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XXXV



"Eres unas persona excepcional."

"Por supuesto que no."

"Lo eres. Deberías creerme, Frankie."


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"Tus tatuajes."

"¿Qué hay de mis tatuajes?"

"No soy fanático."

"No te has quejado."

"Porque me encantan en ti."


                                                                                                                     ••• 


"De leche, sus favoritas."

"¿Por qué no de diferentes sabores?"

"Uhm..., no lo había pensado. Podrías intentar."

"Seguro. Va a tomarme cariño si le llevo de diferentes sabores."

"Va a tomarte cariño con sólo hablarle, Frankie. A Mikey le funcionó."


                                                                                                                       ••• 


"Lo siento."

"¿Por qué?"

"Por haberte violado esa vez."

"no me violaste, Gee."

"lo hice."


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"En secundaria estaba en una banda, era el guitarrista rítmico."

"A Bandit le gusta cuando canto, ¿eso me convierte en cantante?"

"Si tu hija te lo dice, entonces puedes creerle."

"Le creo."


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"Yo sólo tenía a mi madre. Ella fue buena hasta cierto punto en el que perdió los estribos, y el rumbo. Yo ya no era su prioridad, el dinero lo era. Perdí demasiado, incluyéndola."

"E incluyéndote."

"Sí."

"... Algunas veces me gusta pensar en que puedo ser genuino, que puedo creer en algo. Deberías intentarlo."

"¿Cómo así?"

"Vas a encontrarte de nuevo, Frankie."

"¿Qué te lo asegura?"

"Yo lo ."


                                                                                                                              ••• 


"Quiérela."

"Yo la quiero."

"Entonces recuérdaselo siempre que puedas. Ella lo necesita."


                                                                                                                                   ••• 


Ella lo necesita...

Siempre que puedas...

Pero Frank no puede.

¿Realmente Danger lo necesita?

La voz de Gerard hace eco en su cabeza al cerrar los ojos.

, ella lo necesita.

Debe recordarle a Danger que la quiere y también pedirle disculpas por no haber estado el último mes y medio. Necesita recibir uno de esos abrazos, uno con mucha fuerza. Danger se los regalaba así Gerard estuviese presente, y por más que Way no era alguien al que le encantaba abrazar, con Frank resultaba ser diferente, y el tatuado nunca se quejó porque no tenía porqué. Sin embargo, los abrazos de Danger pasaron a un segundo plano entonces, y eso lo hace sentir culpable porque nunca debió desplazarla, incluso sabiendo todo lo que ella lo necesitaba.

El silencio es crucial, así que al subir las escaleras viniendo desde el baño, nada además de la brisa de la tarde se abre paso a los adentros del almacén, acompañando al silencio que si bien antes era un completo martirio, podría decir que está empezando a darle tranquilidad de nuevo. Pero tampoco va a adelantarse a los hechos, Frank sólo está tranquilo. Hace que su mente tome un descanso lejos de la tortura por unos instantes, y eso le ayuda. Buscando con la mirada la puerta de la habitación de Danger, parpadea ante su falta de orientación, entonces camina hacia allá. Al abrir la puerta Danger no está ahí, pero piensa bien dónde podría estar y se encamina a la plataforma que da a la piscina.

No evita sonreír cuando al inclinarse en el barandal visualiza fácilmente a la castaña en compañía de Lindsey, Frances, Matt, Andy, Vic y Billie, quien está a su lado mientras que el resto parece despejarse con el cuerpo sumergido en el agua. Ambos están sentados al borde la piscina con sólo sus pies en el agua, sin importar la aparente lluvia o el enorme frío de inicios de año; ellos no piensan y Frank cree que es perfecto, pues a veces es mejor actuar ignorante a la realidad para conseguir algo de calma que se sabe que no está ahí, pero si tan solo fuésemos conscientes de ello todo el tiempo simplemente acabaría por matarnos. No está mal, realmente no está mal escaparle a la realidad siempre que lo sientas necesario. No está mal distraerse, sin pensar en absolutamente nada, sólo... A donde sea que tus ansias de correr te lleven, va a estar bien.

Se percata de la ausencia de Will y de Michael, poco le importa luego. Michael necesita estar solo y Will... De Will no ha sabido.

Ciertamente, ahora que hay las suficientes personas que podría haber en una casa común y corriente —teniendo en cuenta que la mayoría prefiere quedarse encerrados tras las heladas paredes de sus habitaciones—; toparse no es algo del día a día, y puesto a que el tatuado no es diferente viendo su reciente situación, tampoco pretende buscarlo para saber si sigue vivo o si ya se colgó del maldito techo con una soga rodeando su cuello. Quiere creer que a Danger no le importaría, del todo.

  — ¡Eh, Frankie! —Frances grita su nombre, hace al resto consciente de su presencia— ¡¿Piensas venir o sólo te quedarás ahí como un imbécil?! —la sonrisa en su rostro es sincera, se la transmite a Iero.

— ¡El agua está templada! —exclama Lindsey a un extremo de la pelinegra— ¡Es extraño pero agradable, ven!

Frank se limita a sonreír y observar su panorama. No duda en lo agradable que puede ser, y tras pensárselo un rato, baja las escaleras. Entonces toma impulso y corre hasta caer de un chapuzón en el agua, salpicando a Danger y Billie aun en el borde. La castaña se ríe, salpicando juguetonamente de vuelta. ¿No lo odia? El avellana no puede mentir, le sorprende. El odio de Danger es lo menos que puede obtener luego de todo ese tiempo. Ella se ve mejor, de hecho, su piel tiene color. Puede que no signifique nada, o puede que lo signifique todo. No está seguro, pero ella sonríe, sus compañeros también lo hacen y no hay una buena razón para hacerlo. De todos modos, no lo piensa. Ya no quiere pensar en nada.

Deja que las ondas de agua decidan por él, flota, cerrando los ojos y escuchando las voces del resto en ecos amortiguados. La llovizna es poca en todo momento, le permite abrir los ojos y admirar el bello cielo en tonos pasteles, algo de rosa por aquí, un toque naranja y algo de morado por allá. Nunca se le ocurrió preguntarle a Gerard por sus colores favoritos, pero está seguro de que no son esos. No obstante, son los de Danger. Danger es su razón de vida ahora. No sabe cuánto le durará esa ilusión, pero mientras la tenga, va a disfrutarla recibiendo sus abrazos y siguiendo sus amenas conversaciones.

Eso es suficiente.

*

— ¿Y qué te dijo? —pregunta Frank. Danger suspira, sacudiendo la cabeza.   

—Se disculpó.

El avellana arquea las cejas.

— ¿Lo hizo?

—Lo hizo —asiente Danger—. Está... —suspira— Acabado. Es un mal mentiroso.

— ¿Y qué hiciste?

La castaña encoge un hombro.

—Lo abracé —Frank sonríe—. Él no dijo nada después de eso, pero creo que lloró. Billie es igual que todos nosotros, lo creas o no, tiene sentimientos.

Frank sonríe ladino.

—Eres muy buena, Dang. Pero lo creo, sí lo creo.

—Es que —chasquea con la lengua—, yo siempre lo he sabido, Frank. No soy tonta. Bueno, algo, pero-

—No eres tonta —reprocha por lo bajo—. Deja de insultarte a ti misma diciendo que eres tonta. Frances es tonta, le escuché decir una vez que le gustaba la pizza con piña —bufa, como si fuese lo peor que ha escuchado y se estremece, viendo a Danger sonreír—. Tú la prefieres con maíz, con maíz es sabrosa. No eres tonta.

La menor suspira.

—Sí, como sea. Pero la cosa es que, sé que las intenciones de Billie sólo eran las adecuadas para su comportamiento como líder, ¿comprendes?

—Mm... No mucho.

—Tenía que comportarse a la altura de los Pasamontañas, Frank. ¿Recuerdas lo que dijo cuando despertamos al principio? El mismo discurso que te dio a ti, nos lo dio a todos. Si no cooperábamos, era a él a quien le iban a rajar la cabeza de un solo tiro. Era como lo obligaban a ser, pero como ahora todos nos rendimos, pues... Ya no parece importarle tanto.

Ahora el tatuado suspira, llevando su mano a presionar la más pequeña entrelazada con la suya. Se quedan en silencio, sólo viendo los techos de los demás edificios desde el borde la cornisa en la terraza. Fue entretenido despejarla un poco, la tierra mojada estaba en todas partes, y que lloviera todo el tiempo no era agradable pero era lo de menos. Ellos en serio sienten el final acercarse, tienen el presentimiento de que algo más pasará tarde o temprano. Que aun no es el final pero está a la vuelta de la esquina y que ya no pueden pelear contra eso, pero tampoco quiere decir que no lo encuentren jodido. Siempre sería jodido.

Quiso tener ese rato junto a Danger en la terraza estando a solas porque le recordaba a su primera interacción; todo comenzó ahí. Y aunque le cueste aceptarlo, debe hacerlo: así como todo comenzó ahí, con ellos, así tiene que acabar, ahí, con ellos. Es la certeza que tiene. A Danger le debe mucho, no sabía que podía tener otra perspectiva de la vida, pero gracias a ella se dio cuenta de que sí. Gerard apenas comenzaba a ser parte de su plano; hay demasiado que le debe a la niña postrada a su lado. Le hizo tomar en cuenta al pelinegro, irrumpir en su ducha, mejor dicho. Gracias a Danger tuvo valentía desde un principio. Recordar eso le hace reír, no se arrepiente de absolutamente nada. El miedo ya no está ahí, el temor que antes albergaba en él persiste, pero ahora es más tolerable. Frank lo aceptó. Y no puede asegurar lo que siente, pero aun así, quizás sea mejor en comparación a lo que sentía hace un año y unos cuantos meses atrás.


Hasta ahora una de las cosas que puede asegurarse con exactitud es que las cosas acabarán como empezaron: junto a Danger.

— ¿No has avanzado con los códigos en la puerta?

Frank bufa.

—A la mierda los códigos en la puerta, Danger —la menor se ríe—. No, es en serio. ¿Tienes idea de todo lo que ya no quiero tener nada que ver con esto? ¿A qué más tenemos que esperar? ¿A morir? Mira, realmente no tengo razón de por qué mierda quiero vivir, pero quiero hacerlo, porque la muerte ciertamente me da asco. Pienso en cosas como, yo qué sé, los cuerpos descomponiéndose, en las inmensas cantidades de sangre, los rostros deformes de los cadáveres... —se estremece nuevamente, Danger frunce el ceño.

—Bueno... Creí que esas cosas te gustaban.

—No me gustan; me encantan, pero me resulta más entretenido si todo pertenece a una película en donde me tomo la libertad de pensar que la sangre es salsa de tomate y el resto es sólo material escenográfico, kid. Estamos hablando de nuestra realidad. Es mucho más jodido que eso y no sé cómo explicarlo —gruñe. Desea expresarse bien con tantas fuerzas, es muy probable que Danger no haya entendido parte de todo lo que ha dicho y eso sólo le hace restregarse el rostro con exasperación. Danger acaricia el dorso de su mano en un gesto reconfortante.

Quizás Frank es un desastre dándose a explicar, pero no es difícil de comprender si ella también vive dándole vueltas al asunto. Sus días de desorientación fueron vacíos y tristes, demasiado como para haber pertenecido a ella, pero así pasó y ya no quiere volver a eso. Debe agradecerle mucho a Lindsey. Ya lo hizo, un cuanto par de muchas veces, pero la pelinegra no parecía molesta con ello, entonces le agradecería siempre que se le presentara la oportunidad.

El silencio que se forma entre ambos es nada pero cómodo, y ha estado practicando otras cuantas muchas veces el decirle lo que quiere decirle, pero no entiende por qué no puede hacerlo.

Danger quiere despedirse de Frank. Está por debajo de sus intenciones el lastimarlo, realmente no quiere, pero está cansada. Ella ya no tiene un propósito en la vida, ese es su destino; ella acabaría ahí. Y va a concederle a Frank todos los abrazos que quiera, va a regalarle conversaciones a Vic, muchos chistes a un Matt que ya no es del todo amargado para con ella y le agradecería a Lindsey una última vez, porque ya simplemente no intentaría mantenerse con vida.

Sí, está siendo egoísta, pero no le importa porque se rehúsa a ser una carga para Frank ya sea dentro o fuera de ese lugar.

Así que lo abraza y no le dice nada hasta que él decide que es momento de adentrarse de nuevo a las acogedoras paredes si no querían enfermarse aun más, a lo que ella responde con una sonrisa lastimera y nada más.

Gerard habló con ella, muchas cosas que desearía contarle ahora mismo a Frank para que este estuviese tranquilo ya que, genuinamente, sí se encariñó con él. Frank también es importante para ella, pero confía en esas conversaciones que tuvo con el pelinegro alguna vez.

Ella le haría caso. Escucharía y tomaría en cuenta cada una de las palabras de Way que pudo captar al momento y lo llevaría a cabo; ella se iría, sin avisar.

Es por eso que cuando Frank duerme a su lado, ella besa su frente y le agradece en un susurro, yéndose de su habitación para encerrarse en la propia y respirar con presunto alivio.


—No todo está perdido, Frankie —piensa, cubriéndose con las sábanas hasta la nariz y cerrando los ojos—. Te lo prometo...


                                                                                                                       기대


Nota: No es el  mejor capítulo que he escrito pero creo que está bien. El final se acerca y yo sólo aviso ah. No me odien antes de eso, por favor (lo repetía mil veces ahre jahdaj)


Los tkm. Moni x.

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