IV
Todo afuera es oscuro y a duras penas logra ver. Primera misión y tendría que ir casi a ciegas. A este punto ni siquiera el estar junto a Ray le hace sentir seguro. Billie no ha dado órdenes de salir a ninguna parte, así que sólo deben quedarse en el portón que, una vez se abra, ellos deben salir corriendo hacia los autos. No lleva nada encima, pero por los que sí sabe que el armamento es pesado. Observa el dispositivo luminoso en su muñeca, ha notado que todos tienen un color diferente. Por ejemplo, él y Ray tienen el color verde, es el mismo color que aparece en el tablero a un lado del portón junto a sus nombres, al fondo del lugar. Al salir de ahí está la mesa en el centro y alrededor las escaleras que dan a las diferentes celdas. Celdas que no puede llamar habitaciones porque son realmente celdas, sólo que pueden salir de ellas cuando les venga en gana.
Estar en este lugar no tiene mucha lógica. Eres libre, más aun así sigues capturado y obligado a hacer cosas para salvar tu vida. El jodido juego no tiene sentido, y de todas formas no se encuentra los huevos como para llevarle la contraria a los tipos de Pasamontañas, que según comentó Billie, esa primera vez que los vieron, fue la primera y la última. No los verían de nuevo. Y él sigue jodidamente confundido, porque no le haya lógica al estar encerrado ahí. Claro que ellos siguen observándolos, no ha visto cámaras, pero no es idiota. Llegará un momento en donde todos van a sufrir, y eso será divertido para ellos.
No está seguro de poder llamar a eso un juego.
Rafael está parado frente a él, también ojeando el brazalete en su muñeca con un punto de luz púrpura y esperando al igual que todos alguna señal para poder salir. Dejó a Danger en su respectiva celda, siendo que al fin y al cabo el tatuado no pudo hacer nada para hacer que ella pudiese ir con ellos a la misión. Una pequeña parte de Frank insiste en que Danger es más de lo que se pinta, es cierto que nunca quiso demostrar ninguna destreza, pero esa pequeña parte sigue insistiendo en que puede derribarlos a todos en un santiamén. Su lema es "nunca juzgar un libro por su portada", y Danger tiene todas las de llevar.
Intentó hablarle nuevamente, ella lo ignoró, apartándose de ellos cuando estaban preparándose. Vic lo vio, le sonrió y palmeó su hombro tras decirle que había hecho un buen intento por querer sacarle palabras hasta ahora, pero que realmente sería mejor si dejara de ejercer tanta presión sobre ella. Probablemente lo tome en cuenta.
El portón se abre y el grito de Billie indicándoles que salgan resuena por todo el gran pasillo. Deben tomar autos, Brendon le lanza una de las armas. Sigue sintiéndose rústico y desagradable, pero debe tomarla, entonces sube de copiloto a un lado de él en uno de los cuantos autos. El espacio es vacío y enorme, con claridad para lo que se veía desde los adentros del lugar. Han ingresado ventanas la noche anterior mientras todos dormían, los Pasamontañas son rápidos con lo que hacen. Siquiera les han permitido ver la luz del exterior.
Peter y Kellin van en la parte trasera, al parecer Brendon ha tomado la estrategia de lo que hay que hacer. Frank sólo siente que debe disparar a un montón de personas y desactivar unas cuantas bombas. Tré explicó por parte de Billie que no sólo eran ellos. Más ladrones fueron capturados al mismo tiempo que ellos de una parte diferente, que fueron los mismos tipos con los Pasamontañas y que son contra cualquiera de los otros que deben enfrentarse. En pocas palabras: no deben dejar a los del otro bando ganar. Es cuando el juego ciertamente comienza a tomar sentido.
Pero para Frank sigue siendo la misma basura, y está seguro de que para el resto de ellos también.
Baja cuando Brendon baja y sigue hacia donde indica, no pasa mucho para que el mar de disparos comience a escucharse. Un tipo con gran barba se acerca a él a fuertes zancadas, el tatuado toma ventaja de la poca luz y de lo único que se ha aprovechado desde que comenzó a robar junto a Ray: su pequeñez. Fácilmente lo ataca por la espalda, aun si ha escuchado que atacar por la espalda es de cobardes, si resulta lo más conveniente, entonces así sería.
Lo empuja y eventualmente pierde de vista al barbudo, no tuvo que utilizar ninguna clase de ataque letal, él sólo... desapareció. Frank mira a los lados buscando por ayuda, oye a Hayley llamar su nombre, está siendo ahorcada por otra chica de cuerpo corpulento. Corre hacia ella, golpeando con su brazo el costado de la mujer desconocida, a partir de ahí Hayley es la que se encarga, y tras una gran nube de humo ellos deben salir corriendo. Una de las bombas ha estallado y todo particularmente se nubla. Por lo bajo la teñida le agradece, puede ver lágrimas en sus ojos que desaparece casi enseguida.
Entonces ella apunta a sus espaldas, los ojos de Frank se abren de par en par al observar detrás de él. Gerard está sumido en una gran pelea con un tipo el doble de alto que él, y claramente aquel está tomando toda la ventaja. Por encima de su cabeza saltan escombros, no creyó que todo fuese a ocurrir tan rápido. Esto es más que sólo un juego, hablamos de guerra. ¿Es que todos los del otro bando tienen descendencia de luchador libre? Son jodidamente altos y corpulentos en comparación a ellos.
Más disparos que suenan al aire, el calor del fuego lo abraza y tira del brazo de Hayley aun a su lado que se rehúsa a ir a sacar al pelirrojo de la gran pelea que está teniendo. Desiste en dejarla en su escondite bajo las grandes masas de humo. Gerard podrá caerle de la mismísima mierda, pero es su trabajo el no dejar a ninguno de los de su lado morir. Mucho menos a manos de los otros.
De la cubierta de uno de los autos salta hacia ellos, clavando una de las navajas en el brazo del tipo, éste enseguida suelta al pelirrojo que queda tendido en el suelo, escupe sangre y su mano va a parar a su estómago. Poco más allá, es él quien acaba en el suelo y juntando todas sus fuerzas logra defenderse y hacer al robusto tipo a un lado, se escabulle y tras tomar una de las granadas del cinturón de Gerard, tira del pestillo y lo lanza en dirección contraria a ellos.
A tiempo récord logra levantarse del suelo y ayudar a Gerard a levantarse también, pasando su brazo por su hombro y arrastrándose a ambos fuera de ahí. Los gritos de Billie pidiendo a todos regresar a los autos se escuchan lejos pero logra percibirlos, va corriendo hacia dónde está Brendon, Kellin ayuda a meter a Gerard en la parte trasera del vehículo, se aseguran de que todos los autos con los que han ido siguen la misma trayectoria y así mismo su auto avanza, dejando todo atrás.
Sin embargo, voltea en el momento justo para verlo todo volar en llamas.
*
El llanto inconsolable de Lindsey se oye por todo el lugar, con suerte han logrado alejarla del portón y conseguido llevarla hasta su celda, pero a pesar de que entre Amy y Frances intentan darle su espacio, la chica está completamente destrozada. Todos están reunidos en la mesa del comedor, evitando cruzar palabras, o siquiera miradas. Billie tiene su cabeza entre sus manos, negando. No ha dicho nada y Frank teme que en cualquier momento estalle en furia. Su cabeza duele, Ray no le ha dirigido la palabra desde que llegaron y él tampoco piensa hacerlo.
Incluso Danger ha bajado y recibido a Rafael con un abrazo, probablemente alegando lo preocupada que estuvo y que está feliz de que haya regresado. Michael, el hermano de Gerard, también tiene su vista en los dedos de sus manos, y se estremece cuando el sollozo de Lindsey vuelve a resonar, pero su mandíbula no deja de estar presionada. Por parte de su hermano, está cabreado con él, y no hace falta que se lo diga.
—Sólo tenían un jodido trabajo —murmura Billie—. Uno.
—Se perdió de nuestra vista, Billie —ladea Tré—. No fue nuestra culpa.
— ¿Qué parte de que todos debían estar unidos no entendieron? —pregunta el pelinegro en la misma calma, quizás no estallaría, quizás sólo hablaría cruelmente en tono moderado y luego se iría cual siempre, y eso en opinión de Frank, es mucho peor que gritar con toda la furia existente—. Unidos, unidos. Nada más, nada menos.
—No la vi —niega Dallon tras suspirar—. Me atacaron y me defendí. De haberla visto la hubiese rescatado, ayudado, lo que sea. Hubiese estado ahí.
—Supongo que la buena parte es que aún no hay obstáculo por resolver, ¿cierto? —Vic alza sus cejas, puede ver a Kellin cerrar sus ojos con paciencia y luego meter su rostro entre sus manos—. Así que no hay obstáculo por cambiar.
Matt entrecierra los ojos con ironía, tomando la reacción que según él debería tomar Billie.
— ¿Y en dónde coño has estado tú los últimos días, imbécil? —espeta el rubio—. ¿Es que no viste la cantidad de dígitos que debíamos descifrar? ¿O estás enfermo de la cabeza que no-?
—Una palabra más —Billie golpea la mesa con sus palmas, pero su tono no se eleva—. Una palabra más, y lo van a lamentar. Lindsey va a estar bien. Averiguaré cuál es el siguiente obstáculo, mañana en la mañana los quiero a todos aquí, entrenaremos. Para ver si se les mete de una puta vez a la cabeza el concepto de estar unidos.
Vuelve a irse, y Tré les dedica una mirada de compasión, algo como una disculpa por parte de su compañero a pesar de que luce como alguien que podría partirte el cuello si así quisiese, entonces se va a atrás de él. Frank suspira pesadamente, descendiendo su vista hasta sus manos tintadas.
Es así como honran la muerte de Hayley. Con ellos reunidos alrededor de una mesa oxidada, el llanto de la única persona que tenía consigo y apagando la luz naranja de un jodido tablero con su nombre. No hay palabras, no hay sentimientos por parte de nadie que no sea su amiga la pelinegra, a duras penas hay un silencio, y es porque de por sí ninguno se habla con el otro. El avellana se siente culpable. Ha lanzado una granada a la suerte, sin saber hacia dónde ha caído, junto a las demás explosiones que aseguraron llevarse la vida de la muchacha. Pero él pudo haberla sacado de ahí, y sin embargo decidió salvarle la vida a Gerard que probablemente no lo merecía.
Y se siente indignado ante ese simple hecho.
—Es tu culpa —se oye gruñir a sus espaldas. No se molesta en dar la vuelta, sabe que Gerard se refiere a él—. Tú, imbécil —la pesada mano del pelirrojo va a caer a su hombro, donde empuña su chaqueta haciendo que se levante de la mesa y lo mire a la cara. Frank presiona su mandíbula, y ante el repentino acto del pálido hombre, por instinto su hermano y Ray se levantan de la mesa—. Te hablé a ti. Es tu jodida culpa.
— ¿Mi culpa? —ladea con ironía—. ¿Tú viste que yo la maté, acaso?
—Pudiste haberla salvado a ella —con fuerza lo empuja desde su pecho. Frank presiona más la mandíbula. No va a rebajarse a su nivel, no lo va a golpear, pero bien que podría—. Pero decidiste salvarme a mí, ¿verdad?
El tatuado bufa, frunciendo el ceño.
— ¿No deberías estar más bien agradecido de que te salvé el puto culo cuando pude haberla salvado a ella?
—Frank, ¿tú estabas ahí? —pregunta Andrew cruzándose de brazos. Frank titubea.
—Una mujer la estaba ahorcando y la ayudé a salir de ahí, pero luego algo explotó y corrimos lejos. Estaba asustada y se escondió, apuntó a Gerard y quise llevarla conmigo para que me ayudara a sacarlo de ahí, pero ella no quiso ir conmigo. Y tú, imbécil —hace énfasis apuntando al pelirrojo—, ¡nos convenía el que no murieras, ¿sabes?! ¡Tienes a tu jodido hermano aquí!
— ¡Eso no es tu problema! ¡Yo estaba bien! ¡Dejaste que Hayley muriera!
—Oh, sí —ríe el tatuado—, tú estabas bien, ¡bien jodido! ¡Porque escupías hasta sangre! Un "gracias por salvarme de estallar en mil pedazos" nunca viene de más, ¿sabes?
— ¡No necesitaba que nadie me salvara, y menos tú!
— ¡Basta! —Kellin golpea la mesa—. Lindsey se está descomponiendo allá arriba, es sólo por si no lo sabían. Necesitan arreglar sus cosas en otro lugar, pero mientras estén aquí al menos respeten el jodido luto de otra persona, ¿quieren? Pudieron haber sido ustedes o cualquiera de nosotros, ya no jodan.
Vuelven a callar, aun así Gerard no quita su mirada de desprecio por el avellana. Frank sacude la cabeza, insólito. Las personas en este lugar están dementes. Por primera vez intenta hacer algo considerable, y termina siendo denigrado por un tipo que tiene problemas hasta consigo mismo. Nuevamente, primera y última vez que intenta hacer algo por alguna de éstas personas. Simplemente no hay caso.
Gerard se va siendo ayudado por Michael, el resto de personas no prestan más atención y deja de interesarle absolutamente todo. Ya ni Ray le dirige la palabra y se siente desintegrado, y todavía más solo de lo que de por sí se sentía cuando el puertorriqueño estaba junto a él día, tarde y noche. No quiere culparlo. Estar aquí es un infierno, incluso si tiene la libertad de rondar el sitio siempre que quiera. El sólo estar encerrado le remueve la conciencia y no puede hacer nada al respecto.
El cielo está bastante nublado para ser de noche, termina sentado en la cornisa del gran edificio. Una de las escaleras lo han llevado ahí en su vagancia y el aire frío le ayuda a aclarar su mente. No piensa en saltar del edificio, no tendría caso. Suicidarse no es una opción porque regresaría al borde la cornisa, tal como los Pasamontañas explicaron. Ya no tiene ganas de llevarle la contraria a ninguno de ellos, así que no lo hará.
—No fue tu culpa.
Da un respingón ante la desconocida voz, sus cejas se alzan a ver a Danger sentarse a su lado. La chica suspira sin mirarlo. Frank pestañea un par de veces antes de exhalar, bajar sus hombros y sonreír de lado.
»Tú sólo quisiste ayudar.
—Eso quise —asiente el avellana—, pero al parecer no fue suficiente.
—Para él nada parece suficiente —vuelve a murmurar ella, entonces quedan en silencio. El tatuado no va a presionarla, no le hará ninguna referencia a que por fin se le ha ocurrido hablarle, sería incómodo no sólo para ella sino que para él también. Tal como su rostro, su voz también es dulce. Suena como un aura inocente atrapada en una jaula. Frank siente pena ajena. Ella no debería estar aquí.
— ¿Te puedo hacer una pregunta? —dice temeroso—. Y no, esa no cuenta —ella entrecierra sus ojos, vuelve a suspirar, pero le asiente—. ¿Cómo fue que tú y Rafael terminaron aquí? Me refiero a que..., sí, robaron, como cada uno, pero eres joven. No... no tiene sentido para mí.
Danger sonríe sin mostrar su dentadura, una sonrisa triste. La sincera intriga del tatuado le agrada, ella también se pregunta cómo siendo y luciendo tan peligroso, pueda preocuparse por alguien como ella.
—Corríamos. Se acabó el camino. Ellos llegaron. Aquí estamos.
Frank asiente sorprendido por lo sencillo que eso ha sonado. Más fácil de lo que parece. La curiosidad le sigue invadiendo.
— ¿Qué robaban?
Danger ríe por lo bajo, él frunce el ceño.
—Comida, más que todo. Padre e hija, adoptivos. Tengo hermanos. Soy la mayor —suspira la castaña—. Si tengo oportunidad... quizás te cuente luego. Una pregunta.
El avellana asiente atento.
» ¿Te gusta Gerard?
Las cejas del tatuado suben casi tocando el nacimiento de su cabello antes de lanzar una sonora y sincera carcajada, pero se detiene al ver que Danger no ríe del todo, tiene una ceja alzada.
—Oh... —sus comisuras bajan, dejando sólo una sonrisa vacilante—, vas en serio... —ella asiente, es cuando suelta una risa burlista—. Dang, ¿viste lo que pasó hace un rato? Me quería matar porque no lo dejé morir. El tipo está loco, y no lo había pensado en lo absoluto. ¿De dónde sacaste algo como eso?
Ella se encoje de hombros.
—Te he visto mirarlo.
— ¿Con desprecio? Porque puedo jurar que de la única manera en la que he podido mirarlo es con desprecio. Desde que desperté aquí a los dos días, que me golpeó, desde ese momento le tengo rencor. No lo odio, pero tampoco es mi persona favorita en este lugar. Puede ser bastante impertinente con algunas palabras.
—Rencor es una palabra fuerte. Sólo no actúa bien. Todos detestamos estar aquí, no se lo ha tomado bien, nunca se lo tomará. Prefería morir que a seguir aquí. Está perdido, pero seguro te gustaría molestarlo.
— ¿Por qué me gustaría molestarlo?
—Porque luces como alguien a quien le gusta molestar a las personas.
En su voz no hay un ápice de diversión, es realmente seria. Si pone un cigarro entre sus manos puede lucir como Kurt Cobain en sus buenos momentos. Tranquila, pero con mucha mierda yendo en su vida. Frank sonríe.
—No parece mala idea —encoje su hombro—. Si quiero morir a manos de un imbécil, claro está.
—No puede hacerte nada. Y éste lugar necesita más alegría. Aquí todos vamos a morir, ¿sabes? No hay tiempo. Si no es aquí, ¿en dónde más entonces?
— ¿Realmente quieres que moleste a Gerard? —el tatuado ríe entre dientes. Si lo piensa bien, Gerard enojado le hace algo de gracia. Lo cual es particularmente siempre, así que internamente, muy en lo profundo, siempre anda riéndose del pelirrojo. Pero otras veces acaba por cabrearlo y su propio enojo prevalece. Aun así no quiere echar atrás su avance con Danger, tampoco se ve el momento de preguntarle verdadero su nombre. Después, quizás.
—Es atractivo. ¿No te gustaría? —frunce girando a verlo, y ésta vez sonríe—. No estás en contra de los homosexuales, ¿o sí?
—Para nada, pero estoy muy lejos de Gerard, Danger. Tomaré en cuenta el molestarlo, sería divertido y quizás pueda traerle algo de... alegría al lugar, como dices —suspira—. ¿No tienes sueño?
—Una semana sin poder dormir. Una noche más es nada. Si quieres baja, yo bajo luego.
Él suspira, asintiendo. Pocas palabras con mucho significado. Tendría que acostumbrarse. Se levanta con cuidado y a pasos lentos se aproxima a la escalera. Se detiene al comienzo.
—Danger —llama, ella gira levemente—. ¿Te gusta que te digan así?
Ella vuelve a sonreír antes de asentir, Frank le regresa la sonrisa y ésta se mantiene hasta llegar a su celda. Ray está dormido y observa a Gerard mirar por su ventana dándole la espalda, se va antes de que pueda percatarse de él. Suspira sentándose en su colchón, sería una larga noche. Pero de por sí ya no se sentiría solo, Danger le ha dado algo de esperanza.
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