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"¿Estás bien?"

Despegando su rostro del ventanal del transporte público, Jungkook volteó su cabeza hacia su derecha. Enfocando sus ojos en el gamma de cabellera rubia.

"Seguro, ¿por qué?"

"Te ves... ido" respondió sin estar seguro de su expresión, su ceño arrugándose.

"Sólo estaba pensando" murmuró con ligereza, curvando sus labios en una sonrisa tranquilizadora. "Nada por lo que preocuparse"

El gamma lo observó por unos segundos. "No estaba preocupado" dijo por lo bajo, sacudiendo sus hombros. "Sólo curioso" le corrigió con socarronería. "¿Puedo saber en qué pensabas?"

Resoplando con molestia fingida, Jungkook le dio una mala mirada a Yoongi. Haciéndolo reír. Hoseok que los observaba desde el asiento trasero, decidió inclinarse e interponer su rostro entre ambos.

"Yo también quiero saber" pronunció cuando tuvo la atención de los contrarios. "No parecías concentrado en matemáticas"

"Nunca estoy muy concentrado en matemáticas" replicó una vez alejó su rostro del contrario. "No es la gran cosa, simplemente algo me causó intriga" explicó en un tono plano, encogiéndose de hombros antes de agregar: "El día del festejo a Gealach, yendo a casa oí ruidos en la biblioteca. Yu y sus amigos salían de ella, queriendo asegurarme de que no rompieron nada fui a ver. Sorpresivamente, todo estaba en su lugar..."

"¿Entonces?"

"Debes aprender a ser más paciente" masculló hacia la exclamación ansiosa del rubio. "Había un tipo allí dentro, estaba algo golpeado.

"¿Nunca habías visto a alguien golpeado?" cuestionó el pelirrojo sentado tras ellos, enarcando una ceja.

Jungkook arrugó su ceño un segundo, no era fanático de las interrupciones. Sus amigos podían creer que estaba por contar alguna cosa sin sentido e insignificante, que podría serlo. Pero al menos podían tener la decencia de esperar a que él finalizara para que pudieran hacerse una idea al respecto.

Rodando sus ojos, bufó. "No, recuerdo verte con moretones cuando 'jugabas' con otros alfas" Yoongi se rió y Hoseok se hundió en su asiento, avergonzado por las memorias revividas probablemente. "Lo que me causó intriga fueron dos cosas, pensándolo bien. Primero" musitó con su índice elevado. "No recuerdo haber visto a ese tipo por allí antes. Segundo" dijo con su dedo corazón alzado. "Olía a delta enfermo. Y no estaba tan golpeado"

Tanto el alfa como el gamma allí enderezaron sus posturas, genuinamente interesados ante la mención de tan inesperada casta. De tener orejas, estas se hubieran movido, delatándolos. Aunque sus accionares físicos y notarios ya lo habían hecho.

"¿Delta?" cuestionó Yoongi con su rostro inclinado, algo desorientado.

Jungkook asintió. "Estoy convencido de que era uno"

Realmente el omega no estaba convencido a un cien por ciento, pero sí a un ochenta y cinco. El aroma del pelinegro había sido fuerte tan pronto lo liberó, pero nunca llegó a ser demasiado abrumador. A causa del enojo se había percibido más picoso de lo que seguramente era. Pero aún así, no alcanzó a ser desagradable o sofocante. De haber sido un alfa, la amargura en su esencia se habría vuelto agria. Lo que no pasó.

Si bien era su primera vez estando en contacto con un aroma similar, no podía pertenecer a ninguna otra casta. Los betas tenían aromas sutiles, a esencias muchos de ellos. Incluso cuando estaban enojados, sus aromas no se volvían muy intensos. Los alfas tenían aromas fuertes, algunos de ellos eran frescos. Hoseok por ejemplo emanaba una fragancia a menta. Mientras que otros tenían aromas más metálicos y poco soportables. Los gammas eran de fragancias suaves, Yoongi olía a lavanda. Ligera y no muy dulce, se tornaba más fresca cuando se enojaba. Mientras que otros olían a dulces. Habiendo un porcentaje reducido de ellos con matices empalagosos. Los omegas no eran diferentes, aunque entre ellos reinaban los olores florales. Aunque el de Jungkook era de pino. En cambio los deltas, por lo poco que había en los libros, solía decirse que sus aromas llegaban a un punto de amargura intolerable. Algunos eran ácidos y otros realmente metálicos. Pero el pelinegro de hace tres noches olía a canela.

Chasqueando la lengua para sí, el castaño se murmuró en la comodidad de su mente, que no podía fiarse de las antiguas escrituras o libros de biología. En algunos aspectos acertaban y en otros lo hacían parcialmente.

"¿Te hizo algo?"

Saliendo de sus neblinas mentales, Jungkook miró en dirección de Hoseok. "No, nada"

"¿Seguro?" aportó Yoongi.

"¿Por qué lo haría?" cuestionó sin entender a dónde querían llegar.

"Dijiste que era un delta"

Ante aquel mascullo, el entendimiento no tardó en golpearlo. 

Por esa razón las historias que solían contarle a los niños, ya no le gustaban. Envenenaban sus mentes con ideas y concepciones que no se basaban en nada. Formándoles ideas distorsionadas de otras castas.

"Sí, y tú eres un gamma y no te veo desfalleciendo cada segundo"

El menor de los tres separó sus labios, dispuesto a decir algo pero no lo hizo. Sus labios volvieron a juntarse en una mueca y sus ojos se entrecerraron.

"No es lo mismo" farfulló poco después, disgustado.

Jungkook miró su perfil y sacudió su cabeza, volviendo a apoyar su sien izquierda sobre el cristal del transporte. Era curioso y algo lamentable ver como alguien que había sido minimizado por su casta y rodeado de prejuicios por la misma, los tenía también para con alguien más por el mismo hecho: su designación.

No es que lo culpara tampoco, uno replicaba lo que absorbía. De manera consciente y en muchos casos, inconscientemente. Algunas veces habiendo motivos para hacerlo y otras no.

Hoseok intentó animarlos, pero no se esforzó demasiado. Ninguno estaba realmente molesto, sólo absortos en sus pensamientos y repentinas interrogantes internas. Nada más.
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Para cuando se bajaron del transporte, ya eran poco más de las dos de la tarde. Para ser más específicos, dos con trece minutos. Por la mente del omega circuló el fugaz pensamiento de que vivir lejos, era en serio un grano en el culo. Recorrer tantas distancias no era de ninguna forma agradable.

Aunque admitía muy vagamente que, cuando su mente estaba atascada con ideas o frustraciones diversas, esas distancias se volvían favorecedoras. El aire considerablemente limpio y fresco le ayudaba a distraerse como a destensar sus cuerdas mentales.

Escuchando a Hoseok silbar alguna nueva canción, Jungkook balanceó su cabeza siguiendo la tonalidad suave y alegre. Compartiendo una sonrisa fugaz con el alfa cuando éste se colocó más cerca de él, a un metro de ellos Yoongi comenzó a tararear la letra que parecía ser la correspondiente con la melodía silbada.

Y así se mantuvieron por poco más de dos metros, hasta que escucharon un crujir a sus espaldas y casi al mismo tiempo, voltearon sus rostros. A tres metros se encontraba una silueta desconocida para dos de ellos, viéndolos también.

Observándolo con atención, Jungkook percibió tensión en los músculos contrarios. Por un momento se preguntó a causa de qué podría ser, pero notando que su filosa mirada estaba puesta en el pelirrojo de ellos, sus ideas con respecto a la rigidez impropia no demoraron en acomodarse. Y se acentuaron aún más cuando el aroma mentolado de Hoseok se volvió espeso, perdiendo ese frescor distintivo.

Los ojos de quien se mantenía lejos de ellos parpadearon entre su negrura natural y el brillo salvaje que se albergaba en las profundidades de su ser más irracional. Viéndose su lucha de voluntades en el color de su iris, la cual era una mezcla inestable de negro y destellos azules. Levantando su rostro hacia Hoseok, Jungkook observó sus orbes bañados en un intenso dorado.

No pudiendo creer lo que estaba presenciando, se encontró dispuesto a tirar del brazo del pelirrojo para alejar su atención del lejano delta, pero antes de que hiciera cualquier movimiento brusco, Hoseok se encontró pestañeando de manera rápida. Disipando la impulsividad salvaje de sus ojos. El chico desconocido se encontraba caminando lejos de ellos, desviándose del camino de tierra para ingresar por entre los árboles.

Si Yoongi quiso decir o preguntar algo al alfa que los acompañaba, éste se mordió la lengua. Jungkook lo hizo también, Hoseok se veía desenfocado de su entorno y su aroma con matices enojados era una incógnita para ellos dos. Por lo que retornaron su camino en un silencio total.

Fue un día peculiar, el cual finalizó sin mayores o relevantes acontecimientos que fueran dignos de mencionarse.
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