Peroración 01: Still don't
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Debía de ser un oneshot pero como sobrepaso mis
6k en palabras y no quiero hacerlo muy pesado a
la lectura, prefiero hacerlo en dos capítulos.
Espero disfruten mucho la lectura y muchas gracias por los comentarios y votos, me
animan muchísimo.
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Sus pasos lo hacían deambular por aquellos pasillos, el aroma a perfume caro, cigarros, las risas, lo brillante de aquel carmín de los salones, cuerpos siendo uno sin pudor alguno lo hacían primero querer ver que tipo de acción le ofrecerían aquella noche, había estado muchas veces en ese sitio desde su remodelación, en ese sector siempre asistía y ese día fue fuerte el sentimiento de necesidad para saciar aquel deseo que vagaba en su mente desde hacían tantas semanas, qué lo llevaron a visitarlo más temprano, su torso estaba desnudo y no le importaba en lo absoluto, estaba bien, total nadie lo conocía, nadie podía verlo debajo de esa máscara, debajo de aquella purpurina incolora de deseo que transmitían sus pasos, había bebido lo suficiente para que la música pareciese calar en sus huesos subiendo de manera rítmica por su torrente hasta parara en sus oídos que retumbaban de manera alta, pero le parecía agradable, no era de su gusto pero no se quejaba.
Sus azules ojos iban merodeando el sitio, buscaba una sola silueta en especifico, era imposible el no diferenciarlo, a mediada que las luces iban chocando del rojo, al rosa y al azul, las cosas iban en cámara lenta hasta que un agarre a su muñeca lo hizo retroceder y el tirón se intensificó hasta llevarlo a una de las habitaciones, había estado agazapado bajo todo ese momento, pero algo lo nublo en unos segundos, dónde sus labios fueron tomados sin permiso alguno, las mano de aquel ser lo recorrían como si fuese suyo, con anhelo y deseo, aquella boca parecía hacer maravillas con su mente, sus sentidos se vieron algo apagados, era inconfundible ese sabor a cigarros y fresas, que tanto le gustaba, una sonrisa surco sus labios cuándo tomó los del contrario y la guerra en sus bocas comenzó, cómo si fuese algún tipo de trabajo de cámara, ambos comenzaban a buscar su mejor percepción de la situación, eran dos hombres queriendo absorber todo lo del contrario, con sus palmas siendo contrastes de afán ante el conocimiento de aquellas carreteras, esas banderas, lunares y estaciones donde sus belfos chocaban pero sin dejar marcas, porqué esa era una de las tantas consignas de aquellos encuentros furtivos ente ambos seres, que buscaban un calor diferente del de sus hogares, hombres que ya tenían la vida hecha, con parejas e hijos, siendo presos del limbo de posibilidades de compatibilidad con otra persona en aquel sitio donde las reglas del libido no era muchas, peros si rectas.
No información personal, no rostros, no relación fuera de los encuentros casuales y el más importante, nada de nombres.
Ese sitio de citas de sexo, era de los más exclusivos de la ciudad, no había mucho qué decir más qué solo si tenías buenos ingresos podías acceder a él, era de los más cerrados además de los más seguros, la información nunca se infiltraba y eso para las personas era más que importante, debido a qué todos los qué concurrían el sitio tenían familias, amigos, un estatus que proteger, mantener y no les gustaría verse enredados a escándalos de ese tipo, Incheon era conocido por albergar aquel sitio, que incluso personas del extranjero venían allí para pasarla bien, para conocer nuevas maneras de disfrutar de la sexualidad o incluso cumplir sus más oscuros fetiches, porque ese complejo que era un punto en esas calles que parecía más una ciudad, dentro de otra, todo estaba permitido, todo lo que entraba en los estándares de los adultos, no vacilando en otras cosas, con la condición de nunca hablar y mucho menos de romper alguna de aquellas reglas, debido a qué fácil podrías acabar muerto y nadie podría decir nada.
Ante todo aquello, esos hombres ya estaban jadeantes, ansiosos por sentirse más, el dueño de esos ojos celestes tan idos en las sensaciones, comenzaba a menearse sobre el mayor, sus manos iban surcando su piel donde le fuese posible.
—Te extrañé, mierda, te extrañé— murmura el dueño de esos ojos claros como el agua más cristalina de los nacientes de los sitios más inocuos no recorridos.
— ¿Me extrañaste a mí o a mi polla? — responde el contrario, relamiendo sus belfos, con una sonrisa socarrona y busca su cuello para morderlo con fuerza, luego para lamerlo, al oír sus sonidos nacientes de su excitación haciendo que de nuevo volviese a sentirse mareado.
— Cállate y bésame de nuevo— dice demandante o lo intenta y fue en un tono bajo para evitar que sea notorio el jadeo, qué en esos instantes lo estaba martillando para poder salir, casi cómo cerciorándose de que esa noche estaba aún más caliente qué de lo normal.
El de ojos azules como aquel cielo despejado y alegre, pone las manos sobre su cadera y se muerde su labio con mucha fuerza para no presionar su cuerpo más al del menor, sonríe al notar como cuidaba su voz, para acatar su pedido, tomando de nuevo en hambruna sus labios, lo levanta y camina con él hasta el centro de aquella enorme cama de sábanas olor a vainilla y tonos rojizos y violetas lo lleva hasta ahí, empujándolo en la misma. Relame sus labios, sintiendo su piel erizada, con sus ojos toma lo qué puede del cuerpo del menor, que ya estaba sin remera y apenas teniendo aquel bóxer, que posiblemente rompería, se acerca a él, poniéndose a su costado. Sus labios toman la piel de su cuello, estirando y su mano va por la superficie de su dermis, tocándola, lentamente hasta llegar a sus pezones y apretarlos.
— ¿Extrañas a papi?— susurra en su oído, con su voz tan profunda, ronroneante y masculina, subiendo e bajando de besos, succionando lo posible de esa área, cuándo asciende aún más toma su lóbulo, jadeando leve - Papi extraño tanto a su cachorrito, no sabes cuanto, por eso quiero que te corras, mucho y todo lo que puedas, qué no saldremos hasta el amanecer...
Siente, el chico a quién iban dirigidas aquellas palabras, como su piel comienza a arder, a cada que se acercaba más a sí, pudiendo decir qué estaba bajo efectos de alucinógenos pero no, no había consumido nada, era la pura lujuria, por lo que su corazón se agita con fuerza, sus manos se posan sobre el pecho del mayor, y sus dedos lo presionan con fuerza. Mientras asiente, demasiado absorto con el cúmulo de sensaciones. Traga duro y su mano va en busca de más contacto, pasando a meterlos bajo sus pantalones.
—Te daré lo que quieras, s-solo no te detengas, no lo hagas — acaricia su rostro contra la de él casi suplicando sabiendo lo engañoso qué era el mayor en ocasiones.
— Te ves tan necesitado cachorro — jadea contra su piel y sonríe relamiendo sus labios, sintiendo su cuerpo calentarse con solo oler su aroma, embriagando, lo mordía y su piel se maniataba ante él, acelera más sus movimientos. No pudiendo detenerse. Incluso él estaba ido por si. Su mano baja por su abdomen y pasa a meter su mano entre lo de su nula tela, tomando su miembro sintiendo su calidez y lo duro que se ponía, a cada vez que su voz sale, jadea y muerde su manzana de adán. Comenzando a masturbar su miembro, friccionándose un poco contra su pierna, ahogando pequeños gemidos—, mierda... solo puedo pensar en lo estrecho que eres, lo bien que comes siempre mi polla... lo puta qué eres, conmigo.
—Oh, mierda...— las manos del menor suben por su espalda para de esa forma sentir lo tenso de sus marcados músculos, además de lo tersa de su piel, y cuando esta por su nuca, tira de sus cabellos, pasando a besar su cuello sin cuidado alguno- Estoy realmente caliente hyung - dice de forma dificultosa debido a que sus rojos labios temblaban de la gran descarga de tensión que había sin contar con las ansias acumuladas—, me correré en t-tu mano, si sigues tocándome así — confiesa con sus uñas bajando por sus brazos tan duros mientras su cadera comienza a embestir contra su palma, haciendo que su miembro se mueva aún más profundo por su mano. Los brazos del de ojos celestes, lo rodean, por su cintura atrayéndolo lo suficiente sin afectar lo que el se encontraba haciendo. Cuando su piel comienza a picar sabe que el orgasmo se encontraba demasiado cerca, y todo en el se encontraba desesperado por detenerlo. Su boca se encontraba abierta sobre los labios del mayor, besándolo de manera errática a causa de su respiración que era un conjunto de jadeos y gemidos.
—Hazlo, dame tú orgasmo cachorro, vamos, lo quiero— murmura y mueve aún más su mano rodeando su glande sintiendo como sus liquido pre-seminal caía y se muerde los labios para no contenerse más y morder el cuello del mayor, hasta obtener el cálido carmín gimiendo su nombre.
Y el menor ahoga el gemido cuando termina por correrse, escondido por completo en su pecho. Sonríe el mayor, satisfecho cuándo nota que el otro se corre, con su mano empapada en su semen, ronronea y lo levanta metiéndole la misma en su boca—. Chupa — ordena sabiendo que aún estaría ido por su reciente placer alcanzado, pero necesitaba más de él.
Deja caer ambos cuerpos por sobre la cama, por completo, con intención de recuperar la respiración, con los ojos cerrados, lo escucha a lo lejos pero lo hace y toma sus yemas, comenzando a pasar su lengua sobre la misma, envolvimiento algo sucio y demasiado erótico como para detenerse para, y una sonrisa aparece en los labios de esa mirada azulada, completamente absorto en él, sabiendo que la noche duraría demasiado, se notaba en ambos, pero como era de esperarse al llegar el día ninguno sabría nada del contrario, mucho menos como lucían debajo de esas máscaras, solo conocían sus voces, sus cuerpos que eran como imanes entre el desairado baile de la traición, mentira, lujuria y quizá una versión muy desglosada de un amor que no acabaría bien.
El dueño de aquellos zafiros en perlados de ojos sonreía tan sutil y caballeroso,m vestido con aquella camisa de seda blanca, tan grácil que caía por su trabajado y marcado cuerpo, dejando que ese color resaltase su tez levemente quemada, su mano se encontraba en la cintura de su esposo, debido a que era su celebración de sus años de casados, no eran demasiados pero claro que eran significativos, después de todo no todos los días te casas con uno de los hombres más influyentes del mundo.
—Señor Tier, se ve muy guapo— le hablan y el gira, sin soltar a su esposo a lo cuál el sonríe con esa clara curvatura tan dulce y engañosamente inocente, mira al hombre frente suyo que hace una pequeña reverencia ante sí, para luego dejar ver sus hoyuelos.
— ¿Verdad que Gguk se ve maravilloso Youngjae?— responde el joven de cabellos dorados, mirando maravillado ante su hombre—. Al fin he conseguido que use una camisa, quizá pasar tiempo con Luxus hyung lo ayudo a usarlas — bromea su esposo y su mirada tenue índigo lo recorre.
El mayor exhala una risa y se inclina a besar sus labios — En realidad lo use porque es más fácil para ti romperla cuándo me montas — responde coqueto y el hombre solo puede reír ante lo desvergonzado que se había vuelto su pareja y fuera de ponerse rojo o algo similar sentía orgullo, en realidad eran una pareja bastante peculiar pero nadie negaba que fueron de las que más perduraron.
Youngjae quién sostenía la mano de su pareja alcanza sólo a reír, habían cosas qué no cambiaban nunca, luego de ciertas vueltas solo podía parar a despedirse e ir por tragos, a lo que Taehyung permanecía algo ansioso al buscar con la mirada a alguien.
— ¿Jeon? — cuestiona Jeongguk, al notar a su esposo y saber que no tenía a su primo cerca pegado como siempre, con sus bromas pesadas a su persona era raro.
— Dijo que iba a venir con su esposo, ya sabes que no lo pudiste conocer por estar en la oficina o viendo las armas, queríamos que lo conocieras, es un doctor, no se la verdad que le vio Jeon pero bueno —respondió Tae mirando alguna señal de su primo y de paso observaba a sus hijos —. He pensado que deberíamos volver a Brasil junto a tu familia, para que Hye pueda divertirse un poco más y creo que eso le haría bien a Miau también.
— Amor esta bien, luego veremos eso, hoy debes disfrutar y ver que no todo acabe en un desastre ya sabes, si esta Jeon es sinónimo de eso — bromea para tomar los labios de su pareja en un beso suave, tierno y profundo, abrazándolo por su cintura, sonriendo en medio.
Por su parte Jeon estaba con su pareja apenas llegando, mientras sonreía limpiándose sus comisuras y al estacionar ve a su pareja agitada y él solo ríe un poco —. Mira amor, luego podemos arreglar todo y largarnos a follar sobre este nuevo automóvil — le guiña el ojo a su esposo que estaba sonrojado y tragaba duro ante su reciente orgasmo.
—Al menos llegamos bien, tarde pero bien— responde queriendo desviar el tema buscando en la ropa del menor algún indicio de su semen y nada, agradecía eso.
—Si, supongo que no debimos follar esas dos veces antes de venir, pero no niego que fue genial follar en la universidad, la próxima deberíamos hacerlo frente a todos mis compañeros, mientras te oyen gemir sin control...— levanta sus cejas gracioso, advirtiendo la reacción del mayor.
— ¡Jeon!— chilla ahora completamente rojo su esposo, para bajar la mirada al pasar al gran castillo dónde debían entrar, nota como el menor sujeta de sus manos entrelazando sus dedos de manera dulce, levanta las mismas, besa sus nudillos y resto de su palma.
— Está bien, te amo sólo vamos a estar hasta que Tier haga todo y luego nos vamos, veré para llevar a Minheon con Miau en los días y oh, conocerás al fin a Gguk como se debe, mira que siempre quisimos presentarlos pero nunca se dió, pero ya es hora— sonríe Jeon y comienzan a ingresar observando a los presentes y como siempre el esposo del dueño de esos ojos celestes era lo más amable de todos.
Siempre sonriente, alegre y perfecto ante todo, la mirada del joven acompaña cada sitio de esos rincones, las personas bailaban y la pasaban bien, ya para ese instante no estaban los niños y uno de los camareros le sirve una copa de champán a lo que acepta hasta que escucha a su marido llamarlo para conocer al gran esposo de su primo, tampoco entendía como es que luego de esos años no pudieron realmente conocerse, sabia que se debía al hecho de que el trabajaba con Tier en áreas de armas o de equipamiento pesado debido a que fue ex-militar, pero más que eso y entre sus viajes simplemente no sabía como fue que nunca pudieron darse los horarios, pero no importaba porque ya estaban frente a ellos y lo primero que vio fue Taehyung abrazando a su esposo Jungkook, con esa sonrisa de siempre y las típicas presentaciones hasta que el mismo lo presentó a su esposo, al cuál él no había tomado el tiempo de verlo a la cara por simple pena, porqué a pesar de ser todo un hombre sentía un poco de timidez al conocer a personas nuevas.
—Este es mi esposo Jeongguk— presenta Tier Taehyung con una grata alegría — y este es Kim Seokjin amor, el marido de Jeon.
Lo que debía de ser la típica presentación de dos personas sin nada en común y simplemente ser familia política se desmorono apenas Seokjin observo esos azules ojos y cuando su voz salió solo supo que todo se detuvo en ese instante, como la mala escena de drama que se montaban las películas, todo pareció correr sumamente corto, tortuoso porque esos ojos y esa voz eran inconfundibles, cuándo se dio cuenta ya estaba en el sanitario, limpiando, buscando secar aquella mancha que dejo el líquido sobre su pantalón, agradeciendo que fuese negro y había pedido a su esposo que por favor no lo siguiese y se disculpo por su torpeza por lo que estaba solo él en el sanitario o eso pensaba.
— Así que Kim Seokjin...— oh esa voz profunda con ronroneos, tan masculina comenzó a llenar el sitio y como por magia, todo empezó a desmoronarse en la trágica mente del menor de ambos—, nunca creí que encontraría a mi amante del Günah en la fiesta de mi celebración de bodas y mucho menos averiguar que somos familia por nuestros esposos.
Esa voz la conocía tan bien, porque ese efecto embriagador lo tenía por todo los poros, Seokjin se sobresalta y antes de que se acercase a él finge sonreír de manera tan neutra, como si a quién le hablase no era él. Jeongguk lo mira, estando recostado de brazos cruzados contra el borde del marco de la puerta del sitio, mirando y tratando de que todo sea una muy mala broma del destino y en que la verdad fuese que se equivocó, pero sabía que no fue así.
— Señor Jeongguk no entiendo a que se refiere, solo tuve un susto y por mi torpeza se derramó, pero no comprendo la plática que quiere meter aquí, seguro se equivoco de persona, ya sabe seguro conoció a mi hermano gemelo, o algo similar. En fin si me disculpa señor Tier debo irme.
Responde queriendo pasar de su lado pero Gguk lo detiene, tomando su muñeca levemente —Conozco a Sein perfectamente, así que esos ojos verdes no podría olvidarlos, así como los tuyos... cachorrito — ese murmuro fue suficiente para que el corazón del menor diese un vuelco, no por amor ni menos por deseo sino que por miedo, miedo de perder a quién más amaba quien era Jungkook, él no era de los que se lanzaba a los impulsos, pero a veces cuándo su esposo viajaba demasiado, usaba un dildo, sus dedos no eran suficientes y necesitaba más y Jeon le había sugerido eso porque sabia de esas necesidades además de ser muy abierto en ese aspecto, pero sabia que no le perdonaría el que ya hace dos años haya frecuentado ese sitio y no le haya dicho, aunque solo se haya acostado con el hombre frente suyo.
—No podemos hablar aquí, hay muchos ojos, te mandaré una dirección y te quiero ahí. No es un pedido, nos vemos Seokjin.
Dice Jeongguk, para soltar su agarre sin pasar a mirarlo demás por las apariencias que debía de guardar, ante cualquier angulo solo debía parecer que hablaron como personas que recién se conocían y no como amantes de ya hace tanto tiempo.
Sabía que ese encuentro sería seguramente el ultimo pero debían de ver la manera de solucionar eso, sus cabidas a laberinto de soluciones y problemas pero algo debía de verse para dejar en claro que ambos tenían mucho que perder, pero también sus cuerpos se llamaban.
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