—¿Cómo te has sentido, Tae?—Cuestiona Euni mientras le brinda suaves caricias al cabello de su joven hijo.

—Hasta ahora muy bien, mamá. Dan es muy agradable y Jungkook también, ¡Me mostró nuestra habitación compartida para cuando vivamos aquí! ¡Yo tengo la litera de arriba!—Exclama con tanta emoción pero su mamá le mira extrañada por las palabras que había dicho. —¿Qué pasa?

—¿Habitación compartida? Pero cariño, hay muchas habitaciones disponibles en esta casa.

—Oh, eso no me lo dijo Jungkook hyung.

—Supongo que quiere conocerte más y hacerte sentir cómodo, él es realmente lindo.

Euni sonríe enternecida ante la idea de sus amores conviviendo juntos, sin duda todo cambiaría para bien.

—Por cierto, ¿Dónde están ellos, mamá? No ví a Jungkook cuando desperté.

—Ellos han salido a pescar, todas las mañanas lo hacen. —Responde levantándose del sofá en donde estaba y tira del brazo a su hijo para levantarlo también. —¿Por qué? ¿También quieres ir?

—¡No, no! ¡No sé pescar y además me aterra la profundidad del agua!

—Dan me ha contando que Jungkook es bueno en el agua, tal vez pueda enseñarte a nadar.

—Tal vez. —Le responde titubeante ante el terror de volver a sumergirse en las profundidades, el recuerdo de su casi ahogo aún le traumatizaba. —Uh, mamá. ¿Por qué Jungkook sigue viviendo aquí? Es decir, él no tiene una vida hecha a pesar de que ya es un adulto.

—Dan me contó que Jungkook tiene problemas para relacionarse con el exterior desde que era niño, algo así como un trauma. Por eso sigue aquí intentando superar su problema, debe ser muy duro para él.

Taehyung frunce sus cejas confundido ante la información que escuchaba, era mucho por procesar.

—Así que quiero que lo apoyes y lo quieras mucho, Taehyung. ¿De acuerdo?

—De acuerdo, mamá. —Susurra el adolescente jugando con sus manos de manera nerviosa, no le fallaría a su madre.

Euni asiente satisfecha y la puerta de la casa se abre dejando ver a Dan y Jungkook, ambos felices y radiantes con una gran pesca en manos.

—¡Wow! ¡Ustedes son realmente buenos pescando!

—Lo ha pescado Jungkook, querida. —Responde Dan dándole palmadas de orgullo al hombro de su hijo mayor, Jungkook se remueve irritado por el contacto. —Él es genial con la caña.

—¡Te felicito, Jungkook!—Halaga Euni con una gran sonrisa de entusiasmo en su rostro, tanto que a Jungkook parece fastidiarle en demasía.

¿Cuánto tenía que soportarla?

El pelinegro no le responde a su futura madrastra pero si le dedica una fugaz sonrisa por pura cortesía falsa.

—¿Ya tienen una fecha acertada para la boda?— Les cuestionó Jungkook mirando a la pareja radiante, su felicidad le daba completamente asco.

—Sí, hijo. Nos casamos dentro de dos lindos meses. —Informó poniéndose de pie para abrazar al azabache que le correspondió con cierto pesar. —Gracias por apoyarme en todo.

—No es nada, padre. Euni me agrada demasiado y Taehyung, siento que amo a Taehyung de toda la vida.

Euni sonrió cálidamente atenta a sus palabras, casi lloraría ahí mismo.

—Me alegra que ambos se lleven bien, serán unos excelentes hermanitos.

—Por cierto, ¿En dónde está Taehyung? No lo veo por aquí.

Dan volvió a sentarse a un lado de su prometida y señaló la puerta antes de dirigir su atención a la película que anteriormente veían.

—Iré a asegurarme de que todo se encuentre en orden. —Informó saliendo de la casa con apuro, buscó con la mirada a su pequeño hermano y apretó su mandíbula con enojo.

¿Qué hacía ese chico rubio de su vecino hablándole a su pequeño hermanito?

Se acercó apresurado a donde estaban ambos chicos y sin ningún tacto jaló de la mano a su hermanito.

—Métete ahora mismo, Taehyung.

—Pero yo estaba-

El adolescente trató de protestar pero la mirada seria y furiosa del hombre mayor le hizo encogerse para simplemente obedecer lo que decía.

—Sólo hablábamos un poco, hombre. No tienes porque portarte de esa forma.

—No quiero que le vuelvas a hablar a mi hermanito, Min Yoongi. Te juro que voy a partirle la cara si te vuelvo a ver cerca de él. —Le amenazó con dureza, sus ojos clavados en el muchacho. Por otra parte, el rubio ceniza frunció el ceño con fastidio. Era él de nuevo, el tipo raro que vivía a un lado y desafortunadamente era su vecino.

Jungkook regresó a casa sin importarle sus padres, de hecho ellos estaban cómodamente viendo una película sin inmutarse de su presencia. Se apresuró a subir las escaleras y al llegar abrió la puerta abruptamente.

—No quiero que vuelvas a hablar con él, mucho menos a salirte así. ¿Entendido? Son extraños.

—Pero le dije a Dan y él dijo que estaba bien.

—Lo que diga mi padre me importa una mierda, tú no sales sin antes decirme, Jeon Taehyung. Yo seré tu única autoridad y tienes que jodidamente avisarme antes, ¿oíste?

El joven frunció el ceño atemorizado con las palabras del contrario, su hermanastro era totalmente diferente. Era agresivo, tan distinto a como se mostró días atrás.

Jungkook le tomó de la quijada con fuerza, Taehyung soltó varios quejidos por la presión.

—¿Has entendido?—Le cuestionó apretando cada vez más, las mejillas de Taehyung estaban rojas y seguramente tendrían marcas que luego no sabría explicar.

—S-Sí.

—¿Sí qué?

—Sí, Jungkook hyung. L-Lo lamento, no volveré a hablar con extraños otra vez. —Balbuceó el castaño ante la agresividad de su hermanastro, era tan aterrador.

—Confío en ti, Taehyung.  Y más te vale no hablar acerca de esto con nadie, ni siquiera con mi padre o tu madre, ¿de acuerdo? Porque lo último que haré será tratarte bonito.

Y era el primer día de muchos, ¿Qué le esperaba al desdichado de Taehyung?