O1 : sorpresa fugaz de medianoche
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"Bien, ¿quién está listo para escuchar una historia?"
Varias voces chillonas y agudas, pronunciaron exclamaciones alegres. Haciéndole saber a quien preguntó, cuán emocionados estaban por lo que sucedería a continuación. Sonriendo, el hombre adulto se arrimó más cerca de la fogata que rodeaban y les brindaba calor.
Aclarando su garganta, le dio una mirada a todos los que se encontraban allí. "Susurran los antiguos espíritus que hace mucho tiempo, Gealach enfureció. Uno de sus hijos estaba llenando su corazón de avaricia y egoísmo" pronunció en un tono bajo, cada palabra saliendo en un murmullo. "Atacando a otros y robando sus tierras injustamente, usando a su gente sin consideración. Ella quiso hablar, pero el mayor de sus hijos nunca escuchó razones y ante los ruegos de los más débiles, tuvo que tomar una decisión" la voz del alfa viejo, decayó en un falso lamento. Incluso sus facciones se arrugaron con pena fingida. "Presentándose ante él, Gealach volvió toda su rabia y avaricia contra sí mismo. Diciéndole lo indigno que era de ocupar el puesto más alto de la pirámide, decidió bajarlo un escalón"
"¿Por qué no todos?" preguntó alguien, confundido y curioso a partes iguales.
Sonriendo levemente, el hombre meneó su cabeza. "Era su hijo y aunque la severidad de sus actos fue imperdonable, ella decidió mandarlo lejos. Donde las tierras no tienen nombre, donde el viento no sopla y las hojas se balancean con el pesar de las almas olvidadas" respondió en un tono fino, apenas audible y casi místico. "La diosa aseguró que en las profundidades desconocidas del bosque, recapacitaría. Pero la soledad lo rodeó más pronto de lo que ella anticipó y a falta de compañía, enloqueció"
"¡Yo nunca he visto uno!" exclamó otro, sus labios fruncidos. "¿Usted?"
Aprovechando la avalancha de preguntas que atacaron al lobo más viejo, Jungkook se levantó del tronco que ocupaba y sin dudarlo dos veces, comenzó a caminar lejos de la gran fogata. Sintiendo las hojas crujir bajo sus zapatos y aunque escucho pasos a la distancia, no se molestó en voltear su rostro.
"¿Aburrido también?" preguntó a quién se posicionó a su lado.
"No, me gusta esa historia"
Riéndose cortamente, el omega miró a su pelirrojo amigo. "Nunca cuentan una diferente"
"Solía gustarte"
Hoseok tenía razón, en su niñez amó ese relato. No iba a mentir, siempre le fascinó escucharlo en las noches que la luna se teñía de un brillante azul como el de ahora. Hacía el entorno místico, y como a todos, las palabras que se pronunciaban en susurros lo envolvían sin esfuerzo. Como un arrullo.
Pero actualmente tenía diecinueve años, estaba a un año de convertirse en un lobo adulto. La historia que alguna vez fue su cuento favorito, ya no lo era más. Siempre repetían lo mismo, sin cambios o detalles. No importaba quién la contara, de la forma que empezaba, solía terminar. Sin alteraciones.
Con el tiempo, la emoción que solía burbujear en su pecho, se perdió. La lógica se instaló donde alguna vez ella residió.
Si bien era una historia que se usaba para dos fines en específico: asustar a los niños más curiosos que gustaban de deambular por el bosque cuando su preciada luna ascendía por el firmamento. Y en segundo lugar, se usaba a modo de explicación, para darle un sentido a cada casta existente.
La historia no destacaba por su abundancia en detalles o lógica, sino por la forma teatral en la que solía ser narrada. Después de todo, los niños amaban la forma en que varios lobos viejos recreaban el relato con sombras o títeres. Eran hábiles.
"Como bien dijiste, solía gustarme" murmuró en respuesta, encogiéndose de hombros. "Mis intereses cambiaron"
"¿La evolución es más interesante?"
Jungkook inclinó su rostro mientras continuaban andando sin un rumbo en específico. No sabía decir si la evolución de ellos como especie le parecía interesante o si el haber visitado la capital, cambió su mentalidad.
Le gustaban sus celebraciones y ceremonias, no iba a fingir lo contrario. Pero vivir tan alejados de la sociedad actual, no hacía más que adormecer sus sentidos. Ya no tenían manadas que cuidar, territorios que limitar o acuerdos que hacer con otros lobos. Ni siquiera podían materializarse en ellos. Hacía un siglo, tal vez, habían perdido dicha capacidad o don. Culpa de la evolución misma, quién sabe.
Y tal vez, esa era la razón por la cual vivir en lo más profundo de Cheongju, casi en los bosques mismos, ya no se sentía como algo que tuviera que ver con él. El querer mantener un estilo de vida que lentamente iba siendo un recuerdo del pasado, no encajaba con su ser curioso y ávido por descubrir qué había más allá de lo que estaba acostumbrado.
Los lobos con los que vivían eran anticuados y supersticiosos, negados a cambiar u olvidar sus tradiciones. Sus raíces. Los grabados a tinta en su piel eran una demostración de ello. El que siguieran contando una misma historia donde los deltas quedaban como bestias irracionales y repudiables, era otra. El que siguieran tratando a los gammas como cristales a punto de fragmentarse, una razón más que se sumaba a la anterior.
Y había más que señalar.
"Creo que ya no encajo con todo esto, ¿entiendes?"
Sonriéndole, el alfa asintió. "Hemos tenido la misma conversación con Yoongi. Crecimos de este modo pero se siente vacío"
"Lo sé, deberíamos irnos a la capital pronto"
Riéndose, el más alto por unos escasos centímetros sacudió su cabeza. "Debemos terminar nuestros estudios primero"
Jungkook concordó y su conversación se extendió un metro más, hasta que Hoseok bostezó y tras farfullar un par de palabras, se despidió. Su casa quedaba más cerca y rendirle tributo a la luna había sido, aparte de prolongado, agotador.
Una vez vio desaparecer al chico, él continuó su camino. Siendo acompañado por nadie más que la brisa y la luna. Vivir en lo más alejado podría ser refrescante, pero el terreno era irregular y la oscuridad que los rodeaba no era precisamente acogedora. Y si se ponía a enumerar las desventajas, estaría allí una hora.
Necesito irme a la capital el siguiente año, insistió en la profundidad de su mente. Farfullando algunas quejas más del entorno, sus pisadas se detuvieron en el momento que la puerta de la biblioteca rechinó. Apoyando una mano en el tronco de un árbol miró a la lejanía, nadie había salido de la vieja estructura.
Por un momento lo encontró extraño, hasta que su cerebro llegó a la conclusión de que alguien pudo ingresar en lugar de salir. Y estando lo suficientemente aburrido como para creerse investigador de sucesos paranormales sucediendo a medianoche, se dijo que no estaría mal curiosear un poco. Quién sabe, capaz tenía la fortuna de encontrarse con un desertor como él.
Los lobos jóvenes de su edad no eran fanáticos de pasar horas sentados en troncos caídos, pintando zonas de sus cuerpos con tinta que luego tardaba en quitarse.
Sacudiendo sus hombros, comenzó a caminar en dirección del edificio. Hasta que su audición se agudizó, percibiendo el sonido característico de unas risas, acompañadas de comentarios fanfarrones. Su rostro se inclinó y antes de que la interrogante se formara en su cabeza, tres chicos salieron fuera de la biblioteca. Identificándolos como los revoltosos del lugar, alfas con moras en donde se suponía, debían de estar sus cerebros.
Su expedición paranormal quedó aplazada y se convirtió en una expedición de reconocimiento de daños. No sería la primera vez que ese trío cometiera algún destrozo a causa de 'diversión excesiva'.
Ingresando, su instinto natural fue encender la luz, pero el foco apenas parpadeó dos veces cuando se quemó. Los servicios eran pésimos allí y los lobos más viejos tenían el descaro de quejarse. La mayoría del tiempo tenían que usar lámparas a gas. Rodando sus ojos, esperó que su visión se acostumbrara al lugar antes de proseguir.
Siendo consciente del silencio que lo rodeaba, sus pasos se ralentizaron tan pronto se retomaron. No habiendo un motivo lógico para eso. Dos metros pasada la pequeña recepción, sus ojos se movieron en todas direcciones. A pesar de que la luz de la luna se filtraba por los cristales de la ventana, el lugar no se percibía amigable. No era tenebroso tampoco pero aún así, eso no lo hacía menos inquietante. El hecho de que las sombras parecieran tener forma lo decía todo.
Y cuando Jungkook se dijo que ya había visto suficiente y todo parecía estar en orden, el cielo retumbó a causa de un trueno. Los cristales vibraron y por un momento, su alrededor se iluminó momentáneamente.
Ante él y a poco más de tres metros, se encontraba una silueta desconocida. Yaciendo, descuidadamente sobre una de las sillas del lugar. Jungkook no sabía decir si fue el aturdimiento que la descarga eléctrica viajando a través del cielo le causó o qué carajos, pero creyó ver los ojos contrarios destellando azules.
Tuvo que parpadear varias veces porque aquello no era posible y cuando su vista se enfocó mejor, se encontró con una mirada entrecerrada de ojos negros. Había sido notado también. Pero su respiración no extinguió por esto, sino por cómo realmente se veía el tipo. Un lado de su labio estaba roto, su pómulo izquierdo estaba inflamado y había sangre seca en su remera.
Su primer instinto fue dar pasos hacia adelante, queriendo auxiliar o mínimo, corroborar que el tipo estuviera realmente bien. Pero apenas avanzó cuatro pasos, el aroma picoso en el ambiente se espesó. Volviéndose sumamente amargo en una clara advertencia de que no se moviera.
"Oye..."
"Hueles a alfa" interrumpió el desconocido, su voz oyéndose alterada.
Aunque no hubiera comprendido la exclamación contraria con exactitud, Jungkook ae apresuró en aclarar. "Soy un omega"
"No es a lo que hueles"
Por una fracción de segundo, Jungkook consideró el liberar su aroma. Para así probarle al contrario cuál era su casta, pero si el aroma de Hoseok estaba adherido al suyo eso no haría más que agravar el descontento ajeno. Y no lo culpaba por no empatizar con los alfas en ese momento, había sido golpeado por tres después de todo.
"¿Quieres que busque a tus amigos?"
"No"
"¿Llamo a alguien?"
Los ojos impropios volvieron a estar sobre los suyos, y la negrura en ellos relampagueó en destellos azules. Si el ataque de tres tipos no lo habían hecho perder el juicio, su sincera insistencia lo haría pronto.
"No soy un cachorro"
Tras decir eso en un mascullo bajo, procedió a levantarse. Sorprendiendo al omega, a pesar de su postura encorvada se podía percibir su altura. Y no era precisamente baja o media. Pero lo segundo que más impactó al de cabellera castaña, fue el darse cuenta que a pesar de lo mal que se viera el rostro del tipo, su condición física era peor. Apenas podía soportar su peso.
Jungkook no dijo nada al respecto y se hizo a un lado, dándole espacio para irse. El pelinegro no parecía fanático de las interacciones. Y tan pronto éste lo pasó, él se encargó de olfatear el aroma impropio con suavidad. Su nariz frunciéndose, algo no estaba bien. Olía enfermo.
Sus labios se separaron, dispuestos a expresar el hecho, pero tan pronto las palabras se formaron el cielo retumbó por segunda vez. Opacando el sonido de su voz y haciéndolo brincar en su sitio. Virando hacia los ventanales, no tardó en darse cuenta que llovía.
'Rayos' el omega resopló un quejido. Aún tenía que volver a su casa y estaba a siete metros de su posición actual. Y la idea de correr fuera, empaparse y arruinar sus zapatillas, no le tentaba. En lo absoluto. Pero tampoco podía permanecer allí esperando que el clima aminore su intensidad.
Sin pensarlo demasiado se encaminó hacia la puerta y una vez estuvo fuera, comenzó a correr bajo la tal vez, inesperada lluvia. El único sonido que sus oídos absorbieron fue el de sus zapatillas chocando contra el suelo embarrado. Para cuando llegó a la cálida seguridad de su casa, suspiró.
"¿Qué tal estuvo todo?"
Sacudiendo sus hebras, Jungkook miró a su madre de manera fugaz. "Genial"
La conversación giró entorno a más preguntas similares en las que él tuvo que pensar las respuestas dos veces antes de responder, no quería ofender a su madre de ninguna forma y para cuando fue liberado, corrió a su habitación. Necesitaba bañarse.
Para cuando finalizó, su mente estaba tan cansada que se dejó caer sobre su cama sin más. Durmiéndose de esa forma tan despreocupada con la cual cayó.
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* Gealach : significa resplandor en gaélico escoses. Más no luna, aunque en la actualidad se lo tome como que sí. En su mitología la diosa Luna tenía este nombre, pero se cree que antes existió otro, pero con el tiempo se olvidó. Además, creían de mala suerte llamar a la diosa por Luna. Su pronunciación es gialaj.
* Castas : por si alguien no lo sabe, son las designaciones que tienen los lobos. Ya sea alfa, delta, beta, omega o gamma.
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