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dos

—Entonces, te caigo mal porque me casé con tu mamá— la menor negó repetidas veces mientras se le acercaba, dejando la cerveza en la mesa, y ahí se dio cuenta de lo cercanas que estaban.

Hasta podía sentir el aliento de Jisoo golpear su rostro. Suspiró.

— Eso no lo es tanto, veo que eres buen partido para mamá, de hecho me molesta que se case con gente tan joven para quitarles el dinero, creí que eras presa fácil, digo, tienes 31 años, eres joven, con una empresa con mucho éxito, pensé que mamá te iba a hacer algo, pero gracias a Dios eres una hija de puta — la pelinegra rió, haciendo que Chaeyoung frunciera su ceño confundida al verla tan liviana con ella.

Era demasiado raro, como antes había explicado, Jisoo era totalmente inexpresiva, algunas veces hasta apática y grosera, así que verla riendo, en una camisa casual, parecía un sueño. Pero no lo era.

Ahora la rubia la vio.

—¿Y por qué yo te caigo mal?

—Mira, no me caes mal, es sólo que...— rascó su nuca, y severamente pensó sus palabras. Lo supo porque hizo esa mueca, había hecho una mala elección de palabras mentales, su ojo lo achicó y relamió sus labios. Al final sólo suspiró — no sé qué hacer cuando estoy contigo, digo, eres muy joven, tienes 18 años.

—¿Qué? Idiota, tengo 23 años.

—¿Qué? ¿Y por qué sigues viviendo aquí? Yo a tu edad ya tenía 3 trabajos mientras estudiaba, y cruzaba ríos, desiertos, tormentas para llegar a la universidad, hasta luchaba con dinosaurios para llegar — Chaeyoung la alejó, ambas carcajeando por la reciente broma, pero ninguna se dio cuenta que su mano apartándola estaba en su mejilla. Jisoo carraspeó.

—Mi mamá insiste demasiado a que esté viviendo con ella para comprobar si sus esposos, esposas, o lo que sea son buenos para ella, pero por lo visto tú eres su elegida, ya duraron más de 12 meses juntas, por eso me voy a la universidad de Daegu a continuar la carrera ahí— no había quitado su mano por alguna razón, y cuando se dio cuenta, Jisoo la tomó y la vio, preocupada.

—¿Te vas?— un tono verdaderamente preocupado, sus cejas alzadas, y hasta se habían acercado más. Chaeyoung vio las dos cervezas suyas y las 3 de Jisoo en la mesa. No estaban tan borrachas.

Alzó su ceja, llamando la atención de Jisoo, que la hizo verla.

—¿De verdad te vas a ir?

—Tú hace minutos hasta me estabas preguntando qué seguía aquí.

—Porque era broma, no pensé que de verdad te fueras.

Que se joda, todo. Chaeyoung se acercó más al escuchar la respiración agitada de Jisoo, su respiración, aliento a alcohol con una menta que había tragado hace segundos, tragó saliva.

Si la iba a llevar, que la lleve la de Jisoo.

Se atrevió a acercarse más, hasta rozar sus labios, y sintió que iba a morir cuando sintió un fuerte empujón, pero para acercarse más. Jisoo se acercó a besarla de forma agresiva, sosteniendo su cintura y acomodándola como se le antojara. Literalmente, estaba a su merced.

Sus manos apretaron su cintura, moldeándola, comenzó a acariciarla, apretarla, y Chaeyoung literalmente se le acercó más, dejándole más de ella.

¿Por qué se sentía atraída a las personas más egocéntricas, apáticas, y narcisistas del mundo? No sabía pero nunca podría olvidar su crush con Scar, del Rey León.

Porque Jisoo lo era, aunque sólo había visto una parte de ella estaba segura que sólo era un rostro serio, aunque ahora haya bromeado con ella, riendo, y hasta la estuviera besando de una forma lenta, húmeda y deliciosa en su cuello, dejando rastros de saliva por donde sea que pasaba.

Sus labios eran cálidos y húmedos, suaves, sus labios parecían quemarle en el lugar donde dejaba el beso, la suave caricia que era depositada de esa manera en su cuello, clavícula, la piel que esa camisa corta dejaba notar y piel que estaba siendo apreciada por la mayor.

¿Era un sueño? No lo sabía, sólo sabía que la persona que juraba odiar la estaba besando de esa manera, donde bajaba sus cuello y volvía, dejando un rastro de besos hasta la mejilla, a sus labios, comenzando a besarla de una manera cada vez más lenta, o rápida. Estaba perdiendo la noción de lo que estaba pasando porque en realidad, se la estaba pasando en el cielo.

Aunque sus pensamientos la mantenían pensando que era el purgatorio, o peor. El infierno.

Era su madrastra, esposa de su madre, y la estaba besando en el sillón, apretaba su cabeza para que ahora chupara sus pechos sobre su camisa, aprovechando que no tenía bralette, pero todo eso se tiraba al caño al sentir esos dientes acariciar su pezón de forma dura, casi mordiéndolos.

La camisa ya tenía una mancha de humedad por la saliva y la boca, así que Jisoo sólo la subió y comenzó a chupar los pechos, uno mientras lo acariciaba con la mano y el otro chupándolo, acariciando con su lengua, buscando un gemido de la menor.

Lo había logrado.

Se separó de ella, viéndola fija, mientras una mano seguía acariciando un pecho. Ya sabía por qué había durado tanto con Jisoo, una mujer que sabía dónde tocar, dónde besar. Se acercó de nuevo a besar su cuello, suspirando, y deteniéndose a inhalar ahí.

—Esto está mal— aún así no se detuvo y siguió besando hasta bajar al vientre de Chaeyoung, donde fue repartiendo caricias y besos, húmedos, un rastro.

Bajó hasta su cadera, y antes de comenzar en su entrepierna, Chaeyoung sólo cruzó sus piernas, haciéndola verla curiosa — Chae...

Ese gemido estará por siempre en su memoria.

El sonrojo que tenía su rostro, cómo relamió sus labios y subió de nuevo a ella. La menor se puso de nuevo la camisa y antes de que la mayor dijera algo, la rubia fue hasta el regazo de Jisoo, donde también comenzó a acariciar sus pechos, a besar su cuello.

Estaba temblando, demasiado, sus labios temblaron un poco al volver a besarla, temblaron al momento de dejarlos en su cuello, besando, dejando rastros de saliva y humedad por donde estaba pasando.

Su mano seguía acariciando su pecho izquierdo, escuchaba gemidos, suspiros. Era demasiado para su cuerpo.

Al final comenzó a bajar a su regazo, dejando besos por todo centímetros que tenía la mujer, y sí, quería enfocarse en esos centímetros extras.

Así que bajó a su entrepierna, comenzó a besar sobre el pantalón. y en cuanto lo bajó, se encontró con ese boxer.

Jisoo estaba a medio endurecer, lo notaba porque de vez en cuando se movía el bulto, de una forma demasiado... deliciosa. Chaeyoung bajó por completo la ropa interior y lo que saltó, la hizo relamer sus labios.

Tragó saliva mientras llevaba sus labios a la punta, donde comenzó a chupar, sentir unas manos enredarse entre sus cabellos, y finalmente, dejar que su madrastra le follara la boca.

Así arrancó el evento del sillón, el famoso recuerdo dueño de las fantasías oscuras de Chaeyoung cada que volvía a ver a la mayor a los ojos.



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