi vida porque era todo lo contrario al tipo de personas que me gustaban. Pero cuando estuvo frente a mí, una gran sonrisa se dibujó en sus labios, provocando que unas arruguitas se formaran a los costados de sus ojos y que pudiese notar cómo sobresalían sus paletas, dándole un aspecto tierno inesperado.
Fue ahí cuando se encargó de desaparecer todas las ideas que me había hecho sobre él, porque no era para nada el hombre que aparentaba. Era alguien dulce, agradable, amable, caballeroso, con un gran sentido del humor, risueño y hasta podía ser inmaduro por unos momentos si era necesario.
Jeon Jungkook tenía el corazón más puro que alguna vez haya conocido en mi vida, por lo que no fue necesario que me llevara tiempo enamorarme de él.
Esa noche que nos conocimos, fue la misma en la que nuestra historia de amor comenzó. Recordaba cada detalle a la perfección, la forma en que bebimos, mientras él conducía, las risas compartidas, las miradas seductoras de su parte, los besos y cómo me entregué a él en la parte trasera de su camioneta.
Quizás, a quien se lo contara, no se le haría para nada romántico, pero para mí y sé que para él también lo fue. Todo empezó demasiado rápido, siquiera pensé un poco el hecho de que la distancia estaría en nuestra relación, pero es que en un abrir y cerrar de ojos, mi corazón ya se encontraba en sus manos sin miedo alguno.
—Tú te ves maravillosa.
—Pero siempre que nos vemos estoy igual. Es más, desde que estamos juntos que estoy...así —aclaré haciendo una mueca de disgusto. Pues, no era para nada alguien que cambiaba su imagen constantemente, al contrario, llevaba el mismo corte de cabello hacía más de cinco años. Liso, oscuro y largo hasta mi cintura.
—¿Y eso qué? Estás preciosa —aseguró tomando con delicadeza mi mano que se encontraba sobre mi muslo, para así acercarla a sus labios y dejar un pequeño beso sobre el dorso.
Sonreí sintiendo mis mejillas hervir ya que por más que lleváramos tiempo juntos, Jungkook cada vez que me halagaba, lograba hacerme sonrojar como la primera vez. Él al verme, también sonrió soltando un "tierna" por lo bajo.
Cuando llegamos nos dirigimos hacia el edificio tomados de la mano, hasta que entramos al elevador y él rodeó mi cintura con uno de sus brazos, apegándome a él, por lo que no dudé en pasar mis brazos por su cintura, acariciando la parte baja de su espalda.
Había extrañado más que nada el sentir sus fuertes brazos rodearme, su calidez, su aroma, poder escuchar los latidos tranquilos de su corazón.
Sentía cómo Jungkook acariciaba mi cabello, depositando un beso en mi cabeza, lo cual me hizo sonreír con los ojos cerrados, disfrutando de la sensación. Cuando las puertas del elevador se abrieron, detesté la idea de tener que separarme de él.
No dudó en volver a tomar mi mano para caminar hacia mi departamento, y una vez que entramos, no podía dejar de sonreír al saber que luego de tanto volvería a dormir junto a mi novio.
Cuando estaba lista con mi camisón ya colocado, terminé de cepillar mi cabello para recostarme, esperando que Jungkook saliese del baño. Mi mirada se dirigió a su pequeño bolso que estaba a un lado de mi armario, lo que hizo que una inquietud volviese a instalarse en mi pecho.
Le había repetido una y otra vez que guardara su ropa en el armario, pero él había cambiado de tema de conversación y, además, no me gustaba para nada el hecho de que no haya venido con una maleta para que pudiese poner más cosas.
Cuando escuché la puerta del baño abrirse, giré a ver cómo Jungkook se acercaba solamente llevando bóxers blancos. Sin timidez alguna, me permití observar su torso desnudo, sus anchos hombros, sus brazos llenos de tatuajes, sus abdominales marcados, sus piernas musculosas.
Este pasó los dedos por su cabello echándolo hacia atrás, acercándose con una pequeña sonrisa, hasta que se recostó a mi lado cubriéndose con la sábana.
Un gran suspiro escapó de sus labios mientras cerraba los ojos, lo que me hizo saber que debía estar agotado luego del viaje y que saliésemos a cenar. Tenía la intención de apagar la luz del velador, pero me incliné hacia él pasando mis dedos por su largo cabello rizado, observando cómo las comisuras de sus labios se elevaban.
Sabía perfectamente cuánto disfrutaba de mis caricias, así como yo disfrutaba dárselas. Recorría su mejilla con las yemas de mis dedos, sintiendo cómo se estremecía ante mi tacto mientras admiraba cada centímetro de su rostro.
Sus cejas gruesas y oscuras, sus largas pestañas, la cicatriz en su pómulo, su nariz, sus labios delgados y rosados con un piercing en un costado.
Sus facciones estaban relajadas, su respiración era tranquila y sentía como dirigía una de sus manos a mi muslo, acariciándolo con delicadeza, hasta darle un pequeño apretón. Estaba disfrutando demasiado de cómo abundaba la tranquilidad entre los dos, de poder sentirnos, por lo que deposité un beso en su frente, bajando hasta la punta de su nariz.
—Te extrañé demasiado, amor —musité observándolo, y finalmente me observó, permitiendo que pudiese volver a ver aquel brillo que siempre contenía sus orbes oscuros.
—Y yo a ti —dijo en un murmuro casi inaudible—. Como no tienes una idea.
Me incliné hacia adelante, juntando nuestros labios en un pequeño beso, pero él llevó la mano a mi espalda haciéndome saber que quería que me acercara más a él.
—Ven aquí, cariño —ordenó con suavidad.
Una vez que colocó ambas manos a mi cintura, me coloqué a horcajadas sobre él, lo cual provocó que un cosquilleo recorriera mi vientre al poder sentir su bulto y lo que pasaría. Estaba ansiosa por poder sentirlo, por volver a estar entre sus brazos y que me hiciera el amor.
Jungkook volvió a juntar nuestros labios, lo cual correspondí pasando mis brazos alrededor de sus hombros, sintiendo cómo hacía presión para que le diera acceso a su lengua. Siento cómo sus manos por la tela de mi camisón suben por mi cintura, llegando así a mis senos, acariciando mis pezones.
Estaba centrándome en lo más posible en poder regular mi respiración, en poder mantener el control, pero Jungkook bajó sus húmedos besos por mi barbilla, llegando a mi cuello.
El sentir cómo pasaba su lengua, succionando y mordiendo levemente mi piel, hizo que tuviera que presionar los labios para no jadear.
Jungkook volvió a subir a mis labios, capturando el inferior entre sus dientes mientras sus manos volvían a bajar por mi abdomen, hasta subir la tela de mi camisón. Su lengua y la mía luchaba por el dominio, sintiendo cómo se presionaba.
Jungkook sonrió en medio del beso, para luego empezar a frotar sus dedos sobre mi feminidad, lo que provocó que no pudiese evitar retorcerme bajo su toque. Era completamente débil ante él y, quizás, uno de los principales motivos de que tan rápido me encontrase así, era porque llevaba deseándolo demasiado tiempo.
—Te necesito, cariño —murmuró sobre mis labios, quitando su mano, para así poder presionarse y que sintiese lo excitado que también se encontraba.
Jungkook volvió a presionarse haciendo movimientos circulares, por lo que gemí, haciéndole saber que quería exactamente lo mismo. Sólo deseábamos poder ser uno de una vez, aunque todo fuese demasiado rápido, pero ya no podíamos seguir soportando tanto deseo.
Rápidamente bajó las manos a los bordes de su bóxer, mientras yo me hacía a un lado para quitarme las bragas, observando cómo él liberaba su prominente erección. Podía ver su punta rosada brillosa por el líquido pre-seminal, las venas sobresalientes por su longitud.
Rápidamente me tomó del brazo, para volver a colocarme a horcajadas sobre él, tomando su miembro con una de las manos para dirigirlo hacia mi entrada.
Mi respiración se había vuelto pesada, pero cuando creí que lo introduciría, se limitó a frotar su punta sobre mi clítoris y mi entrada, haciéndome gemir mientras llevaba los brazos a sus anchos hombros. Jungkook humedeció sus labios, observándome con atención volviendo a frotarse, pero esta vez, presionando levemente mi entrada lo que hizo que moviese mis caderas de manera involuntaria, mordiendo mi labio inferior.
—¿Puedo meterla, cariño? —preguntó con la respiración pesada.
—Hazlo.
Jungkook volvió a frotarse, para así empezar a introducirse de manera lenta, sin romper el contacto visual mientras sus cejas se juntaban ante la sensación. Podía sentir cómo mis paredes iban abriéndose alrededor de su duro miembro, provocando que chillara aferrándome a sus hombros.
Él pasó las manos por mi cintura apegándome más a él, pero las bajó hasta el borde de mi camisón para así poder quitármelo, ya que sabía cuánto adoraba poder verme completamente desnuda.
Humedeció sus labios nuevamente, recorriendo mi cuerpo desnudo con sus manos, pidiéndome permiso para poder empezar a moverse. Asentí seguidamente, sintiendo cómo me empezaba a embestir de manera lenta y profunda. No tuvo que pasar mucho cuando comencé a mover mis caderas, sincronizando nuestros movimientos.
El roce de nuestros cuerpos, más aun con el de nuestros sexos se estaba volviendo un gozo insoportable por el hecho de cuánto llevábamos deseándonos. Y fue aumentando cuando Jungkook volvió a besar mi cuello, bajando por mi hombro, hasta llegar a uno de mis senos, mientras con una de las manos masajeaba el otro.
Podía sentir como pasaba su lengua, succionando y mordiendo levemente mi pezón.
Seguíamos con nuestros movimientos, envueltos del placer, sintiendo cómo Jungkook como siempre me observaba con atención, recorriendo mi cuerpo desnudo con sus manos, por momentos besándome de manera hambrienta. Sus manos se dirigieron a mis caderas, ayudándome con los movimientos al sentirme algo agotada, pero no quería parar para nada.
—No sabes cuánto te deseaba —confesó cerca de mi oído con voz profunda, haciéndome jadear—. Te deseo todo el tiempo. Te necesito.
—Jungkook...
De mi boca sólo podía salir su nombre, mientras enterraba las uñas en su espalda y el ir y venir de nuestras caderas se tornó más rápido, casi desesperado. El roce de nuestros sexos estaba siendo tan intenso que ya no pude soportarlo más, porque mis paredes se contrajeron mientras que mi cuerpo se llenó de espasmos, deleitándome con el éxtasis.
Un chillido juntó a su nombre escapó de mis labios, mientras sentía cómo Jungkook se aferraba a mi cintura, escondiendo el rostro en el hueco de mi cuello, gruñendo con fuerza. Mi piel interna palpitaba con fuerza, apretando el miembro de Jungkook, sintiendo cómo me llenaba de su esencia que empezaba a escurrirse por mis piernas.
En ese momento, aún aferrada a él, la presión en mi pecho volvió con una gran intensidad y mi visión se tornó nublada. No pude soportarlo más y rompí en llanto, cubriendo mis labios con la mano como si eso pudiese impedir que me escuchara.
—¿Raven? ¿Estás llorando? —preguntó rápidamente intentando verme, pero no se lo podía permitir—. Hey, ¿qué sucede? ¿Raven?
Él intentaba poder ver mi rostro que estaba cubierto por mi mano, la cual quiso apartar mientras se salía de mi interior, pero terminé recostándome para darle la espalda. Sollozaba llena de dolor y vergüenza por cómo me quebré frente a él, sin esperármelo siquiera yo.
No sabía porqué lo estaba haciendo, pero sólo podía sentir cuánto me dolía tenerlo a mi lado en este momento.
—Cariño, por favor, dime algo —pidió inclinándose hacia mí, acariciando con delicadeza uno de mis brazos—. ¿Qué sucede? Por favor, háblame.
Negaba con la cabeza sin poder hablar a causa de los sollozos, y es que no podía decirle razón alguna si yo tampoco lograba entender lo que estaba sucediéndome. Detestaba poder sentir su gran preocupación, pero no poder hacer nada para desaparecerla porque hasta sentía imposible controlar mi llanto.
—Raven, ¿qué sucede? ¿Hice algo mal? ¿Es por mi culpa? ¿Te ha sucedido algo?
—preguntó preocupado—. Háblame, cariño.
Al darse cuenta que seguiría sin hablar, pasó sus brazos alrededor con cuidado, haciéndome voltear para así poder envolverme con estos. Sin dudar, me aferre a él, sintiendo su piel desnuda y cálida mientras seguía sollozando con más fuerza. Adoraba poder tenerlo junto a mí, pero a la misma vez me causaba un gran dolor que no lograba comprender.
—Estoy aquí. Estoy aquí para ti —murmuró dejando un beso sobre mi cabeza—. Por favor, ya no llores. No puedo soportar verte así. Estoy aquí.
Me observaba en el espejo notando mis ojos hinchados, lo cual me hizo suspirar al recordar cómo había llorando en los brazos de Jungkook, hasta que logré quedarme dormida. Recordaba cómo me había estrechado con fuerza, dejando por momentos besos en mi cabeza mientras acariciaba mi cabello con dulzura intentando calmarme.
No podía evitar sentir vergüenza porque aún no lograba comprender qué fue lo que provocó que me derrumbara de esa manera, así que estaba volviéndose algo difícil el pensar en salir por esta puerta y encontrarme con él.
Tan sólo rogaba que Jungkook no nombrase lo sucedido porque no sabría qué decir al respecto, más que sentirme demasiado avergonzada. Tomé una bocanada de aire armándome de valor y salí del baño. Observé por la ventana de mi habitación cómo el cielo estaba nublado aquella mañana, mientras jugaba con los bordes de mi suéter, caminando hacia la puerta.
Al salir de la habitación, vi en la cocina a Jungkook, el cual estaba hablando por llamada y eso capturó por completo mi atención, más al darme cuenta que él no había notado mi presencia.
—Ya lo sé, Daelyn —suspiró, masajeando su frente demostrando su frustración al escuchar lo que le decía —. Lo sé. Hablaré con ella, tan sólo...dame un poco de tiempo —pidió apoyando la mano en la isla de la cocina, inclinándose hacia adelante—. ¡No lo sé! Unas horas...por favor. Escucha...
Jungkook, al parecer, sintió mi presencia, por lo que giró a verme abriendo los ojos a la par por la sorpresa. Abrió la boca, intentando hablar, mientras escuchaba lo que Daelyn le decía, pero parecía no poder reaccionar al estar mirándome con algo de temor.
—E-Está bien. No te preocupes —dijo antes de colgar la llamada.
Jungkook dejó el celular en la isla, aún observándome algo tenso, pero se acercó sonriendo a medias mientras yo no podía dejar de pensar en la llamada. Pues, Daelyn formaba parte de la banda, siendo la única mujer y podría llegar a considerarse líder al tener más experiencia que ellos. Sabía perfectamente que, Jungkook tenía una gran conexión con cada uno de ellos, pero ahora al escuchar un poco la llamada, una presión se había instalado en mi pecho. Pues, si bien tenía una conexión con Chris y Paul, como también con Daelyn, pero sentía que con ella podría llegar a ir más allá.
Compartían demasiado juntos, llegando hasta escribir juntos algunas canciones, y sabía cuánto Jungkook disfrutaba de esos momentos ya que luego me los contaba. Daelyn era tres años mayor que él, con demasiada experiencia en su vida, más de la que le gustaría, y Jungkook la admiraba de gran manera.
No quería empezar a sentir desconfianza, pero el hecho de que compartieran tanto juntos y que ellos pudiesen verse más, provocaba que las inseguridades aparecieran.
—Que bueno que te hayas despertado. Ya está listo el desayuno —comentó con una media sonrisa, acercándose para tomar delicadamente mi barbilla y dejar un pequeño beso sobre mis labios—. ¿Dormiste bien, cariño?
Asentí bajo su atenta mirada, notando cómo seguía tenso aunque intentaba disimularlo. Quería poder actuar con normalidad, pedirle disculpas por cómo me derrumbé por la noche y que me abrazara, para así volver a estar en calma, pero ahora no podía dejar de pensar en él junto a Daelyn.
¿Realmente sería capaz de traicionarme de esa manera?
En momentos así, pensaba que, quizás, lo nuestro se dio demasiado rápido y no pudimos conocernos bien para así comprobar que éramos buenos juntos, porque a medida que empezó todo, iniciaron también ciertas discusiones por nuestra manera de ser. Nos disgustaba ciertas cosas del otro, lo cual supimos ir cambiando porque queríamos realmente estar juntos, pero era muy probable que si hubiésemos conocido eso antes, todo hubiese sido distinto.
—¿Qué sucede? —examiné arrugando levemente la frente, observando cómo desviaba la mirada.
—Nada. ¿Quieres que desayunamos ahora? —preguntó tomando el vaso de jugo de naranja que estaba sobre la isla, para así darle un sorbo.
—¿Jungkook...?
—Hey...—se acercó con una media sonrisa, para tomarme de la cintura, bajando sus manos hasta mis muslos para así hacerme sentar en la isla, colocándose entre medio de mis piernas
—. No pasa nada.
—¿Por qué siento que me mientes? —tomé su rostro entre mis manos, buscando en su mirada alguna respuesta, pero sólo podía ver angustia.
—Está todo bien, Raven —aseguró con suavidad, acariciando mi cabello—. En verdad...
—No lo veo así.
—Mírame —me tomó de la barbilla, observándome con una sonrisa tranquilizadora—. No pasa absolutamente nada. Está todo bien.
No pude evitar suspirar mientras me cruzaba de brazos ya que me frustrada el hecho de saber que estaba mintiéndome, pero a la misma vez, era incapaz de enfrentarlo porque temía cuál fuese su verdadera respuesta. Tan sólo quería desaparecer todo dolor, toda molestia, y disfrutar los días que pudiese estar junto a él.
Este soltó una ligera risa al verme de esa manera y tomó mis brazos para pasarlos alrededor de sus hombros, llevando luego las manos a mi cintura para apegarme más a él y juntar nuestros labios. El tenerlo tan cerca, ver la dulzura en su mirada y su sonrisa, me volvía completamente débil.
Eso era más que suficiente para que todo enfado y dolor desaparecieran.
—¿Tú estás bien, bebé? —preguntó rozando nuestras narices por un momento, para luego conectar nuestras miradas.
—Sí...
—¿Segura?
—Olvida lo de anoche —pido en un murmuro casi inaudible, sintiendo mi rostro arder, así que desvié la mirada—. No sé porqué fue. Lo siento.
—Hey, no tienes que disculparte —aclaró conectando nuestras miradas—. Sólo quiero saber si tú estás bien. Si nosotros estamos bien.
Podía ver con facilidad la preocupación en su mirada que provocaba que sintiese una presión instalarse en mi pecho, por la voz en mi cabeza que me gritaba que ya no lo estábamos, pero no era capaz de formar una discusión. No cuando sabía que podría irse en unos pocos días y perdimos nuestro tiempo estando mal.
—Lo estamos —respondí antes de juntar nuestros labios.
Jungkook comenzó a mover sus labios con suavidad sobre los míos, por lo que le correspondo sin dudar, llevando mis dedos a su cabello largo. Amaba más que nada estar así con él, porque la calma volvía a mí, como también la gran seguridad de que seguía amándome con la misma intensidad que yo lo amaba y amaría siempre.
Rompí lentamente el beso, sintiendo cómo él sonreía y rozaba nuestras narices con dulzura, para luego depositar otro beso en mis labios. Sonreí embobada queriendo volver a besarlo, pero el sonido de mi celular llamó nuestra atención.
Solté un suspiro de frustración, deseando que no fuese nada importante, pero al sacarlo del bolsillo de mi chaqueta, leyendo el nombre de mi papá, fruncí el ceño.
—¿Quién es, cariño? —preguntó curioso al verme.
—Es mi papá.
—Responde. Puede ser importante.
Asentí estando completamente de acuerdo y respondí la llamada, sintiendo aún la mirada de Jungkook, cómo también sus delicadas caricias en mi brazo.
—Hola, papá.
—Raven...—su voz salió algo débil, lo que me hizo tensar.
—¿Qué sucede? ¿Está todo bien? —pregunté preocupada, bajándome de la isla, ganándome aún más la atención de mi novio.
—Hija, tu abuelo...tu abuelo acaba de sufrir un infarto.
En ese momento, sentí cómo si me cayera un balde de agua fría. Mi visión se volvió nublada a causa de las lágrimas y cubrí mis labios con la mano, rompiendo en llanto, mientras que Jungkook me insistía en saber qué pasó. No era capaz de reaccionar, ni de seguir escuchando, por lo que él tuvo que tomar el celular.
No dudé ni un segundo en ir a la clínica, encontrándome con mi padre y mi tía, quienes parecieron aun sorprendidos de saber que Jungkook estaba allí. No podía dejar de llorar por el miedo de que no pudiese resistir, pero aun al saber que lo dejaron en terapia intensiva y poder pasar a verlo con mi padre, no provocó que me relajara aunque sea un poco.
Seguía jodidamente asustada ya que mi abuelo era demasiado importante para mí, porque formaba parte de todos mis buenos recuerdos de la niñez y adolescencia. Y aunque ahora no nos veíamos tan seguido, él lo era todo para mí, así que no quería perderlo por nada en el mundo.
Mi padre y tía acabaron pidiéndole a Jungkook que me llevase a descansar, porque nada cambiaría aunque me quedara más horas allí. Intenté insistir en seguir quedándome, porque notaba que tampoco mi padre tanto como mi tía, no estaban nada bien, pero de nada sirvió.
Jungkook acabó pasando uno de sus brazos por mis hombros, haciéndome caminar hacia la salida mientras intentaba darme palabras de aliento que me hicieran confiar en que iba a estar bien. Podía notar su preocupación, la forma en la que intentaba animarme, pero nada servía porque no podía dejar de pensar en mi abuelo y en el miedo de perderlo.
Al llegar, tan sólo me recosté en el sofá, sin intención alguna de volverme a levantar o comer algo, ya que desde la cena de la noche anterior que no lo hacía. Jungkook se había realmente esforzado porque intentase tomar la sopa que me preparó, pero no tenía fuerza alguna. Tan sólo me mantenía en silencio, sintiendo mis lágrimas brotar, y fue peor aun cuando Jungkook se sentó a mi lado con la guitarra que había dejado la primera vez que vino a mi departamento.
Comenzó a tocar una dulce melodía, su voz sonando tan suave y dulce que provocó que la calidez me envolviera. Cada vez que lo escuchaba cantarme esa canción que había sonado en su coche cuando nos conocimos, hacía que quisiera romper en llanto agradeciendo haberlo conocido.
Can't take my eyes off you sentía que era nuestra canción, así que siempre lograría movilizarme de alguna u otra manera. Cubrí mi rostro, sollozando esta vez de una manera nada silenciosa como había estado intentando.
Jungkook dejó la guitarra a un lado del sofá, intentando recostarse a mi lado, envolviéndome en sus brazos. Me aferré a él, apoyando mi cabeza en su pecho, sintiendo cómo me estrechaba con más fuerza.
—Todo va a estar bien. Sólo confía.
—No me dejes sola —pedí entre sollozos, escondiendo mi rostro en su pecho.
—Estoy aquí para ti, cariño —musitó antes de dejar un beso en mi cabeza—. Todo va a estar bien. Lo prometo.
Y así, sintiendo cómo acariciaba mi cabello, cantando por lo bajo dándome calma, mis párpados comenzaron a pesar, hasta caer en un profundo sueño al sentirme completamente agotada tanto físicamente como emocionalmente.
Sin esperarme para nada que a la mañana siguiente, al despertar, Jungkook ya no se encontrara en ninguna parte de mi departamento, cómo tampoco su bolso en mi habitación.
Me había dejado sola cuando más lo necesitaba. Algo que no creí jamás que fuese capaz de hacer.
Había sido un día bastante agotador para mí, tanto así, que al estar en el tren de regreso a casa después de un día bastante movido en el restaurante dónde trabajaba de Chef, sentía mis párpados pesados.
Quería más que nada poder descansar, pero sabía que el tren no era para nada una buena idea, por lo que me esforzaba por seguirme manteniendo despierta, pero se me estaba dificultando demasiado.
Sophia, mi mejor amiga, me había invitado a salir ya que se trataba de un sábado, pero por estar exhausta tuve que cancelarle. Sabía que no le gustaba que lo hiciera la mayoría de veces, y es que no sólo se trataba de estar cansada, sino también del hecho que ella al igual que Jonathan, llevaban a sus parejas.
Eso me hacía sentir excluida de sus conversaciones, como también extrañar demasiado a Jungkook. Quería más que nada poder tener una relación en la que pudiese llevarlo conmigo, tener citas en pareja, pero Jungkook jamás podía estar presente por vivir lejos y por sus constantes viajes.
Sabía perfectamente que no podía reprocharle porque era algo que tendría que haber sabido desde el principio, pero realmente no esperé que doliese tanto. Creí que con las semanas, con los meses, se volvería más fácil, pero parecía ser que sólo se volvía más difícil.
La verdad era que, estaba volviendo más difícil desde que Jungkook me dejó sola sin despedirse en mi peor momento, aunque ahora mi abuelo se encontraba mejor.
Tenía mi cabeza apoyada en la ventanilla sintiendo cómo mis párpados se cerraban, pero al sentir una presencia a mi lado, giré rápidamente sorprendida. Un joven de cabello castaño oscuro, largo y algo ondulado, con un traje ceniza, se encontraba a mi lado. Podía ver sus orbes cafés brillantes y la gran sonrisa deslumbrante que se dibujaba en su rostro.
No sabía su nombre, pero lo conocía porque todas las mañanas y noches nos tomábamos el mismo tren.
—Espero que no te moleste que me haya atrevido a acercarme —dijo algo nervioso.
—No. Claro que no.
—Soy Jung Hoseok —estiró su mano, por lo que le devolví la sonrisa, tomándola.
—Raven Murphy.
—He querido acercarme alguna que otra vez, pero no sabía cómo te lo tomarías —confesó tímido, soltando una ligera risa.
—Pues, bien. Siento que en estos meses que hemos compartido tren, ya nos conocemos —bromeé provocando que este se relajase.
—Y cuéntame, ¿por qué tomas este tren?
—Trabajo en el restaurante Santillium. No sé si lo conoces.
—Oh, claro que sí. Creo que he ido una vez con unos amigos —comentó asintiendo—. ¿En verdad trabajas allí?
—Sí. Soy Chef —una ligera risa escapó de mis labios al ver su expresión de sorpresa.
—Vaya, ¿Chef? ¡Eso es genial! —exclamó asombrado.
—¿Y tú?
—Oh, trabajo en una empresa de bienes y raíces —respondió haciendo una mueca—. Nada tan interesante.
Así fueron pasando los minutos mientras conversábamos conociéndonos un poco, lo que hizo que mi sueño desapareciera. Jung Hoseok se me había hecho un hombre demasiado agradable, por lo que agradecí que se me haya acercado a hablarme ya que jamás me hubiese atrevido a hacerlo yo.
Pues, siempre que estábamos en este tren, solíamos cruzar alguna que otra mirada al buscarnos al subir, pero no era nada incómodo, simplemente, nos demostrábamos que ya sabíamos que siempre estaría el otro porque estábamos acostumbrados.
Una vez que llegamos a la parada, Hoseok se despidió diciéndome que debía ir a mi lugar de trabajo para degustar mi comida, lo cual causó mi sonrisa ya que me parecía una buena idea y quería saber qué opinaba. Sin más, comencé a caminar hasta que vi un taxi, por lo que me subí rápidamente para así poder irme a mi departamento.
Necesitaba más que nada darme una ducha y poder descansar de una vez, para así dejar de sobrepensar. Pero al entrar, empecé a sentir mi celular vibrar en el bolsillo de mi chaqueta, por lo que lo saqué, sorprendiéndome al ver que se trataba de una videollamada de Jungkook.
Presioné mis labios por un momento, sintiendo cómo la inquietud se instalaba en mi pecho, porque creía que al igual que el día anterior, tan sólo debía conformarme con recibir sus buenos días y preguntarme sobre cómo estoy. Pero parecía que estaba teniendo más tiempo para mí, aunque eso no me emocionaba, al contrario, parecía que el dolor aumentaba.
Tomé una bocanada de aire y decidí contestar, mientras tomaba asiento en el sofá. Jungkook apareció frente a mí, con su cabello rizado y largo que tenía mechones detrás de sus orejas, su flequillo desordenado, llevando una chaqueta negra que resaltaba el tatuaje de su cuello.
Una gran sonrisa se dibujó en sus labios al verme, provocando aquellas arruguitas que se formaban a los costados de sus ojos. Eso agitó mi corazón haciéndome desear poder estar a su lado, romper aquella distancia.
—Hola, cariño —dijo animado, aún con una gran sonrisa.
—Hola —mi voz salió débil, intentando devolverle la sonrisa, pero él pareció ignorarlo por completo.
—¿Qué estás haciendo?
—Acabo de llegar del trabajo. Por cierto, ¿recuerdas que te he dicho que en el tren hay un hombre que lo toma en el mismo horario?
—¿El que siempre lleva traje? —preguntó con el ceño fruncido.
—¡Ese! Pues, hoy se acercó a hablarme. Se llama Hoseok —comenté con una sonrisa—. Es muy agradable. Creo que podemos llegar a ser amigos.
—Qué bueno, cariño. Se me hace más seguro que ahora tengas a alguien que te acompañe durante el viaje —admitió con una sonrisa—. Ya sabes que es cada vez más peligroso.
—Sí, lo sé. ¿Y tú?
—Oh, yo...—un estruendo provocó que me sobresaltara, pero al ver cómo Jungkook giraba a ver uno de sus lados soltando una risotada, supe que se trataba de sus amigos—. ¡¿Por qué siempre debes romper algo, Paul?! —preguntó riendo.
Logré escucharlo hablar, pero no pude comprender lo que decía y sí escuchar la risa proveniente de Chris, el cual pasó por detrás de Jungkook, desordenando su cabello. Mi novio apartó su mano, para luego sacudir su cabeza acomodando su cabello, para así volver su atención a mí, dejando de reír.
—¿Qué sucedió? —pregunté curiosa.
—Oh, estaban peleando como siempre y Paul rompió un adorno. Ya sabes cómo son —respondió rodando los ojos.
—Está bien. Deberían tener más cuidado.
—Lo sé. Están así porque Daelyn está preparándose y no está aquí con nosotros —comentó riendo.
—Oh, perfecto —dije por lo bajo, intentando ignorar la presión que volvía a mi pecho al escucharlo nombrarla—. ¿Qué estás haciendo?
—Estamos preparándonos. En unos minutos tocaremos —dijo emocionado—. Aproveché este tiempo para poder hablarte.
—Suerte, aunque no la necesitas —aseguré con una sonrisa.
—Gracias, bebé.
—¿Jungkook...? —este al notar mi inseguridad ya que aún podía escuchar a sus amigos hablar, fue borrando su sonrisa, mirándome atento.
—¿Qué sucede? —preguntó acercándose más a la cámara, arrugando levemente la frente.
—Te extraño —confesé angustiada—. Te extraño y quiero poder hablar contigo...
—¡Oh, qué tiernos! —exclamó Chris, acercándose, inclinándose hacia adelante para que pudiese verle el rostro—. ¡Van a hacerme vomitar si siguen así!
—¡Hola, Raven! —alzó la voz, Paul, también acercándose para que pudiese verlo. Este sonrió moviendo su mano en forma de saludo.
—Hola —dije con una falsa sonrisa, tensándome.
—Estamos por salir a tocar —me informó emocionado, Paul—. ¡Y hay más personas que de costumbre!
—Lo sé. Les deseo mucha suerte.
—¡Gracias!
—Ya, deberías empezar a prepararte, JK
—habló Chris, pasando la mano por la nuca de él.
Jungkook presionó los labios, mientras asentía repetidamente, para luego volver a mirarme como si se encontrase tenso al notar que no me encontraba bien como siempre. Quizás, cada día se volvía más evidente para él que me molestaba la manera en la que Paul, tanto como Chris, siempre intervenían en nuestras videollamadas. Pero es que ya no podía seguir ocultándolo cuando nuestra comunicación parecía ir disminuyendo.
—Bebé...—habló nervioso, por lo que asentí.
—Lo sé. Debes prepararte.
—¡JK! ¡¿Qué haces?! —escuché la voz de Daelyn, observando cómo él levantó la cabeza mirándola con una sonrisa inocente.
—Te llamaré luego, ¿está bien? —aseguró volviéndose a acercar a la cámara.
—Es...
No pude terminar de hablar, cuando en mi pantalla apareció que la videollamada había finalizado, lo que provocó una punzada en mi estómago.
Estaba agotada.
Estaba cansada completamente de todo. No podía soportar más la ansiedad y el dolor que invadía cada fibra de mi ser, el hecho de sentir cómo Jungkook parecía distanciarse aun más de mí.
Quería pensar que eso acabaría en algún momento, que volveríamos a ser los de antes, pero él llevaba días sin decirme que me amaba, siquiera había contestado mi "te extraño".
Y a veces, no recibir una respuesta, era exactamente una respuesta.
Así que, esa noche, escribí un largo mensaje, expresando cómo estaba sintiéndome. En ese mismo mensaje, decidí acabar con lo que teníamos porque realmente ya no sabía cómo poder seguir sobrellevando una relación, la cual era demasiado notable que ya no estaba funcionando.
Y es que, ya no sentía que fuese también una prioridad para él, ya no sentía que se acordara de mí, que pensara en mí como yo en él. Sentía que ya estaba dejando de amarme y las inseguridades estaban atacándome cada día más, pero Jungkook jamás parecía tener tiempo para hablar sobre eso.
Deseaba más que nada que en ese momento estuviese junto a mí, rodeándome con sus brazos para así calmar mis pensamientos y calmar mi ansiedad. Pero ahora que no estaba, que me demostraba que ya no estaba interesado en continuar con la relación, la ansiedad gritaba dentro de mí cada día.
Sollozaba desconsoladamente, deseando poder tener la valentía suficiente para poder enviar ese mensaje, pero la verdad era que, tenía miedo de continuar mi vida sin él porque lo amaba más de lo que debería, aun sintiendo que él había dejado de hacerlo.
Los días fueron pasando, transformándose en dos semanas, en las cuales me sentía contenta porque Jungkook le seguía yendo más que bien, hasta solía ver algún que otro video. Me gustaba eso, verlo disfrutar, pero a la misma vez deseaba poder estar a su lado, ver eso en persona y que a mí también pudiese dedicarme tiempo, que pudiese sentir su amor.
Al contrario, seguía sintiendo cómo nos distanciábamos aun más, como si el hecho de estar en distintas ciudades no bastara.
Ahora me encontraba en el tren, sentada a un lado de Hoseok, luego de un exhausto día de trabajo. Hablábamos como empezamos a hacer desde que nos conocimos y, ahora, podíamos considerarnos amigos.
Jung Hoseok era mucho más agradable de lo que imaginé, y se sentía muy bien poder desahogarme con alguien que no sean mis amigos más cercanos que conocían a Jungkook.
—¿Qué piensas hacer estos días que tendrás libre? —preguntó curioso.
—No lo sé. Quizás podría salir con mis amigos luego de tanto cancelarles —respondí encogiéndome de hombros.
—Hm...¿Por qué lo haces aun más difícil? —examinó arrugando levemente la frente, por lo que lo miré desconcertada.
—¿A qué te refieres?
—¿Y si le das una sorpresa a Jungkook?
—No. No podría —dije rápidamente, negando con la cabeza—. Quizás intento eso y él tiene que irse al minuto siguiente o...
—Ya entendí. Entonces, pregúntale y ve a verlo —me animó con una sonrisa.
—N-No lo sé.
—¿Lo extrañas?
—Más que a nada —contesté angustiada.
—Ve a verlo. Estar a su lado podría cambiar todo ésto —aseguró con voz suave—. Y cuando estés con él, háblale sobre cómo te sientes. Hablar la mayoría de veces es la solución.
—¿Tú crees?
—¡Claro que sí! —exclamó riendo—. No pierdas más el tiempo. Háblale hoy.
—Está bien. Lo intentaré —medio sonreí, sin estar muy segura de que fuese una buena idea—. ¿Tú cómo vas con Jade?
—En unos días cumplimos cinco años, así que quiero hacerle algo especial —comentó emocionado—. ¿Puedes ayudarme con algunas ideas?
—¡¿Cómo podría negarme a eso?! ¡Claro que puedo! —dije emocionada—. Cuéntame, ¿qué tienes pensado?
Así empezamos a hablar de lo que él tenía planeado para Jade, la cual por lo que me describió, era perfecta para él. Adoraba escuchar a Hoseok hablar sobre su novia, porque la describía con tanto amor, hasta podía ver un brillo especial en su mirada que expresaba cuan enamorado estaba.
Me había enseñado alguna que otra fotografía de ella, como también de algunos viajes que hicieron, por lo que pude ver lo felices que parecían juntos y la linda pareja que hacían.
Hoseok me dijo que hablaría con ella para ir al restaurante dónde trabajo, para que de esa forma pueda conocerla, lo que se me hizo una buena idea. Pues, por lo que me había dicho, Jade también era tan agradable como él, así que podríamos volvernos amigas.
Una vez que llegué a mi departamento, me di una ducha y decidí recostarme al estar agotada sin apetito. Pero en eso, comencé a pensar en las palabras de Hoseok, que me llevaron a decidir que tenía razón sobre que debía aprovechar los días libres para ver a Jungkook.
Había visto que recibí una llamada de él durante la tarde, pero no pude contestar por el trabajo, por lo que ahora estaba debatiéndome sobre qué hacer.
Tomé una bocanada de aire y decidí marcar su número, esperando que pudiese contestar, aunque no sabía porqué de sólo pensar en escuchar su voz y decirle que quería verlo, provocaba mis nervios.
—¿Bebé? —su voz se escuchó algo profunda, lo que provocó que sintiese un cosquilleo recorrer mi vientre.
—¿Te desperté? —pregunté nerviosa.
—Estaba por dormirme. Me has sorprendido con la llamada —confesó soltando una ligera risa.
—Lo siento...
—Tranquila. Me alegra que me hayas llamado. Yo lo hice durante la tarde en mi tiempo libre, pero como no respondiste, supe que debías estar ocupada, así que no volví a intentarlo.
—Sí, ¿sucedió algo?
—Sólo quería hablar contigo —respondió provocando mi sonrisa.
—¿Cómo estuvo tu semana, amor?
—Como siempre. Bastantes ensayos, Daelyn intentando controlar a Chris y a Paul...—comentó riendo—. Oh, y he comenzado a escribir otra canción junto a ella. Es muy buena. Siento que conectamos mucho, ¿sabes?
—¿En verdad? —pregunté con una media sonrisa, sintiendo una punzada en mi estómago.
—Sí. Es como que comprende todo lo que quiero expresar y, eso es...maravilloso. Daelyn es maravillosa.
Mordí mi labio inferior con fuerza, sin importarle en absoluto que pudiese lastimarme, pero es que el dolor que estaba sintiendo en mi interior, no se comparaba para nada con el hecho de empezar a sentir un sabor metálico que me hacía saber que había logrado lastimarme. El sólo hecho de pensar en la conexión que ellos tenían, en que, quizás, ellos estarían mejor si me hiciese a un lado y pudiesen estar juntos, provocó que mi visión se volviese nublada.
—¿Bebé? ¿Sigues ahí? —preguntó riendo, volviéndome a la realidad, por lo que sorbí mi nariz—. ¿Estás llorando? ¿Estás bien?
—¡Sí! Claro que estoy bien —respondí rápidamente, limpiando mis lágrimas—. E-Es sólo que estoy enferma...
—¿En verdad?
—Sí. Ya sabes que suelo salir algunos días muy tarde y creo que he tomado frío. Ya no importa —mentí, intentando mantener la calma.
—Oh, me gustaría poder estar allí para cuidarte...
—Lo siento. Estoy muy cansada. Necesito dormir.
—Raven...
—Descansa, Jungkook —dije con voz ahogada antes de colgar.
Dejé el celular a un lado, sintiendo cómo el dolor iba consumiéndome y mis lágrimas volvían a brotar. Me detestaba por el hecho de que mis inseguridades hayan aparecido, cuando nunca antes había pasado algo así porque confiaba plenamente en su amor, pero ya no lo sentía igual.
Ya siquiera estaba segura de querer pasar mis días libres junto a él, porque sentía que si iba, posiblemente, podría darme cuenta de que nuestra relación estaba llegando a su fin. Jungkook ya no parecía tener el suficiente tiempo para mí, y yo necesitaba cada vez más su atención.
Finalmente, gracias a una conversación con Hoseok, como también con Sophia, aunque ella no sabía de mis inseguridades, decidí ir Denver. En un momento, sentí demasiados nervios y me debatía sobre si debía decirle a Jungkook, pero por cómo llevaba actuando con él y la culpa que tenía, decidí darle una sorpresa.
Cuando llegué, me dirigí a su departamento, pero tuve que quedarme frente a la puerta con mi maleta a un lado y esperarlo. Pues, intentaba llamarlo, pero no respondía mis llamadas y anteriormente me había dicho de sus intensos ensayos, por lo que supuse que estaba junto a su grupo.
Había llegado durante la tarde, llamándole, como también enviándole algún que otro mensaje, intentando que no se diese cuenta de porqué podría ser, pero al anochecer comencé a ponerme aún más ansiosa.
No quería pensar que él no podría encontrarse en Denver, sin haberme dicho nada, pero la verdad era que, ahora él no era el único que estaba distanciándose. El hecho de sentir mis inseguridades cada vez más intensas, había provocado que yo también lo hiciese, por lo que nuestras llamadas se volvieron más cortas.
A veces, sentía que Jungkook parecía notarlo y quería hablar de eso, pero cuando colgaba, él siquiera me enviaba algún mensaje de texto o intentaba volver a llamarme, lo que hacía que notase que no parecía importarle.
Observé la hora de mi celular que indicaba las 07:45 PM, lo que hizo que suspirara frustrada, reprochándome por no haber obedecido a Sophia sobre informarle a Jungkook. Estaba realmente agotada de tanto esperar, hasta sentía algo de vergüenza por el vecino de enfrente que había salido más de tres veces de su departamento, observándome con extrañeza.
Quizás se preguntaba quién podría ser y porqué llevaba horas sentada al lado de la maleta, frente a su departamento. Me abracé a mí misma sintiendo algo de frío, pero mi celular sonó indicando mensajes, por lo que lo tomé. Al ver que era Hoseok, el cual me daba ánimos, sonreí mientras le respondía, pero al escuchar unos pasos, levanté la mirada.
Jungkook, el cual vestía completamente de negro y llevaba un gorro blanco dejando notar muy poco su flequillo rizado desordenado, abrió los ojos a la par por la sorpresa, deteniéndose por completo.
Me levanté con algo de dificultad, debido a que estaba temblando y los nervios estaban consumiéndome, por no saber cómo podría reaccionar. Pero al ver la gran sonrisa en su rostro, mi visión se volvió nublada y corrí a aferrarme a él, sintiendo cómo me estrechaba con fuerza entre sus brazos.
Me había llenado de besos el rostro, diciéndome lo feliz que estaba de que estuviese allí, lo que hizo brincar mi corazón de felicidad y que la inseguridad se esfumara. No había podido contener las lágrimas, lo que hizo que él las limpiase y me besara una y otra vez, para que así pudiese dejar de llorar.
Para mí sorpresa, Jungkook quiso que saliéramos a cenar, pese a que notaba que estaba exhausto. Decidí darme un baño rápido, y cuando salí, escuché que Jungkook estaba hablando por llamada.
Cuando escuché nombrar a "Daelyn" sentí cómo la presión volvía a mi pecho, pero decidí seguir concentrándome en prepararme, enviándome mensajes de texto con Hoseok, que me respondía que debía disfrutar de esa noche junto a mi novio.
Al llegar al restaurante Blue Hill, tomamos asiento y nos encargamos de ordenar para comer cuando llegó el mesero. Pedimos pasta y Jungkook pidió una botella de vino, lo cual provocó mi sonrisa cuando dijo que quería celebrar porque estábamos juntos, pese a que él no era alguien al que le gustara beber.
Jungkook se había encargado de servirnos el vino, por lo que brindamos, y no pude evitar sonreír sintiendo mi corazón agitarse cuando se inclinó hacia adelante para juntar nuestros labios. En cuanto nos trajeron la comida, comenzamos a conversar animadamente, por lo que lo escuchaba atenta, sin poder evitar tensarme cada vez que nombraba a Daelyn.
Pero eso fue aun peor, cuando noté la pantalla de su celular brillar indicando que estaba recibiendo una llamada.
Por un momento, creí que él decidiría poner su atención en nuestra cena de celebración, pero al contrario, se disculpó diciendo que debía contestar, así que se levantó de la mesa para hablar. El sólo hecho de pensar en que no podía hablar frente a mí, tratándose de Daelyn, provocó que mis inseguridades golpearan con más fuerza.
Sintiendo cómo un nudo se formaba en mi garganta, tomé mi celular para escribirle a Hoseok. Él era el único que sabía lo que pasaba realmente en mi relación con Jungkook.
Hoseok
Relájate.
Quizás es sólo trabajo.
Entonces, ¿por qué no habla
frente a mí?
Hoseok
No lo sé.
Puede que no quiera hablar sobre
eso contigo porque están celebrando.
Ya no sé qué creer, Hoseok.
Hoseok
A ver, respira.
¿Realmente crees que es capaz
de traicionarte así?
Ya no lo sé.
Y eso me duele.
Jamás había llegado a dudar de él.
Hoseok
Si fuese así, Jungkook sería un gran
idiota que no sabe valorar a la mujer
que tiene a su lado.
Y por cómo me has hablado de él, no
creo para nada que sea un idiota.
Él te ama y tú a él.
Sólo intenta respirar y pensar con claridad.
Eres maravillosa y él lo sabe. Estoy
seguro de eso. Tú lo conoces.
Una sonrisa se dibujó en mis labios al leer eso, porque Hoseok estaba ayudándome a que me relajara, pero al levantar la mirada antes de pensar qué contestarle, me sobresalté al ver que Jungkook se encontraba tomando asiento. Él tenía su semblante serio mientras me observaba con atención, lo cual hizo que bloqueara rápidamente el celular, dejándolo a un lado del plato.
—¿Por qué te llamó Daelyn? —pregunté intentando sonar normal, aunque la verdad era que sentía demasiados celos.
—Sólo quería hablarme de una próxima presentación en Florida —respondió soltando un suspiro.
—Oh, qué bien.
Podía sentir mi celular vibrar, pero mi concentración estaba en Jungkook que parecía estar demasiado serio, y yo no sabía si debía confiar en sus palabras.
Quería poder decirle todo lo que pasaba por mi cabeza, pero la gran tensión que se había formado y, no comprendía, me lo estaba impidiendo.
—Tu celular —apuntó en seco, juntando las manos.
Arrugué levemente la frente sin comprender qué le sucedía, pero tomé mi celular notando que se trataba de Hoseok, el cual me preguntaba si estaba todo bien ya que no le respondí. Presioné mis labios por un momento, sintiéndome realmente nerviosa por la intensa mirada de mi novio.
—Oh...es sólo Hoseok —comenté contestando su mensaje para decirle que luego le contaría sobre la cena, para así volver a dejar el celular sobre la mesa. Volví mi mirada a Jungkook, el cual soltó una ligera risa amarga, desviando la mirada—. ¿Qué sucede?
—¿En el departamento también hablabas con él? —examinó alzando una ceja.
—¿Qué?
—Cuando te preparabas, te vi mensajeándote con alguien, Raven —explicó con seriedad—. ¿Era con él?
—Sí, pero ¿qué...?
—No puedo creerlo —musitó negando con la cabeza. Pasó la lengua por el interior de su mejilla, mientras yo intentaba procesar lo que estaba sucediendo. Estaba completamente confundida.
—¿Qué sucede? ¿A qué viene todo ésto?
—¡Porque parece que con él tienes tiempo para hablar, pero conmigo las llamadas siquiera duran cinco minutos, Raven! —escupió molesto, sorprendiéndome.
—Es sólo un amigo...
—¿Es sólo un amigo? —repitió cínico—. ¡Un amigo con el que pareces tener mucha más comunicación a la distancia, que conmigo que soy tu novio!
—Jungkook, relájate...—intenté llevar la mano a la suya, pero este la apartó rápidamente, levantándose de forma brusca sin importarle llamar la atención
—. ¿Por qué no te sientas? Estás llamando la atención —dije sintiendo mi rostro arder por la vergüenza al sentir las miradas—. Jungkook...
—Ésto noche ya se arruinó. Vámonos de una vez —habló con su respiración pesada.
—No...
Intenté que cambiase de opinión, pero este se dirigió rápidamente hacia donde se encontraba un mesero en la barra, lo que hizo que cubriera mi rostro con las manos. Podía sentir las miradas de las personas aún, lo que hacía me sintiese más frustrada como también avergonzada.
—Dije que nos vamos, Raven. Levántate.
Al bajar las manos, vi a Jungkook que había tomado su chaqueta, dirigiéndose hacia la puerta, por lo que miré a mis lados sintiendo mi rostro arder. Me levanté rápidamente tomando también mi chaqueta, para seguir rápidamente a Jungkook, el cual salía del restaurante.
Durante el camino, fuimos en completo silencio y es que no era capaz de hablar cuando veía que Jungkook ya estaba lo suficientemente molesto. Este tenía sus facciones endurecidas y apretaba por momentos el volante, mientras tenía su mirada fija en el camino.
No comprendía para nada cómo parecía estar molesto por el hecho de que hablara con Hoseok, cuando le había comentado sobre él en una videollamada y pareció actuar con normalidad, hasta contento por eso.
Al llegar a su departamento, este se quitó la chaqueta, pasando la lengua por el interior de su mejilla, mientras yo lo observaba jugando con mis dedos. Pensaba en alguna manera de volver a tocar el tema para así arreglarnos, porque no quería para nada que él pudiese sentir las mismas inseguridades que yo. Mucho menos quería que fuese por Hoseok, el cual era el único que me ayudaba a recordar con sus consejos con quién estaba.
—Jungkook...
—¡¿Por qué hablas todo el tiempo con él?! —preguntó exaltado, provocando que me sobresaltara.
—No es así. Ahora lo hacemos porque le estaba contando sobre Denver, sobre ti...
—¿Sobre mí? —soltó una risa cínica.
—Sí. Sobre ti, sobre nuestros problemas...
—¡¿Problemas?! ¡¿Desde cuándo tenemos problemas?! —cuestionó molesto, arrugando el rostro.
—¿En verdad no te has dado cuenta? —pregunté angustiada.
—¡¿De que se supone que debo darme cuenta?!
—¡De Daelyn! —exclamé con los ojos cristalinos, mientras él me miraba sorprendido.
—¿Qué? —preguntó por lo bajo, aún intentando procesar lo que había dicho, por lo que no fui capaz de soportar su mirada y la desvié—. Dime que es una broma...
—No lo es —aclaré con la voz ahogada—¡Así como tú desconfías de Hoseok, yo lo hago de ella!
—¡No puedes comparar ésto! ¡Daelyn y yo formamos parte del mismo grupo! —gritó indignado—. ¡Tengo que estar en contacto con ella todo el tiempo! ¡¿Tú con él, qué?! No tienes excusa alguna.
—¡No lo entiendes, carajo!
—¡¿Por qué tienes que hablar con él?! ¡¿Por qué lo defiendes?! —examinó desesperado.
—¡Porque es con la única persona que puedo hablar de ti y de todo lo que está pasando en esta relación! —respondí agotada—. N-No puedo hacerlo con Sophia, con Lizbeth, ni con Jonathan porque no quiero que...no quiero que luego sientas vergüenza al verlos o...o que ellos puedan llegar a pensar mal de ti.
Jungkook me miraba asombrado, mientras las lágrimas habían comenzado a brotar cayendo por mis mejillas. Mi pecho subía y bajaba por mi respiración pesada y ya no era capaz de contener el llanto, porque había confesado las inseguridades que me causaba Daelyn, y él parecía no comprenderlo en absoluto.
Siquiera parecía importarle lo suficiente como para intentar esfumarlas, porque tan sólo le importaba lo que él sentía respecto a que Hoseok sea mi amigo, y eso me dolía demasiado.
—No me gusta la relación que tienes con él. Mucho menos que le hables de nuestra relación...
—¡Tiene novia hace años, Jungkook!
—¡Me importa un carajo! ¡A muchas personas no les importa traicionar!
—No puede ser...
—Ya no le hables, Raven —ordenó acercándose más tranquilo.
—Jamás te traicionaría —aseguré con un hilo de voz.
—Confío en ti, pero no en él —musitó con la intención de acariciar mi cabello, pero me aparté ahogando un sollozo, lo que hizo que él suspirara frustrado.
—Estoy dispuesta a alejarme de él por ti —confesé volviendo a observarlo, notando cómo sus facciones se relajaban—. Pero ¿tú qué harás respecto con Daelyn?
—¡Y vuelves con eso! —alzó la voz frustrado, llevando las manos a su nuca mientras volteaba.
—¡¿Por qué no puedes comprenderme?!
—¡¿Cómo puedes pretender que me aleje cuando es parte del grupo?! ¡¿Acaso quieres que mi sueño se vaya al carajo por ti?! —preguntó indignado—. Eso es egoísta.
—¡No quiero eso, Jungkook! ¡Siempre he querido lo mejor para ti y para tu grupo y tú lo sabes! —apunté enfurecida.
—Entonces, ¡comprende que sólo somos amigos! ¡¿Por quién carajos me tomas?!
—¡¿Y por quién me tomas tú que crees que si Hoseok tuviese otras intenciones, yo cedería?! —contraataqué dolida.
—Ésto no va a llegar a ningún lado, Raven —dijo agotado, dirigiéndose hacia la habitación.
—¡¿A dónde vas?! —pregunté indignada.
—¡Ya he llegado a mi límite! ¡No seguiré con esta mierda cuando no eres capaz de comprender! —respondió volteando a verme.
—¡Tú tampoco eres capaz de comprenderme a mí! ¡No puedo hacer por ti lo que tú no eres capaz por mí! Eso sí es egoísta, Jungkook —escupí molesta.
—Entonces, ya no hay nada qué hacer —dijo con una sonrisa amarga, para seguir su camino—. A lo mejor, esta relación llegó a su final, Raven.
¡Hola!
¿Qué les pareció la primera parte y la relación de Jungkook y Raven?
Volvió este TS, esta vez no se va a borradores porque al fin pude terminar de escribir la segunda parte que seguramente si mañana termino de editarla, la publique jujuu
Espero que les haya gustado, si es así no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos pronto!
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