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❁ d i e c i s é i s ❁


Jungkook golpeaba su pie contra la madera del suelo de su habitación y mordía sus uñas con nerviosismo. Aquel era el gran día de su cita con Yoongi -después de tantas insistencias por parte de Jimin y Taehyung terminó accediendo a decir que era una cita e, incluso, había comenzado a creérselo-.

Había hecho de todo para poder calmarse un poco, pero es que estaba tan aterrado que tuvo la intención de llamar a Yoongi y cancelar, decirle que estaba enfermo y encerrarse en su habitación lo que le restaba de vida -que esperaba no fuera mucho-.

Sin embargo, sus dos amigos habían insistido en ayudarlo a preparse y, aunque quiso negarse, igual sabía que no lo escucharían. Así que sí, Jungkook ya estaba duchado, peinado y cambiado; incluso un poco -muy poco- maquillado.

-Estás muy guapo- halagó Taehyung, haciendo que sus mejillas se encendieran un poco-. Yoongi quedará completamente enamorado de ti al verte.

-No digas tonterías- murmuró el menor avergonzado. Jungkook comenzó a pellizcar su labio inferior con sus dedos. Lo hacía muy a menudo cuando estaba nervioso.

Jimin entró en la habitación comiendo una galleta que, segurente, había robado de la cocina de Jungkook y arrojó una en dirección de Taehyung; éste la cogió fácilmente. El menor hizo un puchero al ver que no había galleta para él.

-¿y yo qué?- preguntó ofendido. Jimin lo miró expectante.

-¿recuerdas cuando teníamos aquella presentación de canto en octavo grado?- preguntó Jimin
Taehyung reprimió una risa y Jungkook tuvo que entrecerrar sus ojos cuando el recuerdo de aquel terrible día llegó a su cabeza. Negó porque le avergonzaba recordarlo-. Estabas tan nervioso que comiste dos platos de arroz y, antes de empezar a cantar, vomitaste sobre Namjoon.

Y recuerda como la cara de Namjoon se descompuso del asco al darse cuenta. Jungkook tenía tanto miedo de que lo golpeara, que se encerró en el baño de hombres por horas. Pero Namjoon lo encontró y le dijo que no había nada de que preocuparse. Por suerte, tenía más ropa en su casillero. Claro que Jungkook tuvo que pagar la lavandería.

-Creí que Namjoon iba a matarlo- dijo Taehyung y se levantó de la alfombra en donde había estado sentado todo el rato. Sus piernas se habían dormido-. La único bueno de ese día fue que le diste tanta pena a nuestra maestra que tuvo que ponernos nuestros puntos sin necesidad de cantar.

-¿podemos dejar de hablar de esto?- Jungkook murmuró frustrado-. Chicos, no me están ayudando.

Sus dos amigos asintieron y empezaron a hablar de algo a lo que Jungkook no quiso involucrarse. En cambio, se concentró en tranquilizarse porque comenzaba a sentirse sofocado y porque ya era la hora de marcharse al lugar en donde él y Yoongi habían acordado.

Se despidió de sus dos amigos y salió de casa. Jungkook había sugerido una cafetería que quedaba a unas cuadras de la escuela y Yoongi había aceptado alegrente, porque estaba feliz de que el menor accediera a salir con él.

El frío del día había hecho que su rostro se entumeciera. Su nariz se encontraba roja gracias a esto pero eso lo hacía lucir ligeramente tierno. Ahora, la única parte que Jungkook podía sentir era su agitado corazón, que le recorcordaba que estaba a punto de encontrase con Yoongi.
Con cada paso que daba sentía como algo dentro de su pecho se removía con euforia. Y no sabía si aquel sentimiento de estar haciendo algo bien se debía a que sabía que ese día iba a volver a estar en la compañía de ese chico que tanto le gustaba o a que por fin estaba decidido a que ya no tendría más miedo al estar con él, ya no se limitaría a verlo a escondidas por miedo de que sus sentimientos fueran descubiertos o simplemente no verlo por miedo a desmayarse.

Ese día, se sentía con el valor de alguien que ha declarado la guerra y tiene toda su fe en que la ganará. Con la esperanza de alguien que ha perdido todo y lo va a recuperar. Y con el miedo de alguien que está por hacer algo que jamás había hecho antes.

Su mano tembló cuando tocó el metal de la puerta y la empujó para poder entrar. Se deslizó dentro rápidamente y sintió como un delicioso calor lo envolvió. En olor a café recién hecho y la música clásica que había de fondo, lo hicieron sentir un poco más tranquilo. Por eso le gustaba tanto aquel lugar.

Caminó hasta esa mesa que ya había nombrado como suya. Estaba casi al final del lugar, apartada del resto. Pero no era eso lo que le gustaba de aquella mesa en específico.

La chica de nombre Melissa a la que estaba tan acostumbrado a ver y que siempre lo atendía se acercó a su mesa y le dio una ligera sonrisa. Él le sonrió de vuelta y ordenó dos chocolates simples, su favorito. Sinceramente, no sabía lo que le gustaba a Yoongi, así que supuso que eso estaría bien. Melissa no tardó en regresar con lo que había pedido.

Esperó por lo que le pareció una eternidad (que realmente habían sido solamente diez minutos) hasta que Yoongi apareció por la puerta del restaurante temblando del frío. Tenía puesto un gorrito de lana sobre su cabeza y una sudadera negra que le quedaba enorme. Por alguna extraña razón, Yoongi siempre utilizaba la ropa dos tallas más grande de su talla original; se lo había confezado luego de haber leído un poema que ponía algo similar. Las mangas de la sudadera le cubrían sus pequeñas manos de lo largas que eran. Lo único que se ajustaba a su figura eran sus pantalones negros. Realmente se veía hermoso.

Cuando Yoongi lo buscó con la mirada y sus ojos se encontraron, Jungkook tuve que pellizcarse para poder respirar. Y fue entonces cuando se dio cuenta que había dejado de hacerlo al verlo entrar por la puerta. Yoongi lo llamó y se acercó a pasos lentos.

-Jungkook- dijo un poco agitado. Y sonrió cuando el menor levantó la mirada para verlo-. Lo siento, ¿has esperado mucho?

Negó con la cabeza varias veces.

-N-no- su voz apenas se escuchó, así que aclaró su garganta y puso su mejor sonrisa-. Hyung, siéntese. Por favor.

Yoongi rió por lo bajo e hizo lo que Jungkook le pidió. Tomó asiento frente a él y observó a su alrededor; las otras personas, la chica detrás del mostrador, cada pequeña decoración en las paredes, la lámpara con forma de corazón que colgaba sobre ellos y, finalmente, a Jungkook. Sus enornes ojos estaban sobre sus manos que jugaban nerviosas encima de la mesa. No lo miraba y a Yoongi no le gustaba eso.

-Es un lugar muy bonito, Jungkook- dijo mientras se inclinaba un poco-. Me gusta.

El menor alzó la mirada y lo observó sonreír. Sintió como algo subió rápidamente por su estómado hasta su garganta, que lo obligó a soltar un pequeño sonido similar al de un gemido pero sin el morbo de uno.

-¿le gusta?- preguntó y el mayor asintió-. Que bueno porque es mi lugar favorito.

-Creí que lo era la biblioteca- Yoongi alzó una ceja y soltó una risa socarrona.

-Oh sí, también lo es- en realidad, cualquier lugar podría ser su favorito si estaba con él. Pero no le diría eso, claro.

Hubo un pequeño silencio. Era extraño para ambos estar solos  en un lugar que no fuera la biblioteca.

-Yoongi hyung, pedí esto para usted- Jungkook extendió la taza, ya no tan caliente, de chocolate cuando lo recordó-. Realmente no sé qué le gusta, así que ordené lo que, yo considero, es lo mejor de aquí.

-Muchas gracias, souris- Yoongi sonrió agradecido y dio un pequeño sorbo a su taza. Jungkook no se equivocaba, estaba delicioso. Pero tendría que probar el resto de cosas en el menú para deliverar qué era mejor-. ¿Vienes muy seguido aquí?

El menor asintió y sonrió.

-He vivido toda mi vida en el pueblo, así que veninos todo el tiempo con Jimin y Taehyung- explicó.

-¿Y a ellos?- cuestionó el contrario-, ¿hace cuánto tiempo los conoces?

Jungkook intentó hacer memoria mirando hacia el techo y sonrió cuando el corazón apareció en su campo de vista- Nos conocimos en segundo grado- dijo casi seguro-. Bueno, yo estaba en segudo. Ellos en tercero.

-¿Y cómo comenzaron a hablar si ellos no estaban en tu salón?- era cierto que el mayor estaba bastante interesado en esa relación tan fuerte que los tres chicos tenían, sobre todo en Jungkook.

-Ah, pues es que yo siempre he sido así de tímido- hizo una pequeña pausa y miró a Yoongi por un momento. Después apartó la mirada-. Unos chicos de su salón se metían conmigo y ellos se enteraron de eso y comenzaron a defenderme. Desde entonces, nadie volvió a molestarme.

-Te cuidan mucho, ¿cierto?

-Eso creo. Aunque nunca me ha molestado que lo hagan- aclaró-. Supongo que me acostumbré con el tiempo- se quedó pensando un poco-. ¡Ah! Pero no hablemos solo de mí, hyung. Quiero saber más de usted.

Jungkook se movió nervioso sobre su asiento. Sentía su garganta seca, así que dio un largo sorbo a su chocolate que hizo que Yoongi riera.

-A mí me gusta hablar de ti- observó como el rostro del menor se enrojeció completamente y sonrió complacido.

Jungkook era demasiado tierno para él.

Hacía un rato que ambos chicos habían salido de la cafetería y comenzado a caminar por las calles sin rumbo alguno. Caminaban muy cerca del otro, con sus hombros topándose y sus manos rozándose de vez en cuando.

A pesar de haber pasado una tarde hermosa al lado de Yoongi, los sofocantes síntomas de Jungkook no lo dejaron en paz ni un solo segundo. Se volvían cada vez más molestos y lo frustraban.
Tuvo tantas veces la intención de tomar su mano mientras caminaban, pero algo le decía que si lo hacía todo terminaría para él; que se desmayaría o que simplemente Yoongi no le correspondería.

Así que, cuando sintió los dedos del mayor rozar los suyos y entrelazarse, sus piernas temblaron y tuvo que dejar de caminar para no caerse. Porque no estaba preparado para eso.

Y lo observó cuando éste se giró preocupado ante el repentino cambio de Jungkook. Sus manos seguían entrelazadas y él no pudo hacer más que sonreír antes de desmayarse y perder el conocimiento.

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me llaman romeo, ahq xd aclaro que subo esto sin editar, así que sin duda alguna hay errores y faltas




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