Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

X

— ¿Con Gerard? ¿Me estás jodiendo? Frank, ¿sí sabes en dónde te estás metiendo?

Con fastidio, el avellana vuelve a rodar los ojos. Si lo hace muchas veces es posible que sus ojos queden en blanco permanentemente de tantas veces que Ray lo ha provocado a hacer tal expresión. Exhala.

— ¿Sí sabes en dónde tenemos meses metidos? —se acerca a susurrarle—. De aquí no hay salida, Ray. Y mejor baja la voz, que no estamos en un mercado para que estés parloteando como cotorra con gaguera.

Ésta vez es al latino al que le da por poner los ojos en blanco.

—Escúchame —dice bajando la voz, de cierto modo tiene razón, mientras menos llamen la atención en el campo de entrenamiento, mucho mejor—, Danger, está bien, Kellin y Vic, excelente, por mí no hay problema, ¿pero Gerard? ¡Yo ni siquiera sabía que eras gay como para que te dejaras follar por ese imbécil! Y además, creí que lo odiabas.

—No lo odio —desciende su mirada a las balas en su mano, Ray alza una ceja irónico—. Bien, bien, tampoco es mi persona favorita, pero... Me gusta, Ray.

—Supongo que tiene que tenerla grande como para que te haya hecho cambiar de equipo, ¿no?

—Ray —suspira viéndolo alejarse. Su amigo el puertorriqueño lo ignora, carga su arma y sacudiendo su cabeza en decepción comienza a practicar sus tiros junto al resto. Suspira resignado. No comprende el porqué de su cabreo, decidió confesarle algo como un verdadero mejor amigo pensando que él lo apoyaría y sólo le salió con regaños. Ni siquiera Danger que lo ha reprendido más de una vez en el tiempo que han estado ahí ha reaccionado de esa manera.

Pero no quiere creer que una niña de quince años resulta más confiable que la persona que ha estado con él desde el inicio y que posiblemente también estará con él hasta el final, porque si es sincero, mañana podría ser la última vez que lo vería y realmente no desea el terminar de esta manera para con él. Siempre ha sabido que no son malas personas, sólo han seguido malos pasos. Raymond no tiene la cabeza por las nubes, puede asegurar que sus pies están totalmente enterrados bajo tierra. Su mente no es cerrada y sabe que no le molesta el hecho de que tenga gustos diferentes, sino la persona por la cual ha mostrado interés en cuanto a esos "gustos diferentes".

— ¿En serio me vas a dar la espalda en esto? —murmura en su oído, el abundante castaño baja el arma, girándose pesadamente a él.

—No te estoy dando la espalda, estoy intentado adaptarme a la idea de lo idiota que eres. Sólo eso.

Da un respingón cuando dispara de improvisto. Presiona sus labios viendo a Danger a lo lejos, y alza una comisura cuando ve a Andy ayudándola a disparar en el blanco. Por otro lado está Gerard hablando con Mikey y Tré, se obliga a no prestarle atención.

— ¿Soy idiota porque me gusta un hombre siendo yo un hombre?

—Eres idiota por gustarte el imbécil de Gerard que, si bien lo contaste, te violó a unas semanas de llegar a acá.

—No me violó, yo me metí a su ducha y él decidió alejarme por las malas. ¿Acaso estás celoso?

Jadea bajando el arma, la descarga apuntándolo con el estuche de balas.

—Estoy intentado protegerte de ese hijo de puta, Frank. Te está utilizando. Fuera de toda esta mierda del secuestro y del juego y de que todos nos vamos a morir estando aquí, ¡está jugando contigo! Y tú nunca te has enamorado, nunca te ha gustado nadie realmente. Quizás lo que estás es desesperado por sexo y lo único que te quedó fue acostumbrarte a ser follado por él. ¿Por qué no le pediste sigilosamente a Lindsey acostarse contigo? ¿O a Frances? ¿O incluso Amy en su momento?

—P-pero, pero... ¡¿qué mierda, Ray?! ¿Estás escuchando la incoherencia que está saliendo de tu boca ahora mismo? Si no lo has notado, jamás he tenido interés por las mujeres tal como tú, ¿pero adivina qué? Resulta que llegué a un lugar, en ese lugar había un tipo, ese tipo me gustó, follamos, me gustó aún más, descubrí lo que soy y no sé qué hacer, por lo cual decidí recurrir a mi mejor amigo como en los viejos tiempos y ahora él me está jodiendo con una estupidez. No es tu mejor esfuerzo hasta ahora, Raymond.

El del afro suspira, viéndolo arrebatarle el arma de las manos junto al cartucho, Frank dispara un par de veces sintiendo el mango deslizarse entre sus manos. Detestaría por siempre el sentimiento de una pistola entre sus manos. Si antes sentía asco por sí mismo, ahora siente el triple de ello.

Ray decide quedarse callado, muchas veces el intentar hablar con Frank es como hablarle a una pared. Lo ha apoyado desde un principio porque Frank es de los tipos que lo merecen, más allá de todo lo material que han conseguido por ser "los mejores ladrones", está el lazo sentimental que los une. Se descarrilaron al llegar ahí y ahora han retomado esa confianza. Sabe que el tatuado no es estúpido, que sabe lo que hace y no se dejará llevar por algo como eso estando encerrado aquí. Pero no evita sentir recelo, conoce a su amigo, pero no conoce a Gerard, o a las personas de aquí.

—Estás arriesgándote —le murmura acercándose—. ¿Qué sabes tú si ese tipo está buscando la manera de despistarte para luego atacarte a ti o alguno de nosotros?

— ¿Por qué haría algo como eso?

—Porque cuando vea que caíste por él, va a manipularte, Frank. Querrá que hagas cualquier mierda por él y tú mismo vas a ver tu dignidad arrastrándose.

— ¿Por qué sólo piensas en lo negativo de la situación? Estoy intentando sacarle el lado bueno a las cosas antes de morir a manos de otro como yo, Ray. Por ahora no me siento tan imbécil como para "enamorarme" de él. Sólo me gusta. Tenemos sexo, y eso está bien. No puedo decir con exactitud que me gustan las mujeres-

—Pero sí puedes decir con exactitud que te gustan los hombres, ¿cierto? —interrumpe el latino fingiendo una sonrisa, tomando su pistola de vuelta. Frank debe ir a buscar otra. Se encoge de hombros.

—Hasta donde sé, él tiene pene, ¿no?

Ray presiona su mandíbula, descarga su arma y deja ambos objetos en la mesa a su lado. Hace tronar los dedos de sus manos mientras Frank lo mira, pero él sólo niega.

—He estado aquí todo el día. Mejor voy a descansar.

No puede detenerlo, tampoco le va a seguir insistiendo. No conseguirá nada de ser así. Danger llega a su lado después de un rato. Lo mira con fijeza que lo hace chasquear con fastidio.

— ¿Qué?

— ¿Por qué Ray está molesto?

El avellana suspira, negando con su cabeza. No dice nada. Está casi cien por ciento seguro de que Danger sabe qué es lo que ocurre, es una listilla de mierda. Quizás sólo tiene ganas de joderlo un buen rato porque las cosas han estado devastadoramente aburridas las últimas semanas, y es él con el único que puede contar además de Rafael. No ve el porqué de no joderlo un poco. La castaña sonríe vacilante, ojeando el armamento en la mesa. Sí, definitivamente tiene ganas de joderlo.

—No está molesto.

— ¿En serio? El lenguaje corporal es fuerte en ocasiones, ¿sabes? —lo hace suspirar con resignación de nuevo—. ¿Qué pasó?

—Es ridículo, Dang. Me siento un imbécil. No es como un jodido ladrón debe sentirse, yo no me siento así, no es lo mío.

—No te comportes como si fueses negro porque pareces familia de Eminem y dime de qué demonios estaban hablando, ¿quieres?

Presiona sus labios ante la elección de palabras de la chica, ella sonríe. Es el don que tiene, alejarlo del resto de sus pensamientos negativos. No sabe qué sería de él en ese lugar de no ser por Danger. Su vista se gira al frente, teniendo un plano completo del pelirrojo practicando defensas con Mikey y siendo guiados por Billie. Danger se cruza de brazos, apoyándose en la mesa frente a él y obligándolo a hacer contacto visual con ella.

—Me jode tener la oportunidad de sentir algo más por Gerard. Es irónico. Nunca hablamos, siempre que lo hacemos discutimos, no me busca para otra cosa que no sea... Para eso, y me detesta por colmarle la paciencia. Y Ray cree que me está utilizando, y que quiere manipularme.

—Mierda... —silba la castaña, viendo cómo el avellana desciende su mirada apenado. No le había visto tal faceta. Frank no suele lucir apenado por nada—. Sí, tenías razón, es ridículo, mucho más si sale de ti —el tatuado asiente obvio, la hace reír—. Frank, no sé si lo has notado, pero la actitud de Gerard cambió mucho desde la vez que lo salvaste de caer en ese abismo.

¿Salvarlo? ¡Danger lo salvó! ¡De ser por él, ahora mismo su nombre estaría apagado del jodido tablero!

—No lo comprendo, Danger. Tú me hiciste salvarlo, es por ti. No por eso me toma en cuenta.

— ¿Por qué esperas tanto de Gerard, Frank? Estás cometiendo un error. Está bien que... esperes algo de él, sólo... no esperes demasiado. Le estás exigiendo lo que no puede simplemente dar. Y tu problema es que nunca te has sentido igual por nadie más, entonces estás alarmado. Es normal.

El tatuado frunce su ceño, viéndola encogerse de hombros y restándole interés al asunto. Muchas veces se ha preguntado si Danger tiene la edad que tiene, o si vivió otra vida o si en verdad solía robar para poder sobrevivir. Sabe muchas cosas que a él a duras penas le han cruzado la mente y analiza con precisión situaciones, como si tuviese todo el tiempo del mundo. O como si fuese la persona más paciente cuando realmente sólo está sumida en su cabeza la mayor parte del tiempo, divagando entre los escombros de su conciencia. Resulta fascinante.

»Gerard es una careta. Utiliza capa tras capa para ocultar lo que es. Tú no puedes llegar y hacerlo cambiar con unas cuantas palabras. Es jodido de estar aquí, y si supieras que lo tienes mucho más fácil de lo que piensas, porque de estar afuera hay tantas posibilidades de lo que podría hacer contra ti que no te alcanzaría la mente para pensar en todas. Comenzando por la homosexualidad.

— ¿Homosexualidad, Danger?

—Sí —encoge un hombro con simpleza, Frank jadea—, tú no eras necesariamente gay antes de entrar aquí y meterte a su ducha. Suena estúpido si lo ves desde esa perspectiva, pero viéndolo desde otra, en algún momento debías descubrir tu orientación, ¿no crees? El momento se dio de esa forma. No puedes hacer nada al respecto. Él está cegado y debes aceptarlo, o al menos no intentes hacerlo cambiar de parecer de un día para otro. Así no es como las flores crecen.

Con un guiño de ojo la castaña se aleja, dejándolo pendiendo de un hilo. Al parecer ese día todos tenían la tendencia de decirle las cosas y luego irse sin más, no se quedaría atrás. La sala de entrenamiento comienza a quedarse vacía, la cena está lista y a su estómago no le apetece. Pasando de largo la mesa del comedor se dirige a la azotea, llama la atención pero no le importa. La noche es fría y es cuando más quisiera saber en qué época del año están. Si aún no están a mediados de junio, o si septiembre se acerca, o si navidad se acerca. Descontando su cumpleaños, Halloween dejó de ser divertido hace mucho, se arrepiente se haberse tatuado la bendita palabra en sus dedos. Todos los niños eran unos idiotas y detestaba cuando Linda lo obligaba a salir. Siempre poniéndolo en contra de todo lo que quería hacer.

—Ten —una mano le extiende una vianda. Con una ceja alzada su mirada recorre primero el envase, luego la mano y el brazo que lo sostiene y más allá, el rostro de Gerard luce obscuro y bastante pálido. Titubeando toma la vianda con comida, le extiende luego una chaqueta—. Y esto también. Hace semanas que hace un frío de mierda. No sé cómo puedes subir aquí sin abrigarte.

— ¿Por qué me traes esto? —pregunta viéndolo sentarse a su lado en la cornisa. Gerard suspira, con la mirada le dice que se coloque la chaqueta, y le hace caso. Piensa en las palabras de Ray, ¿Gerard en serio piensa en manipularlo?

—Cortesía de Danger. Sabe que eres un cabeza dura pero que de alguna manera necesitas protección.

—Para Danger todos necesitamos protección.

—Mentira no es —se encoge de hombros. El avellana mira vacilante a su vianda, realmente no tiene apetito, quiere decírselo pero no es importante, sólo callan mirando al cielo oscuro—. ¿La has notado diferente? ¿A Danger?

—La he notado igual que siempre, Gerard.

—Lo digo porque los vi hablando-

— ¿Es en serio? —suelta una risa—. ¿Ahora de verdad eres tú el que me mira?

—Pensé que te había dicho que Billie se disculpó con ella —completa ignorando las previas palabras del tatuado. Frank frunce su ceño—. No supo cómo reaccionar al momento, pero se lo tomó bien. Es increíble el peso que bajó de sus hombros.

— ¿Cuándo se disculpó?

—Cuando estábamos entrenando, Frank. También la he visto rondando la habitación del tipo del otro grupo. Parece que se preocupa por él.

—Cuando matas a una persona y quedas con culpa, tiendes a preocuparte por las demás personas así algo de esa pena se camufla, ¿sabes?

Hacen contacto visual por primera vez en semanas. Sus ojos resultan más verdes y brillosos estando a tal cercanía, quisiera poder iluminar toda la ciudad sólo para verlos tornarse a un tono más claro. Tiene conocimiento de que eso se puede.

Su mirada no le transmite más que pura ironía.

— ¿Piensas que nunca he matado a alguien?

Frank se lo piensa. No luce como un asesino, Gerard puede decir muchas cosas y amenazar de mil y un formas, es consciente de eso; pero si lo ve por la calle, no pensaría en que ha matado a alguien. Y entonces cae en cuenta: Danger tampoco luce como una asesina, y ha llorado en unas semanas más de lo que ha reído en quince años por haberle arrebatado la vida a una persona, sin importar que esta fuese inocente o no.

Desciende su mirada abatido.

— ¿Sabes lo que es tener que quitarse sangre ajena de las manos?

Gerard suspira.

—Nunca he matado a alguien, Frank. ¿Qué he visto a personas morir frente a mí? Toneladas de veces. DD lo requería.

—DD son un imbéciles que se alimentaban de nuestro trabajo, Gerard. Nos hacían mirarlo, así no debíamos sufrirlo. Tú nunca has matado a nadie porque no has querido, pero no porque no has podido.

—Mikey sí lo hizo.

Sus cejas se levantan ante la confesión del ojiverde.

— ¿Es por eso que siempre luce como un muerto viviente?

Para su sorpresa, él se ríe. Pero no es una risa sarcástica, es una risa real, como cuando dices algo gracioso y una persona se ríe. Lo ha hecho reír de verdad.

—Mikey siempre ha lucido así. Si lo dices porque siempre anda amargado y sin sonreí, es porque así es él. Pero tampoco voy a mentir, eso ha influenciado bastante en su forma de ser.

— ¿Y cómo es que tú eres un rayo de luz mientras que él es un amargado de mierda?

—Primero idiota incompetente y ahora rayo de luz. Otro más y juro golpearte. ¿Cuál es tu jodido apellido?

Frank ríe negando con su cabeza, dejando a su dentadura relucir y a sus hombros encogerse. Gerard espera por una respuesta.

—Iero.

— ¿Iero? ¿Frank Iero? —él asiente—. Y creía que mi nombre era una mierda. Bien, Iero, Ray tiene razón cuando dice que tengas cuidado en donde puedes meterte. Estoy seguro de que no lo dice como una exageración, sino sólo la realidad. Y Danger también tuvo razón.

— ¡¿Escuchaste las conversaciones?! ¡¿Acaso estás-?!

—Joder, eres tan malditamente terco. ¿De verdad quieres empeñarte en mí, Frank?

—Mierda, ¡esas conversaciones eran privadas, tú no tenías ningún derecho a irrumpir en ellas!

—Ambas conversaciones me involucraban, así que sí, tenía derecho a "irrumpir". Mi buen oído debe servir para algo.

—Eres una completa mierda... —masculla entre dientes levantándose del suelo, escucha al pelirrojo chasquear fastidiado con su lengua, pronto está de pie junto a él—. ¿Cuál es tu jodido apellido?

—Way —suspira.

—Muy bien, Way, te voy a decir algo, y espero que me escuches bien porque lo voy a decir una sola vez: si me gustas o no es mi maldito problema. Si me enamoro de ti es mi maldito jodido problema, y tú no vas a poder cambiarlo. Llámame todo lo que tú quieras, me da igual. Estar encerrado aquí: me da igual. Estar pisoteando y estrangulando mi dignidad: me da igual. La posibilidad de morir mañana, ¡jodidamente todo me da igual! ¿Y sabes algo? Tú no me mandas. Así que si me enamoro de ti, mejor prepárate, porque voy a ir con todo. Y tú no vas a poder cambiarlo.

Cuando llega su momento de decir las cosas y luego irse sin más, lo hace con su mentón en alto y el orgullo desbordándose de sus poros. Siente un leve peso bajarle de encima y encontrándose a Danger subiendo las escaleras hacia su celda decide ir a abrazarla. La chica titubea en cuanto al apretón, nunca había recibido esa muestra de afecto de su parte, pero mejor no desperdiciar la oportunidad de presenciar a Frank luciendo netamente satisfecho con lo que sea que haya hecho.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro