5 de septiembre

"Hey, Minho, ¿Quieres escuchar un chiste?"

"Seguro, adelante."

"Está bien, ¿Cómo se llama a un viejo muñeco de nieve?"

"No sé, ¿Cómo?"

"Agua."

"Oh, Dios mío..."

Jisung se rió y rió, sobre todo por la reacción de Minho.

"¿Bueno, verdad?"

"Un poco perverso, si lo piensas". Minho finalmente soltó una carcajada, rodando para comprobar la hora rápidamente. Eran las 11:32. "Si le contaras ese chiste a un niño, podría molestarlo".

"No voy por ahí contando chistes a niños al azar, eso es raro".

"Estoy de acuerdo. Por cierto, puedo contar un chiste."

"Está bien, dispara". Minho pensó por un segundo, luego se decidió por la broma de papá más tonta que se le ocurrió.

"¿Por qué se sonrojó el tomate?" Ante el silencio de Jisung, continuó. "Porque vio el aderezo para ensaladas".

"Que pervertido..."

"¡Vamos, ríete un poco!"

"Ja ja ja Minho, eres tan gracioso".

"Gracias gracias." Minho puso los ojos en blanco ante el sarcasmo que casi goteaba de la voz de Jisung.

"¡Oh, maldita sea!"

"¿Qué pasa?" Minho preguntó, sintiéndose un poco confundido por el repentino estallido del chico.

"Me quedé sin película para mi cámara polaroid".

"¿Te estabas tomando fotos?" Minho se rió en voz baja.

"Solo me tomé cuatro selfies". Jisung respondió, haciendo que Minho se riera más fuerte.

"¿Por qué?"

"No lo sé, sólo me apetecía, supongo. Tendré que ir a la tienda mañana".

"Ew, interacción social".

"Cuéntame sobre eso."

Minho se sintió contento de hablar con Jisung, e incluso había comenzado a sentirse emocionado por sus pequeñas conversaciones antes de que Minho se fuera a la cama. Y pensar que no le había agradado Jisung hacía tan sólo unas semanas.

"Es casi medianoche, así que creo que te dejaré dormir, ahora. O, como dirías, me callaré la puta boca".

"Está bien, genial. Gracias."

"Ouch, Minho."

"Lo siento." Minho se rió entre dientes. "¿Hablaré contigo mañana?"

"Mhm. Duerme bien."

"Lo intentaré, gracias. Buenas noches, Jisung".

"Buenas noches."