Respirar. El simple hecho de intentar llenar los pulmones de aire, dolía, demasiado. Como si fuera fuego lo que respirase, quemándome desde la garganta hasta el pecho. Provocando una sensación de debilidad y mareo, como si en cualquier momento, con un solo parpadeo, todo se volvería negro.

Y aun así no era suficiente, cada exhalación era como un quejido lastimero, como un contador que iba aumentando hasta el punto que acabe en un grito mudo que sería guardado al igual que todas las sensaciones y sentimientos que deje que se fueran ahogando en las oscuridad en donde las encerré.

Con la tonta e ingenua idea de que al cerrar los ojos, dejarían existir, que con solo cerrar una puerta, desaparecerían desde la faz de la tierra. Un tonto pensamiento que aun así sabia la respuesta de cómo en futuro terminaría desembocando, dando un final como una creciente marea que arrastraría todo a su paso.

Tiempo. El limitante que recordaba que todo aquello que se iba acumulando, con el ultimo grano en un reloj arena, desencadenaría en un montón de sucesos que nadie podría imaginar el momento. Porque no están dichos, esas especulaciones, incluso si de una sola se tratase, nadie las plantearía cuando todo está, por decirlo de alguna forma, bajo candado.

No existe el tiempo para tratar con ello, no hay manera en la que quiera dejar expuesta aquellos demonios los cuales han sido encerrados. Tampoco lo vale. No se trata de agregar problemas, lo que verdaderamente importa es que exista seguridad.

Seguridad para ellos, para cada integrante que aun sin quererlo, ha empezado a formar parte de una manera hasta casi necesaria. Para los que nos rodean, salvarlos del peligro en cual nos encontrábamos atrapados con el tiempo, no permitir que sus vidas sean iguales a las nuestras. Y por mucho que lo niegue, seguridad para aquello que nos mantiene firme, que nos permite vivir la sensación de que ya no habrá más dolor, que nos reconforta después del sufrimiento.
Aquello que me niego aceptar, temiendo volver a sufrir.

El miedo siempre nos acecha y conmigo es una sombra constante, se ha vuelto mi inseguridad. Un acompañante en el desconocido camino que se dibuja enfrente pero que con seguridad puedo afirmar que será difícil. ¿Podría decirse imposible ya?

Tropezare, muchas veces, como desde en el primer momento en el que decidid hacerle caso al egoísmo. En dónde me deje cegar por un sueño idealista, una imaginación infantil y estúpida que no es más que un recuerdo constante a los demás errores que fui cometiendo.

Fallado, una y otra vez. De tantas maneras que en las cuestiones de que lo que verdaderamente está mal en esta vida, soy yo mismo. Y duele aceptarlo, duele darse cuenta de que todo se te puede ser quitado en un simple segundo, de que parece que todo aquello que tocas, lo que anhelas y deseas proteger, se termina destruyendo frente a tus ojos.

Son heridas abiertas, escondida tras una barrera de agresividad, no había otra forma para ocultar aquellas marcas de las continuas caídas que lastiman de una manera muy profunda pero que lamentablemente no acaban con la miserable vida, dónde se podría evitar más miseria y dolor que sufrir.

Y si de casualidad llegan a sanar, la suerte parece no estar de acuerdo con ellos y nuevas se abren, añadiendo más dolor la lamentable vida en la cual parece que se tratase de una maldición que tengo que vivir.

Existe la calma, momentos en los que los pulmones se llenan de aire y como si tu cuerpo fuera liviano de nuevo, en donde los huesos no pesan y no existe esa constante punzada dónde debería estar un corazón latiendo. Son minutos de silencio para la tormenta que abruma, el continuo castigo que son los recuerdos. Un suspiro de alivio.

Pero el miedo esta el asecho, la inseguridad aferrándose como una soga al cuello, logrando nublar toda la calma temporal para volver a traer aquella oscuridad que continuamente me rodea.

No sé qué pensar, no hay claridad en los pensamientos y las decisiones de que hacer parecen simplemente escurrirse de entre mis dedos. No sé cuál es el siguiente paso, no hay camino claro que elegir y el miedo de que todo vuelva caer de nuevo es el que tiene mi corazón en sus manos. Solo necesito una señal para volver a confiar.

-¿Derek...?

La inseguridades escurre en el aire, la incertidumbre tiñe el aroma de la amargura que apestaba el ambiente. La curiosidad con una pizca de preocupación lo acompañan con la esencial principal de esa personas. Café. Un perfume que me provoca muchas sensaciones que no sabría por cual empezar pero que hace poco, es la que provoca la sensación de paz en mi cansado cuerpo.

Todo parece aliviarse cuando los orbes de color whisky se encuentran conmigo, con el  olfato podía captar como toda aquella bruma de sensaciones que viene del adolescente frente mío, cambian simplemente a un tranquilidad y seguridad.

-Se que todavía no es la hora para reunirse con la manada pero...yo quise venir un rato antes...pero si quieres me voy, no quiero ser molestia...

Quizás, simplemente tendría que dejar de pensar y simplemente permitir que mi corazón vuelva a latir.

-No, nada de eso, quédate por favor-

Y una pequeña calidez, que creía olvidada, comenzó a arder en mi pecho al ver la sonrisa de Stiles.

~~o~~

Y he aquí con mi primer drabble y una actualización después de un largo tiempo. Me pareció que ya era tiempo de subir algo y una historia corta era lo que tenia mas a mano.

Quizás vaya escribiendo algunos mientras estoy con Baila Conmigo.

Igual, me la suda que sean 500 palabras así que los hare a mi gusto :v

Este nació por pequeñas cosillas que vi, dándome un gran disgusto y fue mi descarga de alguna manera. Derek es un personaje complejo pero eso no implica que no pueda tener emociones y sea "el malo" de la historia.

No se mi entiende XD pero había sido un trago amargo ya que me parece muy injusto. Y ya hable mucho pero es que #ILoveDerekHale

En fin, espero que le hayas gustado esta historias y nos estamos leyendo en el próximo capitulo

Saludos ~