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Capítulo 18: No quiero renunciar a ti

Un apuesto jovencito de cabello alborotado y mirada nostálgica, se encontraba mirando a través de la ventana de su habitación el anochecer, mientras pensaba: Me queda tan poco tiempo para poder entrar en tu corazón, si me queda tan poco tiempo, a pesar de ello no pienso renunciar a ti, así mis amigos me digan que ya no insista, que renuncie a ti; yo, yo no quiero hacerlo, no, no quiero, no quiero hacerlo, yo no renunciaré a ti, sino lo contrario, seguiré luchando para conquistarte, hasta el último día que compartamos clase en la preparatoria.

A la mente del apuesto joven, vinieron algunos recuerdos desde el primer día que la vio, recuerdos que le sacaron varios suspiros, pero también sonrisas.

Mi muñequita de hielo, ¿por qué eres tan difícil?, pronunció Gokú, mientras a su mente vino el rostro de la pelinegra.

En tanto: "Casa Ox"

Una pelinegra se encontraba secando la vajilla que había utilizado para cenar con su padre, cuando de repente a su mente vino el rostro del joven de cabello alborotado, haciendo que la joven, lleve sus manos a su cabeza, al tiempo que pronunciaba: Lo que me faltaba, que hasta en mi cabeza aparezcas para atormentarme.

¿Qué dices hija?, expreso el señor Ox, que había llegado a la cocina por un vaso de agua.

¡Eh! nada, yo no dije nada, contesto Milk, con calma, mientras pensaba: Ya te veo hasta en la sopa que bebo, y todo porque, porque te la pasas asfixiándome con tu presencia todos los días en la preparatoria....

Entonces me pareció oír que decías algo, contesto el señor Ox, tras beber su vaso de agua.

Si papá, te pareció, añadió la pelinegra.

Bueno, voy a continuar revisando esos documentos hija, dijo el señor Ox, retirándose del lugar.

Bien papá, respondió Milk, al tiempo que la voz de su maestro de artes marciales apareció en su mente.


Si tú un día te decides conocerlo de verdad, estoy seguro que cambiarás por completo el concepto que tienes de él, ya que Gokú es mucho más de lo que proyecta.


Creo que el maestro se confundió de discípulo al decirme ello, dijo Milk con calma, mientras tomaba un plato para secarlo.

Al día siguiente:

Un apuesto joven de cabello alborotado bajaba presuroso del auto de su padre, bajo la mirada divertida de este.

¡Que tengas un buen día hijo! expreso Bardock.

De igual manera papá, respondió Gokú, al tiempo que miraba a alguno de los trabajadores de la preparatoria, estar adornando la misma.

Kakaroto, dijo una voz.

¡Vegueta! contesto Gokú, mientras miraba a su amigo y a la novia de este.

¡Hola Gokú! expreso Bulma.

¡Hola! dijo el nombrado.

Ya estamos en el mes de la Navidad, agrego la peliazul.

Sí, respondió Gokú con una cálida sonrisa.

En tanto: "Aula"

Una pelinegra platicaba con una rubia de cabello corto y un calvo, mientras esperaban el inicio de sus clases.

Ya falta tan poco para nuestra fiesta de promoción, decía emocionada la rubia.

Sí, es cierto, contesto Krilín.

¿Fiesta de promoción?, respondió con desgano la pelinegra.

Sí, toda graduación termina con fiesta de promoción, aunque aún faltan unos mesecitos para ello, pero para lo que solo faltan semanas es para nuestro intercambio navideño, agrego la rubia.

¿Intercambio navideño?, dijo intrigada Milk.

Sí, todos los años hacemos ello, es más de seguro que la tutora en estos días haga el sorteíto para ver a quienes nos tocara darle un regalito, añadía Dieciocho.

Ahora que lo mencionas, ya recordé ello, expreso con desgano la pelinegra.

Minutos después:

Tres jóvenes ingresaban al aula, dos de ellos tomados de la mano, bajo la mirada de sus compañeros, excepto una de ellos, que al verlos entrar, sobre todo a uno de estos, dirigió su mirada hacia su cuaderno.

¡Hola muñequita! dijo Gokú, dulcemente, al llegar frente a la pelinegra, que como siempre, fingió no escucharlo. Que rápido se pasó el tiempo, ¿verdad?, faltan menos de tres meses para que terminemos la preparatoria, añadió con nostalgia.

La pelinegra solo resoplo al escuchar lo que el apuesto joven dijo, al tiempo que giraba la hoja de su cuaderno.

¿Qué piensas hacer cuando acabes la preparatoria?, ¿estudiarás una carrera en la Universidad Dragón Dorado o te inscribirás en la Universidad Deportiva Dragón?, yo, seguiré la carrera deportiva de artes marciales de manera profesional en la Universidad Deportiva Dragón, te lo comente una vez, ¿lo recuerdas?..., agregaba el apuesto muchacho en tono nervioso, mientras la miraba, aun sin que ella conecte mirada con él. Yo. Yo quisiera seguir.....

Joven Son, a su lugar, pronunció un hombre maduro de bigote y lentes que había ingresado al aula.

Sí maestro, dijo Gokú, al ver a su maestro de física dentro del aula.

Al fin se fue, pensó Milk, mientras un nuevo pensamiento vino a su mente: Claro que recuerdo que alguna vez mencionaste ello, además el maestro te dio una de las tres becas completas que a él le dieron para que se las otorgue a sus tres mejores discípulos...

Señorita Ox, se escuchó en el lugar.

Si maestro, dijo la pelinegra.

¿Resolvió los ejercicios que les deje la semana pasada?, añadió el maestro, luego de que había pasado revisando algunos cuadernos de sus alumnos.

Sí maestro, contesto la joven.

Bien, entonces salga al frente para que les explique a sus compañeros como deberían de haberlos hecho, agrego el maestro.

Horas después:

Una mujer de lentes, que vestía un traje formal, se dirigía a sus alumnos, quienes la escuchaban atentamente.

Yo la apoyo con los papelitos maestra, dijo una joven de cabello en puntas, mientras pensaba: Es mi oportunidad para hacer que este año, que por cierto es el último que compartiremos aula, me toque darle un regalito al bello Gokú.

¡Gracias por querer darme apoyo Caulifla! pero ya tengo los nombres de todos ustedes en esta bolsa de papel, solo deben pasar uno a uno a tomar su papelito, ya saben si el nombre es el de ustedes dejan el papelito en la bolsa y sacan otro....

Ojala y me toque Milk, pensaba Gokú.

Ojala y no me vaya a tocar el innombrable, pensó la pelinegra, mientras uno a uno sus compañeros iban donde su maestra para tomar su papelito.

Minutos después:

No comenten con nadie quien les toco, ello solo se sabrá el día del intercambio, dijo la maestra antes de salir del aula.

¿A quién le habré tocado?, decía emocionada Bulma.

Solo te diré que no fue a mí, contesto sonriendo Dieciocho, mientras la peliazul posaba su mirada en la pelinegra.

Tampoco me toco tu nombre, expreso con una ligera sonrisa en su rostro la pelinegra, mientras a la distancia el apuesto joven de cabello alborotado suspiraba mirándola.

Se le ve aún más bella cuando sonríe, dijo Gokú, cuando se vio rodeado por un grupo de chicas.

Tenemos que tener nuestro propio intercambio de regalos hermoso, expresaba una joven de manera coqueta.

Si Gokú bello, pero no solo ello, hagamos una reunión previa a la Navidad, agregaba otra joven.

No es mala idea, dijo otra, mientras la pelinegra se ponía de pie, para salir del aula.

Chicas, no lo asfixien tanto, expreso Sayuri.

Claro, es fácil decirlo, cuando tuviste varias citas a solas con él, dijo con molestia Caulifla.

Es cierto, nosotras llevamos años tratando de tener alguna cita a solas con él, en plan más que amical, pero Gokú hermoso no acepta ello, agregaba quejumbrosa Marón.

Chicas, disculpen, debo irme, expreso el joven de cabello alborotado, echando a correr hacia la puerta de salida.

Pero Gokusito, decían las jóvenes, pero el nombrado continuo su loca carrera por el pasillo.

Fue tras de Ox, expreso con molestia Caulifla.

¿Qué le ve?, yo tengo más atributos que ella, dijo Marón en tono envidioso.

No solo tú, también yo, pronunció Cirys.

Eso es notorio chicas hermosas, pero a Gokú, parece gustarle más del tipo atlético que de porte sensual, expreso un joven, uniéndose a la plática.

Bueno, Ox no solo es un rostro bello, tiene todo bien tonificado, además su carácter de fierecilla y ese rostro de niña, parece que tiene encandilado a Son, agrego otro joven.

Y a ustedes quién les pidió su opinión, pronunciaron con molestia las jóvenes.

Nadie, solo quisimos darlas, respondieron los muchachos sonriendo.

Pasillo:

Siempre lo mismo, y luego dice que no es mujeriego, pensaba Milk, mientras caminaba hacia la salida, sin darse cuenta que había dejado caer algo de su bolso.

Tras algunos minutos el joven de cabello alborotado llego al lugar donde la pelinegra había estado.

¿Y esto?, expreso el apuesto joven, recogiendo lo que se le había caído al piso a la pelinegra. Debe ser de ella, pensó, mientras observaba un llavero de osito, el cual tenía algunas llaves.

Tras algunos segundos el joven poso su mirada en el pasillo, y la vio muy cerca de la puerta de salida de la preparatoria, entonces emprendió nuevamente carrera para darle alcance.

Milk, Milk, espera, espera, decía Gokú, pero cuanto más mencionaba el nombre de la joven, está más se alejaba de él.

En un determinado momento el joven de cabello alborotado tomo del brazo a la pelinegra haciendo que esta detenga su avance.

¿Qué quieres?, dijo Milk con firmeza, mirando al joven de cabello alborotado con molestia.

Se te cayó al salir del aula, creo que es tuyo, pronunció el joven, mientras la miraba con dulzura.

La pelinegra no le dijo nada, solo tomo el llavero de las manos del joven de cabello alborotado, provocando ante el contacto de sus manos, un ligero temblor en sus cuerpos, un temblor que ella trato de no dar importancia, dándole la espalda al apuesto muchacho, al tiempo que expresaba con cierto desgano: ¡Gracias!

Luego de ello, continuó su camino; dejando con una sonrisa plasmada en su rostro al apuesto muchacho.

¿Me dio las gracias?, si me dio las gracias no fue un sueño, ¡Me dio las gracias!, expreso, con una amplia sonrisa en su rostro, el apuesto joven, mientras daba un salto en el aire, elevando una de sus manos.

Kakaroto, escucho.

Gokú, ¿Qué te tiene tan feliz?, ¿a poco te toco Ox en el intercambio?, añadía un calvo, mientras se acercaba junto al joven cabello de flama al joven de cabello alborotado.

¿Te toco ella Kakaroto?, decía sonriendo Vegueta.

¡Eh! no, no me toco ella, respondió Gokú, con calma.

Entonces, ¿a qué se debe tanta alegría?, agrego el calvo.

Me dio las gracias, dijo el joven de cabello alborotado, suspirando.

¿Qué?, expresaron sus amigos.

Mi muñequita, me dio las gracias, pronunció Gokú.

Hay Kakaroto, ya no sé que decirte, dijo Vegueta.

No voy a renunciar a ella, no lo haré, hoy me dio las gracias, mañana podría devolverme la sonrisa, y tal vez el día del intercambio recibir un regalo....

¿Piensas darle un nuevo regalo a Ox?, dijo Krilín.

Kakaroto, ya no gastes más en detallitos con ella, te lo rechazara de nuevo, agrego el joven cabello de flama.

Vegueta, expreso el calvo.

Tenemos que hacerle entender....

No quiero renunciar aún, no lo haré, no lo haré, quizá sea mi última oportunidad para expresarle mi sentir el día del intercambio, pero hasta ese último día le pienso demostrar que ella de verdad me interesa, dijo Gokú.

En tanto:

Una pelinegra iba a bordo de un bus, con la mirada distante a pesar de que parecía ir viendo el paisaje a través de la ventana.

No puedo permitir sentir nada por ti, no, ya no puedo sentir nada por ti, pues tú no eres merecedor de mis sentimientos, no lo eres, no lo eres, y debo estar muy consciente de ello, ahora más que nunca debo estarlo, solo así podre...., pensaba la pelinegra.

Horas después: "Casa Ox"

Milk platicaba con su padre de sus planes futuros mientras cenaban.

Y ello le dije hoy al maestro, decía la pelinegra.

Tomaste una sabia decisión hija, yo solo quiero verte feliz, lo sabes, pronunció el señor Ox.

Lo sé padre, contesto Milk.

Casa Son:

¿Nos ayudas a decorar el árbol Gokú?, escucho el apuesto joven de cabello alborotado que estaba inmerso en sus pensamientos.

¡Eh! si, si, pronunció el joven.

¿Qué te pasa?, ¿algún problema hijo?, expreso Bardock.

¡Eh! no papá, no, solo pensaba en lo rápido que pasa el tiempo, dijo Gokú, con calma.

Es cierto, el tiempo se pasa muy rápido hijo, en unas semanas ya será Navidad, pronunció Gine.

Y en unos meses, quizá nuestros destinos se separen, pero no permitiré que sea para siempre, claro que no, yo me las ingeniare para seguir viéndote, total, la Universidad Dragón Dorado queda cerca de la Universidad Deportiva Dragón, por lo tanto, no tenemos por qué perder contacto, pensó Gokú, mientras una bella sonrisa se plasmó en su rostro.




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