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Spin Off - Manager


Muy felices navidad a todos ~

Este drabble/shott es una continuación no oficial del Shot Manager de lauvelga. Apenas leí la historia, me encanto y no pude no imaginarme como seguiría la historia y como ya iba ser navidad y tenia algo escrito, decidí  terminarlo y que sea un regalo para ella para navidad.

Obviamente tienen que leer la historia original para seguir el hilo, si no lo han hecho, vayan que es muuuuy bonita <3
Espero que les guste y felices fiestas ~

~o~

El silencio de toda la cocina solo era interrumpido por los suaves golpes del cuchillo al cortar la verdura. En ese momento no podía hablar y no era como si algo se lo impidiera, aunque podría decirse que de alguna forma, así lo era. Pero es que no podía negar que se encontraba totalmente atrapado en la manera de cocinar de Derek. O quizás era la radiante sonrisa que tenía el moreno en ese momento.

Era imposible no perderse en aquello, sobre todo cuando en el trabajo siempre andaba con el ceño fruncido, pero cuando sonreía, todo parecía distinto. Todo tenía un brillo distinto, sobre todo los ojos del mayor. Y desde aquel día en la que se había ahogado en su propio drama, todo empezó a ser un poco diferente, pequeñas cosas que para Stiles eran un mundo pero es que Derek estaba a veces tan lleno de misterios que no sabía cómo es que terminaba cayendo cada vez más por el verde brillante de su mirada.

Y su mente era un lio, quería culpar al mayor por eso, porque Derek, con la confesión que soltó aquel día que quiso renunciar, dio la vuelta su mundo. Ya no sentía que estaba en un camino totalmente estrecho y solitario, sino que a su alrededor había un mundo de posibilidades y que podría comprender un poco mejor las cosas. No estaba caminando en una cuerda floja, al contrario, se encontraba trepando una montaña para llegar a la cima.

Pero si él se había sentido así, agobiado, cada día volviéndose pesados, sintiendo como su moral iba siendo dinamitada cada hora, que su camino se encontraba una muralla que no podía cruzar, ¿cómo habría sido para Derek?

No era su vocación, no era su sueño a seguir, algo casi totalmente impuesto que le había frustrado sus deseos futuros. La pregunta que no dejaba en paz su mente pero que tampoco quería ser demasiado entrometido, a pesar de aquel nuevo comienzo que empezaron juntos.

—¿Cómo es que seguiste? —soltó sin pensarlo, como siempre, al carecer un filtro en cerebro-boca. El mayor dejó de fijarse en la cocción de la verdura para tener las cejas arqueadas a modo de pregunta—. Dijiste que tú no querías esto... entonces, ¿qué te motivaba a seguir si lo odiabas?

Y culpaba a los fogones de la cocina por el calor que sintió quemarle en el pecho, como sus mejillas ardían y seguramente estarían totalmente teñidas de rojo, pero nada tenía que ver con la sonrisa totalmente sincera del moreno.

—Me gusta cocinar para la gente que amo —comentó tranquilo Derek, volviendo a poner atención a su receta, sin darse cuenta de lo que palabras habían provocado en el castaño. Porque Stiles bien sabía quién era la gente que Derek quería con solo verlo cocinar.

Los detalles y el esmero que ponía en los platos cuando su hermana menor volvía agotada de la universidad. El pequeño tarareo al preparar la sopa favorita de su madre. O la facilidad que se movía buscando los ingredientes para preparar los postre favoritos de Laura. O la vez que vio Erica llorar y él fue directo a la cocina para cocinarle algo que hizo desaparecer las lágrimas en la rubia y que abrazara a Derek con mucha fuerza. Para esas personas, era como hiciera magia, incluso el sabor parecía ser distinto.

Los ejemplos que podía dar eran muchos y únicos, pero siempre había algo característicos en ellos, un patrón, una sola cosa que se repetía en cada momento y que se lo hacía marcar a Stiles en su memoria. Y era la sonrisa de Derek, en brillo en el rostro cuando cocinaba era diferente como cuando trabaja. Y ese momento, llevaba esa misma sonrisa, la misma que solo hacía querer llenarla de besos. La misma que le quitaba el aire y lo mareaba, la que era la pieza de una confesión indirecta.

Entonces el silencio del castaño desconcertó al mayor, se esperaba alguna respuesta, algo con su usual sarcasmo pero se encontraba ahí callado. Sentado sobre la mesada contigua en la que estaba trabajando, su mirada fija en los pies que movía de un lado a otro.

Y es que no sabía la tormenta de pensamientos que había causado en la cabeza de Stiles, pensamientos acerca de ellos. Porque sí, no tenía ni menor idea de cómo podría llamar aquella especie de relación que tenían. A pesar que en trabajo el trato casi era el mismo, sólo que a veces pequeñas sonrisas junto con pequeños apretones en sus hombros y el roce de sus manos, nunca fueron suficientes para poner nombre a ese algo que tenían.

Ese algo que les hacía quedarse después de la hora, la cocina de restaurante completamente vacía y solo ellos dos en su compañía, donde cocinaban para el otro y cenaban juntos. Eran como su especie de citas, algo que tenían juntos, un momento en que compartían solo para ellos. Pues claramente había algo, él lo podría admitir, lo sentía cuando su corazón se aceleraba en los cumplidos de Derek con una sonrisa genuina. O como le brillaban los ojos al mayor cuando le decía que sabía fantástico.

Puede que él esté exagerando o que su pequeña inexperiencia en relaciones sea en parte la culpable, pero cuando se comparten las recetas familiares, significa algo mucho que una confianza entre compañeros de trabajo. Y Stiles no sabía qué pensar de que Derek le haya confiado todas las recetas de la familia Hale cuando él solo le enseño la de la tarta de arándanos que aprendió de su madre. "De ahora en adelante es mi postre favorito", le dijo el mayor cuando probó una porción. Y si tenía dudas de si eran palabras verdaderas, el beso de aquella vez borró cualquier incertidumbre.

Y hubiera seguido machacando su cabeza entre toda su curiosidad llena de inquietudes y preguntas, de no ser por Derek, que le dejó un suave beso y luego le fue repartiendo besos por todo el rostro.

—¿Y eso a que ha venido? —dijo Stiles entre risas ante las caricias y cosquillas de que producían los labios del mayor sobre su piel.

—Porque tenías mala cara. —Y el tono apenado Derek, como si fuera el culpable, sólo logró empeorar los ya fuertes latidos de su corazón—. Y no quiero que estés mal cuando estamos juntos, nunca... —Unas manos en sus caderas lo acercaron al cuerpo del moreno, quien junto sus frentes, soltando un suspiro—. Porque te quiero.

Y puede que el olor a quemado haya arruinado el momento pero pudieron salvar gran parte de la cena que no se les quemó. Pero si aprendió que no era sólo en la cocina en la que había que esperar. Lo vio en la sonrisa de Derek cuando después lo abrazó y le dijo "Yo también".

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