❁ tres ❁
{escuchar mientras leen}
Jungkook despertaba todas las mañanas a las 6:00 am. Lo primero que hacía, era colocar su lista de reproducción de música clásica. Cepillaba sus dientes y lavaba su rostro. Se bañaba a temperatura neutra, pues no le gustaba sentir como el vapor del agua caliente le quitaba la respiración y, al salir, se coloca el uniforme de la escuela.
A las 6:30, su madre gritaría para que su padre y él bajaran a comer el desayuno.
En el piso de abajo, estaría su madre colocando los platos sobre la mesa mientras movía sus caderas al ritmo de The Beatles, pues era la banda favorita de ella y su padre. Jungkook disfrutaba su desayuno al ritmo de I Want to Hold your Hands.
Cuando terminaba, su padre lo llevaba a la escuela en la camioneta roja que habían comprado en una subasta. Aquél día su padre había llegado a casa gritando "¡Cariño! ¡Jungkook! vengan a ver la preciosidad que tengo." y su madre había hecho un pastel para celebrar aquél gran acontecimiento.
Al llegar a la escuela, vería a Jimin y Taehyung en la entrada de la escuela, justo en donde las gradas comenzaban. Ambos lo saludarían y entonces los tres entrarían para ir cada uno a sus respectivos casilleros. Jungkook no recordaba cómo había terminado siendo amigo de ellos, pero estaba agradecido de que ambos chicos estuvieran en su vida. Había compartido tantas cosas que no sabría qué hacer si, de repente, ambos decidieran que ya no almorzarían con él.
La escuela había empezado hacía una semana y nada parecía haber cambiado. Veía las mismas caras de los años anteriores, pero aquello no era una sorpresa, considerando que vivían en un pueblo al sur de Busan con solo 1000 pobladores.
A veces, a Jungkook le gustaba tratar de adivinar lo que pensaban sus compañeros de clase. Él creía que lo hacía muy bien. Estaba Kim Namjoon, quien era el más inteligente de todo el salón, siempre estaba escribiendo poemas o canciones y tenía una A+ en inglés. En la mente de Jungkook, Namjoon era un asesino en serie que congelaba el cuerpo de sus víctimas y las guardaba para extraer el perfume de sus cuerpos. Había leído un libro así, sus padres se lo habían regalado en su décimo cuarto cumpleaños. Tal vez era la razón por la cual Jungkook creía que todos eran asesinos. Tal vez era la razón por la cual Jungkook no confiaba en nadie.
Si había algo que decir del castaño, era que estaba cómodo con la rutina. Le gustaba tener todo en orden y poder tener el control de lo que sucedía en su vida. Jamás sintió curiosidad por probar nuevas cosas o vivir nuevas experiencias.
Pero todo eso estaba a punto de cambiar.
{...}
Hola. Se suponía que esto no sería un fanfic, pero después de pensarlo por algunas semanas, decidí que un os no era suficiente. Estoy intentando un nuevo estilo en cuanto a la escritura, así que pido que apoyen con esto. Agradecería que me dijeran qué les parece las historia y que tengan paciencia, Yoongi aparecerá -muy probablemente- en el próximo capítulo.
Besos a todas.
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