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10

Jacopo me pasa la ensalada mientras sonríe.

Cojo el bol blanco y me sirvo en el plato que tengo delante.

Le devuelvo el bol y susurro un gracias.

A mi lado, Damiano come tranquilamente sin discutir con su hermano. Tampoco dice ninguna tontería, cosa que me sorprende demasiado.

Comienzo a masticar mientras oigo a Rosa hablar con sus hijos y con su marido, Daniele.

Sigo en silencio y mi mirada se niebla un poco.

Cuando pestañeo, varias lágrimas abandonan mis ojos.

Dejo el tenedor en el plato y con ambas manos seco mis lágrimas.

Por favor, aquí no. Ahora no.

—¿Thomas? —dice Rosa preocupada y veo su rostro. De verdad está preocupada, pero muestra ternura.

Voy a hablar, pero Damiano no me lo permite.

Se levanta y toca mis hombros.

—Vamos a tomar un poco el aire —dice con una pequeña sonrisa y me obliga a levantarme. Me levanto y caminamos hacia afuera, hacia el jardín de esta casa familiar.

Me pega a su cuerpo mientras muerdo mi labio inferior intentando controlar mis lágrimas.

—¿Qué ha pasado ahora? —me pregunta y rompo a llorar.

—No me ha enviado ningún mensaje. Ningún mensaje, Damiano —digo llorando y mi cuerpo se cae en su pecho. Me sostiene y besa mi cabeza numerosas veces mientras me abraza.

—Intenta no pensar mucho en ello. Mi familia, tú y yo podemos ir a algún lugar para pasarlo en grande, amigo. ¿Qué te parece?


Ha pasado casi un mes y aquí me encuentro sosteniendo la mano de Coraline mientras se prueba unas botas negras en una de las tantas tiendas del centro comercial.

—¿Qué te parecen? —me pregunta sonriendo. Miro sus botas mientras eleva un poco los pantalones de campana que está llevando. Son de Victoria y le quedan muy bonitos.

—Son preciosas. Te quedan muy bien —digo con una sonrisa y ella grita emocionada. Toma mi rostro y me da un largo y sonoro beso en la mejilla.

Siento su anillo frío en una de mis mejillas.

. La pequeña Coraline está prometida desde hace unas semanas y no puede estar más feliz.

Un viejo de 75 años se casará con ella la próxima semana.

Espera espera, me estoy riendo mucho ahora porque os estoy contando esto.

Es una gran mentira, me refiero a que he mentido sobre la persona que se va a casar con ella.

Victoria es la afortunada y ambas no pueden estar más felices.

Me parece una gran locura casarse a su edad. Son muy jóvenes, pero, si lo piensas, realmente no hay edad para el amor, así que, ¡que vivan muy felices!

—¿Estás seguro de que te gustan las botas? ¿No son muy negras? —me pregunta insegura viendo las botas que se ha probado. Ahora las sostiene con las manos y suspira.

—Son muy similares a las de Vic, pero le dan un aire a las de Damiano. Usa las mismas botas en casi todos los conciertos. He intentado quitárselas y así las uso algún día, pero nada. ¡No me deja! —digo y ambos reímos—. Pero sí, me gustan mucho, Coraline. Tienen plataforma, tacón y unos cordones muy bonitos.

—¿Las compro?

—Te las compro —digo con una sonrisa y ella me ve sorprendida—. Ya has gastado dinero en otras cosas. Déjame hacerte un regalo.

Se queda pensando.

Sé cuál será su respuesta, pero me sorprende cuando acepta.

Sonrío feliz y pago las botas. También elijo unos calcetines violetas un tanto altos mientras ella se queja diciendo que no hace falta que compre los calcetines.

Salimos de la tienda con una bolsa, la cual la llevo yo. Ella sonríe muy feliz.

Caminamos hacia una cafetería y pedimos una napolitana para cada uno.

Mi amiga come el dulce muy feliz mientras bromea diciendo que no deje que nadie robe la bolsa que estoy cuidando.

Niego entre risas y abrazo la bolsa.

Ella se ríe.

Me encanta ver a Coraline así de feliz.

Dentro de poco será la chica de la señora De Angelis.

¿En serio está preparada para esto? ¡Victoria es una loca!

Fue a hablar el que baila de forma muy extraña cuando escucha alguna canción.

Sonrío y sigo comiendo mi dulce.

Pocos segundos después, siento unos golpecitos en mi espalda.

Me giro y veo un chico sonriendo mientras me ve.

—Hola, Thomas. ¿Puedes sacarte una foto conmigo? —dice y suspira decepcionado—. Lo siento por aparecer ahora mientras estás ocupado, pero lo que pasa es que me voy a ir ahora y me arrepentiría si no me acercara a ti.

Sonrío y me levanto.

Dejo la bolsa en mi silla y le doy un abrazo al chico emocionado.

Nos sacamos una foto y le doy las gracias por apoyar mi carrera y también la de mis amigos.

—Sois muy increíbles. Ojalá lleguéis muy lejos. Os mereces mucho apoyo y amor —dice y no paro de sonreír.

—Muchas gracias. Aprecio mucho lo que dices.

Se da la vuelta después de despedirse y me quedo allí sonriendo viendo como se va.

Mis fans me hacen muy feliz.

Veo la silla en donde estaba sentado anteriormente y mi corazón va a mil por hora.

—Coraline, ¿dónde está la bolsa? —le pregunto preocupado y ella intenta no sonreír.

—Alguien vino y la robó. ¡No has cuidado mis cosas! —se queja y frunzo el ceño. Ella comienza a reírse y me enseña la bolsa.

Me siento en la silla molesto con ella, pero me contagia su risa.

Ambos reímos.

—Eres idiota —le digo.

—Tú más.

Sonrío y escucho una notificación. Es mi móvil.

Lo cojo y mis risas se detienen.

Trago saliva al leer el mensaje y también el nombre de la persona.

«Thomas, ven a mi casa. Es urgente. Tenemos que hablar. Por favor, ven»

Stella me ha enviado el primer mensaje después de estar semanas sin hablarnos.

•••

****

Holaa.

¿Qué creéis que quiere decirle Stella a Thomas?

Yo ya lo sé porque estoy a punto de acabar de escribir el siguiente capítulo.

Ayyy.

Espero que os haya gustado este capítulo.

LA BODA DE CORALINE Y DE VICTORIA ESTÁ MUY CERCA AHHHH. Eso significa que tendremos la escena narrada.

¡Nos vemos!

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